martes, 25 de noviembre de 2014

Restos coloniales en la modernidad

POR VERONICA GAGO Y JUAN OBARRIO

Partha Chatterjee. Llega el historiador indio que estudia la metamorfosis Capitalista y sus consecuencias en

India. Vendedores de computadoras usadas en Nueva Delhi.

India. Vendedores de computadoras usadas en Nueva Delhi.

Esta semana, el historiador Partha Chatterjee visitará por primera vez Buenos Aires. Invitado por los programas Lectura Mundi y Sur Global de la UNSAM dará dos conferencias: una dedicada a Marx y otra a la democracia poscolonial. Chatterjee nació en Calcuta y hoy enseña en esa ciudad y en la Universidad de Columbia. En su libro traducido al español La nación en tiempo heterogéneo teoriza sobre cómo hacen política los sectores populares. Discutiendo los barrios multitudinarios de la India, sus textos dialogan directamente con América Latina. Desde allí, revuelca los conceptos de Foucault en la mundanidad de la economía política de los territorios subalternos y, por tanto, critica el lenguaje más majestuoso, pero también más abstracto, de las categorías políticas de la modernidad occidental. Antes de viajar a la Argentina dio esta entrevista en su estudio en Nueva York.

–En su libro “La nación...” hay una despasivización del concepto foucaultiano de población, que se transforma en los gobernados: aquellos que intervienen sobre las políticas que en principio se les dirigen para tomarlos como objeto. Esto supone operar en el terreno de la gubernamentalidad, a la cual usted define como un campo de batalla. ¿Cuáles son los términos concretos de esa batalla?
–Uso la descripción de gubernamentalidad de Foucault y el modo en que la presenta como una nueva forma de poder: en ese marco las poblaciones son efectivamente objeto del poder gubernamental, objetivos biopolíticos. Pero difícilmente leyendo a Foucault se tiene la sensación de que las así llamadas poblaciones también responden. No se trata sólo de un aparato gubernamental actuando sobre una población pasiva. La distinción entre ciudadanos y poblaciones es importante porque lo que Foucault está sugiriendo es un desplazamiento del entendimiento liberal clásico del gobierno como relación entre ciudadanos partícipes de la soberanía estatal. Una de las distinciones clave que Foucault empieza a hacer es que, a fines del siglo XIX y principio del XX, este campo de poder que era definido por la existencia del gobierno por un lado y de los ciudadanos por el otro, condujo a una gran era de las revoluciones democráticas. Luego, la clase obrera consolidó esta división, pero con demandas incluso a veces capaces de sobrepasar al Estado.
–Por esa radicalización se iniciarían esas nuevas formas de gobernar…
–La formulación interesante de Foucault es que el gobierno empieza a aprender e inicia técnicas administrativas por las que busca desalentar la ampliación de derechos. Se desplaza así la idea del viejo Estado de Bienestar sustentado en que la gente tiene derechos universales en tanto ciudadana. A partir de los 60, comienzan estas nuevas técnicas gubernamentales y hacer política se convierte en un tipo de transacción entre pequeños grupos. Los gobernantes dicen: “Vamos a abordar los problemas específicos que afectan a las pequeñas poblaciones, por ejemplo las madres solteras, y vamos a negociar con ellas”. Y así , ellas se preparan para negociar cuánto costará lo que demandan, cuál es la manera de hacerlo viable, etc. Esto deviene una nueva forma de política.

–Volvemos a la cuestión de que no puede atribuirse pasividad…
–Exacto. ¿La gente responde pasivamente? ¿O realmente reclaman al gobierno diciendo cosas como “nosotros pertenecemos a tal grupo”? ¿Los grupos se alían entre ellos? Si nos quedamos confinados en el marco de Foucault se hace difícil abordar estas preguntas. Pero están en lo correcto diciendo que este lugar se convierte en un sitio de batalla, donde la gente muchas veces quiere redefinir las formas bajo las cuales está clasificada.

–¿Cómo se miden avances y retrocesos si no es estrictamente en términos de conquista de derechos?
–Mis colegas preguntaban: ¿perdimos todos los horizontes de emancipación? La cuestión es extender las ideologías de emancipación que fueron muy poderosas y parecen haber perdido su filo. Esto es la medida del éxito relativo de estas nuevas técnicas gubernamentales: traducen lo que eran demandas basadas en derechos en cuestiones relativas a cuántos beneficios se pueden dar según los costos.
–Volviendo a las alianzas y las articulaciones. ¿Cuál es su punto de vista sobre la categoría de populismo?
–Creo que el populismo es extremadamente relevante en la medida en que la categoría de pueblo puede ser movilizada. Laclau tiene todo un análisis donde se puede decir que hay un cierto tipo de retórica política emancipatoria que se convoca para decir que estamos en una misma posición incluso aunque nuestras demandas sean diferentes. Nos hace pueblo tener un enemigo común. Pero miremos la cantidad de casos en los que partidos y líderes han tratado de invocar esta idea del pueblo y fallaron. O cuando se tiene un tipo de movimiento populista que emerge y rápidamente desaparece.
–¿En qué movimientos piensa?
–En muchos recientes, como la Primavera Arabe o el Movimiento Occupy: por un tiempo parece que va a barrer todo lo que se le pone adelante y luego, de alguna manera, se disipa. Esto se convierte en una pregunta muy importante: ¿puede un movimiento populista también producir una organización de largo plazo? ¿Y cuáles son las implicaciones? Muchos populismos en los 60 y 70 compartían una idea creíble de un poder imperialista exterior, con una historia de explotación colonial. Con un mundo globalizado se hace más difícil señalar un enemigo exterior real. EE.UU. no tiene hoy el poder económico global de antes. ¿Cuál es hoy el poder imperial? Otras economías del mundo que antes se llamaba Tercer Mundo ya no son estrictamente países explotados y pobres.
–Su categoría de sociedad política provocó muchos debates. ¿Cómo la considera ahora?
–Creo que es relevante aun si podemos hacer distinciones entre diferentes modalidades de negociación y oposición. El gobierno responde diferente a aquellos que proceden por medio de las propias instituciones de la sociedad civil y, por otro lado, a aquellos que no. El gobierno debe distinguir, por ejemplo, entre quienes ocupan una propiedad y quienes son dueños, pagan impuestos y tienen títulos. Si no lo hace, toda la estructura de la propiedad privada va a colapsar y ningún gobierno va a hacer eso. Pero tiene que encontrar cómo responder a la gente que no tiene propiedad. Mi idea es que esta técnica sirve para encontrar un argumento para la excepción y decir: la propiedad privada es la regla, pero en algunos casos haremos excepciones. Y algunos tendrán que formular y defender tal excepción.
–Usted solía decir que había algo de odio colonial en la sociedad civil...
–En tiempos coloniales, en los grandes países agrarios de Asia y Africa, la presencia colonial estaba en las ciudades: era la población urbana la que estaba organizada en formas ciudadanas. Luego hay todo un sector campesino donde el Estado era realmente un poder externo: el Estado siempre venía de afuera, a recaudar impuestos o con la policía. Eso es lo que cambió, y por eso es poscolonial: se trata de la presencia del gobierno en la vida cotidiana de la gente común, de una manera mucho más profunda.
–Aun así, hay restos coloniales en la sociedad civil…
–Sí, hay jerarquías. En la sociedad civil de clase media siempre se encuentra gente que no le gusta la afirmación de las clases bajas. Donde hay algún tipo de democracia electoral, los políticos tienen que responder a estos sectores y la clase media siempre considera que sus demandas no son escuchadas. De ahí sus quejas diciendo “toda esta gente pobre tomó el gobierno, era mucho mejor en los días del poder colonial”. Creo que ese sentimiento continúa en Egipto o en Tailandia, donde los gobiernos electos son derrocados por una elite de clase media. Precisamente: la sociedad civil es una elite de clase media.

–¿Hay una oposición en el Sur global entre la expansión democrática por las clases populares y lo que era la tendencia de la modernidad occidental?
–Aquellos que se piensan a sí mismos como miembros de la sociedad civil piensan el mundo político en términos de principios abstractos, normativos y la modernidad como el logro progresivo de las instituciones políticas que los encarnan. Lo que encuentran difícil es que la democracia es donde el voto de los filósofos más ilustrados y el de los trabajadores menos letrados tiene el mismo valor. Por eso es que hoy se encuentra gente volviendo a pensar en contener o hacer retroceder la democracia. Pensemos en Egipto, cuando se dice: “esta gente son fundamentalistas religiosos, ¿por qué deberían tomar el Estado?”, o “esto es peligroso porque hace retroceder a la Modernidad”. La democracia en el clásico contexto de Europa era la ideología progresista porque apuntaba contra el antiguo régimen de los señores feudales. En muchos países poscoloniales la situación ahora es la opuesta: la democracia es vista como alimentando una suerte de mundo tradicional donde la gente común supera a los pequeños grupos ilustrados. Este conflicto entre modernidad y democracia está muy presente y el problema crucial es encontrar un lenguaje propio en las democracias poscoloniales para el cual la modernidad puede proveer una cierta fundación en una voluntad democrático-popular. Había algo así en el inicio del fin del colonialismo: fue visto como la marca real de la modernidad. Ahora que ese viejo colonialismo ya no está, el problema reemerge.
–¿Y el Sur global o poscolonial agregaría otros elementos que no eran parte de esa voluntad democrático-popular moderna?
–Absolutamente. Esta modernidad no puede ser una réplica de la vieja modernidad de Europa. Es uno de los problemas que encuentro con argumentos que oponen democracia y modernidad de esta manera y que asumen que los contenidos de la modernidad ya han sido decididos. Fueron decididos en Europa en todas las grandes peleas en contra de los oponentes de la modernidad. Todas esas batallas se tienen que dar de nuevo en estos otros países. Y los términos específicos, tanto democráticos como populares, por los cuales la modernidad será definida en estos lugares tendrá contenidos bien diferentes de los que entendemos como democracia en Occidente.
–The Black Hole of Empire”, su último trabajo, permite pensar en las formas actuales de colonialismo… ¿Cuál es la apuesta?
–Es un trabajo historiográfico pero es sobre el presente y sobre cómo funciona la “excepción” en estas nuevas formas de colonialismo. La excepción es particularmente verdad en el espíritu del colonialismo, donde los poderes occidentales tratan con diferentes tipos de poderes en otras partes del mundo. Aquí es donde la excepción colonial como modelo deviene instructivo. No hay una única fórmula en la que la soberanía está de un lado y la no soberanía del otro. Hay graduaciones. Pero no hay concepto legal para esto. Excepto en el lenguaje de la excepción.
–Empezamos con Foucault. Terminemos con Marx...
–Nunca dejé a Marx y vuelve con muchas de estas preguntas, habiendo hecho la travesía por Foucault. Son fundamentales sus análisis sobre la emergencia del capitalismo en Europa porque una de las cosas que es muy clara finalmente en Asia y Africa, y tal vez también en algunas partes de Sudamérica, es el tipo de desarrollo capitalista que está teniendo lugar. Más allá de cada proceso, podríamos decir que lo que pasa es exactamente lo mismo que Marx describe cuando comienza la acumulación primitiva. Es interesante preguntarse si estas mismas condiciones de una acumulación primitiva pueden sostenerse. En Europa, el entendimiento era que aquellos desposeídos de sus tierras, sus medios de producción, se convertirían en fuerza de trabajo industrial al llegar a la ciudad. Incluso si no eran absorbidos inmediatamente, pasarían al ejército industrial de reserva. O habría todo tipo de modos de gestión política de esa acumulación primitiva. Podrían ser enviados a Australia, a América. Hubo también epidemias, grandes guerras. Ninguna de estas opciones están disponibles hoy. Entonces, para países como China o India, donde claramente la acumulación primitiva está teniendo lugar, hay un montón de gente que está siendo desposeída pero que no puede ser absorbida por las industrias capitalistas, que bajo condiciones de competencia global no son necesariamente capital-intensivas. Ninguna de estas nuevas fábricas utilizan hoy miles y miles de obreros como había antes.
–¿Y cómo se gestiona políticamente hoy esta acumulación primitiva?
–Acá es donde el Estado y el gobierno ingresan para proveer algún tipo de subsistencia para esa gente. Ya no es un Estado de Bienestar, no hay derechos. Que el gobierno responda depende de las demandas que reciba. Toda la emergencia de la así llamada economía “informal” es un campo a ser gestionado. La distinción entre formal e informal debe ser mantenida para que se gestione políticamente la economía informal. Esto es realmente la sociedad política. Esta es la gente que está viniendo a nuestras ciudades. Ellos no tienen los medios para comprar tierras, a veces ni alquilar casas. Entonces, ¿dónde viven? Ocupan tierras. ¿Qué hace el gobierno? Dice “está bien, quédense donde están. Haremos una excepción en este caso, no paguen impuestos pero trataremos de gobernarlos de ciertas maneras, les vamos a dar electricidad y agua porque de otro modo vamos a tener un problema sanitario”. Todo esto es a través de una gestión completamente política de una situación de excepción.
www.revistaenie.clarin.com

Analistas palestinos sobre el Estado “judío” de Israel

Por Isabel Pérez
Hoy me ha tocado trabajar un reportaje analítico para la tele sobre el anuncio del proyecto de ley que el gabinete de Netanyahu ha aprobado y que en una semana se discutirá en la Knesset. De aprobarse, el borrador daría carácter “judío” al Estado de Israel… Ante las oleadas de críticas y análisis, quisiera compartir con vosotros/as las respuestas COMPLETAS de estas entrevistas.
1f519991ec9aea1dab84d7f3213852d8
Talal ‘Okal
Analista político, muy reconocido entre los medios árabes
“Esta decisión no es práctica, tampoco es funcional en cuanto a las negociaciones en el marco del juego de compromiso y contracompromiso. Es una muestra de un estado en desarrollo, Israel, de sus características sociales y políticas, una tendencia hacia un mayor racismo, la transformación hacia un régimen racista de Apartheid.
Llamar a este estado “judío” es una declaración de guerra, porque así se pone fin para siempre a todas las soluciones y negociaciones para concretizar la paz en la región. Tendrá sus consecuencias, acabará con la democracia en Israel.
El carácter judío significa que este Estado es solo para los judíosy esto es un indicador de los próximos planes contra cualquier presencia palestina dentro de Israel. Los palestinos son un blanco en Jerusalén y en Cisjordania. Creo que es un plan de introversión, es decir, de confiscación de Jerusalén y del 60% de Cisjordania, un plan para transferir (expulsar) a los palestinos que están en Israel. Estamos ante un estado que dentro de pocos años será un Estado con profundo carácter judío-religioso porque los religiosos en la sociedad israelí están aumentando constantemente. También crece el número de colonos. Estas dos masas serán las más pesadas dentro de Israel y ambas definirán la idiosincrasia de Israel.


haidar-eid-230813
Haider Eid
Académico palestino. Internacionalmente conocido por su activismo en el BDS y su experiencia en el Apartheid en Sudáfrica donde residió muchos años.  
“Esto es exactamente lo que sucedió en Sudáfrica bajo el Apartheid de los años 60-70-80 cuando muchos grupos marginados fueron expulsados. Lo que está pasando ahora en Israel es que Israel está haciendo de una religión un tipo de nacionalismo que excluye a los palestinos de los territorios ocupados en 1948 y que están considerados ahora como ciudadanos de segunda y tercera. Pero también excluye a más de 6 millones de palestinos refugiados que viven en la Diáspora, cuyo derecho al retorno está consagrado por la resolución 194 de las Naciones Unidas. Tal y como pasó en Sudáfrica, donde solo había democracia para blancos, en Israel solo habrá  democracia para los judíos.”

mohra

Ismael Mohra
Especialista en Asuntos israelíes. Trabaja para el Instituto Atlas de Estudios Israelíes con sede en Gaza. Habla hebreo y sigue la prensa escrita y audiovisual israelí.
“Esta Ley fundamental que habla del Estado de Israel como un estado nacional o como el país nacional del pueblo judío no llega para llenar un vacío legal o constitucional. En Israel no falta lo que la defina como Estado judío. Muchos son los artículos que en las leyes israelíes confirman su carácter religioso, judío y también racista del Estado israelí. Esto está claro desde la declaración de la independencia de Israel de David Ben Gurion en el cual definió a Israel como Estado judío sobre la tierra de Israel. Existen muchas insignias religiosas usadas por el Estado de Israel como el color de la bandera, la estrella de David, las dos líneas azules de la bandera israelí que están inspiradas en las líneas que tienen los mantos que usan para rezar, su himno llamado Hatikvah que contiene muchos términos de la Torá. Además, tienen un ministerio de Religión y una Ley de Base rabínica que organiza el proceso de elegir a los rabinos.
Las leyes civiles dependen de la ley religiosa judía que organiza los asuntos de matrimonio, divorcio, herencias… Entonces, como veis, hay muchas leyes que confirman el carácter judío del estado. Todo esto sirve para excluir a gran parte de los ciudadanos que no son judíos y que forman más del 20% de la población total.
Esta propuesta actualmente llega en el contexto de una competición que se está librando entre los partidos israelíes. Forma, asimismo, parte del esfuerzo político que quiere definir a Israel de manera racista. Están intentando obligar al mundo a que reconozca Israel de la manera que Israel quiere, como el Estado del pueblo judío. Israel es un estado que no tiene Constitución, tampoco define sus fronteras, no tiene leyes sobre los Derechos Humanos porque no quiere dar a los árabes y las otras minorías más capacidad para protegerse. Esta ley sirve para despojar a los árabes del resto de los derechos que todavía tienen y para que se sientan personas non grata en este Estado, que no es el suyo, que es para los judíos. Esta ley sirve para legalizar y dar legitimidad al racismo de este estado.
https://gazeitunas.wordpress.com/2014/11/24/analistas-palestinos-sobre-el-estado-judio-de-israel/
 Gazeitunas es un blog creado en febrero de 2013 por la periodista Isabel Pérez, asentada en oriente medio desde el año 2007. Hoy vive en Gaza, desde donde trabaja como periodista freelance y para la cadena de televisión HispanTV.

lunes, 17 de noviembre de 2014

In Pictures: Erasing Palestine

Palestinians fear the old stone houses of Lifta, the last deserted pre-1948 Palestinian village, will soon be destroyed.
 Last updated: 11 Nov 2014 09:15

The last deserted pre-1948 Palestinian village in Israel is facing possible destruction. Located on the outskirts of Jerusalem, the village of Lifta is an empty collection of old stone houses that have fallen into neglect. For the past 20 years, the Israeli government has pushed to destroy the remaining buildings to make room for new luxury homes, hotels, a shopping mall and a recreation park. The courts have rejected governmental requests to build, but the construction of a new railway line through the village has many thinking the end is near.
In the meantime, local Israeli Jews use Lifta as a picnic spot and swim in its ancient spring. For the few surviving Palestinians who were born in Lifta, visiting their former village brings a mix of emotions: nostalgia for an idyllic childhood spent amongst the olive groves, and bitterness at the destruction and appropriation of their homes and heritage.
Lifta's inhabitants were systematically expelled by Israeli forces between 1947 and 1948. Afterwards, Jewish immigrants, mostly from Yemen, moved into the empty homes. Following the Six-Day War in 1967, the Israeli government offered the Jewish residents of Lifta new homes in Jerusalem; they happily accepted, and blew up the roofs of Lifta's houses before leaving to ensure no-one would return.
The Palestinian villages inside present-day Israel, deserted in 1948, have largely disappeared from the map. While Israel still retains around one million Palestinian residents, many fear the destruction of Lifta would erase, once and for all, the memory of those Palestinians who lost their homes when the state of Israel was created.
/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
Before 1948, the village of Lifta had 500 houses with about 3,000 inhabitants. Half were in the upper part of the village, which has already been mostly demolished, and the other half in the lower part. A few old houses from the upper part of Lifta remain visible today.


/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
Ilan Shtayer - a former Israeli soldier who is now a member of "Combatants for Peace", an Israeli-Palestinian organisation demanding an end to the occupation of Palestinian land - is part of an association called "Save Lifta", which is fighting for the preservation of the village. 


/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
In one of the remaining houses of Lifta, a young Israeli woman comes to have a picnic. On the wall, written in Arabic, is the slogan: "Lifta is ours, we will come back."


/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
An Israeli family enjoys a picnic in Lifta. When asked, they said they did not know the story of the village. 


/Vinciane JacquetVinciane Jacquet/Al Jazeera
Young Israelis bathe in the former spring of Lifta.


/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
A verse from a poem by Palestinian poet Mahmoud Darwish on a wall inside one of the old homes in Lifta reads: "This land deserves life."


/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
Since 1967, the Israeli army has been using Lifta for military exercises because the environment and rough, hilly terrain are similar to Lebanon. 


/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
Israel Jalal, who was born in Lifta, had to leave the village with his family when he was 12. He lived in the upper part of Lifta, and his childhood home was demolished a long time ago to make room for an administrative building. He used to take his boys to Lifta "to let them know it is their land". 


/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
Palestinian woman from Gaza who was two years old when her family fled the village, and was subsequently raised in the United States. She supports the right to return. 


/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
Yacoub Odeh lived with his family in Lifta. The roof of his home was blown off by the Israeli Army in 1969, but the remains of the house are still visible. He remembers a childhood of gardens, olive groves and racing other children to school.
http://www.aljazeera.com/

sábado, 8 de noviembre de 2014

¿Cuántos países musulmanes ha bombardeado u ocupado EE.UU. desde 1980?

ICH/The Intercept

Barack Obama, en su conferencia de ayer posterior a la elección, anunció que pedirá una Autorización para el Uso de Fuerza Militar (AUMF, por sus siglas en inglés) del nuevo Congreso, que autorice su campaña de bombardeo en Iraq y Siria – que comenzó hace tres meses. Si uno fuera generoso, diría que pedir autorización del Congreso para una guerra que comenzó hace meses es por lo menos mejor que librar una guerra incluso después que el Congreso rechazara explícitamente su autorización, como lo hizo Obama ilegalmente en el ahora colapsado país de Libia.
Cuando Obama comenzó a bombardear objetivos dentro de Siria en noviembre, señalé que era el séptimo país con preponderancia musulmana que había sido bombardeado por EE.UU. durante su presidencia (lo que no incluía el bombardeo por Obama de la minoría musulmana en las Filipinas). También señalé previamente que esta nueva campaña de bombardeo significa que Obama se ha convertido en el cuarto Presidente consecutivo de EE.UU. que ordenó que se lanzaran bombas sobre Iraq. Considerados por sí solos, ambos hechos son sorprendentemente reveladores. La violencia es tan corriente y continua que ya apenas nos damos cuenta. Precisamente esta semana, un drone estadounidense lanzó un misil que mató a 10 personas en Yemen, y los muertos fueron rápidamente calificados de “presuntos militantes” (lo que en realidad significa solo que son “varones en edad militar”); esos asesinatos apenas merecieron ser mencionados.
Para obtener una visión total de la violencia estadounidense en el mundo, vale la pena formular una pregunta más amplia: ¿cuántos países en el mundo islámico ha bombardeado u ocupado EE.UU. desde 1980? La respuesta fue suministrada en un reciente artículo de opinión en el Washington Post del historiador militar y ex coronel del ejército de EE.UU.,
Andrew Bacevich:
“Mientras los esfuerzos de EE.UU. por “degradar y finalmente destruir” a los combatientes del Estado Islámico se extienden a Siria, la III Guerra de Iraq se ha transformado discretamente en el Campo de Batalla XIV del Gran Medio Oriente. Es decir, Siria se ha convertido en por lo menos el 14º país en el mundo islámico que fuerzas estadounidenses han invadido, ocupado o bombardeado, y en los cuales soldados estadounidenses han matado o han sido muertos. Y eso es solo desde 1980.
Enumerémoslos: Irán (1980, 1987-1988), Libia (1981, 1986, 1989, 2011), Líbano (1983), Kuwait (1991), Iraq (1991-2011, 2014-), Somalia (1992-1993, 2007-), Bosnia (1995), Arabia Saudí(1991, 1996), Afganistán (1998, 2001-), Sudán (1998), Kosovo (1999), Yemen (2000, 2002-), Pakistán (2004-) y ahora Siria. ¡Vaya!.
La cuenta de Bacevich excluye el bombardeo y ocupación de otros países predominantemente musulmanes por aliados clave de EE.UU. como Israel y Arabia Saudí, realizados con crucial apoyo estadounidense. Excluye golpes contra gobiernos democráticamente elegidos, tortura, y encarcelamiento de personas sin acusación. También, por supuesto, excluye todos los demás bombardeos e invasiones y ocupaciones que EE.UU. ha realizado durante este período en otras partes del mundo, incluyendo Centroamérica y el Caribe, así como varias guerras por encargo en África.
Hay muchísimo más que decir sobre las facciones en Occidente que dedican una inmensa parte de su tiempo y atención a predicar contra el supremo primitivismo y violencia de los musulmanes. No hay bares gay en Gaza, proclaman los polemistas obsesivamente anti-islámicos– como si eso (en lugar de los niveles de violencia y agresión desencadenados contra el mundo) fuera el estándar más importante para juzgar una sociedad. Reflejando la determinada obsesión con la demonización de los musulmanes (exactamente al mismo tiempo, por coincidencia, sus gobiernos libran una incesante guerra contra países musulmanes y sus sociedades marginan a los musulmanes), notablemente dejan de mencionar las exitosas comunidades gay en sitios como Beirut y Estambul, o su ausencia en la cristiana Uganda. Empleando la táctica definidora de la intolerancia, gustan de destacar la peor conducta de individuos musulmanes como un medio para atribuirla al grupo en su conjunto, mientras ignoran (a menudo expresamente) la peor conducta de individuos judíos y / o sus propios grupos (citan de la misma manera los preceptos más extremos del Islam mientras ignoran los similarmente extremos del judaísmo). Eso es debido a que, como Rula Jebreal dijo a Bill Maher la semana pasada, si esos tan valerosos guerreros de la racionalidad dijeran lo que dicen de los musulmanes sobre judíos, serían despedidos.
Pero de todas las cosas que se puedan decir sobre este grupo, siempre la más sorprendente es que: esa misma gente, que gusta de denunciar la violencia del Islam como una especie de máxima amenaza, vive en países cuyos gobiernos desencadenan de lejos mucha más violencia, bombardeos, invasiones y ocupaciones que cualquier otro. No es más que un hecho.
Aquellos que en EE.UU. o el Reino Unido se dedican a arremeter interminablemente contra el mal del Islam, presentándolo como la fuente de la violencia y del mal (la “veta madre de las malas ideas”), mientras pasan muy poco tiempo hablando de las adicciones a la violencia y la agresión de sus propias sociedades, o sus propios impulsos religiosos y nacionalistas, han llegado al colmo del tribalismo auto-cegador. En realidad son semejantes a tener un vecino en tu propia calle quien constantemente asesina, roba y saquea, y luego pasar tu tiempo libre denunciando ostentosamente por sus malos actos a gente a miles de kilómetros de distancia. Una persona semejante sería considerada como intelectualmente auto-engañada, un término que también describe a las facciones políticas e intelectuales que imitan esa conducta.
La simple despreocupación con la cual Obama pidió ayer una nueva AUMF refleja cuán centrales, cuán comunes, son la violencia y el militarismo en la administración imperial del mundo por EE.UU. El que algunos ciudadanos de ese país se dediquen primordial si no exclusivamente a denunciar la violencia y el salvajismo de otros es una prueba más de cuán poderoso y auto-cegador es el tribalismo como impulso humano.
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Correo del autor: glenn.greenwald@theintercept.com
© First Look Media. All Rights Reserved
Glenn Greenwald, exabogado constitucional y columnista de The Guardian hasta octubre de 2013, ha obtenido numerosos premios por sus comentarios y periodismo de investigación, incluyendo recientemente el Premio George Polk 2013 por información de seguridad nacional. A principios de 2014, cofundó un nuevo medio informativo global, The Intercept .
Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article40157.htm

martes, 4 de noviembre de 2014

Jerusalén arde: “una ciudad, dos capitales”

Meir Margalit · · · · ·
 
02/11/14
 


Jerusalén arde. Desde hacen ya cuatro meses una ola de disturbios ha arrasado Jerusalén Oriental y, a esta altura de los acontecimientos, nadie puede predecir adonde nos conducirá. Este levantamiento posee caracteristicas muy particulares- es espontaneo, carece de liderazgo y esta dirigido casi exclusivamente por adolecentes y  jovenes que no llegan a los 20 años.  Todo estalló con el brutal asesinato de Muhamad Abu Khder, un joven de 16 años, el 3 de julio,   y cobró dimensiones descomunales durante la guerra en Gaza. Desde aquel entonces, la violencia se ha extendido por todo Jerusalén Oriental y la torpe reaccion israelí, basada sola y exclusivamente en el uso de fuerza policial, incrementada por una serie de pésimas desiciones gubernamentales -como permitir que los colonos se apropien de nueve edificios en la aldea de Silwan o, lo que es mucho mas peligroso, permitir la entrada de judios nacionalistas a la Explanada de las Mezquitas durante las fiestas hebreas de octubre, alimentaron las llamas hasta un punto que nadie sabe ahora como contener. Una buena descripcion de los acontecimientos se puede leer en Al-Monitor. Si bien no podemos predecir como acabará todo este proceso, los efectos parciales de este levantamiento ya son evidentes: la fórmula "Jerusalén, capital eterna y unificada de Israel", ha colapsado, fracasado, rotundamente.  El único problema es que el gobierno israelí todavía no se ha percatado.         
La reacción israelí ha sido sumamente severa y exagerada. Se debe a que los jóvenes insurgentes han desafiado al gobierno israeli, atentado contra la autoridad y, para el gobierno israelí la estabilidad de sus instituciones depende de la recomposición de su imagen de autoridad y del reestablecimiento del equilibrio de fuerzas entre israelíes y palestinos. El objetivo de la represión no es restablecer el orden, sino  restituir el temor y volver a grabar en la carne de los palestinos el precio que debén pagar por desobedecer las reglas israelíes y osar desafiar su autoridad.  Dichas redadas, que encajan dentro de lo que podría calificarse como  actos de terror estatal, han incluído arrestos multitudinarios, inundar las calles de cantidades imprecedentes de gases lagrimógenos y fluidos nauseabundos, demoliciones de viviendas, confiscación de vehículos por deudas a instituciones estatales, clausura de comercios y hostigar a los padres de familia para obligarles a refrenar a sus hijos, porque de lo contrario deberán pagar multas personales cada vez que sus hijos se manifiesten. Volvamos a recalcarlo: el objetivo de las redadas no es restablecer el orden, ya que es de esperar que con las proximas lluvias los disturbios se iran desgastando por si solos, sino restitur el miedo, piedra angular de todo sistema totalitario.
Pero aunque la policía lograra reprimir este levantamiento,  el desgastado mantra que Israel repite desde la anexion de Jerusalén Oriental en 1967, la  "Jerusalén unificada", ha perdido vigencia. Hoy día, no hace falta ser un "izquierdista" para reconocer que Jerusalén esta más dividida que nunca, que los muros invisibles entre las dos partes de la ciudad son mas altos que los que antes dividían la ciudad y que los residentes palestinos no están dispuestos a vivir toda la vida bajo las botas de la ocupacion israelí.  Lo paradojico es que durante 65 años, Israel ha hecho todo lo posible para que este modelo no funcione. Políticas municipales descriminatorias,  humillaciones y aberraciones sistemáticas, son el caldo de cultivo en el cual crecieron los jovenes que en estos precisos momentos estan apredreando todos los símbolos de soberania israelí que se cruza en su camino.  Este estallido era de esperar.  Todos aquellos que conocen la realidad en el campo,  sabían que era cosa de tiempo que se produjera la explosión: demasiados pirómanos andan sueltos en esta ciudad como para poder evitarlo.  Los últimos acontecimientos en la Explanada de las Mezquitas, o el Monte del Templo como lo denominan los israelíes, han agregado al conflicto politico una dimension religiosa implacable. En estas mismas páginas de Sinpermiso ya he escrito que Jerusalén es una "no-ciudad", por falta de denominador común entre sus habitantes, y la excesiva politizacion de las relaciones humanas. En un clima tan tenso no se puede constituir una ciudad sana, un espacio en el que haya un mínimo sentimiento de pertenecia y solidaridad.  Es por ello que el modelo de "la ciudad unificada" no tiene futuro y si puntualmene las fuerzas polciales lograran restaurar el orden,  no cabe duda que  volvera a estallar.
Jerusalén debe dividirse indefectiblemente y lo antes posible. Dada la complejidad del entramado espacial, esta división requiere un alto grado de creatividad  y buena voluntad.  Las dos partes de la ciudad estan tan entrelazadas que es casi imposible dividirla territorialmente y  no hay forma de trazar una linea divisoria coherente.  Es por ello que la solucion pasa por una division funcional de la ciudad, o sea, la creación  de dos municipalidades en un mismo espacio territorial: la parte occidental se constituiría en la capital del Estado de Israel, mientras que la parte orienal se constituirá en capital del Estado Palestino, cuando se constituya, y ambas capitales comparartirán una ciudad unificada, sin fronteras ni murallas que separen sus dos partes.  Este modelo organizativo puede parecer irrealizable a primera vista. Efectivamente, es complejo y tampoco hay antecedentes de ciudades binacionales, en las cuales funcionen dos capitales para dos naciones. Pero el hecho de que no existan precedentes no significa que la idea sea ilusa e imposible de ejecutar. Partiendo de la base de que no hay otra solución factible, debemos movilizar todas nuestras energías y creatividad para que esta fórmula sea viable.
Pero tal como hemos dicho al principio, el gobierno israelí todavía no se ha percatado de que la ciudad deberá ser dividida.  Para ello, necesitamos, tal como venimos repitiendo ya hace mucho,  la ayuda de la comunidad internacional.  El futuro de Jerusalén es un tema demasiado importante para dejarlo en manos de los politicos israelíes.    
Meir Margalit es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso, reside en Jerusalén, donde es un activo militante del campo por la paz israelí.
www.sinpermiso.info

martes, 28 de octubre de 2014

Siria, ambivalencia turca




En medio de la perpetua evolución de los tantos virajes en las políticas y las alianzas geopolíticas de varios países de Medio Oriente, uno solía al menos estar seguro de cuáles eran los objetivos de los actores principales, tanto en la región como en el mundo exterior.Esto ya no es cierto en la Siria de hoy. La política siria actual está formada por una triada: quienes respaldan al régimen de Bashar Assad, los que apoyan el califato que se autodenomina Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés) y los así llamados grupos islámicos moderados que reivindican luchar contra los otros dos grupos. Las luchas triádicas son notoriamente difíciles de analizar y predecir porque las triadas tienen la casi fatal suerte de reducirse, en un plazo relativamente corto, a una lucha de dos bandos más claros. Sin embargo, en este caso muchos de los actores centrales en la región y más allá presentan una gran ambivalencia acerca de qué es lo que quieren. Muchos de ellos prefieren mantener la triada si pueden, y temen ser forzados a escoger a qué lado de la diada le otorgan prioridad. Esta ambivalencia es particularmente cierta en Turquía, aunque también es así en Arabia Saudita y Estados Unidos.
Turquía comparte una larga frontera con Siria. Ha sido gobernada durante algún tiempo ya por el AKP (el Partido de la Justicia y el Desarrollo), partido islámico que busca proyectarse como entidad orientada a los valores y las prácticas islámicas, pero sin dejar de ser tolerante con otras perspectivas y compromisos. Comenzó su gobierno con una anunciada política exterior de mantener sus vínculos con el mundo occidental (como miembro de la OTAN) y ser un país deseoso de ingresar a la Unión Europea, al tiempo de intentar restaurar el papel de Turquía como potencia importante en Medio Oriente, una que pudiera mantener buenas relaciones con todos los otros países de la región.
Cuando la guerra civil llegó a Siria, Turquía ofreció sus servicios como mediador. En el proceso, en algún punto, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, pensó que el presidente de Siria, Bashar Assad, le había mentido. Profundamente afrentado, de ser un mediador se transformó en uno de los principales proponentes de un cambio en el régimen sirio.
Turquía tiene una minoría kurda muy grande, a la que sucesivos gobiernos le han negado reconocimiento, autonomía y derechos lingüísticos. Desde el establecimiento de la república turca, hace más de 90 años, los gobiernos turcos han reaccionado a las demandas kurdas con total supresión, aun negando, algunos, que exista algo así como un grupo que son los kurdos. Hace unos 30 años un movimiento kurdo, militante marxista-leninista, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (o PKK, por sus siglas en kurdo), intentó alcanzar los objetivos kurdos por la vía armada. El líder del movimiento, Abdullah Ocalan, fue capturado y sentenciado a cadena perpetua.
Hace unos cuantos años el actual régimen turco cambió su curso y sorprendió al mundo al entrar en negociaciones con el PKK buscando alcanzar un arreglo de compromiso. Por su parte, el PKK indicó que ya no era un movimiento marxista-leninista y que estaba listo para contemplar la idea de un régimen de autonomía como objetivo en lugar de la independencia para la región kurda. Estas discusiones han sido difíciles, pero siguen su curso y parecieran prometedoras.
La guerra civil siria le dio la vuelta a la situación interna en Turquía. Las fuerzas del califato (el llamado IS) se expandieron considerablemente en el norte de Siria y han estado buscando controlar el lado sirio de su frontera con Turquía. Aquí, de hecho, se encuentra una región poblada por kurdos sirios. Su movimiento principal, el PYD (Partido de la Unión Democrática) ha sido el principal blanco del ataque del IS, así como la principal fuerza en la zona que resiste el avance del IS. Al momento el IS continúa con su ataque de Kobani, la capital de facto de la región kurda en Siria.
El movimiento de los kurdos sirios guarda relación cercana con el movimiento kurdo en Turquía, el PKK. Cuando Estados Unidos anunció su política de crear una coalición de fuerzas para pelear contra las fuerzas del IS y al utilizar sus aeroplanos para impulsar el avance, Turquía se encontró de inmediato bajo considerable presión por Estados Unidos para unirse a la lucha. En particular, los kurdos a ambos lados de la frontera y Estados Unidos han llamado a la apertura de las fronteras turcas en ambos sentidos: permitir que entren a Turquía para encontrar un refugio seguro los kurdos sirios que se encuentran amenazados (en Kobani y otras partes) por las fuerzas del IS, pero también permitir que los kurdos de Turquía ayuden militarmente a los kurdos de Siria.
Turquía ha sido muy renuente a acceder a cualquiera de estas peticiones. El presidente Erdogan declaró que, desde el punto de vista de Turquía, tanto el IS como el movimiento kurdo turco, el PKK, eran movimientos terroristas por igual, y que Turquía no veía razón alguna para abrir su frontera en esta forma. Ésta es una posición extraña, dado que el gobierno turco ha estado negociando por algún tiempo con el PKK pese a etiquetarlo como movimiento terrorista. Los movimientos kurdos, el PKK y el PYD, no pueden de ninguna manera ser equiparados con el IS, el cual persigue una campaña militar muy agresiva contra todos y cada uno.
Así, ¿qué le está diciendo Turquía al mundo? El gobierno ha argumentado que luchar contra el IS fortalecerá a Bashar Assad. Esto es probablemente cierto. Pero aquí es donde yace la opción de Turquía y su ambivalencia. El gobierno turco exige a Estados Unidos la promesa de no apartarse de continuar la lucha contra el régimen de Assad y –en particular– que establezca ahora una zona de vuelos prohibidos sobre la frontera. Estados Unidos argumenta que esto es imposible de hacer sin tropas en el terreno, que no enviarán.
Y aquí está la opción: ¿cuál diada? Si uno le da prioridad a la lucha contra el IS, esto reduce el respaldo otorgado a los cada vez menos islamitas moderados de Siria. Si uno le da prioridad a combatir a Assad, esto fortalece al IS y, sin duda, conducirá a una extensa masacre de kurdos sirios a manos del IS, como ha advertido el enviado sirio en Naciones Unidas.
La otra ambivalencia turca se refiere a sus negociaciones con el PKK. Si Turquía da la espalda a los dilemas de los kurdos sirios, esto probablemente conducirá a la ruptura de las negociaciones con el PKK en Turquía. Así se lo ha advertido públicamente el PKK. Pero si el gobierno turco se vuelve más activo contra el IS, el resultado podría significar que el PKK logre tener una posición más fuerte en las negociaciones en curso.
Además, Turquía está intentando mejorar sus relaciones con Irán. Ambos países comparten fuertes intereses comunes en Afganistán y en Irak, y aun respaldan las mismas fuerzas en Palestina. Pero no pelear activamente contra el IS interferirá con su intento de aumentar lazos. Por otro lado, una activa oposición al IS interferirá con el intento de Turquía por presentarse como el campeón de los islamitas sunitas.
De un modo u otro, Turquía tendrá que llegar a una política más coherente en el futuro cercano. De otro modo, su alegato de que es un actor importante en la región caerá por los suelos. Y su lucha interna con los kurdos estallará, probablemente, de nuevo en violencia. La ambivalencia no es admirada en una zona de luchas tan candentes.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2014/10/26/index.php?section=opinion&article=025a1mun
Traducción: Ramón Vera Herrera

sábado, 11 de octubre de 2014

Israel y Palestina: sobre el bloqueo y la guerra. Por Pedro Brieger


Por Pedro Brieger (Sociólogo Periodista de política internacional)
La reciente invasión israelí a la Franja de Gaza es una nueva demostración de la dificultad por encontrar un camino hacia la paz entre israelíes y palestinos. Gaza es un pequeño territorio de 360 km2 donde viven más de un millón ochocientos mil palestinos y representa poco más del cinco por ciento del territorio que los palestinos reclaman para un Estado independiente junto a Cisjordania donde viven más de dos millones quinientos mil palestinos. La economía de la Franja es mínima, e Israel siempre obstruyó su desarrollo impidiendo el ingreso de materias primas o bienes de capital y poniendo innumerables trabas a la exportación de productos -muchos de ellos perecederos (como las flores)- que ni siquiera se exportan directamente, sino vía Israel por razones de “seguridad”. Además impidió -e impide- por largos períodos la entrada de insumos para hospitales, medicamentos o comida fresca y se apodera de los impuestos que pagan los productos que entran a la Franja (vía Israel), lo que debilita aun más cualquier gobierno palestino, que de por sí cuenta con escasos recursos para invertir en infraestructura o pagar los salarios del sector público. La ocupación desde 1967 creó una dependencia total de Israel que todavía subsiste. La electricidad, el agua, el gas y los combustibles siguen llegando de Israel, cuando llegan. Con el propósito de burlar el bloqueo en los últimos años se cavaron túneles para introducir desde Egipto todo lo que se pudiera. El bloqueo viene acompañado de bombardeos que han destruido gran parte de la infraestructura urbana -como las plantas de energía, industrias, hospitales, mezquitas, e incluso el aeropuerto internacional que fue destruido en 2001.
Egipto tampoco ha sido ajeno al bloqueo de los palestinos por su frontera común con Gaza, aunque desde 1967 no ha tenido el control político y militar de la Franja como sí lo ha tenido Israel. Durante los treinta años que duró el régimen de Jusni Mubarak, Egipto no quiso confrontar ni con Estados Unidos ni con Israel, entre otros motivos por la estrecha relación de Hamas con los Hermanos Musulmanes, opositores de Mubarak por años. Si bien Egipto también bloquea la Franja de Gaza, para los palestinos el primer responsable es el Estado de Israel, por la ocupación militar directa con tropas en las calles que se prolongó durante 38 años, por los bombardeos incesantes sobre sus ciudades y porque es el Estado de Israel el que impide los desplazamientos entre Gaza y Cisjordania.
Para comprender la situación actual también hay que tomar en cuenta los importantes eventos sucedidos en varios
países árabes, y principalmente en Túnez, Egipto, Libia, Yemen y Siria. Esto es así porque el Estado de Israel se encuentra ubicado en el corazón del mundo árabe y por la importancia que tiene Estados Unidos en su relación con el mundo árabe (e islámico) y con el Estado de Israel en particular. Las revueltas en Egipto y Siria tuvieron –además- un efecto directo sobre israelíes y palestinos. Sin lugar a dudas, la caída de Jusni Mubarak en Egipto tuvo un significado especial por ser este país el más importante del mundo árabe y por su alianza estratégica con Estados Unidos, además de su abierta colaboración con Israel en el bloqueo de la Franja de Gaza. Con su caída, el gobierno israelí perdió un “aliado” que mantenía cerrada su frontera con dicho territorio. La presidencia de Mujamad Mursi en Egipto (junio 2012-julio 2013) fue un respiro para la Franja de Gaza por su pertenencia a “La Hermandad Musulmana”, ya que el Movimiento de Resistencia Islámico (HAMAS) es la versión palestina de dicho movimiento. Con la elección del general Al Sisi a la presidencia de Egipto en mayo de 2014 se volvió a la política de Mubarak en detrimento de HAMAS. La revuelta en Siria también tuvo un efecto directo sobre israelíes y palestinos. Por un lado, el régimen que desde 1967 intenta infructuosamente que Israel se retire del Golán -un territorio que ocupa desde ese mismo año en la provincia siria de Quneitra- se vio más debilitado por la revuelta. Por el otro, esa revuelta tuvo un efecto directo sobre el medio millón de refugiados palestinos que vive en ese país, dado que algunos respaldaron al gobierno de Al-Assad mientras que otros se sumaron a la revuelta armada en su contra, entre ellos seguidores de HAMAS, lo que provocó un quiebre en la relación de este movimiento con el gobierno de Bashar Al-Assad.
El otro actor fundamental para comprender las dinámicas de los países árabes y el conflicto palestino-israelí es Estados Unidos. El presidente Barack Obama, que comenzó su mandato en enero de 2009, es un actor clave en cada hecho que se produce, desde Casablanca en Marruecos hasta el Kurdistán en el norte de Irak pasando por el Canal de Suez o la Franja de Gaza. En su visita a El Cairo en 2009, Obama sugirió una nueva relación con el mundo árabe e islámico y en más de una ocasión manifestó que los palestinos tenían derecho a un Estado independiente, sin especificar nunca cuáles serían sus fronteras, o si éstas debían ser establecidas por las Naciones Unidas. A pesar de sus declaraciones y discursos en tono “amistoso” antes de la caída de Mubarak se cuidó mucho de mencionar las aspiraciones democráticas de los ciudadanos árabes, ya que éstas chocaban abiertamente con los regímenes dictatoriales y autoritarios apoyados por Washington. Esto se vio claramente durante el levantamiento popular en Egipto porque la Casa Blanca evitó criticar a Mubarak y lo sostuvo hasta último momento.
Para explicar la reciente invasión a Gaza el gobierno de Benjamín Netaniahau argumentó que ningún país puede tolerar que lancen cohetes sobre su territorio. Es lo que suelen decir los gobernantes israelíes para explicar por qué bombardean masivamente la Franja de Gaza e intentan destruir al Movimiento de Resistencia Islámico (HAMAS). Desde el retiro de las tropas israelíes en agosto de 2005 hasta julio de 2014, el ejército israelí lanzó ocho grandes operaciones militares (2004, 2005, dos en 2006, dos en 2008, 2012 y 2014) además de bombardear de manera regular diferentes sitios de la Franja de Gaza. El principal objetivo israelí, en lo estratégico, es profundizar la división entre los palestinos de Cisjordania y los de Gaza. No cabe la menor duda de que los palestinos divididos política y geográficamente no pueden avanzar en la creación de un Estado independiente.
El gobierno israelí considera que su poderío aéreo, terrestre y naval alcanza para destruir a HAMAS. O, por lo menos, que la destrucción llevará a que los palestinos “culpen” a HAMAS del sufrimiento colectivo. En el pasado varios gobiernos israelíes creyeron que los padecimientos de la población provocarían un levantamiento en contra de la OLP atribuyéndole la responsabilidad de los mismos. Pensaron lo mismo respecto de HAMAS. Sin embargo esta lógica ha demostrado ser errónea una y otra vez. La población palestina no culpa a sus dirigentes por el sufrimiento derivado de la ocupación israelí aunque algunas de sus acciones se les vuelvan en su contra. Aunque pueden estar en desacuerdo con el accionar de las organizaciones que los representan, siempre terminan responsabilizando al ocupante, es decir Israel.
Lo que sucede en Gaza es muy similar a lo que ha sucedido en casi todas las luchas de liberación nacional frente a un ocupante más poderoso y con una capacidad de fuego infinitamente superior. De Argelia a Vietnam, pasando por el Congo “belga” o la India, el discurso del ocupante siempre fue culpar de todos los males a las organizaciones que se oponían a la ocupación. Esto ha servido para convencer a las poblaciones de las potencias ocupantes, cuyo discurso suele basarse en la antinomia “civilización o barbarie” pero por lo general no convence ni lo más mínimo a quien recibe las bombas sobre su territorio.
Las invasiones a Gaza en 2008 y 2014 y los bombardeos masivos sobre poblaciones civiles provocaron olas de críticas hacia el Estado de Israel. El primer elemento que salta a la vista es la disparidad de fuerzas entre HAMAS y el ejército israelí, así como la desigual cantidad de víctimas civiles que provocan dichos bombardeos. En la invasión de 2008 murieron más de 1300 palestinos y apenas 13 israelíes, en 2014 más de 2000 palestinos y poco más de 60 soldados israelíes. En ambos casos la mayoría de las víctimas palestinas eran civiles, incluyendo un alto porcentaje de niños. El argumento israelí de que HAMAS no deja de lanzar cohetes sirve para consumo interno y para justificar los bombardeos masivos de 2008 y 2014 que fueron absolutamente desproporcionadas respecto del daño que provoca HAMAS con sus cohetes. El gobierno israelí siempre intenta sacar provecho de la división entre los palestinos para golpear a HAMAS en Gaza, a quien nunca consideró como un interlocutor válido. Paralelamente, cuando bombardea Gaza suele resaltar su voluntad de diálogo con los “moderados” de la OLP en Cisjordania, para ahondar la división existente aunque la ampliación de los asentamientos en Cisjordania contradiga abiertamente el discurso que pregona el diálogo. Por otra parte, para Israel siempre es fundamental mostrarles a los palestinos quién es el poderoso en la región, quién sigue teniendo el control del territorio y quién es el que impone las condiciones para negociar. Las diferentes invasiones además siempre han contado con el apoyo abierto del gobierno de los Estados Unidos, sea éste republicano o demócrata, que defiende de manera incondicional casi todo lo que hace el ejército israelí. Si la guerra es la continuación de la política por otros medios uno puede llegar a la conclusión de que el problema no es HAMAS, sino la incapacidad de los diferentes gobiernos israelíes para retomar las negociaciones de paz con los palestinos.
fuente http://www.ungs.edu.ar/ms_ungs/?p=18807

miércoles, 8 de octubre de 2014

Estado Islámico: terrorismo e insurgencia

El Espectador Global, por Andrés OrtegaDaily chart: State of Terror (The Economist). Iraq-Syria. Blog Elcano
(Daily Chart: State of Terror / The Economist)
La organización Estado Islámico (EI) es terrorista, y de un terrorismo aún más terrible que el de al-Qaeda. Lo está demostrando ampliamente. Pero eso no explica todo. También es un movimiento, un ejército insurgente y si, no se entiende, la estrategia que en su contra está diseñando EEUU fallará. Es un movimiento que ha surgido en pleno conflicto sectario, que vive del sunismo despreciado y castigado en el nuevo Irak y en rebelión en Siria, frente a los chíes. Es asimismo expansivo, pues no se limita a un territorio en la antigua Mesopotamia sino que aspira a estar presente, como califato, como Estado, en Libia y otros lugares, y se ha convertido en polo de atracción para los yihadistas de todo el mundo.
Un gran error de EEUU en Vietnam fue no entender que estaba luchando contra una insurgencia más nacional que comunista. ¿Qué significa insurgente? Sublevado contra un orden establecido para poner otro. Significa una reivindicación territorial e identitaria, en este caso suní además de yihadista. Si no fuera por este carácter, el Estado Islámico no habría contado con el apoyo claro en algunos casos, o con la no oposición en otros, de tribus o grupos suníes que se vieron desplazados del poder en Irak (o que lo quieren conquistar en Siria) tras la caída del régimen de Saddam Hussein y su sustitución por otro dominado por los mayoritarios chiíes. Muchos de los cuadros del EI son antiguos militares suníes de Saddam Hussein. Y el EI ha logrado sus conquistas territoriales basándose en estos apoyos.
Muchos líderes tribales suníes están apoyando al EI que, pese a su terror, aporta un atisbo de orden y de servicios. Los mismos que, por ejemplo, en Anbar sí lucharon para desalojar a al-Qaeda hace algunos años con apoyo de EEUU, posteriormente se han sentido alienados con el régimen predominantemente chií en Bagdad. Ello explica también que el EI se quiera constituir en eso, como Estado, borrando o cambiando las fronteras impuestas por el colonialismo europeo.
Washington, en una estrategia que está en proceso de construcción, parece entenderlo. De ahí su insistencia en desalojar como primer ministro iraquí a Al-Maliki para reemplazarlo por Al-Abadi y un gabinete más plural. Pero no es seguro de que este paso tranquilice a los suníes. Y como señala el experto Ramzy Mardini, EEUU no puede pretender atacar a los que ve como terroristas y mantenerse al margen de un conflicto sectario.
No es un conflicto que se pueda resolver sólo con bombardeos. Muy pocos lo han conseguido. Si EEUU no quiere poner sus propias “botas sobre el terreno”, sino que sean los propios iraquíes –chiíes, suníes y kurdos– y los rebeldes sirios los que se encarguen de ese aspecto, el conflicto se alargará y se complicará más allá de los tres años, que no es poco (las guerras en nuestros días tienden a alargarse), que contempla la Administración del presidente Obama. Éste aspira a “degradar” al Estado Islámico –ha empezado diezmando sus fuentes de ingreso petrolero (8 millones de dólares diarios, ¿cómo circula este dinero y el petróleo que lo sustenta?)–, reducir el territorio bajo su control y, en último término, derrotarlo.
Siria no es lo mismo que Irak. Son dos guerras civiles similares pero no idénticas que requieren enfoques diferentes, como bien señala Sídney Pollack, un gran experto aunque se equivocara en 2003 apoyando la invasión. Para empezar, en Irak hay una cobertura legal –ha sido el gobierno legítimo el que ha solicitado la intervención– que no se da en Siria. En ésta, además, durante los tres años de guerra civil, la oposición y los rebeldes locales sólo han sembrado caos, sin apariencia de administración o servicios públicos en las áreas que controlaban. El EI aporta algo de orden, junto con una terrible represión. Pero por lo que se deduce de algunos reportajes e informaciones, la gente está cansada de tanta guerra y muchos preferirían una solución política.
Pero no la hay a corto y medio plazo. Ante una insurgencia, muy amenazadora, hay que ganarse los “corazones y mentes” de la población local. Está por ver si los bombardeos, con sus “daños colaterales” a los civiles, no alienarán aún más a las poblaciones locales. De momento, no parece que éstas se vuelvan contra el Estado Islámico. Algunas sí lo han hecho. Los que han ayudado, por ejemplo, a reconquistar las ciudades de Barwana y Haditha.
Obama reconoció en agosto que una intervención militar que no reconstruyera un Estado llevaría al caos y a nuevas amenazas como estamos viendo en Libia. En el fondo, tras esta operación late un deseo de reconstruir a largo plazo la política en Irak, con un sistema muy descentralizado y un poder para los suníes similar al que tienen los kurdos. En Siria, donde además Al-Assad puede aprovechar la situación, es mucho más difícil. Pero todo, en Irak y en Siria, vuelve al intento de apoyarse en los moderados. ¿Será viable?
La estrategia tiene que pasar por consideraciones más políticas. Si no se cambian las condiciones que han hecho posible el surgimiento del Estado Islámico, de poco servirá incluso derrotarlo pues vendrán nuevos grupos que los reemplazarán.
Hay, además, otras organizaciones contra los que se dirigen los ataques, como Jorasan y al-Nusra, esta última apoyada por muchos millares de jordanos y libaneses, y ambas vinculadas a al-Qaeda. La otra gran cuestión, no resuelta, es si el terrorismo del EI, con sus degollamientos de occidentales difundidos en You Tube, buscaban o no provocar una intervención estadounidense y de una coalición internacional. En todo caso, sí saben que con estas imágenes ganan apoyo ante los suyos y frente a sus competidores en radicalismo.
FUENTE: http://www.blog.rielcano.org/el-espectador-global-estado-islamico-terrorismo-e-insurgencia/