viernes, 30 de enero de 2015

¿Es musulmán el wahabismo?

por Jean-Michel Vernochet
En su libro Les Egarés. Le wahhabisme est-il un contre islam? (Los Descarriados. ¿El wahhabismo es contrario al islam?), Jean-Michel Vernochet muestra como esa corriente se ha erigido en único islam auténtico y ha condenado como herético el islam tradicional, existente desde hace 11 siglos. Desde su punto de vista histórico y teológico, Vernochet refuta la idea, divulgada desde el inicio de la expansión del wahabismo –subvencionada por Arabia Saudita–, de que el wahabismo es una forma extrema del islam tradicional. El estudio de Vernochet aparece en momentos en que ese punto de vista y otros similares se extienden por el mundo árabe como reacción ante las fechorías de la Hermandad Musulmana, de al-Qaeda y del Emirato Islámico. El autor responde aquí a nuestras preguntas.
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Jean-Michel Vernochet
RED VOLTAIRE | DAMASCO (SIRIA) | 19 DE ENERO DE 2015 
FRANÇAIS 
Jean-Michel Vernochet
Red Voltaire: El wahabismo se extiende hoy ampliamente en el seno del islam sunnita presente en Europa. Pero usted estima que el wahabismo no es sunnita y que ni siquiera es musulmán, en el sentido tradicional de ese término. Explíquenos, por favor, esa paradoja.

Jean-Michel Vernochet: Si nos tomamos el trabajo de consultar a los innumerables doctores del islam cuyos trabajos podemos encontrar en internet, notaremos que el wahabismo [1], que es la ideología de los degolladores de Daesh [2], constituye una verdadera ruptura epistemológica con la tradición islámica clásica, al igual que en relación con lo que podemos llamar el islam popular. Cuando hablé de eso, personalmente y cara a cara, con el erudito militante Sheikh (jeque) Imran Hossein, este se mostró totalmente de acuerdo con esa definición de la doctrina wahabita. Estuvimos de acuerdo en que se trata de una herejía cismática que los sabios musulmanes, y también los intelectuales laicos árabes, designan con el término dajjál, ¡cuya traducción más exacta sería el anticristo! [3]

Al dar a conocer en mi trabajo los análisis de ulemas (teólogo estudioso del islám) cuyo conocimiento del islam está más que comprobado, mi objetivo es proporcionar elementos indiscutibles que permiten mostrar la naturaleza fundamentalmente divergente del wahabismo en relación con el islam tradicional –algo que los occidentales desconocen por completo en la medida en que no saben prácticamente nada del islam, con excepción del resumen extremadamente sucinto que proporcionan algunos teólogos cristianos, desgraciadamente dogmáticos pero que creen saberlo todo a partir de lo que dicen sobre el tema la prensa escrita y audiovisual, prensa dirigida por personas cuyo primer objetivo es impedir que sepamos porque es para ellos la mejor manera de conducirnos, volens nolens, hacia el fuego de posibles guerras civiles.

El prejuicio más extendido es que el islam constituye un bloque monolítico, cuando es evidente que el islam es –en realidad– múltiple, empezando por sus diversas interpretaciones de la ley coránica en materia de jurisprudencia. Hay que subrayar que este triste desconocimiento del verdadero islam va incluso más allá de los no musulmanes. En la Unión Europea la mayoría de los jóvenes descendientes de inmigrantes tienen un conocimiento extremadamente limitado de su propia religión, lo cual facilita las posibilidades de influenciarlos predicándoles un islam supuestamente original, puro y “no falsificado”… como las leyes de la competencia liberal que debe dirigirse por todos los medios, incluyendo los medios coercitivos, a convertirse en «pura y perfecta» en el paraíso terrenal del hipercapitalismo.

Vemos aquí lo peligroso que puede resultar confundir todos los rostros del islam y sobre todo reducirlo a su caricatura, que es el takfirismo [4].

Si el islam se viese limitado a las diferentes expresiones del wahabismo, estaríamos cerca de la guerra total entre las civilizaciones. Estamos hablando de una guerra en que la que 1 000 millones de occidentales de cultura cristiana tendrían que enfrentarse a 1 500 millones de musulmanes. Salta a la vista el carácter loco y absurdo de esa perspectiva. Sin embargo, algunos –como los pensadores y simultáneamente agitadores que tenemos en Francia, los Jacques Attali, los Bernard-Henry Levy y tantos otros por el estilo, y sobre todo los think-tanks (tanques pensantes) [5] de Washington– presentan ese choque de civilizaciones como algo probable cuando no como inevitable. Y ya sabemos que la influencia de esos gurús puede conducir, como en el caso de Libia, al baño de sangre y el caos duradero.

Para responder a su pregunta con más precisión resaltaré que el wahabismo es un literalismo exacerbado. Y, como tal, se sale de la ley islámica tal y como esta última aparece revelada en el Corán. Como ilustración de ello quiero recordar que la prédica del jurista Abdul Wahhab (1703-1792) se desarrolla tomando estrictamente al pie de la letra cada palabra, cada frase de la Recitación. O sea, en su sentido literal más absoluto, al extremo de llegar a hacerle decir al Corán enormidades fenomenales. Como que Dios estaría concretamente sentado en un trono y que tendría una pierna en el infierno [6]. Cualquier musulmán sabe perfectamente que decir que Alá tiene un cuerpo material es algo particularmente absurdo… todos saben que ese tipo de representación es puramente metafórica. Es una imagen, no una descripción antropomórfica de Dios.

Pero eso no sería gran cosa si ese literalismo, esa lectura primaria, primitiva del Corán no llevara a los adeptos del wahabismo –con el pretexto de un regreso a los orígenes, o sea de una salafiya, de una imitación de la vida del profeta– a negar los principios mismos del Corán… o a reducir el Corán a una lectura jurídica restrictiva extremadamente manipulada en función de las necesidades de conquista política y de consolidación de un poder temporal… el de la familia reinante de Arabia o de las múltiples variantes de la Hermandad Musulmana, ¡como en Turquía con el régimen islamo-kemalista de Erdogan I!

Peor aún, los wahabitas han llegado incluso a inventar un 6º pilar de la fe islámica. Sería una obligación secreta que consistiría en convertir por la fuerza a los descreídos así como a los malos creyentes y los apóstatas… lo cual apunta contra todos los chiitas y las corrientes sufistas y también contra la mayor parte de los musulmanes sunnitas cuyas prácticas religiosas serían consideradas como corruptas por la influencia de los no creyentes. Para imponer esa idea, los wahabitas inventaron de la nada un deber de hacer la guerra santa. Eso es una interpretación tendenciosa del concepto de yihad que es ante todo –por mucho que le pese a los malintencionados de todos los bandos– un esfuerzo por alcanzar la perfección individual, una guerra interior de cada cual, guerra contra nuestras propias debilidades, contra nuestras pasiones y contra la tentación del Mal que vive en nosotros mismos y que se mantiene permanentemente al acecho. Al imponer la obligación de la yihad, los wahabitas han cometido lo que los doctores [del islam] designan con el término bid’a, que es una innovación perjudicial. Y la innovación está fundamentalmente prohibida en el islam, conforme al hadith [7]:

«El libro de Dios transmite el discurso más real. La mejor enseñanza es la de Mahoma. Las invenciones son la peor de las cosas. Toda invención es una innovación. Toda invención es una aberración y toda aberración conduce al infierno.» (An Nassi, Sunna, 3/188).

Así mismo, Hassan el-Banna (1906-1949), fundador de la Hermandad Musulmana (su nieto es el conocido intelectual Tariq Ramadan), presenta la guerra santa como una obligación necesaria e inevitable y afirma que no cumplirla o rehuir el combate constituiría un pecado capital de los que merecen ser castigados con la gehenne, o sea el fuego del infierno. El-Banna incluso difundió una “carta” dedicada a ese tema y destinada a sus seguidores, carta en la que hace precisamente una “innovación” al agregar al nombre del profeta el título de «Señor de los muyahidines». ¡El-Banna designa además «el combate contra los infieles y la conquista» como la verdadera yihad, en oposición a la yihad «del alma», como habitualmente creen los musulmanes!

Red Voltaire: Históricamente los británicos utilizaron el wahabismo para luchar contra el Imperio Otomano, que había caído en manos de los donmeh revolucionarios más conocidos bajo la denominación de “Jóvenes Turcos”. Hoy en día, la Turquía que usted califica de islamo-kemalista apoya el califato wahabita, en este caso el Emirato Islámico, mientras que este último acaba de designar la monarquía wahabita saudita como su segundo enemigo, después del chiismo. ¿Cómo se explican esas contradicciones?

Jean-Michel Vernochet: Son muchas preguntas y poco fáciles.

Al principio, el objetivo de los británicos en el siglo 19 no era apoderarse del Imperio Otomano, ya por entonces más o menos moribundo y afectado por el ascenso de fuerzas irresistibles. Esas fuerzas que acabarían con él estaban representadas principalmente por los Jóvenes Turcos del Comité Unión y Progreso. Ese movimiento revolucionario, que se inspiraba en la Revolución Francesa y cuyas raíces se situaban en París, Ginebra, Roma y Londres, sería el actor principal de la debacle. El derrumbe del poder otomano y la toma del poder, en 1913, por el triunvirato de los Jóvenes Turcos dieron lugar al genocidio armenio y a la dictadura kemalista, régimen ateo que se establece a la sombra del patíbulo y que no habría surgido sin el activo respaldo de las logias masónicas inglesas, francesas e italianas… o sin el respaldo de Lenin y de la burocracia bolchevique. Se trata de un hecho poco documentado, poco conocido, pero auténtico.

Pero, volvamos al Imperio Británico. Durante el siglo 19 casi toda su política hacia la Sublime Puerta (Constantinopla) será guiada por una sola preocupación: garantizar la protección de la Ruta de Indias. Seguridad que implica el control geográfico total del Golfo Arábigo-Pérsico. Volvamos atrás por un momento para entender bien el contexto, tanto del derrumbe del Imperio Otomano y del consecutivo surgimiento de un reino wahabita del Hedjaz y del Nejd… Durante la guerra de Crimea (de 1853 a 1856), la Inglaterra aliada de Francia acude en ayuda de los osmanlíes contra Rusia. La interrogante que se plantea en aquella época se presenta bajo la forma de una alternativa: desmembrar el Imperio –pero, ¿cómo ponerse de acuerdo sobre la manera de repartirlo?– o mantenerlo en estado de coma para desestabilizar la región, teniendo siempre como trasfondo el eterno problema de Londres sobre la seguridad de las vías marítimas y terrestres hacia la India.

El destino del «Hombre Enfermo de Europa» [8] de hecho se mantiene en suspenso desde principios del siglo 19 por haberse establecido un statu quo explícito entre las potencias cristianas –Inglaterra, Alemania, Rusia, Francia, Grecia e Italia– que de cierta forma congelaba las ambiciones de todos. Nadie quería precipitar un derrumbe, en definitiva inevitable, pero que habría afectado o cuestionado el precario equilibrio de fuerzas en la región. Eso explica el carácter clemente del tratado de Andrinopla, firmado en 1929, al término de la guerra ruso-turca. El zar estimó que un Imperio Otomano decadente, exhausto debido a la deuda contraída con buitres de la finanza internacional era algo preferible al caos. Esta forma de sabiduría política ya no existe en nuestros tiempos…

Este largo recordatorio era necesario para demostrar que en estas cuestiones es el pragmatismo lo que predomina sobre cualquier otro tipo de consideraciones, empezando por las de orden religioso. Posteriormente, manipulando durante la Primera Guerra Mundial a las tribus wahabitas del Nejd contra la Sublime Puerta en momentos en que el Imperio ya estaba virtualmente muerto, Londres ya sólo quiere destruir el poderío otomano aliado al Reich alemán, y nada más. El aspecto religioso es aquí secundario, nada fundamental. La guerra mundial está en su apogeo y el triunvirato Jóvenes Turcos que ha tomado el poder en Constantinopla [9] en 1913 ha optado, en efecto, por asociar su destino al de Alemania, país que goza de una inmensa influencia económica en el Imperio… El triunvirato espera aprovechar la confusión de la guerra para aplicar a gran escala una política de limpieza étnica contra todas las comunidades cristianas del Imperio, seguramente con algún tipo de segunda intención mesiánica y un odio escatológico que muy pocos se atreven a mencionar, ni siquiera hoy en día. Se abre entonces un abismo en el que la mayoría de la nación armenia va a verse arrastrada entre 1915 y 1916.

Se trata de una política genocida que Kemal Pacha (Ataturk) proseguirá y completará por mucho tiempo después de la derrota de los Jóvenes Turcos y de la victoria aliada de 1918, en particular en 1924, en ocasión de los traslados masivos de pobladores cristianos de Anatolia previstos en el Tratado de Lausana, firmado el 24 de julio de 1923. Con ese tratado se cierra definitivamente la Gran Guerra en el frente oriental. Es importante señalar que al proseguir el etnocidio [10] iniciado por sus predecesores, el ateo fanático y compañero de ruta del Comité Unión y Progreso Kemal Pacha es solamente un precursor de la limpieza étnico-confesional que actualmente desarrollan, aunque a una escala mucho más reducida, los yihadistas salafo-wahabitas contra los católicos asirio-caldeos y los yazidíes en el norte de Irak.

Pero volvamos a los años de la Primera Guerra Mundial. Los aliados estiman que ha llegado el momento de desmembrar un imperio agonizante y cuyos nuevos amos donmeh han escogido una mala opción estratégica al optar por el Reich alemán. Mientras estallan rebeliones armadas en todas partes –en Afganistán, Irak, Siria, Palestina, Egipto–, Londres y París se reparten de antemano los despojos del Imperio, en 1916, con el acuerdo secreto Sykes-Picot. Y lo hacen burlándose de las promesas de independencia hechas a los árabes que habían combatido junto a británicos y franceses. Los ingleses, a partir de 1916, utilizarán el wahabismo por su dinámica, por su fuerza explosiva, como fanatismo e ideología de conquista, para consolidar su control en la Península Arábiga.

En cuanto a la situación actual, indudablemente no se trata más que de rivalidades entre poderes que compiten entre sí. Si miramos la historia regional, en particular en este último medio siglo, vemos una lucha perpetua por alcanzar el liderazgo. Así sucedió con Gamal Abdel Nasser, Hafez el-Assad, Muammar el-Kadhafi, Sadam Husein, sin entrar a mencionar el Estado hebreo, cuyo papel en la destrucción de sus vecinos y enemigos potenciales es un factor básico. Ahora son Teherán, Ankara y Riad quienes están compitiendo por el mismo objetivo, independientemente de sus identidades confesionales. Es por consiguiente en términos de competencia que yo interpreto las luchas, a menudo sangrientas, que enfrentan entre sí a las diferentes facciones salafo-wahabitas. Y entre ellas se encuentran los diferentes movimientos que luchan en Siria, con el Emirato Islámico en primera fila. Asimismo, la dimensión sectaria de las divergencias entre la Arabia wahabita, la Turquía islamista y Daesh [el Emirato Islámico], es a fin de cuentas secundaria en relación con las ambiciones hegemónicas, al menos de carácter regional, que los oponen entre sí… sobre todo teniendo en cuenta que todos comparten el fondo ideológico wahabita, y eso incluye a la Hermandad Musulmana aunque esta última no lo reconozca abiertamente.
Réseau Voltaire: Usted dice que la Hermandad Musulmana y el wahabismo tienen mucho en común. ¿Qué más puede decirnos al respecto?

JPEG - 15.2 KBJean-Michel Vernochet: Aún sin ser “una sociedad secreta wahabita”, la Hermandad Musulmana no deja de ser una prolongación de la secta madre que tiene su sede en Riad. Habría que hacer un trabajo minucioso de comparación entre las doctrinas y programas. Pero insistimos en un punto ya mencionado: el wahabismo y la jamiat al-Ikhwan al-muslimin [La Hermandad Musulmana] son esencialmente ante todo herramientas ideológicas, o sea no religiosas, a pesar de toda su fachada de puritanismo. Son medios ideocráticos de conquista y nada más. Resulta evidente que el wahabismo no es la pura y simple expresión de una fe viviente sino su caricatura más exagerada. Y los musulmanes no se equivocan cuando lo denuncian como la caricatura que es.

Y no soy yo quien lo dice sino los doctores del islam. O sea, lo dicen todos aquellos cuya voz el «Occidente» perezoso no quiere oír porque es más fácil dedicarse a la sociología barata en los barrios populares de las metrópolis europeas con una fuerte tasa de población inmigrante que estudiar, con un poco de humildad, la dimensión teológica del fenómeno yihadista y del apoyo proactivo que le aporta ese otro puritanismo que es el calvinismo anglo-estadounidense cuando sirve de instrumento a un imperialismo carente de alma y de entrañas.

Hecho hoy olvidado, la Sociedad de los Hermanos Musulmanes creada por Hassan el-Banna en 1928 rápidamente acoge, después de su nacimiento, a miembros del Ikhwan que huyen del Nejd tratando de escapar a las represalias de Abdelaziz ibn Saud. Son esos los hombres que formarán el núcleo duro de la nueva cofradía egipcia. En 1954, cuando Nasser disuelve la cofradía, los cuadros de esta irán naturalmente al reencuentro de sus orígenes en Riad. Finalmente la cofradía dará lugar al nacimiento –en los años 1970– de la Yihad Islámica egipcia, antecesora de Daesh [el Emirato Islámico], que se planteaba como objetivo el restablecimiento del califato en Egipto. Y eso es lo que acaba de hacer el Emirato Islámico con la bendición de los “aliados hermanos enemigos” de Ankara, Londres, París, Riad, Doha, Washington, Amman y Tel Aviv.

Red Voltaire: Los británicos apoyaron el desarrollo del wahabismo y después lo hizo Estados Unidos. Actualmente, la Hermandad Musulmana incluso está representada en Washington, en el Consejo Nacional de Seguridad [de Estados Unidos]. ¿Puede decirse de la cofradía lo mismo que usted denuncia al referirse al wahabismo, o sea que esas formaciones serían en el mundo musulmán las vías y medios de lograr la destrucción del islam desde adentro?

Jean-Michel Vernochet: La contínua expansión del wahabismo durante el siglo pasado está estrechamente vinculada con la del modelo financiero, económico y societal anglo-estadounidense. La suerte de la Península Arábiga ha estado indisolublemente ligada, desde 1945 y hasta el sol de hoy, a la América-Mundo… la cual constituye una especie de hidra de varias cabezas pero cuyas cabezas fundamentales están en Manhattan, Chicago (donde se halla la bolsa mundial de materias primas), Washington con la Reserva Federal, en la City de Londres, en Bruselas con la OTAN, en Francfort con la sede del Banco Central Europeo y en Basilea, ciudad que alberga una súper empresa anónima en el sentido jurídico que funge como banco de los bancos centrales, o sea ¡el Banco de Pagos Internacionales!

Así que sería demasiado simple ver la ideología wahabita sólo como un instrumento de influencia o incluso de dominación regional. El mundo musulmán cuenta 1 000 millones y medio de personas. Controlarlo es una empresa gigantesca. Desde esa perspectiva, seguramente hay que ver en la ideología wahabita un claro intento de subvertir el islam. En otras palabras, la versión islámica, incluso “adaptada al islam”, de la nueva religión global que trata de imponerse en todas las naciones y a todos los pueblos, ya sean cristianos o musulmanes. Religión societal, religión de mutación civilizacional que antecede o acompaña la progresión de un mundialismo caníbal. Una religión destinada a reemplazar a todas las demás y que podríamos designar con toda razón como el “monoteísmo del mercado”.

Está comprobado que el wahabismo cohabita perfectamente con el anarco-capitalismo. Por muy sorprendente que pueda parecernos, eso está fuera de dudas. Ese puritanismo está destinado, quizás habría que decir predestinado, a sustituir el islam tradicional con su apego pasado de moda a valores morales tradicionales, esencialmente compasivos. A los puros, el wahabismo les justifica el asesinato de todo aquel que no se someta íntegramente a una misma e inexorable interpretación de la charia… exactamente igual que la democracia universal y supuestamente humanitaria que Estados Unidos pretende imponer por la fuerza de las armas en los cuatro puntos cardinales del planeta. La Gran América ve su Destino Manifiesto como un derecho ilimitado a matar a todos los que se muestran reticentes a entrar por voluntad propia en la matriz democrática judeo-protestante made in America.

En pocas palabras, si el wahabismo es un instrumento, es el instrumento de una destrucción interna y programada del islam… de la misma manera que el mesianismo marxista y posteriormente el freudo-marxismo liberal-libertario realizaron y prosiguen una obra análoga de liquidación en nuestras sociedades postcristianas.

Red Voltaire: Existen actualmente 3 Estados que tienen el wahabismo como religión oficial. Son Arabia Saudita, Qatar y Sharjah, uno de los Emiratos Árabes Unidos. Puede ser que [la región libia de Cirenaica] se una pronto a ellos [11]. Sin embargo, esos Estados están en guerra entre sí. ¿Cómo se explica eso y qué es lo que está en juego en ese enfrentamiento?

Jean-Michel Vernochet: A pregunta compleja, respuesta elemental. En otros tiempos, las tribus se atacaban entre sí. Hoy en día no se trata de bandas de saqueadores sino de Estados. Hemos pasado a una dimensión superior pero el principio sigue siendo el mismo. Los Estados occidentales comparten entre sí la misma idolatría por una democracia de apariencias, lo cual no les impide tratar de destruirse entre sí, aunque sólo sea a través de una cruel guerra económica. «Una guerra que no se declara como tal» pero que no deja de ser implacable, donde los contendientes no tienen amigos ni aliados. «Una guerra a muerte», decía el difunto [presidente de Francia] Mitterrand [12]. Finalmente, son guerras ideológicas y societales. Hay que mirar hacia Rusia y el Donbass, es una buena ilustración de lo que estoy diciendo.

Todo se aclara si comprendemos que los diferentes Estados wahabitas y las diversas variantes de la Hermandad Musulmana –entre ellas el Partido para la Justicia y el Desarrollo de Recep Tayyip Erdogan– no están interesados precisamente en que se cumpla la palabra de Dios en la tierra ni por ningún objetivo trascendente sino más bien en objetivos de poder puramente materiales. Sus ambiciones no son otras que las del poder. A partir de ahí, sus intereses, estrategias y alianzas no son exactamente los mismos. En la práctica, casi siempre están en desacuerdo y casi siempre rivalizan entre sí.

Esto puede parecer algo trivial, pero si queremos comprender el funcionamiento del mundo… basta con ver una película de Hollywood sobre las pandillas de mafiosos. ¡Eso explica todo! Todos se destripan entre sí por un territorio, por un mercado, por una posición dominante, por cuestiones de rango o de categoría formal. La única diferencia –si acaso existe alguna– entre esas guerras de clanes y las guerras de la diplomacia armada del hard y del soft power, reside en su envergadura pero no en su naturaleza.

Red Voltaire: Al-Qaeda se define como wahabita, pero uno de sus principales fundadores y actual jefe, Ayman al-Zawahiri, es un ex miembro de la Hermandad Musulmana. En realidad, si bien todos los líderes del terrorismo internacional se declaran wahabitas, la mayoría de ellos son ex miembros de la Hermandad Musulmana. ¿Piensa usted que la ideología actual de la yihad es wahabita o es que viene de esa sociedad secreta que es la Hermandad Musulmana?

Jean-Michel Vernochet: No me parece que, a estas alturas, la pregunta pertinente sea saber quién fue primero, ¿el huevo o la gallina?, en la medida en que ¡se trata de dos rostros de una misma ideología! Los dos se han desarrollado y consolidado con el apoyo del imperio británico: apoyo armado para el Tercer Reino Wahabita del Nejd y del Hedjaz y apoyo financiero para la Hermandad Musulmana en Egipto. De esa manera, wahabismo y cofradía son ya consustanciales puesto que ambos tienen en común los mismos padrinos en Londres, en Washington y últimamente en Riad. En cuanto a la yihad, ya hemos visto claramente que en Egipto la nueva Ikhwan [Cofradía] ha engendrado una organización de lucha armada, la Yihad Islámica, en aplicación de la doctrina wahabita que habla de la existencia de un sexto pilar del islam, el de la guerra santa, desconocido en el islam clásico, o sea la obligación de convertir a los demás, incluso por la fuerza, recurriendo al hierro y el fuego de ser necesario. En eso el wahabismo hace de la violencia una dimensión estructural que no puede suscitar en Occidente otra cosa que el rechazo más categórico. Estamos viviendo, en efecto, en una lógica de choque frontal entre culturas y civilizaciones.

Eso impone en nuestras sociedades oscuras perspectivas, sobre todo si los musulmanes integrados a ellas llegasen a verse algún día obligados a escoger un bando por la difusión extensiva de un falso islam.

Los años terribles que vivió Argelia en los años 1990 no serían seguramente nada en comparación con lo que tendrían que vivir las comunidades musulmanas europeas… porque, como podemos comprobarlo en todas partes, los primeros blancos y las primeras víctimas del wahabismo no son otros que los musulmanes.

El jeque Imran Hossein

Jean-Michel Vernochet
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[1] El wahabismo es un movimiento creado por Mohammed ben Abdelwahhab en el siglo 18. Es la religión oficial de Arabia Saudita, de Qatar y del Emirato de Sharjah (miembro de los Emiratos Árabes Unidos).

[2] Daesh es el acrónimo árabe de la organización anteriormente conocida como EIIL (Emirato Islámico en Irak y el Levante) y hoy designada indistintamente como Emirato Islámico, Estado Islámico o, en inglés, y por razones de propaganda estadounidense, bajo las siglas ISIS. Nota de la Red Voltaire.

[3] La tradición islámica reconoce la llegada, cerca del momento del fin de los tiempos, de un hombre que engañará al mundo, llamado Al-Masih Ad-Dajjal, o sea el mesías impostor, o si se quiere el anticristo… Su ideología será puramente materialista, aunque se presentará bajo una apariencia mesiánica, y cuando sirve a los valores humanistas es únicamente con una perspectiva terrestre, negando el regreso de Dios y el Juicio Final. Es una civilización tuerta en la medida en que pretende organizarse independientemente de los mandamientos divinos.

[4] El takfirismo es un movimiento surgido de la Hermandad Musulmana. Fue creado en 1971 por el mesías egipcio Ahmed Mustafa Chukri. Según el takfirismo, todos los musulmanes que no son takfiristas son apóstatas y los verdaderos musulmanes están en la obligación de matarlos.

[5] Think-tank que puede ser traducido como “laboratorio de ideas”, es el nombre que recibe en inglés lo que podría calificarse como siendo un centro, instituto o institución —conformada por un grupo de expertos— que se dedican a difundir en la sociedad civil —de manera disimulada— una propaganda ideológica de "naturaleza investigadora" (generalmente con un objetivo político) bajo forma de divulgación de ideas o pensamientos constructivos, necesarios e innovadores, útiles para el ciudadano común y corriente, para los estudiantes, los líderes del país, los intelectuales y otras instancias dirigentes o gobernantes de una nación. Pretenden así intervenir, dirigir o influenciar sobre las políticas públicas de un gobierno, sean estas culturales, sociales, de economía nacional e internacional en un país dado. Los think-tanks operan frecuentemente bajo cobertura de ser centros o fundaciones de investigación independientes, pero en su mayoría están ligados a grupos de poder o lobbys que incluso son ramificaciones de super-estructuras conectadas a multinacionales, agencias de espionaje o países con objetivos imperialistas de dominación, quiénes finalmente son los que financian y comandan estos think-tanks. La misión de los think-tanks es pues la de inculcar e imponer en una población dada, una forma de pensar, hacer aceptar los valores e ideas que los grupos dominantes quieren imponer de acuerdo a sus intereses (económicos-políticos), haciéndolo de manera discreta, sin que sea apercibido quien está detrás de todo esto. Por esa razón los think-tanks tienen los medios financieros para reclutar personalidades, artistas, prestigiosos intelectuales (muchas veces vendidos) para que trabajen para ellos y propaguen las ideas o creencias que los think-tanks quieren imponer, poniendo en su mira de conquista especialmente a las personas que tienen el poder de decisión en una sociedad, en un gobierno. La palabra think-tank viene del inglés, think significa pensar, tank quiere decir tanque; están constituidas bajo la ley de derecho privado y en ese sentido son independientes ante el estado, en principio sin fines de lucro. Son los Estados Unidos de América los que cuentan con más think-tanks en el mundo.

[6] «El primer punto fundador del dogma wahabita es el tachbih, o sea la asimilación de Dios a Sus criaturas (el antropomorfismo). Los wahabitas plantean como regla fundamental que en los que textos sagrados hay que entender en sentido recto todas las frases sobre el Creador que pueden prestarse a confusión, cuando en realidad esas frases tienen como objetivo expresar la majestuosidad, la piedad, la aceptación u otros atributos que dignifican a la divinidad. De esa manera, los wahabitas han llegado a decir que el Creador es un cuerpo sentado en un trono, con las manos del lado derecho, que se desplaza, se asombra, se ríe y que tiene un pie que mete en el infierno”. Cf. «Qui sont les wahhabites?».

[7] Los hadiths son libros sobre la vida del profeta compilados, más de 150 años después de su muerte, a partir de los testimonios de sus compañeros. Existen muchos de esos libros. Los hadiths permiten a los musulmanes entender mejor el Corán, pero ninguno de ellos goza del estatuto de revelación ni tampoco se le impone a los creyentes.

[8] Así se designaba al Imperio Otomano en el siglo 19.

[9] Surgida el 11 de mayo del año 330, Constantinopla pierde su condición de capital en 1923. En 1930 recibe oficialmente el nombre de Estambul en el marco de la política de turquización aplicada bajo la influencia de Mustafa Kemal Ataturk.

[10] 1914 es la fecha en la que se articulan, hace 100 años, el inicio de la Gran Guerra y el comienzo del genocidio final contra los cristianos del Imperio Otomano por parte de los Jóvenes Turcos donmeh que habían tomado el poder en Constantinopla en 1913. En cuanto a los asirios [cristianos siriacos], la cantidad de víctimas varía según los autores. Algunos presentan, además del millón y medio de armenios arrastrados a las infernales marchas de la muerte por las áridas estepas de Licaonia y de Siria, la cifra de 270 000 víctimas. Investigaciones más recientes elevan ese estimado mencionando entre 500 000 y 750 000 muertos en el periodo que va de 1914 hasta 1920, o sea alrededor del 70% de la población asiria de aquella época. Hay que recordar la Gran Guerra no se terminaría en el Oriente hasta julio de 1923 con el Tratado de Lausana, consecuencia de la derrota griega del 13 de septiembre de 1921. A pesar de todo, Kemal Pacha (Ataturk) proseguirá hasta su muerte –el 10 de noviembre de 1938– su política de purificación étnico-confesional. En 1937, Ataturk sellará su sangriento reinado con una última masacre contra los kurdos alevíes de Dersim, que dejó como mínimo 10 000 muertos. Sin embargo, para nuestros contemporáneos Ataturk siguió siendo aún por mucho tiempo el prototipo del héroe. 
Ver G. W. Rendel, Mémoire Du Bureau des Affaires Étrangères sur les Massacres et les Persécutions commises par les Turcs sur les Minorités depuis l’Armistice, 20 de marzo de 1922. Según afirma Manus I. Mildrasky en The Killing Trap: Genocide in the Twentieth Century (2005), los estimados más serios fijan en 480 000 el número de griegos de Anatolia que terminaron sus días en los mataderos humanos. En todo caso, el Estado turco heredero de la dictadura kemalista seguirá negando la planificación de aquellos exterminios masivos y, posteriormente, la veracidad del genocidio perpetrado contra los cristianos del Imperio Otomano.

[11] Sería un error considerar el takfirismo wahabita como un fenómeno contemporáneo limitado únicamente a las zonas donde hoy se manifiesta. Si bien es cierto que el bum petrolero le garantizó un inesperado florecimiento, ya al principio del siglo XIX el takfirismo wahabita estaba activo en las Indias, donde Sayyed Ahmed, predicó el wahabismo –en la región de Punjab– hacia 1824, después de un peregrinaje a La Meca. Sayyed Ahmed aspira entonces a poner en práctica “la obligación ausente” de librar la guerra santa. En 1826, después de reunir un ejército en Peshawar, Sayyed Ahmed lanza un llamado a la yihad contra los sikhs y al año siguiente se proclama Comendador de los Creyentes, Amir al-muminn, título que también usará el mollah Omar antes de la caída del régimen de los talibanes en el otoño de 2001. En 1830, Sayyed Ahmed toma Peshawar. Pero muere en 1831 en la batalla de Balakot. No será hasta 1870, después de medio siglo de desórdenes, que los ulemas chiitas y sunnitas de la India condenarán los excesos de los wahabitas. Pero la influencia de estos se mantiene y, en 1927, se funda en la provincia de Mewat la “Sociedad para la Predicación” (Taglibhi Jamaat), cuyo papel proselitista es de sobra conocido. El takfirismo inspirará también los levantamientos senussi en Libia y la revuelta de los musulmanes de China (de 1855 a 1874). En cuanto a al-Qaeda, es particularmente emblemático el caso del miembro de la Hermandad Musulmana Abdullah Azzam. Antes de encontrar la muerte en la explosión de su automóvil, en 1989, este palestino fue el jefe espiritual de los voluntarios islamistas extranjeros. Pero Azzam había sido miembro de la Hermandad Musulmana y había enseñado en la universidad de Riad, en 1980, y posteriormente en Pakistán, en la Universidad Islámica Internacional de Islamabad. Eso fue antes de convertirse, en Peshawar, en principal organizador del reclutamiento y entrenamiento de los yihadistas que luchaban en Afganistán contra el gobierno comunista y las tropas soviéticas.

[12] «Francia no lo sabe pero estamos en guerra con Estados Unidos. Sí, es una guerra permanente, una guerra vital, una guerra económica… una guerra aparentemente sin muertos. Sí, los americanos [estadounidenses] son muy duros, son voraces, quieren un poder no compartido sobre el mundo. Es una guerra desconocida, una guerra permanente, aparentemente sin muertes y sin embargo es una guerra a muerte», François Mitterrand in Georges-Marc Benamou, Le dernier Mitterrand, 1997.

martes, 27 de enero de 2015

Ni islamofobia ni izquierdistas permisivos: una mirada profunda sobre el atentado

El filósofo esloveno Slavoj Žižek realizó una lectura crítica sobre el atentado pero también sobre las reacciones posteriores. Tanto de aquellos que elijen justificar las acciones terroristas, como a los propios fundamentalistas.
Ni islamofobia ni izquierdistas permisivos: una mirada profunda sobre el atentado
Slavoj Žižek // Domingo 11 de enero de 2015 | 19:58
Puede parecer que la división entre el permisivo Primer Mundo y la reacción fundamentalista a él, es igual a llevar una vida llena de riquezas materiales o dedicarla una causa trascendente
"Ahora, cuando todos estamos en un estado de shock después de la matanza en las oficinas de Charlie Hebdo, es el momento adecuado para tomar coraje para pensar. Debemos, por supuesto sin ambigüedades, condenar los asesinatos como un ataque a la propia esencia de nuestras libertades, y condenarlos sin salvedades ocultas (del estilo "Charlie Hebdo estaba provocando y humillando a los musulmanes demasiado"). Pero tal patética solidaridad universal no es suficiente, debemos pensar más allá.
Tal pensamiento no tiene nada que ver con la relativización barata del crimen (el mantra de "¿quiénes somos nosotros, en Occidente, autores de terribles masacres en el Tercer Mundo, para condenar estos actos?"). Tiene menos que ver con el miedo patológico de muchos izquierdistas liberales occidentales de ser culpables de la islamofobia. Para estos falsos izquierdistas, cualquier crítica al Islam es denunciada como una expresión de la islamofobia occidental; Salman Rushdie fue denunciado por innecesariamente provocar a los musulmanes y por lo tanto (en parte, por lo menos) responsable de la fatwa que lo condenó a muerte, etc. El resultado de tal actitud es lo que uno puede esperar en estos casos: mientras más los izquierdistas liberales occidentales exploran su culpabilidad, más se los acusa por los fundamentalistas musulmanes de ser hipócritas que tratan de ocultar su odio al Islam. Esta constelación reproduce perfectamente la paradoja del superyó: más obedeces lo que el otro demanda de ti, más culpable eres. Es como si mientras más toleres al Islam, más fuerte será su presión sobre ti.
Es por esto que me parece también insuficientes los llamados a la moderación en la línea de la afirmación de Simon Jenkins (en The Guardian, el 7 de enero) de que nuestra tarea es "no reaccionar de forma exagerada, no propagar las consecuencias. Tratar cada caso como un pasajero accidente de horror". El ataque a Charlie Hebdo no es un mero "pasajero accidente de horror". Es parte de una agenda religiosa y política precisa y, como tal, es claramente parte de un patrón mucho más grande. Por supuesto que no debemos reaccionar de forma exagerada, si por eso se entiende sucumbir a la ciega islamofobia, pero debemos analizar despiadadamente este patrón.
Lo que es mucho más necesario que la demonización de los terroristas como heroicos fanáticos suicidas es una refutación de este mito demoníaco. Hace mucho tiempo, Friedrich Nietzsche percibió cómo la civilización occidental se estaba moviendo en la dirección del último hombre, una criatura apática sin gran pasión o compromiso. Incapaz de soñar, cansado de la vida, que no toma riesgos, buscando sólo el confort y la seguridad, una expresión de la tolerancia con el otro: "Un poco de veneno de vez en cuando que se convierta en sueños agradables. Y mucho veneno al final, para una muerte agradable. Ellos tienen sus pequeños placeres para el día, y sus pequeños placeres de la noche, pero tienen un sentido para la salud. "Hemos descubierto la felicidad", dicen los últimos hombres, y parpadean".
Efectivamente puede parecer que la división entre el permisivo Primer Mundo y la reacción fundamentalista a él va más y más en la línea de la oposición entre llevar una vida satisfactoria llena de riquezas materiales y culturales, y dedicar la vida a una causa trascendente. ¿No es este antagonismo el que existe entre lo que Nietzsche llama "pasivo" y "activo" nihilismo? Nosotros, en Occidente somos los nietzscheanos últimos hombres, inmersos en placeres cotidianos estúpidas, mientras que los radicales musulmanes están dispuestos a arriesgarlo todo, comprometidos en la lucha hasta su autodestrucción. El poema de William Butler Yeats "The Second Coming" parece traducir perfectamente nuestra difícil situación actual: "Los mejores carecen de toda convicción, mientras que los peores están llenos de apasionada intensidad". Esta es una excelente descripción de la actual división entre liberales anémicos y fundamentalistas apasionadas. "Los mejores" ya no son capaces de participar plenamente, mientras que "los peores" emplean el fanatismo racista, sexista y religioso.
Sin embargo, ¿los fundamentalistas terroristas encajan realmente en esta descripción? De lo que obviamente carecen es una característica que es fácil de discernir en todos los fundamentalistas auténticos, de los budistas tibetanos a los amish en los EE.UU.: la ausencia de resentimiento y envidia, la profunda indiferencia hacia el modo de vida de los no creyentes. Si los llamados fundamentalistas de hoy creen realmente que han encontrado su camino a la verdad, ¿por qué deberían sentirse amenazados por los no creyentes? ¿Por qué deberían envidiarlos? Cuando un budista se encuentra con un hedonista occidental, casi no lo condena. Benévolamente señala que la búsqueda de felicidad del hedonista es contraproducente. En contraste con los verdaderos fundamentalistas, los terroristas pseudo-fundamentalistas están profundamente molestos, intrigados, fascinados por la vida pecaminosa de los no creyentes. Uno puede sentir que, en la lucha contra el otro pecaminoso, están peleando contra su propia tentación.
Es aquí donde el diagnóstico de Yeats se queda corto con la difícil situación actual: la intensidad apasionada de los terroristas es testigo de una falta de verdadera convicción. ¿Cuán frágil debe ser la creencia de un musulmán si se siente amenazado por una caricatura estúpida en un periódico satírico semanal? El terrorismo islámico fundamentalista no se basa en la convicción de los terroristas de su superioridad y en su deseo de salvaguardar su identidad cultural y religiosa de la embestida de la civilización consumista global. El problema con los fundamentalistas no es que los consideramos inferiores a nosotros, sino, más bien, que ellos mismos secretamente se consideran inferiores. Es por esto que nuestra condescendiente corrección política de que no sentimos ninguna superioridad hacia ellos sólo los pone más furiosos y alimenta su resentimiento. El problema no es la diferencia cultural (su esfuerzo por preservar su identidad), sino el hecho contrario de que los fundamentalistas ya son como nosotros, que, en secreto, ya tienen interiorizados nuestros estándares y se miden a sí mismos por ellos. Paradójicamente, de lo que los fundamentalistas realmente carecen es precisamente una dosis de esa convicción "racista" de su propia superioridad.
Las recientes vicisitudes del fundamentalismo musulmán confirman la vieja visión de Walter Benjamin de que "cada ascenso del fascismo es testigo de una revolución fracasada": el auge del fascismo es el fracaso de la Izquierda, pero a la vez una prueba de que había un potencial revolucionario, la insatisfacción, que la Izquierda no fue capaz de movilizar. ¿No se sostiene lo mismo hoy sobre el llamado "islamo-fascismo"? ¿El ascenso del islamismo radical no es exactamente correlativo a la desaparición de la izquierda secular en los países musulmanes? Cuando allá por la primavera de 2009, los talibanes se hicieron cargo del valle de Swat en Pakistán, el New York Times informó que diseñaron "una revuelta clasista que aprovecha las profundas fisuras entre un pequeño grupo de ricos terratenientes y sus arrendatarios sin tierra". Sin embargo, si por "aprovecharse" de la difícil situación de los agricultores, los talibanes están "provocando alarma sobre los riesgos a Pakistán, que sigue siendo en gran medida feudal", ¿qué impide que los demócratas liberales en Pakistán, así como en los EE.UU. se "aprovechen" de esta difícil situación y traten de ayudar a los campesinos sin tierra? La triste consecuencia de este hecho es que las fuerzas feudales en Pakistán son el "aliado natural" de la democracia liberal.
Entonces, ¿qué pasa con los valores fundamentales del liberalismo: la libertad, la igualdad, etc.? La paradoja es que el liberalismo en sí no es lo suficientemente fuerte como para salvarlos de la embestida fundamentalista. El fundamentalismo es una reacción -una falsa, desconcertante, reacción, por supuesto- en contra de un fallo real del liberalismo, y es por ello que una y otra vez ha sido generado por el liberalismo. Abandonado a sí mismo, el liberalismo lentamente se socava a sí mismo; lo único que puede salvar sus valores fundamentales es una renovada Izquierda. Para que este legado clave pueda sobrevivir, el liberalismo necesita la ayuda fraterna de la izquierda radical. ESTA es la única manera de derrotar al fundamentalismo, de barrer el suelo bajo sus pies.
Pensar en respuesta a los asesinatos de París significa dejar caer la autosatisfacción de suficiencia de un liberal permisivo y aceptar que el conflicto entre la permisividad liberal y el fundamentalismo es en última instancia un falso conflicto, un círculo vicioso de dos polos que se generan y presuponen mutuamente. Lo que Max Horkheimer había dicho sobre el fascismo y el capitalismo en 1930 -"aquellos que no quieren hablar de manera crítica sobre el capitalismo también deberían guardar silencio sobre el fascismo"- debería aplicarse también al fundamentalismo de hoy: los que no quieren hablar críticamente sobre la democracia liberal también deben guardar silencio sobre el fundamentalismo".
http://www.enorsai.com.ar/

¿Quién es el culpable del terrorismo musulmán?

Occidente, una fábrica de monstruos musulmanes

OPINIÓN

Hace cien años, hubiera sido inimaginable ver a un par de musulmanes entrar en una cafetería o subir a un vehículo de transporte público y luego volarse, matando a decenas de personas. ¡O masacrar al personal de una revista satírica en París! Cosas así simplemente no ocurrían.
Al leer las memorias de Edward Said, o si hablas con hombres y mujeres ya de edad en el este de Jerusalén, se ve claramente que la sociedad palestina era mayoritariamente laica y moderada. Se preocupaban de la vida, la cultura, e incluso la moda, más que de los dogmas religiosos.
Lo mismo podría decirse de muchas otras sociedades musulmanas, por ejemplo las de Siria, Irak, Irán, Egipto e Indonesia. Las fotos antiguas hablan por sí solas. Por eso es tan importante mirar cuidadosamente, una y otra vez, las viejas imágenes.
El Islam no es sólo una religión; también es una gran cultura, una de las más extendidas de la Tierra, que ha enriquecido a nuestra humanidad con algunos de los logros científicos y arquitectónicos más importantes y un sinnúmero de descubrimientos en el campo de la medicina. Los musulmanes han escrito una poesía exquisita, y compuesto una música hermosísima. Pero, sobre todo, han desarrollado algunas de las primeras estructuras sociales en el mundo, que incluían grandes hospitales públicos y algunas de las primeras universidades, como la Universidad de Qarawiyyin en Fez, Marruecos.
La idea de lo "social" era natural para muchos políticos musulmanes, y si el Occidente no hubiera interferido tan brutalmente al derrocar a los gobiernos de izquierda y poner en el trono a aliados fascistas de Londres, Washington y París, casi todos los países musulmanes, entre ellos Irán, Egipto e Indonesia, probablemente serían hoy socialistas, guiados por un grupo de dirigentes moderados en su mayoría laicos.
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En el pasado, un sinnúmero de líderes musulmanes se levantaron contra el control occidental del mundo, y eminentes figuras, como el presidente de Indonesia, Sukarno Ahmet, eran cercanas a los Partidos Comunistas y sus ideologías. Sukarno incluso forjó un movimiento antiimperialista mundial, el movimiento de No Alineados, que fue públicamente definido en la Conferencia de Bandung en Indonesia, en 1955.
Esto, en marcado contraste con las élites conservadoras orientales cristianas, que en su mayoría se sentían muy a gusto con los gobernantes fascistas y colonialistas, con las monarquías, los comerciantes y los grandes oligarcas empresariales.
Para el Imperio, la existencia y la popularidad de los gobernantes musulmanes progresistas, marxistas, que gobernaban en países del Medio Oriente o ricos en recursos como Indonesia, era algo claramente inaceptable. Si decidían utilizar las riquezas naturales para mejorar la vida de sus pueblos, ¿qué iba a quedar para el Imperio y sus empresas? Había que pararlos por todos los medios. El Islam fue dividido e infiltrado de radicales y cuadros anticomunistas a los que no les importaba el bienestar de su pueblo.
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Casi todos los movimientos radicales en el Islam de hoy, en cualquier parte del mundo, están vinculados con el wahabismo, una secta ultra-conservadora y reaccionaria del Islam controlada por las políticas de Arabia Saudita, Qatar y otros aliados incondicionales de Occidente en el Golfo.
Citamos al Dr. Abdullah Mohammad Sindi:
"Está demostrado históricamente que sin la ayuda británica ni el wahabismo ni la Casa de los Saud existirían hoy. El wahabismo es un movimiento fundamentalista-británico inspirado en el Islam. A través de su defensa por parte de la Casa de Saud, EE.UU. también apoya el wahabismo, directa e indirectamente, independientemente de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. El wahabismo es violento, derechista, ultra-conservador y rígido, extremista, reaccionario, sexista e intolerante... "
Occidente dio todo su apoyo a los wahabíes en la década de 1980. Ellos fueron manejados, financiados y armados, después de que la Unión Soviética fuera barrida de Afganistán en una amarga guerra que duró de 1979 a 1989. Como resultado de esta guerra, la Unión Soviética se derrumbó, exhausta, tanto económica como psicológicamente.
Los muyahidines que combatían a los soviéticos, así como al gobierno de izquierda de Kabul, fueron alentados y financiados por Occidente y sus aliados. Venían de todos los rincones del mundo musulmán, para luchar en una 'guerra santa' contra los infieles comunistas.
Según los archivos del Departamento de Estado de Estados Unidos:
"Contingentes de los llamados árabes afganos y combatientes extranjeros deseaban emprender la yihad contra los comunistas ateos. Destacaba entre ellos un joven saudí llamado Osama bin Laden, cuyo grupo árabe finalmente se convirtió en al-Qaeda”.
Grupos radicales musulmanes creados y repartidos por varios países musulmanes por parte de Occidente forman parte de al-Qaeda y, más recientemente, de ISIS (grupo también conocido como ISIL). ISIS es un ejército extremista que nació en los "campos de refugiados" en las fronteras sirio /turca y sirio/jordana, y que fue financiado por la OTAN y Occidente para luchar contra el (laico) gobierno sirio de Bashar al-Assad.
Estos grupos radicales implantados han estado sirviendo a varios fines. Occidente los utiliza como cipayos en las guerras que está librando contra sus enemigos, que son los países que todavía se enfrentan a la dominación absoluta del Imperio en el mundo. Más tarde, cuando estos ejércitos extremistas 'acaban totalmente fuera de control' (y siempre lo estarán…), podrán servir como espantajos y como justificación de la "guerra contra el terror" o, como cuando ISIS tomó Mosul, como excusa para la renovación del reenganche de las tropas occidentales en Irak.
Historias sobre los grupos musulmanes radicales han desfilado constantemente por las primeras páginas de los periódicos y revistas, por las pantallas de la televisión, recordando a los lectores “lo peligroso que está realmente el mundo ", " la importancia de la participación occidental " y, en consecuencia, cómo es importante la vigilancia, cuán indispensables son las medidas de seguridad, así como los tremendos presupuestos para las guerras de 'defensa' contra tantos estados canallas.
***
De ser una civilización pacífica y creativa, que propendía hacia el socialismo, las naciones musulmanas y el propio Islam, se encuentran de repente como descarriladas, engañadas, manipuladas, infiltradas por penetraciones religiosas e ideológicas extrañas, y transformadas por los ideólogos y propagandistas occidentales en una 'tremenda amenaza "; transformadas en el culmen y el símbolo del terrorismo y la intolerancia.
La situación se ha vuelto completamente grotesca, pero la cosa no está para bromas; ¡demasiadas personas han muerto como resultado; muchas cosas se han destruido!
Indonesia es uno de los ejemplos históricos más llamativos de cómo funcionan realmente estos mecanismos de destrucción de los valores musulmanes progresistas.
En la década de los 50 y comienzos de los 60, EE.UU, Australia y Occidente en general, estaban cada vez más «preocupados» por la posición antiimperialista e internacionalista progresista del presidente Sukarno, y por la creciente popularidad del Partido Comunista de Indonesia (PKI). Pero aun más lo estaban, por el cariz progresista, socialista y moderado del Islam indonesio, que se fue aliando claramente con los ideales comunistas.
Ideólogos cristianos anti-comunistas y "planificadores", entre ellos el famoso jesuita Joop Beek, se infiltraron en Indonesia. Crearon organizaciones clandestinas, algunas de ideología paramilitar, lo que ayudó a Occidente a planificar el golpe de Estado de 1965 que costó la vida de entre 1 y 3 millones de personas.
Elaborada en Occidente, la propaganda anti-comunista y anti-intelectual extremadamente eficaz difundida por Joop Beek y sus cohortes, también ayudó a lavar el cerebro de muchos miembros de grandes organizaciones musulmanas, impulsándolos a unirse a la eliminación de izquierdistas, inmediatamente después del golpe. Pocos sabían que el Islam, no sólo el comunismo, había sido elegido como el principal objetivo de la “quinta columna” pro-occidental y cristiana en el interior de Indonesia; más precisamente, el objetivo era el de tendencia izquierdista, liberal del Islam.
Después del golpe de 1965, el dictador fascista patrocinado por Occidente, el general Suharto, recurre a Joop Beek como su asesor principal. También se ayudó ideológicamente de "discípulos" de Beek. Económicamente, el propio régimen se relacionó con magnates de negocios, principalmente cristianos, entre otros, Liem Bian Kie.
En el país musulmán más poblado del mundo, Indonesia, los musulmanes fueron dejados de lado, sus partidos políticos 'no fiables', prohibidos durante la dictadura, y tanto la política (encubiertamente) como la economía (abiertamente) cayeron bajo el control estricto de la minoría pro-occidental cristiana. A día de hoy, esta minoría controla una compleja y venenosa red de guerreros anti-comunistas, los cárteles y mafias empresariales estrechamente unidas, los medios de comunicación y educativos, "incluidas escuelas religiosas privadas, así como los propagandistas religiosos corruptos (muchos jugaron un papel importante en la masacre de 1965) y otros colaboradores tanto del régimen local como del global.
El Islam en Indonesia se ha reducido a una mayoría silenciosa, la mayor parte pobres y sin influencia significativa alguna. Sólo aparece en los titulares internacionales cuando sus frustrados militantes vestidos de blanco van a destrozar bares, o cuando sus extremistas, muchos relacionados con los muyahidín y la guerra afgano-soviética, atentan contra clubes nocturnos, hoteles o restaurantes en Bali y Yakarta.
Pero ¿son ellos en realidad los que hacen todo esto?
El ex presidente de Indonesia y clérigo musulmán progresista, Abderramán Wahid (expulsado de su cargo por las élites), me dijo una vez: "Yo sé quién voló el Hotel Marriott de Yakarta. No fue un ataque de los islamistas; fueron los servicios secretos de Indonesia, con el fin de justificar su existencia y el presupuesto, y para complacer a Occidente”.
***
"Yo diría que el imperialismo occidental no sólo es que haya forjado una alianza con estas facciones radicales, simplemente las creó", me dijo en Londres un amigo mío, el líder intelectual musulmán progresista, Ziauddin Sardar.
Y continuó: "Tenemos que darnos cuenta de que el colonialismo hizo mucho más que daño a las naciones y las culturas musulmanas. Jugó un papel importante en la represión y la eventual desaparición del conocimiento y el aprendizaje, del pensamiento y la creatividad, de las culturas musulmanas. El encuentro colonial comenzó por apropiarse del conocimiento y el aprendizaje del Islam, que se convirtió en la base del 'Renacimiento europeo" y la "Ilustración" y terminó por erradicar este conocimiento y el aprendizaje de las sociedades musulmanas y de su propia historia. Lo hizo tanto mediante la eliminación física -la destrucción y el cierre de las instituciones de enseñanza, la prohibición de ciertos tipos de conocimientos indígenas, matando a pensadores y eruditos locales- como reescribiendo la historia como historia de la civilización occidental en el que se subsumen todas las historias secundarias de otra civilización".
¡Desde las esperanzas de los años de la II Guerra Mundial, hasta la oscuridad total actual, ha mediado un largo y terrible viaje!
El mundo musulmán está herido, humillado y confundido, casi siempre a la defensiva.
Mal comprendido por los extranjeros y muchas veces ni siquiera por su propio pueblo, se ve obligado con frecuencia a confiar en las opiniones occidentales y cristianas del mundo.
Lo que solía hacer a la cultura del Islam tan atractiva - la tolerancia, el aprendizaje, la preocupación por el bienestar de la gente - ha sido cercenado del reino musulmán, destruido desde el extranjero. Lo que quedó fue sólo la religión.
Ahora la mayoría de los países musulmanes están gobernados por déspotas, por camarillas militares o por corruptos. Todos ellos estrechamente vinculados con Occidente, con su sistema e intereses.
Igual que lo hicieron en otras grandes naciones e imperios de Sudamérica y Centroamérica, así como de África, los invasores y colonizadores occidentales lograron aniquilar totalmente las grandes culturas musulmanas.
Lo que lo reemplazó no fue sino la codicia, la corrupción y la brutalidad.
Parece como que todo lo que se basa en fundamentos distintos a los cristianos lo está reduciendo a polvo el Imperio. Sólo las culturas más grandes y más resistentes siguen sobreviviendo.
Cada vez que un país musulmán intenta volver a su esencia, para vivir a su manera, socialista o de orientación social - ya sea Irán, Egipto, Indonesia, o mucho más recientemente, Irak, Libia o Siria -, es feroz y salvajemente reprimido y destruido.
La voluntad de sus pueblos es destrozada sin contemplaciones, y las elecciones democráticamente expresadas son derrocadas.
Durante décadas, a Palestina se le ha negado la libertad, así como sus derechos humanos básicos. Tanto Israel como el Imperio escupen sobre su derecho a la libre determinación. El Pueblo palestino está encerrado en un gueto, humillado y asesinado. La religión es todo lo que a algunos de ellos les queda.
La "primavera árabe" se desvió y terminó casi en todas partes, desde Egipto a Bahrein, con los viejos regímenes y con la vuelta al poder de los militares.
Al igual que los africanos, los musulmanes están pagando un precio terrible por haber nacido en países ricos en recursos naturales. Pero también son tratados brutalmente por tener, junto con China, la civilización más grande en la historia, que eclipsó todas las culturas de Occidente.
***
El Cristianismo ha saqueado y brutalizado al mundo. El Islam, con sus grandes sultanes como Saladino, se levantó contra de los invasores y por la defensa de las grandes ciudades de Alepo y Damasco, El Cairo y Jerusalén. Pero en general, estaba más interesado en la construcción de una gran civilización, que en el saqueo y las guerras.
Ahora casi nadie en Occidente sabe nada de Saladino ni de los grandes logros científicos, artísticos o sociales del mundo musulmán. Ahora sí, todo el mundo está "bien informado" sobre ISIS. Por supuesto que saben del ISIS sólo como un 'grupo extremista islámico ", no como una de las principales herramientas occidentales utilizadas para desestabilizar el Oriente Medio.
'Francia está de luto' por la muerte de los periodistas en las oficinas de la revista satírica, Charlie Hebdo (¡sin duda un crimen terrible!). En toda Europa, es de nuevo el Islam el que está siendo representado como brutal y militante, y no Occidente con su post-Cruzada, con sus doctrinas fundamentalistas cristianas que siguen derrocando y masacrando a todos los gobiernos y sistemas moderados, laicos y progresistas del mundo musulmán, dejando a los musulmanes a merced de fanáticos desquiciados.
***
En las últimas cinco décadas, alrededor de 10 millones de musulmanes han sido asesinados debido a que sus países o no se someten al Imperio, o no lo sirven de manera incondicional, o simplemente estaban en el camino. Las víctimas eran indonesios, iraquíes, argelinos, afganos, paquistaníes, iraníes, yemeníes, sirios, libaneses, egipcios, o ciudadanos de Malí, Somalia, Bahréin y de otros muchos países.
Occidente creó los más horribles monstruos, invirtió miles de millones de dólares en ellos, los armó, les dio entrenamiento militar avanzado, y luego los dejó sueltos.
Los países que están produciendo terrorismo, Arabia Saudita y Qatar, son algunos de los más cercanos aliados de Occidente, y nunca han sido castigados por la exportación de terror en todo el mundo musulmán.
Grandes movimientos musulmanes sociales como Hezbollah, que participa actualmente en un combate a muerte contra el ISIS, pero que también se ofrece para galvanizar el Líbano en su lucha contra la invasión israelí, están en la "lista de terroristas", elaborada por Occidente. Eso explica muchas cosas, si se está dispuesto a prestar atención.
Visto desde el Medio Oriente, parece que Occidente, al igual que durante las cruzadas, tiene como objetivo la destrucción absoluta de los países musulmanes y la cultura musulmana.
En cuanto a la religión musulmana, el Imperio sólo acepta sus aspectos más vergonzantes - aquellos que aceptan el capitalismo extremo y la posición global dominante de Occidente. El único cliché tolerable del Islam es el fabricado por el propio Occidente y por sus aliados en el Golfo, destinado a luchar contra el progreso y la justicia social; el que está devorando a su propio pueblo.
Andre Vltchek es novelista, cineasta y periodista de investigación. Cubrió guerras y conflictos en decenas de países. El resultado es su último libro: "La lucha contra el imperialismo occidental". 'Pluto' publicó su diálogo con Noam Chomsky: El Terrorismo Occidental. Su famosa novela política Point of No Return ha sido reeditada. Oceaníaes su libro sobre el imperialismo occidental en el Pacífico Sur. Su provocador libro sobre la época post-Suharto en Indonesia y el modelo fundamentalista de mercado se llama "Indonesia - El archipiélago de miedo". Su documental "Ruanda Gambit" trata de la historia de Ruanda y el saqueo de la RD del Congo. Después de vivir durante muchos años en América Latina y Oceanía, Vltchek actualmente reside y trabaja en el Este de Asia y África. Está accesible a través de su página web o su Twitter.
Traducción: Red Roja


lunes, 19 de enero de 2015

Caricaturas árabes en solidaridad con Charlie Hebdo

Dilem“Los idiotas me han matado”, Dilem@dilemofficiel, publicado en Liberté (Argelia) el 09/01/2015
Emad Hayyach_2
“En condena del acto terrorista contra el periódico Charlie Hebdo”. En el bocadillo “Libertad de expresión” en la espada “Terrorismo”, por Emad Hayyach, publicado en Al Arabi (09/01/2015)
Ganzeer_Hebdo
Sobre la mitad roja “Queridos caricaturistas, pensad cuando estéis dibujando para #YoSoyCharlie que los terroristas que llevaro a cabo el atentado iban vestidos así:”; sobre el verde “y no así:”, por Ganzir @ganzeer
Muafaq Qat
El humorista sirio Muafaq Qat (publicado en Al Arab, 09/01/2015) relaciona el atentado contra “Charlie Hebdo” (en el bol de lápices) con Hadala, personaje del caricaturista palestino Nayi al Ali, asesinado en Londres,en 1987. Handala escribe: “El terrorismo no tiene religión”.
Amyad RasmiSobre la diana “El mundo islámico”; en el brazo “atacantes de Charlie Hebdo”, por Amyed Rasmi, publicado en Al Sharq al Awsat (09/01/2015)
Majluf_Hebdo_2
Majluf @makhlouz, publicado en Al Masri al Yaum, Egipto (08/01/2015)
Majluf_HebdoMajluf @makhlouz, publicado en Al Masri al Yaum, Egipto (08/01/2015)
Majluf_Hebdo_1Majluf @makhlouz, publicado en Al Masri al Yaum, Egipto (08/01/2015)
 Ganzeer
“¡¡Pues no me ha llamado terrorista el tío!!!”, Ganzir @Ganzeer
Anuar_Hebdo“Por un sarcasmo libre e independiente”, Anuar, publicado en Al Masri al Yaum, Egipto (08/01/2015)
Anuar_Hebdo2Anuar, publicado en Al Masri al Yaum, Egipto (08/01/2015)
Emad HayyachEmad Hayyach @EmadHajjaj

Mohamed SabaanehMohamed Sabaaneh @Sabaaneh
Omar Abdallat“El pensamiento extremista”, Omar Abdalat
Amyad Rasmi, SHAmyad Rasmi
Hes
Jáled Gueddar@baboubicom, publicado en Hespress, Marruecos(08/01/2015)
http://www.fundacionalfanar.com/