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lunes, 28 de julio de 2014

“Israel encabeza la invasión y destrucción de Gaza”


“Israel encabeza la invasión y destrucción de Gaza”
Foto: Vero Canino Vázquez
Por Leandro Albani. “El ataque de Israel a Palestina podría ser considerado un crimen de lesa humanidad”, afirma Martín Martinelli, investigador especializado en Medio Oriente, quien actualmente desarrolla su tesis doctoral sobre la identidad palestina.

Entrevistado por Marcha y Resumen Latinoamericano, Martinelli (también profesor de Historia de las universidades de Luján y de Buenos Aires) explica la actual invasión militar sobre la Franja de Gaza, que ya costó la vida de más de mil palestinos y palestinas, incluidos al menos 192 niños. La nueva avanzada militar israelí, según Martinelli, “es la continuación de la expulsión de los palestinos de sus tierras” iniciada en 1948, con la creación e implantación del Estado de Israel.
Martinelli también se refiere a las posibilidades reales de una solución para un conflicto que lleva más de 60 años y en el que siempre Palestina ha sido castigada. Además, traza algunas definiciones sobre el Movimiento de Resistencia Islámica Hamas, organización que encabeza la resistencia contra la ocupación israelí.
-¿Por qué Israel decidió esta nueva ofensiva militar contra Gaza?
-Cualquier ataque indiscriminado contra la población civil es condenable. Este es un crimen de guerra y podría ser considerado un crimen de lesa humanidad, ya que es la invasión y destrucción de la población civil. Son vidas y familias palestinas destruidas con graves daños físicos, materiales y psicológicos que convierten la situación en calamitosa. Los ataques sobre las casas de familias son ilegales y constituyen a su vez una demolición de hogares desde el aire.
Lo que ocurre en Gaza se evidencia como cíclico, repetitivo, ya que ha ocurrido con diferentes grados de intensidad a lo largo de varios años. Utilizando diferentes pretextos se bombardea a la población civil gazatí con armamento de guerra por tierra, mar y aire. La intención del gobierno de Israel es aplacar una posible unión política entre Gaza y Cisjordania. Estos nuevos ataques pueden considerarse una continuación de la limpieza étnica iniciada en 1948 y de la ocupación militar de ese territorio desde 1967. También es la continuación de la expulsión de los palestinos de sus tierras, que en parte ya eran asimismo refugiados en la Franja de Gaza.
-¿Qué nuevas características se observan en la resistencia palestina?
-En las últimas elecciones palestinas de 2006, bajo supervisión internacional, la victoria fue de Hamas, tanto en Cisjordania como en la Franja de Gaza. Cuando negaron el poder político a Hamas, este movimiento lo tomó de hecho en la Franja de Gaza. Según fuentes fiables, Hamas goza de la lealtad de la gran mayoría de los 1,8 millones de habitantes de la Franja. Uno de los objetivos de este ataque es aislar todavía más la Franja de Gaza, dejar a Hamas en el poder aunque más debilitado, oponerse a toda posibilidad de unión palestina y desviar la atención de la ofensiva colonialista acelerada en Cisjordania.
Mientras tanto, Hamas desea reforzar su posición en tanto movimiento de resistencia tras los golpes que ha sufrido como movimiento político. Desde Hamas se está ofreciendo una resistencia inesperada para Israel. Por ejemplo, el diario israelí Haaretz advirtió sobre la lentitud de la misión israelí y la “matanza al por mayor” de civiles palestinos. Con respecto a las complicaciones que están teniendo, Haaretz también manifestó que “no hay victoria posible”. Entretanto, con estos ataques siguen destruyendo las vidas de miles de familias palestinas. En todo análisis, no hay que dejar de lado el contexto de ocupación y bloqueo de los territorios palestinos por parte de Israel desde 1967, además de la expulsión de gran parte de los palestinos a partir de 1948.
-¿Existen posibilidades reales de una solución al conflicto?
-Este conflicto es una “guerra” o más bien una disputa asimétrica con dos contendientes en condiciones diametralmente opuestas. Por lo tanto, se necesita un importante cambio de paradigma para que se logre una solución, lo cual no es imposible sino que es complicado. Pongamos por caso la indefinición que existe sobre el territorio de Cisjordania. Aunque vale aclarar que con la presunción de que es un conflicto de compleja magnitud, esto es utilizado como excusa en pos de no buscar las soluciones adecuadas al problema. Un ejemplo de solución podría ser una retirada israelí de los territorios ocupados palestinos, lo que es intrincado ya que la infraestructura que Israel construye a diario en el lugar lo dificulta enormemente.
Además, un acuerdo equitativo entre los palestinos y los israelíes sobre la forma de compartir Jerusalén y los lugares considerados sagrados constituiría la pieza central de un acuerdo entre estos dos pueblos, y la clave para una paz justa y duradera en todo Medio Oriente. Aunque es difícil augurar si esto, o la creación de un Estado palestino independiente en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este, podrían dar solución al conflicto.
Los palestinos consideran estos territorios como parte de un Estado, aunque en realidad consideran Palestina a todo el territorio que formaba parte del Mandato Británico de Palestina (1920-1948), pero dadas las condiciones impuestas por las guerras de 1948 y de 1967 anhelan, al menos, obtener un Estado independiente en Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este, con las dificultades que esto acarrea.
-¿Cómo podrías explicar a una organización como Hamás?
-Hamas es una organización que lo primero que hace es dar ayuda social. Muchos tienen la idea de que sólo preparan hombres para los ataques suicidas, pero es un tipo de organización que da ayuda, que está instalada en el tejido social a través de las mezquitas, ayudando a la población, y esa es la primera función que las poblaciones ven en ellos. Hamás gana las elecciones en 2006, que no son legitimadas, sobre todo por Israel y Estados Unidos, porque consideran como terrorista a la organización.
Ahí tendríamos que ver cuál sería la definición de terrorismo. Porque desde el 2001 comienza la guerra contra el terrorismo, que es un enemigo que no está individualizado, no se sabe quién es, entonces con ese criterio se dice “aquellos son los terroristas, ataquémoslos”. Ante cualquier divergencia con un grupo político, se lo acusa de terroristas y son atacados. Siempre hay que tener en cuenta la ambivalencia de los términos y quién emite ese término.
Noam Chomsky evalúa, según la misma definición del gobierno de Estados Unidos, cuál es la connotación que se le da a la palabra terrorismo. Con ese mismo criterio, los ejércitos de Estados Unidos e Israel serían terroristas por las prácticas militares y de intimidación que realizan contra distintas poblaciones. El gran público en general abreva en la información masiva, entonces dice que en Afganistán los talibanes son terroristas y se tiende a homogeneizar o a relacionar con lo musulmán. Entonces los talibanes son terroristas, fundamentalistas del Islam, de su interpretación del Islam, que realizan ataques suicidas, que no les importa morir con tal de matar a otro. Hay un estereotipo que recae sobre los árabes  y sobre los musulmanes: están con turbantes, montados en camellos y en medio del desierto.
Después de 2001, es igual pero con un fusil y armado hasta los dientes o con un chaleco de dinamita. Aclaremos que no todos los árabes (cultura) son musulmanes (religión) ni todos los musulmanes son árabes.
Hamás también está muy vinculado a los Hermanos Musulmanes (HM), agrupación que se funda en 1928 en Egipto. Uno de sus principales pensadores fue Hasan Al Banna (1906-1949). Lógicamente, en 80 años de existencia los HM fueron variando desde que surgen como un movimiento religioso. Hay que tener en cuenta que en Medio Oriente la religión está relacionada con la política, porque el Islam está incrustado de otra manera en las relaciones sociales de la cultura arabo-musulmana. Los HM se mantuvieron ajenos a la práctica política. Si bien se puede decir que esa ayuda social es una especie de práctica política, no formaban partidos políticos.
Es la diferencia cualitativa que vamos a tener a partir de las décadas del ‘70 y ‘80, y también tiene que ver con el nacionalismo árabe, o panarabismo, cuando Estados Unidos ve por ejemplo, con malos ojos a Gamal Abdel Nasser (ex presidente egipcio, fallecido en 1970). Entonces apoya a organizaciones como los HM, al mismo tiempo la sociedad se encontraba preparada para que haya un vuelco de esas agrupaciones hacia lo que algunos denominan islamismo o Islam político.
http://www.marcha.org.ar/index.php/elmundo/medio-oriente/5552-israel-encabeza-la-invasion-y-destruccion-de-gaza
http://www.resumenlatinoamericano.org/?p=4282

lunes, 26 de mayo de 2014

El Papa rezó en el muro que separa a Israel de Palestina

Antes de celebrar una misa en la Plaza del Pesebre, en el gesto político que más esperaban los palestinos, Francisco se quedó casi cinco minutos frente a la barrera de cemento que Israel comenzó a construir en 2002
Por  para La Nacion

BELEN.- Ni bien llegó esta mañana a la ciudad donde nació Jesús, Francisco no decepcionó las expectativas de los palestinos, sino las superó ampliamente. Sorpendiendo a todo el mundo y en un gesto inesperado, no previsto en el delicado programa previsto para esta segunda etapa de su intensa gira en Tierra Santa, hizo detener su papamóvil ante el "muro de la vergüenza", la barrera de seguridad de cemento que separa esta ciudad del Estado de Israel.
Antes de celebrar una misa multitudinaria y festiva en la Plaza del Pesebre, en el gesto político que más esperaban los palestinos, Francisco se quedó casi cinco minutos frente a la barrera de cemento que Israel comenzó a construir unilateralmente en 2002 en un intento de detener los ataques extremistas y que recorre buena parte de los territorios ocupados palestinos, en contra de todas las reglas internacionales. Allí, en medio de una nube de camarógrafos y de palestinos con banderas del Vaticano y locales, el Papa se persignó y se quedó en silencio, rezando.
La imagen valió mil palabras y dejó eufóricos a los palestinos que esperaban un gesto fuerte y que por lo bajo lamentaban los días pasados que el programa papal no previera un momento en el cual Francisco pudiera ver de cerca el también llamado "muro de la vergüenza".

El Papa rezó ante el "muro de la vergüenza", que separa a Belén del Estado de Israel.  Foto:  Reuters 
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La construcción de la denominada "barrera de seguridad", de más de 700 kilómetros y cuya visión es especialmente impactante en Belén, con planchones de concreto en cuya cima saltan a la vista torretas de seguridad controladas por militares israelíes, es considerada no sólo por la ONU, sino también por la Corte Internacional de Justicia de La Haya como "contraria al derecho internacional".
Amén de quedase en silencio casi 5 minutos ante este símbolo de la degeneración del conflicto palestino-israelí, Francisco se convirtió en el primer Papa que menciona con todas sus letras al "Estado palestino" -que de todos modos el Vaticano había reconocido en 2012 al igual que Naciones Unidas y otros Estados- y al reclamar con fuerza "poner fin a una situación que se que se hace cada vez más inaceptable".
"Ya es hora de poner fin a esta situación, que se hace cada vez más inaceptable. Que se redoblen los esfuerzos y las iniciativas para crear las condiciones de una paz estable, basada en la justicia, en el reconocimiento de los derechos de cada uno y en la recíproca seguridad", dijo, al hablar ante el presidente palestino, Mahmoud Abbas, en la ceremonia de bienvenida que éste le ofreció ni bien llegó esta mañana a esta ciudad, procedente de Ammán.
El hecho de que Francisco llegara directamente en helicóptero desde la capital jordana, sin pasar por Israel, ya había sido considerado como una suerte de triunfo moral para los palestinos o un virtual reconocimiento a su Estado. En las visitas pontificias anteriores, tanto Benedicto XVI, en 2009, como Juan Pablo II, habían llegado a Belén pasando antes por Israel, procedentes en auto desde Jerusalèn, ciudad bajo control israelí y que los palestinos también reclaman como su capital.
En su primer discurso en tierra palestina, el Papa, ostentó su habitual estilo directo. Y, como ya había hecho en la víspera en Jordania, volvió a insistir en la urgencia de hacer la paz en una tierra demasiado desangrada por el odio.

"Ha llegado el momento de que todos tengan la audacia de la generosidad y creatividad al servicio del bien, el valor de la paz, que se apoya en el reconocimiento, por parte de todos, del derecho de dos Estados a existir y a disfrutar de paz y seguridad dentro de unos confines reconocidos internacionalmente", dijo.
"En este sentido, deseo que todos eviten iniciativas y actos que contradigan la voluntad expresa de llegar a un verdadero acuerdo y que no se deje de perseguir la paz con determinación y coherencia. La paz traerá consigo incontables beneficios para los pueblos de esta región y para todo el mundo. Es necesario encaminarse con resolución hacia ella, también mediante la renuncia de cada uno a algo", destacó. Y llamó a los pueblos palestino e israelí, a "emprender este feliz éxodo hacia la paz con la valentía y la firmeza necesaria para todo éxodo". "La paz basada en la seguridad y la mutua confianza será el marco de referencia estable para afrontar y resolver los demás problemas y una ocasión para un desarrollo equilibrado, que sirva de modelo para otras a´reas en crisis", dijo.
Aunque lo hizo casi al pasar, Francisco también se convirtió en el primer Pontífice que pronuncia con todas las letras la expresión "Estado palestino". Ocurrió cuando recordó el encuentro que tuvo recientemente con Abbas en el Vaticano. Y subrayó que eso, junto a "mi presencia hoy en Palestina atestiguan las buenas relaciones entre la Santa Sede y el Estado de Palestina".
Finalmente, le pidió a Dios "sabiduría y la fuerza necesaria para emprender el precioso camino de la paz, para que las espadas se transformen en arados y esta Tierra vuelva a florecer en la prosperidad y en la concordia". Y concluyó con "¡Salam!", paz en árabe.

viernes, 25 de abril de 2014

Understand the Israeli – Palestinian Apartheid In 11 Images

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All the graphics are from the site Visualizing Palestine, a site dedicated to creating informative and impactful graphics about the troubled region. Check out many more of these images on their site
1. The Forced Exile of The Palestinian People
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2. Maintenance of the Occupation
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3.  Continued Displacement and Destruction
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4. A Pattern of Violence and Aggression
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5. Illegal Detention
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6, 7 & 8. Segregation of Resources

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9 & 10. Segregation of Travel
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11. The Wall
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http://thrivalroom.com/understand-israeli-palestinian-apartheid-11-graphics/
Gráficos en http://visualizingpalestine.org/

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Zona Verde documental (políticas discriminatorias de Israel en el Jerusalén Este ocupado)

Zona Verde es un documental de 20 minutos de duración que explora las políticas discriminatorias de Israel en el Jerusalén Este ocupado. 

Desde 1967 el Estado Israelí ha utilizado la planificación urbanística como herramienta para contener el crecimiento de la población Palestina en esta ciudad mezclada. 
El impacto de estas políticas, que han resultado en una media anual de 100 viviendas demolidas, ha sido catastrófico para la gran mayoria de residentes Palestinos. 
El documental incluye entrevistas con residentes Israelíes y Palestinos, arquitectos, periodistas y políticos, intentando presentar una compleja situación que tiene ramificaciones significativas en todo el proceso de paz.
Meir Margalit acaba de dictar un Seminario en Buenos Aires, y es uno de los fundadores del ICAHD 

The Israeli Committee Against House Demolitions www.icahd.org





martes, 13 de agosto de 2013

Kerry descarta que los asentamientos de Israel sean un 'contratiempo' para la paz

Efe | Bogotá
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, descartó hoy que el anuncio de Israel de que construirá unas 1.200 viviendas en territorio ocupado se pueda convertir en un "contratiempo" antes de que comiencen las rondas de negociaciones con Palestina, aunque instó a las partes a no crear provocaciones.
Kerry hizo estas declaraciones en una rueda de prensa conjunta con la canciller colombiana, María Ángela Holguín, durante la visita efectuada este lunes a Bogotá, donde se reunió con el presidente de este país, Juan Manuel Santos. "Los anuncios con respecto a asentamientos fueron algo que se esperaba hasta cierto punto porque sabíamos que se iba a tener una situación de construcción en algunas zonas y los palestinos ya lo sabían", dijo Kerry antes de añadir: "no creo que sea un contratiempo".
De todas formas, el secretario de Estado de EEUU manifestó: "Yo quiero instar a todas las partes a que no reaccionen o no hagan provocaciones de manera adversa".
Kerry ratificó que el Gobierno estadounidense considera que "todos los asentamientos son ilegítimos" y señaló que ya le han trasladado su punto de vista a "los amigos de Israel".
Además, adelantó que tiene prevista una reunión con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, con quien espera lograr "una solución lo antes posible".

Negociaciones directas

"Lo que esto subraya es la importancia de llegar a la mesa de negociaciones, hacerlo rápido y responder sobre el asentamiento de mejor manera" para garantizar la seguridad en las fronteras, concluyó Kerry.
El Ministerio israelí de Vivienda anunció el domingo la construcción de las nuevas casas, como contrapartida a la decisión de liberar de la cárcel a los primeros 26 presos palestinos de los 104 que cumplen condena desde antes de 1993.
El inicio formal de las negociaciones directas entre israelíes y palestinos está previsto para el miércoles en Jerusalén, encuentro que resulta de la ronda de contactos celebrada en Washington los pasados 29 y 30 de julio entre los jefes negociadores israelí y palestino, Tzipi Livni y Saeb Erekat, respectivamente.
En esa primera ronda, Livni y Erekat diseñaron un plan de trabajo para alcanzar un acuerdo de paz en los próximos nueve meses, sin dejar fuera ninguno de los asuntos más conflictivos y comenzando por las fronteras y las medidas de seguridad.

sábado, 10 de agosto de 2013

El necesario cambio de paradigma

Del “proceso de paz” a la lucha contra el apartheid israelí

El muro que cerca Cisjordania

Ustedes tienen que hablar el lenguaje de la paz. No importa lo que hagan sobre el terreno. Usen siempre el discurso de la paz, y no digan nunca lo que realmente van a hacer” (Lyndon B. Johnson a los dirigentes israelíes). [1]

 ¿Se puede sentar a negociar a la víctima y al verdugo, al violador y a la violada, al opresor y al oprimido; o en este caso, al ocupante y al ocupado, al colonizador y al colonizado? ¿Qué tipo de “negociación” se puede dar cuando existe entre las dos partes una desmesurada asimetría de poder? Ciertamente, nunca una que beneficie a la parte más débil. Sobre todo cuando la negociación pretende sustituir y eludir otros caminos: el de la justicia y la rendición de cuentas del más fuerte.

Una vez más, Estados Unidos e Israel lograron que los desprestigiados dirigentes palestinos se sentaran a una mesa de negociaciones en la que nadie bien informado (incluidos ellos) ha puesto la menor expectativa, para repetir por enésima vez la farsa de un “proceso de paz” diseñado por el mismo “mediador” que otorga 3000 millones de dólares anuales sólo en ayuda militar a una de las partes, además de su incondicional respaldo diplomático para evitar la rendición de cuentas en Naciones Unidas [2].
Aun los más ingenuos u optimistas reconocen que esta vez las negociaciones se retoman en las peores condiciones posibles para los intereses palestinos: no sólo porque la dominación israelí está más fuerte que nunca (en términos militares y económicos), ni porque el “mediador” designado por Obama es Martin Indyk (un reconocido lobista pro-Israel que tuvo un papel activo en instancias anteriores fracasadas), sino sobre todo porque EEUU ha logrado que las negociaciones se reanuden “sin condiciones” para Israel, es decir, dejando de lado incluso los términos de referencia que guiaron las instancias anteriores: tomar como base la Línea Verde o mal llamada “frontera de 1967” [3] y suspender la imparable construcción de colonias judías en el territorio palestino que se supone tendrá que devolver.
En efecto, la posición israelí, adoptada por la administración Obama y aceptada por la Unión Europea, era que las negociaciones debían reanudarse “sin precondiciones”. Pero esta regla se aplica sólo a una de las partes; a los palestinos se les ha exigido siempre cumplir las condiciones de abandonar la lucha armada y reconocer al Estado de Israel (a pesar de que Israel nunca dejó de emprender acciones militares mientras negociaba, y nunca –hasta hoy- reconoció a la ANP). Israel, en cambio, queda exonerado de suspender la construcción de colonias o aceptar las fronteras del 67 como punto de partida de las negociaciones.
Al grupo de Mahmoud Abbas [4], no obstante, no le quedaba alternativa (excepto la autodisolución, reclamada por muchos sectores del pueblo palestino) que ceder a las presiones: EEUU es hoy el principal donante individual de la ANP (el primero es la Unión Europea). Los dirigentes, sus familias, sus correligionarios, sus funcionarios y su ‘clientela’ dependen vitalmente de los millones de dólares que EEUU está siempre amenazando con cortar si la ANP no se doblega a sus mandatos. 
¿Qué hay de nuevo?
Como señalaba estos días un analista, ¿dónde está la novedad? Palestinos e israelíes dialogan todo el tiempo. Desde la firma de los Acuerdos de Oslo hasta hoy no han dejado de dialogar. Oslo garantiza que la dependencia de la ANP hacia Israel sea total y por lo tanto tenga que pedir permiso hasta para reparar un depósito de agua. Y sobre todo la “coordinación de seguridad” a la que los palestinos se comprometieron en Oslo (es decir, a reprimir la resistencia armada) hace que estén en permanente comunicación.
De hecho, palestinos e israelíes no han dejado nunca de negociar; incluso durante los períodos de crisis. Y no sólo la ANP -del partido Fatah- negocia con Israel: también Hamas lo hace (recordemos el intercambio de prisioneros de 2011 para liberar al soldado Gilad Shalit), aun cuando Israel asesine a sus negociadores cuando están a punto de alcanzar un acuerdo (como hizo en noviembre de 2012 con el líder Ahmad Jabari). [5]
Las negociaciones en el marco del llamado “proceso de paz” para alcanzar una supuesta solución al conflicto tienen por lo menos 20 años de historia, si tomamos la fecha de la firma de los primeros acuerdos de Oslo (1993) o 22, si consideramos la Conferencia de Madrid (1991) con la que el proceso se puso en marcha. Lo cierto es que nadie cree en ellas porque no han dado resultado positivo alguno para la causa palestina.
A Israel sí que le han servido: como cortina de humo. Mientras jugaba a negociar la paz, paralelamente afianzaba la ocupación y el control del territorio palestino: en los 20 años del proceso de paz, el número de colonos israelíes asentados ilegalmente en Cisjordania se duplicó; el territorio fue dividido en áreas A, B y C [6], y crecientemente fragmentado y atomizado en verdaderos bantustanes por más de 500 ‘cierres’ de diversas formas: caminos bloqueados, checkpoints, carreteras de uso exclusivo judío, áreas militares cerradas y, sobre todo, el Muro o barrera de separación que Israel empezó a construir en 2002 (con 85% de su ruta dentro del territorio palestino).
El objetivo de este complejo y perverso sistema de medidas era claramente crear “hechos consumados” que hicieran inviable un futuro Estado palestino con Jerusalén Este como su capital. El resultado es que hoy los palestinos tienen un control (relativo) sobre apenas un 12% de lo que fue su territorio histórico.
Es más: algunos críticos llegan a afirmar que Israel sólo aceptó sentarse a “negociar” a principios de los 90 después de haberse asegurado que la ocupación y colonización de los territorios iniciada en 1967 era irreversible y hacía ya impracticable la creación de un Estado palestino independiente.
Y sin embargo, durante más de veinte años los dirigentes de Fatah /la ANP se embarcaron en un “proceso de paz” promovido y liderado por EEUU, que fue la gran trampa de normalización de la ocupación, lo que le dio a ésta una fachada de legalidad, encargándole a la flamante ‘autoridad’ palestina hacer el trabajo sucio para el poder ocupante (domesticar la primera Intifaday poner en funcionamiento un remedo de autogobierno, liberando a Israel de toda responsabilidad por el bienestar de la población ocupada (en materia de salud, educación, vivienda, infraestructura, alimentación, etc.).
Así, a cambio de una mínima y dudosa ‘autonomía’ (que en la práctica tiene menos poder que una autoridad municipal), los políticos liderados por Arafat primero y luego por Abbas postergaron para una etapa posterior de las negociaciones los “asuntos que requieren un acuerdo definitivo”, y que en realidad son los fundamentales y más conflictivos: el estatuto de Jerusalén Este (y los derechos elementales de su población palestina) [7], el derecho al retorno de los cinco millones de refugiados/as, y las colonias israelíes en territorio palestino. 
¿A quién le sirven las negociaciones?
El antecedente inmediato de la ronda que está a punto de comenzar fue septiembre de 2010, cuando las partes retomaron el errático proceso de negociaciones. Pero éste se rompió enseguida porque los palestinos se retiraron ante la negativa israelí de prolongar una moratoria (que había durado apenas unos meses) a la construcción y expansión de colonias en Cisjordania. De hecho la cifra se disparó al levantarse la moratoria, y desde entonces asistimos a un récord de construcción de nuevas viviendas para colonos judíos en el territorio ocupado [8]. Sin ir más lejos, en el último trimestre –y mientras John Kerry iba y venía en sus gestiones- el gobierno israelí aprobó la construcción de 5000 nuevas viviendas judías en el territorio palestino, comenzó a construir 1000 de ellas y continuó la construcción de un tren que conectará las colonias con Israel.
Razones para el escepticismo le sobran, pues, a las y los palestinos. No se necesita mucha imaginación para entender que nadie invertiría sumas multimillonarias en levantar en territorio ajeno ciudades enteras, con su correspondiente infraestructura, viviendas y servicios de primer mundo, si estuviera realmente dispuesto a devolverlo algún día.
Y es que cualquiera que siga de cerca la retórica doméstica de los políticos israelíes –mucho más explícita de lo que la gente en Occidente cree- sabe perfectamente, sin necesidad de especular ni usar la imaginación, que el proyecto sionista (con diferencias sólo de matiz entre los partidos de turno en el gobierno) no tuvo, no tiene ni tendrá nunca la menor intención de devolver a los palestinos su territorio. [9] Mucho menos el actual gobierno de ultra-derecha, controlado por los colonos, algunos de cuyos ministros (como el de Economía Neptali Bennett) llaman abiertamente a la anexión de toda Cisjordania y la expulsión de “los árabes”.
Israel es el último interesado en que las negociaciones algún día arriben a una solución. No le interesa el resultado (porque sabe que el único afín a sus intereses es inaceptable para la comunidad internacional: quedarse con el 100% del territorio), sino hacer durar el proceso lo más posible para entretanto seguir creando “hechos consumados” [10], y de paso presentar ante el mundo una imagen de voluntad negociadora que no es tal. Por eso siempre que los palestinos estuvieron dispuestos a ceder algo más a las demandas israelíes, éstos subieron la apuesta y plantearon nuevas exigencias [11] (asegurándose, además, que los medios internacionales mostraran la imagen invertida: Israel siempre condescendiente haciendo “generosas ofertas” y los palestinos eternamente intransigentes). [12]
Por si quedaran dudas, el parlamento israelí está en proceso de aprobar una ley que obligaría al Ejecutivo a someter a referéndum cualquier posible acuerdo de devolución de territorio. El resultado de dicha consulta (que por supuesto no tendría en cuenta la opinión palestina) es fácilmente previsible: las encuestas de opinión pública han revelado recientemente que la mayoría de los judíos israelíes, aunque dicen apoyar una solución de “dos estados” (entendido como total separación de los palestinos), en realidad se oponen a ceder en ninguno de los aspectos fundamentales: fronteras anteriores a 1967, evacuación de las colonias, división de Jerusalén y derecho al retorno de los refugiados palestinos. [13] 
¿Qué busca eludir Israel?
En los últimos años, la lucha palestina comenzó a desarrollar dos estrategias paralelas: por un lado, la ANP -ante el fracaso reiterado de las negociaciones- optó por recurrir a la ONU para lograr allí lo que no ha podido obtener sentándose a la mesa con los israelíes. El primer resultado –modesto pero significativo, aunque sólo simbólico- fue la aceptación de Palestina como “Estado observador” en la Asamblea General de la ONU (29/11/12). Por otro lado, en 2005 la sociedad civil palestina lanzó una campaña global –inspirada en la lucha contra el apartheid sudafricano- llamando al boicot, el retiro de inversiones y las sanciones contra Israel (el Movimiento BDS) para obligarlo a respetar las resoluciones de la ONU y el derecho internacional.
Ambas estrategias tienen en común haber sido exitosas y plantearse como alternativas al proceso de paz, distanciándose del paradigma de Oslo. Y es que, a pesar de la inoperancia de la ONU, Israel teme los avances diplomáticos que Palestina ha logrado en ese ámbito (por ejemplo, la membresía en la UNESCO). Israel y EEUU siempre han denunciado que esos logros “dañan el proceso de paz”. En este plano, la mayor amenaza de la ANP –reiterada pero incumplida- fue la de recurrir a la Corte Penal Internacional y a la Corte Internacional de Justicia para demandar a Israel por crímenes de guerra y otras violaciones. Obviamente Israel prefiere que el ‘conflicto’ con los palestinos se dirima en un ámbito controlado por su protector y principal aliado (EEUU), que en el sistema multilateral. La misma Tzipi Livni, principal negociadora israelí en esta etapa, lo dijo claramente en 2011: “El reinicio de las negociaciones detendrá la bola de nieve que está rodando hacia nosotros en Naciones Unidas, y en general”. Como era previsible, la ANP aceptó abandonar cualquier iniciativa ante la ONU mientras duren las negociaciones.
Del mismo modo, el 4 de junio, uno de los más prestigiosos analistas internacionales del New York Times, Thomas Friedman, escribió que “el movimiento BDS está creando una poderosa ola de opinión internacional -especialmente en Europa y en los campus universitarios- que ve a Israel como un Estado paria por su ocupación de Cisjordania." La principal razón por la que ese país debe poner fin a la ocupación, según Friedman, es "para revertir la tendencia a la deslegitimación internacional que se cierne sobre Israel." [14]
Si bien cada día el movimiento BDS obtiene victorias significativas en el plano económico, cultural y académico, un salto cualitativo fue la decisión del físico Stephen Hawking en mayo de no asistir a la conferencia convocada en Jerusalén por el presidente Shimon Peres. Más recientemente, la Unión Europea –que hasta ahora no había pasado de una retórica condenatoria a la colonización y de la amenaza de etiquetar los productos de las colonias ilegales (sin dejar de comercializarlos)- emitió directivas estableciendo que las líneas de financiación y fondos de cooperación de la UE a Israel no se aplicarán a empresas, instituciones educativas, ONGs u órganosde gobierno ubicados en el territorio palestino ocupado (es decir, al este de la Línea Verde). [15] Y como dijo un columnista israelí, el reinicio de las negociaciones “es preferible a la actual campaña de incitación contra Israel que se está llevando a cabo en los supermercados de toda Europa". [16]
El fantasma del apartheid
Finalmente, como señalan varios analistas [17], el “proceso de paz” también puede salvar a Israel del mayor peligro de todos: la democratización. Dicho proceso está asociado al paradigma de los dos estados separados, pensado para mantener la etnocracia del estado judío y evitar la amenaza demográfica que constituye el crecimiento de la población árabe (a ambos lados de la Línea Verde), o la amenaza política de traducir esa realidad en un estado bi-nacional (es decir, no judío).
La misma Tzipi Livni dijo en junio que "la única manera de preservar a Israel -como un estado judío- es a través del proceso político". Es la misma razón por la que más de 120 importantes figuras judías estadounidenses escribieron recientemente a Netanyahu urgiéndole a buscar una solución negociada de dos estados con el fin de neutralizar -en palabras del propio primer ministro israelí- la amenaza de "un estado bi-nacional". [18]
La realidad innegable es que hoy Israel gobierna a dos grupos de poblaciones en un único territorio (desde el Mediterráneo hasta el Jordán), sometiendo a cada una de ellas a regímenes legales diferentes. No hablamos de uno y otro lado de la Línea Verde: dentro mismo de Cisjordania ocupada, la población judía que habita las colonias (y que goza de derechos y un nivel de vida radicalmente superiores) se rige por las leyes civiles de Israel, mientras que la población palestina es gobernada por el ejército y la legislación militar. Del mismo modo, al oeste de la Línea Verde, Israel es una ‘democracia’ sólo para la población judía, pues existen más de 50 leyes que discriminan a la población árabe [19].
Ese es el gran dilema que enfrenta hoy el proyecto sionista que fundó a Israel como un estado judío (es decir, etnocrático o teocrático, según como queramos entenderlo), en la medida que no ha podido en 65 años deshacerse de la población árabe nativa: o la integra en igualdad de derechos, poniendo fin al carácter judío del Estado, o continúa sometiéndola a un régimen de dominación y discriminación intolerables en el siglo XXI.
No hay otro nombre para definir un régimen de esta naturaleza que el de apartheid [20]. Nadie más calificado para decirlo que el pueblo sudafricano, que no por casualidad es el país donde el BDS es más fuerte (adoptado por iglesias, sindicatos, universidades y hasta el propio partido de gobierno). Y si miramos la historia contemporánea, sabemos que un régimen racista, de apartheid o de colonialismo de asentamientos (como es el sionismo) no se supera con negociaciones de paz que no vayan acompañadas de fuertes medidas de aislamiento, sanciones y presión internacionales hacia la parte más poderosa o dominante [21]. Esa es la verdadera “amenaza existencial” que enfrenta Israel.
Y como también enseña la historia, la caída de un régimen así es cuestión de tiempo. Israel lo sabe (igual que EEUU), y por eso embarcarse en una nueva ronda del ficticio “proceso de paz” no es más que otra forma de hacer tiempo. Esta vez EEUU ha dado nueve meses para alcanzar un acuerdo. ¿Quién da más?

Notas

[1] C itado por el historiador Ilan Pappé en una conferencia de 2010 en Stuttgard.
[2] EEUU ha usado 41 veces el veto en el Consejo de Seguridad para frustrar resoluciones condenatorias a Israel, y ha votado en contra de todas las resoluciones emitidas por la Asamblea General en favor de los derechos palestinos.
[3] El término alude a la provisoria frontera definida por el armisticio de 1949 que puso fin a la guerra entre Israel y Egipto-Jordania, y que pasó a considerarse la frontera oficial entre el flamante país y el futuro estado palestino, otorgándole al primero el 78% de la Palestina histórica. Frontera que no obstante fue borrada por Israel en 1967 cuando ocupó Cisjordania, Jerusalén Este y Gaza, y que hasta el día de hoy se niega a reconocer (razón por la cual nunca ha definido oficialmente sus fronteras y no tiene una Constitución).
[4] Vale la pena recordar que el mandato del presidente de la ANP terminó en enero de 2009 (prorrogado “por emergencia” por un año más), y desde entonces no se ha podido convocar a nuevas elecciones debido a la fractura política entre Fatah (que gobierna en Cisjordania) y Hamas (que gobierna de facto en Gaza desde 2007).
[6] Una división que supuestamente debía terminar en 1999, pero se ha vuelto uno de los elementos clave y más eficaces del control territorial y la dominación del ejército israelí.
[7] La ONU había definido que la ciudad, por su carácter sagrado e histórico, debía tener un estatuto especial y ser compartida por ambos estados. En 1967 Israel anexó unilateralmente la parte Este, destinada a ser la futura capital del Estado palestino (pero no otorgó la ciudadanía a sus habitantes palestinos, que tienen apenas un incierto “permiso de residencia”). La comunidad internacional nunca reconoció la proclamación de Jerusalén como “capital única e indivisible de Israel” y por eso ningún país ha establecido su embajada en la ciudad.
[8] Reiteradas resoluciones de la ONU –ignoradas por Israel- han afirmado que las colonias israelíes en el territorio palestino ocupado, además de ser ilegales según el derecho internacional humanitario (IV Convenio de Ginebra, art. 49), son el principal obstáculo para la paz.
[9] Danny Danon, viceministro de Defensa y presidente del Comité Central del Likud, dejó claro en una entrevista con el Times of Israel que “el partido y la coalición de gobierno se oponen firmemente a una solución de dos estados, y bloquearían la creación de un Estado palestino en caso de que la opción se sometiera a voto.” Citado por Sergio Yahni en: http://sergioyahni.wordpress.com/2013/08/09/when-will-israelis-accept-peace-agreement/
[10] Aunque no hay espacio aquí para desarrollarlos, los planes israelíes en curso para apoderarse del resto de Cisjordania son el llamado E1 (área alrededor de Jerusalén), la Zona Militar 918 (en las Colinas del Sur de Hebrón) y toda el área del Valle del Jordán. Y dentro de las fronteras de Israel, planes similares están en marcha para expulsar a 40.000 árabes beduinos del desierto del Negev (el resistido Plan Prawer) y para seguir judaizando la región de Galilea, donde se concentra la población palestina.
[11] Más aún: después que los palestinos reconocieron al Estado de Israel, éste como siempre planteó una nueva exigencia: que reconocieran a Israel como un “estado judío”. Eso significaría aceptar la supremacía étnico-religiosa que sustenta hoy el régimen israelí y desconocer los derechos del millón y medio de palestinos/as que constituyen el 20% de la población de Israel y no gozan del privilegio de la nacionalidad judía.
[12] A principios de 2011 la cadena Al Jazeera dio a conocer documentos secretos de las negociaciones (“ Los papeles palestinos ”) que revelaron hasta qué punto los negociadores palestinos estaban dispuestos a ceder en los temas cruciales.
[13] http://sergioyahni.wordpress.com/2013/08/09/when-will-israelis-accept-peace-agreement/ 
[14] http://www.nytimes.com/2013/06/05/opinion/friedman-israel-lives-the-joseph-story.html?_r=1& Ver también el artículo del israelí Larry Derfner reseñando los logros del BDS y la amenaza que plantea para Israel en:http://972mag.com/consensus-wisdom-the-boycott-of-israel-is-working/74297/
[19] http://adalah.org/eng/Israeli-Discriminatory-Law-Database (Adalah, Centro Legal para los Derechos de la Minoría Árabe en Israel)
[20] Incluso mecanismos de la ONU han empleado este término al analizar el régimen israelí, como el comité encargado de vigilar el cumplimiento de la Convención Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD).
[21] Tampoco es casualidad que Israel diera apoyo militar, económico y diplomático al apartheid sudafricano, y fuera de los últimos países en mantener dicho apoyo hasta la caída del régimen racista.

jueves, 1 de agosto de 2013

Un “momento histórico” en Medio Oriente

Entrevista al activista y académico estadounidense Norman Finkelstein
New Left Project
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Después de varios meses de diplomacia intensiva, el secretario de Estado de EE.UU. John Kerry anunció una nueva vuelta de negociaciones israelíes-palestinas. Para comprender mejor las perspectivas y las implicaciones de un proceso de paz reanimado en Medio Oriente, hablé con el activista y académico estadounidense Norman Finkelstein, que ha estado escribiendo y dando conferencias sobre el conflicto entre Israel y Palestina durante décadas y es autor, entre otros, de los libros Beyond Chutzpah: On the Misuse of Antisemitism y de Abuse of History and Knowing Too Much: Why the American Jewish Romance with Israel is Coming to an End. En la actualidad trabaja con Mouin Rabbani en un libro titulado How to Resolve the Israel-Palestine Conflict.

Jeremy Ben-Ami, director de J. Street, el principal lobby liberal sionista en EE.UU. celebra la reanudación de las conversaciones de paz como una potencial “oportunidad histórica” de lograr un acuerdo de dos Estados. Usted ha sido un observador cercano del proceso de paz durante más de dos décadas. ¿Pueden nuevas conversaciones producir un momento “histórico” o debemos esperar más de lo mismo?

Cuando gente como Jeremy Ben-Ami habla de la “solución de dos Estados”, está hablando de dos Estados divididos por la frontera previa a junio de 1967 y cuidándose siempre de añadir “con transferencia de tierras”. Esto quiere decir anexionar a Israel los principales bloques de colonias y dar a los palestinos algún territorio a cambio. De hecho, su propuesta fronteriza está muy clara. Es la ruta del Muro. Los israelíes hablan con bastante franqueza del Muro como la “futura frontera” para citar a la actual ministra de justicia de Israel, Tizpi Livni.

Ese tipo de arreglo de dos Estados impide cualquier posibilidad de un Estado palestino. La retención por parte de Israel de los bloques de colonias de Ariel, Karnei Shomron y Ma'ale Adumim dividiría Cisjordania en tres, se apropiaría de parte de sus más valiosas tierras y recursos y aislaría Jerusalén Este. Cuando la gente habla de los términos de un acuerdo final a menudo se concentra en porcentajes –qué porcentaje de Cisjordania será retenido por Israel, etc.– lo que no incluye el punto principal presentado por la delegación palestina en las conversaciones de Annapolis: no se trata solo de porcentajes. Jerusalén Este representa solo el 1% de Cisjordania, pero un Estado palestino sin él es impensable. El Gran Este de Jerusalén –el triángulo que va de Jerusalén Este a Ramala y Belén– significa un 40% de la economía palestina.

Sin embargo, estoy de acuerdo con Ben-Ami en que nos acercamos a un momento histórico, ¿por qué? Porque ahora los palestinos está más débiles que nunca. Esto se debe a cuatro factores principales:

· Regionalmente, el mundo árabe está totalmente desbaratado y dispuesto a hacer cualquier cosa que exija EE.UU. Kerry dice a la Liga Árabe “celebren una reunión, apoyen mis directrices”, y la Liga Árabe se reúne y apoya sus directrices. Kerry dice “cambiad la Iniciativa Árabe de Paz para incluir una referencia a transferencia de tierras”, y lo hacen. No presentan ninguna resistencia.

· Hamás, que era el principal obstáculo para que la Autoridad Palestina (AP) impusiera su voluntad, se ha reducido a cero. Hamás ha roto sus vínculos con Siria e Irán, prefiriendo colocarlo todo en el canasto del régimen de la Hermandad Musulmana de Egipto. Con su desaparición, Hamás se encuentra en el estado más desesperado desde su fundación en los años 80.

· El pueblo palestino nunca ha estado más abatido y desesperado. A pesar de toda la palabrería de las ONG de Ramala en Facebook, Twitter y los blogs de una Tercera Intifada, no hay ninguna señal al respecto. Esto podría cambiar, pero ahora mismo los palestinos están en un estado de ánimo derrotista.

· La Autoridad Palestina no es más corrupta porque ha tocado fondo hace mucho tiempo, pero depende más que nunca de EE.UU., donde gobierna el tesoro, y la AP tiene que obedecer órdenes. Parece que Obama agregará unos pocos dólares que enriquecerán a una pequeña capa de los nuevos ricos de Oslo.

Cuando se suman todos estos factores, es posible que EE.UU. pueda imponer una derrota histórica a los palestinos obligándolos a aceptar un acuerdo en términos que imposibiliten un Estado palestino viable.

Una salvedad es que, como señala mi coautor Mouin Rabbani, el presidente palestino Mahmud Abbas pueda no tener la autoridad necesaria para imponer un acuerdo semejante. En definitiva no tendrá apoyos para firmar y no puede llegar solo al último paso. Mouin piensa que en vez de eso podría llegar a un acuerdo provisional, lo que es excelente para Israel, que quiere prolongar el proceso hasta que los hechos sobre el terreno sean irreversibles.

¿Y este acuerdo se parecería al “acuerdo de dos Estados” de las palomas sionistas que acaba de describir, en el cual Israel consideraría el Muro su frontera?

Mire, si existiera un Óscar a la mejor actuación de un país, Israel ganaría de lejos. Es el sitio más teatral del mundo. Tomemos un solo punto. ¿Conoce alguna facción de la política israelí que haya disentido de la ruta del Muro, porque no incorpora las colonias que se encuentran afuera? No: todos reconocen que el Muro es la frontera, porque no se puede construir un muro de esas dimensiones y a ese coste y luego reivindicar tierra más allá. Es verdad, si pudieran conseguirlo, les gustaría el Valle del Jordán, pero eso es solo un bono. El resultado final es el Muro, que incorporará cerca del 9,5% de Cisjordania. Y esa cifra se ha mantenido constante desde el año 2000: El mapa de Israel presentado en las conversaciones de Taba en 2001 mostraba una anexión israelí de cerca de un 9% de Cisjordania, y el mapa extraoficial presentado por el entonces primer ministro israelí Ehud Olmert a Abbas en 2008 incluía el 8,7%. Una fracción del 1% es el abismo que separa a los polos de opinión de la elite israelí. A propósito, el camino del Muro refina el “problema demográfico de Israel”. Incorpora solo a 25.000 palestinos de Cisjordania del lado “israelí”, que en su mayoría serán expulsados administrativamente con el paso del tiempo.

El resto es solo teatro para permitir que Israel afirme que ha hecho concesiones dolorosas. Y funciona. Recientemente hablé con un buen amigo, un profesor palestino, y le dije que Israel quiere conservar cerca del 9% de Cisjordania anexada por el Muro. Su reacción fue reveladora: dijo, “¿Realmente? ¿Es todo lo que quieren?” Es exactamente la forma en que se presentará, dirán “Israel renunció al 91% y todo lo que quiere es un 9%”.

Nathan Thrall en New York Review of Books argumenta que en cada vuelta sucesiva de negociaciones Israel ha ofrecido cada vez más en términos de territorio, culminando en la propuesta de Olmert en 2008, que ofreció “mucha más” tierra que nunca. ¿No ofrece esta tendencia más esperanza a las nuevas conversaciones?

El resultado final de Israel, en comparación con el teatro, ha sido absolutamente consecuente. No ha habido cambios entre las conversaciones de Taba en 2001 y las negociaciones de Annapolis en 2008. Israel ha tratado consecuentemente de anexar cerca de un 9% de Cisjordania, incorporando los principales bloques de colonias.

Thrall se refiere de paso a las transcripciones filtradas de las negociaciones israelíes-palestinas que se han llegado a conocer como “los papeles de Palestina”. Es un historial voluminoso y extremadamente esclarecedor. El problema es que la gente es perezosa. No lo ha leído. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) tiene un grupo que suministra asesoría legal a los negociadores palestinos, la Unidad de Apoyo a las Negociaciones (NSU). Este organismo era técnicamente competente y bien informado, se esté de acuerdo o no con su posición política (por desgracia Saeb Erekat despidió a casi todos los que tenían algunos gramos de materia gris, como Michael Tarazi y Diana Buttu, cuando amenazaban con eclipsarlo). Compuso matrices cada pocos meses, delineando en detalle dónde se encontraban las partes respectivas en términos de un acuerdo.

Leyendo ese historial, podemos ver de qué consistía la generosa oferta de Olmert. La mejor oferta oficial de Olmert, en las negociaciones de Annapolis, propuso una anexión israelí del 9,2% de Cisjordania. Después, en 2008, mostró un mapa a Abbas, pero no le permitió llevarse una copia fuera de la sala. Abbas se comprometió al respecto y transmitió los detalles a la NSU, que elaboró otro mapa. Éste mostraba una propuesta israelí de una anexión del 6,8% de Cisjordania. Israel excluye muchos trozos de territorio palestino ocupado cuando calcula esas cifras, de modo que la NSU convirtió la cifra del 6,8% en el verdadero porcentaje, una anexión de israelí del 8,7% de Cisjordania. Olmert afirma que ofreció el 6,3% en lugar del 6,8% y por cierto es posible que Abbas haya recordado mal, pero no es una gran diferencia. El punto importante –que Thrall no menciona– es que es esencialmente Israel siempre presenta el mismo mapa. Todos están de acuerdo en que según la propuesta de Olmert, Israel retendría los principales bloques de colonias. Pero una vez que uno está de acuerdo con eso cuela todo. Los bloques de colonias constituyen el problema. Todo lo demás es teatro, porque Israel ya ha declarado su frontera definitiva, el Muro.

Es sorprendente que nadie se haya sentado a leer el verdadero historial. Thrall elogia el reciente libro de Elliott Abrams sobre la diplomacia del Gobierno de Bush en Medio Oriente como un “relato detallado, franco y perspicaz”. ¡Abrams es un condenado mentiroso! Un político tiene que cruzar un umbral muy elevado para que lo condenen en EE.UU. por mentir. El “franco” relato de Abrams, que he leído, nunca menciona los papeles de Palestina. Ni una palabra. Sin embargo, en dichos papeles tenemos una transcripción escrita de lo que sucedió. Tomemos otro ejemplo. Durante la retirada de Israel de Gaza en 2005, bajo el entonces primer ministro Ariel Sharon, su asesor más próximo, Dov Weisglass, concedió una famosa entrevista a Ha'aretz. Fue una entrevista muy larga, pero los comentaristas informados citan un pasaje en particular en el que Weisglass dice que el propósito de la retirada era “poner en formol” el proceso de paz. En otras palabras, Israel podía decir “hemos hecho ese inmenso gesto en Gaza, por lo tanto déjennos tranquilos para construir colonias en Cisjordania”. Esa fue la intención. El libro de Abrams, que es un relato de esos años (era un funcionario clave en el gobierno de Bush), cita cada parte de la entrevista de Ha’aretz excepto la más crucial. Es su relato “franco”. Peor todavía, en dos ocasiones el propio Thrall cita las explicaciones propagandísticas de Abrams de por qué Sharon se retiró de Gaza y excluye la admisión de Weisglass. ¡Cuesta creerlo, pero Thrall presenta a Abrams, un fanático derechista, como pro palestino!

La situación que usted describe, en la cual EE.UU. e Israel tratan de sacar provecho de la debilidad palestina e imponer un acuerdo, recuerda la cumbre de Camp David en el año 2000. Pero en esas conversaciones, ante la última dificultad, cuando le presentaron la oferta israelí, el entonces presidente palestino Yasir Arafat dijo que no. Ahora bien, Arafat no era precisamente inmune a la corrupción. ¿Qué nuevas condiciones existen ahora que puedan llevar a Abbas a ir más allá que Arafat y a colocar su firma en un acuerdo estadounidense-israelí?

No voy a decir una palabra de elogio a Yasir Arafat. Tengo recuerdos demasiado vívidos del espectáculo de horror cuando estuvo al frente. Pero conservó hasta su muerte un residuo de convicción nacionalista y de compromiso con la causa de Palestina. Era en esencia narcisista, porque pensaba que encarnaba a Palestina, pero era auténtico. Las personas que lo sustituyeron solo eran una banda de pillos no demasiado astutos. El baloncesto de Magic Johnson tiene un IQ más elevado que Mahmud Abbas y Saeb Erekat juntos. Y la corrupción y el cinismo de la actual dirigencia no están diluidos por el sentimiento nacionalista que mantuvo Arafat.

En segundo lugar, ahora los palestinos están mucho más débiles. Karma Nabulsi ha escrito, y estoy de acuerdo, que el movimiento palestino se encuentra en un “nadir”, el punto más bajo de su historia. Recuerde que Arafat tuvo que enfrentarse a Hamás en el año 2000; ahora mismo Hamás es un factor nulo.

Es una acción astuta de EE.UU. e Israel, que aprovechen esta oportunidad para imponer un acuerdo. Y esa es la verdadera traducción de lo que dice Ben-Ami: los palestinos y el mundo árabe se encuentran en su punto más débil, y si llegamos un día a imponer nuestra voluntad, ahora es el momento oportuno.

¿La renovación de las negociaciones es también una respuesta al aumento de la presión internacional sobre Israel por la ocupación, por ejemplo las recientes directrices de la UE que limitarán los vínculos económicos europeos con las colonias? ¿El objetivo primordial estadounidense e israelí con estas conversaciones sería imponer un acuerdo de la manera que usted acaba de describir o de desviar la presión internacional y de esa manera reducir los costes de mantener el statu quo?

Ya he enumerado los eventos negativos relevantes, pero como usted dice, también ha habido algunos eventos positivos, o por lo menos no retrocesos. Cuando la UE publicó sus directrices, me preocupó que pudiera aplicarlas claramente en Cisjordania y que fuera más circunspecta en el problema de Jerusalén Este (que Israel anexó de facto en 1967). En este caso, las directrices son muy claras: la UE “no reconoce la soberanía israelí” sobre “los Altos del Golán, la Franja de Gaza y Cisjordania, incluido Jerusalén Este”, todo lo cual constituye territorio “ocupado”. A pesar de que han pasado 56 años y un masivo establecimiento de hechos sobre el terreno, Israel no ha logrado ningún progreso en su intento de legitimar sus nuevas fronteras. Se encuentra exactamente donde estaba hace 45 años.

Pienso que usted tiene razón en que el objetivo de Israel con estas negociaciones es mitigar la amenaza planteada por las nuevas directrices y, lo que es más importante, el espíritu subyacente. Los funcionarios israelíes lo han dicho abiertamente: las directrices de la UE son una consecuencia de que Netanyahu no quiere negociar, así que volvamos a las negociaciones.

Es predecible y muy doloroso, un niño de cinco años podría decirle exactamente lo que va a suceder. Llegaremos a enero, cuando deberían entrar en vigor las directrices de la UE y EE.UU. e Israel dirán: “estamos negociando, por lo tanto no es el momento de implementar las líneas directrices, deben postergarlas hasta que veamos cómo se desarrollan estas negociaciones”. Luego alargarán las negociaciones durante un par de años. Pienso que Obama hará exactamente lo mismo que Bill Clinton. La presidencia de Obama es un fracaso y él lo sabe. En su último año, Clinton intentó redimirse del escándalo Lewinsky y por eso en el último minuto presionó por un acuerdo en Camp David. De la misma manera, en el último minuto Obama ejercerá una presión auténtica para tratar de redimir ocho años desastrosos. Por lo tanto, durante el próximo par de años, por lo menos, no se verá ningún efecto de las directrices de la UE.

En el lado palestino, en las últimas semanas los grandes temas para llevar a las nuevas “negociaciones” han sido si las fronteras anteriores a 1967 serán el punto de referencia y si Israel liberará o no a cierta categoría de prisioneros políticos. Por lo tanto, ¿qué pasó con la demanda original de Abbas de una congelación de las colonias? Ahora se dice que Israel reducirá extraoficialmente la construcción de colonias en todas partes con excepción de los bloques principales, en los que construirá 1.000 nuevas unidades. Ha’aretz informa de que: “casi nunca ha habido un año en el que se construyeran más de 1.000 unidades de viviendas en las colonias bajo los auspicios del Gobierno”. De eso exactamente se trata, ¿verdad? Lo único que realmente interesa a Israel es retener esos bloques de colonias, por lo tanto se ha asegurado la aquiescencia palestina al respecto. A propósito, Ha’aretz también informa de que incluso los miembros “duros” del Likud han apoyado esta “congelación” de las colonias porque ciertamente solo quieren los bloques de colonias y no les importa mucho que haya una congelación en otros sitios.

Los negociadores de la AP insisten en que las fronteras de 1967 constituyen los términos de referencia, lo que es algo extraño, porque como recuerda Condoleezza Rice en sus memorias, ese ya era el punto de referencia de facto en las conversaciones de 2008 en Annapolis, que no llevaron a ninguna parte. El tema nunca ha sido si esos son los términos de referencia; el tema ha tenido que ver con la frase crítica “transferencias de tierras mutuamente acordadas” que da a Israel derecho a veto sobre la frontera final. Una vez que se dice “transferencias de tierras mutuamente acordadas”, se acabó. ¿Renunciará Israel a Ma’ale Adumim?

Usted mencionó que la AP depende tanto del apoyo estadounidense que básicamente obedece órdenes. ¿Pero entonces cómo pudo resistir durante tanto tiempo la presión de EE.UU. e Israel para reiniciar las conversaciones? ¿Qué cambió en las últimas semanas?

Estoy lejos de ser un experto en política palestina. Pero hablo con analistas que conocen la situación, como Rabbani. Siempre ha dicho que Abbas volvería a negociar. Era totalmente predecible. En un cierto nivel, no tenía otra alternativa: Obama lo llama y dice que está en juego el paquete de ayuda, ¿qué va a responder? Por lo tanto también hemos visto mucho teatro del lado palestino, con la intención de conseguir lo más que puedan, que en este caso parece que es una noria gigante y una montaña rusa para el parque de atracciones de las ONG en Ramala.

¿A eso se refiere el paquete de paz económica de Tony Blair?

Son sobornos económicos a cambio de mantener la “seguridad” mientras Israel continúa con el negocio serio de la anexión. Fueron, a propósito, los dos sombreros que llevaba puestos el ex primer ministro de la Autoridad Palestina, Salam Fayyad: estaba a cargo del desarrollo económico y estaba a cargo de la seguridad. Si los dirigentes palestinos quieren generosidad, tienen que pegar duro. Fayyad era responsable de la represión de Hamás, ese era el quid pro quo.

Dicen que Abas ha prometido someter cualquier acuerdo de las conversaciones a un referendo popular. Tal vez la amenaza de la inminente capitulación provoque la resistencia palestina.

Cualquiera que prediga estas cosas con algún grado de confianza es un charlatán. El boicot de los autobuses en Montgomery fue totalmente espontáneo, como las sentadas originales en Greensboro. Cuando Rosa Parks se negó a ceder su asiento, el plan de la NAACP era recurrir al sistema legal para conseguir un dictamen favorable de un tribunal. Lo que sucedió –un boicot popular masivo– fue espontáneo. Imagine a esa gente trabajadora, caminando al trabajo o yendo en coches compartidos durante un año. Un año levantándose de madrugada. ¿Quién podía pensar que encontrarían recursos morales en su interior para hacer ese tipo de sacrificio?

Por lo tanto nunca se pueden predecir esas cosas. Pero también hay que tener el cuidado de evitar predicciones en la otra dirección. Cuando hablaba de cambios en Medio Oriente durante el último par de años, siempre describí los eventos de Egipto y Turquía como irreversibles excepto en el caso de un golpe militar en Egipto, que –siempre agregaba– consideraba muy improbable. ¿Por qué improbable? Porque, ¿quién podía llegar a imaginar que habría un golpe militar con mandato popular en Egipto? No podía, ni en mis más locos pensamientos, predecir que la izquierda liberal secular en Egipto apoyaría un golpe militar. Fue horrendo. El acto inaugural de los golpistas en Egipto fue matar a tiros a docenas de fieles a las 3:30 a.m. durante las plegarias de la mañana. La izquierda liberal secular no dijo una palabra. Nada. ¿Quién podía imaginar eso hace un año?

De modo que la historia está llena de sorpresas en ambas direcciones. Los palestinos pueden haber llegado al punto en el que miren alrededor y digan “es lo mejor que podemos conseguir” e incluso aprobarlo en un referendo. No se puede predecir que no lo harán. Es posible.

Si la situación es tan calamitosa como usted la describe, hasta el punto de que corremos el riesgo de que nos impongan una derrota por medio de estas negociaciones, ¿no es hora de revisar radicalmente nuestra estrategia?

Sé que suena contradictorio, pero sigo siendo optimista. Pienso que todo está en su sitio para llegar a un acuerdo. Primero, la opinión pública internacional es más hostil que nunca hacia Israel, muchos comentaristas señalaron que uno de los motivos por los que la UE adoptó su reciente iniciativa contra las colonias es la hostilidad de la opinión pública europea a la ocupación israelí. Segundo, el derecho internacional sigue siendo un arma muy poderosa, a pesar de 45 años de desesperados esfuerzos israelíes para crear hechos irreversibles sobre el terreno, el consenso internacional se mantiene notablemente sólido. La UE no se ha retirado en absoluto respecto al problema del estatuto de Jerusalén Este. Es una derrota sorprendente para Israel y uno de los motivos por los que se muestra tan indignado.

Por lo tanto existe una hostilidad pública internacional a la ocupación israelí respaldada por un consenso legal internacional. ¿Qué falta? Un movimiento popular de los palestinos exigiendo que se cumpla la ley. Tenemos que ser sensatos al respecto y por lo tanto, en el espíritu de la sensatez, quisiera referirme al Movimiento por los Derechos Civiles en EE.UU.

El Movimiento por los Derechos Civiles enfrentaba un dilema familiar. Los negros del Sur estaban luchando por sus derechos contra una población blanca sureña criminal y recalcitrante. El Movimiento por los Derechos Civiles experimentó diferentes estrategias “gandhianas”. Cuando Martin Luther King inició su acción, adoptó un enfoque gandhiano convencional: tratar de “ablandar los corazones” de los opresores. Más adelante King, al darse cuenta de que no había ninguna posibilidad de ablandar los corazones de los racistas blancos del Sur, adoptó una estrategia gandhiana diferente. Hizo que los activistas por los Derechos Civiles enfrentaran la represión en el Sur, arriesgando sus vidas y exponiéndose a golpizas al hacerlo, para mostrar a la comunidad nacional en general lo brutal y represivo que era el Sur blanco en su determinación de negar los derechos a los negros.

Había un sheriff en Albany, Georgia, llamado Laurie Pritchett. Era un personaje astuto: cuando los afroestadounidenses protestaban los arrestaba tranquilamente. No había titulares y el Movimiento por los Derechos Civiles se veía como un fracaso. Así que los dirigentes por los Derechos Civiles escogieron en su lugar a sheriffs con la reputación de muy brutales: Eugene 'Bull' Connor en Birmingham, Alabama y Jim Clark en Selma, Alabama. Sabían que esos sujetos utilizarían mangueras, caballos y perros. Entonces habría escenas de inocentes manifestantes por sus derechos básicos según la Constitución de EE.UU. cruelmente reprimidos por blancos asesinos que lograrían inmensos titulares que llevarían a la gente en otros sitios del país a indignarse y también avergonzarían a EE.UU. en el exterior.

El mismo principio se aplica al caso de los territorios palestinos ocupados. En el caso de los israelíes, no cuesta encontrar a un Eugene 'Bull' Connor. Es la naturaleza de una potencia ocupante. Si los palestinos enfrentan a la ocupación de modo no violento y en masa –las manifestaciones deben ser masivas y organizadas a escala nacional– tendremos fotografías y titulares equivalentes: las golpizas, los arrestos, la tortura y los asesinatos. Si eso se muestra a plena luz del día en el contexto de una opinión internacional que ya es hostil, la comunidad internacional se movilizará, como sucedió en EE.UU.: en 1965 se aprobó la Ley de Derecho a Voto y los afroestadounidenses ganaron concretamente, en vez de solo en teoría, el derecho a voto.

La gran variable son los propios palestinos. Ahora mismo están deprimidos y abatidos, pero eso puede cambiar. Por lo tanto sigo teniendo esperanzas.

Como subraya Rabbani es posible resolver el conflicto, pero tiene que ser ahora. Es urgente. Porque, como señala, el derecho internacional es dinámico y fluido, cambia para ajustarse a las realidades políticas. Por eso la resolución 242 de 1967 de la ONU se basó en las fronteras del armisticio de 1949 en lugar de las propuestas en la Resolución 181. Se ajustó a una realidad cambiada. Lo mismo ha ocurrido con la cuestión de los refugiados palestinos: el consenso legal solía ser la Resolución 194, ahora es “una solución justa basada en la Resolución 194”. Hasta ahora, la UE y la comunidad internacional se han mantenido firmes respecto a las fronteras de 1967. Pero pueden cambiar de opinión. Pueden ajustarse a la nueva realidad. Por lo tanto el momento es ahora: o lo hacemos ahora, o en la próxima vuelta la ley puede haberse diluido.  

Jamie Stern-Weiner es coeditor de New Left Project.

Fuente original: New Left Project