lunes, 21 de julio de 2014

¿Israel ha demostrado contención en Gaza antes de atacar? ¡Estamos de broma!

Amira Hass · · · · ·

20/07/14
 


 

"Nuestros medios de comunicación enquistan una terminología desvirtuada que viene a apoyar los esfuerzos destinados a presentar a Israel como víctima. He aquí algunos ejemplos.

«Gaza es un Estado independiente»

No, no lo es. Gaza y Cisjordania no son más que una unidad territorial compuesta de dos partes. Según las decisiones de la comunidad internacional, se ha de establecer un Estado en estas dos partes, que siguen estando bajo ocupación israelí, como lo están los palestinos que viven allí.

Gaza y Cisjordania tienen el mismo indicativo telefónico internacional: 970. (Un indicativo distinto - 972 para Israel - es un gesto sin relevancia que queda del periodo de Oslo. El sistema telefónico palestino es una división del de Israel. Cuando el servicio de seguridad del Shin Bet llama a una casa de Gaza para avisar de que las fuerzas aéreas está a punto de bombardearla, el Shin Bet no tiene necesidad de marcar el 970).

Con su astucia y técnica de colonialista aprendidas en el Mapai [Partido de los Trabajadores, que se sumó al Partido Laborista israelí en 1968], Ariel Sharon retiró a los colonos de la Franja de Gaza.Utilizando una forma nueva de dominación, trató de separar definitivamente de Cisjordania el enclave. El control efectivo del mar, del aire, de las fronteras y de la mayor parte de la Franja de Gaza quedó en manos de Israel.

Es verdad que Hamás y Fatah, animados por la lucha entre facciones, han contribuido en buena medida a la desconexión de las dos partes. Con su propaganda, Hamás ha reforzado la ilusión de la «independencia» de Gaza.

Entretanto, Israel sigue controlando el registro de la población de Gaza y Cisjordania. Todo recién nacido palestino ha de ser inscrito en el Ministerio del Interior israelí (por medio de la Administración de Coordinación y Enlace) para poder obtener una tarjeta de identidad a los 16 años.

La información impresa en las tarjetas lo está también en hebreo. ¿Han oído ustedes alguna vez de un Estado independiente cuyos habitantes tengan que inscribirse en el Estado «vecino» (ocupante y agresor), sin lo cual no obtendrían nunca papeles ni existirían oficialmente?

Cuando expertos como Giora Eiland, general retirado que participó en la elaboración del abandono de Gaza, dicen que Gaza es un Estado independiente que nos agrede, tratan de borrar el contexto de este nuevo ciclo de derramamiento de sangre. La tarea es verdaderamente fácil. Los israelíes ya la han llevado a cabo.

«Legítima defensa»

Las dos partes (Hamas e Israel) afirman que abren fuego en situación de legítima defensa. Sabemos que la guerra es una prolongación de la política por otros medios. La política de Israel está clara (si no es usted consumidor de los medios de comunicación israelíes): aislar todavía más la Franja de Gaza, oponerse a toda posibilidad de unión palestina y desviar la atención de la ofensiva colonialista acelerada en Cisjordania. ¿Y Hamás? Desea reforzar su posición en tanto que movimiento de resistencia tras los golpes que ha sufrido como movimiento de gobierno. Tal vez piensa que puede verdaderamente cambiar toda la estrategia de la dirección palestina frente a la ocupación israelí. Tal vez quiere que el mundo (y los estados árabes) salgan de su sopor.

Sin embargo, y con los debidos respetos a Clausewitz, los cálculos racionales no lo explican todo. No olvidemos la envidia de las misiles: ¿quién los tiene más grandes, más largos, más impresionantes y de mayor alcance? Los chicos juegan con los suyos y tenemos la costumbre de llamar a esto política.

«Israel ha demostrado su contención»

¿Cuándo se comienza a medir la contención? ¿Por qué no empezar con los pescadores que han sido tiroteados, que han resultado heridos y a veces muertos por la marina israelí, aunque los acuerdos de 2012 hablaran de ampliar la zona de pesca ?

¿Por qué no con los agricultores y los recogedores de metales cerca del muro, que no tienen otros ingresos, que sufren nuestros disparos y que a veces resultan heridos o muertos por nuestros soldados? ¿O con la demolición de viviendas pretendidamente por razones administrativas en Cisjordania y en Jerusalén?

¿No pesumimos de esta contención porque es una violencia que los medios israelíes  ignoran con arrogancia? ¿Y por qué no oímos hablar de la contención palestina después de que Nadim Nawara y Mohammed Abu Dhaher resultaran muertos a manos de soldados israelíes en un puesto de control de Ofer ? «Contención» es otra palabra para borrar los contextos y reforzar la victimización de la cuarta potencia militar del mundo.

«Israel suministra agua, electricidad, alimentos y medicamentos a Gaza»

No, no los suministra. Vende 120 megavatios de electricidad a precio de oro, todo lo más un tercio de la demanda. En la factura se deducen los costes aduaneros que Israel recauda sobre las mercancías que llegan a sus puertos y se destinan a los territorios ocupados. Los alimentos y medicamentos que adquieren los comerciantes palestinos, también a precio de oro, entran en Gaza por pasos fronterizos controlados por Israel.  

De acuerdo con el Gisha, Centro Jurídico para la Libertad de Movimientos, en 2012 la Franja de Gaza adquirió productos israelíes por un valor de 1.300 millones de shekels (cerca de 280 millones de euros). Lo que hace que Gaza sea también un mercado cautivo de Israel.

En cuanto al agua, Israel ha impuesto una economía autárquica sobre el agua en Gaza; es decir, que los gazatíes deben contentarse con el agua de lluvia y las aguas subterraneas que recogen en su territorio.Israel, que impone una cuota de agua a los palestinos, no les deja que compartan las fuentes de agua de Cisjordania con la Franja de Gaza.

Como consecuencia, la demanda sobrepasa a la oferta, y hay un bombeo excesivo. El agua de mar se infiltra en las capas freáticas, lo mismo que las aguas residuales de canalizaciones vetustas. El 95 % del agua de Gaza no es apta para el consumo. Y sobre la base de acuerdos pasados, Israel vende 5 millones de metros cúbicos de agua a Gaza (una gota de agua en el océano).

«Israel no identifica más que blancos legítimos»

¿Las casas de los miembros de Hamás, jóvenes o ancianos, son bombardeadas – con o sin niños dentro - y según el ejército, serían blancos legítimos? ¿Hay una casa judía en Israel que no albergue a un oficial que haya participado en planificar o lanzar una ofensiva ? ¿O un soldado que no haya disparado o vaya a disparar sobre un palestino?

«Hamas utiliza a la población como escudos humanos»

Si no me engaño, el ministerio de Defensa se encuentra bien metido en el corazón de Tel Aviv, cuando se trata del principal «centro de guerra» del ejército. ¿Y qué decir de la base de adistramiento militar de Glilot, cerca del gran centro comercial? ¿Y de la sede del Shin [Servicio de Información] en Jerusalén, que linda con un barrio residencial?

Y a qué distancia se encuentra nuestra «fábrica de confección» [centro nuclear de Israel con armas atómicas] en Dimona de zonas residenciales? ¿Por qué es normal para nosotros, y no para ellos? ¿Simplemente porque no tienen la capacidad fálica de bombardear estos lugares?

Amira Hass (1956) es una conocida periodista israelí de izquierdas, célebre por sus columnas en el diario Ha´aretz y su trabajo como reportera en Cisjordania y Gaza, donde vivió durante varios años. Ha recibido numerosos premios a su labor informativa por parte de instituciones como la Unesco, el Instituto Internacional de Prensa, el Anna Lindh Memorial Fund o el Archivio Disarmo.
http://www.sinpermiso.info/

viernes, 18 de julio de 2014

Gaza, bajo ataque

Noam Chomsky
Para La Jornada´

Un anciano en Gaza sostenía una pancarta que decía: Me quitan mi agua, queman mis olivos, destruyen mi casa, me quitan mi empleo, roban mis tierras, encarcelan a mi padre, matan a mi madre, bombardean mi país, nos matan de hambre, nos humillan, pero yo tengo la culpa: disparo un cohete en respuesta. El mensaje del anciano ofrece el contexto adecuado para el más reciente episodio en el feroz castigo a Gaza. Los crímenes se remontan a 1948, cuando cientos de miles de palestinos huyeron de sus casas aterrorizados o fueron expulsados a Gaza por las conquistadoras fuerzas israelíes, que continuaron llevando palestinos en camiones a la frontera durante años tras el cese al fuego oficial.
El castigo adoptó nuevas formas cuando Israel conquistó Gaza en 1967. Por la reciente publicaciones académicas israelíes (principalmente La novia y la dote: Israel, Jordania y los palestinos tras la guerra de junio de 1967, de Avi Raz) nos enteramos que el objetivo del gobierno era desplazar a los refugiados hacia la península del Sinaí y, de ser posible, al resto de la población también. Las expulsiones desde Gaza fueron llevadas a cabo bajo las órdenes directas del general Yeshayahu Gavish, comandante del Comando Sur de las Fuerzas de Defensa de Israel. Las expulsiones desde Cisjordania fueron mucho más extremas e Israel recurrió a medios tortuosos para evitar el regreso de los expulsados, en violación directa de las órdenes del Consejo de Seguridad de la ONU.
Las razones quedaron en claro en discusiones internas inmediatamente después de la guerra. Golda Meir, posteriormente primera ministra, informó a sus colegas del Partido Laborista que Israel conservaría la franja de Gaza mientras se libre de sus árabes. El ministro de Defensa Moshe Dayan y otros estuvieron de acuerdo. El primer ministro Levi Eshkol explicó que a los expulsados no se les podía permitir regresar, porque no podemos aumentar la población árabe en Israel, refiriéndose a los territorios recién ocupados, ya considerados parte de Israel.
De acuerdo con esta concepción, todos los mapas de Israel fueron cambiados, eliminando la Línea Verde (las fronteras reconocidas internacionalmente); aunque la publicación de los mapas fue retrasada para permitir que Abba Eban, embajador israelí ante la ONU, consiguiera lo que él llamó un estancamiento favorable en la Asamblea General ocultando las intenciones de Israel. Los objetivos de la expulsión quizá sigan vivos hoy día, y podrían ser factor que contribuyera a la resistencia de Egipto a abrir la frontera al libre paso de personas y productos proscritos por el sitio israelí respaldado por Estados Unidos. El actual aumento de la violencia estadounidense-israelí data de enero de 2006, cuando los palestinos votaron de la manera equivocada en la primera elección libre en el mundo árabe. Israel y Estados Unidos reaccionaron a la vez con un duro castigo contra los facinerosos y con preparativos para un golpe militar que derrocara al gobierno electo, el procedimiento de rutina.
El castigo se intensificó radicalmente en 2007, cuando el intento de golpe fue sofocado y el electo gobierno de Hamas estableció control pleno sobre Gaza. Ignorando las ofertas inmediatas de Hamas para una tregua después de la elección de 2006, Israel lanzó ataques que causaron la muerte de 660 palestinos en 2006, la mayoría de los cuales eran civiles (un tercio eran menores de edad). Según reportes de la ONU, 2 mil 879 palestinos murieron por fuego israelí de abril de 2006 a julio de 2012, junto con varias docenas de israelíes que fallecieron por disparos desde Gaza. Una breve tregua en 2008 fue cumplida por Hamas, hasta que Israel la rompió en noviembre. Ignorando ofertas de tregua adicionales, Israel lanzó la cruenta operación Plomo fundido en diciembre.
Así han seguido las cosas, mientras Estados Unidos e Israel continúan rechazando los llamados de Hamas a una tregua a largo plazo y un acuerdo político para una solución de dos estados en concordancia con el consenso internacional que Estados Unidos ha bloqueado desde 1976 cuando Estados Unidos vetó una resolución del Consejo de Seguridad a ese respecto, presentada por los principales estados árabes. Esta semana Washington dedicó todos los esfuerzos posibles a bloquear una iniciativa palestina para mejorar su estatus en la ONU, pero fracasó en virtual aislamiento internacional como es común. Las razones fueron reveladoras: Palestina podría acercarse al Tribunal Penal Internacional para denunciar los crímenes de Israel respaldados por Estados Unidos. Un elemento de la tortura incesante de Gaza es la zona de amortiguamiento de Israel dentro de Gaza, por la cual los palestinos tienen prohibido ingresar a casi la mitad de las limitadas tierras arables de Gaza. De enero de 2012 al lanzamiento del más reciente ataque asesino de Israel el 14 de noviembre, la operación Pilar de defensa, un israelí murió por disparos desde Gaza, mientras 78 palestinos fallecieron por disparos israelíes.
La historia completa es naturalmente más compleja y fea. El primer acto de la operación Pilar de defensa fue asesinar a Ahmed Jabari. Aluf Benn, editor del periódico Haaretz, lo describe como el subcontratista y elguardia fronterizo de Israel en Gaza, quien aplicó una relativa calma ahí durante más de cinco años. El pretexto para el asesinato fue que durante estos cinco años Jabari había estado creando una fuerza militar de Hamas, con misiles procedentes de Irán. Una razón más creíble fue ofrecida por el activista de la paz israelí Gershon Baskin, quien había estado involucrado en negociaciones directas con Jabari durante años, incluyendo planes para la eventual liberación del soldado israelí capturado Gilad Shalit. Baskin reporta que horas antes de que fuera asesinado, Jabari recibió el borrador de un acuerdo de tregua permanente con Israel, que incluía mecanismos para mantener el cese al fuego en caso de un altercado entre Israel y las facciones en la Franja de Gaza. En ese entonces estaba en vigor una tregua convocada por Hamas el 12 de noviembre.
Israel aparentemente aprovechó la tregua, informa Reuters, dirigiendo la atención hacia la frontera siria con la esperanza de que los líderes de Hamas relajaran su guardia y fuera más fácil el asesinato. A lo largo de estos años, Gaza ha sido mantenida en un nivel de mera supervivencia, encerrada por tierra, mar y aire. En vísperas del ataque más reciente, la ONU reportó que 40 por ciento de los medicamentos esenciales y más de la mitad de los artículos médicos primordiales estaban agotados. En noviembre, una de las primeras de una serie de fotos espantosas enviadas de Gaza mostraba a un médico sosteniendo el cuerpo achicharrado de un niño asesinado. Ésa tuvo resonancia personal. El médico es director y jefe de cirugía del hospital Khan Yunis, el cual yo había visitado unas semanas antes. Al escribir sobre el viaje reporté su apasionado llamado de solicitud de medicamentos y equipo quirúrgico desesperadamente necesarios. Éstos están entre los crímenes del sitio estadounidense-israelí y de la complicidad egipcia. Las cifras de víctimas del episodio de noviembre fueron más o menos promedio: más de 160 palestinos muertos, incluidos muchos niños, y seis israelíes. Entre los fallecidos estuvieron tres periodistas. La justificación israelí oficial fue que los blancos son personas que tienen relevancia en la actividad terrorista.
Reportando la ejecución en The New York Times, el reportero David Carr observó que “se reduce a esto: matar a miembros de los medios noticiosos puede justificarse con una frase tan amorfa como ‘relevancia en la actividad terrorista’”. La destrucción masiva se concentró en Gaza. Israel usó equipo militar estadounidense avanzado y dependió del apoyo diplomático de ese país, incluidos los usuales esfuerzos de intervención de Estados Unidos para bloquear el llamado del Consejo de Seguridad a un cese el fuego. Con cada una de esas hazañas, la imagen mundial de Israel se erosiona. Las fotos y videos del terror y la devastación y el carácter del conflicto dejan pocas pizcas restantes de credibilidad al auto-declarado ejercito más moral del mundo, al me nos entre las personas que tienen los ojos muy abiertos.
Los pretextos para el ataque también fueron los usuales. Podemos dejar de lado las predecibles declaraciones de los perpetradores en Israel y Washington. Pero incluso la gente decente se pregunta qué debería hacer Israel cuando es atacado por una andanada de misiles. Es una pregunta justa, y hay respuestas directas. Una sería cumplir la ley internacional, que permite el uso de la fuerza sin la autorización del Consejo de Seguridad en exactamente un caso: en defensa propia después de informar al Consejo de Seguridad de un ataque armado, hasta que el consejo actúe, de acuerdo con la Carta de la ONU, artículo 51. Israel está bien familiarizado con esa estipulación de la carta, la cual invocó en el estallido de la guerra de junio de 1967. Pero, por supuesto, el llamado de Israel no llegó a ninguna parte cuando se estableció rápidamente que Tel Aviv había lanzado el ataque.
Israel no siguió este camino en noviembre, a sabiendas de lo que se revelaría en un debate en el Consejo de Seguridad. Otra respuesta sería aceptar una tregua, como parecía bastante posible antes de que se lanzara la operación el 14 de noviembre. Hay más respuestas de amplio alcance. Por coincidencia, una se discute en el número actual de la revista National Interest. Los expertos en Asia Raffaello Pantucci y Alexandros Petersen describen la reacción de China después del amotinamiento en la provincia occidental de Xinjiang, en la cual multitudes de uigures marcharon por la ciudad matando a golpes a desafortunados (chinos). El presidente chino Hu Jintao rápidamente voló a la provincia para hacerse cargo; destacados líderes del círculo de seguridad fueron despedidos, y se emprendió una amplia gama de proyectos de desarrollo para abordar las causas latentes de la intranquilidad.
En Gaza también es posible una reacción civilizada. Estados Unidos e Israel pudieran poner fin a la agresión inmisericorde e incesante, abrir las fronteras y ofrecer medios para la reconstrucción; y si fuera imaginable, indemnizaciones por décadas de violencia y represión. El acuerdo de cese el fuego declaraba que las medidas para implementar el fin del sitio y los ataques dirigidos a residentes en las áreas fronterizas deben ser abordadas 24 horas después del inicio del cese al fuego. No hay signos de que haya pasos en esta dirección. Ni hay ningún indicio de una disposición estadounidense-israelí a anular sus acciones para separar a Gaza de Cisjordania en violación de los Acuerdos de Oslo, a poner fin a los programas de desarrollo y asentamientos ilegales en Cisjordania que están diseñados para socavar un acuerdo político, o en cualquier otra forma a abandonar el rechazo de las últimas décadas. Algún día, debe ser pronto, el mundo responderá al llamado del distinguido abogado de derechos humanos gazatí Raji Sourani, mientras las bombas de nuevo estaban lloviendo sobre los civiles indefensos en Gaza: Demandamos justicia y responsabilidad. Soñamos con una vida normal, en libertad y con dignidad.
Noam Chomsky es profesor emérito de lingüística y filosofía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Cambridge (EEUU). 

miércoles, 16 de julio de 2014

Preguntas incómodas para estas horas que siguen lloviendo bombas sobre Gaza

Palestina arrasada
Resumen Latinoamericano/Carlos Aznárez - ¿Por qué el Papa Francisco no se decide viajar a Gaza y se ofrece como escudo protector de esa población mártir, a fin de intentar detener la mano del monstruo sionista?  Digo, es un decir, porque supongo que Su Santidad no tendrá dudas que allí están asesinando a lo más sagrado de esta humanidad que son los niños y niñas inocentes, esas palomas blancas muy parecidas a la imagen de los ángeles que la Iglesia Católica Apostólica y Romana tanto idolatra. Como diría el trovador venezolano Alí Primera, hay momentos en que “no basta rezar”. Y esta es una de esas ocasiones.
¿Por qué Vladimir Putin y Xi Jinping, los hombres fuertes de Rusia y de China, tan preocupados en los negocios del BRICS, no se deciden a  jugar con todo en el tablero internacional y apuestan a detener los bombardeos del Estado Terrorista de Israel? Todos y todas sabemos que ELLOS sí pueden hacerlo, y que el mundo que quiere la paz en serio, se los agradecería. Digo, es un decir, ya que tienen el poderío suficiente como para señalarle con firmeza a Mister Obama (padre político y militar de Israel) que es necesario detener el genocidio del pueblo palestino.
¿Por qué algunas Cancillerías, entre ellas la de Argentina, siguen en silencio frente al horror provocado por Israel contra Palestina? ¿Qué intereses se mueven para que no se puedan condenar estos hechos criminales, como ya lo han hecho con gran valentía y ética, presidentes como Evo Morales, Raúl Castro, Nicolás Maduro, Rafael Correa, Daniel Ortega, y otros de los países adscriptos al ALBA. O sin ir muy lejos: ¿Por qué los parlamentos que no lo han hecho, imitan al Senado chileno que por unanimidad le pidió a Michelle Bachelet que expulse al embajador israelí?. Repregunto: ¿Por qué de una buena vez no rompemos relaciones a nivel latinoamericano con un gobierno que avala legalmente la tortura y cuyos dirigentes más encumbrados señalan que van a seguir su campaña militar asesina (“hasta que no quede un árabe vivo”, les falta decir, aunque lo piensan)
¿Por qué se sigue sosteniendo un organismo tan desprestigiado como  las Naciones Unidas, cuando es archisabido que tanto Estados Unidos como Israel actúan en ese ámbito con total impunidad, no cumplen ninguna de sus recomendaciones y se burlan de sus dictámenes? De esta manera, las mal llamadas Naciones “Unidas” se han convertido en el brazo multinacional de  mayor complicidad, por acción u omisión, con el Holocausto palestino.
¿Por qué cada uno de los jerarcas, reyezuelos, mandamases y demás especies de burócratas y millonarios árabes que componen la Liga del mismo nombre, no se dejan de “dar recomendaciones”, “firmar manifiestos” y organizar reuniones VIPS, y donan un mísero 10 por ciento de sus fortunas para comprar y enviar medicamentos, vendas, suero, quirófanos, para que los heroicos médicos de Gaza puedan seguir luchando -mejor equipados- contra la muerte sionista que viene del cielo?  ¿O por qué, sin ir más lejos, no respaldan militarmente al pueblo palestino que enfrenta desarmado a un gigante bélico? Digo, es un decir, porque por lo demás, todos estos capitostes de la Liga ofenden a la racionalidad y el sentido común, con tanta cháchara sin sentido.
¿Por qué cada uno de estos mismos gobernantes árabes no cumple a rajatabla el boicot político, económico y académicos que se decidiera en anteriores oportunidades contra Israel, de la misma manera que en su momento se realizara -por parte de algunos países del mundo- contra el gobierno racista de Sudáfrica? Es bien sabido que el sionismo ya ha superado con creces las “hazañas”  etnocidas del nazismo y el apartheid de los bóers sudafricanos.
¿Por qué el “Presidente” de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, si realmente siente lo que le está ocurriendo a su pueblo, no se desprende por una vez sus elegantes trajes y corbatas, se deja de coquetear con los poderosos o de congeniar -como lo ha hecho repetidamente- en tiempo de “paz” con los asesinos sionistas, y se suma, humildemente, en Gaza, allí donde las bombas de Netanyahu caen cada 4 minutos, a las brigadas de rescate de los centenares de muertos y heridos? Seguramente, de esa manera, ganaría en coherencia y en prestigio el cargo “vitalicio” que ostenta.
¿Por qué la gran mayoría de las colectividades judías de cada uno de nuestros países apoyan descaradamente el proceder terrorista del Estado sionista y no se animan a cuestionar métodos y acciones que son idénticas a las aplicadas por quienes enviaron a sus padres y abuelos a los campos de exterminio? ¿Cómo es posible, que salvo honrosas excepciones individuales, esos organismos comunitarios incentiven con total impunidad el adoctrinamiento de sus jóvenes en el odio contra el pueblo palestino, de la misma manera que lo hacen sus similares en Israel? ¿Qué diferencia hay entre estos procederes locales y el de aquellos israelíes que todas las noches festejan la caída de las bombas mortíferas en Gaza, desde la colina de Sderot, o el de esas maestras sionistas que llevan a sus alumnos a los cuarteles del ejército para que les entreguen regalos a los pilotos que arrojarán bombas de fósforo a otros niños como ellos?
¿Por qué los ciudadanos de cada uno de nuestros países no nos movilizamos por cientos de miles para frenar esta tragedia continua provocada por Israel? ¿Cómo podemos permanecer impávidos ante las imágenes de niños y niñas calcinadas por las bombas arrojadas por los aviones israelíes, o las de familias enteras arrasadas por la muerte, o de viviendas una y diez veces destrozadas, de hospitales desbordados y médicos exhaustos e impotentes ante tanto dolor? Es cierto que la parte más consciente de la población no se sumerge en la quietud y se manifiesta contra la criminalidad sionista, pero qué pasa con el resto, esos millones de personas que parecen anestesiadas por el consumismo y la banalidad y no alcanzan a darse cuenta que de esta misma manera empezó el nazismo. Si dejamos que el martirio de Gaza continúe, “porque eso no va conmigo” o “porque Palestina me queda lejos”, estamos abonando en cada uno de los rincones del planeta las bases de sociedades insensibles y despojadas de todo humanismo. ¿Queremos eso para nuestros hijos y nietos? Si no es así, asumamos un compromiso real con la paz y gritemos bien fuerte: ahora más que nunca “todos somos palestinos y palestinas”.
*Director de Resumen Latinoamericano
http://www.resumenlatinoamericano.org/

martes, 15 de julio de 2014

Galeano/ Si yo fuera palestino

palestina nina con muneca

Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir a sus gobernantes.
Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamás ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador.
Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen. Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamás, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó.
Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.
Ya poca Palestina queda.
Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera.
Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.
No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva.
Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania.
Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo.
En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen.
israel-palestina mapa

El conflicto no empezó ayer

 Por Robert Fisk *
En una época, utilizábamos recortes, montones de recortes de periódicos sobre lo que estábamos escribiendo: Israel, el Líbano, Irán, Gaza. De vez en cuando, incluso leíamos libros. Tal vez se deba a Internet, pero en la mayoría de nuestros informes parece que la historia empezó ayer o la semana pasada. Para los snobs, se llama la pérdida de la memoria institucional. Nosotros, los periodistas, parecemos sufrir de ella más que la mayoría. Nuestros lectores, sospecho, no lo hacen. Así que aquí vamos. “Israel hizo caso omiso de las crecientes llamadas internacionales a un alto el fuego y dijo que no va a parar su ataque devastador en Gaza hasta que se consiga ‘paz y tranquilidad’ en las ciudades del sur de Israel en la línea de fuego de cohetes palestinos. Delegados árabes se reunieron con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en Nueva York, instando a los miembros a adoptar una resolución que llame a un cese inmediato de los ataques israelíes y de un alto el fuego permanente.” Esto es de un informe de la Asociación de Prensa.
Ahora, éste es un editorial del Canadian National Post de derecha: “Noso-tros (sic) tenemos una gran simpatía por la gente común de Gaza. Los ataques de Israel esta semana contra la infraestructura del terrorismo, en la pequeña zona y densamente poblada, son sin duda muy duros para ellos, ya que los funcionarios y agentes de Hamas los utilizan como escudos humanos. Pero recuerden: todo lo que se requería para prevenir estos ataques era que los palestinos detuvieran su violencia contra los israelíes”.
Y aquí está The Guardian: “Ayer, mientras tres de sus hijos yacían muertos en el piso del hospital, Samouni estaba en una cama del piso de arriba en el hospital Shifa, recuperándose de las heridas en las piernas y los hombros, reconfortando a su hijo, Mohamed, de cinco años, quien había sufrido una fractura en el brazo”. “Es una masacre”, dijo Samouni. “Sólo queremos vivir en paz.”
Y, sólo por si acaso, esto es de Reuters: “Israel amplió ayer su feroz ofensiva aérea en la Franja de Gaza gobernada por Hamas durante las últimas décadas y se prepara para un posible ataque por tierra, después de un bombardeo de tres días que mató a 300 palestinos. Los aviones (israelíes) también atacaron las casas de dos altos comandantes del brazo armado de Hamas. Ellos no estaban allí, pero varios miembros de la familia estaban entre los siete muertos”. Y por último pero no menos importante, esto es del escritor Robert Fulford del Canadian Post: “Israel ya demostró ser la nación más moderada en la historia. Estableció un record histórico de moderación”.
Ahora, por supuesto, usted está familiarizado con todo lo que acaba de leer. Desde la semana pasada, Israel ha estado bombardeando a Gaza para evitar que los cohetes de Hamas lleguen a Israel. Los palestinos sufren de manera desproporcionada, pero es todo culpa de Hamas. Pero hay un problema.
El informe de la Asociación de Prensa se publicó ¡el 6 de enero de 2009, hace cinco años y medio! El editorial del Post fue impreso el 2 de enero del mismo año. El informe de The Guardian fue del 6 de enero de 2009, el de Reuters el 30 de diciembre del año anterior. Las 2008 tonterías de Fulford fueron publicadas el 5 de enero de 2009.
Curiosamente, sin embargo, nadie recuerda que la matanza de hoy es una repetición obscena –por ambos lados– de lo que sucedió antes, y de hecho antes todavía. El historiador israelí izquierdista Illan Pappe informó sobre cómo el 28 de diciembre de 2006 la organización israelí de derechos humanos
B’Tselem dijo que 660 palestinos habían muerto ese año, la mayoría en Gaza, incluidos 141 niños, y que desde el año 2000 las fuerzas israelíes habían matado a casi 4000 palestinos con 20.000 heridos. Pero apenas hubo una sola mención de todo esto en un solo informe sobre la última masacre en la guerra de Gaza.
¿Por qué? ¿Por qué nosotros, como lectores –por no hablar de nosotros los periodistas– nos permitimos participar en lo que yo sólo puedo llamar una memoria colectiva borrada? ¿Por qué no nos importa? O ¿por qué tememos que las explicaciones del recurrente derramamiento de sangre en Israel podrían llevar a los lectores a buscar razones más profundas y que los “amigos” de Israel en el extranjero nos podrían acusar a nosotros, pobres inofensivas periodistas, de sugerir que Israel –por no hablar de los corruptos de Hamas– se dedica a una cada vez más despiadada guerra, infinitamente más perversa y obscena que lo que sugiere nuestro soso reportaje de estilo agencia?
Pero para terminar, aquí hay un informe de Reuters sobre Mosul que sonará muy familiar para los lectores de las últimas semanas: “Los insurgentes incendiaron estaciones de policía, robaron las armas y descaradamente vagaron por las calles de Mosul, mientras la tercera ciudad más grande de Irak parecía caer fuera de control”. Un pequeño problema, por supuesto. Este despacho de Reuters fue presentado en 2004 –¡hace 10 años!
Me temo que la memoria borrada se trata del contexto. Se trata de la forma en que los ejércitos y los gobiernos nos quieren hacer creer u olvidar lo que están haciendo, se trata de la cobertura histórica, y es sobre –y cito a la maravillosa periodista israelí Amira Haas– “el monitoreo de los centros de poder”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

lunes, 14 de julio de 2014

“Decidí dejar de ser judío” Gilad Atzmon

Identidad. El músico y pensador Gilad Atzmon analiza y cuestiona el judaísmo y no cree en su existencia por fuera de las prácticas religiosas y el cuidado de las tradiciones. También critica a la izquierda israelí.
Gilad Atzmon.
El judaísmo es una religión del exilio y la identidad judía es producto del adoctrinamiento del exilio”, escribe Gilad Atzmon en los tramos finales de su libro La identidad errante , publicado por Editorial Canaán, que vino a presentar a Buenos Aires. El planteo del texto es poner en cuestión la idea de la existencia de una identidad judía por fuera de las prácticas religiosas y el cuidado de las tradiciones. Algo que ha generado muchas polémicas y le han valido a su autor toda serie de acusaciones no siempre fundadas.
En las valijas se trajo también su último compacto Songs of the metropolis , grabado en Londres, donde reside y a la que define como “una encantadora ciudad disfuncional”. Cuando se le pregunta por la relación del jazz con los ensayos y novelas que escribe, es como si buceara dentro suyo en busca de una respuesta que tarda un rato en llegar. “Mi forma de vivir es reinventarme y eso me gusta mucho. Soy un músico, me reinvento, mi identidad, mi historia. No puedo tocar otra cosa que jazz. Es práctico porque no tengo que leer música y no me gusta hacerlo. El jazz conecta mi oído con mi libido sin intervención del ojo, que es el gran obstáculo para pensar estética y éticamente. Porque el ojo lleva a un modo pseudopositivista, seudocientífico, creemos en lo que vemos, en lugar en prestar atención a nuestro interior. Cuando cierro los ojos veo muchas más cosas, me conecto más con mi alma. El jazz es el modo más amplio de expresar la humanidad. Siempre ocurre algo nuevo, y eso es lo que espero que suceda cuando me meto con la historia, la ética, la ideología: ver qué sucede. Cuando doy una charla, ellos me sienten y yo los siento.” Es el único momento en que su discurso pierde algo de su velocidad, pues ya cuando se le trae a colación un planteo de Joseph Roth de que quería seguir siendo judío por eso no iba a Israel, la respuesta es casi inmediata: “El judaísmo es una noción dinámica, sé que hay muchos aspectos en el asunto. Hay muchas posiciones Es muy común que los judíos traten de presentar al judaísmo como una forma de humanismo. No compro esa posición. Los judíos pueden ser humanistas, pero no a causa de su judaísmo sino a pesar de él. Pero si pensamos en grandes humanistas judíos como Hanna Arendt o en Einstein, fueron educados como alemanes, la influencia de sus antecesores judíos fue insignificante”.
“La identidad judía, o mejor dicho la judeidad, se presenta como diferentes formas de ideología que celebran el hecho de que los judíos formen parte del pueblo elegido. Eso genera una idea de supremacía, de excepcionalidad. La identidad judía significa varias cosas. Anoche no podía dormir y me puse a pensar en el peronismo. Es lógico encontrar el propio lugar en el país, en la cultura de uno, en la tierra, la lengua, el folclore que nos rodea. Es algo hermoso. Pero aparece un planteo formulado desde la izquierda: ‘la política de la identidad’. Trabaja con la identificación. Si usted es homosexual, lo que sucede es que le gusta relacionarse con gente del mismo sexo. Pero ser gay es otra cosa: una identidad política. Ser homosexual es una preferencia sexual, ser gay es otra cosa. Lo mismo pasa con el judaísmo y el sionismo. Una mujer es una mujer hasta que se dice que es feminista. La gente que se identifica con una idea pierde autenticidad. Y repite algo preestablecido. Es estúpido. Así se produce una especie de matriz depredadora de control y alienación. Al asociar a alguien con una identidad se lo puede controlar, tanto en lo que dice como en lo que hace. La mayor banalidad, pero instalada desde la izquierda”.
–Algo que tiene que ver con la corrección política… 
–En esto la corrección política es una tiranía, una forma de estalinismo, con la diferencia que con el estalinismo la gente sabía que era lo que no quería mientras que bajo la corrección política ya no se sabe qué se quiere.

–Es posible. ¿Cómo se ha propuesto usted, dejar de ser judío?
–Por supuesto, no pienso en términos de ser o no ser judío. Primero, porque no practico la religión judía. Tampoco cristiano, aunque me siento inspirado por Cristo, pero no me gusta la Iglesia. Amo a lo que tengo alrededor. Amar el vecindario es la mejor manera de dejar pensar el humanismo, el universalismo. Definitivamente no quiero participar del juego político del judaísmo.

–¿El antisemitismo no es como la contracara de la identidad judía?
–El antisemitismo reafirma el origen bíblico del pueblo judío. Una fantasía de origen medieval ¿Soy semita? Para nada, quien me mire me calificará de caucásico. No estoy en contra de la gente judía. No estoy en contra de la religión judía, ni de los que siguen las tradiciones. Me opongo a la idea de una identidad judía de la que no podemos salirnos, de la creencia en una supremacía que viene dada de sí. Y del exclusivismo. ¿Cuál es la diferencia entre un estado totalmente ario y un estado totalmente judío? De hecho, habiendo nacido en Palestina y siendo mi familia de origen judío, decidí dejar de serlo.

–¿Es posible una convivencia entre Israel y un estado palestino?
–Eso sería lo más deseable. Pero no es posible en tanto se mantenga la ideología etnocentrista. Los israelíes han judaizado el estado. Y en el nombre del judaísmo han colonizado y reprimido. Entonces no pueden vivir con nadie, ya no con los palestinos, sino tampoco con ellos mismos. Porque la supremacía interior no sirve para nada, es algo vacío.

–Se suele decir, con alguna sorpresa, que Israel, paradójicamente con su origen, se ha ido transformando en un estado fascista…
–Desde Israel se ha universalizado la ocupación del territorio. Cualquier judío puede instalarse en Israel, no le pasa lo mismo a un palestino. Puede pensarse que los judíos que fueron víctimas del nazismo no son en realidad los que se mudaron a Israel. Al principio no se hablaba del Holocausto, recién en 1957 se lo incorporó a la narrativa de la identidad judía. El sionismo es una ideología previa al nazismo. Y lo sobrevivió. En psicología se habla de los abusadores que se vuelven abusadores. Lo que proporciona una especie de coartada. Infligen sufrimiento porque son una banda de psicópatas. Y se quiere que se los acepte como tal. En lugar de sufrir junto a los demás, no muestran empatía en un contexto político hacia los demás. Sólo se mueven a favor de los judíos. En este proceso, la izquierda judía es el peor peligro. El poder judío es la capacidad de impedir que hablemos del poder judío, silenciarnos. De eso se ocupa la izquierda judía.

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domingo, 13 de julio de 2014

Jugando con fuego en Gaza

Ignacio Alvarez-Ossorio 

Para el diario El Correo y proximooriente.blogspot.com

Una vez más la historia vuelve a repetirse. La Franja de Gaza es atacada de nuevo por tierra, mar y aire por las Fuerzas de Defensa Israelíes. El objetivo declarado es detener la lluvia de cohetes lanzados contra el territorio israelí; el objetivo encubierto es golpear a Hamas, organización que había encontrado en el acuerdo de reconciliación sellado con Fatah una tabla de salvación a una situación desesperada, ya que sus principales vías de financiación han sido interrumpidas a lo que debe añadirse la rampante erosión de su popularidad por su deficiente gestión de gobierno.
 
Lamentablemente la historia nos enseña que no existen operaciones quirúrgicas y que la población civil será la principal víctima de una operación militar que agravará los problemas endémicos de la Franja de Gaza, en la que más del 80% de la población depende de la ayuda humanitaria internacional para sobrevivir. Una prisión a cielo abierto como tantas veces se ha descrito con todas sus salidas y entradas controladas por las fuerzas israelíes que, en 2005, se retiraron del territorio pero que no le permitieron cortar el cordón umbilical con la ocupación. Una operación desproporcionada que, como todos sabemos, está condenada al fracaso, puesto que no parece factible que a estas alturas Israel sea capaz de destruir a Hamas, una organización que cuenta con un amplio respaldo popular y que, además, suele salir reforzada tras cada una de las campañas desencadenadas contra ella.
 
Con el bombardeo de la franja, Israel lanza un claro mensaje a la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas a la que dicta unas líneas rojas que no deberá sobrepasar. El gobierno israelí sigue apostando por el ‘divide y vencerás’ según el cual la escena palestina tendrá que seguir enfrentada y no se permitirá a Fatah y Hamas sellar sus diferencias, porque ya se sabe que al enemigo es mejor mantenerlo dividirlo e impedir que unifique sus fuerzas para plantar cara a la colonización. Por eso, la prioridad de Benjamin Netanyahu es imposibilitar a toda costa y a cualquier precio que las dos principales fuerzas políticas palestinas resuelvan sus diferencias y establezcan un programa de acción común. Ese es el peor escenario para Israel y eso es lo que se trata de impedir con la operación Margen Protector.
ataque israeli a palestina
Lo que no parece tener en cuenta Israel es que está jugando con fuego. En el poco probable caso de que Hamas fuera extirpada de raíz del territorio palestino, deberíamos preguntarnos quién ocuparía su lugar y quién asumiría la defensa del islam político. Si los Hermanos Musulmanes palestinos desaparecieran de la faz de la tierra de la noche a la mañana no cabe duda que sería remplazada por grupos más radicales situados en la órbita salafista y yihadista. El remedio podría ser, por lo tanto, peor que la enfermedad, puesto que favorecería la emergencia de fuerzas situadas en la órbita de Al Qaeda que aprovecharían la desesperación y la frustración existente entre la población para tratar de ganar terreno e impulsar su causa.
 
A estas alturas parece claro que el miserable asesinato de tres adolescentes israelíes está siendo hábilmente instrumentalizado por el gobierno israelí para tratar de sacar réditos en aguas turbulentas. Curiosamente nadie se ha rasgado las vestiduras por los 1.520 menores palestinos muertos desde el año 2.000 como como consecuencia de ataques israelíes. Como ya sabemos, no todos los muertos valen lo mismo y la sangre palestina cotiza a la baja en el mercado de la geopolítica internacional. Se trata de una estrategia, cuanto menos, arriesgada, puesto que apuesta por añadir más leña al fuego en un Oriente Medio que vive en un momento especialmente volátil, con Siria hundida en el lodo de la guerra civil y con un Irak cada día más fragmentado con el Estado Islámico en plena fase de ascenso. En este contexto, cualquier chispa podría encender un incendio de impredecibles consecuencias abriendo la caja de truenos. Además, todos sabemos cómo empiezan las guerras en la región, pero no cómo acaban. Basta con recordar que el bombardeo de Gaza en 2006 provocó un efecto contagio a Líbano con el enfrentamiento entre Israel y Hezbollah, un choque que acabó sin ganadores ni perdedores pero que provocó una crisis de gobierno que se cobró la cabeza del por entonces primer ministro Ehud Olmert por sus costosos errores de cálculo.
 
Cuando las autoridades israelíes decidan, en unos días o en unas semanas, poner fin a la operación Margen Protector será el momento de hacer el recuento de víctimas en ambos bandos y enterrar los cadáveres. Como en el pasado, los líderes mundiales condenarán con firmeza el terrorismo de Hamas y, en menor medida, se lamentarán de la desproporción de la ‘respuesta’ israelí. Una vez más apremiarán a las partes a retornar a la mesa de negociaciones y apostarán por la solución de los dos Estados, declaraciones que no serán acompañadas de ninguna presión efectiva para que se cumplan las resoluciones internacionales ni para que Israel se retire del territorio ocupado. Un mensaje que, como tantas veces en el pasado, caerá en saco roto y acabará arrastrando el viento. Mientras tanto, Israel seguirá aprovechando la inmovilidad de la comunidad internacional para seguir aplicando su política de hechos consumados para judaizar el territorio ocupado mediante la construcción de nuevos asentamientos y hacer inviable un Estado palestino con continuidad territorial. Nada nuevo bajo el sol.

La verdadera historia oculta de Gaza que los israelíes no están contando

Ni cohetes de Hamás ni amenaza yihadista global: la clave es la posesión de la tierra palestina

Veamos ahora la historia de Gaza que no oirá contar a nadie en las próximas horas. Se trata de la tierra. Los israelíes de Sderot sufren el fuego de cohetes lanzados por los palestinos de Gaza y ahora los palestinos están recibiendo su merecido. Claro. Pero, un momento: ¿cómo es que todos esos palestinos —millón y medio en total— han acabado hacinados en Gaza? Bueno, pues resulta que sus familias vivieron una vez en lo que ahora se llama Israel. Y que fueron expulsados —o huyeron para salvar la vida— cuando se creó el Estado de Israel.

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Y resulta también que —se aconseja aquí tomar aire con una profunda inspiración— las personas que vivían en Sderot a principios de 1948 no eran israelíes sino árabes palestinos. Su aldea se llamaba Huj. Tampoco eran enemigos de Israel. Dos años antes, esos mismos árabes habían escondido del ejército británico a combatientes de la Haganah judía. Sin embargo, cuando el 31 de mayo de 1948 el ejército israelí se plantó en Huj expulsó a todos los habitantes árabes de la población, ¡a la Franja de Gaza! Y se convirtieron en refugiados. David Ben Gurion (el primer Primer Ministro de Israel) lo llamó una “acción injusta e injustificada”. Una pena. A los palestinos de Huj nunca se les permitió regresar a sus hogares.

Sus familias vivieron una vez en lo que ahora se llama Israel. Y que fueron expulsados —o huyeron para salvar la vida— cuando se creó el Estado de Israel.

Y hoy, más de 6.000 descendientes de los palestinos de Huj —ahora Sederot— viven en la misérrima Gaza entre los “terroristas” que Israel proclama querer destruir y que disparan cohetes contra lo que otrora fue Huj. Interesante historia.
Y lo mismo cabe decir por lo que respecta al derecho de autodefensa de Israel. Lo hemos vuelto a oír hoy mismo. ¿Qué pasaría si los ciudadanos de Londres fueran bombardeados como lo son los ciudadanos israelíes? ¿Acaso no devolverían el golpe? Bueno, sí, pero los británicos no tenemos a más de un millón de antiguos habitantes del Reino Unido encerrados en campos de refugiados en unos pocos kilómetros cuadrados alrededor de Hastings.
La última vez que se utilizó este argumento falaz fue en 2008, cuando Israel invadió Gaza y mató al menos a 1.100 palestinos (tipo de cambio: 1.100 contra 13). ¿Qué pasaría si a Dublín la atacaran con cohetes?, preguntó entonces el embajador de Israel. Ahora bien, en la década de 1970 la ciudad británica de Crossmaglen, en Irlanda del Norte, sufrió el ataque de cohetes lanzados desde la República de Irlanda pero no por ello la RAF se vengó bombardeando Dublín y matando a mujeres y niños irlandeses. En Canadá, en 2008, los partidarios de Israel blandieron el mismo argumento falaz. ¿Qué pasaría si a la gente de Vancouver o Toronto o Montreal la atacasen con cohetes disparados desde sus propios suburbios? ¿Cómo se sentirían? Sin embargo, los canadienses no han empujado a campos de refugiados a los habitantes originales del territorio canadiense.
Y ahora vámonos a Cisjordania. Al principio Benjamin Netanyahu dijo que no podía hablar con el “Presidente” palestino Mahmoud Abbas porque no representaba también a Hamas. Luego, cuando Abbas formó un gobierno de unidad [con Hamas], Netanyahu dijo que no podía hablar con Abbas porque se había aliado con la “terrorista” Hamas. Ahora dice que sólo se puede hablar con Abbas si rompe con Hamas, aunque si lo hace dejará de representar a Hamas.
Mientras tanto, el gran filósofo israelí de izquierdas Uri Avnery —90 años de edad y por fortuna tan recio como siempre—, ha llamado la atención sobre la última obsesión de su país: el peligro de que Isis lance un asalto hacia el oeste desde su “califato” sirio-irakí y llegue hasta la ribera oriental del río Jordán.
“Y Netanyahu dijo”, según Avnery, que “si no son detenidos por una guarnición israelí permanente estacionada allí (en el río Jordán), llegarán hasta las mismas puertas de Tel Aviv”. La verdad, por supuesto, es que la aviación israelí aplastaría a Isis en el mismo instante en que osara cruzar la frontera con Jordania desde Irak o Siria.
La importancia de eso, sin embargo, es que si Israel mantiene su ejército en el Jordán (para proteger a Israel de Isis), un futuro Estado “Palestino” no tendrá fronteras y será un enclave dentro de Israel rodeado por todas partes por territorio controlado por los israelíes.
“Igual que un bantustán sudafricano”, dice Avnery. En otras palabras, jamás existirá un Estado palestino “viable”. Después de todo, ¿acaso no es Isis lo mismo que Hamas? Por supuesto que no.
Pero no es eso lo que le oímos decir a Mark Regev, portavoz de Netanyahu. No, lo que le dijo a Al Jazeera fue que Hamas era “una organización terrorista extremista no muy diferente de Isis en Irak, Hezbollah en el Líbano, Boko Haram …” Basura. Hezbolá es una milicia chií que en Siria combate a muerte contra los musulmanes sunitas de Isis. Y Boko Haram —a miles de kilómetros de Israel— no es una amenaza para Tel Aviv.
Pero usted ya ha captado el concepto. Los palestinos de Gaza —y, por favor, olviden para siempre a los 6.000 palestinos cuyas familias son oriundas de Sederot— están aliados con las decenas de miles de islamistas que amenazan a Maliki en Bagdad, a Assad de Damasco o al presidente Goodluck Jonathan en Abuja. Más interesante aún: si Isis se dirige hacia las lindes de Cisjordania, ¿por qué el gobierno israelí sigue construyendo allí colonias para los civiles israelíes de forma ilegal y en tierras árabes?
Todo esto no tiene que ver solamente con el vil asesinato de tres israelíes en la Cisjordania ocupada o con el vil asesinato de un palestino en la Jerusalén Este ocupada. Tampoco con la detención de numerosos militantes y políticos de Hamas en Cisjordania. Tampoco con los cohetes. Como de costumbre, el meollo del asunto es la tierra.
Por Robert Fisk
The Independent
Traducido para Rebelión por LB
http://www.elciudadano.cl/