domingo, 3 de agosto de 2014

CONGRESO NACIONAL DE ALADAA, SECCIÓN ARGENTINA, 2014

“20 años de Democracia en Sudáfrica”
Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543- Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina)

HORA
JUEVES 7 DE AGOSTO

09:30
11:30



ACTO DE APERTURA
Conferencia de John Sharp (Univeridad de Pretoria)

11:30
13:30



MESA 7
Etnomusicología: la música de las comunidades afro en América, símbolos de dialogo y resistencia a principios del S XXI
Coordinación: María Lina Picconi y Marina Alonso Bolaños

MESA 8
La Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales y su influencia lingüística en África y Asia

Coordinación: Mariano Mainardi e Iván Tiemersma.



MESA 9
La primavera árabe y las transiciones democráticas

Coordinación:: Graciela Di Marco y Oscar Grillo



MESA 19
Asia. Ideas e imágenes

Coordinación: Cecilia Onaha





14:00
16:00


MESA 3
Textos y contextos en África y Asia antiguas. Modelos teóricos y metodologías para el abordaje de problemáticas socio-históricas a partir de fuentes epigráficas

Coordinación: Rodrigo Cabrera Pertusatti y Rodrigo Núñez Bascuñán 



MESA 15
La sociedad argentina y sus gobiernos ante las migraciones asiáticas y africanas (siglos XX y XXI)

Coordinación:: Alcira Trincheri y Luciana L. Contarino Sparta

MESA 12
Japón: actualización del debate intercultural

Coordinación: Cecilia Onaha y Liliana Palacios de Cosiansi

MESA COREA




16:00
19:00



MESA 1
El próximo Oriente Antiguo un campo interrelacional: relaciones económico-sociales, de género, políticas y culturales. Procesos históricos y contexto de producción teórico-metodológica.

Coordinación: Celeste Crespo y María Rosa Oliver




MESA 15
(continuación)

MESA 10
Las relaciones entre América Latina y el mundo Afro-Asiático desde la perspectiva de la Geografía Social y Cultural

Coordinación: Liliana Palacios de Cosiansi, Sergio Francisco Naessens y Clara Lucía Calvo

MESA 14
Cultura, sociedad y poder en India

Coordinación: Lía Rodríguez de la Vega y Rosalía Vofchuk



MESA 16
Democracia, Justicia y Derechos Humanos. Reflexiones en torno a las experiencias transicionales en el espacio Sur Global durante la segunda mitad del siglo XX
.
Coordinación: María Celina Flores y Laura Efron




19:00
20:00



ASAMBLEA GENERAL DE ALADAA, SECCIÓN ARGENTINA


HORA
VIERNES 8 DE AGOSTO

09:30
13:15



MESA 6
Estudios del Mashriq y el Magreb desde la contemporaneidad. Problemas de la descolonización, transformaciones y resistencias

Coordinación: Mariela Flores Torres, Martín Martinelli y Gabriel López






MESA 17
Expresiones de religiosidad y espiritualidad afroasiáticas. Orígenes, difusión y relocalización

Coordinación: Paula Seiguer, María Eugenia Arduino y Fabián Flores




MESA 13
Economía y política en el Noreste Asiático contemporáneo: estructuras internas y relaciones intrarregionales entre China, Corea y Japón

Coordinación: Jorge Santarrosa, Gustavo Santillán y Marcos Cordeiro Pires




MESA 5
Relaciones exteriores sudafricanas: presencia regional y proyección internacional

Coordinación: Agustina Marchetti y Carla Morasso




MESA 18
Próximo Oriente, ayr y hoy. “Orientalismo”, cine, redes sociales historia

Coordinación: Susana Murphy y Estela Salles

14:00
16:00


MESA 4
Entre la superexplotación y el Failed States Index: aportes para la construcción de indicadores descolonizados para analizar situaciones de debilidad estatal en África

Coordinación: Ramiro Sebastián De Altube y Sebastián Martín Juncal



MESA 2
Poder, política e ideología en las sociedades del cercano Oriente Antiguo”.
Coordinación: Emanuel Pfoh y Augusto Gayubas




MESA 11
Vinculaciones Sur-Sur: El SEA y sus relaciones con América Latina y África

Coordinación: M. Florencia Rubiolo y Ezequiel Ramoneda




16:00
18:30



18:30
20:00



PANEL DE CIERRE – 20 años de democracia en Sudáfrica

MESA 6
Estudios del Mashriq y el Magreb desde la contemporaneidad. Problemas de la descolonización, transformaciones y resistencias

Coordinación: Mariela Flores Torres, Martín Martinelli y Gabriel López


1) Lectura crítica de la obra de Gilad Atzmon
Bárbara Hofman 
Lautaro Masri UBA
2) Los condenados del “Medio Oriente”
Mariela Flores Torres UNPSJB –UNQ
3) “El derecho a existir de Israel”. Deconstrucción del discurso del movimiento sionista laborista 
(1880-1948)
Luisina Ferrante  UBA
4) Redes Sociales en la llamada Primavera Árabe ¿catalizador de estallidos sociales?
Lucas Krmpotic UNPSJB
5) Migraciones contemporáneas e identidad: Miradas sobre Palestina
Marisol Fila UBA 
6) La dominación a través del nombramiento y del lenguaje
Martin A. Martinelli UNLu-UBA
7) Tierra santa, prometida, ocupada: Palestina como geografía imaginada 
Emanuel Pfoh CONICET/UNLP
8) El Estado Judío: de la Declaración Balfour a la Declaración de la Independencia del Estado de Israel”  
Nahuel Jalil CBC-UBA
9) Régimen de Apartheid en Palestina, debates e implicancias
López, Gabriel Fernando UBA-UNTref-ISPJVG
10) Aconteceres posibles para la liberación del Ser: la tríada Said-Fanon-Césaire. Habitus, sujetización y lenguaje
Verónica Seghezzo (UBA)
11) Los orígenes de la negación de la limpieza étnica en Palestina: un análisis de discursos israelíes en la ONU (1948-1967)
Natalia R. L. Bassi UBA
12) El Magreb. Tránsito de las migraciones desesperadas provenientes de África Subsahariana hacia Europa
Pablo Blanco UNPSJB
13) Edward Said: crítica literaria y colonialidad
Ximena Picallo UNPSJB
14) ¿Puede aplicarse el término genocidio en el conflicto israelí-palestino?
María Clara Bevcar UBA
15) El Orientalismo y el Sionismo Político en la empresa colonizadora de Palestina
Joquín Kirjner UNLP
16) Los jóvenes y la primavera árabe
Eduardo Wehbe UBA-UTDT
17) La insurrección de 1916 en Asia Central. Reforma, revolución y contrarrevolución: de la resistencia al zarismo hasta la contrarrevolución estalinista.
Tamara Egea UNComahue
18) Israel y la conquista de Palestina
Necesidad de revisar el papel de la ONU en la implantación del Estado sionista
Miguel Ibarlucía UNCentro

sábado, 2 de agosto de 2014

Palestina: la culpa es de las víctimas

Cuarto Poder


Me disponía a escribir sobre el documental de un periodista amigo (al que luego me referiré) cuando se ha interpuesto en mi camino la enésima imagen del entierro de un niño palestino. ¿Por qué tantas imágenes de entierros de niños palestinos? Podría pensarse en la respuesta más fácil: porque Israel mata muchos niños palestinos. Y podría pensarse también, por tanto, que estas imágenes publicadas por los medios de comunicación constituyen una poderosa herramienta de denuncia de los crímenes sufridos por la población de Palestina desde hace sesenta años a manos del ejército israelí.
No sé. Puede que se trate de un exceso de suspicacia, pero me sorprende la insistencia en asociar mediáticamente el destino de los palestinos -y de los árabes en general- a estas imágenes de ceremonias funerarias colectivas. Cuando matan a un niño en España (pienso, por ejemplo, en la trágicamente célebre Asunta) ningún periódico publica imágenes de su cadáver ni tampoco de su entierro. De manera espontánea se buscan imágenes del niño vivo, sonriente, lleno de vida, lo que permite calibrar mejor el dolor de los supervivientes y el horror de la acción cometida. De los niños palestinos muertos -de los palestinos y árabes en general- no vemos nunca imágenes de cuando estaban vivos y se asemejaban a nosotros. Sólo aparecen después de muertos y sólo como muertos. Con independencia de si hay más o menos premeditación en esta práctica periodística, lo cierto es que los niños palestinos -los árabes en general- sólo comparecen ante nuestra vista cuando los van a enterrar. Los entierros árabes tienen una fuerte dimensión colectiva y, cuando se trata de niños asesinados, un inevitable y comprensible componente emocional. Como además, y al contrario que en la tradición cristiana, el cadáver no está alojado en un ataud sino que es sostenido por los parientes envuelto en un lienzo, la ceremonia, llena de ira, adquiere a los ojos de un occidental un tono exótico y exhibicionista.
El entierro de un niño palestino -de los árabes en general- sugieren mediáticamente, en efecto, dos ilusiones paradójicas: exotismo y violencia. El exotismo de una cultura exhibicionista que no oculta sus muertos y la violencia de una cultura fuertemente colectiva que exige siempre venganza. Como nunca vemos niños palestinos vivos jugando al balón o abrazando a sus madres o comiéndose un helado, la recurrencia de la imagen del entierro impone en la opinión pública la idea del culto a la muerte y del desprecio violento por la vida. En definitiva, cuando matan, pero también cuando se les mata (lo que es mucho más frecuente) los palestinos son asociados a la violencia y la muerte, lo que explica en parte la naturalidad con que aceptamos su asesinato, menospreciamos el dolor de sus padres y hasta aplaudimos la barbarie de sus asesinos. Por una terrorífica paradoja asentada en siglos de orientalismo y décadas de islamofobia, las imágenes de entierros de niños palestinos, en lugar de mostrarnos el dolor de un pueblo y la ignominia de Israel, parecen justificar la violencia de que han sido objeto como si se la hubiesen auto-infligido o se la hubieran infligido sus coléricos parientes, y desde luego vienen a desactivar todo movimiento de empatía por nuestra parte. Por eso -pido desde aquí a los medios de comunicación- cuantos más palestinos mate Israel más deberían los periodistas buscar y ofrecer imágenes de palestinos vivos: la muerte sólo nos afecta cuando “conocemos” a la víctima; es decir, si la víctima jugaba al fútbol, se dormía en clase de matemáticas y soñaba con ser de mayor astronauta o bombero. Cuando ofrecemos imágenes de entierros de niños palestinos, ocurre que, antes de que lo haga Israel, nosotros ya les hemos robado la vida. Así es muy fácil matarlos, así estamos casi autorizando a Israel a que siga matándolos.
Pero contémoslo de nuevo. Al final de la Segunda Guerra Mundial se producen en Europa tres acontecimientos que aún determinan nuestra historia presente. El primero, durante los famosos Procesos de Nuremberg, tiene que ver con la legalización de facto de los bombardeos aéreos. Mientras que, en efecto, se declara para siempre abominable el modeloAuschwitz -la dehumanización y exterminio horizontal del otro- se autoriza o al menos se proclama aceptable el modelo Hiroshima, que es el de los vencedores. Desde 1945 hasta nuestros días, la deshumanización y exterminio vertical del otro se asume como rutinaria o como no penalizable: al día siguiente de la liberación de los nazis, la Francia colonial bombardeaba Argelia y Siria y hemos seguido con eso todos los días sin excepción durante setenta años: ahora mismo bombardean los drones estadounidenses Pakistán o Yemen, los aviones de Bachar Al-Assad a su propio pueblo y los F-16 de Israel a los palestinos de Gaza. Todos esos bombardeos nos impresionan tanto como una tormenta de verano y, desde luego, mucho menos que una cuchillada en el metro.
El segundo acontecimiento tiene que ver con el fracaso de un plan europeo para exterminar a todos los judíos de Europa. Ese plan se llamaba nazismo y costó millones de muertos, judíos y no judíos. Fue felizmente -justamente- condenado en Nuremberg como un crimen abominable contra el conjunto de la Humanidad.
El tercer acontecimiento tiene que ver, por el contrario, con el éxito de un plan europeo para expulsar a todos los judíos de Europa. Ese plan se llamaba sionismo y logró su propósito con la colaboración del antisemitismo europeo que comprendió las ventajas de librarse de los judíos, como llevaba siglos queriendo hacer, mientras utilizaba sus servicios en los territorios del ex-imperio otomano. El sionismo fue y sigue siendo un plan europeo, no judío, de colonización del mundo árabe (así lo presentó Theodor Herzl al gobierno inglés de la época) desarrollado con la colaboración de las clases dirigentes europeas y árabes y en detrimento de todos los pueblos de la zona. Paradójicamente, tras siglos de persecución, los judíos sólo fueron reconocidos como europeos cuando salieron de Europa y en la medida en que se comportaron y comportan como europeos: es decir, como sionistas. El sionismo es el paradójico triunfo del asimilacionismo a costa de los palestinos y de los propios judíos, explotados o perseguidos por una ideología que los quiere obligar a identificarse con un proyecto abiertamente racista y criminal.
Pues bien, lo más singular es que, de estos tres acontecimientos, el único que parece conmover hoy a gobiernos y opiniones públicas es el único que la historia ha dejado atrás y que es muy improbable que se repita: me refiero al exterminio nazi. Mientras que el ‘holocausto judío’ nos conmueve y horroriza -muy justamente- como si siguiese produciéndose y debiéramos evitarlo, los cotidianos asesinatos desde el aire (de EEUU, el régimen sirio o Israel) y la ocupación sionista de Palestina, que están realmente ocurriendo y que deberíamos evitar, nos dejan bastante indiferentes. Los nuevos bombardeos sobre Gaza, que cuando escribo estas líneas han matado ya a setenta palestinos, incluidos niños y mujeres, son aceptables para los europeos porque son bombardeos, sí, y además porque el sionismo, como plan europeo que es desde sus orígenes, cuenta con el apoyo de los gobiernos de Europa y de buena parte de sus medios de comunicación, que alimentan la propaganda sionista orientada a convertir a los nuevos ‘judíos’ (‘los judíos de los judíos’, como dice Khoury) en herederos de los nazis; es decir, que convierte a los verdugos en víctimas y a las víctimas en verdugos. Con tanto éxito que hasta los entierros de los niños palestinos asesinados por el ejército israelí acaban pareciéndonos “agresiones antisemitas” contra Israel.
La ‘asimilación’ triunfante y paradójica de los sionistas europeos (en Palestina) nos impide columbrar la verdad bajo los trajes de Armani y los equipos de fútbol en la Champions League: que a quien realmente se asemeja Israel, por su ideología y sus prácticas, es al Estado Islámico de Iraq y Levante, hoy ya Califato yihadista en Oriente Próximo. Mientras Europa y EEUU no lo comprendan y sigan apoyando a Israel no habrá paz ni democracia ni justicia en esta región del mundo; mientras nuestros medios de comunicación no traten igual a Israel y al EIIL no habrá ni paz ni justicia ni democracia en la región.
Entre tanto, los nuevos viejos bombardeos de Israel expresan también las dificultades en que se encuentra y las amenazas que entraña para todos. Frente a la reconciliación en ciernes entre Hamas y Fatah, y con el objeto de impedirla, frente al pragmático distanciamiento relativo de EEUU y la UE y con el objeto de reducirlo, Israel ha tocado la única tecla que sabe pulsar: la de la violencia y la muerte. Le funciona. Sabe que funciona. Cada vez que están a punto de cambiar las cosas, cuando surgen nuevas propuestas o se introducen elementos nuevos en las relaciones de fuerza, Israel recurre a los bombardeos, que actualizan -como un programa informático- todos los datos, devolviéndolos a su vieja simplicidad original: Israel mata y occidente cierra filas. Mientras los EEUU y Europa no le fuercen nada cambiará en Oriente Próximo e Israel seguirá respondiendo a cada nueva coyuntura con destrucción de casas y vidas palestinas. Pero atención: si EEUU y Europa forzaran a Israel, la respuesta de Israel podría ser aún más violenta y destructiva. El elemento ideológico y fanático del sionismo convierte a Israel, como a EIIL, en la fuerza más irracional, imprevisible y potencialmente peligrosa (¡Con bombas atómicas!) de la región.
No olvido el documental de mi amigo Gabriele del Grande, enorme periodista italiano que lleva años ocupándose de las víctimas de las políticas migratorias europeas y que ha cubierto en los últimos años, desde el compromiso informativo y humano, la guerra de Siria. Su documental, Io sto con la sposa, que cierra esta semana la campaña de financiación mediantecrowdfunding, es algo así como una narración performativa, pues narra una historia al mismo tiempo que la historia misma se realiza como denuncia política y acto militante de deseobediencia civil. Del Grande y el poeta sirio palestino Khaled Soliman Al-Nassery ayudan a cinco palestinos y sirios que han desembarcado en Lampedusa huyendo de la guerra a llegar hasta Suecia. Para ello escenifican una falsa boda cuyo cortejo recorre en coche Italia, Francia, Alemania y Dinamarca, en un viaje en definitiva ‘ilegal’ que denuncia la política de fronteras y descubre asimismo otra Europa posible en la que la solidaridad y la valentía son la cara incusa de la indiferencia con que contemplamos el mundo árabe (y el mundo no europeo en general). Io sto con la sposa, en resumen, introduce el efecto inverso al de la imagen del entierro del niño palestino arriba analizado: palestinos y sirios vivos cantan, se besan, recitan y hablan de sí mismos y de sus muertos -que reviven por ello-, iluminando así la ferocidad de todos los verdugos y la complicidad de una Europa hipócrita que se llena la boca de democracia y derechos humanos mientras alimenta o permite guerras en todas partes y cierra las fronteras a sus víctimas. Es así, haciendo cosas juntos, entre vivos indignados y dolidos, como se evitarán los futuros bombardeos sobre Gaza (o sobre Alepo) o, al menos, se evitará dar la razón a los que matan y quitar la humanidad, antes de que los maten, a los que mueren.
Santiago Alba Rico. Filósofo y columnista.

Fuente: http://www.cuartopoder.es/tribuna/palestina-la-culpa-es-de-las-victimas/6080

"El pueblo judío es una invención" Shlomo Sand

El historiador israelí Shlomo Sand cuestiona varios de los mitos oficiales del sionismo en su libro Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío.

Las tesis que defiende Shlomo Sand han mantenido a su libro en las listas de los más vendidos durante un mes.
Shlomo Sand, profesor de Historia de Europa en la Universidad de Tel Aviv, acaba de publicar "Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío", donde cuestiona algunos principios de la historia sionista oficial.
El libro se ha mantenido cuatro semanas en la lista de los más vendidos en Israel, algo que Sand no acaba de entender. A cambio ha tenido pagar el peaje de recibir anónimos donde se le amenaza e insulta, llamándole kelev natzi masria (perro nazi apestoso) y otras lindezas. Sin embargo, no parece muy preocupado. El libro contiene dos tesis que en el pasado tuvieron cierto predicamento, también entre historiadores sionistas, pero que hoy han sido archivadas: que los actuales judíos provienen de pueblos paganos que se convirtieron al judaísmo lejos de Palestina, y por lo tanto no descienden de los antiguos judíos, y que los palestinos árabes son los únicos descendientes de los antiguos judíos.
Decir que el pueblo judío es una invención del siglo XIX parece una provocación.
A finales del XVIII y principios del XIX surgió el nacionalismo, y en la segunda parte del XIX se cimentó la idea del nacionalismo judío. Los franceses sabían que su pueblo existía desde los galos, los alemanes sabían que su pueblo existía desde los teutones, y los judíos empezaron a pensar que eran un pueblo desde el segundo Templo.
Y en su opinión eso no es correcto.
Sostengo que eso es una "invención", de la misma manera que no creo que hubiera un pueblo francés hace 250 años. La mayoría que vivía en el reino francés no sabían que eran franceses, incluso no lo sabían en la primera mitad del siglo XIX.
Sin embargo, los judíos siempre han tenido una identidad.
No creo que haya habido un pueblo judío hasta recientemente. Incluso le diré que ni siquiera pienso que hoy haya un pueblo judío.
¿Por qué?
La Biblia no es un libro histórico, es un libro de teología. Fueron los protestantes, y luego los judíos, los que convirtieron la Biblia en un libro de historia.
¿El pueblo judío es una invención cristiana?
Así es. Pongamos por ejemplo el supuesto exilio judío. El exilio nunca existió. Cuando los romanos destruyeron el Templo en el año 70 de la era cristiana, no expulsaron a los judíos por la fuerza. Los romanos nunca exiliaron a pueblos, algo que sí hicieron los asirios y los babilonios con algunas elites.
¿Cuándo empezó entonces esa versión de la historia?
La historia sionista tomó un mito cristiano del mártir Justino, que fue el primero que dijo, en el siglo III, que Dios había castigado a los judíos con el exilio porque no aceptaron a Jesús. Esa es la primera vez que afirma que los judíos fueron deportados.
Entonces, no hubo deportación...
Es cierto que los romanos no permitieron a los judíos que vivieran en Jerusalén, pero los cristianos crearon la fantasía de que no se les permitió vivir en toda Judea. La raíz del mito del exilio judío es cristiana. Nunca hubo exilio. No hay ningún libro científico que lo diga. En los billetes de 50 shekels se dice que Tito deportó a los judíos, pero es un mito.
Esto va en contra de lo que se dice comúnmente.
Así es, aunque ahora hay historiadores que dicen "Bueno, no hubo exilio pero sí que hubo emigración". Lo cierto es que como los griegos y los fenicios, los judíos viajaron por el Mediterráneo...
¿Acaso no es cierto? En España ya había judíos en aquella época.
Antes de Jesucristo había en Palestina entre medio millón y un millón de judíos. La inmensa mayoría, un noventa por ciento, o quizás un noventa y cinco por ciento, eran campesinos. Los judíos no eran como los fenicios o los griegos, no viajaban tanto como ellos por el mar. La proporción de los que salieron es infinitamente muy pequeña.
¿Incluso después de la destrucción del Templo en el año 70?
Incluso entonces. Lo que ocurrió antes del 70, en el periodo que va de los Macabeos a Adriano, es que el judaísmo comenzó a dispersarse. Atención, el judaísmo fue el que se dispersó, no los judíos. Es cierto que salieron comerciantes y soldados que llevaron consigo la idea monoteísta, pero no fueron muchos. Los Macabeos conquistaron Edom y obligaron por la fuerza a sus habitantes a convertirse al judaísmo. Lo mismo ocurrió en Galilea. Desde el siglo II antes de Cristo hasta el siglo II después de Cristo, el judaísmo fue el primer monoteísmo proselitista.
¿Ocurrió lo mismo en la diáspora?
En el Mediterráneo, a finales del siglo I después de Cristo había cuatro millones de creyentes judíos. Es en ese periodo proselitista cuando el judaísmo se proyecta en el Mediterráneo.
¿Quiere decir que la mayoría de los judíos del Mediterráneo no venían de Palestina?
Efectivamente, la inmensa mayoría no venían de Palestina. Eran conversos. Desde la época de Adriano, en el siglo II, se experimentó una caída drástica del número de judíos porque muchos se convirtieron al cristianismo. De cuatro millones de creyentes judíos se bajó a un millón.
¿Se convirtieron al cristianismo?
Y lo que voy a decir ahora está relacionado con España. A principios del siglo IV se produce la victoria del cristianismo con Constantino y decrece el número de judíos. El judaísmo prevalece sobre todo en Palestina, en Babilonia y en el norte de África. En el norte de África, en el siglo VII, cuando llega el islam, quienes luchan contra el islam son los judíos. Hay una reina judía bereber, Dahia Kahina, que luchó contra los musulmanes. El historiador árabe Ibn Jaldun menciona que en la zona había tribus judías muy populosas. La reina Kahina murió luchando contra los musulmanes en 694. Tariq ibn Ziyad, el conquistador de España en 711, era bereber. Hay muchos testimonios cristianos antiguos que dicen que los conquistadores eran judíos y musulmanes. Muchos judíos se sumaron al ejército musulmán porque padecieron mucho durante los reinos visigodos.
¿Sólo entonces entran los judíos en España de forma masiva?
Me he preguntado a menudo por qué había tantos judíos en España y no en Francia o Italia, por qué había tantos judíos en el lugar geográficamente más alejado de Palestina. Es obvio que hubo algunos soldados y comerciantes que se convirtieron, como en Francia o Italia. Pero, ¿por qué de repente hay tantos judíos en España? Creo que la respuesta se ha de buscar en la conquista bereber de judíos y musulmanes. El conquistador Tariq ibn Ziyad pertenecía a la tribu Nafusa, la misma tribu de la reina Kahina. Si en 711 Tariq ocupó un puesto tan destacado, es muy posible que en 694 fuera un soldado en el ejército judío de Kahina. No puede ser de otra manera. Con gran seguridad Tariq era un judío que se convirtió al islam. Si se leen los testimonios antiguos, se ve que los cristianos acusan conjuntamente a los musulmanes y a los judíos de la conquista de España. Creo que es por eso por lo que el número de judíos en España es tan superior al número de judíos en Francia o Italia.
Entonces, ¿la mayoría de los judíos españoles provenían de los judíos bereberes conversos?
En efecto. Pondré otro ejemplo, el de los judíos de Yemen. También hubo un reino judío en Yemen durante 120 años, a finales del siglo V y principios del VI, una tribu que se había convertido al judaísmo.
Usted menciona también el reino de los jázaros, un pueblo originario de Asia central, que se convirtió al judaísmo.
Con los jázaros ocurre exactamente lo mismo: es el judaísmo, y no los judíos, el que se expande. La masa demográfica más numerosa es la de los jázaros. Es curioso que el sionismo reconoce la importancia de los jázaros hasta 1967, y después deja de ser una tesis legítima.
¿De los jázaros provienen los judíos ashkenazis de Europa?
Así es. Los mongoles expulsaron a los jázaros hacia Europa. No puede ser que los judíos de Polonia vengan de Alemania, porque en Alemania, en los siglos XII y XIII, apenas había unos cientos de judíos, y de ahí no se puede pasar de la noche a la mañana a tres millones de judíos en Polonia, es sencillamente imposible. Los judíos de Polonia, y de otros países de Europa oriental, sólo pueden venir de los jázaros. Todavía en 1961 hay un prestigioso historiador israelí que afirma que los jázaros son los antepasados de los judíos de Europa oriental. Entonces aún se aceptaba que no provenían de Alemania.
Su teoría es que la inmensa mayoría de los judíos de hoy no provienen de Palestina sino de otros pueblos que se convirtieron al judaísmo.
Así es. Pero hay otra cuestión importante: Si no hubo exilio en Palestina, si los romanos no expulsaron a los judíos, ¿qué les ocurrió a los judíos de Palestina? Hay muchos historiadores israelíes, incluidos Yitzhak ben Zvi, el segundo presidente de Israel, o David ben Gurion, que hasta 1929 afirman que los palestinos árabes son los verdaderos descendientes de los judíos. Esta tesis que sostuvieron los mayores sionistas se murió en 1929. Todavía en 1918 Ben Zvi y Ben Gurion escribieron juntos un libro donde se afirma que los palestinos son los auténticos descendientes de los judíos. Sin embargo, decir esto hoy es causa de escándalo.
El sionismo no lo acepta.
Es necesario comprender que hay dos versiones del nacionalismo, una del río Rin hacia Occidente y otra del Rin hacia Oriente. En todas partes se inicia el nacionalismo como un fenómeno racista etnocéntrico, pero en Occidente deriva hacia un movimiento político civil. En cambio, al Oriente del Rin prevalece su carácter etnocéntrico. En las dos partes hay racismo. En Francia, si tienes la nacionalidad francesa eres francés, gracias a los valores republicanos. Pero en Alemania, incluso aunque tengas la nacionalidad no eres necesariamente alemán. En Polonia, desde 1919, si no eres católico no eres polaco. El sionismo nació entre Alemania y Polonia y por eso recibió una forma medio alemana y medio polaca.
Pero un judío es el hijo de una madre judía.
Sí según la ley religiosa, pero para el sionismo el judaísmo es pueblo y nación. No se puede entrar pero tampoco se puede salir. Sólo se puede entrar si te conviertes religiosamente. El sionismo no era religioso pero utilizó la religión porque no disponía de otros instrumentos para delimitar el judaísmo. Mi tesis es que el sionismo asumió los componentes etno-religiosos de los polacos y etno-biológicos de los alemanes y creó una especie de nacionalismo cerrado, que no es político ni civil como fueron los nacionalismos occidentales.
¿Y cuál es su pronóstico de cara al futuro?
Al día de hoy el sionismo conserva su carácter etnoreligioso y creo que eso destruirá el Estado de Israel.
¿Por qué?
El Estado de Israel dice que es el Estado del pueblo judío y que es un Estado democrático y judío, y eso es un oxímoron, una contradicción. Un Estado democrático pertenece a todos sus ciudadanos. Una cuarta parte de los ciudadanos de Israel no son judíos, pero el Estado dice que pertenece sólo a los judíos. Hay leyes que dicen que el Estado es judío, y que el Estado no está abierto a los demás. El sionismo no reconoce a los "israelíes" no judíos y esto no puede continuar. Incluso si Israel sale de los territorios ocupados no habrá calma. Los árabes están viviendo en un Estado que dice que no es de ellos, en cuyo himno nacional se habla del "espíritu judío". ¿Cuánto tiempo puede durar esta situación?

www.publico.es

Gaza: ¿cuál es el objetivo?

  • El antídoto real contra Hamas es que los palestinos tengan derechos y esperanza

  • Y la seguridad de israelíes y palestinos sólo vendrá con una solución justa al conflicto

Musulmanas de la República macedonia piden paz para Gaza.
Musulmanas de la República macedonia piden paz para Gaza. REUTERS

Los dirigentes de Israel no lo dirán en público, pero necesitan aHamas. Y viceversa. Se odian, pero son útiles. La forma de relacionarse que ahora emplean -cohetes por un lado; cazas, tanques, buques, drones, misiles e invasiones terrestres por el otro- no es nueva. Ya ha sido probada en múltiples ocasiones. La guerra no ya como la continuación de la política por otros medios, sino como sustituta de la política.
Deshumanizar al enemigo para así justificar todo lo que se le haga. Culpar a la víctima de su propia tragedia, y hacerlo desde una supuesta superioridad moral. Ellos son los causantes de nuestros males. Por eso se merecen un "castigo ejemplar", "pagarán un precio insoportable", "les daremos una lección"... Sufrirán.
Israel llama a sus operaciones 'Uvas de la ira''Senda determinada''Golpe de rayo''Plomo fundido''Pilar defensivo', 'Margen protector'. Una y otra vez Israel demuestra su aplastante superioridad militar. Una y otra vez las acusaciones mutuas de quién ha empezado. Una y otra vez las declaraciones incendiarias, ladesproporción de las respuestas y el sufrimiento de los civiles asediados, casi enjaulados. Y de nuevo una tregua unilateral o negociada que dura hasta la siguiente 'escalada'.

Repetidas ofensivas

A pesar de las repetidas ofensivas, Israel nunca ha podido declarar una victoria definitiva. Hamas, Hizbulá y otros grupos que se crearon como movimientos de resistencia a la ocupación siguen ahí. Su capacidad de atemorizar a los israelíes -aunque sea limitada- también permanece. La desesperación, el odio, la determinación de seguir luchando no se reducen. Todo lo contrario; se ahondan y garantizan más conflicto en el futuro. Y ahí está la clave.
Netanyahu y quienes lo apoyan dicen que el objetivo de su abrumador uso de la fuerza es acabar con el terrorismo de Hamas y proteger a los civiles israelíes. La pregunta obligatoria es: ¿acaso ha funcionado antes? No lo parece. Las sirenas siguen sonando en ciudades israelíes. Los cohetes lanzados desde Gaza que no son interceptados por las poderosas defensas comprometen la seguridad de los ciudadanos de Israel, y numerosas aerolíneas internacionales suspenden sus vuelos a Tel Aviv por considerar que su aeropuerto es inseguro.
Los sucesivos dirigentes israelíes -y aquellos que justifican sus decisiones- parecen no entender la lógica de la resistencia. O tal vez algunos sí. La población de Gaza lleva más de siete años sometida a un férreo bloqueo por parte de Israel y Egipto. En ese tiempo, su población ha sufrido tres guerras profundamente asimétricas. A diferencia de la mayoría de conflictos bélicos, los habitantes de Gaza no pueden escapar de su diminuto territorio, que cuenta con una de las mayores densidades de población del mundo.
La lógica de la resistencia implica que cuanto más dolor, sentimiento de humillación y castigos colectivos se inflijan a una población, más determinación habrá para resistir ante el causante del daño. También más odio y motivos para la venganza, que son exacerbados por la percepción de que el mundo no hace nada por aliviar su sufrimiento.

Aparición de Hamas en los años 80

Algunos no querrán recordar que Israel facilitó por distintas vías la aparición de Hamas en los años 80, pues lo consideraba un contrapeso útil frente a la OLP y al liderazgo de Arafat. Tampoco querrán hacer la relación entre bloqueo, ocupación y resistencia. Repetirán que Hamas está lleno de extremistas (¡claro que lo está!) ydenunciarán lo que ven como incomprensión de quienes denuncien los castigos colectivos en Gaza. No les atañe que éstos estén provocando un descomunal sufrimiento a civiles asediados y un deterioro incesante de la imagen de Israel. Les irrita que la ONU esté investigando posibles crímenes de guerra por parte del ejército de Israel.
Quienes así se posicionan optarán por no ver que el antídoto contra Hamas es que los palestinos tengan derechos y esperanza. Que la verdadera seguridad de los israelíes y palestinos sólo vendrá con una solución justa al conflicto. Que todo lo demás sólo sirve para reforzar lo peor de ambos bandos, fomentar el odio y evitar dar pasos hacia la paz, y eso pasa por no socavar cualquier intento de acuerdo entre los propios palestinos.
Entonces, ¿cuál es el objetivo de la violencia en Gaza?Precisamente lo que se está consiguiendo: perpetuar el ciclo de violencia, odio, venganzas y desconfianza hacia el otro y acallar las voces moderadas en ambos bandos. El objetivo es convertir en normal la guerra continua, deshumanizar al enemigo, dar alas a los más radicales de ambos bandos y, en definitiva, evitar hacer cualquier concesión. Los dirigentes de Israel y Hamas parecen tenerle más miedo a la paz que a hacer daño a los civiles.
Haizam Amirah Fernández es investigador principal de Mediterráneo y Mundo Árabe en el Real Instituto Elcano y profesor de Relaciones Internacionales en el Instituto de Empresa.

martes, 29 de julio de 2014

“Afirmo un judaísmo no asociado a la violencia del Estado”

31-08-2012

Respuesta de Judith Butler al ataque


Mondoweiss
Traducido para Rebelión por J.M.

Ayer [26 de agosto] el diario Jerusalem Post publicó un ataque contra la adjudicación de un importante premio internacional a Judith Butler, filósofa y profesora de literatura comparada en la Universidad de Berkeley, debido a que Butler apoya el boicot a Israel. Butler escribió esta respuesta y, al no tener esperanza de que el Post lo publicara, nos lo envió a nosotros. – Los editores.El Jerusalem Post publicó recientemente un artículo que informa de que algunas organizaciones se oponen a que me hayan adjudicado el Premio Adorno, un premio que se otorga cada tres años a una persona que trabaje en la tradición de la teoría crítica en sentido amplio. Las acusaciones contra mí son que apoyo a Hamas e Hizbolá (lo que no es cierto), que apoyo el BDS (parcialmente cierto) y que soy antisemita (evidentemente falsa). Tal vez no me debería sorprender tanto que quienes se oponen a que reciba el Premio Adorno recurran a estas acusaciones difamatorias y sin fundamento para expresar su punto de vista. Soy una académica que llegó a una introducción a la filosofía a través del pensamiento judío y me considero a mí misma defensora y continuadora de una tradición ética judía que incluye figuras como Martin Buber y Hannah Arendt. He recibido una educación judía en Cleveland, Ohio, en el templo, bajo la tutela del rabino Daniel Silver donde he desarrollado fuertes convicciones éticas sobre la base del pensamiento filosófico judío. Aprendí y llegué a aceptar que somos llamados por los demás y por nosotros mismos a responder y mitigar el sufrimiento. Pero para hacerlo tenemos que oír el llamado, encontrar los recursos con los cuales vamos a responder y, a veces, sufrir las consecuencias de hablar como lo hacemos. A cada paso en mi educación judía me enseñaron que no es aceptable permanecer en silencio ante la injusticia. Este mandato es algo difícil, ya que no nos dice exactamente cuándo y cómo hablar, o cómo hablar de una manera que no produzca una nueva injusticia, o la forma de hablar de modo que será escuchada y registrada en la manera correcta. Estos detractores no escuchan mi posición actual y tal vez no debería sorprenderme, ya que su táctica consiste en destruir las condiciones de audibilidad.
Estudié filosofía en la Universidad de Yale y continué reflexionando sobre las cuestiones de la ética judía a lo largo de mi educación. Me sigo sintiendo agradecida por esos recursos éticos, por la formación que tuve y que aún me animan. Es falso, absurdo y doloroso para cualquiera argumentar que los que formulan una crítica al Estado de Israel son antisemitas o, en caso de ser judío, es uno que se odia a sí mismo. Dichas acusaciones tratan de demonizar a la persona que está expresando un punto de vista crítico y así descalificar de antemano su opinión. Es la táctica del silenciamiento: esta persona es incalificable y cualquier cosa que diga se desecha de antemano o se distorsiona de tal modo que anula el acto de expresión. La acusación se niega a considerar el punto de vista, a debatir su validez, a considerar sus formas de evidencia y a arribar a una conclusión sólida sobre la base de escuchar a la razón. La imputación no es sólo un ataque a personas que tienen puntos de vista que algunos encuentran objetables, sino que es un ataque al intercambio razonable, a la posibilidad misma de escuchar y hablar en un contexto en el que realmente se podría considerar lo que el otro tiene que decir. Cuando un conjunto de judíos etiqueta a otro grupo de judíos con el membrete de “antisemita”, está tratando de monopolizar el derecho a hablar en nombre de los judíos. Así que, en realidad, la acusación de antisemitismo es una tapadera de una disputa interna judía.
En los Estados Unidos me alarmó la cantidad de judíos que, estando consternados por la política israelí, incluyendo la ocupación, las prácticas de detención indefinida y el bombardeo de poblaciones civiles en Gaza, tratan de renegar de su judaísmo. Cometen el error de pensar que el Estado de Israel representa el judaísmo de nuestro tiempo y que si uno se identifica como judío, apoya a Israel y sus acciones. Y, sin embargo, siempre ha habido tradiciones judías que se oponen a la violencia de Estado, que afirman la convivencia multicultural y defienden los principios de igualdad. Esta tradición ética fundamental se olvida o deja de lado cuando cualquiera de nosotros acepta a Israel como la base de la identificación judía o de sus valores. Así que, por un lado, los judíos que son críticos con Israel piensan que tal vez no pueden seguir siendo judíos si Israel representa al judaísmo, y, por otro lado, aquellos que tratan de anular a cualquiera que critique a Israel también identifican a Israel con el judaísmo, lo que lleva a la conclusión de que el crítico debe ser antisemita o, si es judío, odiarse a sí mismo. Mis esfuerzos académicos y públicos se han dirigido a salir de este embrollo. En mi opinión, existen fuertes tradiciones judías, incluso las del sionismo temprano, que valoran la convivencia y que ofrecen maneras de oponerse a la violencia de todo tipo, incluyendo la violencia estatal. Es muy importante que estas tradiciones sean revalorizadas y alentadas para estos tiempos ya que representan los valores de la diáspora, las luchas por la justicia social y el importantísimo concepto de “reparar el mundo” (Tikun).
Está claro para mí que las pasiones tan fuertes que intervienen en estos temas son las que hacen tan difícil escuchar y hablar. Se sacan unas pocas palabras de contexto, se distorsiona su significado y llevan a etiquetar o, incluso, a marcar a un individuo. Esto le pasa a muchas personas cuando ofrecen una visión crítica de Israel: se les tacha de antisemitas o incluso de colaboradores de los nazis. Estas formas de acusación tienen el propósito de establecer las formas más persistentes y tóxicas de estigmatización y demonización. Acusan a la persona tomando las palabras fuera de contexto, invirtiendo su significado y haciendo que permanezcan en vez de la persona; de hecho, anulan los puntos de vista de esta persona sin tener en cuenta el contenido de esos puntos de vista. Para aquellos de nosotros que somos descendientes de los judíos europeos que fueron destruidos en el genocidio nazi (la familia de mi abuela fue destruida en un pequeño pueblo al sur de Budapest), el insulto más doloroso y lesivo es ser llamado cómplice del odio a los judíos o ser calificado de persona que se odia a sí misma. Y aún es más difícil de soportar el dolor de esta acusación cuando uno trata de afirmar lo que es más valioso en el pensamiento judío acerca de la ética contemporánea, incluyendo la relación ética con los desposeídos de la tierra y el derecho a la autodeterminación, con los que tratan de mantener viva la memoria de su opresión, con aquellos que tratan de vivir una vida que va a ser, y debe ser, digna de ser sufrida. Yo sostengo que todos estos valores derivan de importantes fuentes judías, lo que no quiere decir que solo se deriven de esas fuentes. Pero para mí, dada la historia de la cual provengo, es de máxima importancia denunciar como judía la injusticia y luchar contra toda forma de racismo. Esto no me convierte en una judía que se odia a sí misma. Esto me convierte en alguien que quiere afirmar un judaísmo que no se identifica con la violencia de Estado y que se identifica con la lucha de amplia base por la justicia social.
Mis observaciones sobre Hamas e Hizbolá se han sacado de contexto y se han distorsionado mis permanentes puntos de vista. Siempre he estado a favor de la acción política no violenta y este principio siempre ha caracterizado mis puntos de vista. Un miembro de una audiencia académica me preguntó hace algunos años si pensaba que Hamas e Hizbolá pertenecían a “la izquierda global” y le respondí con dos puntos. El primero era meramente descriptivo. Estas organizaciones políticas se definen como antiimperialistas y el antiimperialismo es una característica de la izquierda global, por lo que sobre esa base se podrían describir como parte de la izquierda global. Entonces el segundo punto fue crítico. Como con cualquier grupo de izquierda, uno tiene que decidir si se está a favor o en contra de este grupo, para lo cual se debe evaluar críticamente su postura. No acepto ni apruebo a todos los grupos de la izquierda global. De hecho, a estas observaciones siguió una charla que di esa noche en la que hice hincapié en la importancia del duelo público y de las prácticas políticas de la no violencia, un principio que elaboré y defendí en mis tres libros más recientes: Precarious Life , Frames of War y Parting WaysGuernica y otras publicaciones de internet me entrevistaron acerca de mis opiniones sobre la no violencia y estas opiniones son fáciles de encontrar si alguien quiere saber cuál es mi posición sobre estas cuestiones. De hecho, a veces se burlan de mí personas de izquierda que apoyan formas de resistencia violenta y que piensan que no entiendo esas prácticas. Es cierto: no apoyo las prácticas de resistencia violenta y tampoco la violencia del Estado, no tienen derecho, y nunca lo tuvieron. Este punto de vista quizás me hace más ingenua que peligrosa, pero es mi punto de vista. Por lo tanto, ¡siempre me ha parecido absurdo que se tergiversen mis comentarios para expresar que apoyo o apruebo a Hamas e Hizbolá! Nunca he adoptado una postura sobre ninguna de las dos organizaciones, así como nunca he apoyado a ninguna organización que posiblemente forme parte de la izquierda global. No doy mi apoyo incondicional a todos los grupos que constituyen en la actualidad la izquierda global. Afirmar que esas organizaciones pertenecen a la izquierda no quiere decir que deben pertenecer, o que las respaldo o apoyo de alguna forma.
Agrego dos puntos. Apoyo el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) de una manera muy específica. Rechazo algunas versiones y acepto otras. Para mí, el BDS significa que estoy en contra de las inversiones en empresas que fabrican equipos militares cuyo único objetivo es demoler casas. Esto significa también que no hablo en instituciones israelíes a menos que adopten una postura firme en contra de la ocupación. No acepto ninguna versión del BDS que discrimine a los individuos sobre la base de la ciudadanía nacional y mantengo estrechas relaciones de colaboración con muchos académicos israelíes. Una razón por la que puedo avalar el BDS y no aprobar a Hamas e Hizbolá es que es el BDS es el mayor movimiento no violento cívico y político que trata de establecer la igualdad y los derechos de autodeterminación para los palestinos. Mi propia opinión es que los pueblos de esos territorios, judíos y palestinos, deben encontrar una manera de convivir bajo condiciones de igualdad. Como muchas otras personas, anhelo una política verdaderamente democrática en esas tierras y afirmo los principios de la autodeterminación y la cohabitación de ambos pueblos, de hecho, para todos los pueblos. Y mi deseo, como es el deseo de un número cada vez mayor de judíos y no judíos, esque la ocupación llegue a su fin, que cese la violencia de toda índole y que una nueva estructura política garantice los derechos políticos sustanciales para todas las personas en esta tierra.
El grupo que patrocina este llamamiento es Académicos por la Paz en Oriente Medio, un nombre equivocado en el mejor de los casos, que afirma en su web que “el Islam” es una religión “inherentemente antisemita (sic)”. No se trata, como ha informado el Jerusalem Post, de un amplio grupo de académicos judíos en Alemania, sino de una organización internacional con base en Australia y California. Es una organización de derecha y, por lo tanto, es parte de una guerra interna judía. Un exmiembro de la junta, Gerald Steinberg, es conocido por atacar tanto a organizaciones de derechos humanos en Israel como a Amnistía Internacional y a Human Rights Watch. Su voluntad de incluir a infractores israelíes de los derechos humanos aparentemente los hace también candidatos a la etiqueta de “antisemita”.
Por último, yo no soy un instrumento de ninguna “Organización No Gubernamental”: pertenezco a la junta asesora de Jewish Voice for Peace [Voz Judía por la Paz], soy miembro de la Sinagoga Kehillah en Oakland, California, y miembro ejecutivo de la Facultad por la Paz Israelo-Palestina en los EE.UU. y del Teatro de Jenin, en Palestina. Mis puntos de vista políticos han abordado un gran número de temas sin limitarse a Oriente Medio o al Estado de Israel. De hecho, he escrito acerca de la violencia y la injusticia en otras partes del mundo y me he centrado principalmente en las guerras emprendidas por Estados Unidos. También he escrito sobre la violencia en contra de las personas transexuales en Turquía, la violencia psiquiátrica, la tortura en Guantánamo y sobre la violencia policial contra manifestantes pacíficos en los EE.UU., por nombrar unos pocos temas. También he escrito contra el antisemitismo en Alemania y contra la discriminación racial en los Estados Unidos.

Judith Butler es profesora “Maxine Elliot” en los departamentos de Retórica y Literatura Comparada y co-directora del Programa de la Teoría Crítica en la Universidad de California, Berkeley. También es profesora “Hannah Arendt” de Filosofía en la European Graduate School en Saas-Fee, Suiza. Ha escrito muchos libros, incluyendo el más reciente The Power of Religion in Public Life [El poder de la religión en la vida pública].
Fuente: http://mondoweiss.net/2012/08/judith-butler-responds-to-attack-i-affirm-a-judaism-that-is-not-associated-with-state-violence.html
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