martes, 25 de noviembre de 2014

Restos coloniales en la modernidad

POR VERONICA GAGO Y JUAN OBARRIO

Partha Chatterjee. Llega el historiador indio que estudia la metamorfosis Capitalista y sus consecuencias en

India. Vendedores de computadoras usadas en Nueva Delhi.

India. Vendedores de computadoras usadas en Nueva Delhi.

Esta semana, el historiador Partha Chatterjee visitará por primera vez Buenos Aires. Invitado por los programas Lectura Mundi y Sur Global de la UNSAM dará dos conferencias: una dedicada a Marx y otra a la democracia poscolonial. Chatterjee nació en Calcuta y hoy enseña en esa ciudad y en la Universidad de Columbia. En su libro traducido al español La nación en tiempo heterogéneo teoriza sobre cómo hacen política los sectores populares. Discutiendo los barrios multitudinarios de la India, sus textos dialogan directamente con América Latina. Desde allí, revuelca los conceptos de Foucault en la mundanidad de la economía política de los territorios subalternos y, por tanto, critica el lenguaje más majestuoso, pero también más abstracto, de las categorías políticas de la modernidad occidental. Antes de viajar a la Argentina dio esta entrevista en su estudio en Nueva York.

–En su libro “La nación...” hay una despasivización del concepto foucaultiano de población, que se transforma en los gobernados: aquellos que intervienen sobre las políticas que en principio se les dirigen para tomarlos como objeto. Esto supone operar en el terreno de la gubernamentalidad, a la cual usted define como un campo de batalla. ¿Cuáles son los términos concretos de esa batalla?
–Uso la descripción de gubernamentalidad de Foucault y el modo en que la presenta como una nueva forma de poder: en ese marco las poblaciones son efectivamente objeto del poder gubernamental, objetivos biopolíticos. Pero difícilmente leyendo a Foucault se tiene la sensación de que las así llamadas poblaciones también responden. No se trata sólo de un aparato gubernamental actuando sobre una población pasiva. La distinción entre ciudadanos y poblaciones es importante porque lo que Foucault está sugiriendo es un desplazamiento del entendimiento liberal clásico del gobierno como relación entre ciudadanos partícipes de la soberanía estatal. Una de las distinciones clave que Foucault empieza a hacer es que, a fines del siglo XIX y principio del XX, este campo de poder que era definido por la existencia del gobierno por un lado y de los ciudadanos por el otro, condujo a una gran era de las revoluciones democráticas. Luego, la clase obrera consolidó esta división, pero con demandas incluso a veces capaces de sobrepasar al Estado.
–Por esa radicalización se iniciarían esas nuevas formas de gobernar…
–La formulación interesante de Foucault es que el gobierno empieza a aprender e inicia técnicas administrativas por las que busca desalentar la ampliación de derechos. Se desplaza así la idea del viejo Estado de Bienestar sustentado en que la gente tiene derechos universales en tanto ciudadana. A partir de los 60, comienzan estas nuevas técnicas gubernamentales y hacer política se convierte en un tipo de transacción entre pequeños grupos. Los gobernantes dicen: “Vamos a abordar los problemas específicos que afectan a las pequeñas poblaciones, por ejemplo las madres solteras, y vamos a negociar con ellas”. Y así , ellas se preparan para negociar cuánto costará lo que demandan, cuál es la manera de hacerlo viable, etc. Esto deviene una nueva forma de política.

–Volvemos a la cuestión de que no puede atribuirse pasividad…
–Exacto. ¿La gente responde pasivamente? ¿O realmente reclaman al gobierno diciendo cosas como “nosotros pertenecemos a tal grupo”? ¿Los grupos se alían entre ellos? Si nos quedamos confinados en el marco de Foucault se hace difícil abordar estas preguntas. Pero están en lo correcto diciendo que este lugar se convierte en un sitio de batalla, donde la gente muchas veces quiere redefinir las formas bajo las cuales está clasificada.

–¿Cómo se miden avances y retrocesos si no es estrictamente en términos de conquista de derechos?
–Mis colegas preguntaban: ¿perdimos todos los horizontes de emancipación? La cuestión es extender las ideologías de emancipación que fueron muy poderosas y parecen haber perdido su filo. Esto es la medida del éxito relativo de estas nuevas técnicas gubernamentales: traducen lo que eran demandas basadas en derechos en cuestiones relativas a cuántos beneficios se pueden dar según los costos.
–Volviendo a las alianzas y las articulaciones. ¿Cuál es su punto de vista sobre la categoría de populismo?
–Creo que el populismo es extremadamente relevante en la medida en que la categoría de pueblo puede ser movilizada. Laclau tiene todo un análisis donde se puede decir que hay un cierto tipo de retórica política emancipatoria que se convoca para decir que estamos en una misma posición incluso aunque nuestras demandas sean diferentes. Nos hace pueblo tener un enemigo común. Pero miremos la cantidad de casos en los que partidos y líderes han tratado de invocar esta idea del pueblo y fallaron. O cuando se tiene un tipo de movimiento populista que emerge y rápidamente desaparece.
–¿En qué movimientos piensa?
–En muchos recientes, como la Primavera Arabe o el Movimiento Occupy: por un tiempo parece que va a barrer todo lo que se le pone adelante y luego, de alguna manera, se disipa. Esto se convierte en una pregunta muy importante: ¿puede un movimiento populista también producir una organización de largo plazo? ¿Y cuáles son las implicaciones? Muchos populismos en los 60 y 70 compartían una idea creíble de un poder imperialista exterior, con una historia de explotación colonial. Con un mundo globalizado se hace más difícil señalar un enemigo exterior real. EE.UU. no tiene hoy el poder económico global de antes. ¿Cuál es hoy el poder imperial? Otras economías del mundo que antes se llamaba Tercer Mundo ya no son estrictamente países explotados y pobres.
–Su categoría de sociedad política provocó muchos debates. ¿Cómo la considera ahora?
–Creo que es relevante aun si podemos hacer distinciones entre diferentes modalidades de negociación y oposición. El gobierno responde diferente a aquellos que proceden por medio de las propias instituciones de la sociedad civil y, por otro lado, a aquellos que no. El gobierno debe distinguir, por ejemplo, entre quienes ocupan una propiedad y quienes son dueños, pagan impuestos y tienen títulos. Si no lo hace, toda la estructura de la propiedad privada va a colapsar y ningún gobierno va a hacer eso. Pero tiene que encontrar cómo responder a la gente que no tiene propiedad. Mi idea es que esta técnica sirve para encontrar un argumento para la excepción y decir: la propiedad privada es la regla, pero en algunos casos haremos excepciones. Y algunos tendrán que formular y defender tal excepción.
–Usted solía decir que había algo de odio colonial en la sociedad civil...
–En tiempos coloniales, en los grandes países agrarios de Asia y Africa, la presencia colonial estaba en las ciudades: era la población urbana la que estaba organizada en formas ciudadanas. Luego hay todo un sector campesino donde el Estado era realmente un poder externo: el Estado siempre venía de afuera, a recaudar impuestos o con la policía. Eso es lo que cambió, y por eso es poscolonial: se trata de la presencia del gobierno en la vida cotidiana de la gente común, de una manera mucho más profunda.
–Aun así, hay restos coloniales en la sociedad civil…
–Sí, hay jerarquías. En la sociedad civil de clase media siempre se encuentra gente que no le gusta la afirmación de las clases bajas. Donde hay algún tipo de democracia electoral, los políticos tienen que responder a estos sectores y la clase media siempre considera que sus demandas no son escuchadas. De ahí sus quejas diciendo “toda esta gente pobre tomó el gobierno, era mucho mejor en los días del poder colonial”. Creo que ese sentimiento continúa en Egipto o en Tailandia, donde los gobiernos electos son derrocados por una elite de clase media. Precisamente: la sociedad civil es una elite de clase media.

–¿Hay una oposición en el Sur global entre la expansión democrática por las clases populares y lo que era la tendencia de la modernidad occidental?
–Aquellos que se piensan a sí mismos como miembros de la sociedad civil piensan el mundo político en términos de principios abstractos, normativos y la modernidad como el logro progresivo de las instituciones políticas que los encarnan. Lo que encuentran difícil es que la democracia es donde el voto de los filósofos más ilustrados y el de los trabajadores menos letrados tiene el mismo valor. Por eso es que hoy se encuentra gente volviendo a pensar en contener o hacer retroceder la democracia. Pensemos en Egipto, cuando se dice: “esta gente son fundamentalistas religiosos, ¿por qué deberían tomar el Estado?”, o “esto es peligroso porque hace retroceder a la Modernidad”. La democracia en el clásico contexto de Europa era la ideología progresista porque apuntaba contra el antiguo régimen de los señores feudales. En muchos países poscoloniales la situación ahora es la opuesta: la democracia es vista como alimentando una suerte de mundo tradicional donde la gente común supera a los pequeños grupos ilustrados. Este conflicto entre modernidad y democracia está muy presente y el problema crucial es encontrar un lenguaje propio en las democracias poscoloniales para el cual la modernidad puede proveer una cierta fundación en una voluntad democrático-popular. Había algo así en el inicio del fin del colonialismo: fue visto como la marca real de la modernidad. Ahora que ese viejo colonialismo ya no está, el problema reemerge.
–¿Y el Sur global o poscolonial agregaría otros elementos que no eran parte de esa voluntad democrático-popular moderna?
–Absolutamente. Esta modernidad no puede ser una réplica de la vieja modernidad de Europa. Es uno de los problemas que encuentro con argumentos que oponen democracia y modernidad de esta manera y que asumen que los contenidos de la modernidad ya han sido decididos. Fueron decididos en Europa en todas las grandes peleas en contra de los oponentes de la modernidad. Todas esas batallas se tienen que dar de nuevo en estos otros países. Y los términos específicos, tanto democráticos como populares, por los cuales la modernidad será definida en estos lugares tendrá contenidos bien diferentes de los que entendemos como democracia en Occidente.
–The Black Hole of Empire”, su último trabajo, permite pensar en las formas actuales de colonialismo… ¿Cuál es la apuesta?
–Es un trabajo historiográfico pero es sobre el presente y sobre cómo funciona la “excepción” en estas nuevas formas de colonialismo. La excepción es particularmente verdad en el espíritu del colonialismo, donde los poderes occidentales tratan con diferentes tipos de poderes en otras partes del mundo. Aquí es donde la excepción colonial como modelo deviene instructivo. No hay una única fórmula en la que la soberanía está de un lado y la no soberanía del otro. Hay graduaciones. Pero no hay concepto legal para esto. Excepto en el lenguaje de la excepción.
–Empezamos con Foucault. Terminemos con Marx...
–Nunca dejé a Marx y vuelve con muchas de estas preguntas, habiendo hecho la travesía por Foucault. Son fundamentales sus análisis sobre la emergencia del capitalismo en Europa porque una de las cosas que es muy clara finalmente en Asia y Africa, y tal vez también en algunas partes de Sudamérica, es el tipo de desarrollo capitalista que está teniendo lugar. Más allá de cada proceso, podríamos decir que lo que pasa es exactamente lo mismo que Marx describe cuando comienza la acumulación primitiva. Es interesante preguntarse si estas mismas condiciones de una acumulación primitiva pueden sostenerse. En Europa, el entendimiento era que aquellos desposeídos de sus tierras, sus medios de producción, se convertirían en fuerza de trabajo industrial al llegar a la ciudad. Incluso si no eran absorbidos inmediatamente, pasarían al ejército industrial de reserva. O habría todo tipo de modos de gestión política de esa acumulación primitiva. Podrían ser enviados a Australia, a América. Hubo también epidemias, grandes guerras. Ninguna de estas opciones están disponibles hoy. Entonces, para países como China o India, donde claramente la acumulación primitiva está teniendo lugar, hay un montón de gente que está siendo desposeída pero que no puede ser absorbida por las industrias capitalistas, que bajo condiciones de competencia global no son necesariamente capital-intensivas. Ninguna de estas nuevas fábricas utilizan hoy miles y miles de obreros como había antes.
–¿Y cómo se gestiona políticamente hoy esta acumulación primitiva?
–Acá es donde el Estado y el gobierno ingresan para proveer algún tipo de subsistencia para esa gente. Ya no es un Estado de Bienestar, no hay derechos. Que el gobierno responda depende de las demandas que reciba. Toda la emergencia de la así llamada economía “informal” es un campo a ser gestionado. La distinción entre formal e informal debe ser mantenida para que se gestione políticamente la economía informal. Esto es realmente la sociedad política. Esta es la gente que está viniendo a nuestras ciudades. Ellos no tienen los medios para comprar tierras, a veces ni alquilar casas. Entonces, ¿dónde viven? Ocupan tierras. ¿Qué hace el gobierno? Dice “está bien, quédense donde están. Haremos una excepción en este caso, no paguen impuestos pero trataremos de gobernarlos de ciertas maneras, les vamos a dar electricidad y agua porque de otro modo vamos a tener un problema sanitario”. Todo esto es a través de una gestión completamente política de una situación de excepción.
www.revistaenie.clarin.com

Analistas palestinos sobre el Estado “judío” de Israel

Por Isabel Pérez
Hoy me ha tocado trabajar un reportaje analítico para la tele sobre el anuncio del proyecto de ley que el gabinete de Netanyahu ha aprobado y que en una semana se discutirá en la Knesset. De aprobarse, el borrador daría carácter “judío” al Estado de Israel… Ante las oleadas de críticas y análisis, quisiera compartir con vosotros/as las respuestas COMPLETAS de estas entrevistas.
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Talal ‘Okal
Analista político, muy reconocido entre los medios árabes
“Esta decisión no es práctica, tampoco es funcional en cuanto a las negociaciones en el marco del juego de compromiso y contracompromiso. Es una muestra de un estado en desarrollo, Israel, de sus características sociales y políticas, una tendencia hacia un mayor racismo, la transformación hacia un régimen racista de Apartheid.
Llamar a este estado “judío” es una declaración de guerra, porque así se pone fin para siempre a todas las soluciones y negociaciones para concretizar la paz en la región. Tendrá sus consecuencias, acabará con la democracia en Israel.
El carácter judío significa que este Estado es solo para los judíosy esto es un indicador de los próximos planes contra cualquier presencia palestina dentro de Israel. Los palestinos son un blanco en Jerusalén y en Cisjordania. Creo que es un plan de introversión, es decir, de confiscación de Jerusalén y del 60% de Cisjordania, un plan para transferir (expulsar) a los palestinos que están en Israel. Estamos ante un estado que dentro de pocos años será un Estado con profundo carácter judío-religioso porque los religiosos en la sociedad israelí están aumentando constantemente. También crece el número de colonos. Estas dos masas serán las más pesadas dentro de Israel y ambas definirán la idiosincrasia de Israel.


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Haider Eid
Académico palestino. Internacionalmente conocido por su activismo en el BDS y su experiencia en el Apartheid en Sudáfrica donde residió muchos años.  
“Esto es exactamente lo que sucedió en Sudáfrica bajo el Apartheid de los años 60-70-80 cuando muchos grupos marginados fueron expulsados. Lo que está pasando ahora en Israel es que Israel está haciendo de una religión un tipo de nacionalismo que excluye a los palestinos de los territorios ocupados en 1948 y que están considerados ahora como ciudadanos de segunda y tercera. Pero también excluye a más de 6 millones de palestinos refugiados que viven en la Diáspora, cuyo derecho al retorno está consagrado por la resolución 194 de las Naciones Unidas. Tal y como pasó en Sudáfrica, donde solo había democracia para blancos, en Israel solo habrá  democracia para los judíos.”

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Ismael Mohra
Especialista en Asuntos israelíes. Trabaja para el Instituto Atlas de Estudios Israelíes con sede en Gaza. Habla hebreo y sigue la prensa escrita y audiovisual israelí.
“Esta Ley fundamental que habla del Estado de Israel como un estado nacional o como el país nacional del pueblo judío no llega para llenar un vacío legal o constitucional. En Israel no falta lo que la defina como Estado judío. Muchos son los artículos que en las leyes israelíes confirman su carácter religioso, judío y también racista del Estado israelí. Esto está claro desde la declaración de la independencia de Israel de David Ben Gurion en el cual definió a Israel como Estado judío sobre la tierra de Israel. Existen muchas insignias religiosas usadas por el Estado de Israel como el color de la bandera, la estrella de David, las dos líneas azules de la bandera israelí que están inspiradas en las líneas que tienen los mantos que usan para rezar, su himno llamado Hatikvah que contiene muchos términos de la Torá. Además, tienen un ministerio de Religión y una Ley de Base rabínica que organiza el proceso de elegir a los rabinos.
Las leyes civiles dependen de la ley religiosa judía que organiza los asuntos de matrimonio, divorcio, herencias… Entonces, como veis, hay muchas leyes que confirman el carácter judío del estado. Todo esto sirve para excluir a gran parte de los ciudadanos que no son judíos y que forman más del 20% de la población total.
Esta propuesta actualmente llega en el contexto de una competición que se está librando entre los partidos israelíes. Forma, asimismo, parte del esfuerzo político que quiere definir a Israel de manera racista. Están intentando obligar al mundo a que reconozca Israel de la manera que Israel quiere, como el Estado del pueblo judío. Israel es un estado que no tiene Constitución, tampoco define sus fronteras, no tiene leyes sobre los Derechos Humanos porque no quiere dar a los árabes y las otras minorías más capacidad para protegerse. Esta ley sirve para despojar a los árabes del resto de los derechos que todavía tienen y para que se sientan personas non grata en este Estado, que no es el suyo, que es para los judíos. Esta ley sirve para legalizar y dar legitimidad al racismo de este estado.
https://gazeitunas.wordpress.com/2014/11/24/analistas-palestinos-sobre-el-estado-judio-de-israel/
 Gazeitunas es un blog creado en febrero de 2013 por la periodista Isabel Pérez, asentada en oriente medio desde el año 2007. Hoy vive en Gaza, desde donde trabaja como periodista freelance y para la cadena de televisión HispanTV.

lunes, 17 de noviembre de 2014

In Pictures: Erasing Palestine

Palestinians fear the old stone houses of Lifta, the last deserted pre-1948 Palestinian village, will soon be destroyed.
 Last updated: 11 Nov 2014 09:15

The last deserted pre-1948 Palestinian village in Israel is facing possible destruction. Located on the outskirts of Jerusalem, the village of Lifta is an empty collection of old stone houses that have fallen into neglect. For the past 20 years, the Israeli government has pushed to destroy the remaining buildings to make room for new luxury homes, hotels, a shopping mall and a recreation park. The courts have rejected governmental requests to build, but the construction of a new railway line through the village has many thinking the end is near.
In the meantime, local Israeli Jews use Lifta as a picnic spot and swim in its ancient spring. For the few surviving Palestinians who were born in Lifta, visiting their former village brings a mix of emotions: nostalgia for an idyllic childhood spent amongst the olive groves, and bitterness at the destruction and appropriation of their homes and heritage.
Lifta's inhabitants were systematically expelled by Israeli forces between 1947 and 1948. Afterwards, Jewish immigrants, mostly from Yemen, moved into the empty homes. Following the Six-Day War in 1967, the Israeli government offered the Jewish residents of Lifta new homes in Jerusalem; they happily accepted, and blew up the roofs of Lifta's houses before leaving to ensure no-one would return.
The Palestinian villages inside present-day Israel, deserted in 1948, have largely disappeared from the map. While Israel still retains around one million Palestinian residents, many fear the destruction of Lifta would erase, once and for all, the memory of those Palestinians who lost their homes when the state of Israel was created.
/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
Before 1948, the village of Lifta had 500 houses with about 3,000 inhabitants. Half were in the upper part of the village, which has already been mostly demolished, and the other half in the lower part. A few old houses from the upper part of Lifta remain visible today.


/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
Ilan Shtayer - a former Israeli soldier who is now a member of "Combatants for Peace", an Israeli-Palestinian organisation demanding an end to the occupation of Palestinian land - is part of an association called "Save Lifta", which is fighting for the preservation of the village. 


/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
In one of the remaining houses of Lifta, a young Israeli woman comes to have a picnic. On the wall, written in Arabic, is the slogan: "Lifta is ours, we will come back."


/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
An Israeli family enjoys a picnic in Lifta. When asked, they said they did not know the story of the village. 


/Vinciane JacquetVinciane Jacquet/Al Jazeera
Young Israelis bathe in the former spring of Lifta.


/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
A verse from a poem by Palestinian poet Mahmoud Darwish on a wall inside one of the old homes in Lifta reads: "This land deserves life."


/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
Since 1967, the Israeli army has been using Lifta for military exercises because the environment and rough, hilly terrain are similar to Lebanon. 


/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
Israel Jalal, who was born in Lifta, had to leave the village with his family when he was 12. He lived in the upper part of Lifta, and his childhood home was demolished a long time ago to make room for an administrative building. He used to take his boys to Lifta "to let them know it is their land". 


/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
Palestinian woman from Gaza who was two years old when her family fled the village, and was subsequently raised in the United States. She supports the right to return. 


/Vinciane Jacquet/Al Jazeera
Yacoub Odeh lived with his family in Lifta. The roof of his home was blown off by the Israeli Army in 1969, but the remains of the house are still visible. He remembers a childhood of gardens, olive groves and racing other children to school.
http://www.aljazeera.com/

sábado, 8 de noviembre de 2014

¿Cuántos países musulmanes ha bombardeado u ocupado EE.UU. desde 1980?

ICH/The Intercept

Barack Obama, en su conferencia de ayer posterior a la elección, anunció que pedirá una Autorización para el Uso de Fuerza Militar (AUMF, por sus siglas en inglés) del nuevo Congreso, que autorice su campaña de bombardeo en Iraq y Siria – que comenzó hace tres meses. Si uno fuera generoso, diría que pedir autorización del Congreso para una guerra que comenzó hace meses es por lo menos mejor que librar una guerra incluso después que el Congreso rechazara explícitamente su autorización, como lo hizo Obama ilegalmente en el ahora colapsado país de Libia.
Cuando Obama comenzó a bombardear objetivos dentro de Siria en noviembre, señalé que era el séptimo país con preponderancia musulmana que había sido bombardeado por EE.UU. durante su presidencia (lo que no incluía el bombardeo por Obama de la minoría musulmana en las Filipinas). También señalé previamente que esta nueva campaña de bombardeo significa que Obama se ha convertido en el cuarto Presidente consecutivo de EE.UU. que ordenó que se lanzaran bombas sobre Iraq. Considerados por sí solos, ambos hechos son sorprendentemente reveladores. La violencia es tan corriente y continua que ya apenas nos damos cuenta. Precisamente esta semana, un drone estadounidense lanzó un misil que mató a 10 personas en Yemen, y los muertos fueron rápidamente calificados de “presuntos militantes” (lo que en realidad significa solo que son “varones en edad militar”); esos asesinatos apenas merecieron ser mencionados.
Para obtener una visión total de la violencia estadounidense en el mundo, vale la pena formular una pregunta más amplia: ¿cuántos países en el mundo islámico ha bombardeado u ocupado EE.UU. desde 1980? La respuesta fue suministrada en un reciente artículo de opinión en el Washington Post del historiador militar y ex coronel del ejército de EE.UU.,
Andrew Bacevich:
“Mientras los esfuerzos de EE.UU. por “degradar y finalmente destruir” a los combatientes del Estado Islámico se extienden a Siria, la III Guerra de Iraq se ha transformado discretamente en el Campo de Batalla XIV del Gran Medio Oriente. Es decir, Siria se ha convertido en por lo menos el 14º país en el mundo islámico que fuerzas estadounidenses han invadido, ocupado o bombardeado, y en los cuales soldados estadounidenses han matado o han sido muertos. Y eso es solo desde 1980.
Enumerémoslos: Irán (1980, 1987-1988), Libia (1981, 1986, 1989, 2011), Líbano (1983), Kuwait (1991), Iraq (1991-2011, 2014-), Somalia (1992-1993, 2007-), Bosnia (1995), Arabia Saudí(1991, 1996), Afganistán (1998, 2001-), Sudán (1998), Kosovo (1999), Yemen (2000, 2002-), Pakistán (2004-) y ahora Siria. ¡Vaya!.
La cuenta de Bacevich excluye el bombardeo y ocupación de otros países predominantemente musulmanes por aliados clave de EE.UU. como Israel y Arabia Saudí, realizados con crucial apoyo estadounidense. Excluye golpes contra gobiernos democráticamente elegidos, tortura, y encarcelamiento de personas sin acusación. También, por supuesto, excluye todos los demás bombardeos e invasiones y ocupaciones que EE.UU. ha realizado durante este período en otras partes del mundo, incluyendo Centroamérica y el Caribe, así como varias guerras por encargo en África.
Hay muchísimo más que decir sobre las facciones en Occidente que dedican una inmensa parte de su tiempo y atención a predicar contra el supremo primitivismo y violencia de los musulmanes. No hay bares gay en Gaza, proclaman los polemistas obsesivamente anti-islámicos– como si eso (en lugar de los niveles de violencia y agresión desencadenados contra el mundo) fuera el estándar más importante para juzgar una sociedad. Reflejando la determinada obsesión con la demonización de los musulmanes (exactamente al mismo tiempo, por coincidencia, sus gobiernos libran una incesante guerra contra países musulmanes y sus sociedades marginan a los musulmanes), notablemente dejan de mencionar las exitosas comunidades gay en sitios como Beirut y Estambul, o su ausencia en la cristiana Uganda. Empleando la táctica definidora de la intolerancia, gustan de destacar la peor conducta de individuos musulmanes como un medio para atribuirla al grupo en su conjunto, mientras ignoran (a menudo expresamente) la peor conducta de individuos judíos y / o sus propios grupos (citan de la misma manera los preceptos más extremos del Islam mientras ignoran los similarmente extremos del judaísmo). Eso es debido a que, como Rula Jebreal dijo a Bill Maher la semana pasada, si esos tan valerosos guerreros de la racionalidad dijeran lo que dicen de los musulmanes sobre judíos, serían despedidos.
Pero de todas las cosas que se puedan decir sobre este grupo, siempre la más sorprendente es que: esa misma gente, que gusta de denunciar la violencia del Islam como una especie de máxima amenaza, vive en países cuyos gobiernos desencadenan de lejos mucha más violencia, bombardeos, invasiones y ocupaciones que cualquier otro. No es más que un hecho.
Aquellos que en EE.UU. o el Reino Unido se dedican a arremeter interminablemente contra el mal del Islam, presentándolo como la fuente de la violencia y del mal (la “veta madre de las malas ideas”), mientras pasan muy poco tiempo hablando de las adicciones a la violencia y la agresión de sus propias sociedades, o sus propios impulsos religiosos y nacionalistas, han llegado al colmo del tribalismo auto-cegador. En realidad son semejantes a tener un vecino en tu propia calle quien constantemente asesina, roba y saquea, y luego pasar tu tiempo libre denunciando ostentosamente por sus malos actos a gente a miles de kilómetros de distancia. Una persona semejante sería considerada como intelectualmente auto-engañada, un término que también describe a las facciones políticas e intelectuales que imitan esa conducta.
La simple despreocupación con la cual Obama pidió ayer una nueva AUMF refleja cuán centrales, cuán comunes, son la violencia y el militarismo en la administración imperial del mundo por EE.UU. El que algunos ciudadanos de ese país se dediquen primordial si no exclusivamente a denunciar la violencia y el salvajismo de otros es una prueba más de cuán poderoso y auto-cegador es el tribalismo como impulso humano.
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Correo del autor: glenn.greenwald@theintercept.com
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Glenn Greenwald, exabogado constitucional y columnista de The Guardian hasta octubre de 2013, ha obtenido numerosos premios por sus comentarios y periodismo de investigación, incluyendo recientemente el Premio George Polk 2013 por información de seguridad nacional. A principios de 2014, cofundó un nuevo medio informativo global, The Intercept .
Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article40157.htm

martes, 4 de noviembre de 2014

Jerusalén arde: “una ciudad, dos capitales”

Meir Margalit · · · · ·
 
02/11/14
 


Jerusalén arde. Desde hacen ya cuatro meses una ola de disturbios ha arrasado Jerusalén Oriental y, a esta altura de los acontecimientos, nadie puede predecir adonde nos conducirá. Este levantamiento posee caracteristicas muy particulares- es espontaneo, carece de liderazgo y esta dirigido casi exclusivamente por adolecentes y  jovenes que no llegan a los 20 años.  Todo estalló con el brutal asesinato de Muhamad Abu Khder, un joven de 16 años, el 3 de julio,   y cobró dimensiones descomunales durante la guerra en Gaza. Desde aquel entonces, la violencia se ha extendido por todo Jerusalén Oriental y la torpe reaccion israelí, basada sola y exclusivamente en el uso de fuerza policial, incrementada por una serie de pésimas desiciones gubernamentales -como permitir que los colonos se apropien de nueve edificios en la aldea de Silwan o, lo que es mucho mas peligroso, permitir la entrada de judios nacionalistas a la Explanada de las Mezquitas durante las fiestas hebreas de octubre, alimentaron las llamas hasta un punto que nadie sabe ahora como contener. Una buena descripcion de los acontecimientos se puede leer en Al-Monitor. Si bien no podemos predecir como acabará todo este proceso, los efectos parciales de este levantamiento ya son evidentes: la fórmula "Jerusalén, capital eterna y unificada de Israel", ha colapsado, fracasado, rotundamente.  El único problema es que el gobierno israelí todavía no se ha percatado.         
La reacción israelí ha sido sumamente severa y exagerada. Se debe a que los jóvenes insurgentes han desafiado al gobierno israeli, atentado contra la autoridad y, para el gobierno israelí la estabilidad de sus instituciones depende de la recomposición de su imagen de autoridad y del reestablecimiento del equilibrio de fuerzas entre israelíes y palestinos. El objetivo de la represión no es restablecer el orden, sino  restituir el temor y volver a grabar en la carne de los palestinos el precio que debén pagar por desobedecer las reglas israelíes y osar desafiar su autoridad.  Dichas redadas, que encajan dentro de lo que podría calificarse como  actos de terror estatal, han incluído arrestos multitudinarios, inundar las calles de cantidades imprecedentes de gases lagrimógenos y fluidos nauseabundos, demoliciones de viviendas, confiscación de vehículos por deudas a instituciones estatales, clausura de comercios y hostigar a los padres de familia para obligarles a refrenar a sus hijos, porque de lo contrario deberán pagar multas personales cada vez que sus hijos se manifiesten. Volvamos a recalcarlo: el objetivo de las redadas no es restablecer el orden, ya que es de esperar que con las proximas lluvias los disturbios se iran desgastando por si solos, sino restitur el miedo, piedra angular de todo sistema totalitario.
Pero aunque la policía lograra reprimir este levantamiento,  el desgastado mantra que Israel repite desde la anexion de Jerusalén Oriental en 1967, la  "Jerusalén unificada", ha perdido vigencia. Hoy día, no hace falta ser un "izquierdista" para reconocer que Jerusalén esta más dividida que nunca, que los muros invisibles entre las dos partes de la ciudad son mas altos que los que antes dividían la ciudad y que los residentes palestinos no están dispuestos a vivir toda la vida bajo las botas de la ocupacion israelí.  Lo paradojico es que durante 65 años, Israel ha hecho todo lo posible para que este modelo no funcione. Políticas municipales descriminatorias,  humillaciones y aberraciones sistemáticas, son el caldo de cultivo en el cual crecieron los jovenes que en estos precisos momentos estan apredreando todos los símbolos de soberania israelí que se cruza en su camino.  Este estallido era de esperar.  Todos aquellos que conocen la realidad en el campo,  sabían que era cosa de tiempo que se produjera la explosión: demasiados pirómanos andan sueltos en esta ciudad como para poder evitarlo.  Los últimos acontecimientos en la Explanada de las Mezquitas, o el Monte del Templo como lo denominan los israelíes, han agregado al conflicto politico una dimension religiosa implacable. En estas mismas páginas de Sinpermiso ya he escrito que Jerusalén es una "no-ciudad", por falta de denominador común entre sus habitantes, y la excesiva politizacion de las relaciones humanas. En un clima tan tenso no se puede constituir una ciudad sana, un espacio en el que haya un mínimo sentimiento de pertenecia y solidaridad.  Es por ello que el modelo de "la ciudad unificada" no tiene futuro y si puntualmene las fuerzas polciales lograran restaurar el orden,  no cabe duda que  volvera a estallar.
Jerusalén debe dividirse indefectiblemente y lo antes posible. Dada la complejidad del entramado espacial, esta división requiere un alto grado de creatividad  y buena voluntad.  Las dos partes de la ciudad estan tan entrelazadas que es casi imposible dividirla territorialmente y  no hay forma de trazar una linea divisoria coherente.  Es por ello que la solucion pasa por una division funcional de la ciudad, o sea, la creación  de dos municipalidades en un mismo espacio territorial: la parte occidental se constituiría en la capital del Estado de Israel, mientras que la parte orienal se constituirá en capital del Estado Palestino, cuando se constituya, y ambas capitales comparartirán una ciudad unificada, sin fronteras ni murallas que separen sus dos partes.  Este modelo organizativo puede parecer irrealizable a primera vista. Efectivamente, es complejo y tampoco hay antecedentes de ciudades binacionales, en las cuales funcionen dos capitales para dos naciones. Pero el hecho de que no existan precedentes no significa que la idea sea ilusa e imposible de ejecutar. Partiendo de la base de que no hay otra solución factible, debemos movilizar todas nuestras energías y creatividad para que esta fórmula sea viable.
Pero tal como hemos dicho al principio, el gobierno israelí todavía no se ha percatado de que la ciudad deberá ser dividida.  Para ello, necesitamos, tal como venimos repitiendo ya hace mucho,  la ayuda de la comunidad internacional.  El futuro de Jerusalén es un tema demasiado importante para dejarlo en manos de los politicos israelíes.    
Meir Margalit es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso, reside en Jerusalén, donde es un activo militante del campo por la paz israelí.
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