sábado, 31 de agosto de 2013

Siria: la intervención soñada

Santiago Alba Rico *

En relación con la más que probable “intervención” militar del gobierno de EEUU en Siria, hay dos posiciones igualmente absurdas:

La de los que pretenden que Bachar Al-Assad no ha usado armas químicas. Un asesino que bombardea y lanza misiles a su propia población, que tortura sistemáticamente a su pueblo y degüella a mujeres y niños, es sin duda capaz de arrojar gas sarín o cualquier otra sustancia letal sobre sus ciudadanos.
La de los que pretenden que EEUU no miente sobre el uso de armas químicas en Siria. Una potencia capaz de invadir Iraq tras inventarse pruebas y falsificar documentos, que mantiene abierto Guantánamo y que practica rutinariamente ejecuciones extrajudiciales fuera de sus fronteras y desde el aire, es perfectamente capaz de mentir también en el caso de Siria, como tantas veces antes.
Desde el punto de vista del derecho y la justicia, es imperativo investigar y determinar si y quién ha utilizado armas químicas en Siria y tratar de juzgar y condenar a los culpables, quienes quiera que sean. Pero un análisis político serio, no “ideológico” y no sectario, debe partir más bien de los únicos hechos demostrables. Son dos. El primero es que, con independencia de que haya usado o no armas químicas contra su propio pueblo, el régimen dictatorial de la dinastía Assad es el responsable primero y directo de la destrucción de Siria, del sufrimiento de su población y de todas las consecuencias, humanas, políticas y regionales que se deriven de ahí. En virtud de una dolorosa paradoja (dolorosa al menos para quien escribe estas líneas) algunos de los que vociferan hoy “contra la guerra”, como si no hubiera ya una desde hace dos años, han venido guardando silencio sobre los crímenes del régimen sirio o, peor aún, han venido practicando el más abyecto negacionismo. A juzgar por sus arrebatadas denuncias, vibrantes de autoridad moral, el ejército de EEUU estaría a punto de bombardear un país próspero y en calma, dirigido por un gobierno muy popular cuyo único crimen sería el de “resistir” las insidiosas agresiones de Israel. Esta “indignación moral” de algunos imperialistas -debo confesarlo- suena en mis oídos tan odiosamente hipócrita como las invocaciones de la “democracia” y el “humanitarismo” por parte de los imperialistas.
El segundo hecho irrefutable es que, con independencia de que haya mentido o no sobre el uso de armas químicas en Siria, el gobierno de EEUU no tiene el menor interés en la democracia ni en la protección de los civiles ni en la cuestión “moral” de las armas químicas. Está pensando únicamente en sus intereses, como siempre, intereses que nunca coinciden con los de los pueblos a los que dicen querer ayudar y a los que históricamente han abandonado, sometido, bombardeado y asesinado. Esta verdad banal (que algunos sirios desesperados querrían a su vez negar) es perfectamente compatible con la anterior, porque lo cierto es que en el mundo caben muchas fuerzas criminales y relativamente autónomas entre sí, sin que nadie pueda obligarnos a aplicar los principios de la lógica a los dilemas éticos y políticos. A la declaración de un personaje que sostenía ante él que “no es posible estar en dos sitios diferentes al mismo tiempo”, respondía Groucho Marx con alegre contundencia: “Eso no es verdad. Nueva York y Washington están en dos sitios diferentes al mismo tiempo”. En la historia, en la batalla, en la revolución, en este mundo terrible es perfectamente posible que Bachar Al-Assad haya usado armas químicas y que al mismo tiempo Obama mienta sobre el uso de armas químicas por parte de Bachar Al-Assad.
Una vez asumidos estos dos hechos probados, y ante la inminencia del ataque estadounidense, es sin duda imperativo “condenarlo” (como si fuera algo más que un ejercicio retórico y un salvoconducto para adquirir el derecho de hablar y de ser escuchado en ciertos medios), pero es más imperativo comprender. Los que condenamos (condenamos condenamos condenamos) el ataque estadounidense, podemos escoger entre uno de estos dos “relatos”:
1. EEUU (así, una Unidad Ominosa, tan monolítica y a-histórica como un “régimen”) lleva en su seno, desde sus orígenes, un plan de dominación mundial concebido in illo tempore y aplicado sistemáticamente; un plan providente y omnipotente que incluía desde el principio de los tiempos, y con independencia de las relaciones de fuerzas y los cambiantes avatares en la zona, el derrocamiento del gobierno nacionalista, resistente y socialista del partido Baaz en Siria; plan que montó o al menos utilizó una pseudorrevolución popular para, tras armar hasta los dientes a los llamados “rebeldes”, buscar durante dos años años un pretexto que justificara atacar e invadir el país; plan obstruido por Rusia, Irán y China y que ahora, a través de una mentira amplificada por los medios de comunicación mercenarios del imperialismo, está por fin a punto de materializarse.
2. EEUU (una Unidad de Sentido trabajada por muchas contradicciones, como todo en este mundo) a veces no tiene un plan sino varios y muchas dudas; Siria es su enemigo en el contexto de su enfrentamiento con Irán y de su defensa a ultranza de Israel, pero molesta poco y garantiza, en alguna medida, el statu quo en la región; cuando en la ola de las llamada “primaveras árabes” el pueblo sirio trata de sacudirse el yugo de 40 años de dictadura, el gobierno Obama apoya retóricamente su causa, preocupado en todo caso por la deriva armada, en la que van ganando terreno (de manera muy leninista) los grupos islamistas más radicales, por lo que conjuga el apoyo formal a la revolución siria con la mayor cautela a la hora de entregar armas a los rebeldes; desde el principio trata por todos los medios de no involucrarse militarmente en un berenjenal del que sabe que no puede obtener nada y que, además, puede perjudicar a Israel; a partir de un cierto momento apuesta claramente por una solución política, llega a un acuerdo con Rusia, se siente más amenazado por Al-Qaeda que por Bachar Al-Assad; pero ha hablado mucho, ha fijado una línea roja y necesita ahora, porque es débil, hacer una demostración de fuerza que, como ha explicado en The New York Times Edward Luttwak, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, concilie la necesidad de hacer algo que no quiere hacer, y de alcance “limitado y casi propagandístico” (lo que no depende sólo de ellos), con sus verdaderos intereses; es decir, no con el derrocamiento de Al-Assad y el establecimiento de la democracia sino con la prolongación de la guerra siria el mayor tiempo posible a fin de evitar que venza ninguno de los dos contendientes (ni Assad ni los rebeldes), peligrosísimos los dos para el plan de dominio regional estadounidense (con un gran cinismo Luttwak afirma que EEUU debe entregar armas a los rebeldes cada vez que vayan cediendo terreno y cerrar el grifo cada vez que vayan ganando).
El primer relato tiene un defecto; es coherente como un mito. El segundo relato tiene una virtud; es incierto como la realidad misma. El primer relato -además de hacer publicidad gratis de la omnipotencia del imperialismo estadounidense en sus horas más bajas y apetecer la intervención militar- implica despreciar a los pueblos que luchan en la zona, desdeñar su dolor, justificar a sus verdugos. El segundo relato nos sitúa en un avispero complejo, lleno de dilemas éticos y políticos, donde nada es seguro, pero donde también -ahora o más adelante- los pueblos pueden ganar algo, aunque no sea todo, y donde pueden también perderlo todo, pero no la dignidad.
Condeno condeno condeno la intervención militar estadounidense por todas las buenas razones que explica Yassin Swehat en un excelente texto reciente: porque no sería legal, porque es el pueblo sirio el que debe librarse del dictador, porque la solidaridad internacional puede ser mucho más eficaz de otras maneras, porque esa intervención no pretende ayudar al pueblo sirio y porque sus consecuencias, incluso si quisiera y lograse derrocar el régimen (lo que es una hipótesis extravagante), serían siempre contrarias a la revolución que él y tantos sirios han defendido desde el comienzo.
Elijamos un relato. Y carguemos con las consecuencias.
 (*) Santiago Albar Rico es escritor y filósofo.

El "déjà vu" sirio

Estar en contra de un bombardeo de la OTAN o una invasión estadounidense no significa que se defienda al régimen de Asad

eldiario.es
Todo parece indicar que EEUU bombardeará Siria en los próximos días, es lo que los medios y la diplomacia denominan eufemísticamente “intervenir”. Para empezar debemos aclarar que tenemos la humildad de reconocer que, aunque parece indiscutible que hubo una masacre por armas químicas, no sabemos quiénes fueron los responsables. Es por ello que la ONU envía inspectores a la zona. Ignorado esto podemos presentar algunas deducciones lógicas. La primera de ellas es el principio establecido en el Derecho Romano y utilizado en criminalística de “cui prodest” (¿quién se beneficia?). Desde hace semanas, en la agenda de las potencias occidentales y sus adláteres árabes están las acusaciones contra el gobierno sirio por el uso de armas prohibidas, lo más absurdo que podría hacer ese gobierno sería asesinar un millar de civiles, incluidos niños, en un barrio que no forma parte del frente y poner en bandeja la justificación de una intervención militar de EEUU o de la OTAN. Es decir, la respuesta de “a quien beneficia” la masacre por agentes químicos es los partidarios de esa intervención militar contra Siria.
Lo siguiente que hemos comprobado es la rápida difusión de la noticia señalando la autoría del gobierno sirio. Tan rápida que el día 21 los medios internacionales estaban informando de una masacre de 650 personas por parte del ejército sirio utilizando como fuente informativa un tuit de la oposición siria. Nada más. No se me ocurre ningún agente social que pueda conseguir ser titular mundial con un tuit.
Inmediatamente, los gobiernos que han mostrado su apoyo a los rebeldes sirios comienzan a exigir la presencia de los inspectores en la zona para confirmar el ataque y determinar sus responsables, y acusan al gobierno sirio de no colaborar. Sin embargo, cuatro días después ese gobierno está autorizando la presencia de los inspectores y dotándoles de escolta para desplazarse a la zona. Cuando se dirigen al terreno, estos inspectores sufren un tiroteo. De nuevo el gobierno es acusado de la responsabilidad de los disparos de francotiradores al convoy. Sería un cosa curiosa que un bando escolte a unos inspectores de la ONU y al mismo tiempo les disparara. A continuación, los mismos que exigían la presencia de inspectores dicen que ya es tarde, que no necesitan a los inspectores. Sin esperar a las conclusiones del equipo de investigadores de Naciones Unidas, el secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, dice que ya tienen la información de inteligencia que demostrará que “no fueron los rebeldes y que el Gobierno sirio fue el responsable".
De nada sirve que el gobierno sirio lo niegue, o que Médicos sin Fronteras afirme que “no puede establecer la autoría del ataque”. La información del gobierno sirio, difundida por la televisión nacional de ese país, asegurando que el ejército allanó el día 24 un depósito de los opositores armados en Jobar, localidad de la periferia de Damasco, en donde halló varios barriles de agentes tóxicos con la inscripción hecho en Arabia Saudita, además de máscaras antigás y pastillas para neutralizar los efectos por la exposición a dichos químicos, sólo fue recogida por Prensa Latina.
El gobierno que más muertes ha provocado en la historia por armas atómicas (Hiroshima y Nagasaki) y por armas químicas (agente naranja en Vietnam) es el que se presenta como protector mundial de los daños por esas armas. El gobierno que inició una guerra de Iraq, que todavía continúa, justificada por unas armas de destrucción masiva que no existían, ahora propone hacer lo mismo por unas armas químicas fundadas en las mismas pruebas. La sensación de déjà vu con la invasión de Iraq es inevitable. Entonces pidieron inspectores y cuando se encontraban en el terreno les obligaron a salir precipitadamente porque comenzaban a bombardear.
Son los mismos gobiernos que se escudaron en una resolución de la ONU para proteger a los libios y terminaron bombardeando el convoy del presidente para que una horda de mercenarios lo linchara y colgara el vídeo en internet. Es la misma OTAN que bombardeó Yugoslavia sin autorización del Consejo de Seguridad argumentando una limpieza étnica que los forenses demostraron falsa y que, una vez más, lo volverá a hacer en Siria sin importarle la legislación internacional. Los mismos países que invadieron Afganistán para liberar a las mujeres de los talibanes y hoy siguen siendo lapidadas y el país aumentando su récord de producción de opio, corrupción y pobreza.
A todas esas personas bienintencionadas que dicen que no podemos permanecer impasibles ante la masacre de cientos de civiles en Siria hemos de explicarles que esos libertadores que esgrimen el derecho de proteger, la defensa de los derechos humanos y la implantación de la democracia cargan con demasiados antecedentes para que podamos creer en sus buenas intenciones.
Como señala Jean Bricmont (Imperialismo humanitario. El uso de los Derechos Humanos para vender la guerra, El Viejo Topo, 2008), asistimos a que gran parte del discurso ético de la izquierda considera la necesidad de exportar la democracia y los derechos humanos echando mano de las intervenciones militares del primer mundo, y califican de relativistas morales e indiferentes al sufrimiento ajeno a quienes critican esas injerencias. De forma que es precisamente esa izquierda la que inventa e interioriza “la ideología de la guerra humanitaria como un mecanismo de legitimación”. Es un error plantear que existen gobiernos buenos -que pueden invadir- y malos -que merecen ser invadidos y derrocados-. No olvidemos que si aceptamos esa opción, la invasión legítima, en el fondo, estamos autorizando la del fuerte sobre el débil. ¿Acaso invadirá Brasil (tan democrático como EEUU) a Iraq para instaurar la democracia? ¿Aceptaríamos que el Líbano bombardeara con carácter preventivo a Israel? Recordemos que ha sido atacado alguna vez por ese país, estaría muy fundado su ataque preventivo.
Olvidan también que el poder siempre se ha presentado como altruista. Decir que se bombardea Yugoslavia para impedir una limpieza étnica, se invade Afganistán para defender los derechos de las mujeres, se ocupa Iraq para llevar la democracia y liberar al país de un dictador o se ataca Siria para derrocar a un tirano no difiere mucho del discurso de la Santa Alianza para enfrentar las ideas de la Ilustración que inspiraron la Revolución Francesa, o del de Hitler que justificó su invasión de los Sudetes checoslovacos para defender a la minoría alemana. Parece que esa izquierda de fervor internacionalista humanitario olvida que, ya en los tiempos más recientes, el intervencionismo extranjero occidental, que viene a ser lo mismo que decir el estadounidense, es el que apoyó en Indonesia a Suharto frente a Sukarno, a los dictadores guatemaltecos frente a Arbentz, a Somoza frente a los sandinistas, a los generales brasileños contra Goulart, a Pinochet frente a Allende, al apartheid frente a Mandela, al Sha contra Mossadegh y a los golpistas venezolanos contra Chávez. Si de intervenir para proteger y salvar vidas se trata, bastaría con “bombardear” muchos países de África con tetra briks de leche en lugar de bombas de racimo.
Tampoco es que estemos defendiendo a talibanes, a Sadam, a Gadafi ni Al Assad. Estar en contra de un bombardeo de la OTAN o una invasión estadounidense no requiere de un pronunciado rechazo expreso a esos regímenes para que no se interprete que se defienden, el asunto que debemos plantearnos es la violación de la legislación internacional por parte de una potencia invasora, y las mentiras en las que se escudan para justificarla.

viernes, 30 de agosto de 2013

Alineados para destruir Siria

Alineados para destruir Siria
Estados Unidos acelera la posibilidad de invadir militarmente a Siria. El presidente Al Assad contestó a las amenazas y Rusia busca detener un conflicto que lo afecta directamente.

Estados Unidos parece decidido a invadir militarmente a Siria luego de dos años de fracasos en ese país. Aunque la situación humanitaria en territorio sirio es crítica, la estrategia de la Casa Blanca de derrocar al presidente Bashar Al Assad a través de grupos mercenarios y aliados a Al Qaeda, como es el Frente Al Nusra, no dio los frutos esperados. En más de dos años de conflicto, casi 100 mil sirios murieron debido a los ataques terroristas y a los enfrentamientos entre las fuerzas irregulares y el Ejército. El gobierno sirio asegura que las filas de sus Fuerzas Armadas, 50 mil militares fueron ultimados.
En todo este tiempo, la administración de Barack Obama vaticinó la caída de Al Assad y mantuvo firme su estrategia de no intervenir directamente. Estados Unidos siempre calificó su abierto apoyo a los mercenarios como envío de “ayuda no letal”, término con cierta discreción si lo comparamos a los anuncios del gobierno británico que hasta el momento ha entregado millones de euros a los opositores armados.
La resistencia del gobierno sirio, el pueblo y las Fuerzas Armadas, sumado a la defensa del norte del país encabezada por la Unión de Autodefensas Populares -integrada por guerrilleros kurdos-, se convirtieron en un fuerte dolor de cabeza para Obama, defensor -en sus discursos- de no intervenir unilateralmente y siempre respaldado por el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como sucedió en Libia.
Como ocurrió en mayo pasado, la Casa Blanca sacó a relucir un viejo argumento: el gobierno sirio ataca a la población con armas de destrucción masiva, pese a que no existen pruebas concretas de un hecho de este tipo. Lo que sí existe, y Rusia ya ha mostrado pruebas, es que los grupos mercenarios utilizan armamento químico contra los civiles. En este caso, Estados Unidos y sus aliados han mantenido un silencio por demás de cómplice.
Al Assad contesta
En una entrevista realizada por el diario ruso Izvestia, el presidente Al Assad descartó que Washington logré invadir su país, porque “todos entienden” que en Siria no existe “una revolución popular ni exigencia de reformas”, sino que se trata de “terrorismo” contra el pueblo. El mandatario explicó que la Casa Blanca y sus aliados “intentaron convencer a Rusia y China para que cambiaran su postura en el Consejo de Seguridad de la ONU, pero no lo lograron. No pudieron convencer a su pueblo y a todo el mundo de que su política en el Medio Oriente es inteligente y útil”.
Las fuerzas de Estados Unidos “fracasarán” si invaden a Siria al “igual que en otras guerras que desataron, empezando desde Vietnam”, enfatizó Al Assad. El jefe de Estado agregó que Washington “participó en muchas guerras, pero nunca consiguió sus objetivos políticos, por los cuales empezó estas guerras”.
Hasta el momento, Estados Unidos cuenta con el apoyo de Francia, Gran Bretaña, Israel y Turquía para concretar la invasión militar a Siria.
Ante la avalancha de acusaciones de la supuesta utilización de armas químicas por parte el Ejército sirio, Al Assad contestó que esos dichos son “un insulto al sentido común” y muestra “el desprecio hacia la opinión pública”. “Tales acusaciones son de carácter político, causadas por una serie de victorias de las fuerzas gubernamentales sobre los terroristas”, afirmó.
El presidente sirio manifestó que Estados Unidos “primero acusa y solo después empieza a reunir pruebas”. Al Assad recordó que fue su gobierno quien invitó a los expertos de la ONU a certificar el uso de armas químicas “cuando los terroristas lanzaron un misil con gas tóxico contra Alepo”.
El mandatario también denunció que los terroristas que operan en Siria son financiados desde el extranjero y alertó a los países que cooperan con los grupos irregulares “el terrorismo no es un as en la manga que se puede sacar y utilizar en cualquier momento para después guardarlo de nuevo (…) El terrorismo es como un escorpión que pica en cualquier momento. Uno no puede apoyar el terrorismo en Siria y estar en su contra en Mali. No se puede apoyar el terrorismo en Chechenia y estar en su contra en Afganistán”.
Rusia denuncia
El gobierno ruso volvió a rechazar una invasión militar a Siria y, a través de su canciller Serguei Lavrov, aseguró que el empleo de sustancias químicas en esa nación favorece más a los opositores que al Ejecutivo de Damasco. “Occidente no puede presentar pruebas de que el gobierno sirio haya participado en el ataque con armas químicas, pero declara que la ‘línea roja’ ya se ha cruzado”, expresó Lavrov.
El funcionario de Moscú explicó que “la información sobre un ataque con armas químicas apareció en el mismo momento en que los expertos rusos y estadounidenses se preparaban para su próximo encuentro dedicado a la organización de la segunda conferencia en Ginebra. Sin duda alguna, la histeria actual alterará la reunión. Posiblemente este sea uno de los objetivos que persiguen los autores de esta noticia”. Lavrov agregó que “está claro que la oposición siria no quiere negociar”.  
Para el gobierno ruso, declaró el canciller, “si alguien piensa que todo se acabará tras bombardear la infraestructura siria y luego abandonar el campo de batalla para que los adversarios del Gobierno ganen, que se lo quiten de la cabeza. Incluso si ellos vencen, la guerra civil seguirá”.
www.marcha.org.ar

jueves, 29 de agosto de 2013

Siria: la Argentina aseguró que "jamás avalará una intervención militar" y criticó a las potencias

La Cancillería pidió "no sumar nuevos horrores a los que ya sufrimos" y cuestionó el poder de veto en el Consejo de Seguridad; recomendó enviar asistencia humanitaria a través de la ONU

Cancillería fijó su posición ocho días después de la denuncia de uso de armas químicas. Foto: Archivo

La Argentina, que durante este mes ejerce la presidencia provisional en el Consejo de Seguridad en las Naciones Unidas, fijó finalmente su posición frente a la guerra civil en Siria, con un fuerte rechazo a la posible intervención por parte de algunas potencias, como Estados Unidos y Gran Bretaña.
Además, pidió nuevamente que se elimine el poder de veto en la ONU y esbozó tres propuestas: "el embargo de armas, una intervención humanitaria liderada por el Secretario General, una reunión de emergencia de la Asamblea General o la acción en el terreno del conflicto de los cancilleres miembros del Consejo de Seguridad".
"Lo que Argentina jamás propondrá, ni avalará, es una intervención militar extranjera. El gobierno y el pueblo argentino no serán cómplices de nuevas muertes", afirmaron hacia el final del extenso texto.
La pronunciación de la cartera encabezada por Héctor Timerman llega tras una semana de fuerte debate en la comunidad internacional desde que, el 21 de agosto pasado, la oposición siria denunció que el régimen de Bashar al-Assad utilizó armas químicas contra la sociedad civil ymató a unas 1400 personas. El gobierno, en cambio, responsabiliza a los rebeldes, mientras un equipo de inspectores de la ONU se encuentra en el lugar para confirmar el uso de gas letal.
Tal como habían anticipado diplomáticos, la Cancillería "apoya decididamente la investigación puesta en marcha por el Secretario General y espera contar con resultados contundentes, transparentes, objetivos e imparciales a la brevedad".
En ese sentido, el ministerio sostuvo que "la utilización de armas químicas letales en todas sus formas es un crimen de guerra y de lesa humanidad" y que quienes lo hayan usado "deben ser juzgados y castigados por la Justicia, específicamente por el Tribunal Penal Internacional".
Después de un repaso histórico sobre la tradicional "defensa del principio de no intervención militar extranjera" por parte de la Argentina y América latina, el comunicado rechazó con contundencia la creciente probabilidad de que Estados Unidos y sus socios de la OTAN lideren una acción militar en el país árabe.
"En línea con lo expresado por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, la responsabilidad de proteger civiles para justificar la intervención militar unilateral o por medio de alianzas circunstanciales puede dar lugar a que se abusen de los valores de paz y seguridad y se termine atacando precisamente los valores que se dice defender", dice el comunicado. "No sumemos nuevos horrores a los horrores que ya sufrimos", reafirma.
"La intervención militar extranjera en forma de respuesta automática a la utilización de armas químicas sin siquiera esperar a que las Naciones Unidas determinen si se utilizaron y quienes las utilizaron, implica una derrota del sistema multilateral y un menosprecio a su sistema legal", aseguraron desde Cancillería.
"Volvemos a reiterar el concepto que las Naciones Unidas no serán eficaces mientras los poderosos crean que sólo los débiles deben cumplir sus resoluciones", continuaron, para volver a cuestionar la asimetría en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde cinco potencias (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China) tienen poder de veto. La Argentina preside ese órgano hasta mañana.

LAS PROPUESTAS

Entre las propuestas que recomienda la Cancillería, se encuentra "la posibilidad de una intervención humanitaria sin fines ni medios militares y con mandato de la ONU". Al respecto, opinaron que si esta opción no es aceptada por alguno de los miembros permanentes del Consejo, en referencia a Rusia y China -aliados de Siria-, "quedaría una vez más plasmada una situación descripta por la presidenta de la República hace pocas semanas en el Consejo de Seguridad al decir que «cuando en la gestión de conflictos aparece el derecho de veto, la solución se torna mucho más difícil y por momentos imposible»".
Por eso, aconsejaron que el tema sea tratado en una reunión de urgencia de la Asamblea General y que, luego de que el secretario general, Ban Ki-moon defina la autoría del uso de las armas químicas, encabece la intervención humanitaria.
"Sin duda, llegar a esta instancia dejaría al desnudo que el Consejo de Seguridad está contaminado por el juego de intereses de un pequeño grupo de países que, ejerciendo el «privilegio» del veto, vuelven a este órgano no sólo ineficaz sino irrelevante para la paz mundial", volvieron a cuestionar.
Además, el ministerio planteó como necesario el embargo de armas hacia Siria. "Es importante también reconocer que la provisión de armamentos a las partes en conflicto, lejos de definir la contienda, ha contribuido a multiplicar la sangre derramada por cientos de miles de inocentes", destacaron.
Finalmente, la última opción que propusieron es "que los 15 cancilleres que representan a los países miembros del Consejo de Seguridad se convoquen ya mismo en Siria para exigir el cese de la violencia y el inicio de un diálogo entre las partes en conflicto".
www.lanacion.com.ar

miércoles, 28 de agosto de 2013

Todo listo para el ataque al régimen sirio

Eduardo Febbro
Pagina 12
Los peones de la guerra ya están dispuestos en el ajedrez mundial. Cada actor occidental de la ofensiva que se avecina en Siria asumió su rol con un mecanismo de precisión relojera. “Hemos desplazado los medios necesarios para cumplir con la opción por la que opte el presidente. Estamos preparados para actuar al instante”, dijo el secretario de Defensa norteamericano, Chuck Hagel. Los aliados europeos de Washington siguieron el mismo guión. París y Londres han repetido que la responsabilidad del régimen sirio en el ataque con armas químicas perpetrado el pasado 21 de agosto en las afueras de Damasco es “innegable”. El presidente francés, François Hollande, dijo que el “ataque con armas químicas en Damasco no puede quedar sin respuesta”.
El jefe del Estado francés reúne hoy por la mañana a un Consejo de Defensa especial para analizar el esquema sirio. Sin embargo, la decisión final de la intervención no deja lugar a dudas. François Hollande no anunció formalmente la decisión de intervenir en Siria, pero en todas sus declaraciones de tono dramático el mandatario presentó esa acción como la única opción posible. El presidente señaló que Francia “estaba lista para castigar a quienes tomaron la decisión infame de lanzar gases contra inocentes” en un país “donde la guerra civil amenaza la paz del mundo” y donde es preciso asumir “la responsabilidad de proteger a los civiles”.
Washington, París y Londres parecen estar perfectamente coordinados. El portavoz de Barack Obama, James Carney, dijo que no había dudas de que “el régimen sirio es el responsable del empleo de armas químicas”. Hollande reúne a su Consejo de Defensa este miércoles y el primer ministro británico, David Cameron, convocó para mañana al Parlamento para un voto sobre la “respuesta proporcionada” al presunto ataque con gases químicos. Una tras otra, las capitales de los tres países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU fueron dando y poniendo en escena los pasos políticos previos a su participación militar.
Ningún gobierno adelantó los medios que serán puestos en juego en esta operación. Desde ya, Estados Unidos cuenta con varios navíos de guerra que patrullan en el Mediterráneo armados con misiles crucero. Washington tiene diversas bases en el área donde hay aviones para bombardear blancos sirios. Francia y Gran Bretaña cuentan igualmente con barcos en la zona. París podría aportar además los aviones Rafale estacionados en Abu Dhabi y Djibouti. Todo apunta hacia un marco similar al que se instaló cuando la coalición internacional desalojó a las tropas de Saddam Hussein que habían invadido Kuwait en agosto de 1990. No se trató de derrocar al régimen. Estados Unidos y sus aliados dejaron intacta la columna vertebral del poder iraquí, o sea, la Guardia Republicana. Los especialistas se inclinan por una estrategia similar.
Entrevistado por el matutino francés Libération, Vivian Pertusot, director del Instituto de Relaciones Internacionales en Bruselas (IFRI), observa que “la idea consiste en dirigir un mensaje simbólico: decirle a Bashar al Assad que las armas químicas constituyen una línea roja. Los occidentales quieren permanecer dentro de una lógica de respuesta al ataque de Ghuta –el suburbio de Damasco donde se emplearon armas químicas– y no comprometerse en una ofensiva”.
Esto lleva a muchos expertos a evocar un conflicto corto, de no más de dos días. Para completar una intervención militar sin el aval de la ONU hace falta darle credibilidad y contar con el apoyo de más países, en especial de los árabes y también de Turquía. Ankara ya dio su pleno respaldo, mientras que Arabia Saudita exigió una “acción firme y seria” contra Damasco. En Europa, Alemania apoya a la estrecha coalición e Italia la desaprueba por no contar con el visto bueno de las Naciones Unidas. Por otra parte, Rusia llamó a los occidentales “a la prudencia”, mientras que Irán previno acerca de las “duras consecuencias” de una intervención, tanto “en Siria como en la región”. De hecho, la ONU está ausente del juego. Las capitales concernidas invocan hoy un deber de “responsabilidad” y de “protección de los civiles”.
Lo mismo había ocurrido con la intervención de la OTAN en Kosovo, en 1999. De todas formas, con o sin la ONU, las cartas están echadas. En 2011, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 1973 destinada a proteger a los civiles libios. La resolución se convirtió luego en un arma para derrocar al entonces presidente coronel Khadafi, meta que no figuraba en las intenciones del texto de Naciones Unidas.
El presidente sirio, Bashar al Assad, advirtió a Washington que cualquier intervención militar contra su régimen estaba destinada al fracaso. Al Assad calificó de “sin sentido” las acusaciones de Occidente sobre el uso de armas químicas por su parte: “Las declaraciones formuladas por los hombres políticos en Estados Unidos y en Occidente son un insulto al sentido común”, dijo Bashar al Assad. En resumidas cuentas, Occidente va de nuevo a la guerra sin la legitimidad de un voto aprobado por la comunidad internacional en el recinto que la representa, o sea, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Esta instancia, compuesta por 15 miembros, cinco de los cuales son permanentes, ha vuelto a tener un papel figurativo.
www.pagina12.com.ar

Estados Unidos, listo para un ataque inminente sobre Siria





 Fuerzas militares en la región


Estados Unidos está listo para un ataque sobre Siria, que podría ser inminente: el dispositivo militar está en posición de combate, las razones han sido expuestas a la opinión pública, el Congreso ha sido informado, se ha obtenido el imprescindible respaldo de una parte sustancial de la comunidad internacional y ha sido descartada cualquier otra alternativa. Todo está preparado para que el presidente Barack Obama dé la orden, que la comunicará al mismo tiempo a toda la nación.
“Hemos desplazado los medios necesarios para cumplir con la opción que el presidente desee tomar, estamos listos para actuar al instante”, dijo ayer el secretario de Defensa, Chuck Hagel en una entrevista a la BBC. “Eso ocurrirá en coordinación con nuestros aliados”, añadió. “Tiene que haber una respuesta y la habrá”, certificó el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, quien explicó que sería contraproducente para los intereses norteamericanos permitir que otros regímenes crean que pueden utilizar impunemente armas químicas. Por su parte, el vicepresidente de EE UU, Joe Biden, ha asegurado que "no hay duda" de que el régimen es el responsable del "atroz" ataque químico.
El Gobierno no precisó los medios que serán utilizados en esa operación, pero EE UU tiene varios barcos de guerra en el Mediterráneo armados con misiles de crucero y aviones en distintas bases de la zona con capacidad de bombardear fuera del alcance de la artillería antiaérea siria. También Francia y el Reino Unido poseen flotas en la región y han desplazado aviones con el armamento preciso para contribuir al ataque.
Ninguno de los tres países está ya a la espera de informes de Naciones Unidas ni de ninguna otra baza diplomática que pudiera impedir la intervención militar. Los tres, así como Turquía, la Liga Árabe, Canadá y Australia, con cuyos jefes de Gobierno habló Obama el lunes y martes, comparten la convicción de que Siria utilizó armas químicas en su ataque de la semana pasada contra posiciones rebeldes en las afueras de Damasco y no creen necesario esperar a que concluya su trabajo la misión de inspectores de la ONU que actualmente está en Damasco, menos aún después de que ese equipo anunciase este martes un retraso de sus investigaciones. Ninguno de los tres gobiernos alude ya a esa misión y, en realidad, solo se está a la espera de que Obama decida el momento más conveniente para actuar.
Este podría llegar incluso esta misma semana. Varios medios de comunicación norteamericanos anticipaban, citando altos funcionarios de la Administración, que el ataque podría ocurrir este mismo jueves. Este miércoles Obama participará en un acto muy importante para conmemorar el 50 aniversario del discurso de Martin Luther King I have a dream. No parece el momento ideal de empezar una guerra. Pero todas esas consideraciones son en este momento secundarias frente a otras de carácter técnico-militar que, probablemente, decidirán la hora H del día D.
El Gobierno norteamericano ha estado sugiriendo últimamente que el ataque será limitado, pero es difícil anticipar qué significa ese concepto. El mero lanzamiento de unos cuantos misiles de crucero durante un par de días, serviría para mandar un mensaje al régimen sirio sobre la intolerancia de la comunidad internacional a sus métodos de combate, pero difícilmente tendría un impacto sobre la marcha de la contienda civil ni sobre la supervivencia del propio Bachir al Asad, sobre quien Obama dijo hace más de dos años que tendría que dejar el poder.
Una operación militar más larga y profunda, con el uso sostenido de la aviación, por ejemplo, multiplicaría, a su vez, los riesgos evidentes de una intervención de esta naturaleza en uno de los puntos más peligrosos del mundo, con Líbano e Israel, entre otros, en la frontera con Siria.
Que todo esté preparado para un ataque no significa necesariamente que esté bien preparado. De hecho, se aprecian ya varios inconvenientes. Aunque se han trasladado a la opinión pública los argumentos que justifican la acción –especialmente, el hecho de que EE UU no puede tolerar el uso de un arma tan cruel como los gases venenosos, sobre todo cuando el presidente norteamericano había advertido previamente que no se hiciera- la población es todavía reacia a este ataque: solo un 9% lo apoya, y un 25% lo haría en el caso de que se demostrase la utilización de armas químicas, según una encuesta de The Washington Post.
Al mismo tiempo, aunque la Casa Blanca asegura que el Congreso ha sido informado de los planes del presidente, varios congresistas reclaman datos más precisos y recomiendan una aprobación específica de parte de ambas cámaras. Es poco probable que Obama atienda a esa recomendación, pero está obligado por ley a solicitar la aprobación en el caso de que la participación militar norteamericana se extienda por más de dos meses.
Parece que la voluntad de la Administración es que no sea necesario un plazo tan largo. El ejemplo al que se acude es el de la intervención en Libia en 2011, cuando EE UU atacó solo durante los primeros días y dejó después el peso de la campaña aérea a sus aliados europeos. Pero esta vez no va a ser fácil repetir ese modelo, en parte porque Francia y el Reino Unido no tienen capacidad militar para una actuación así en Siria, y en parte porque la ofensiva sobre ese país es mucho más compleja desde todos los puntos de vista.
Otros de los aspectos controvertidos de la operación que se avecina es la de su legitimidad. Aunque en el pasado se ha intervenido militarmente sin el respaldo de la ONU –la más destacada, la de la OTAN en los Balcanes- los participantes en este ataque van a tener algunas dificultades para justificar legalmente su acción, particularmente si se producen víctimas civiles, lo que no es descartable.
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lunes, 26 de agosto de 2013

Rusia advierte a EE UU de las “graves consecuencias” de intervenir en Siria

Londres cree que no es necesario un respaldo unánime de la ONU para intervenir

El presidente sirio dice en una entrevista que el "fracaso" espera a Washington si ataca su país


  • Bachar el Asad, durante la entrevista con 'Izvestia'. / AFP / HO / SANA

Rusia ha advertido a Estados Unidos sobre las consecuencias "catastróficas" que una intervención armada en Siria tendrá para Oriente Medio y ha manifestado su "profunda alarma" por la disposición de Washington a lanzar una operación militar contra el régimen de Bachar el Asad.
Lavróv transmitió estas preocupaciones a su colega estadounidense, John Kerry, en el curso de una conversación telefónica en la que trataron de la situación en Siria y que se realizó a iniciativa de Moscú.
En la nota del ministerio ruso en la que se informa sobre la conversación con Kerry, se dice también que causan "perplejidad" las declaraciones de algunos dirigentes estadounidenses en el sentido de que estaría demostrado que el Gobierno sirio es el responsable del ataque con armas químicas perpetrado la semana pasada.
El Kremlin considera que ese ataque fue una provocación de la oposición fundamentalista contra el régimen de El Asad, que está interesada en acusar del bárbaro empleo de armas químicas al Gobierno sirio para conseguir que Estados Unidos y sus aliados comiencen por fin la intervención militar en ese país árabe.
El ataque se produjo el miércoles pasado, el mismo día que llegaron a Damasco los especialistas de la ONU que deben investigar las anteriores denuncias de uso de armas químicas en el conflicto. Los especialistas ahora tiene luz verde para investigar también lo sucedió en Guta Oriental, la zona en las afueras de la capital donde la semana pasada perecieron cientos de personas como consecuencia del ataque químico.
Moscú hizo un llamamiento a abstenerse de presionar militarmente al gobierno sirio, a no caer en provocaciones y a crear condiciones normales para que los expertos de la ONU puedan investigar imparcialmente los hechos in situ.
Lavrov advirtió asimismo de las consecuencias extremadamente peligrosas –"catástroficas", según una nota divulgada el domingo- que tendrá un intervención militar en Siria para Oriente Medio y el norte de África, "donde repercuten todavía los procesos desestabilizadores que aún viven países como Irak y Libia".
En conferencia de prensa dada horas más tarde, Lavrov insistió en que un escenario bélico por parte de los países occidentales no sólo contradice el derecho internacional si se realiza sin el visto bueno de la ONU sino que tendrá consecuencias nefastas para la región. El ministro ruso lamentó que las afirmaciones de quienes aseguran tener pruebas de la culpabilidad del régimen de El Asad en el empleo de armas químicas no se corresponden con los acuerdos de Lucerna del grupo de los ocho, donde se consensuó que toda información sobre uso de estas armas debe ser investigada detalladamente por profesionales y sus resultados, presentados en el Consejo de Seguridad.
 Además, señaló Lavrov, a diferencia de lo que hizo Rusia cuando investigó pasadas acusaciones, nadie ha presentado ahora pruebas de culpabilidad del gobierno sirio.
 A pesar de todo, Moscú “no piensa entrar en guerra con nadie”, aseguró Lavrov. Es decir, que si Estados Unidos y sus aliados atacan a Siria, Rusia no intervendrá.
El domingo, el ministerio de Exteriores ruso había advertido a Washington que no debía repetir los errores del pasado y volver, como en el caso de Irak, a basarse en informaciones falsas para intervenir militarmente. Estados Unidos justificó hace diez años su invasión a Iraq afirmando que Husein tenía armas de exterminio masivo, lo que resultó ser falso.
El Asad, mientras tanto, calificó de "insulto al sentido común" las acusaciones contra su Gobierno de usar armas químicas. En una entrevista publicada hoy en el diario ruso Izvestia, Al Asad afirmó que si Estados Unidos invade Siria, le esperará "un fracaso, como en todas las guerras que ha desatado desde Vietnam hasta nuestros días".
Rusia tiene una base naval en Siria y excelentes relaciones con el régimen de El Asad, al que le ha suministrado modernos complejos de defensa antiaérea. La Iglesia Ortodoxa Rusa también apoya al régimen sirio, ya que bajo este los cristianos de ese país pueden practicar su religión sin mayores problemas, y teme que con el triunfo de la oposición islamista comenzará la persecución de los que profesan otra fe que no sea el islam suní. De ahí que el Kremlin desearía ver una salida política al conflicto, con garantías para los cristianos y tratando de evitar que en la situación interna prime la inestabilidad, como ha sucedido en otros países árabes que han cambiado de régimen en los últimos tiempos.

Una intervención como en Kosovo

El primer ministro británico, David Cameron, ha anunciado que adelantará el fin de sus vacaciones para tratar la crisis en Siria en una reunión del Consejo de Seguridad Nacional. La decisión viene después de que jefe de la diplomacia británica, William Hague, viese posible una intervención militar que no contase con el respaldo unánime del Consejo de Seguridad de la ONU,  lo que se conoce como la vía Kosovo. Londres y Washington entienden que el permiso de Damasco para la inspección llega demasiado tarde, por lo que la opción militar sigue abierta. "¿Es posible responder a las armas químicas sin la completa unidad del Consejo de Seguridad". Diría que sí. De otro modo, sería imposible responder a estas salvajadas, estos crímenes, y no creo que sea aceptable esa situación", ha dicho Hague en la BBC. Un ataque sin el respaldo del Consejo de Seguridad, la llamada via Kosovo -el territorio serbio que fue bombardeado por aviones de la OTAN-, es una de las opciones presentadas al presidente de EE UU, Barack Obama, para afrontar la situación en Siria.
China, por su parte, ha pedido "cautela" a la hora de resolver la crisis por el uso de armas químicas "para evitar interferir en la búsqueda de una solución política", según una declaración del ministro de Exteriores, Wang Yi.
Los mandatarios de EE UU, Barack Obama, y de Reino Unido, David Cameron, conversaron en la noche del sábado y aumentaron la presión sobre Siria, a la que advirtieron de una “respuesta firme” en caso de confirmarse el ataque químico. Rusia insiste en que no se han empleado armas ilegales por parte del Gobierno y que, de hecho, los que sí las habrían empleado son los rebeldes.
Por su parte, ante el ensordecedor silencio de Alemania, y la confusa e inaudible voz de la política exterior de la Unión Europea, el presidente francés, François Hollande, acordó ayer con el presidente estadounidense, Barack Obama, dar “una respuesta común”. Por la mañana, el Elíseo afirmó, a través de un comunicado oficial, que “existen ya un puñado de pruebas que indican que el ataque del 21 de agosto [en las afueras de Damasco] fue de naturaleza química”. La nota subrayaba que “todo lleva a considerar al régimen sirio como responsable de ese acto incalificable”, informa Miguel Mora.
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sábado, 24 de agosto de 2013

Vuelta de tuerca en Egipto

Los militares recuperan el protagonismo en una escena que nunca llegaron a abandonar por completo


La madre del policía egipcio Amr Shebl, que fue asesinado en un ataque a dos autobuses cerca de la frontera de Rafah, en el norte de Sinai es consolada por parientes en su casa de Salmun Bahri en la region de Menufiya, 50 kms al norte de El Cairo. Militantes asesinaron a 25 policías en el último ataque en un país que sufre una escalada de violencia desde el derrocamiento del presidente Mohamed Morsi. (AFP / MOHAMED EL-SHAHED)Lamadre del policía egipcio Amr Shebl, que fue asesinado en un ataque a dos autobuses cerca de la frontera de Rafah, en el norte de Sinai es consolada por parientes en su casa de Salmun Bahri en la region de Menufiya, 50 kms al norte de El Cairo. Militantes asesinaron a 25 policías en el último ataque en un país que sufre una escalada de violencia desde el derrocamiento del presidente Mohamed Morsi. (AFP / MOHAMED EL-SHAHED) - Agregada por el autor del blog














Las aguas han retornado a su cauce. Con el derrocamiento de Morsi y labrutal represión de las acampadas islamistas, los militares han cortado de raíz el errático experimento democrático egipcio. Recuperan así el protagonismo en una escena que nunca llegaron a abandonar por completo, ya que durante todo este tiempo mantuvieron su control sobre el Estado profundo representado por las fuerzas de seguridad y los aparatos de inteligencia.
Desde la caída del recién excarcelado Mubarak, los militares han venido manipulando al conjunto de las fuerzas políticas y fomentando las disputas interpartidistas. Primero se aproximaron a los Hermanos Musulmanes y a los salafistas a los que enfrentaron con los sectores revolucionarios de la plaza Tahrir, que acabaron boicoteando las elecciones legislativas y denunciaron la existencia de un pacto secreto entre religiosos y militares para repartirse el poder.
En el golpe del 3 de julio se aliaron con laicos, liberales, izquierdistas y coptos, todos ellos hastiados por el autoritarismo de Morsi y preocupados por la islamización del país. Al respaldar el derrocamiento de un gobierno legítimo, la oposición ha hipotecado su futuro convirtiéndose en un cooperador necesario de los militares.
Con esta exitosa estrategia, los militares han conseguido preservar sus innumerables privilegios y el vasto imperio económico laboriosamente erigido durante las pasadas seis décadas. Además, la confusión que ha presidido la transición les ha apuntalado como garantes del orden y la estabilidad entre una parte significativa de la población. Esta narrativa ha terminado por ser asumida por las potencias regionales que, como en el caso de Israel, han respaldado el golpe. También Arabia Saudí y otras petromonarquías le han dado su bendición al inyectar 12.000 millones de dólares para evitar el colapso de la economía egipcia y, de paso, reforzar las posiciones de los sectores salafistas, los principales beneficiados de la probable ilegalización de la Hermandad.
Esta ayuda vuelve a poner de manifiesto la santa alianza entre petróleo y salafismo, pero también la creciente irrelevancia de EE UU y la UE en la región, ya que sus iniciativas para evitar un baño de sangre fueron sistemáticamente ignoradas.
Los Hermanos Musulmanes son, sin duda, los grandes perdedores. En tan sólo unas semanas han pasado de controlar los poderes ejecutivo y legislativo a estar al borde de la ilegalización. El encarcelamiento de sus principales dirigentes ha descabezado la organización, que se encuentra en un estado de shock psicológico del que tardará en recuperarse.
Además, la brutal represión de la que han sido objeto podría favorecer la emergencia de un nuevo liderazgo deseoso de tomarse la justicia por sus manos. Las dos opciones a las que se enfrenta la Hermandad son igualmente descorazonadoras: Por un lado, la ilegalización y la represión, como ocurriera en época de Nasser. Por el otro, alegalidad y relativa tolerancia, como pasó con Mubarak, siempre y cuando acepten dócilmente la nueva repartición de poder.
Ante este escenario no puede descartarse por completo el surgimiento de alguna escisión entre sus filas que adopte un discurso más beligerante e, incluso, abogue por el empleo de las armas, una opción que ofrecería a los militares el argumento idóneo para adoptar una estrategia erradicadora.
Ignacio Álvarez-Ossorio es profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante. en www.elpais.com

viernes, 23 de agosto de 2013

Una oportunidad o cien para los generales de Egipto

Israel y Arabia Saudí, tradicionales aliados de EE.UU, son los grandes beneficiados por el golpe de Estado egipcio
Las potencias occidentales no parecen molestas con sus amigos del Golfo, los grandes valedores del nuevo Egipto
De hecho Francia y Arabia Saudí se han reunido para dar "una oportunidad a la hoja de ruta" en Egipto
El presidente francés François Hollande y el príncipe Saud Al-Faisal, ministro de Exteriores saudí en París, esta semana (Al Arabiya)
El presidente francés François Hollande y el príncipe Saud Al-Faisal, ministro de Exteriores saudí en París, esta semana (Al Arabiya)
Esta semana el presidente de Francia François Hollande recibió en París al ministro de Exteriores de Arabia Saudí, el príncipe Saud al-Faisal. Ambos hablaron de los acontecimientos en Egipto y acordaron “dar a la hoja de ruta en Egipto una oportunidad para asegurar la seguridad y elecciones tempranas”, en palabras del saudí, quien defendió el derrocamiento de Mohamed Morsi. 

Poco importa que los creadores de esa hoja de ruta, los perpetradores del golpe de Estado en Egipto, estén impulsando la caza de sus opositores políticos de la Hermandad musulmana, la matanza de manifestantes, la imposición del toque de queda, el arresto de periodistas. Eso es lo de menos. Hay que darles una oportunidad. O cien. Los intereses que confluyen en Egipto son demasiados como para arriesgarse a perderlos. 

Lo sabe bien Estados Unidos. Lo experimentó en carne propia en los años cincuenta, cuando se negó a entregar al presidente egipcio Abdel Gamal Nasser la ayuda económica militar que él solicitaba. Aquella negativa terminó facilitando el acercamiento de El Cairo a la Unión Soviética y su posicionamiento como país “neutral”. Así lo admitiría tiempo después, en 1963, el secretario de Estado estadounidense de John F Kennedy, Robert Komer: 

“Nosotros mismos habíamos contribuido a esta situación por nuestra política a mediados de los años cincuenta con respecto al presidente egipcio Nasser. Giró hacia Moscú como reacción a la política británica y estadounidense y no queríamos cometer la misma equivocación otra vez”.

A partir de entonces Washington se propuso recuperar Egipto. Impulsó un acercamiento que desembocó en una amistad con el presidente egipcio Anuar el Sadat en los años setenta y en los pactos de paz de Camp David entre El Cairo e Israel. Con ello Estados Unidos arrastró a los egipcios a su órbita, con la voluntad de no “perderlos” nuevamente. 

“Algo mucho más complejo”

Ahora, ante un nuevo vaivén en suelo egipcio, Estados Unidos se niega a llamar golpe de Estado al golpe de Estado y no congela las ayudas a El Cairo. 

Más lejos ha ido el representante del Cuarteto de Paz para Oriente Medio, Tony Blair, (sí, el de las Azores y la invasión de Irak), quien ha defendido el golpe de Estado egipcio diciendo que solo había dos opciones, “intervención o caos” y respaldando nuevamente el neocolonialismo en nombre de la estabilidad: “Traer la estabilidad a Oriente Medio no es responsabilidad de nadie más, sino nuestra”. 

El propio representante de la UE en Oriente Medio, el malagueño Bernardino León, evitaba esta misma semana hablar de golpe de Estado, diciendo que lo ocurrido en Egipto “es algo mucho más complejo que una simple intervención militar”.

Hay mucho en juego. Egipto es el país árabe más poblado del mundo y por su territorio pasa el canal de Suez, vía marítima que une Asia con el Mediterráneo, de vital importancia estratégica y comercial. Por ella transitan barcos mercantes que trasladan materias primas, en especial petróleo (unos 2,5 millones de barriles diarios), así como buques militares estadounidenses o israelíes, entre otros. Esta misma semana lo ha cruzado un portaaviones estadounidense que se dirigía a Afganistán, y se calcula que lo transitan unas 40 naves militares de EE.UU al año.
Egipto también es estratégico debido a que comparte frontera con Israel. Hubo un antes y un despúes en la región tras la firma de los acuerdos de paz de Camp David entre El Cairo e Israel en 1979. La importancia de Camp David fue subrayada por la embajadora estadounidense en El Cairoen octubre de 2011, hablando de las relaciones que los Hermanos Musulmanes deberían tener con Israel cuando gobernaran Egipto: 

“Los acuerdos de paz de Camp David son absolutamente fundamentales para la paz en toda la región. Si no tienen éxito, las demás cuestiones serán inmateriales. Es realmente importante, no tiene por qué ser una gran historia de amor, pero tiene que ser una relación pacífica”.

El papel de Israel

Para analizar los acontecimientos es por tanto imprescindible observar el papel de Israel, un país que cuenta con el Ejército más poderoso en la zona y que necesita el mantenimiento del statu quo para perpetuar su ocupación ilegal en los territorios palestinos.  

Como escribí en julio en el artículo “Israel y Egipto, una relación forjada en Washington”, la gestión de la seguridad en el Sinaí egipcio, fronterizo con Gaza e Israel, fue en estos últimos meses causa de importantes tensiones entre Morsi y el Ejército egipcio. 

Desde los años setenta los generales egipcios, Israel y la monarquía absolutista de Arabia Saudí han sido grandes aliados. La estabilidad con Israel ha sido una prioridad del Ejército de Egipto. Por eso Israel contempló con temor la caída de Mubarak en 2011 y por eso ha sido uno de los grandes defensores de los militares egipcios. Dicho en palabras de un alto representante israelí, citado hace unos días por The Wall Street Journal, “los militares egipcios, Arabia Saudí e Israel son el eje de la razón en Oriente Medio”.

También por eso el gobierno israelí ha pedido una vez más a Estados Unidos que no retire la ayuda económica que destina a las Fuerzas Armadas egipcias -1.300 millones de dólares anuales- iniciada como recompensa a los acuerdo de paz entre El Cairo e Israel en 1979 y que simboliza de algún modo el compromiso de los generales egipcios con el Estado israelí, según escribía en 2009la propia embajada estadounidense de El Cairo.
Tanques del Ejército egipcio en el centro de El Cairo (Efe)
Tanques del Ejército egipcio en el centro de El Cairo (Efe)

Arabia Saudí
El papel de Arabia Saudí, gran aliado del Egipto de Mubarak, es fundamental tras el golpe de Estado. Solo horas después del derrocamiento del presidente egipcio Mohamed Morsi, la monarquía saudí ya mostraba su apoyo al nuevo statu quo en Egipto y celebraba el fin de los Hermanos Musulmanes en el poder. 

El ministro de Exteriores saudí, con el que el presidente francés se reunía esta semana, se ha referido a Egipto como “nuestro segundo hogar”, ha subrayado que Arabia Saudí nunca permitirá su desestabilización y ha prometido más respaldo económico (tras el golpe de Estado, tres países del Golfo -los saudíes, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos- ya anunciaron un paquete de 12.000 millones de dólares para Egipto) en caso de que otras potencias decidan retirar su respaldo económico a El Cairo. 

Arabia Saudí ha sido, junto con Israel y los generales egipcios, importante aliado de Estados Unidos y otras potencias occidentales. Y lo sigue siendo. De hecho la mayor venta de armas de la historia estadounidense a un solo país, por valor de 60.000 millones de dólares en 15 años, es precisamente a Arabia Saudí, un país donde l a libertad brilla por su ausencia, sobre todo para las mujeres, donde las autoridades reprimen cualquier conato de protesta y en el que se acogen las tesis más retrógadas y fundamentalistas del Islam. Esta misma semana, sin ir más lejos, han sidodecapitados dos hombres acusados de robo y asesinato. 

Por eso resulta cuanto menos hipócrita escuchar cómo desde algunos sectores occidentales se apela a la defensa de los derechos humanos para justificar el golpe de Estado en Egipto. 

Los Hermanos Musulmanes

 Los errores de los Hermanos Musulmanes han sido muchos, pero entre ellos no está abrazar las tesis islámicas más radicales. A pesar de lo que han llegado a sostener algunos “analistas”, en Egipto no había una teocracia, ni se cortaba la cabeza a los ladrones ni se lapida a las mujeres. La Hermandad es una organización islámica conservadora menos radical y fundamentalista que los salafistas del partido Nour a los que la coalición pro golpe de Estado acogió en su seno y a los que apoya y financia Arabia Saudí. 

Morsi no buscó satisfacer las demandas de las revueltas de 2011 y gobernó de espaldas al resto de las fuerzas políticas, sin tener en cuenta, además, que había ganado las elecciones con un raspado 51% de los votos y una elevada abstención.

Además, como presidente impulsó una Constitución que no prohibía de forma explícita la discriminación por razones de género, sexo, origen o religión, que permitía juzgar en tribunales militares a civiles, que ponía serios obstáculos a la creación de sindicatos independientes y que seguía limitando, como el régimen anterior, la libertad de expresión e información. 

Durante su mandato se registraron nuevos casos de represión y persecución contra activistas y periodistas. No era representante de una fuerza revolucionaria defensora de las libertades, como tampoco lo son los generales golpistas. 

A pesar de lo ocurrido estas últimas semanas en Egipto, Estados Unidos no ha cancelado su ayuda militar a El Cairo -la segunda mayor ayuda que Washington entrega a unas fuerzas armadas- y la Unión Europea solo ha recomendado suspender la exportación de armas a Egipto, dejando la decisión final a cada país miembro, y manteniendo las ayudas. La apuesta por el diálogo con el gobierno golpista egipcio sigue vigente. 

Son días oscuros para Egipto. Se está imponiendo el terror, la guerra sucia, la justificación de la violencia en diversos sectores. Ante ello las potencias occidentales dan una oportunidad a la “hoja de ruta” de los golpistas y no parecen molestas con sus amigos del Golfo, los grandes valedores del nuevo régimen egipcio. Nuevamente los gobiernos de Europa y Estados Unidos optan por defender los intereses de la minoría a la que representan.
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