lunes, 28 de septiembre de 2015

Politólogo español: ‘Hay caldo de cultivo para otra Primavera Árabe’

POR VÍCTOR HUGO MURILLO S. / vhmurillo@nacion.com 
No cuajó en la primera ocasión por varios factores: inexperiencia de sus líderes, capacidad de reacción de los regímenes cuestionados y falta de un decidido apoyo internacional, sobre todo por parte de Occidente.
Pero la Primavera Árabe no murió del todo, si bien “todas aquellas esperanzas que generó se han convertido, en muchos casos, en transiciones frustradas hacia la democracia”.
Habla Ignacio Álvarez-Ossorio, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante y experto en asuntos del Oriente Medio.
El especialista, quien suele tratar esos temas en las páginas del diario español El País , hizo la advertencia de que el fracaso de la Primavera Árabe no implica que hayan desaparecido las causas que la provocaron. “El caldo de cultivo sigue estando presente; el gran problema es cuándo llegará el momento para una segunda ola revolucionaria”
Álvarez estuvo en Costa Rica entre el 7 y el 11 de setiembre, invitado por el Centro de Estudios de Medio Oriente y África del Norte (Cemoan) , adscrito a la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional (UNA).
Cinco años después del surgimiento de la Primavera Árabe, ¿cuál es su balance del panorama en el Oriente Medio?
El balance es, en términos generales, negativo pues todas aquellas esperanzas que generó la Primavera Árabe se han convertido, en muchos casos, en transiciones frustradas hacia la democracia. Solo en el caso de Túnez podemos hablar de una transición exitosa. En cambio, en el caso de Egipto tenemos un retorno al autoritarismo y otros países han caído inmersos en guerras civiles, con lo cual esas reivindicaciones de la población –pan, libertad y justicia social– no se han alcanzado y siguen siendo una asignatura pendiente”.
¿Por qué, salvo el caso aislado de Túnez, fracasó? ¿Hubo falta de capacidad de los promotores o es que la propia estructura político-institucional de los Estados la hizo imposible?
Las razones son múltiples. Una es la falta de tradición democrática de esos países; la mayor parte han sido regidos por gobiernos autoritarios. Entonces, no hay tradición de diálogo entre las fuerzas políticas, predomina la dinámica autoritaria.
”Por otra parte, todo el mundo sabía que el gran beneficiado de las revueltas árabes y en las elecciones inminentes iban a ser los movimientos islamistas, que son los que gozan de mayor implantación y han sido tolerados en algunos países, lo que les ha permitido dotarse de una infraestructura básica, con lo cual tenían un mejor posicionamiento para que una vez que se convocaran elecciones, imponerse.
”Muchos de estos movimientos pecan también de dinámicas autoritarias, de falta de diálogo con otros grupos. Por tanto, gobernaban solo para sus votantes. Esto hizo que poco a poco creciera la oposición.
”Otro elemento clave es la desorganización de los movimientos revolucionarios; muchos de quienes tuvieron una actuación destacada en las movilizaciones no supieron organizarse para concurrir a las elecciones. Faltó un liderazgo efectivo que aglutinara las principales demandas de los movimientos ciudadanos.
”En la mayoría de los casos eran revueltas urbanas y en muchos de esos países, como Egipto, el 50% de la población no es urbana, sino rural. No tenían presencia en este ámbito. Faltó capacidad para crear partidos nacionales.
”El otro elemento, quizás el más importante, fue la labor de los sectores contrarrevolucionarios. Había muchos interesados en que la transición hacia la democracia fracasara: la vieja guardia, los partidos oficialistas, las élites económicas, los militares”.
”Se jugaban mucho, tenían mucho qué perder e incluso concertaron alianzas con actores regionales para hacer que estos movimientos democráticos fracasaran”.
Dada esa experiencia, ¿es posible imaginar una próxima Primavera Árabe?
Han transcurrido ya cinco años desde las primeras manifestaciones, primero en Túnez y luego en Egipto, pero, cuando uno ve las demandas de dignidad, pan, libertad y justicia social, es obvio que se ha conseguido muy poco. En la mayoría de países se eliminó al gobernante de turno, pero no se destruyó el régimen.
”Entonces, existen las mismas razones para el malestar; hay en muchos países una juventud abandonada a su suerte que enfrenta tasas de desempleo que en muchos casos superan el 50% y en los países árabes los jóvenes son las dos terceras partes de la población. Existe también el control del Estado por unas élites gerontocráticas que llevan perpetuándose en el poder desde hace décadas.
”Las mismas causas para el descontento existen; otra cosa es que este sea el momento oportuno para reivindicarlas. Sigue habiendo regímenes que han restaurado el autoritarismo, han perseguido las libertades y han encarcelado a los disidentes. El caldo de cultivo sigue estando presente; el gran problema es cuándo llegará el momento para una segunda ola revolucionaria. Habrá que esperar probablemente años”.
En el caso de la guerra en Siria, usted advertía meses atrás sobre la complejidad de este conflicto y de la búsqueda de una solución. ¿Cuánto puede hacer la comunidad internacional para tratar de encontrar una salida? Más aún, ¿es posible esta salida con la presencia de actores tan heterodoxos como el Estado Islámico (EI)?
Hoy por hoy, la situación es extremadamente complicada. Hay mucho más actores implicados que en los inicios de la revuelta. Ya no son dos bandos enfrentados, como al comienzo, sino una situación más compleja debido, en gran parte a la participación de actores extranjeros, como Irán y Arabia Saudí, que han movilizado sus peones en el conflicto , lo cual ha intensificado el sectarismo político-religioso.
”Le debemos agregar la presencia de grupos como el Estado Islámico y el Frente Al-Nusra y las unidades kurdas. Hay muchas más fuerzas diferentes, lo cual dificulta la intervención de la comunidad internacional.
”Muchos de esos grupos se han consolidado y se ha creado el fenómeno de los señores de la guerra, que no están dispuestos a negociar ni a renunciar a cuotas de poder.
”Sin embargo, sigue siendo válida la solución diplomática; una opción militar lo único que haría es agravar la situación.
”El principal obstáculo sigue siendo (el presidente) Bashar al-Asad, dirigente que tiene las manos manchadas de sangre y que no puede ser rehabilitado por su involucramiento en crímenes contra la humanidad. Es parte del problema, no de la solución.
”Otro factor es la presencia del EI. Occidente no dialoga con grupos terroristas y muchos menos con el EI. Si el EI ha llegado hasta donde está fue porque al-Asad lo toleró y le permitió irse implantando mientras él concentraba sus ataque sobre la oposición moderada. Nunca había atacado al EI hasta hace poco.
”Hay un elemento clave: la división de las fuerzas opositoras, fragmentadas. Cada una obedece las consignas de sus patrocinadores exteriores. En muchos casos, su margen de maniobra está limitado por las agendas de las potencias regionales (petromonarquías del Golfo y Turquía) que los financian y les dan ayuda económica y militar”.
www.lanacion.com de Costa Rica

viernes, 18 de septiembre de 2015

Los refugiados vienen y las armas de la UE y EEUU van

Tanto la UE como EEUU venden armas a países implicados en la guerra de Siria
EEUU acaba de cerrar la venta de otros 1.000 millones en material bélico a Arabia Saudí, que facilita armas a yihadistas en Siria y bombardea Yemen. Washington ha matado en Yemen a más civiles que Al-Qaeda, según la ONU.
La responsabilidad de Occidente en los conflictos de Oriente Medio es indudable. Pero ante ello la UE, en vez de suspender su venta de armas, se limita a organizar una especie de subasta de refugiados.
Algunos porqués de la crisis de los refugiados en Europa: el papel de Turquía


Dos niños sirios en el punto de recepción de Roszke, en Hungría, a un kilómetro de la frontera con Serbia / Olga Rodríguez
Tanto la Unión Europea como Estados Unidos venden armas -y muchas- a países implicados en la guerra de Siria, y sus ejércitos han estado involucrados tanto en Irak como en territorio sirio. Francia, Reino Unido y Estados Unidos han suministrado armamento a diversos grupos que luchan contra el régimen de Bachar al Assad. Y Estados Unidos, a través de la CIA, ha estado en Siria organizando milicias “moderadas” que finalmente han abandonado sus posiciones, rindiéndose y en algún caso entregando sus armas a grupos yihadistas como Al Nusra.
Además, Washington acaba de acordar con el rey saudí la venta de otros 1.000 millones de dólares en armas. Arabia Saudí participa en bombardeos en Siria, facilita armas a grupos yihadistas y ataca Yemen, donde ha cometido crímenes de guerra, como antes hiciera en Bahrein. EEUU por su parte ha matado en Yemen a más civiles que Al Qaeda, según denuncia la propia ONU. La responsabilidad y la participación de Occidente en los conflictos de Oriente Medio es indudable.
Pero ante ello la Unión Europea se limita a organizar una especie de subasta de refugiados que huyen de esas guerras, obligándoles antes a arriesgar su vida en el mar, y encima pretende colgarse medallas de solidaridad mientras sigue involucrada directa o indirectamente en los conflictos de la región, vendiendo armas e interviniendo militarmente.

Los porqués

Por qué ahora. Por qué cientos de miles de personas huyen ahora a Europa, cuando llevan años sufriendo las consecuencias de la guerra. Tengo amigos en Siria, en Irak o en Turquía -en este último como refugiados- que en años anteriores recibieron amenazas de muerte de milicias armadas, que han perdido seres queridos o que llevan tiempo sin empleo. Sin embargo es ahora y no antes cuando se plantean escapar a Europa.
Las razones son varias:
En primer lugar, porque Turquía, que alberga más de un millón de refugiados, se está involucrando más aún en la guerra, atacando posiciones del partido kurdo PKK, con  el beneplácito de la OTAN, y enviando a sus Fuerzas Especiales a Irak. A su vez, ha garantizado a Estados Unidos la extensión del uso de la base aérea de Incirlik para lanzar más ataques contra el Daesh (Estado Islámico) en Siria e Irak, algo que ya lleva haciendo desde hace un tiempo.
Al mismo tiempo Washington y Alemania han anunciado la retirada de suelo turco de sus misiles Patriot, que en los últimos tres años han operado para defender a Turquía de potenciales ataques de Siria. Como reacción, Turquía ha empezado a hacer la vista gorda ante las mafias que operan en la frontera hacia Europa.
Francia por su parte afirma que atacará posiciones del Daesh en Siria -hasta ahora lo hacía en Irak, en el marco de una operación liderada por Estados Unidos-, la OTAN denuncia que  Rusia aumenta su presencia en suelo sirio facilitando apoyo y armamento al régimen de Assad (al igual que Irán), e Israel, que lleva tiempo interviniendo en Siria, anuncia que su primer ministro Netanyahu se reunirá con Putin la próxima semana, para quejarse por el envío a territorio sirio de sistemas rusos de defensa aérea.
Todo ello hace temer una mayor inestabilidad no solo en Siria, sino en la propia Turquía, que lleva tiempo involucrada en la guerra.
En segundo lugar, Turquía no cuenta con infraestructura suficiente para albergar a tantos refugiados, y de hecho quienes llegan de Siria o Irak no tienen derecho a un permiso de trabajo.
En tercer lugar, el presidente Erdogan se arriesga a perder las elecciones de noviembre. El partido AKP ya sufrió un varapalo en los comicios de antes del verano, cuando perdió la mayoría absoluta. El aumento del clima bélico a menos de dos meses de unas elecciones de resultado incierto añade preocupación entre los refugiados sirios, que temen que un cambio de gobierno termine expulsándolos del país.
En cuarto lugar, Naciones Unidas tiene cada vez menos fondos para mantener los campos de refugiados de Jordania, Turquía o Líbano -con más de 1,1 millón de refugiados- en condiciones decentes, lo que empuja a los desplazados a emprender viaje rumbo Europa.
En quinto lugar, es indudable la importancia del papel de las mafias que han logrado abrirse paso a través de las rutas de los Balcanes, cobrando miles de euros por persona en su trayecto desde Oriente Medio hasta el centro europeo.
En sexto lugar, la propia construcción de la valla con concertinas en Hungría, para cerrar el paso desde Serbia, es de por sí un efecto llamada y así lo han expresado varios refugiados a los que he entrevistado en Hungría. Conscientes de que tenían que llegar a territorio húngaro antes del cierre de la frontera, muchos han adelantado su huída.
Algunas familias, además, explican como causa que solo ahora tienen al fin el dinero suficiente para irse, tras tres o cuatro años ahorrando. Otras simplemente cuentan que el agotamiento mental provocado por la guerra era ya insoportable. 
Por último, la propia actitud de la UE, que ha pospuesto el problema hasta ahora, ha provocado la acumulación de refugiados en Oriente Medio.
Algunos gobiernos europeos han lanzado repentinamente un discurso solidario hacia los refugiados, pero lo cierto es que solo acogerán a un porcentaje bajo, teniendo en cuenta la suma de los cinco millones de desplazados que provocó la guerra de Irak -muchos se instalaron en Siria, de donde ahora huyen- y los cinco millones de sirios que escapan de la guerra de Siria.
Alemania, tercer mayor exportador de armas del mundo, afirma que aceptará a unos cuantos cientos de miles de refugiados hasta que termine la guerra en Siria. Y aquí surge otra pregunta, trascendental: ¿Cuándo consideran Angela Merkel o la Unión Europea que una guerra ha terminado?
Estados Unidos y sus aliados europeos anunciaron y celebraron en mayo de 2003 el presunto fin de la guerra de Irak. Doce años después, sin embargo, esa guerra prosigue y sus consecuencias marcan la vida cotidiana del país.
http://www.eldiario.es/

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Raji Sourani: “La situación en los territorios ocupados palestinos es crítica”

Sourani 1

Leandro Albani/Resumen Latinoamericano, 9 de septiembre de 2015 – Israel ostenta un sistema jurídico funcional a la ocupación que desde hace 70 años somete al pueblo palestino. Esta definición es la síntesis de la charla brindada ayer por Raji Sourani, fundador del Centro Palestino para los Derechos Humanos (CPDH), quien se encuentra de vista en Argentina.
El abogado y también titular de la Organización Árabe para los Derechos Humanos (OADH), expuso un detallado panorama de la represión que Tel Aviv aplica en los territorios ocupados, durante una exposición en la embajada palestina en Buenos Aires.
Sourani señaló que Israel es presentado como “un oasis de la democracia en Medio Oriente, en el cual se respeta la democracia y los derechos humanos, donde prima la ley y la institucionalidad”, mientras que los palestinos y las palestinas son tildados como “retrógrados” y “terroristas”.
El abogado (que estuvo encarcelado en dos ocasiones por las fuerzas de seguridad hebrea) explicó que la justicia israelí legalizó la tortura como método, y que en su sistema de justicia “los juicios sumarios y las ejecuciones tienen una base legal”.
Sourani recordó que desde el comienzo de su trabajo como defensor de presos políticos palestinos, juntos a otros organismos de derechos humanos, fueron presentados miles de casos en los tribunales israelíes, tanto civiles como militares. De esos casos, apenas 17 fueron ganados.
El ejemplo más tenebroso recordado por Sourani ocurrió luego de la invasión militar israelí a la Franja de Gaza en 2008-2009, conocida como Operación Plomo Fundido. Luego de los ataques masivos contra la población palestina, fueron presentados a la justicia israelí 1169 expedientes por crímenes de guerra cometidos por la fuerza atacante. De ese total, solo 4 israelíes fueron llevados a juicio, dos de ellos por el robo de una tarjeta de crédito y los otros dos por el asesinato de una adolescente de 14 años y su madre, quienes “levantaron la bandera blanca” en medio de los ataques pero igualmente fueron ultimadas por soldados hebreos. En este caso, recordó Sourani, los imputados fueron condenados a apenas 6 meses de prisión pero no cumplieron la sentencia.
El abogado palestino denunció que la impunidad de la justicia israelí se despliega en todos los niveles, al punto de que el Tribunal Supremo de ese país ni siquiera respeta las resoluciones de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), máximo organismo judicial de Naciones Unidas.
Sourani también explicó que Palestina, como reciente miembro de la Corte Penal Internacional (CPI), presentará en ese organismo cuatro acusaciones contra Israel: por los crímenes cometidos el año pasado en Gaza durante la operación Margen Protector, que dejó más de 2.000 palestinos y palestinas muertos; por el bloque económico que Tel Aviv aplica sobre la Franja de Gaza; por el muro de segregación que Israel construye en Cisjordania y para que Tel Aviv detenga la construcción de asentamientos ilegales en tierras palestinas.
Vida crítica
Al referirse a la situación que atraviesa Palestina, Sourani detalló que en Gaza hay un 65% de desempleados, 85% de las personas viven de las donaciones internacionales y un 95% de la población vive por debajo de la línea de la pobreza, cifras que son consecuencia del bloqueo y la represión aplicada por Israel. “A Gaza envían alimentos como si las personas fueran animales”, resumió el abogado.
Mientras tantos, prosiguió Sourani, Israel despliega sobre Jerusalén “una limpieza étnica contra los palestinos, sean musulmanes o cristianos” y en Cisjordania aplica “el apartheid”.
“La situación en los territorios ocupados es crítica”, sentenció el abogado palestino, pero dejó en claro que “la resistencia es nuestro derecho” ya que creen “en la justicia de nuestra causa” sostenida por “la convicción de nuestro pueblo”.
Sourani relató cómo Israel reprime a los niños y las niñas de Palestina. Indicó que en la actual 400 menores de edad son prisioneros en las cárceles israelíes y aseguró que para la justicia militar hebrea “no existe el concepto de menor de edad”, razón por la cual los detienen y juzgan como mayores de edad.
El abogado recordó que en una de sus detenciones vio cómo los agentes israelíes torturaban a un niño de 12 años, al cual le infringían “las mismas torturas que a un adulto”. Con respecto a este tema, Sourani afirmó que los prisioneros palestinos son sometidos a torturas físicas y psicológicas, y que en la mayoría de los casos los detenidos “desean la muerte” ante los flagelos recibidos.
Ante este panorama, Sourani aseguró que el pueblo palestino seguirá resistiendo la ocupación y mantendrá su apuesta para su independencia, defendiendo que la “paz y la seguridad son compatibles con la democracia y los derechos humanos”.
Sourani 2
El embajador de Palestina en Argentina, Husni Abdel Wahed, junto a Raji Sourani
Fotos: Juan Noy

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Israel y Palestina a través del cine

Por Carmen Chato para esglobal
10 documentales que abren una puerta a un conflicto enquistado. ¿Cómo viven día a día palestinos e israelíes y cómo luchan por conseguir la paz?
Two sided story (2012)
Palestinos e israelíes en la playa en Tel Aviv. Uriel Sinai/Getty Images
Palestinos e israelíes en la playa en Tel Aviv. Uriel Sinai/Getty Images
The Parents Circle Forum, asociación de familias palestinas e israelíes afectadas por el conflicto, muestra en esta cinta -dirigida por Tor Ben- Meyor- sus reuniones y, como ellos dicen, si los que han perdido lo más importante en la vida se pueden reunir e intentar comprenderse, por qué no lo van hacer los líderes en política. La confrontación de las dos narrativas se pone al servicio del trabajo por la reconciliación en unas sociedades que viven de espalda a la existencia del otro. A través de la empatía intentan alcanzar el entendimiento del punto de vista de su contraparte. Un proceso que pretende acabar con el círculo de violencia, eliminando la venganza a través de la dignidad, la valentía y el compromiso con la paz de estas familias.

The house of tomorrow (2011)
Al amparo de las charlas TEDx, surgió la idea entre dos mujeres -Hanan Kattan y Shamim Sarif-, una israelí y otra de ascendencia palestina, de realizar un evento llamado: TEDx: HolyLand. El empoderamiento de la mujer y el papel de las minorías son sus temas centrales acercando la realidad de personas, mujeres en concreto, que son beduinas en Israel, cristianas entre musulmanes, israelíes pero árabes o empresarias en Palestina. La casa del mañana que ellas quieren construir yace sobre la capacidad, a veces relegada a un segundo plano, que las mujeres tienen para provocar un cambio en sus sociedades, a través del liderazgo y de nuevas perspectivas. En el año 2000 Naciones Unidas adoptó la resolución 1325 del Consejo de Seguridad sobre mujeres, paz y seguridad para potenciar un papel más activo de las mujeres, así como la inclusión de la perspectiva de género en la prevención, gestión y resolución de conflictos dado el poco índice de participación femenina en estos campos.

The law in these parts (2011)
detencionpalestina
Soldados israelíes detienen a una mujer palestina durante una manifestación contra la ocupación. HAZEM BADER/AFP/GettyImages
Tras la guerra de 1967 Israel impuso un sistema judicial militar y temporal en Cisjordania y la Franja de Gaza. 40 años después, la presencia israelí es clasificada como ocupación y lo temporal ha pasado a ser permanente. Con una narrativa audiovisual que mezcla imágenes de archivo con entrevistas actuales de jueces y asesores legales que ayudaron a construir y postergar este sistema, la cinta recuerda a The Gatekeepers (2012) no sólo por la estética sino también por el papel que han jugado los entrevistados en la historia de Oriente Medio. Dilemas morales, valores democráticos en cuestionamiento, algunos entrevistados afirman que es antinatural un sistema que ha sido ideado para ser perecedero y ha hecho que sean los jueces que a su vez son militares y por lo tanto ciudadanos los que juzguen a sospechosos que consideran además sus enemigos en un conflicto sin aparente fin. Dirigido por Ra’anan Alexandrowicz.

Would you have sex with an Arab? (2011)
De título deliberadamente provocativo y que puede resultar banal, lo cierto es que esta película -dirigida por Yolande Zauberman- habla de una barrera invisible pero real: las relaciones interpersonales entre las distintas culturas y religiones. A través de una pregunta directa se producen en los entrevistados todo tipo de reacciones. Desde el rechazo absoluto a la autocrítica por sus propias respuestas. De la aceptación natural del otro a la reflexión sobre la repercusión que podría tener en el ámbito familiar una pareja mixta. En un país, Israel, en el que sólo existe el matrimonio religioso pero que reconoce por ley los matrimonios civiles realizados en el extranjero, muchos de sus ciudadanos -alrededor de 20.000 cada año- deciden casarse en otros países como en la cercana Chipre, en Rusia o en Estados Unidos. El muro, por lo tanto, se levanta, estando presente también en el espacio más íntimo de sus ciudadanos.

Israel vs Israel (2010)
qalandiapalestina
Soldado israelí revisa el bolso de una palestina en el ‘checkpoint’ de Qalandia entre Ramala y Jerusalén. ABBAS MOMANI/AFP/Getty Images
Dirigida por Terje Carlsson. ¿Qué tienen en común un ex militar, un rabino, una civil y un anarquista? Todos son israelíes además de tener una causa común: luchar por los derechos humanos. Desde un amplio espectro de valores y planteamientos, rechazan la política de su Gobierno relativa a los asentamientos, el muro y los checkpoints. Breaking the Silence, Rabbis for Human Rights, Machsom Watch y Anarchists Against the Wall son las asociaciones cuyo trabajo pone en el punto de mira los accesos desde Cisjordania y la Franja de Gaza a Israel. Accesos como el checkpoint de Qalandia situado entre Ramala y Jerusalén y considerado el de más afluencia con cerca de 20.000 personas por día. Todos estos puntos de control que siguen aumentando –en 2011 fueron contabilizados hasta 522-, tienen como resultado la vulneración de la libertad de movimiento de los habitantes de los Territorios Ocupados, así como las diferencias directas entre la movilidad de los palestinos, que pueden llegar a sufrir horas de retenciones y controles, y la de los colonos, que disfrutan de una normativa mucho más laxa.

Budrus (2009)
Este documental ambientado en la localidad cisjordana de Budrus fue dirigido por Julia Bacha y cuenta como actores principales con 1.500 habitantes en su mayoría agricultores. ¿Motivos para ser protagonista de un documental? En principio, ninguno. En 2003 el Ejército israelí llega a Budrus para salvaguardar la construcción del muro de separación en la zona. Parece que seguimos con la calma tensa de los Territorios Ocupados. Lo anodino se transforma en argumento cinematográfico cuando el pueblo, liderado por Ayed Morrar, vecino y miembro de Fatah, decide unir fuerzas y realizar su resistencia pacífica. 10 meses protestando para alcanzar su objetivo: conseguir alterar el trazado del muro uniendo a facciones políticas, a vecinos y a activistas internacionales. Budrus no sólo nos acerca esta historia de lucha a través de la protesta pacífica, nos habla del muro de separación como componente activo del conflicto, una barrera considerada por la Corte Internacional de Justica como una violación del Derecho Internacional, pero de la que ya se ha construido el 62% de sus 700 kilómetros proyectados. Además, capta a través de su cámara el significado del olivo, resistente y robusto, que para los palestinos simboliza el arraigo a la tierra por la que los dos pueblos luchan.

Encounter point (2006)
Religiosos judíos israelíes abrazan a un palestino musulmán durante el funeral de un colono activista por la paz. DAVID BUIMOVITCH/AFP/Getty Images
Religiosos judíos israelíes abrazan a un palestino musulmán durante el funeral de un colono activista por la paz. DAVID BUIMOVITCH/AFP/Getty Images
Quien quiera conocer la actitud de la opinión pública para la consecución de la paz entre palestinos e israelíes, Encounter Point es su película. El documental, dirigido por Ronit Avni y producido –al igual que Budrus– por la organización pacifista Just Vision, nos acerca al trabajo que ésta realiza para alcanzar la paz a través del diálogo. Tras más de dos años de trabajo, Encounter Point muestra las barreras a las que hacen frente personas cuya vida cotidiana se desarrolla con el trasfondo del conflicto. Deciden que, para alcanzar un acuerdo, deben trabajar codo con codo y, por lo menos, empezar a hablar. ¿Les suena? En este 2013 no sólo se han cumplido los 20 años de los Acuerdos de Oslo sino que los negociadores se han vuelto a reunir tras tres años de atasco en las negociaciones de paz. El derecho de los palestinos a regresar, los asentamientos judíos, la cuestión de los dos Estados o la existencia de uno solo son temas que siguen estando encima de la mesa. Mientras los diplomáticos y los políticos intentan llegar a un acuerdo, los ciudadanos y los activistas trabajan en el día a día por aportar una solución.

Peace, propaganda and the promised land (2004)
La contextualización, el marco y la objetividad en la información brillan por su ausencia en el tratamiento informativo del conflicto entre Israel y Palestina en los medios de comunicación de Estados Unidos. O al menos, eso es lo que denuncia este documental –dirigido por Sut Jhally y Bathsheba Ratzkoff-. Realizando un estudio del uso del lenguaje y de la falta de análisis en comparación con otros medios internacionales, esta película transmite la idea de la existencia de una opinión pública manipulada con una información sesgada de una zona de gran interés geopolítico. Los datos revelan que el 64 % de los adultos de EE UU, en relación y en el contexto del conflicto de Oriente Medio, apoyan la opción de los israelíes; mientras que aquellos que simpatizan con los palestinos son un 12%, porcentaje similar a aquellos que no se decantan por ninguno de los dos: 11% de los encuestados.

Shalom Abu Bassem (2004)
Calle Haladiya, Jerusalén. Dos vecinos, Danny Robbins y Abu Bassem, judío de Nueva York y árabe de Jerusalén. Los dos quieren vivir en la Ciudad Santa, los dos consideran que es su hogar. Pero para alcanzar sus anhelos, tienen que coexistir, respetarse y convivir. Veinte años de historia y de historias del barrio árabe en Jerusalén Este, dos décadas de la vida cotidiana de personas que tienen que poner de su parte para lograr una coexistencia. Pero los efectos del conflicto se dejan ver en la vida diaria, en la que más que una comunidad de vecinos se tiene el peso sobre los hombros de la historia. Los pequeños avances hacia la reconciliación y los visos de cotidianeidad terminan por resentirse y, con ello, se tambalean los sueños de paz de los habitantes de la calle Haladiya. Dirigida por Nissim Mossek.

Arna’s children (2003)
Mural realizado por niños en Jenín. SAIF DAHLAH/AFP/Getty Images
Mural realizado por niños en Jenín. SAIF DAHLAH/AFP/Getty Images
La historia que nos cuenta Arna’s Children –de Juliano Mer Khamis- es la historia de los chicos de Jenín y de Arna Mer Khamis que puso en marcha el proyecto Care & Learning tras la Primera Intifada (1987). Su objetivo era que los protagonistas pudieran encontrar nuevas maneras de expresarse contra la ocupación y así facilitar una vía de resistencia fuera de la lucha violenta. Tras conseguir el Premio Nobel Alternativo concedido por el Parlamento sueco, Arna levantó en 1993 el teatro, The Stone Theatre, para llevar a cabo su idea de la resistencia a través de la cultura. El documental muestra como el proyecto tuvo éxito, pero el edificio fue destruido por la invasión israelí en 2002. Finalmente, muchos de los chicos de Jenín terminaron radicalizando sus posturas, enrolándose en la lucha armada y muriendo algunos en actos terroristas. En la actualidad, el legado de este trabajo continúa en Jenín, donde se reabrió el teatro en 2006 tras el éxito del documental dirigido por el hijo de Arna. Se le rebautizó como The Freedom Theatre.
http://www.esglobal.org/

miércoles, 26 de agosto de 2015

Un año después, Estado Islámico crece y florece

EN EL ANIVERSARIO DE LA OFENSIVA DE LA OTAN PARA ANIQUILARLO, EL 

CALIFATO CONTROLA VASTAS REGIONES DE SIRIA E IRAK

La influencia regional de Estado Islámico y las repercusiones que su retórica y sus acciones tienen en Europa son enormes. El fracaso acecha todos los intentos estadounidenses por debilitarlo, más allá de los golpes mediáticos.


Jóvenes musulmanes se unen por centenas a las filas de EI para pelear en Irak o Siria. Imagen: EFE
 Por Eduardo Febbro
Desde París
Un año después (8 de agosto de 2014) de que la coalición de 19 países liderada por Estados Unidos iniciara en Irak la campaña militar contra Estado Islámico, este grupo sunnita radical está lejos de haber sido neutralizado. Incluso si el pasado 18 de agosto la aviación norteamericana mató al número dos de EI, Fadhil Ahmad al Hayali –también se lo conocía como Abu Muslim al Turkmani o Hajji Mutazz–, las fuerzas de este movimiento que controla vastas regiones de Irak y Siria y tiene como objetivo instaurar un califato radical en esas zonas no han hecho más que crecer. La Casa Blanca juzga como un duro golpe la muerte de Fadhil Ahmad al Hayali porque el líder era uno de los coordinadores centrales de EI y tenía a su cargo la logística del transporte de armas, explosivos y personas entre Irak y Siria. Pero una lectura más estadística de la realidad desautoriza cualquier ilusión optimista. En primer lugar, la influencia regional de Estado Islámico y las repercusiones que su retórica y sus acciones tienen en Europa son enormes.
El fracaso acecha todos los intentos estadounidenses por debilitar a Estado Islámico. En un año, IE se ha expandido de manera vertiginosa al tiempo que provocó una ola de adhesiones constantes en el mundo árabe y, en Europa, activó un flujo de jóvenes musulmanes que se unen por centenas a sus filas para pelear en Irak o Siria. Según cifran de manera convergente los servicios secretos occidentales, con más de un año de guerra a cuestas, Estado Islámico mantiene un núcleo de combatientes que no ha variado: 31 mil hombres, de los cuales 25 mil son extranjeros. De estos 25 mil, cerca de 5 mil son oriundos de Europa occidental. Un informe de la ONU de mayo pasado da cuenta de que unos cien países, es decir, la mitad del planeta, nutre con sus hombres las filas de Estado Islámico. Las campañas de reclutamiento de IE son eficaces. Sus eslogan que presentaban al califato como el “arca de Noé” que salvará a los musulmanes cuando llegue el momento final impactan entre los jóvenes de estos países. Además IE se ha dotado de una estructura de comunicación especialmente diseñada para atraer a combatientes, el Al Hayat Media Center. Al Hayat (La vida) publica tres revistas, IS Report, IS News y Dabiq, y difunde varios videos por año. En uno de los números publicados casi a finales de 2014, Diabiq decía: “Unanse a Estado Islámico con sus padres, sus hermanos y hermanas, sus esposos y esposas y sus hijos. Vengan a participar a la liberación de La Meca, de Medina y de Jerusalén. ¿Acaso no quieren llegar al día del juicio final con grandes actos en sus balanzas?”. En un video de Al Hayat titulado Come my friend, Estado Islámico presentaba un montaje lleno de hombres en armas y de imágenes de victoria. La banda decía: “La felicidad pertenece hoy a la gente de fe”.
El éxito de esas campañas de seducción explica en mucho la estabilidad del movimiento. Wa- shington afirma que desde agosto de 2014 mató a poco más de 10 mil combatientes. Sin embargo, esto no ha cambiado ni la estrategia de Estado Islámico ni tampoco mermado su progresión. El arribo constante de combatientes extranjeros seducidos por la aventura radical sustenta las filas de Estado Islámico con un ejército en perpetua renovación, indemne ante las pérdidas que sufre. En lo que atañe a Francia, el Ministerio de Interior reveló que del total de casi mil franceses que se unieron a EI desde el inicio del conflicto, alrededor de siete combatientes franceses mueren cada mes. En 2013 había sólo 86 franceses implicados en una u otra rama jihadista.
Hoy son cerca de 2 mil franceses con manifiestas intenciones de sumarse a las filas de EI. El Estado francés trata de frenar el imán de la retórica jihadista mediante una campaña nacional cuyo principal enunciado dice: “En realidad, vas a descubrir el infierno en la Tierra y morirás lejos de tu hogar”. Estado Islámico y sus atractivas retóricas ha desestabilizado desde el interior a las sociedades occidentales. Nada más que en Francia, 19 personas murieron entre enero y julio de 2015 en distintos atentados perpetrados por jihadistas nacionales.
En el plano estrictamente militar, salvo un caso, Estados Unidos fracasó en todos sus intentos por recuperar las regiones en manos de los hombres que responden al jefe de EI, Abubaker al Bagdadí. Las cifras son impresionantes: el Pentágono desplegó en Irak 3500 asesores mientras que, desde 2014, se llevaron a cabo más de 6 mil acciones militares. Como si nada. La única conquista territorial de la coalición occidental es Tikrit, en Irak. El fracaso más rotundo fue el fallido operativo para recuperar la ciudad Iraquí de Mosul. A cambio, IE se dio el lujo de invadir y controlar Ramadi, la estratégica capital de la provincia iraquí de la provincia de Anbar.
En Siria, los bombardeos de Estados Unidos y de sus aliados árabes ablandaron las posiciones de EI en la frontera con Turquía. A principios de agosto, Washing- ton desplegó aviones F16 en la base turca de Incirlik, situada en la frontera con Siria. La autorización dada por Ankara para que la primera potencia mundial se instalara en su suelo destapó una incalculable respuesta política por parte de IE. A mediados de agosto, IE difundió un video en turco con claras amenazas a Turquía y un llamado a la rebelión contra su presidente, Recep Tayyip Erdogan. El jefe del Estado es acusado de “traidor” y de “Satán” por haber permitido a Estados Unidos operar en su territorio. “Conquistaremos Estambul porque el traidor Erdogan está tratando de entregársela a los cruzados”, dice en el video un barbudo en armas. Además, IE empezó a adoptar en Turquía el mismo perfil estratégico comunicacional que en el resto del mundo. Empezaron a aparecer bajo sus siglas revistas de propaganda como Konstantiniyyé con una retorica pimentada y abiertamente hostil dirigida a las actuales autoridades.
A su manera dislocada y permanente, no pasa un mes sin que el Estado Islámico consiga llevar a cabo acciones tan espeluznantes como eficaces. La última fue la decapitación de un hombre de 81 años, Jaled Asaad, uno de los más prestigiosos arqueólogos de la ciudad siria de Palmira. El sitio arqueológico de Palmira está catalogado como Patrimonio mundial de la Humanidad por la Unesco. A finales de mayo de 2015, los hombres de Estado Islámico tomaron el control de esta localidad situada a 250 kilómetros de Damasco. El discurso oficial de la coalición continúa siendo alentador, los resultados, menos. Cada golpe recibido no puso al IE de rodillas sino que, como si tuviera una lámpara de Aladino, modificó su estrategia y amplió sus bases. El general John Hesterman, jefe de la fuerza aérea del comando militar norteamericano en Medio Oriente, declaró: “Los bombardeos aéreos tuvieron un efecto profundo sobre el enemigo”. Pero el mismo general aclaró que 75 por ciento de los aviones regresan de su misión sin haber lanzado las bombas. En esta guerra asimétrica liderada por un Estado Nación –Estados Unidos– contra un movimiento de jihadistas insurgentes que nació con el desmembramiento de Irak provocado por Washington y sus aliados en 2003 no todo está muy definido. En la coalición actual hay cinco países árabes y, entre ellos, algunos como Qatar, han sido reiteradamente acusados de haber financiado a grupos sunnitas radicales. La CIA aseguró a principios de año que el IE recibe aproximadamente tres millones de dólares por día, lo que hace del Estado Islámico una de las organizaciones terroristas más ricas de la historia. Una buena parte de esos fondos provienen de riquísimos donantes de los países del Golfo, los mismo que, en mayor o menor medida, forman parte de la coalición. Estas extrañas dualidades remiten a los tiempos de Osama bin Laden. El fundador de Al Qaida se había aliado con Estados Unidos para combatir la invasión soviética de Afganistán. Luego, su país de origen, Arabia Saudita, se alió con Washington y permitió que Estados Unidos instalara sus bases para responder a la invasión de Kuwait (1990) por parte del difunto presidente iraquí Saddam Hussein. Bin Laden rompió su pacto con Estados Unidos y se volvió su principal enemigo. Las mismas semillas vacilantes crecen en las tierras del Estado Islámico. Un año después, la capacidad operacional de IE está intacta y sus brazos irrigan Occidente y también siembran la destrucción en otros países. En junio pasado, el mismo día, IE llevó a cabo una ofensiva destructora contra la ciudad kurda de Kobane, en Siria, perpetró un atentado contra turistas occidentales en la playa tunecina de Sousse, hizo volar una mezquita en Kuwait mientras que, en Francia, un terrorista afiliado a EI, Yassin Salhi, decapitó a una persona cuando trató de hacer explotar un depósito de distribución de gas. La geopolítica de las bombas no ha hecho más que acelerar el circuito de la geopolítica del terror.
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martes, 18 de agosto de 2015

Guerra Fría en Oriente Próximo


La descomposición estatal y fragmentación territorial en Siria, Irán o Yemen son un polo de atracción para los yihadistas. La comunidad internacional debe tratar de apaciguar las turbulentas aguas de la zona antes de que se conviertan en sunami




EULOGIA MERLE

Oriente Próximo ha entrado en una nueva era tras el acuerdo alcanzado en Viena entre Irán y el G5+1, por el cual Irán se compromete a limitar su actividad nuclear durante la próxima década y consigue, a cambio, el levantamiento de las sanciones internacionales. Una de las incógnitas por despejar es si dicho acuerdo aliviará la situación en Siria, Irak o Yemen o, por el contrario, agudizará la guerra fría que libran Irán y Arabia Saudí por la hegemonía regional.
No es ningún secreto que ambos países mantienen una tormentosa relación desde el triunfo de la Revolución Islámica. Las relaciones bilaterales se han visto afectadas por el antagonismo religioso-ideológico y la competencia geo-estratégica, dado que ambos actores se perciben a sí mismos como los líderes naturales de la región. Aunque a menudo se suele describir esta relación conflictiva como una lucha entre suníes y chiíes, en realidad la confrontación va mucho más allá, pues también supone la colisión de dos modelos irreconciliables: el revolucionario y antiimperialista iraní versus el conservador y prooccidental saudí.
La invasión estadounidense de Irak en 2003 hizo saltar por los aires los equilibrios regionales vigentes hasta el momento siendo Irán el principal beneficiado de la implantación de un Estado sectario controlado por los chiíes, que desplazaron a la élite baazista suní en Bagdad. Las revueltas antiautoritarias de 2011 evidenciaron la debilidad de los regímenes autoritarios, pero también sumergieron a la región en una inestabilidad crónica. Desde entonces, países como Irak, Siria o Yemen viven inmersos en una espiral de violencia sin precedentes caracterizada por la descomposición del Estado central, las tensiones étnico-sectarias y la expansión yihadista.
Esta conflictividad no sólo se explica aludiendo a factores endógenos: la implicación de Arabia Saudí e Irán, las dos principales potencias de Oriente Próximo, ha sido determinante para llevarlos al callejón sin salida actual. Las prioridades de Arabia Saudí son tres: restablecer el equilibrio de poder previo a 2003, cortocircuitar las transiciones democráticas iniciadas en 2011 y, sobre todo, preservar al reino saudí de cualquier turbulencia que amenace su seguridad. Por su parte, Irán pretende garantizar su profundidad estratégica frente a su principal enemigo: Israel, lo que requiere evitar la caída de Bachar el Asad en Siria, mantener bajo su órbita de influencia al Gobierno de Haidar Al Abadi en Irak y sostener a Hezbollah para que siga siendo un actor clave en Líbano.
De esta forma, Irán pretende apuntalar un arco chií que va desde Irán hasta Líbano pasando por Irak y Siria e, incluso, extenderlo a otros países de la península arábiga con población chií, ya sea mayoritaria como en Bahréin o minoritaria como en Yemen. En este cuadro, Siria representa una primera línea de defensa para el mantenimiento de la influencia iraní en Oriente Próximo. De ahí el decisivo apoyo financiero y la vital asistencia militar que Teherán ha prestado a Damasco, indispensable para la supervivencia política de Bachar el Asad.

El acuerdo alcanzado en Viena sobre la actividad nuclear de Irán abre una nueva era en la zona
Consciente de todo lo que se jugaba, Arabia Saudí tampoco se ha quedado de brazos cruzados. Tras el inicio de la primavera árabe, Riad movilizó todos sus recursos para desactivar unas revueltas que, con sus demandas de libertades y de justicia social, suponían un auténtico órdago para el propio reino. Para cortar de raíz un posible efecto contagio se pusieron en marcha una serie de medidas encaminadas a garantizar la paz social, entre ellas el alza de salarios, el incremento de los subsidios, la oferta de empleos en la Administración y la construcción de viviendas públicas. A la vez se intensificaron las políticas sectarias en el interior del país con el objeto de indisponer a la mayoría sunní contra la minoría chií, retratando a esta última como una quinta columna iraní que pretendía desestabilizar el país y propagar el caos.
En el exterior, el régimen saudí actuó de manera enérgica cuando los vientos revolucionarios se aproximaron a la península arábiga, no dudando en enviar sus tropas a Bahréin para evitar la caída de los Khalifa, cuya autoridad había sido puesta en tela de juicio por las protestas de la mayoría chií. En Egipto, un país clave por su posición geoestratégica y su peso demográfico, Arabia Saudí se alió con los sectores contrarrevolucionarios y los militares para hacer fracasar la transición pilotada por los Hermanos Musulmanes. Un eventual éxito de este experimento islamista podría haber cuestionado la propia legitimidad del sistema de Gobierno saudí, por lo que era imprescindible frenar en seco a Morsi, quien fue desalojado del poder por Abdel Fattah al-Sisi, que no tardó en convertirse en el nuevo hombre fuerte de Egipto con el beneplácito saudí.

Arabia Saudí ha actuado de manera enérgica ante los vientos revolucionarios en la península
En Siria, Arabia Saudí financió a la oposición y a los rebeldes contrarios a el Asad. Este apoyo era compatible con las prioridades de la política regional saudí basada en la contención de Irán y el debilitamiento de los Hermanos Musulmanes. Este respaldo económico, militar y logístico saudí se encaminó a los grupos salafistas integrados en el Frente Islámico, algunos con una agenda claramente sectaria, que ejercían de contrapeso al yihadista Estado Islámico, en cuyas filas combatían centenares de saudíes. La estrategia saudí pasa por evitar el surgimiento de un liderazgo sirio fuerte y cohesionado, ya que pretende mantener a los rebeldes sirios lo suficientemente fragmentados y atomizados como para garantizar su lealtad y obediencia.
Por último, Yemen representa un caso particular, puesto que ocupa la puerta trasera del reino y, por tanto, Arabia Saudí ha reaccionado con más determinación para evitar que dicho país caiga en la órbita de influencia de Irán. El rey Salmán no ha dudado en ponerse al frente de una intervención militar, bautizada como Tormenta Decisiva, junto a otros miembros del Consejo de Cooperación del Golfo con el propósito de frenar el avance de los rebeldes Huthi, de confesión chií, que tras conquistar Saná se hicieron con el control del estratégico puerto de Adén.
En todos y cada uno de los escenarios analizados, la descomposición estatal y la consiguiente fragmentación territorial se han convertido en un polo de atracción para los yihadistas. Por eso es tan imperioso que la comunidad internacional aproveche la nueva coyuntura creada por el reciente acuerdo nuclear iraní para tratar de apaciguar las turbulentas aguas de Oriente Próximo antes de que sea demasiado tarde y se conviertan en un sunami imposible de domeñar.
Ignacio Álvarez-Ossorio es profesor de Estudios Árabes en la Universidad de Alicante y coordinador de Oriente Próximo y Magreb en la Fundación Alternativas.
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