domingo, 27 de diciembre de 2015

Un nuevo Oriente Próximo

                                   
                                  

                    Un inestable monstruo geopolítico de fronteras porosas ha emergido de las                       cenizas de la ‘primavera árabe’ y en torno al Estado Islámico


Dos hombres kurdos cerca de un edificio destruido en Kobane (Siria), en marzo de 2015. /YASIN AKGUL  (AFP)


Está surgiendo un nuevo Oriente Próximo, lleno de novedades geopolíticas y también de negros presagios respecto a la estabilidad y la paz en la región y en el vecindario más amplio en el que se encuentra Europa. Empezó a nacer hace cinco años, cuando cayeron tres dictadores en Egipto, Libia y Túnez y estalló la guerra civil en Siria, pero este 2015 ha mostrado ya su rostro entero, caótico y amenazante.
Sus fronteras, cada vez más porosas e incontroladas, tanto para los terroristas como para los civiles que huyen de la guerra, han sido anuladas incluso por la organización terrorista ahora hegemónica, el autodenominado Estado Islámico (ISIS), que se ha instalado entre Siria e Irak, en un territorio del tamaño de Bélgica, donde viven unos 10 millones de personas, con la pretensión de superar el reparto colonial y crear un califato que imponga su autoridad sobre todos los países islámicos.
La proclamación de este califato terrorista y megalómano se produjo en 2014, pero ha sido este año cuando se ha asentado su poder y capacidad territorial, a la vez que propinaba golpes de repercusión mundial, como la toma de las ruinas de Palmira o los atentados en Sharm el Sheij, Túnez y París. La veterana Al Qaeda que rigió Bin Laden ha quedado superada por su envergadura y ambición, su capacidad para golpear en Europa e inspirar ataques en EE UU, soportar los bombardeos de las distintas coaliciones internacionales y aterrorizar con sus secuestros y atentados a las poblaciones de numerosos países islámicos de Nigeria a Bangladés.
Esta es la primera vez desde la Guerra Fría en que los países occidentales se enfrentan de nuevo a una amenaza total y existencial que, en este caso, ataca a los civiles en sus capitales, desafía su declinante hegemonía e impugna sus valores laicos y democráticos. El mito de este califato levantado por la fuerza de las armas, en una yihad como la que libraron Mahoma y sus primeros sucesores, actúa con perturbadora intensidad en el imaginario de miles de jóvenes, desde los suburbios europeos y americanos hasta las aglomeraciones del mundo musulmán.

Esta es la primera vez desde la Guerra Fría en que los países occidentales se enfrentan de nuevo a una amenaza total y existencial que, en este caso, ataca a los civiles en sus capitales
También se ha quebrado el antiguo equilibrio regional, asentado en la hegemonía de EE UU y en la función estabilizadora de los déspotas árabes, especialmente por la implosión de Siria y la fragmentación de Irak, país dividido entre los kurdos, el ISIS y la zona chií bajo influencia iraní. La nueva multipolaridad regional significa un cierto declive saudí y el ascenso persa, en un mundo que no quiere depender tanto del petróleo árabe y en cambio desea incluir a Teherán en sus relaciones internacionales, como demuestra el acuerdo sobre el desarme nuclear de Irán impulsado por EE UU y firmado en julio en Viena.
Como una versión posmoderna de la Guerra Fría entre Washington y Moscú, la rivalidad entre Arabia Saudí e Irán explota la división entre chiíes y suníes en disputa por el liderazgo islámico a través de guerras por procuración, tanto en Siria como en Yemen. Nada expresa mejor la nueva correlación de fuerzas como el regreso de Rusia a la región con sus bombardeos sobre Siria, más para apoyar al dictador Bachar el Asad que para combatir al ISIS, a costa de tensar sus relaciones con Turquía, una jugada táctica con la que Putin pretende aliviar la presión occidental por la anexión de Crimea y la guerra larvada con Ucrania.
Europa y EE UU han jugado a la inhibición desde que empezó la guerra civil siria y solo han despertado ante las imágenes pavorosas de las ejecuciones del ISIS, el éxodo multitudinario de quienes quieren salvarse de las atrocidades de unos y otros y, sobre todo, el miedo a los atentados en su propio territorio. El vacío dejado por los occidentales es el imán que atrae el protagonismo ruso y estimula las ansias de las potencias regionales emergentes cada una en busca de su propia hegemonía.

La rivalidad entre Arabia Saudí e Irán explota la división entre chiíes y suníes en disputa por el liderazgo islámico a través de guerras por procuración, tanto en Siria como en Yemen
Israel ha seguido esta crisis casi en silencio, salvo alguna acción muy concreta en la frontera siria y sus permanentes muestras de preocupación por el acuerdo nuclear con Irán, en sintonía con los saudíes. Aunque el ISIS no actúa en territorio israelí, su inspiración se infiltra entre los jóvenes palestinos más desesperados por la colonización en Cisjordania y sobre todo por el acoso que sufren en manos de los colonos extremistas. Los ataques individuales a civiles israelíes permiten hablar de una intifada de los cuchillos, estimulada desde las redes sociales al igual que sucede con el reclutamiento de combatientes para el ISIS.
Oriente Próximo ha sido una región virulenta pero relativamente estable bajo la larga etapa de hegemonía de Washington que termina. El mundo multipolar está alumbrando una región más virulenta y terriblemente inestable, quizás un monstruo geopolítico, que concentra viejas rivalidades de la Guerra Fría con las nuevas rivalidades entre potencias emergentes y erráticas, como son Turquía, Irán y Arabia Saudí, a las que se añaden las pretensiones de otras potencias más pequeñas pero con grandes medios financieros y militares como Qatar y Emiratos Árabes Unidos.
www.elpais.com

Cómo era el pueblo palestino antes de 1948: un ejercicio de memoria contra el olvido

Un libro recopila una memoria fotográfica de Palestina desde 1889 a 1948 que muestra que Palestina ni estaba vacía ni era un desierto, como difunde cierta propaganda sionista
“Palestina no era una sociedad hostil ni religiosamente fanática cuando los primeros colonos del movimiento sionista llegaron allá”, señala Teresa Aranguren, una de las coordinadoras del libro.
Las fotos muestran la diversidad de la sociedad palestina de aquellas décadas y repasa los eventos más señalados.
Un libro que reivindica la memoria palestina. Su propio título así lo corrobora: “Contra el olvido. Una memoria fotográfica de Palestina antes de la Nakba, 1889-1948” (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo).
El proyecto, coordinado por Teresa Aranguren, Sandra Barrilaro, Johnny Mansour y Bichara Khader, con prólogo del arabista Pedro Martínez Montávez, muestra una realidad demasiado a menudo negada: la existencia de Palestina no como una abstracción, sino como sociedad, cultura y territorio que fue ocupado y usurpado por los colonos.
Soldados británicos cachean a vecinos de Yafa en busca de armas durante las revueltas de 1936 contra el mandato británico y el movimiento sionista
Soldados británicos cachean a vecinos de Yafa en busca de armas durante las revueltas de 1936 contra el mandato británico y el movimiento sionista
Dicho en palabras de la periodista Teresa Aranguren, buena conocedora de la región, “negar la existencia del pueblo de Palestina fue premisa fundamental del movimiento sionista que pretendió no solo ocultar su existencia sino hasta el recuerdo de que había existido”. Pero lo que existe deja rastro, y este libro recopila parte de esa memoria que constata que antes de la ocupación había cientos de miles palestinos que fueron expulsados de sus tierras en 1948.
Grupo de scouts, fotografía perteneciente al álbum de la familia Saqqa de la ciudad palestina de Belén.
Grupo de scouts, fotografía perteneciente al álbum de la familia Saqqa de la ciudad palestina de Belén.
Las fotografías muestran al pueblo palestino, sus vidas cotidianas, así como aldeas que fueron destruidas por los ocupantes y cuyos nombres ya no figuran en los mapas. “Este libro recoge fotografías que son huellas de aquella existencia que se quiso borrar. No es un ejercicio de nostalgia, sino de afirmación”, explica Aranguren.
Retrato de Alexia Khoudry que forma parte del álbum familiar de los Midawar, fechado en 1930
Retrato de Alexia Khoudry que forma parte del álbum familiar de los Midawar, fechado en 1930
Las fotos incluyen desde las huelgas palestinas contra el mandato británico y el sionismo hasta escenas familiares costumbristas de aquella época, pasando por las integrantes del Primer Congreso de las Mujeres Árabes de Palestina, que se movilizaron contra la Declaración Balfour (1917), que contemplaba la creación de un Hogar Nacional Judío en Palestina.
Grupo de amigos durante un día de excursión al lago Tiberiades, fechada entre 1940 y 1942.
Grupo de amigos durante un día de excursión al lago Tiberiades, fechada entre 1940 y 1942.
Una parte de las fotos han sido facilitadas por el profesor e historiador palestino Johnny Mansour, procedente de la ciudad de Haifa, quien en el libro explica que los habitantes palestinos de Haifa “fueron obligados a expatriarse en 1948 sin contemplaciones y con procedimientos muy salvajes, de tal forma que de sus 75.000 habitantes palestinos no quedaron más que 3.000”.
Poda de olivos en Palestina, foto tomada entre 1934 y 1939
Poda de olivos en Palestina, foto tomada entre 1934 y 1939
Otras instantáneas fueron recopiladas por Teresa Aranguren y Sandra Barrilaro, que viajaron a los territorios ocupados palestinos y recogieron fotos familiares de sus amigos y conocidos en diversas ciudades y pueblos. Otras proceden del archivo fotográfico del hotel American Colony de Jerusalén, conocido como la Colección Matson, con más de 22.000 negativos y placas de vidrio.
Primer equipo de fútbol de Belén en 1932, del álbum de la familia Saqqa.
Primer equipo de fútbol de Belén en 1932, del álbum de la familia Saqqa.
Las fotos incluyen retratos de celebridades, acontecimientos sociales y políticos, fiestas populares, factorías, oficios. El libro recoge también extractos de la carta al primer ministro británico Winston Churchill de la delegación árabe que viajó a Londres para oponerse a la declaración Balfour en 1921, y que decía así:
“El grave y creciente malestar entre la población palestina proviene de su convicción absoluta de que la actual política del gobierno británico se propone expulsarlos de su país con el fin de convertirlo en un Estado nacional para los inmigrantes judíos… La Declaración Balfour fue hecha sin consultarnos y no podemos aceptar que decida nuestro destino…”.
La ocupación de Palestina y la expulsión de su gente ya era una crónica anunciada en los años veinte. Dos décadas después la II Guerra Mundial y el Holocausto contribuyeron a hacerla realidad. Sus consecuencias siguen sufriéndose y extendiéndose en pleno siglo XXI.
www.eldiario.es

lunes, 21 de diciembre de 2015

Qué nos pasa con “el Islam y Occidente”

Hamurabi Noufouri
Vemos” a través de las palabras. Quizá por eso afirman que no hay conflicto sin trampa lingüística. Así parece confirmarlo la creciente igualación entre expresiones como “el Islam y Occidente” con la de “ellos y nosotros”. Debilidad conceptual del “Pensamiento en Bloque”, aprovechada por el crimen organizado bajo etiqueta “islámica”, para forzar la adaptación de la realidad a esa absurda convención y se le asigne la doble representación que de otro modo nunca tendría: la de contendiente bélico mundial “antioccidental” y la de los 1400 millones de musulmanes que mayoritariamente lo rechazan.
Si ya era deficiente la fórmula “Oriente y Occidente” porque opone identidades culturales según esos puntos cardinales, empeora el cuadro sustituir uno de ellos (“Oriente”) por el nombre de una religión (“Islam”), esto es, por el de un conjunto determinado de “normas morales para la conducta individual y social”, pues convierte la “oposición espacial” en “confrontación moral”. 
Al girar de “horizontal” a “vertical”, el eje de la distancia que separa ambas totalidades imaginarias, éste se torna escala de valores en donde ese “Islam”, antes que por los atributos que se le asignen o no, encarna “una” ética colectiva versus “todas” aquellas “no orientales” y como la más opuesta a ellas de todas las “no occidentales”.
Así también “territorializa” adhesiones confesionales, “confesionaliza” pertenencias nacionales, en clave de “identidad racial”, atropellando textos sagrados y constituciones nacionales, de resultas que todo musulmán fuera de Oriente o del desierto se perciba como un “pez fuera del agua” y todo árabe “no musulmán” como “musulmán fuera del islam”, antes que como cristiano, judío, ateo, etc., y a leer como una “anomalía cultural” cualquier persona o cosa árabe o islámica de “Occidente”. 
Una “extranjerización imaginaria” que reduce las culturas a refugio y bloquea la construcción de una cultura del encuentro como propone Francisco, desde la sospecha del “conflicto de lealtades” entre esa adhesión espiritual y cualquier pertenencia nacional europea o americana. 
Una extranjerización imaginaria que ante la crisis que fuera, genera esa demanda imposible de satisfacer con manifestaciones de musulmanes o árabes rechazando toda violencia bajo excusa religiosa, para ser considerados como “moderados”, “integrados” y “pacíficos”, pues en la propia fórmula “el islam y Occidente” viene incluida la sospecha de inmorales hasta el improbable día en que ese “islam” logre demostrar lo contrario, que suspende la aplicación, de hecho o de derecho, del principio que establece que se juzga a los individuos por lo que hacen y no por lo que “son”. Para conjurar la trampa de estos dispositivos imaginarios, en donde se incuban las prácticas sociales genocidas, es que disponemos de la memoria histórica. 
Como decía Hugo es en momentos de crisis cuando más esfuerzos y recursos se deben invertir en educación y cultura, pues así como ninguna oscuridad puede acabar con la oscuridad, ni el odio con el odio, tampoco la ignorancia puede acabar con la ignorancia. Sólo la luz que brinda el conocimiento puede hacerlo. 
Hamurabi Noufouri
Historiador. Doctor (Univ. de Salamanca), Director del Inst. y Maestría en Diversidad Cultural (Untref)

www.clarin.com

martes, 15 de diciembre de 2015

La reconquista de Oriente Medio

Ramón Pedregal Casanova

Map of medio oriente

La filosofía postmoderna ha incidido en el olvido como su punto neurálgico, y con el desprecio por las enseñanzas históricas ha conseguido que la falta de conocimiento sobre la experiencia se haga general en las sociedades que a su vez destruye no sólo valores humanos sino todo lo que nos rodea.Y de opresión histórica debemos tratar la ocupación primera y objetivo actual de lucha occidental por Oriente Medio.
Ante la nueva conquista de Oriente Medio por el imperio, se nos hace preciso recuperar las enseñanzas históricas, necesitamos la memoria, los cimientos, sólo así podremos desbrozar sus ansiedades, entender sus fines y sumarnos a los pueblos que quieren frenar la recolonización.
Recordemos entonces: La Historia nos dice que el sionismo nació en la cuna del antíguo colonialismo, Gran Bretaña, y creció en la cuna del colonialismo moderno, los EEUU. Palestina es el primer paso hacia el dominio de esa orilla mediterranea.
Con el comienzo del siglo XX, cuando entró el capitalismo mundial en su última fase, el imperialismo incrementó la crisis del sistema, las contradicciones entre los componentes del mismo, la agudización de la competencia por el dominio colonial y a su vez condujo a la intensificación de la lucha de clases dentro de los países.
El imperio turco con su régimen feudal y su dominio ámplio geográfico, rico en recursos, mercados y situación geoestratégica, llegó a ser punto de atracción para los capitalistas, y un eje principal para el capitalismo europeo en su lucha de conquista y reparto de poderes sobre esta zona: en su punto de mira se encontraron los países árabes y particularmente Palestina, la posición más destacada en sus estrategías coloniales.
El movimiento sionista nació en el siglo XIX como una expresión nacionalista falsa, una expresión de las aspiraciones de las burguesías medias (artesanas y financieras) que evitaban la integración en las sociedades capitalistas nacionalistas en auge surgidas en este siglo, esa era su forma de actuar para no quedar a la altura de la clase obrera; el movimiento sionista encontró una oportunidad seria para traducir sus sueños utópicos reaccionarios y chovinistas en una realidad colonial sobre Palestina. Y así coincidieron los proyectos coloniales capitalistas con los intereses del movimiento sionista: construir bases estratégicas fijas en la zona, y particularmente en Palestina, (fines económicos, militares, etc, etc.)
La Primera Guerra Mundial es la manifestación más violenta del incremento de la crisis del capitalismo mundial, y el avance de la lucha de los pueblos por el socialismo con el resultado de la Revolución de Octubre. Como consecuencia de las alianzas entre la reacción, aristócratas, tribales, y el gobierno imperialista de Gran Bretaña, se acabaron de dispersar las fuerzas de la región que buscaban alcanzar un porvenir más independiente y próspero.
Los Acuerdos de Sykes – Picot del 16 de Mayo de 1916 entre Gran Bretaña y Francia, con la aprobación del Zar ruso y el Rey italiano, por los que se repartían Oriente Medio, (acuerdos que mantuvieron en secreto y que denunciaron los revolucionarios bolcheviques durante la revolución) fueron un engaño completo a los pueblos árabes de la zona al usurpar sus derechos y aspiraciones, un crimen que declararon “legal” en el Congreso de San Remo del 19 de Abril de 1920. Concretaron el siguiente reparto: El Estado colonialista francés se quedaba con Libia y Siria, a la que separaron de Palestina, (lo que habían firmado en 1919 en el Tratado de Versalles); El Estado colonialista inglés robaba Iraq, parte de Irán y Palestina. Y es que en 1917, el 2 de Noviembre, el Estado colonialista inglés había dado una carta, firmada por el Ministro de Exteriores A. J. Balfour, al sionista baron Rothschild con el compromiso de entregar Palestina a las organizaciones sionistas.
Las intenciones de crear bases fijas se habían plasmado en ese documento que se conoce como Declaración Balfour. Con semejante acuerdo querían garantizar la emigración judía, el aplastamiento de la resistencia palestina, y reemplazar a la población autóctona.
La creación de los protectorados como un Estado para absorver a los palestinos y acabar con su identidad nacional les llevó a prestar su apoyo la emigración judía, la confiscación de terrenos, crear colonias judías, proteger una economía judía con capital sionista y destruir la economía palestina, y apoyar a las instituciones sionistas, todo bajo mandato británico.
Palestina goza de una posición estratégica militar y económica en el Mediterráneo, uno de los más importantes en el mundo, entre los tres Continentes, (Europa, África y Asia).
En el 358 antes del nacimiento de Cristo, el primer rey persa, Korsh, dijo que para dominar Oriente hay que conquistar Palestina.
Napoleón (1799) dijo tras su derrota ante las murallas de Akra: “Si hubiese podido conquistar ésta ciudad habría conquistado todo Oriente.”
Eisenhower: “El valor regional más importante está en Oriente Medio”. Entonces era lider superior de la Alianza Atlántica y describió Oriente Medio como el corazón del mundo: “Es la principal fuente de recursos para la civilización de hoy. El dominio de Palestina es la garantía para el control de las fuentes de petroleo y el transporte para suministrar a Europa y el mundo Occidental.”
Alfred Lilienthal dijo: Los países árabes suministran el 98% del petróleo para el mundo occidental, y si algún día los árabes cierran esa puerta nos hunden.”
En 1947 el doctor Goldman en una conferencia en Montreal (Canada), que fue publicada en el periódico la Unión Nacional, en francés, nº 13, en 1953, dejó dicho: “Los judíos han elegido Palestina no por un motivo religioso, ni por las aguas del mar Muerto, ni por el petróleo, sino porque Palestina es el punto de encuentro de Europa, África y Asia. También es el punto estratégico para todas las fuerzas que quieren dominar el mundo.”
Con ésta introducción que contiene algo de Historia, geografía y política, vemos que ese territorio es de un gran valor, y Oriente Medio, en general, y Palestina en particular, ha sido y sigue siendo un alimento muy necesario para los cerebros insaciables del imperialismo y el sionismo.

Ramón Pedregal Casanova es autor de “Gaza 51 días”. Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y Estudios Sociales AMANE.

sábado, 5 de diciembre de 2015

¿Por qué el desastre de Oriente Medio?



Tras los atentados de París y la irrupción de ISIS, todos nos preguntamos: ¿Qué está pasando en Oriente Medio? 
Vemos la existencia de múltiples problemas: la cuestión palestina, el problema kurdo, el enfrentamiento del mundo chií y suni, los problemas del petróleo y gas, la escasez de agua para la supervivencia, la explosión demográfica de la zona, el terrorismo, las primaveras árabes...
Todo este maremágnum es difícil de entender desde el punto de vista de un occidental y más con la información que se nos da desde los medios de comunicación. Debemos saber que la situación actual es la consecuencia histórica de los acuerdos tomados hace un siglo por Gran Bretaña y Francia.
Desde un punto histórico, tres son los momentos que están en la base de la situación actual:
1º Los acuerdos secretos de Sykes-Picot, que se firman el 16 de mayo de 1916, por Gran Bretaña y Francia para repartirse el Oriente Medio. Se dividen en cinco zonas, que quedan muy bien señaladas en el mapa. Todos estos acuerdos están realizados a espaldas del mundo árabe y traicionan sus aspiraciones como pueblo.
2º La declaración Balfour, que se publica el dos de noviembre de 1917, donde el Reino Unido se declara favorable a la creación de un Estado judío en Palestina. La declaración Balfour fue incorporada al Tratado de Sévres entre Turquía y los aliados vencedores de la I Guerra Mundial.
3º La traición a los kurdos. En la Iª Guerra Mundial, Turquía forma parte de las potencias del eje encabezadas por Alemania, que se enfrentan a Gran Bretaña y Francia. Los kurdos se posicionan a favor de las potencias aliadas y éstas les prometen en agradecimiento por su apoyo la creación del Estado kurdo. Con la derrota de Alemania se produce la caída del imperio otomano.
Las potencias aliadas reafirman su compromiso de crear el Estado del Kurdistán y en el Tratado de Sévres, de 1920, se les garantiza la creación de su propio Estado.
Sin embargo, la consolidación de la revolución bolchevique rusa y la importancia creciente del petróleo en Oriente Medio está en el origen de la traición al pueblo kurdo por parte de Francia y Gran Bretaña. En 1923, se aprueba el Tratado de Lausana en la que se reconoce a Turquía, apoyando al general Kemal Attaturk, para que haga de tapón al expansionismo soviético y al desarrollo del comunismo en el Oriente Medio. Esto significa que Francia y Gran Bretaña traicionan al pueblo kurdo al igual que antes hicieron con los árabes y los deja sin Estado y su territorio es repartido entre cuatro Estados diferentes.
Como consecuencia de estos hechos históricos nos encontramos con la siguiente situación:
. El mayor pueblo del mundo sin Estado. Los kurdos son cuarenta millones de personas y su territorio se encuentra absorbido por cuatro países, Turquía, Siria, Iraq e Irán. (Ver mapa).
. Se creó el Estado de Israel, bajo patrocinio de la ONU, que ha significado la expulsión de su territorio de millones de palestinos, que se han quedado sin territorio y sin Estado. Israel que fue creado por la ONU, es un caso sorprendente, pues todas sus resoluciones que le afectan las incumple, salvo la primera que era su constitución como Estado judío.
. Se han creado países artificiales como Jordania y se buscó una monarquía, la hachemita, al servicio de Occidente. Las fronteras están hechas, sin tener en cuenta ni etnias, ni religiones, sino exclusivamente los intereses occidentales. Vean como muchas fronteras están hechas a regla.
. Toda la zona del Oriente Medio sufre un gran estrés hídrico, hay poca agua y mucha población. Además, es una zona con una gran contaminación y los pocos ríos existentes son lugar de conflicto por el agua que discurren por sus cauces. Lo hemos visto en los conflictos en Turquía, Líbano, Siria, Iraq, Israel. La guerra de los seis días entre Israel y los países árabes tiene su origen en un conflicto de agua con el Líbano.
. Toda la zona soporta una demografía absolutamente desbocada, que agravan otros problemas como el agua. No hay trabajo para tantas personas. La inseguridad y el terrorismo hace que no se desarrolle la economía e imposibilita la creación de puestos de trabajo, siendo así un caldo de cultivo fácil para los movimientos extremistas.
. Las cuestiones religiosas son actualmente importantes, pero han sido la consecuencia de que las potencias occidentales han azuzado estas divergencias entre chiíes y suníes, con el objetivo de “divide y vencerás”, sin considerar el problema que estaban generando a posteriori, y ahora sufrimos en toda su plenitud.
Tradicionalmente el mundo musulmán no ha tenido problemas de convivencia entre los diversos credos religiosos. El mundo occidental ha favorecido la extensión de movimientos religiosos fanáticos, como el wahabismo, base del movimiento Al Queda y de ISIS. Los Estados Unidos no tuvieron ningún problema en financiar y armar para que sirvieran a sus intereses estratégicos. Bin Laden fue miembro de la CIA muchísimos años, hasta que se les volvió en contra.
No aprendieron nada los norteamericanos y ahora han vuelto a equivocarse pues aplaudieron la creación de ISIS, lo financiaron y lo alentaron. Su máximo dirigente, el Bagdadi, ha estado reunido con Kerry.
El general judío Moshe Dayan en la guerra de los seis días
. Otro de los grandes factores, que inciden en Oriente Medio son los derivados de las fuentes energéticas, debido a que esta zona provee de gas y petróleo a una parte muy importante del mundo. De ahí su importancia geoestratégica. En estos momentos estamos asistiendo a una guerra del petróleo, consecuencia de ella es la bajada de los precios actuales.
. Las potencias occidentales diseñaron, financiaron y alentaron el desarrollo de las primaveras árabes, con la finalidad de traer la democracia. Cinco años después todos somos conscientes de sus catastróficos resultados. Siempre que Occidente diseña algo para otras partes del mundo, en vez de tranquilizar la zona, la revuelve creando múltiples conflictos.
¿Creen ustedes que los gobiernos occidentales tienen alguna responsabilidad sobre lo que pasa en Oriente Medio ahora? ¿Por qué no se explica todo esto a las opiniones públicas occidentales?
Todas las muertes son injustas e innecesarias, también las que se producen en Oriente Medio, y las miles de producidas por los países occidentales en esta zona con sus famosos daños colaterales en nombre de la democracia.
Más que nunca necesitamos paz. Luchemos por ello, tanto en Europa como en Oriente Medio exigiendo responsabilidades a nuestros guerreros dirigentes y la muerte de un ser humano es la misma sea un árabe que un occidental. Queremos paz.