sábado, 15 de septiembre de 2018

Oriente Medio, nudo de contradicciones (y II)

 Por Santi Ramírez
Primera parte: http://mediorienteactual.blogspot.com/2018/09/oriente-medio-nudo-de-contradicciones-i.html
Sin embargo, a pesar de todas estas iniciativas diplomáticas, hasta ahora no se han visto frutos significativos de las mismas. Después de siete años de guerra, todavía no se vislumbra un horizonte claro. Ello se debe a varias razones, entre ellas la desconfianza mutua entre EEUU y la UE, por una parte, y Rusia y sus aliados por la otra; las acusaciones de EEUU a Rusia de que trata de sustituir la conferencia de Ginebra por la de Astaná; las sospechas del gobierno sirio sobre las verdaderas intenciones de Turquía al invadir el norte de Siria; la ausencia de Arabia Saudita, los Emiratos del Golfo y Qatar, de las reuniones, cuando son dichos países quienes apoyan a una buena parte de los grupos rebeldes islamistas; etc.
Por otra parte, resulta paradójico pero las conversaciones de Astaná están sirviendo para reforzar las relaciones económicas entre Rusia, Irán y Turquía, hasta tal punto que durante el año pasado, el comercio entre Turquía y Rusia creció un 30%, y entre Irán y Turquía se triplicó en relación con el 2014, favoreciendo que la economía turca creciese en un 6% [12].
Además, todo parece indicar que tanto EEUU, como Francia y Gran Bretaña, e incluso también se habla de Alemania, están ampliando sus posiciones en territorio sirio, con objeto de fragmentar el país y así lograr una posición preponderante (de dominio) en Oriente Medio; mientras que las otras dos potencias, Rusia y China (que, según parece, no dispone de tropas sobre el terreno) tratarían de mantener una situación internacional basada en la continuidad de los actuales Estados nacionales [13].
A pesar de todo, con la evolución que está siguiendo la guerra de Siria en los últimos meses, puede decirse que la hegemonía que venía teniendo EEUU en la región de Oriente Medio, desde mediados de los años 40 del pasado siglo, está siendo sustituida por el predominio de la Federación Rusa [14].
En este sentido hemos de resaltar que la participación de Rusia en la guerra de Siria, apoyando al gobierno de Bashar al Assad, también ha contribuido a mejorar su posición geoestratégica en el plano militar. Le ha permitido establecer dos bases militares en aquel país, la base naval de Tartús y la base aérea Hameymim, situadas ambas en la provincia de Latakia, en el noroeste de Siria.
Con estas bases, Rusia viene a reforzar su presencia militar en el Mediterráneo, que hasta ahora sólo estaba garantizada por la flota del Mar Negro, el grueso de la cual se encuentra anclado en la base naval de Sebastopol, en la península de Crimea [15]. Además hay que tener en cuenta que, aunque el Derecho internacional permite el libre tránsito naval por los estrechos, la reciente entente entre Rusia y Turquía (hasta ahora miembro de la OTAN), país que controla los estrechos del Bósforo, que comunica el Mar Negro con el Mar de Mármara, y de los Dardanelos, que permite el paso desde este último al Mar Egeo y al Mediterráneo, viene a consolidar su nueva posición geoestratégica.
En estos momentos, la provincia de Idleb, situada en el noroeste de Siria constituye el último bastión de los rebeldes islamistas ante el avance de las fuerzas sirias, apoyadas por la aviación rusa. En esta provincia se han ido concentrando los distintos grupos rebeldes, después de haberse rendido y retirado de Alepo Oriental, Ghuta Oriental y más recientemente de Derá. La provincia de Idleb, fronteriza con Turquía, acoge a varios cientos de miles de desplazados y se calcula que en ella podrían haber encontrado refugio unos setenta mil combatientes rebeldes.
4.- La situación en Irak
Este importante país de Oriente Medio, estratégicamente situado, limita al sur con Arabia Saudita y Kuwait, al oeste con Jordania y Siria, al norte con Turquía y al este con Irán; aunque sólo dispone de una pequeña salida al mar, por el Golfo Pérsico.
El 9 de diciembre de 2017, el entonces primer ministro del gobierno irakí, Haider Al Abadi, anunciaba la derrota del llamado “Estado Islámico” (ISIS o DAESH), tres años después de que los yihadistas se hubieran hecho con el control de la ciudad de Mosul, donde establecieron la capital de su “califato”, y aproximadamente un tercio del territorio de aquel país, así como también de una parte importante de la vecina Siria. De este modo, las fuerzas armadas iraquíes y las milicias populares, recuperaron las últimas áreas aún bajo control del grupo yihadista a lo largo de la frontera con Siria.
Pero en Irak, al igual que ocurriera en Siria, el imperialismo yanqui y las antiguas potencias coloniales, utilizando también el pretexto de la lucha contra el terrorismo, lograron implantar sus propias bases militares, poniendo en peligro la seguridad e independencia del país y contribuyendo a crear una mayor inestabilidad política y militar en toda la región de Oriente Medio.
De hecho, según revelaba un diario árabe [16] en agosto del año pasado, EEUU estaba construyendo cinco bases militares en el norte de Irak, en la región de Nínive, cerca de la frontera con Siria, con el fin de contrarrestar a las fuerzas populares iraquíes (Al-Hasad Al-Shabi) y dificultar su avance hacia las zonas controladas por el ISIS.
Tal como afirmaba el sheij Mozaem al-Hovait, portavoz de las fuerzas árabes tribales de la provincia de Nínive, durante su entrevista al citado diario, en aquellos momentos, los estadounidenses estaban ya a punto de completar la construcción de una de sus bases y que otras cuatro se hallaban en las primeras fases de construcción.
Pero también Turquía hace acto de presencia en el escenario de Irak. El pasado 15 de agosto, cazas turcos bombardearon un convoy de personas que regresaban a las montañas de Sinjar, en Irak, desde zonas próximas, después de haber asistido a la celebración del aniversario de la masacre que perpetró el ISIS en 2014. Entre las víctimas figuraba Mam Zequî Sengalî, líder de la comunidad yazidí y que también había sido dirigente local del PKK desde la década de los 80 [17].
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Irak condenó el ataque aéreo de Turquía, según anunció en un comunicado el portavoz de dicha Cartera, Ahmed Mahyub. La Cancillería iraquí, además negó “categóricamente” cualquier coordinación entre Bagdad y Ankara en el ataque, rechazando algunos informes que indicaban que la incursión turca se efectuó con el consentimiento del Gobierno iraquí [18].
En las recientes elecciones celebradas en Irak, el 12 de mayo de 2018, ha resultado vencedora la coalición Sairoon, formada por el movimiento de Muktada al-Sadr, un movimiento chiita radical, nacionalista de izquierda, que ha establecido un acuerdo con el partido comunista y otras facciones chiitas pro-iraníes.
El movimiento sadrista, a diferencia de otras organizaciones chiitas iraquíes, es un celoso defensor de la independencia de Irak y tiene un carácter relativamente transversal ya que también agrupa a sectores sunnitas.
A diferencia del sector chiita mayoritario que, con ocasión de la invasión de Irak por parte de las tropas imperialistas yanquis (conocida como Segunda Guerra del Golfo, que se desarrolló entre 2003 y 2011), adoptó una posición relativamente pasiva, los sadristas organizaron el llamado Ejército de al-Mahdi y se enfrentaron con las armas a las tropas invasoras.
5.- Otros actores, distintos escenarios, un mismo conflicto
Pero, la situación en la región de Oriente Medio es aún más compleja, si cabe. A continuación vamos a considerar otros aspectos de la misma; otras fuerzas en presencia y otros escenarios en los que también se manifiesta el mismo conflicto. Fuerzas y escenarios que, en una u otra medida, con sus actuaciones y los acontecimientos que en ellos se desarrollan, también inciden (mediante una serie de interrelaciones) en el conjunto del problema.
Los principales aliados de EEUU en Oriente Medio, son Arabia Saudita e Israel. El primero de ellos es una monarquía absoluta, una verdadera autocracia que, con apoyo del imperialismo norteamericano y de Gran Bretaña, trata de mantener su hegemonía política, religiosa, económica y militar, en el área del Golfo Pérsico.
El otro aliado esencial de EEUU para llevar a cabo sus planes de control sobre toda la región Oriente Medio, es el Estado sionista de Israel. Un Estado creado en base al exterminio y la expulsión de su patria (la Nakba) del pueblo palestino.
Y el enemigo acérrimo de ambos, al que los dos pretenden aniquilar por todos los medios, contando para ello con el pleno apoyo de EEUU, es la república islámica de Irán. Se trata, como en el caso de Arabia Saudita, de una potencia de tipo regional, aunque en este caso, todo hay que decirlo, aunque se trate de un país capitalista, sus actuaciones están teniendo una marcada orientación antiimperialista.
6.- Arabia Saudita
Este es un inmenso país de Asia occidental, de más de 2 millones de Km2, y que está situado en la Península arábiga. En él existe un régimen político de monarquía absoluta, en el que la mayoría de su población profesa la religión musulmana, en su variante sunita pero en su interpretación más rigorista, el wahhabismo. Además, en Arabia Saudita se encuentran los lugares sagrados del Islam, la Gran Mezquita de la Meca y la Mezquita del Profeta en Medina, lo que le permite contar con un gran ascendiente sobre los cientos de millones de musulmanes a nivel mundial.
Se trata de un régimen político que también se puede definir como de una monarquía teocrática en la que está implantada la sharia (ley islámica). Está regido por la familia Saud, que tiene una concepción patrimonialista del país y del propio Estado. El rey actual es Saimán bin Abdulaziz. Siendo su príncipe heredero Mohámed bin Salmán (nacido el 31 de agosto de 1985) y que a sus treinta y tres años, ya ostenta los cargos de asistente segundo al Primer Ministro y de Ministro de Defensa (el más joven del mundo).
Arabia saudita limita al noroeste con Jordania, al noreste con Irak, por el este con Kuwait, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Qatar y el Golfo Pérsico, por el oeste con el Mar Rojo, y por el sur con Omán y Yemen. Su población actual es de unos 34 millones de habitantes. Este país, además de pertenecer a la ONU desde 1945, es miembro fundador de la Liga Árabe, del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, de la Liga Mundial Islámica, de la OPEP y de la Organización para la Cooperación Islámica.
Por la importancia de su economía, como país productor y exportador de petróleo, forma parte del G-20 (el único país árabe) y juega un destacado papel tanto en el Fondo Monetario Internacional (FMI) como en el Banco Mundial (BM).
Si ahora Arabia Saudita es uno de los principales aliados de EEUU en Oriente Medio, las relaciones entre ambos países no siempre han sido tan buenas. De hecho, los atentados del 11 de septiembre de 2001, contribuyeron en buena medida a enturbiarlas. De los diecinueve autores de dichos atentados, quince eran de nacionalidad saudí.
Incluso el propio Osama Bin Laden, el máximo dirigente de Al Qaeda “nació en Arabia Saudí en 1957, en el seno de una familia multimillonaria vinculada a la casa real saudita. Su padre, el jeque Mohammed Bin Laden, era el propietario y fundador de una empresa constructora llamada Saudi Binladin Group, que pasó a ser conocida como la “constructora real”. Entre otras obras, se le encargó la reconstrucción de la mezquita de al-Aqsa, en Jerusalén” [19].
Aunque la administración de George W. Bush ocultó información comprometedora sobre el papel del gobierno saudí, desviando la atención hacia Sadam Hussein, durante la presidencia de Obama, las relaciones EEUU-Arabia Saudita empeoraron significativamente [20]. Hasta el propio Donald Trump, en 2001, acusó al gobierno de Riad de ser “el mayor proveedor de fondos del terrorismo a nivel mundial” [21].
Sin embargo, con su acceso a la presidencia de EEUU, en noviembre de 2016, la actitud de Donald Trump hacia Arabia Saudita dio un giro de ciento ochenta grados. Así, sólo siete meses después de haber sido elegido, el presidente estadounidense eligió Ryad para su primera visita al extranjero. Una vez allí, confirmó el giro de la política exterior estadounidense, exigiendo un cambio de régimen en Irán y anunciando un contrato de 110.000 millones de dólares (más de 98.000 millones de euros) con Arabia Saudita para venta de armamento a dicho país.
¿A que se debió este cambio en la política exterior de EEUU? Indudablemente, a dos tipos de factores. Por una parte, los de tipo económico:
- EEUU, a pesar de la obtención de gas de esquisto, sigue dependiendo en buena medida de la importación de petróleo saudí (alrededor de un millón de barriles diarios).
- Los intereses de la industria armamentística norteamericana, especialmente interesada en continuar exportando a Arabia Saudita los misiles Patriot y helicópteros Blackhawk, muy apreciados por el Estado saudí.
- La existencia de un enemigo común, tanto para EEUU y Arabia Saudita como para el Estado sionista de Israel, que es la República islámica de Irán.
- El clima de simpatías y apoyos que Arabia Saudita ha sido capaz de ir creando en EEUU, a lo largo de los años, a lo que también han contribuido, en buena medida, las otras satrapías del Golfo Pérsico.
Por otra parte, y en estrecha relación con lo anterior, está la potente red de “think tanks” (laboratorios de ideas, gabinetes de pensamiento o institutos de investigación, generalmente vinculados a grupos de presión financieros o a sectores de la administración, medios de comunicación, etc.) encargados de ir modelando la opinión pública e influyendo en la actitud de los miembros del congreso o el senado, en pro de la aplicación de determinadas políticas.
Unos “lobbys” que desde 2015 han recibido de Ryad, al menos, la nada desdeñable cantidad de 15 millones de dólares [22]. Algunos de los “think tanks” más importantes en este campo, son los siguientes: El Consejo Atlántico, que en 2015 recibió de los Emiratos Árabes y “benefactores” próximos a Ryad, la cantidad de dos millones de dólares; el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS por sus siglas en inglés), que en 2015 recibió 600.000 dólares de Ryad y de Abu Dabi; el Centro para el Progreso Americano (CAP por sus siglas en inglés) que recibió un millón de dólares. Este think tank ha sido creado por John Podesta, exdirector de la campaña de Hilary Clinton; y la Brookings Institution, que recibió desde 2011 alrededor de 21,5 millones de dólares de Qatar, y en 2014 alrededor de 3 millones de los Emiratos Árabes [23].
También hay que decir que en la región nororiental de Arabia Saudita que, por cierto, es la mayor productora de petróleo, predomina la religión chiita entre su población. Es por ello que en esta región han estallado movimientos de protesta contra el gobierno saudí que han sido ferozmente reprimidos.
Igualmente es necesario destacar que, Arabia Saudita también mantiene relaciones económicas, de cierta importancia, con Rusia. Por ejemplo, en la visita que el actual monarca de Arabia realizó a la Federación Rusa el año pasado, formalizó acuerdos con este país para comprarle armas, los conocidos sistemas de misiles antiaéreos SS-400, así como para recibir de Rusia una transferencia de tecnología militar para la coproducción de armamento en Arabia Saudita [23 bis].
6.1.- La invasión de Bahrein
El 14 de marzo de 2011, Arabia Saudita y sus aliados del Consejo de Cooperación del Golfo, enviaron tropas y tanques, así como vehículos blindados, a Bahrein con objeto de aplastar el creciente movimiento popular (de mayoría chiíta) que se estaba desarrollando en aquel país y ayudar así a la despótica dinastía de los Al-Khalifa a mantenerse en el poder.
Da la casualidad de que en este país, de poco más de un millón de habitantes, tiene su sede la Quinta Flota de EEUU encargada de defender los intereses del imperialismo en una zona de vital importancia estratégica que comprende el Mar Rojo, el Mar Arábigo y la costa de África del este hacia el Sur. Una zona por la que se transporta el petróleo del Golfo Pérsico. Aproximadamente el 33% del petróleo mundial transita por el Golfo de Hormuz (situado entre Irán y Omán). EEUU ya utilizó sus bases en este país para atacar a Irak, con ocasión de las dos guerras de agresión que llevó a cabo contra aquel país, en 1990-1991 y en 2003-2011. Lo cual nos dará una idea de la vital importancia estratégica de este pequeño país.
6.2.- La Guerra de Yemen
Durante el mes de agosto de 2014 tuvieron lugar en Yemen importantes movilizaciones populares como consecuencia de la carestía de los combustibles y en ellas jugó un destacado papel el movimiento Ansar Allah (también llamado movimiento hutí), formado mayoritariamente por chiítas zaídíes, pero del que también forman parte sectores sunnitas.
El movimiento se fue radicalizando y el 21 de septiembre, los hutíes tomaron la sede del Gobierno, dimitiendo el entonces Primer ministro Mohamed Salem Basandowa. Pocas horas más tarde, con el auspicio de la ONU, se firmaba un acuerdo entre las autoridades yemeníes y el movimiento hutí. Apenas tres semanas después, era nombrado Primer ministro Jalez Mahfuz Bahah, que contaba con el apoyo de los hutíes. Y poco más de dos meses después, dimitía el Presidente Abd Rabbuh Mansur al- Hadi, así como el nuevo Primer ministro Mahfuz Bahah.
Al tomar el poder los hutíes, apoyados por una parte del ejército, procedieron a disolver el Parlamento (06-02-2015), mientras el expresidente al-Hadi, que había huido del país en dirección a Adén (21-02-2015), se retractaba de su dimisión. Poco más de un mes después, alegando que el movimiento de los hutíes recibía apoyo de Irán, las tropas de Arabia Saudita y de otros países del Golfo Pérsico, iniciaron la operación “Tormenta de la firmeza”, procediendo a bombardear Yemen y, posteriormente, invadieron el país. Los hutíes, junto a partidarios del expresidente Alí Abdalá Saleh [24], se opusieron a la invasión [25].
En la coalición de países invasores, además de Arabia Saudita, también participan Qatar, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin, Egipto y Jordania, así como Marruecos, Sudán y Senegal. Todos ellos países de religión musulmana sunnita. Algunos de estos Estados sólo participan en bombardeos, pero otros también han enviado tropas a Yemen para combatir en el terreno. Al parecer, la coalición de Arabia Saudita también ha recibido apoyo logístico y de inteligencia por parte de EEUU, Reino Unido y Francia [26]. La guerra de Yemen ha costado hasta ahora más de 10.000 muertos, buena parte de los cuales han sido niños-as.  
6.3.- La crisis del Golfo
El 5 de junio de 2017, Arabia Saudí, apoyada por los EAU, Bahréin y Egipto, rompieron sus relaciones diplomáticas con Qatar (otra de las “petro monarquías” del Golfo Pérsico), acusando a este país de “apoyar el terrorismo” y de colaborar con Irán en la desestabilización de la zona del Golfo Pérsico. Además le aplicaron un rígido bloqueo económico, cerrando sus fronteras terrestres aéreas y marítimas [27].
Hay que tener en cuenta que por la pequeña península de Qatar pasan el 90% de los productos básicos que necesita este país, incluidos los alimenticios. Ello ha obligado a Turquía y a Irán a acudir en ayuda de Qatar.
El ultimátum que Arabia Saudita y sus aliados habían enviado, previamente, a Qatar, incluía condiciones tales como: el cierre de la cadena de Tv Al Jazeera, el desmantelamiento de la base militar turca (aunque no la base de Al-Udeid, de EEUU que mantiene en Qatar la sede del CENTCOM), la ruptura de todos sus vínculos con los Hermanos Musulmanes, el cese de su apoyo a los palestinos Hamas, etc.
Es preciso resaltar lo paradójico de que tanto Arabia Saudita como Qatar, han venido apoyando a diferentes facciones y grupos rebeldes de la oposición islamista que lucha contra el gobierno Sirio [28]. En definitiva, las medidas de bloqueo contra Qatar responden claramente a una lucha por la hegemonía en la zona del Golfo Pérsico, en la que este país no es el único reacio a aceptar el predominio omnipotente de los Saud. Este es el caso de Omán.
6.4.- La peculiar situación de Omán
Hasta el momento, el sultanato de Omán viene manteniendo una posición de estricta neutralidad en la zona del Golfo Pérsico. Por una parte, tiene relaciones económicas, comerciales y políticas, tanto con Arabia Saudita, los EAU, Kuwait, Qatar y hasta con el propio Irán; con el que está construyendo conjuntamente un gaseoducto submarino por el lecho del Golfo Pérsico.
Omán ha sido el intermediario entre EEUU e Irán, en las conversaciones preparatorias del Pacto nuclear que recientemente rompió Donald Trump, de forma unilateral. También está actuando de mediador en la guerra del Yemen, en las negociaciones entre Arabia Saudita y los hutíes.
Por otra parte, Omán también se ha opuesto a algunos proyectos económicos y político-militares de Arabia Saudita. En concreto, se opuso al proyecto de crear una moneda única para el Golfo (2010), aunque el proyecto acabó fracasando debido a la retirada del mismo de los EAU. También se ha opuesto a la transformación del Consejo General del Golfo (CGC) en una Unión del Golfo, en la que todos sus miembros tuviesen una misma línea política, diplomática y de seguridad (militar). Todo lo cual hace que este pequeño país se encuentre sometido a fuertes presiones por parte de Arabia Saudita y sus aliados más incondicionales.  
7.- El Estado sionista de Israel
El pasado 14 de mayo, se cumplieron 70 años de la creación del Estado de Israel. Un Estado que, en un principio, contó con el reconocimiento y apoyo de los aliados que participaron en la Segunda Guerra Mundial, contra el nazi-fascismo. Entre ellos la URSS. Fue David Ben Gurión quien, en 1948, declaró unilateralmente su constitución. Al día siguiente comenzó la Nakba (catástrofe) para el pueblo palestino.
Previamente, durante el periodo que va de 1936 a 1939, las organizaciones armadas judías (sionistas), muchas veces en connivencia con el propio colonialismo británico, lucharon para aplastar la resistencia árabe-palestina a la usurpación de sus tierras.
El Estado de Israel, desde sus mismos orígenes, a pesar de la apariencia progresista que durante algún tiempo trató de dar, sobre todo de cara a la izquierda europea, fue siempre un fiel lacayo del colonialismo británico y del imperialismo yanqui. Su objeto fue y sigue siendo, el de servir de instrumento para el control de toda la región del Oriente Medio.
Una vez que la ONU estableció la partición de Palestina, cediendo a los representantes sionistas el 52% de su territorio, las milicias judías arrasaron más de 500 aldeas palestinas forzando a marchar al exilio a más de un millón de personas. Con el tiempo, los exiliados palestinos, repartidos por numerosos países, especialmente por Líbano, Jordania, Egipto, etc., que teniendo en cuenta a sus descendientes, representan una cifra de 5,3 millones de personas.
Pero el Estado sionista no tuvo bastante con esto, porque unos años más tarde y con el pretexto de que temía una agresión por parte de los países árabes vecinos, lanzó una guerra relámpago “preventiva” (que se desarrolló entre el 5 y el 10 de junio de 1967), que le permitieron ocupar el este de Jerusalén, arrebatar a Egipto la península del Sinaí y la franja de Gaza, ocupar los Altos del Golán sirios y arrebatar Cisjordania y Jerusalén oriental a Jordania. La guerra finalizó con 23.000 muertos, 45.000 heridos y 6.000 prisioneros por parte de los árabes y tan sólo 777 muertos, 2.500 heridos y 15 prisioneros por parte israelí.
Inmediatamente, Israel proclamó a Jerusalén como su capital “única e indivisible”, aunque no formalizó esta declaración hasta 1980. Este hecho no ha sido reconocido por la comunidad internacional y hasta el propio Consejo de Seguridad de la ONU lo declaró nulo. Sin embargo, en abril de 2016, el ministerio de Exteriores de la Federación Rusa declaró que reconocía a Jerusalén occidental como la capital de Israel, aunque consideraba a Jerusalén oriental como la capital del futuro Estado palestino.
Hace ya más de 51 años que Israel ocupó los territorios antes citados. Pero, además de esto, el Estado sionista está promoviendo una verdadera colonización de los mismos, creando asentamientos (viviendas, granjas, empresas) en el interior de los propios territorios que teóricamente se consideran palestinos bajo administración israelita. Unos asentamientos protegidos por los propios colonos armados y que cuentan con el apoyo del ejército. Por otra parte, la represión contra el pueblo palestino se ha ido incrementando sin respetar mínimamente la llamada “autonomía” con que cuentan sus territorios.
Por ejemplo, el 25 de enero de 2006 se celebraron elecciones para el parlamento autónomo palestino. En ellas resultó vencedor el partido islamista Hamás (al que apoyan Turquía y Qatar) que logró obtener el 44,45% de los votos, tanto en Cisjordania como en la franja de Gaza, y 74 de los 132 escaños; seguido por Fatah, con el 41,43% y 45 escaños. Pues, ni Israel ni EEUU, ni otros países de la UE dieron por buenos los resultados. Varios de los candidatos de Hamás fueron detenidos y encarcelados por los sionistas.
Fatah, con el apoyo de la ANP y el beneplácito de Israel, dio un golpe de Estado y tomó el control en Cisjordania, lo que dio lugar a enfrentamientos armados entre los propios palestinos. De esta manera, Hamás quedó relegado en Gaza. Inmediatamente, el Estado sionista inició el bloqueo de la franja, que ha continuado hasta la actualidad. Un bloqueo que ha provocado el paro del 95% de la producción industrial en Gaza.
A partir de entonces, al bloqueo y la represión contra los palestinos de Gaza, hay que añadir el lanzamiento de operaciones militares de castigo que, periódicamente, ha ido lanzando el Estado sionista, de las que las más importantes han sido las de 2008 y 2014 que llegaron a saldarse con millares de muertos y heridos entre la población.
Hoy en día, con el apoyo de EEUU y de Arabia Saudita (que durante años ha venido manteniendo negociaciones secretas con Israel), el aislamiento de Hamás se ha visto recrudecido. Además, en diciembre de 2017, Donald Trump anunciaba el reconocimiento de Jerusalén como la capital del Estado de Israel y anunciaba el traslado de la embajada de EEUU desde Tel Aviv a dicha ciudad.
Por último, EEUU junto con sus aliados más fieles, Arabia Saudíta e Israel, acompañados en esta ocasión por Jordania, prepara un plan para lograr la neutralización de los sectores palestinos más combativos y que Israel tenga una plena aceptación en el mundo árabe.
Su plan consiste en preparar la creación de una “confederación” de la que formasen parte el futuro “Estado palestino” (que dispondría de los territorios y la población que Israel se dignase reconocerle) así como Jordania, que probablemente recibiese a cambio de su aceptación los territorios que los sionistas le ocuparon en la Guerra de “los seis días”, con una población mayoritariamente palestina. Este plan es visto con buenos ojos por parte de la ANP, que considera imprescindible que Israel forme parte de dicha “confederación”. A ello se ha opuesto rotundamente Hamás [29].
Y, para presionar mejor a los palestinos para que acaben sometiéndose a sus planes, EEUU ha declarado que a partir de este mes de septiembre dejará de contribuir económicamente a los fondos de la Unrwa (Agencia de las NN. UU. para los Refugiados Palestinos), al mismo tiempo que sólo reconocerá como refugiados a medio millón de personas, los supervivientes de los éxodos de 1948 y 1968 [30].
8.- La República Islámica de Irán
En 1941 , el sha Reza Pahlaví abdicó en su hijo Mohammad Reza Pahlaví . Finalizada la Segunda Guerra Mundial empezó a tomar fuerza el movimiento nacionalista. En 1953 , el entonces primer ministro del sha, Mohammad Mosaddeq , fue derrocado por un golpe de estado organizado por Gran Bretaña y EEUU, cuando trataba de nacionalizar el petróleo. Con el apoyo del imperialismo yanqui y el colonialismo británico, el sha eliminó prácticamente todo tipo de oposición.
A partir de enero de 1978 se comenzó a reactivar el movimiento popular que un año más tarde provocaría la caída del régimen y la huída del sha. Semanas más tarde, el 1 de febrero, un dirigente religioso chiita, el ayatolá Jomeini, regresaba del exilio. A partir del 1 de abril, se proclamaba la República Islámica de Irán.
Este hecho, el triunfo de la llamada Revolución Islámica, supuso un grave peligro para los intereses económicos y geoestratégicos del imperialismo yanqui y de sus aliados británicos, que trataron por todos los medios de derrocar al nuevo régimen, empleando para ello todo tipo de sanciones económicas, aislamiento y bloqueo.
Tanto EEUU y Gran Bretaña como algunos países árabes, instigaron una guerra entre Irak e Irán, un conflicto que duró ocho años (1980-1988) y que acabó desangrando a ambos países, sin que hubiese un claro vencedor. Más tarde, con el pretexto de que Irán podría estar en condiciones de fabricar armas nucleares, le impusieron gravísimas sanciones económicas y un fuerte aislamiento económico y político.
En abril de 2015, Irán llegó a un acuerdo nuclear con los cinco Estados miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EEUU, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China) más Alemania (en representación de la UE), que supuso un respiro para Irán ya que vino a aliviarle de la mayor parte de las sanciones, desbloqueando también los recursos financieros procedentes de la venta de petróleo que tenía en otros países y de los que no podía hacer uso debido al bloque.
Sin embargo, e l pasado 8 de mayo, Donald Trump, siguiendo las indicaciones de sus dos principales aliados en Oriente Medio, rompió el acuerdo nuclear que mantenía con Irán y restableció al máximo nivel las sanciones a que habían estado sometidos tanto el pueblo como gobierno iraní.

Notas
12.- Ver: Nazanin Armanian. “¿Por qué las conferencias de Astaná, Sochi y Ginebra no llevan la paz a Siria?”. Diario Público (11-04-2018).
13. Idem.
14.- Sobre esta cuestión, ver el artículo de Jesús Argumosa Pila. General de División (res.) y ex jefe de la EALEDE (CESEDEN): “Rusia desplaza a EEUU en Oriente Medio”. Revista Ejércitos (05-12-2017).
15.- Hay que destacar que dicha península perteneció a Ucrania hasta 2014 pero da la “casualidad” que, en el referéndum de autodeterminación celebrado (unilateralmente) el 16 de marzo de dicho año, Crimea optó por integrarse en la Federación Rusa. Tanto EEUU como la mayoría de los Estados pertenecientes a la UE, rechazaron la validez de dicho referéndum. Sin embargo, todos ellos olvidan que poco tiempo atrás, ellos mismos apoyaron la declaración de independencia (también unilateral) del Parlamento de Kosovo (17-02-2008), que permitió que EEUU pudiera instalar en aquel país la base militar de Camp Bondsteel, una de las mayores bases militares del mundo, orientada a una posible intervención del imperialismo yanqui en los Balcanes y/o en Oriente Medio.
16.- Diario Asharq Al-Awasat (13-08-2017).
17.- Ver diario GARA (17-08-2018).
18.- Ver: HispanTV (18-08-2018).
19.- Ver: Revista Diagonal (04-09-2008).
20.- Ver: Daniel Lazare. “La temible influencia de Riad en Washington”. Le Monde Diplomatique -en español- (Julio 2017).
21.-Idem.
22.- Idem.
23.- Idem.
23 bis.- Ver: Pilar Bonet. “Arabia Saudí pacta una compra de armas en un acercamiento a Rusia”. El País (06-10-2017).
24.- El expresidente Saleh se había visto obligado a ceder el poder a Rabbuh Mansur al- Hadi, en 2012, en virtud de un acuerdo impuesto por los países del Golfo, la mayoría de los cuales participó posteriormente en la invasión de 2015.
25.- En diciembre de 2017 se rompió la coalición entre el expresidente y los hutíes, al tratar aquel de llegar a una negociación por separado con las fuerzas invasoras. En un enfrentamiento armado entre los hutíes y partidarios de Saleh, este resultó muerto.
26.- Ver: “5 claves para entender qué está pasando en Yemen, el país en guerra civil donde se enfrentan Arabia Saudita e Irán, las dos potencias de Medio Oriente”. Redacción BBC Mundo (05 Diciembre 2017).
27.- Ver: Fatiha Dazi-Hení. “El extraño conflicto del Golfo”. Le Monde Diplomatique -en español- (Julio 2017).
28.- Así, tenemos que mientras Qatar y Turquía, por medio la influencia del movimiento de los Hermanos Musulmanes, lo han venido haciendo con grupos como Jaysh al Muyahidin, Fastaquin Kama Umirt, Fauj al Awwal, Jabhat al Shamiya o Failak al Sham; Arabia Saudita lo ha hecho con otros como el llamado Frente Islámico, el Ejército de la Conquista (antiguo Frente Al Nusra), Frente Fatah al Sham, Ahrar al Sham, Jabhat Ansar al Din, etc. Para más información, ver: Bachir El-Khouri. “¿Quiénes son los rebeldes sirios?”. Le Monde Diplomatique -en español- (Diciembre 2016).
29.- Ver diario GARA (04-09-2018).
30.- Idem (27-08-2018).

Oriente Medio, nudo de contradicciones (I)

 Por Santi Ramírez

El término de “Oriente Medio” no está definido con precisión. En general, cuando nos referimos a esta región, estamos haciendo alusión a una serie de países un tanto heterogénea. Así, podemos hablar de algunos países africanos o del Mediterráneo oriental, como pueden ser Libia, Egipto, Sudán o Turquía. Pero esta región también se extiende hasta el Golfo Pérsico, comprendiendo a países como Líbano, Siria, Palestina e Israel, así como Jordania, Irak, Irán, Arabia Saudita, Baréin, los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán, Qatar y Yemen. Incluso, desde un punto de vista extensivo, también se podrían incluir en ella a países como Afganistán y Paquistán. 
Debido a una serie de consideraciones derivadas de sus ambiciones hegemonistas, EEUU también llegó a incluir en esta región al resto de los países del Magreb e incluso a otros del Asia Central y de la región del Cáucaso, acuñando así el término de “Gran Oriente Medio” que más tarde sería sustituido por el de “Nuevo Oriente Próximo”.
En cualquier caso, Oriente Medio es una compleja región que, por sus características sociales, económicas, políticas, étnicas, culturales y religiosas, se ha convertido en un auténtico nudo de contradicciones. Unas contradicciones que se entrelazan unas con otras, en una relación dialéctica de mutua interdependencia.
La gran riqueza en hidrocarburos (petróleo y gas natural) de algunos de los países que forman parte de esta región, hacen que resulte de especial interés para las distintas potencias imperialistas (EEUU, la UE, Rusia y China) así como para algunas de las antiguas potencias coloniales (especialmente el Reino Unido y Francia). De ahí que Oriente Medio sea un área en la que se manifiestan las contradicciones de todo tipo que existen entre ellas. Por las mismas razones, aunque a otro nivel, también se trata de una zona en la que confluyen y se enfrentan los intereses de las distintas potencias regionales (Turquía, Arabia Saudita, Israel e Irán).
1.- Los planes de fragmentación de Oriente Medio
Pero esto no es todo. Es un hecho conocido que el imperialismo norteamericano, desde hace ya dos décadas, alberga planes de fragmentación de toda la región de Oriente Medio, para poderla controlar mejor. Unos planes que han ido variando en el tiempo. Que han sufrido diversas modificaciones, según han ido cambiando los intereses y las perspectivas geoestratégicas del imperialismo yanqui y de los sucesivos gobiernos a su servicio.
1.1.- La propuesta de Brzezinski
El que fuera Consejero de Seguridad Nacional con el gobierno de Jimmy Carter (1977-1981), Zbigniew Brzezinsky, promotor de la llamada “doctrina Carter”, publicó un libro en el que defendía la necesidad imperiosa de que EEUU controlase el Oriente Medio, con objeto de continuar manteniendo su supremacía [1].
Sin embargo, años más tarde, en un artículo titulado “Hacia un realineamiento global”, publicado en la revista norteamericana especializada en cuestiones internacionales The American Interest (1-4-2016), Brzezinski pegaba un giro radical, abandonando sus antiguos planteamientos y proponiendo el establecimiento de lazos con Rusia y China.
La primara razón de este giro sorprendente fué la constatación de que EEUU ya no era el “poder imperial mundial”, como había afirmado en su obra referida más arriba, menos de veinte años atrás. La segunda era la vuelta de Rusia al escenario internacional, recuperando, en cierta medida, su papel de antigua potencia global. La tercera, era el ascenso de China en el panorama internacional. La cuarta, era la consideración de que la UE no llegaría a ser una verdadera potencia global. Y la quinta, fue el ascenso internacional del radicalismo islámico y el yihadismo que, en parte, consideraba como consecuencia de una conciencia de “agravio histórico” derivada de la pasada opresión colonial de los pueblos árabes y musulmanes.
1.2.- La iniciativa de Condoleeza Rice
Según el analista político Mahdi Darius Nazemroaya, en junio de 2006, la entonces Secretaria de Estado estadounidense, presentó en Tel Aviv el concepto de “Nuevo Oriente Próximo”, destinado a sustituir la antigua expresión de “Gran Oriente Medio” acuñada por la administración Bush que la había presentado en una reunión del G-8 en 2004 [2]. Según afirma la investigadora cubana Sunamis Fabelo Concepción, en su ponencia sobre Medio Oriente y Norte de África, presentada en el XXIII Simposio Electrónico Internacional (7-11 / 02-12-2011):
“Este cambio en la terminología de política exterior coincidía con la inauguración de la terminal petrolífera Baku-Tbilisi-Ceyhan en el Mediterráneo Oriental. La expresión y el concepto de "Nuevo Oriente Próximo" fueron anunciados más tarde por la secretaria de Estado estadounidense y por el primer ministro israelí en la cumbre del asedio israelí a Líbano apadrinado por los anglo-estadounidenses. El primer ministro Olmert y la secretaria Rice habían informado a los medios internacionales de que se había lanzado desde Líbano el proyecto de un "Nuevo Oriente Próximo".
Este anuncio confirmaba una "hoja de ruta militar" anglo-israelo-estadounidese en Oriente Próximo. Este proyecto, que se había estado fraguando durante varios años, consiste en crear un campo de inestabilidad, de caos y de violencia que se extienda desde Líbano, Palestina y Siria a Iraq, el Golfo Pérsico, Irán y las fronteras del Afganistán que mantiene la OTAN.” [3].
Lo cierto es que pocos años después comenzó a desarrollarse la llamada” primavera árabe”. Un vasto y complejo movimiento que tras una apariencia democratizadora, escondía las intenciones reales del imperialismo norteamericano y de algunas antiguas potencias coloniales, como Francia y Gran Bretaña, por desarrollar ese “caos constructivo” que habría de dar paso al “Nuevo Oriente Próximo”, como el paso del tiempo se ha encargado de demostrar.
2.- La importancia de Siria
Y dentro de este heterogéneo conjunto, por varias razones, Siria viene a ser considerada como el “corazón” de Oriente Medio. Una de ellas es la de su especial posición geográfica. Situada en la parte oriental del Mar Mediterráneo, guarda una cierta equidistancia respecto a las grandes vías de comunicación marítimas: el Mar Negro y el Caspio, por una parte y por otra el Mar Rojo y el Golfo Pérsico. Una zona de vital importancia para el transporte de petróleo y gas natural desde los centros de producción de Oriente Medio a Europa.
Recientemente, el ministro de petróleo y recursos minerales sirio Ali Ghanem, recordaba en una entrevista que en Oriente Medio se concentra el 40% de las reservas mundiales de gas natural y que Europa importa el 85% del gas que necesita. Esto nos puede dar una primera idea sobre la importancia geoestratégica de Siria en el marco general de Oriente Medio.
Otro aspecto importante que debemos considerar es el de sus recursos hidráulicos. Curiosamente, a pesar de la aridez de su territorio, Siria cuenta con algunos de los acuíferos más importantes de la región de Oriente Medio. Los ríos Éufrates y Tigris, nacen en el Kurdistán norte (actualmente bajo administración turca). El primero, atraviesa el país por su parte centro-oriental, mientras que el segundo recorre unos 32 kilómetros constituyendo su frontera natural con Turquía, antes de entrar en Irak.
Por otra parte el río Jordán, de vital importancia para Israel y Jordania, así como para la propia Siria, hace de frontera natural entre los tres países. Igualmente, el río Yarmuk, afluente del anterior, también nace en territorio sirio, que recoge agua de la meseta de Hauran. Además, los Altos del Golán, pertenecientes a Siria, fueron ocupados por Israel en 1967, durante la Guerra de los Seis Días, y son una importante fuente de abastecimiento de agua a la que el Estado sionista no renunciará pacíficamente.
3.- La guerra de Siria
El conflicto armado en este país se inició hace ya siete años. En él, a los grupos terroristas financiados y armados por EEUU, Arabia Saudita e Israel, se unió poco después, a partir de 2013, el llamado Estado Islámico (ISIS), una escisión de Al Qaeda, de cuya creación tendría que dar muchas explicaciones el imperialismo norteamericano.
A diferencia de Rusia e Irán, cuya presencia en Siria ha sido solicitada por el propio gobierno, no ocurre lo mismo con otros países, como EEUU, Francia y Turquía, que con el pretexto de la lucha contra el terrorismo yihadista están interviniendo ilegalmente en Siria y ocupando diversas zonas de dicho país, contraviniendo así flagrantemente el Derecho internacional.
En concreto, EEUU está apoyando a las llamadas FDS (Fuerzas Democráticas Sirias), coalición formada por los kurdos de Siria, con sus milicias (YPG) y algunos grupos islamistas árabes, turcomanos, etc. Se trata de una coalición promovida, financiada, entrenada y armada abiertamente por EEUU. Con ello, estos han logrado establecer en el Kurdistán sirio (Rojava) hasta diez bases militares; varias de las cuales también están siendo utilizadas, de forma conjunta, por tropas francesas destacadas en aquel país [4].
¿Cuáles son los intereses de cada uno de los Estados que actualmente están interviniendo en Siria? Hasta hace aproximadamente un año, tanto EEUU como Francia y Gran Bretaña (que al parecer también ha estado manteniendo fuerzas sobre el terreno, participando junto a las tropas norteamericas en el sureste de la provincia de Homs, cerca de la frontera con Jordania, según informaciones de la agencia local SMART), mantenían la postura de que, ante cualquier hipotética negociación que pudiera celebrarse para buscar una salida a la situación siria, ninguna de ellas habría de contemplar la continuidad de Bashar al-Asad al frente del gobierno.
Sin embargo, con el nuevo rumbo que ha ido tomando la guerra en los últimos meses, con la recuperación de la mayor parte del territorio nacional, gracias a la ayuda de Rusia, Irán y la milicia libanesa de Hezbollah, las potencias imperialistas occidentales parece que han pasado a contemplar otro objetivo que es el de una fragmentación de Siria. Lo cual encajaría con los antiguos proyectos de EEUU de los que hemos hablado más arriba y que, con la presencia de tropas yanquis, francesas y británicas sobre el terreno, se podría ver facilitado.
Otra de las potencias que han llegado a tener presencia sobre el territorio sirio, ha sido Turquía. Al igual que EEUU, Gran Bretaña y Francia, Turquía también es un Estado miembro de la OTAN. Además, posee el ejército más importante de la alianza, después del de EEUU. Pero Turquía, por su parte, tiene sus propios objetivos en el conflicto. Uno de los cuales es la cuestión kurda.
Turquía ha declarado repetidas veces que no permitiría el establecimiento de un Estado kurdo en sus fronteras, ya fuese un Estado independiente o simplemente un Estado autónomo o federado, dentro del Estado sirio. Esa fue la razón esgrimida para desarrollar la operación “rama de olivo” que el ejército turco inició a partir del 20 de enero del presente año sobre el territorio de Rojava y que principalmente se ha desarrollado en el cantón de Afrin al NO de Alepo.
Curiosamente, EEUU que apoya a las FDS, entre las que se encuentran las milicias kurdas de las YPG, no ha movido un dedo para apoyar a sus “protegidos”. Tampoco Rusia ha mostrado su oposición a la invasión de fuerzas turcas, a pesar de que, en algunos casos, han sido los propios kurdos quienes han llegado a pedir al gobierno sirio y sus aliados que desplegasen tropas en la zona, para evitar así la ocupación de su territorio por parte de Turquía.
Lo cierto es que después del incidente del SU-24 [5], parece que entre Turquía y Rusia se ha establecido una situación de cierta complicidad. Después de varios meses de tensión entre ambos países, durante los días 15 y 16 de julio de 2016, tuvo lugar un intento de golpe de Estado contra el presidente turco Recep Tayyip Erdogan que acabó fracasando, pero que sirvió de pretexto para que el gobierno turco llevase a cabo una amplia campaña de represión tanto en el seno del ejército como del aparato político-administrativo del país [6].
Desde el gobierno turco se responsabilizó de la intentona golpista a Fethullah Gülen, líder del Movimiento Hizmet (más conocido como “la cofradía”, debido a su carácter político-religioso), refugiado en Saylorsburg, en el Estado de Pensilvania. Solicitada su extradición por el gobierno turco, esta fue desoída por EEUU. Rusia condenó el intento de golpe de Estado y a partir de ese momento, las relaciones de este país con Turquía experimentaron un giro importante.
Por una parte, este último país se ha incorporado a las “conversaciones de Astaná”, junto con Rusia e Irán. Y, al mismo tiempo, sus relaciones con EEUU parecen irse debilitando. De hecho, Rusia parece estar muy interesada en neutralizar a un miembro de la OTAN tan importante como es Turquía. Si lo lograse y este país llegase a salirse de la alianza atlántica, sería un triunfo importante para Rusia.
Lo cierto es que, desde hace algún tiempo, Turquía ha empezado a comprar armamento a Rusia, como ha ocurrido (diciembre de 2017) con el sistema de misiles S-400, que ha alarmado tanto a EEUU como a los miembros europeos de la OTAN. Mientras que, por otra parte, ha iniciado un lento acercamiento a la Organización de Cooperación de Shanghái [7].
Pero, esto no es todo, el 10 de octubre de 2016, escasos tres meses después del fallido golpe de Estado contra Erdogan, Rusia y Turquía sellaron el acuerdo para la construcción del Turkish Stream. Un año más tarde, el 4 de noviembre de 2017, las obras de dicho gasoducto ruso alcanzaron las aguas territoriales turcas en el mar Negro, después de haberse efectuado el trazado de más de 400 kilómetros de tuberías por territorio ruso, a cargo de la empresa Gazprom.
En menos de seis meses, la empresa encargada del proyecto construyó cerca de 450 kilómetros de tuberías, aproximadamente la cuarta parte de todo el tramo marítimo del gasoducto que habrá de unir a Rusia con el sur de Europa a través del mar Negro y Turquía [8].
Pero, mientras transcurre la guerra, también se desarrollan negociaciones entre el gobierno sirio y los rebeldes islamistas, por una parte; y por otra, también entre el gobierno y los kurdos. Las primeras (la décima ronda de las negociaciones de Astaná) [9] tuvieron lugar recientemente en la ciudad rusa de Sochi [10].
En cuanto a las segundas, a finales del pasado mes de julio, se iniciaron conversaciones entre el Consejo Democrático Sirio, rama política del FDS, y el Gobierno de Siria. Con esa finalidad, el CDS anunció el pasado 28 de julio la creación de diversos comités en los que se plantearía un diálogo político, previo a una negociación, cuyo objeto sería el llegar a un acuerdo político para lograr una “descentralización” del Estado [11].

Notas
1.- Ver: Zbigniew Brzezinsky. “El gran tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus imperativos estratégicos”. Editorial Paidos Ibérica. Madrid, 1998.
2.- Ver: Madhi Darius Nazemroaya. “El proyecto de “Nuevo Oriente Próximo”. Planes de retrazado de Oriente Próximo”. Rebelión (27-12-2006).
3.- Ver: Sunamis Fabelo Concepción. “La proyección norteamericana en la construcción europea de un Medio Oriente útil”. Documento de Trabajo nº 91. Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo (CEID). Buenos Aires, diciembre 2011.
4.- Francia es una antigua potencia colonial que no ha abandonado sus pretensiones de dominio, o de influencia neocolonial, tanto en Oriente Medio como en África. De hecho, también está presente en el conflicto libio apoyando, de forma encubierta, a las fuerzas del “señor de la guerra” y exgadafista, mariscal Jalifa Haftar. Ver: “Haftar se hace con todo el petróleo”. GARA (27-06-2018).
5.- El 24 de noviembre de 2015, varios cazas F-16 turcos derribaron un avión SU-24 ruso cuando, al parecer, éste sobrevolaba inadvertidamente territorio turco próximo a la frontera con Siria.
6.- El gobierno turco ha mantenido siempre la sospecha de que tras esta intentona golpista se ocultaban los intereses de EEUU y de algunos de sus aliados en Oriente Medio, como Arabia Saudita y el Estado sionista. De hecho, pocos tiempo atrás, el 3 de julio de 2013, había tenido lugar un golpe de Estado en Egipto en el que un sector del ejército, dirigido por el general Abdul Fatah al-Sisi, derrocó al gobierno (democráticamente elegido) de Mohamed Morsi, perteneciente al partido de Libertad y Justicia, que había sido creado por el movimiento político-religioso de los Hermanos Musulmanes, y que contaba con el apoyo de Turquía. Sobre esta cuestión, ver: Santi Ramirez. “La importancia geoestratégica de Egipto”. GARA (11-09-2013).
7.- La Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), para la cooperación en materia de seguridad, económica y cultural, se creó el 8 de abril de 1996 y forman parte de ella, en calidad de miembros fundadores, la RP China, la F. Rusa, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán; Uzbekistán, que se incorporó en 2001, así como India y Pakistán, que ingresaron en 2016. Son miembros observadores de la OCS, Afganistán, Bielorrusia, Irán y Mongolia. Además, hay varios países que tienen la consideración de “socios de diálogo” con la OCS, tales como Armenia, Azerbayán, Camboya,Turquía y Sri Lanka.
8.- Ver: “Las obras del gaseoducto ruso Turkish Stream llegan a aguas de Turquía”. La Vanguardia (04-11-2017).
9.- Se están llevando a cabo dos tipos de negociaciones sobre el conflicto sirio. Unas, las auspiciadas por la ONU, se vienen celebrando en Ginebra. Otras, las auspiciadas por los países garantes (Rusia, Turquía e Irán), denominadas “ronda de Astaná, se vienen celebrando, alternativamente, entre Astaná, la capital de Kazajistán, y la ciudad rusa de Sochi.
10.- Según informó SANA, la Agencia Árabe Siria de Noticias (31-07-2018): “La décima ronda de consultas sirias entre representantes de los países garantes (Rusia, Turquía e Irán), la ONU, el Gobierno de Siria y la oposición, se celebró el 30 y 31 de julio en la ciudad rusa de Sochi”.
11.- Ver: “Los kurdos seguirán dialogando con Damasco” (29-07-2018). GARA (29-07-2018).