jueves, 27 de junio de 2013

CICLO DE CINE

Este viernes 21hs prosigue el ciclo de cine 
  

CICLO DE CINE

Visiones del  Mundo Árabe (Foco Palestina)  

Por primera vez se realiza en nuestra facultad un anticipo del reconocido Festival Internacional de Cine deDerechos Humanos, que proyecta películas que abordan la vida y la historia de los jóvenes y los pueblos palestino y árabe, sus resistencias y esperanzas, sus sufrimientos y sus luchas. Los tres films del ciclo tienen como eje la dialéctica  opresión y resistencia como eje, en la lucha cotidiana contra la ocupación, la “Primavera árabe” y el Hip Hop y emplearlo como una herramienta para superar las divisiones impuestas por la ocupación y la pobreza. El ciclo se realiza conjuntamente entre la Cátedra Libre de Estudios Palestinos Edward. W. Said y el Instituto Multimedia DerHumALC.

Viernes 28 de Junio y 5 de Julio 21hs

Aula 236 de la Facultad de Filosofía y Letras, Puán 480, CABA

 
Viernes 28 de Junio               
Tahrir Liberation Squarede Stefano Savona
Aula 236, a las 21hs

manifesto

Por el tema "primavera árabe". Sinopsis: Esta película es una crónica de las dos semanas las más excitantes en la historia del Egipto moderno, tal como las vivieron sus protagonistas. Desde el 25 de enero, junto con miles de otros ciudadanos egipcios, Noha, Ahmed y Elsayed han estado involucrados en un movimiento masivo de protesta callejera por la libertad política. 

2011. Documental. 90 min. 
Parte del Foco Primavera Arabe de la edición 14 del festival.

martes, 25 de junio de 2013

LIBANO Hezbolá y la crisis siria ¿Dónde queda el Líbano?

OPEMAM Analysis 

www.opemam.org
Amaia Goenaga
Fecha de publicación: 19 de junio de 2013
Observatorio Político y Electoral del Mundo Árabe y Musulmán
Taller de Estudios Internacionales Mediterráneos
Universidad Autónoma de Madrid


El pasado 25 de mayo, el Secretario General de Hezbolá, Hassan Nashrala,
reconocía públicamente la participación de Hezbolá en la batalla de Qusair, 
localidad siria de gran valor estratégico, y situada muy cerca de la frontera con 
Líbano. En cuestión de horas el Ejercito Libre Sirio (ELS) respondía advirtiendo de 
que si el Partido de Dios no retiraba a sus hombres de Siria llevaría la guerra a 
territorio libanés. 
Ante la alarma desatada por este episodio, una valoración correcta de la 
situación exige ciertas aclaraciones. Primero, la implicación de Hezbolá en la 
guerra siria no se produce a raíz de la batalla de Qusair, es muy anterior. Ya el 
año pasado se confirmaron varias bajas de miembros de la organización en 
territorio sirio. Segundo, Hezbolá no es el único actor libanés implicado en el 
conflicto sirio. Ha quedado más que demostrado que la organización Futuro,
liderada por la familia Hariri (suní), y varios grupos islamistas (suníes) y salafistas
están colaborando con los rebeldes sirios a través del envío de armas, 
financiación, apoyo logístico, y también con el envío de hombres, desde que la 
oposición comenzó a plantar cara al régimen militarmente. La diferencia está en 
que los actores libaneses que colaboran con los rebeldes conforman una nebulosa 
informe y poco coordinada, mientras que Hezbolá actúa como un actor único, muy 
bien organizado y con capacidades militares muy superiores a la de los primeros. 
Aunque estos grupos suníes están armándose desde hace varios años con la 
ayuda de países como Qatar y Arabia saudí. Tercero, como consecuencia de lo 
anterior, regiones como Hermel, el norte de Akkar o ciudades como Ersal o Trípoli, 
están implicadas en el conflicto de una forma u otra desde hace mucho tiempo. La 
implicación de estos sectores sunníes en la crisis siria ha tenido mucho que ver 
con su animadversión hacia el régimen de Assad por motivos históricos que no 
podemos explicar aquí. Sin embargo, tan o más determínate ha sido el 
enfrentamiento que mantienen con Hezbolá desde hace años, y que tiene más 
que ver con dinámicas políticas internas que con ninguna otra consideración. En el 
caso de Hezbolá, es de sobra conocida la importancia que ha tenido 
históricamente el régimen sirio en la estrategia regional y nacional de la 
organización chií. 
Con todo, no hay duda de que lo ocurrido en Qusair ha supuesto un salto 
cualitativo. Hezbolá ha pasado de dar apoyo puntual y clandestino al régimen, a
convertirse en un actor determinante, no sólo en la mencionada batalla, 
probablemente también en la guerra. Así lo indica el citado discurso de Nashrala.
Hasta fechas muy recientes, el apoyo de Hezbolá a Assad se sustentaba en el 
discurso anti-imperialista. La organización argumentaba que el levantamiento en 
Siria era una conspiración occidental/sionista para eliminar a Assad, y que estaba 
en la obligación de apoyar al régimen por la ayuda que éste siempre le había 
proporcionado en su lucha contra Israel. Sin embargo, en su última aparición 
pública Nashrala añadió que Hezbolá tiene la obligación moral de enfrentarse a los 
takfiristas en Siria pues quieren acabar con Hezbolá y la chía, tanto en Siria como 
en Líbano. Ese giro sectario en el discurso hace pensar que la implicación de 
Hezbolá en la guerra no es coyuntural. Con esto Hezbolá trata probablemente de 
justificar las numerosas bajas que la organización sufrirá entre sus filas y también 
entre sus simpatizantes, habitantes chiíes de las zonas fronterizas que van a 
padecer con creciente virulencia las consecuencias de esta decisión. El argumento 
de la amenaza sectaria, es mucho más efectivo a la hora de despertar la 
solidaridad del grupo y de movilizar a la gente en una sociedad como la libanesa.
Tristemente, esto no hace más que confirmar la irreversibilidad de la deriva 
sectaria que ha tomado el conflicto. Por otro lado, Nashrala instó a los enemigos 
de la organización a plantarle cara en territorio sirio y prometió a sus seguidores 
la victoria final. Finalmente apuntaremos que, a falta de confirmación oficial, 
comienzan a aparecer ya testimonios sobre el avance de Hezbolá hacia Homs. 
Parece pues que están Siria para quedarse.
Ante esto ¿Dónde queda el Líbano? En los días posteriores a las 
declaraciones de Nashrala la intensidad de los bombardeos sobre zonas 
fronterizas del Líbano aumentó y los episodios de violencia y altercados de todo 
tipo se extendieron por los puntos calientes del país. A todo ello hay que añadir
que el Líbano lleva dos meses sin gobierno y que las elecciones legislativas, 
previstas para este mes de junio, han sido aplazadas hasta el año que viene. Por 
tanto, las instituciones no tienen capacidad para tomar decisiones drásticas -si es 
que alguna vez la han tenido- en caso de un desbordamiento de la violencia. Ante 
esta perspectiva muchos han considerado que la extensión generalizada del
conflicto al Líbano será inminente.
Sin embargo, no parece que este sea el escenario más factible a corto 
plazo. En primer lugar, la población cristiana (30/35% de la población libanesa) se 
está manteniendo al margen. En líneas generales los cristianos consideran el 
conflicto sirio y la creciente tensión suní-chií en Líbano como algo preocupante, 
incluso alarmante, pero ajeno. Algo que también inquieta a estos sectores, y 
mucho, es el incremento de la población siria (trabajadores + refugiados). Un 
grupo de población, mayoritariamente suní, que ronda ya el millón personas, en 
un país con unos cuatro millones de habitantes, y cuyo sistema político tiene una 
estructura confesional que convierte el equilibrio demográfico un tema clave. Pero 
como digo, por ahora, la población cristiana y sus líderes hacen lo posible por 
mantenerse al margen. En segundo lugar, en lo referente a una guerra total entre 
suníes y chiíes, hoy por hoy, y a pesar de la evidente radicalización de 
importantes sectores de la población suní, este grupo confesional sigue siendo, en 
términos generales moderado y difícil de movilizar militarmente, por motivos 
sociológicos e históricos que tampoco podemos analizar aquí. Finalmente, Qusair 
ha vuelto a poner de manifiesto el extraordinario potencial militar de Hezbolá, y 
es poco probable que las facciones suníes radicales busquen un enfrentamiento 
directo con la organización chií en territorio libanés. Es más, tampoco los rebeldes 
sirios, que han sufrido un serio revés con la pérdida de Qusair, y divididos como 
están, tienen capacidad real para llevar la guerra al Líbano a pesar de las 
amenazas. 
Así las cosas, no es probable que el Líbano se vea sumido en una guerra 
total por ahora, aunque probablemente asistiremos a un agravamiento de la 
situación actual. Es decir, ciertas zonas del país, las zonas fronterizas, serán 
completamente integradas en la lógica del conflicto. No por casualidad son
regiones que siempre han vivido mirando más hacia Damasco o Homs, que hacia 
Beirut. En las zonas mixtas, alejadas del conflicto, es probable que los estallidos 
de violencia sean más recurrentes y virulentos, pero más o menos controlados, y
hay zonas que seguirán viviendo completamente al margen de todo. No obstante, 
debemos admitir que con la multitud de variables que encontramos en la compleja 
ecuación de este conflicto, y las que podrían aparecer dadas las circunstancias, no 
nos vemos capaces de hacer previsiones a medio y largo plazo.

martes, 18 de junio de 2013

Israel aumenta la confusión en Siria

Debilitando la fuerza de Asad
NAZARET.- Durante gran parte de los últimos dos años Israel se mantuvo como una esfinge al margen de la guerra civil siria. ¿No quería que cayera el régimen de Bachar El-Asad? ¿Favorecía una intervención militar para ayudar a las fuerzas opositoras? ¿Y qué pensaba de la creciente visibilidad de grupos islamistas en Siria? Era difícil de adivinar.
En las últimas semanas, Israel ha pasado de una relativa inacción a una profundización de su interferencia en los asuntos de Siria. Lanzó dos ataques aéreos contra posiciones sirias el mes pasado y al mismo tiempo fomentó afirmaciones de que Damasco había utilizado armas químicas, en lo que parecía sospechosamente un intento de presionar a Washington para que realice una intervención directa.
La semana pasada, sobre la base de nuevas acusaciones de utilización del agente nervioso sarín por parte de Siria, EE.UU. dijo que comenzará a dar ayuda militar directa a la oposición.
Ante las sospechas de que la interferencia israelí iba en aumento, el primer ministro Benjamín Netanyahu finalmente la semana pasada se vio obligado a desmentir como “absurda” la evidencia de que fuerzas israelíes están operando en secreto al otro lado de la frontera.
A pesar de todo, el aura de inescrutable apenas ha desaparecido, alimentada por una serie de filtraciones de funcionarios israelíes. Sus declaraciones han cambiado considerablemente de dirección entre las amenazas de derrocar a Asad y los desmentidos de que Israel tenga algún interés en su partida.
¿Envía Israel señales contradictorias para sembrar la confusión o simplemente está confundido?
La respuesta se pude deducir de los poco atractivos resultados que esperan a Israel quienquiera emerja como triunfador. Israel puede perder estratégicamente tanto si pierde Asad como si pierde la oposición.
Asad, y antes de él su padre, Hafez, aseguraron que durante décadas la denominada línea de separación de fuerzas entre Siria e Israel, después que este último ocupase los Altos del Golán en 1967, siguiera siendo la más tranquila de todas las fronteras de Israel.
En 2011 se presenció un anticipo de lo que podría pasar si cayera el régimen sirio, cuando más de 1.000 palestinos se juntaron en la tierra de nadie cerca del Golán, mientras la atención de Asad se concentraba en la represión de las manifestaciones populares en otros sitios. Por lo menos 100 palestinos cruzaron hacia los Altos y uno de ellos incluso llegó a Tel Aviv.
La semana pasada, después de intensos combates entre los rebeldes y el ejército sirio por Quneitra, una ciudad cercana al único cruce entre Israel y Siria, los mantenedores de la paz de la ONU austriacos empezaron a marcharse debido a la peligrosa situación.
Las fuerzas de la oposición capturaron brevemente Quneitra, un recuerdo de que cualquier vacío en el país probablemente atraería a militantes palestinos y yihadistas ansiosos de ajustar cuentas con Israel. Este hecho fue subrayado por un funcionario israelí que dijo al Times de Londres: “Más vale el diablo que conocemos que los demonios que solo podemos imaginar si Siria cae en el caos y los extremistas de todo el mundo árabe obtienen un punto de apoyo”.
Por ese motivo se dice que los militares israelíes están considerando dos reacciones usuales en el Líbano: invadir para establecer una zona de seguridad al otro lado de la línea de demarcación o entrenar y armar clandestinamente a testaferros sirios dentro de la misma área.
Ninguno de estos enfoques dio buenos resultados a Israel en el Líbano, pero hay indicios –a pesar de la negativa de Netanyahu– de que Israel ya está tomando la segunda alternativa.
Según el New York Times, Israel está colaborando con aldeanos sirios no aliados de Asad o la oposición ofreciéndoles “ayuda humanitaria” y “manteniendo intensa actividad de inteligencia”. En una entrevista con los medios argentinos el mes pasado, Asad acusó a Israel de haber ido más lejos “reforzando directamente” a grupos de oposición dentro de Siria con “apoyo logístico”, inteligencia sobre potenciales objetivos y planes para atacarlos.
Si el futuro parece poco prometedor para Israel si Asad desaparece, no se ve mejor si se mantiene el régimen.
Un Asad fuerte significará que Siria seguirá jugando un papel fundamental en el mantenimiento de un frente militar opuesto a la hegemonía israelí en Medio Oriente. Eso, por su parte, significa un Irán fuerte y un Hizbulá fuerte en el Líbano.
El formidable historial de Hizbulá en la guerra de guerrillas es el principal motivo por el cual Israel ya no ocupa el sur del Líbano. De la misma manera, el arsenal de cohetes de Hizbulá es una genuina limitación de una mayor agresión israelí no solo en el Líbano sino también contra Siria e Irán.
Los ataques aéreos de Israel a principios de mayo parece que iban contra transportes a través de Siria de armamento más sofisticado para Hizbulá, probablemente suministrado por Irán. Misiles de mayor alcance y sistemas antiaéreos se ven “decisivos” por parte de Israel precisamente porque limitarían aún más sus posibilidades de maniobras ofensivas.
Israel también tendrá obstáculos si Asad permanece en el poder y actualiza sus defensas antiaéreas con el sistema S-300 prometido por Rusia.
De una u otra manera, la tan cacareada ambición de Israel de preparar un ataque contra Irán para impedir lo que afirma es el objetivo de Teherán de desarrollar una bomba nuclear –sumándose a Israel en el club de Estados de Medio Oriente con armas nucleares– significaría pagar un precio demasiado alto para ser factible.
¿Entonces qué considera positivo Israel si ni la supervivencia ni la remoción de Asad son atractivas?
Según algunos comentaristas israelíes bien situados, lo mejor que Israel puede esperar es que Asad resista, pero solo apenas. Eso mantendría el régimen en el poder, o lo limitaría a su región vital, pero privado de la energía para preocuparse de otra cosa que no sean sus problemas inmediatos de supervivencia. No podría ofrecer ayuda a Hizbulá, aislando a la milicia en el Líbano y cortando su línea de aprovisionamiento de Irán.
En discusiones a puerta cerrada, el analista Ben Caspit ha señalado, que el ejército israelí considera un “escenario óptimo” que Siria se divida en tres Estados separados y que Asad quede confinado en un cantón alauí en Damasco y a lo largo de la costa.
Una prolongada guerra de desgaste entre Asad y la oposición tiene beneficios adicionales para Israel después de la decisión del líder de Hizbulá, Hassan Nasralá, de alistar a miles de combatientes para apoyar al ejército sirio. Pérdidas prolongadas reducirían drásticamente las filas y la moral de Hizbulá, mientras los combates probablemente se extenderían de Siria al Líbano, implicando a la milicia en múltiples frentes.
Pero esto también es arriesgado. Si a Hizbulá le va bien, como sucedió en la derrota de los rebeldes durante este mes en Quseir, su posición en el Líbano resultaría fortalecida, no debilitada. Y en esa situación, la deuda de Asad con Hizbulá solo aumentaría.
No cabe duda de que semejantes cálculos ocupan las mentes militares israelíes.
El mayor peligro es que aún más partes se añadan al conflicto llevando a que se regionalice. Sería el resultado probable si Israel decide aumentar su interferencia, si EE.UU. cumple sus recientes amenazas de aumentar la ayuda militar a la oposición o imponga una zona de exclusión aérea sobre partes de Siria o todo el país.
De una u otra manera, Israel puede considerar ventajoso que Siria se convierta en el nuevo escenario de una mini guerra fría.
Sin embargo, la esfinge israelí todavía no da ninguna respuesta.
Jonathan Cook ha obtenido el Premio Especial de Periodismo. Sus últimos libros son Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East (Pluto Press) y Disappearing Palestine: Israel’s Experiments in Human Despair (Zed Books). Su página web es: www.jonathan-cook.net .
Una versión de este artículo se publicó primero en The National, Abu Dhabi.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=169857 Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

jueves, 13 de junio de 2013

De la “Primavera Árabe” a la Primavera Islamista

De la “Primavera Árabe” a la Primavera Islamista
En el año de 2011 el Medio Oriente experimentó una serie de acontecimientos que cambiarían el panorama político de la zona. En Enero de este año, en Túnez, el mandatario Ben Alí es derrocado del poder por un movimiento de protesta que pasó a la historia como “La revolución de los Jazmines”, y que dio inicio a lo que se denominó la “Primavera Árabe”. Este episodio marcó el inicio de un conjunto de protestas y acciones armadas en diferentes países, que dieron como resultado la caída de Mubarak en Egipto, la muerte de Gadafi en Libia, y confrontaciones armadas que amenazan con desbordar los límites internos, para asumir una fisionomía de guerra regional, como ocurre en Siria.
Estos fenómenos fueron comprendidos de diferentes maneras, entre las cuales sobresalen tres interpretaciones. Por un lado, se dijo que la primavera árabe representaba el ascenso de grupos sociales con aspiraciones políticas (jóvenes y mujeres) que hacían frente a las viejas dictaduras de la región y reclamaban nuevos escenarios de participación política y desarrollo social. Por otra parte, se advertía que los movimientos de protestan encarnaban el ascenso de una clase media que pretendía realizar un ajuste en el sistema político, quienes a través de las redes sociales iniciaban una transformación al sistema político de la región. Otros sectores, por el contrario, afirmaron que los acontecimientos del 2011 obedecían a los “intereses imperialistas” de los países occidentales, que buscaban desestabilizar las democracias y los liderazgos de los pueblos árabes, buscando en últimas el control del petróleo. En este marco amplio de interpretaciones no se advirtió un elemento: el ascenso del Islam Radical en el escenario político de la región.
Luego de las revoluciones del 2011 y las apuestas institucionales del 2012, hoy podemos afirmar que estos acontecimientos hacen parte de un conjunto de acciones políticas en la región, en donde destaca el ascenso del Islam Radical como fórmula de ordenamiento político en el Medio Oriente. Este proceso inicia en 1979 con el ascenso de la República Islámica de Irán y el inicio de la resistencia en Afganistán luego de la ocupación soviética, y se mantendrá vivo con la aparición de partidos políticos islamistas a lo largo del Medio Oriente. Estos partidos, de carácter islamistas, han llegado al poder en las nuevas democracias de Egipto, Túnez y Libia, y además, son quienes lideran las proyecciones regionales de Turquía e Irán en el Medio Oriente. En este escenario, una de las grandes consecuencias que han dejando los acontecimientos en el Medio Oriente es que la religión se ha posesionado en el escenario de la competencia regional, con la capacidad de dominar y definir  las estructuras políticas internas, así como la dinámica geopolítica de esta parte del mundo.
El inicio de la era islamista
El 1° de febrero 1979, en un vuelo de Air France llegó a Teherán el artífice de la revolución islámico clerical de Irán, el Ayatolá Seyyed Ruhollah Musavi. Este clérigo y pensador islamista, muy pronto logró instaurar una constitución política, que contempló el cambio de nombre de Irán al de República Islámica de Irán, la instauración de la Sharia, la imposición de un ejercito llamado Guardianes de la fe y unos principios revolucionarios, que se entendieron como una restauración de valores religiosos, con lo cual comenzó a dar forma al gobierno islámico, cuyo garante era  el Faquí (Líder Supremo), papel que encarnó él mismo.

Luego de iniciado este proceso, por reacción o por sintonía, estallan en la región toda serie de procesos de islamización. Uno de los más importantes, por sus implicaciones en la política del siglo XXI, es la respuesta muyahidín a la invasión soviética de Afganistán, en el mismo año de 1979. Los soviéticos inician la invasión a este país de Asia Central, temerosos de perder el control de uno de sus aliados en la zona, y con la intensión directa de contener la expansión del ejemplo islamista a sus Repúblicas fronterizas (Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán). Con ello se inicia una lucha a muerte, entre unos guerreros islámicos  que venían de diferentes países musulmanes y las tropas soviéticas de la extinta potencia mundial URSS, los primeros animados por liberar el dar islam (las tierras del islam) y los segundos con el objetivo de contener la expansión islamista.
En este marco, se inicia un proceso de islamización de una vieja causa en el Medio Oriente: el Estado Palestino. En 1987, y frente a la perdida de liderazgo de la OLP, los palestinos asisten a la primera Intifada (levantamiento), contra lo que ellos denominarán la ocupación sionista. Este acontecimiento deja en el escenario de la lucha palestina dos liderazgos políticos irreconciliables: por un lado, la organización laica y secular de Yasser Arafat que propugnaba por la instauración de un Estado moderno, y por el otro, el movimiento islamista de HAMAS, liderada por el Jeque Ahmen Yasin, quien promovía un Estado islámico. Desde entonces, la causa palestina ha pasado de ser un clásico proceso de liberación nacional a encarnar un proceso de islamización, en donde la identidad religiosa domina el espectro político.
Paralelo a estos acontecimientos, de transcendencia internacional, se desarrollan fenómenos electorales al interior de los Estados musulmanes que ponen de presente el ascenso de la política islámica como fenómeno de masas. En este marco se presenta el caso de los triunfos electorales del Frente Islámico de Salvación (FIS), y la posterior criminalización de este, que dio lugar al Grupo Islámico Armado (GIA), que sembró el terror en Argelia a lo largo de los años noventa (90). Este mismo fenómeno electoral se ha presentado en países musulmanes como Tunes, Marruecos, Turquía, Pakistán, Líbano, entre otros, en donde el ascenso al poder se ha traducido en  transformaciones institucionales, cuya característica más importante ha sido la incorporación de formas islámicas en la arquitectura institucional, lo que incluye la instauración de la Sharia (ley islámica) a los sistemas jurídicos nacionales.
El  ascenso de proyectos islamistas
El acontecimiento más interesante de las revueltas árabes del 2011, ha sido el acceso al poder de proyectos políticos islámicos en países tan variados como Egipto, Túnez y Libia.  Los líderes derrocados  han tenido que dar paso a procesos electorales, bajo los cuales se definen las nuevas elites y las nuevas visiones sociales.  De la centralización del poder, traducida en capacidad de gobierno y de decisión en manos de los viejos dictadores, se ha dado paso a la azarosa dinámica electoral. En este marco, los procesos electorales han permitido, por un lado, la visibilidad política de grupos islamistas, y por otro, la llegada a los poderes legislativo y ejecutivo, a estas nuevas democracias.

El caso más emblemático es la victoria electoral de Mohamed Mursi en Egipto, que le llevó a la presidencia en 2012, en lo que fueron las primeras elecciones presidenciales libres luego de 30 años. Este ingeniero y político egipcio, se presentó  a las elecciones por el Partido Libertad y Justicia, el cual es reconocido por sus estrechos lazos con la Hermandad Musulmana. Entre los ajustes institucionales que ha llevado a cabo el presidente egipcio, se encuentra el cambio de constitución en diciembre pasado, el cual fue oficializado a través de un referendo que dio el “si” ciudadano, con un respaldo del 63%.

Para los casos de Libia y Tunes, el tiempo post-primavera árabe, ha dejado en el panorama  líderes político cercanos a movimientos islamistas.  Para el caso de Libia, es de destacar la elección como Primer Ministro del islamista moderado Alí Zeidan, quien fue elegido con el apoyo de la Hermandad Musulmana en este país. Este político ha declarado en diversas oportunidades que el “Islam es nuestra fe y nuestro sistema jurídico”. Por su parte, en Túnez el islamismo tiene en Hamadi Jebali, Primer Ministro, su gran representante.  Este ingeniero se desempañaba como secretario general del Partido Renacimiento (Ennahda), cuando esta fuerza política se convirtió en partido  mayoritario de la Asamblea Constituyente, elegida en octubre de 2012. Jebali, llegó a la asamblea articulando un discurso moderado, en donde destaca la propuesta revisionista del derecho secular tunecino.
La consolidación de los liderazgos islamistas
Otra dinámica destacable, que dejan los acontecimientos de la llamada primavera árabe, es la competencia regional de dos países de gobiernos islamistas: Turquía y la República Islámica de Irán. En los últimos años, Turquía ha logrado aumentar su presencia y liderazgo internacional y regional, en este marco destaca la presencia constante de este país a lo largo de las crisis árabes, lo cual se materializó con el espaldarazo diplomático de Turquía al gobierno Nacional de Transición en Libia, en la crisis de 2011, y su presencia constante  a lo largo de la crisis en Siria, país con el cual comparte frontera. Bajo el liderazgo del Primer Ministro Recep Tayyip Erdogan, miembro del partido islamista  de la Justicia y el Desarrollo, Turquía ha logrado proyectarse como la potencia emergente del Medio Oriente y defensor de los valores y los principios del mundo musulmán. La Turquía de Erdogan   ha reencauchado la imagen del viejo Califato Otomano y defensor de una renovada Umma (comunidad de creyentes).
Por su parte, la República Islámica de Irán ha aumentado su presencia internacional y regional. Por un lado, la política de energía nuclear ha convertido a Irán en país protagonista de la agenda internacional. Por otra parte, la inestabilidad institucional de Irak y Afganistán, ha convertido a Irán en el país clave para la estabilidad de la política regional. A estos elementos, se le suma la presidencia dinámica de Mahmud  Ahmadineyad, quien desde su llegada al poder en el 2005, ha logrado mantener una imagen de líder regional y defensor del Islam. La retorica de este presidente iraní, transita entre el antiimperialismo estadounidense y el anti occidentalismo, con lo cual reproduce el espíritu del Ayatolá  Jomeini y sus valores revolucionarios.
De esta manera, el Medio Oriente viene asistiendo a profundas transformaciones institucionales. Esta región transita de los viejos líderes y proyectos laicos y seculares a renovados liderazgos y modelos islamistas. La geopolítica del Medio Oriente se está llenando de contenidos religiosos que transitan entre la Sharia, el dar islam, el Califato y la Umma. De las “primaveras árabes” del 2011, que llenaron de esperanza al mundo Occidental, hoy hemos pasados a las primaveras islamistas, que lo llenan de incertidumbre.

Humberto Alarcón Ortiz
Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia, Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Distrital y Magister en Seguridad y Defensa Nacionales de la Escuela Superior de Guerra. Actualmente se desempeña como profesor universitario. 

EE UU anuncia ayuda militar para los rebeldes sirios

Obama certifica que el régimen de El Asad ha usado armas químicas y discutirá con sus aliados las represalias

Tras haber certificado que el régimen de Bachar el Asad ha usado armas químicas contra los rebeldes, el Gobierno de Barack Obama anunció este jueves su implicación en el conflicto de Siria con ayuda militar directa a la oposición, aunque esperará a concretar el alcance y características de esa asistencia hasta consultar con sus aliados en Europa y Oriente Próximo y con la ONU. La próxima semana, Obama se reunirá con el resto de los líderes del G-8 en Belfast.
La Casa Blanca aseguró que se contemplan toda clase de medidas militares, sin renunciar a las diplomáticas y políticas, para castigar a El Asad por el uso de armas químicas, con la esperanza, además, de que sirvan para revertir el destino de una guerra que en las últimas semanas parecía decantarse a favor del Gobierno.
Aunque hasta el momento no se han dado detalles de esas medidas, ha trascendido que Estados Unidos está considerando el envío directo de armas a los rebeldes y la imposición de una zona de exclusión aérea para impedir que el régimen sirio utilice su aviación, un instrumento fundamental hasta ahora. Ben Rhodes, viceconsejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, dijo en una conferencia de prensa que “habrá ayuda militar norteamericana a los rebeldes”, pero se resistió a precisar los detalles.
“El presidente ha tomado la decisión de otorgar más apoyo a la oposición. Eso incluye entregar apoyo directo al Comando Militar Supremo. Eso incluye apoyo militar. No puedo precisar el tipo de ese apoyo por varias razones. La ayuda está destinada a fortalecer la eficacia del Comando Militar Supremo sobre el terreno, dijo Rhodes. "El régimen de Asad”, añadió, “debe de saber que sus acciones nos han conducido a aumentar el alcance y la escala de la asistencia que damos a la oposición, incluyendo ayuda militar directamente al Consejo Supremo Militar” de Siria, que concentra el mando de las operaciones militares. 
“Los servicios de inteligencia han determinado que el régimen de El Asad ha utilizado armas químicas, incluido gas sarín, en múltiples ocasiones contra los rebeldes”, manifestó Rhodes. El viceconsejero de Seguridad Nacional reconoció que este uso había sido “a pequeña escala” y que solo había producido un número reducido de muertos -entre 100 y 150-, en comparación con al cifra total de bajas, que la ONU calcula en torno a los 90.000. Pero el funcionario recordó que la utilización de armas químicas viola las convenciones internacionales y supone cruzar la línea roja que Obama había señalado anteriormente al régimen de El Asad.
Rhodes dijo que la conclusión de los servicios de inteligencia norteamericanos será entregada a la ONU con el objetivo de conseguir una reacción conjunta de la comunidad internacional, aunque admitió que Rusia, que apoya al régimen de El Asad y se opone a armar a los rebeldes, no ha cambiado aún esa posición. 
El informe elaborado por el espionaje estadounidense afirma también que “el régimen de Asad mantiene el control de las armas químicas y ha tomado medidas para evitar robos o ataques contra ellas”. “No disponemos de datos fiables y comprobables de que la oposición haya adquirido o usa esas armas”, añade.
Ese informe será discutido, igualmente, con los miembros del G-8, donde, con excepción de Rusia, parece existir ya una posición favorable a una mayor implicación militar de las principales potencias en la guerra de Siria, donde está en juego en buena medida el futuro de Oriente Próximo.
El Gobierno de EE UU insiste en que preferiría que las acciones que decida el G-8 o el grupo de aliados norteamericanos en Europa y Oriente Próximo fuesen refrendadas por la ONU, pero ha dado a entender que su actuación no estará condicionada a esa decisión.
La Administración comunicará sus próximos pasos en Siria al Congreso, donde, no solo va a encontrar un ambiente muy favorable, sino que recibirá estímulos para actuar de forma aún más urgente y más contundente. El senador John McCain, que el mes pasado visitó a los rebeldes en Siria, declaró este jueves que creía que Obama ha tomado la decisión de armar a los rebeldes.
Entre los que han patrocinado recientemente la intervención militar en Siria, se encuentra el expresidente Bill Clinton, quien el miércoles manifestó que “a veces, es mejor intentarlo, siempre que se vaya demasiado lejos”.
La inteligencia norteamericana obtuvo los primeros datos sobre el uso de armas químicas en Siria el pasado mes de abril, pero Obama prefirió esperar a más comprobaciones antes de establecer, como ha hecho ahora, que El Asad ha cruzado la línea roja. Otros servicios de inteligencia de otros países e investigadores de la ONU ha llegado por sus propias vías a la misma conclusión.
Este paso coincido con un momento de retroceso de las fuerzas de oposición sirias, que han perdido ya algún enclave importante y que ven en riesgo el mantenimiento de su principal ciudad, Alepo, ante el avance del Ejército sirio,apoyado por milicianos de Hezbolá y por Irán.
La presencia de Irán en el conflicto y la posibilidad de que, con la victoria de El Asad, el régimen islámico asentase su liderazgo en la región habrá sido, con gran probabilidad, una factor para que EE UU y otros países occidentales y árabes apuesten por una actuación más enérgica.
En los últimos días, altos representantes de la oposición han lanzado al mundo numerosos gritos de auxilio ante la situación en que se encuentran.

lunes, 10 de junio de 2013

Chomsky, un imprescindible


(Por Atilio A. Boron) Noam Chomsky cumple hoy años, 84 para ser más precisos. Sin duda, una de las mayores figuras intelectuales y científicas de nuestro tiempo. Un raro ejemplar de “intelectual público” invariablemente solidario y militante al servicio de las mejores causas de la humanidad y un prominente científico que revolucionó la lingüística con aportes que marcaron un antes y un después en la historia de la disciplina. Pero el influjo de sus ideas se extiende mucho más allá de la lingüística: sus ideas han impactado fuertemente en la filosofía, la psicología, la  historia, la ciencia política y las ciencias sociales en general. Como “intelectual público”, dotado de una  infrecuente capacidad para abordar con claridad y sencillez los temas más complejos y profundos de su tiempo: sus críticas a la política exterior de Estados Unidos -sobre todo a partir de la Guerra de Vietnam- al papel manipulador de los medios de comunicación de masas y a la involución democrática de su país tuvieron un enorme impacto a nivel de la opinión pública y la clase política pero fueron (y son todavía hoy)  sistemáticamente negados en los paradigmas dominantes de la ciencia política y relaciones internacionales donde sus numerosos escritos (más de 100 libros) no son tenidos en cuenta ni siquiera para ser criticados. Todo esto habla a los gritos de la escandalosa regresión reaccionaria de las ciencias sociales, que se escudan en la especificidad disciplinaria para silenciar las ideas del gran lingüista norteamericano. Cuando son interrogados por  las razones por las cuales no se incluyen los libros de Chomsky en sus bibliografías, eminentes mediocridades de las ciencias sociales a nivel mundial se limitan a declarar que no es un politólogo, o un sociólogo o un historiador. Que su idoneidad se localiza en otro campo y que cuando incursiona en otras disciplinas sus puntos de vista son irrelevantes o equivocados. Estos atildados y muy conservadores académicos ignoran, o simulan ignorar, que ninguna de las grandes figuras de las ciencias sociales aceptó encerrarse en los límites de una disciplina. Marx fue un filósofo, un economista, un politólogo, un sociólogo y un historiador, amén de cultivar con menor énfasis otras disciplinas. Y del otro lado del espectro ideológico ocurre lo mismo: ¿Cuál fue la disciplina de Max Weber? Él se llamaba a si mismo historiador pero fue un brillante sociólogo, politólogo, estudioso de las religiones comparadas  y economista. Sólo los mediocres que tomaron la academia por asalto creen en eso de la “disciplinariedad”, ardid mediante el cual inoculan en sus estudiantes el virus de la resignación y el conformismo que necesita el capitalismo para ser concebido como un sistema eterno y por eso mismo desalentar toda esperanza de cambio. Por eso Chomsky los irrita y los enfurece, porque su obra es una convocatoria no a la disciplina sino a la creatividad y la militancia social que se nutren de la “indisciplina”, condición indispensable de todo pensamiento crítico. Es, como lo exigía Bertolt Brecht, uno de esos que lucha todos los días, sin desmayos. Un imprescindible en la ardua lucha por construir una buena sociedad. Por eso, ¡salud y larga vida Maestro!  
Como pequeño homenaje por su cumpleaños nos permitimos compartir un fragmento de una de sus últimas notas:”Temas que Romney y Obama evitan”, publicado en su sitio web en vísperas de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. ( http://www.chomsky.info/articles/20121007.htm )

 “El segundo tema importante, la guerra nuclear, también está en las primeras planas todos los días, pero en una forma que asombraría a un marciano que observara las extrañas actividades en la Tierra.  La amenaza actual está de nuevo en Medio Oriente, específicamente Irán; es decir, al menos según Occidente. En Medio Oriente, Estados Unidos e Israel son considerados amenazas mucho mayores.” 
            “A diferencia de Irán, Israel se niega a permitir inspecciones o firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear. Tiene cientos de armas nucleares y sistemas de lanzamiento avanzados, y un largo historial de violencia, agresión e ilegalidad, gracias al absoluto apoyo estadounidense. Si Irán está buscando desarrollar armas nucleares, el espionaje estadounidense no lo sabe.” 
             “En su informe más reciente, la Agencia Internacional de Energía Atómica dice que no puede demostrar la ausencia de material nuclear y actividades no declarados en Irán; una forma indirecta de condenar a Irán, como demanda Estados Unidos, mientras admite que la agencia no puede añadir nada a las conclusiones del espionaje estadounidense.  Por lo tanto, a Irán debe negársele el derecho a enriquecer uranio que está garantizado por el Tratado de No Proliferación Nuclear, y es apoyado por la mayor parte del mundo, incluidos los países no alineados que acaban de reunirse en Teherán. La posibilidad de que Irán pudiera desarrollar armas nucleares surge en la campaña electoral. (El hecho de que Israel ya las tenga no.) Dos posiciones se contraponen: ¿Estados Unidos debería declarar que atacará si Irán alcanza la capacidad para desarrollar armas nucleares, las cuales disfrutan docenas de países? ¿O Washington debería mantener la línea roja más indefinida?” 
         “La segunda postura es la de la Casa Blanca; la primera es la demandada por los belicosos israelíes, y la aceptada por el Congreso de Estados Unidos. El Senado votó 90 a 1 a favor de apoyar la postura israelí. Lo inexistente en el debate es la forma obvia de mitigar o poner fin a cualquier amenaza que pudiera creerse representa Irán: establecer una zona libre de armas nucleares en la región. La oportunidad está fácilmente disponible: una conferencia internacional se reunirá en unos meses para buscar este objetivo, apoyado por casi todo el mundo, incluida una mayoría de los israelíes.” 
          “El gobierno de Israel, sin embargo, ha anunciado que no participará hasta que haya un acuerdo de paz general en la región, lo cual es inalcanzable en tanto Israel persista en sus actividades ilegales en los territorios palestinos ocupados. Washington mantiene la misma postura, e insiste en que Israel debe ser excluido de cualquier acuerdo regional de ese tipo.” 
          “Pudiéramos estar avanzando hacia una guerra devastadora, posiblemente incluso nuclear. Existen formas claras de superar esta amenaza, pero no se adoptarán a menos que haya un activismo público a gran escala que demande que la oportunidad sea aprovechada. Esto, a su vez, es altamente improbable en tanto estos temas sigan fuera de la agenda, no sólo en el circo electoral, sino en los medios y el gran debate nacional.”


sábado, 8 de junio de 2013

Turquía en rebelión


Plaza Taksim, Estambul, 8-6-13 (Stoyan Nenov / Reuters)
Alain Gresh Le Monde diplomatique

«Es muy tentador, en las manifestaciones turcas, ver las protestas de un movimiento laico republicano contra un islamismo gubernamental, lo contrario de la plaza Tahir de El Cairo, donde el poder laico republicano se enfrentaba a la revolución de una nebulosa islamista…»

Ante esta cuestión de Mediapart, el 4 de junio de 2013, Levent Yilmaz, profesor de historia de la universidad Bilgi de Estambul respondía:

«La noche del sábado (1 de junio) mostró alineamientos que desafían ese tipo de clasificación. Vimos incluso a forofos de clubs de fútbol rivales ayudándose en tanto que el llamamiento, al mismo tiempo poderoso y unánime, de las redes sociales había hecho su trabajo: una organización impresionante sin las características, las particularidades y los exclusivismos relacionados con los movimientos partidistas.

Por otra parte la oposición institucional renunció al intento de captar al movimiento y su millón de turcos contestatarios, lo que demuestra un levantamiento popular espontáneo, sin una ideología preconcebida, en manos de personas responsables que llegaron incluso a limpiar la plaza y sus jardines después de las cargas policiales».

Pasemos al enunciado del periodista… y a la definición de la lucha egipcia como enfrentamiento de una nebulosa islamista a un poder laico republicano (¡estamos soñando!), pero la respuesta de Yilmaz rebate las simplificaciones sobre Turquía, y más ampliamente sobre el mundo árabe (Túnez, Egipto), que reducen la vida política a un enfrentamiento entre dos bloques.

Para una buena revisión de lo que se escribe respecto a Turquía, se puede consultar la web de Alain Bertho, Anthropologie du présent , que sigue los acontecimientos al día, así como el blog de Etienne Copeaux, Un pas de côté dans les études turques .

Sí, el partido Justicia y Desarrollo (AKP) procede de un movimiento islamista cercano a los Hermanos Musulmanes. Pero es importante hacer un balance objetivo de sus realizaciones desde que llegó al poder en 2002 que le han dado dos victorias más en las elecciones legislativas de 2007 y 2011 (esta última con casi el 50% de los votos).

El avance más importante realizado por ese partido fue devolver al ejército a sus cuarteles (sobre ese enfrentamiento leer Qui gouverne la Turquie ? Hasta entonces esa institución hacía y deshacía y tenía un peso político desmesurado, regularmente denunciado por la Unión Europea. Porque es obvio que no puede haber progreso democrático cuando el estado mayor decide los asuntos esenciales. Uno de los problemas de la oposición denominada de izquierda (el Partido Republicano del Pueblo, CHP) es que es incapaz de elegir entre su lealtad al ejército y la democracia. Este partido está atravesado por numerosas corrientes y es incapaz de representar una alternativa del AKP (obtuvo alrededor del 26% de los votos en 2011).

En una web apasionada dedicada al fútbol y su ubicación en Oriente Próximo, The Turbulent World of Middle East Soccer (con un lugar importante concedido a los ultras, los partidarios de los clubs cuyo papel es más conocido, sobre todo en Egipto), James Dorsey señalaba el 2 de junio:

«Al contrario que las manifestaciones masivas que derrocaron a los dirigentes en los países del norte de África, las manifestaciones en Turquía van contra un dirigente democráticamente elegido que ha ganado tres elecciones con una mayoría respetable, ha presidido un período de crecimiento económico importante y ha posicionado a su país como una potencia regional con ambiciones internacionales. Se trata de un país que, al contrario que los países árabes y a pesar de todos sus defectos, es democrático y tiene una sociedad civil inquieta y muy desarrollada».

Hay que añadir que también fue este gobierno el que tuvo la valentía de abrir negociaciones con los «terroristas» del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

Entonces, ¿qué pasó? ¿Por qué una manifestación de signo ecológico en el centro de Estambul se convirtió en una revuelta?

Han jugado dos factores, al menos de manera indirecta, que provocaron el descontento: primero la ralentización económica (hay que señalar que a pesar de una disminución sensible en los años 2000, las desigualdades siguen siendo considerables en Turquía). El otro factor es una hostilidad creciente hacia el activismo de Ankara en Siria.

Pero la principal responsabilidad de la revuelta incumbe al mismo que dio el éxito al AKP, Recep Tayyip Erdogan, el primer ministro. Embriagado por sus logros pretende consolidar su poder a cualquier precio, intenta que se redacte una constitución presidencial que le permita aspirar al cargo de jefe del Estado y desprecia a sus rivales, lo que multiplica las iniciativas sucias.

Sin duda lo más grave es la deriva autoritaria que ha causado la encarcelación de decenas de periodistas y cientos de opositores, especialmente kurdos. La brutalidad de la represión contra los manifestantes de Taksim ha reunido contra Erdogan un amplio frente muy heterogéneo y que probablemente no se limita a los «laicos». Así que, recordando a James Dorsey, por primera vez desde hace 30 años los forofos de tres grandes clubs de fútbol de Estambul, sin embargo rivales, se unieron a los manifestantes cuya diversidad política y sociológica es muy notable, como señalan Didem Collinsworth y Hug Pope The Politics of an Unexpected Movement , 4 de junio:

«Todavía más sorprendente es la presencia de grupos rivales que actúan codo con codo, incluidos los representantes de la comunidad aleví (alrededor del 10% de la población de Turquía), ultranacionalistas, conservadores de derecha, algunos islamistas y los kurdos de Turquía –algunos ondeando la bandera del PKK- Algunos grupos más marginales también se unieron a las manifestaciones, incluidos los izquierdistas y los marxistas, así como los anarquistas ondeando banderas negras».

El enfoque que querría ver en esas acciones un movimiento contra la «reislamización» de la sociedad no corresponde a la realidad. Levent Yilmaz señala:

«Nosotros hemos entendido claramente un actuación frente a un gobierno conservador musulmán, que sin embargo no ejerce una opresión confesional. Erdogan presenta un perfil autoritario. Parece en vías de 'putinización'. Se mete en todo y suscita miedo. Esta atmósfera de temor agobiante ha ganado sectores que parecían intelectualmente armados para resistir: los medios de comunicación, la universidad…

Pero los enfoques en Francia u otros lugares a veces empujan a ‘sobreinterpretar’ algunos signos de autoritarismo como señales religiosas. El ejemplo de las recientes disposiciones que limitan el comercio del alcohol es sintomático. El asunto me parece menos represivo que muchas de las ordenanzas del otro lado del Atlántico donde, por ejemplo, la venta está prohibida a los menores de 21 años. En Turquía se basa en una legislación ya existente, el poder puede impedir semejante comercio tras las 22 h. o en la proximidad de las escuelas. Veo más la señal de conservadurismo que de islamismo».

También hay que señalar que el control del poder sobre los grandes medios de comunicación audiovisuales también jugó un papel en la furia de los manifestantes (leer Dans la rue, la colère monte contre “CNN-Pingouins” et les médias turcs acquis au pouvoir , LeMonde.fr, 4 de junio.

¿Qué pasará ahora que el primer ministro está en el Norte de África, que el sindicato de la función pública ha llamado a una huelga de 48 horas (poco seguida) y que la Confederación Sindical de los Trabajadores Revolucionarios (DISK), que declara 420.000 miembros, llama a una huelga el miércoles 5 de junio?

En ausencia de Erdogan, el viceprimer ministro Bülen Arinc reconoció, según la AFP, las «legítimas» reivindicaciones de los ecologistas que están en el origen de la revuelta. Además presentó sus «excusas» a los numerosos heridos civiles y lamentó la utilización abusiva de gas lacrimógeno por parte de la policía «que hizo descarrilar las cosas».

¿Hay divisiones en el AKP? Sin duda, y las declaraciones del presidente Gul fueron tan apaciguadoras como las del viceprimer ministro. Pero sería prematuro descartar a Erdogan, que todavía dispone de amplios apoyos, incluso en una parte importante de la población.

(Sobre el movimiento de Fethullah Gülen, leer de Wendy Kristianasen Ces visages multiples de l’islamisme Le Monde diplomatique, julio 1997.
Hay otro factor que pesará, revela Dorsey: «El rival islamista de Erdogan, Fethullah Gülen, un religioso con poder autoexiliado en Pensilvania, que ejerce una influencia en la policía, puede muy bien haber visto las protestas como una ocasión de debilitar al primer ministro. El colega de partido de Erdogan, el presidente Abdullah Gul, está considerado próximo a Gülen. En una alusión velada a Erdogan, Gülen predicó recientemente contra el orgullo. Por otra parte, los informes que circulan en Estambul dicen que el ejército, que comparte las sospechas de los laicos con respecto al gobierno, ha rechazado las demandas de ayuda de la policía y que incluso un hospital militar distribuyó máscaras antigás a los manifestantes».

Fuente: http://blog.mondediplo.net/2013-06-05-Vent-de-fronde-en-Turquie
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=169379
Traducido del francés para Rebelión por Caty R.
http://www.eldiplo.org/notas-web/turquia-en-rebelion?token=&nID=1