domingo, 26 de septiembre de 2021

Palestina y el mapa de Medio Oriente a dos décadas del 11S

 

Santiago Montag

A 20 años del ataque a las Torres Gemelas, la posterior invasión de Estados Unidos a Afganistán el 7 de octubre de 2001, la reciente retirada norteamericana del país y la nueva llegada al poder de los talibán, intentamos indagar sobre el impacto de estos sucesos sobre la lucha del pueblo palestino. Para esto conversamos con Martín Martinelli, historiador y profesor de la Universidad Nacional de Luján, y cocoordinador del Grupo Especial “Palestina y América Latina” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.

Link: https://www.laizquierdadiario.com/Palestina-y-el-mapa-de-Medio-Oriente-a-dos-decadas-del-11S

¿Contanos desde tu perspectiva cuál es el lugar geopolítico e histórico del pueblo palestino en el contexto de las últimas décadas?

Luego de la caída del Muro, en la posguerra fría, se intensificó el rol coimperial de Israel y se exacerbó el uso del concepto de terrorismo. De esta manera, se reemplazó al enemigo soviético por otro, el “árabe-musulmán”. Ese “nuevo imperialismo” se manifiesta en la pretensión estadounidense de reconfigurar esta región a nivel simbólico y material (que podría establecerse en el norte de África, Medio Oriente hasta Asia Central, una región de mayoría “árabe y musulmana”). Y se materializa en las destrucciones que vimos estas décadas: ocuparon Afganistán (2001-2021); invadieron como continuidad de 1991 a Irak (2003); bombardearon Libia (2011- a la actualidad); y apoyaron la destrucción de Siria (2011) y de la Yemen (2015).

Es decir, implementar un rediseño imperial, a partir de un “caos constructivo”, que generó un escenario de descomposición política. Sin embargo, en los últimos años, esto se vio eclipsado por el resurgimiento ruso, el ascenso chino o la persistencia iraní y las rebeliones árabes, luego sofocadas.

Estados Unidos principalmente, seguido de Gran Bretaña, Francia y Alemania, junto con la OTAN, se dirigieron hacia una región que detenta alrededor del 65 % de las reservas mundiales probadas de petróleo y gas del planeta, que además es neurálgica por su proximidad a China y Rusia. También nuclea pasos centrales para el comercio internacional y sus transportes como el Estrecho de Ormuz en el Golfo Pérsico, el Canal de Suez y el Estrecho de Bab el-Mandeb, más los Estrechos Turcos. Así como destaca su participación con una de las mayores adquisiciones de armamentos y logística militar, de crecimiento exponencial en las últimas tres décadas.

Los palestinos, por su parte, buscan reorganizarse y continúan sus acercamientos políticos, así como su resistencia cotidiana. Sin embargo, dada la incondicional alianza estadounidense-israelí no han percibido mejoras en su situación por este retroceso de la potencia hegemónica en la región. Varios hechos los afectaron, el traslado de la Embajada estadounidense a Jerusalén, y el intento de anexión de las colonias de asentamiento de Cisjordania. Además, Israel produjo una “normalización” diplomática con países árabes como Bahréin, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Sudán y Marruecos, cuyos antecedentes fueron el Tratado entre Egipto e Israel, mediado por EE. UU. de 1978-1979 y con Jordania de 1994. Sin embargo, aunque los gobiernos hayan avanzado en esa dirección, sus poblaciones embanderaron la causa palestina como propia.

¿Qué impacto tuvo la batería de políticas neoconservadoras estadounidenses contra los árabes musulmanes, expresadas en la invasión a Afganistán en 2001 y luego Irak en 2003, sobre la lucha palestina que en aquel momento estaba transitando la Segunda Intifada?

El Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNAC) abogaba por la hegemonía mundial y la capacidad estadounidense de librar múltiples guerras simultáneas. En 2001, se proclama la Organización para la Cooperación de Shanghái (OCS) liderada por China y Rusia y pocos meses después Bush anuncia la “guerra contra el terrorismo”, y en octubre ataca Afganistán bajo una serie de pretextos no comprobados.

Allí se intentó, entre otros objetivos, un efecto de pinzas o mariposa a Irán, desde Irak y Afganistán. Resulta clave cómo esos tres países pasaron de estar suscriptos a la política occidental a ser sus enemigos, en tres décadas consecutivas. El primero desde 1979, el segundo 1991 y el tercero 2001, los últimos dos a través de la invasión directa. Es decir que, ilustra las fluctuaciones de las alianzas, y cómo son agredidos poco después de ser aliados. A eso se le agrega, la instigación constante de las minorías como facciones para contraponer a los poderes centrales estatales.

Algunos medios de comunicación hegemónicos justificaron estas incursiones. Intentaron mostrar los conflictos en la región como de índole religiosa o cultural, a través de la teoría del “choque de civilizaciones”. Omiten intencionalmente que las invasiones o incluso las confrontaciones de la zona, se deben a cuestiones políticas y económicas, donde lo religioso también es un factor, pero no el más preponderante. Además, existe un doble rasero para considerar a algunos países con esos rasgos como enemigos, mientras que otros continúan como aliados.

Esta situación, de volver a convertir a lo árabe musulmán en un grupo de países enemigos, perjudicó al pueblo palestino. En esos momentos, lamentablemente se usaron ataques suicidas sobre Israel, en un intercambio de violencia asimétrico. La Segunda Intifada volvía a mostrar el resistir en el lugar, a través de movilizaciones masivas que denotan el carácter activo frente a la ocupación. Algo visto también, por ejemplo, en la “Gran Marcha del Retorno” en 2018-2019.

En 2006, se realizaron las últimas elecciones legislativas en Palestina, donde triunfó Hamas, pero fueron invalidadas por las comisiones internacionales. Luego de eso aumentaron las disidencias al interior de los territorios palestinos entre las facciones políticas, al mismo tiempo que proseguía una derechización al interior de la política israelí. La cual tenía entre sus objetivos alejar las diferentes posiciones políticas entre los palestinos y profundizar su fragmentación, corroborado cuando Israel construye el Muro.

¿Luego de 20 años cómo afecta la retirada de Estados Unidos en medio de los últimos acontecimientos que pusieron la causa palestina nuevamente sobre la mesa (como la lucha de los vecinos de Sheik Jarrah y la resistencia en la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén que llevó a los bombardeos a Gaza y luego a una huelga general con la juventud a la cabeza), y por otro un nuevo gobierno de ultra derecha en Israel?

Israel (la potencia americana le asegura una “ventaja militar cualitativa” en la región) junto con Arabia Saudita (sostén del petrodólar), apuntalan las políticas anglo-estadounidenses hacía la región. Estas se dirimen entre una posición “globalista” que apoyaría una pacificación, y otra “americanista” que persiste en la propuesta guerrerista, junto con el manejo de la OTAN y con reflotar el QUAD (alianza entre Australia, Japón, India y Estados Unidos) y ahora el AUKUS (Australia, Reino Unido, EE.UU.). El espacio post-soviético es medular en la competencia mundial por las zonas de influencias y por los recursos. Bajo la OTAN, la alianza anglo-estadounidense procura cercar militarmente a la URSS y luego a Rusia. De todas maneras, el empantanamiento de Estados Unidos en Asia central y Medio Oriente demostraría que la supremacía militar no se condice con los resultados de las intervenciones.

En el caso palestino en particular, la huelga general mostró una reunificación palestina entre sus diferentes realidades geográficas (Cisjordania, Franja de Gaza, Jerusalén Este, el propio Israel, o los países limítrofes Siria, Jordania y Líbano), que puede marcar un nuevo curso en su sociedad. Aunque habría que ver cómo puede esto resolver una situación, que, con el paso del tiempo, y este es un elemento central, ha empeorado. Eso se evidencia tanto con el crecimiento de las colonias de asentamiento como con la ley israelí de 2018 de un Estado Judío, que busca la supremacía y negar a los palestinos la incorporación a Israel, o los atributos de un Estado propio soberano.

Los últimos cambios en las administraciones israelíes no modificaron la postura del “Gran Israel” expansivo, que dirige tres políticas hacia Palestina. Un Master Plan para judaizar Jerusalén, una desarabización. Segundo, un intento por anexar Cisjordania, aquí aparece la cuestión demográfica y de mayoría política, debido a que son casi siete millones de palestinos y de israelíes dentro del territorio que se corresponde con la Palestina del Mandato Británico. Esto se basa en un racismo estructural, semejante a lo visto en el “Black Lives Matter”. Y tercero, se apoya en una política de bloqueo e invasiones recurrentes hacia la Franja de Gaza desde 2006. Mientras tanto, aumentan el cercamiento de los bantustanes y el Muro, los puestos de control y las rutas que confiscan tierra y recursos, al tiempo que se subdivide a los diferentes poblados palestinos en Cisjordania.

¿Qué escenario ves para el pueblo palestino en este contexto de retirada de Estados Unidos no solo Afganistán sino todo Medio Oriente para concentrarse en Asia Pacífico?

El pueblo palestino continúa en la lucha por su autodeterminación, más allá de si es posible la aplicación de una solución de un Estado binacional o de dos Estados. Sin dejar de ver la situación de ocupación que lleva décadas y se incrementa de manera sostenida, es una posibilidad que, las elecciones previstas para este año podrían reflotarse. Al mismo tiempo, se reconoce internacionalmente la aplicación de un apartheid sobre su población, pero eso aún no ha modificado sustancialmente su realidad.

Entre las formas de resistencia palestina y de solidaridad internacional hacia su causa, encontramos la campaña BDS, Boicot Desinversión y Sanciones (emparentado con el sudafricano), que se opuso a las declaraciones de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto, para rechazar la asimilación entre la judeofobia (antisemitismo) como forma de racismo y el antisionismo, como rechazo a las políticas israelíes hacia los palestinos.

El repliegue de Estados Unidos es visible en algunos aspectos, como la retirada de Afganistán, o la posible de Irak, pero aún no podemos conjeturar como será su readecuación hacia toda la región. Lo que sí podemos observar es un cambio en el escenario de intervenciones militares que pueden mermar, de bases, de sanciones económicas como a Irán, y de alianzas como con Israel o Arabia Saudita, donde los actores regionales y las movilizaciones populares han influido. Esto no pudo evitar la destrucción de varios países desde Libia a Afganistán, con las consecuencias terribles para sus poblaciones y los refugiados que esto provocó.

Está por verse si Estados Unidos desmonta la maquinaria bélica desplegada en Medio Oriente por su conexión con el sostenimiento del dólar y porque a su vez busca intercalar la fuerza y el consenso con los subimperialismos de Turquía, Irán, Arabia Saudí más el rol coimperial de Israel; así como amedrentar a las potencias rivales. Los últimos 20 años de este nuevo imperialismo e intervención directa, se dividen a partir del despliegue chino al anunciar la Nueva Ruta de la Seda en 2013, que comienza una forma casi opuesta de hegemonía hacia la región, en otro tipo y tiempo de desarrollo.

Este nuevo escenario de caos sistémico, se va delineando desde la crisis capitalista de 2008 y la propuesta del “pivote asiático” de Obama, y con varios hechos incontrastables del desplazamiento geopolítico. Un eje triangular entre Rusia, Irán y China que en 2013 se opuso a las propuestas estadounidenses de bombardear Siria. En 2015, Rusia se ha involucrado de manera decisiva, con el apoyo tácito de China.

Los cambios operados y visibles en la última década, muestran que la “asiatización” económica va disputando poder con dos representantes de la tríada, Europa Occidental y Japón, y por un declive relativo estadounidense en varios indicadores económicos. Los últimos movimientos tectónicos denotan la importancia del Índico y el Pacífico, frente a la preeminencia anterior del atlántico; si reparamos, por ejemplo, en los puertos con mayor actividad del mundo.

La estrategia estadounidense de rodear al gigante asiático es contrarrestada por la alianza ruso-china, que se acopla en parte Asia Central (espacio postsoviético), se inclina hacia Pakistán, y se incorpora a Irán (concretada en el reciente tratado de 25 años con China y su incorporación a la OCS), faltaría ver el rol de Turquía según la planificación de la Ruta de la Seda (Teherán-Estambul) con la que se intenta llegar a Europa vía los corredores económicos.

Esto corrobora que se manejan una serie de entramados y relaciones diferentes en Asia, a las cuales Estados Unidos no adscribe (para algunos no se esfuerza en comprender). Rusia y China conservan relaciones con Israel, pero no en la escala y la modalidad que lo hace la potencia norteamericana. Los dos primeros se aproximan gestando una nueva Eurasia y un nuevo mapa mundial, para cuidar la estabilidad en Asia central, y podrían llegar a influir en la cuestión palestina.

lunes, 24 de mayo de 2021

Palestina e Israel, una encrucijada geopolítica

 

 Imagen del artista palestino Ismail Shammout

Por Martín Martinelli

En momentos en que observamos estremecidos los ataques israelíes de destrucción masiva de los palestinos de la Franja de Gaza, nos queda desde nuestros lugares, manifestarnos en oposición a esa matanza compulsiva pero a la vez repetitiva. Ese paisaje, esa geografía, resulta controvertida para explicarla solo tomando una foto del presente. También resulta necesario preguntarse qué relación particular tienen con esta porción de territorio que es relativamente escueta, que no posee grandes yacimientos, o riquezas en materias primas, pero directas, el tema es encontrarse en un sitio nuclear a nivel geoestratégico y geopolítico.

Algunas de las posibles respuestas las encontramos al observar la sacralidad de ese pequeño pasadizo, antiguamente la franja sirio-palestinense, una costa del Mediterráneo, puerta geográfica a esa parte de Asia, contacto marítimo dentro de ese mar interior, pero quizás no tan relevante como pudiera ser el Canal de Suez. Entonces, qué razones llevan a estar a esta temática cotidianamente en las planas de los periódicos, en diferentes documentales, en la educación religiosa (entremezclada con lo laico), en películas y en todo tipo de manifestaciones artísticas y no tanto.

Ahora bien, para comprender la causa palestina, el lugar de todas las luchas, es necesario analizar varios elementos. El primero es la reconfiguración del Medio Oriente de estas últimas, al menos, tres décadas, desde la invasión de Iraq por parte de Estados Unidos y un conglomerado de países, a partir de 1991, tras la caída de la Unión Soviética. Ese es un cambio radical en la región en el que, por supuesto, Israel colaboró en todo momento. Partiendo de ese punto, por no ir mucho más atrás, ya que durante el siglo XX y parte del XIX, la región funcionó como un escenario donde las potencias mundiales y regionales disputaron su hegemonía. Los últimos ejemplos más evidentes son la destrucción y matanzas en Siria, Iraq, Libia, Afganistán y Yemen.

El segundo punto son las relaciones de Israel con los Estados árabes, cuyas poblaciones embanderaron la causa palestina como propia. Desde el tratado de paz entre Egipto e Israel, mediado por EE. UU. De 1978-1979 y el tratado con Jordania de 1994. No es para nada menor que Israel haya tenido un plan sistemático de acercamiento a países árabes, ya que en 1979, Egipto al pactar con Israel con la mediación de EEUU, fue expulsado de la Liga Árabe. Recientemente pactó en una llamada “normalización” con Bahréin, Emiratos Arabes Unidos (EAU), Sudán y Marruecos de forma abierta, así como podríamos sumar el caso de Arabia Saudita de manera subterránea.

En el aspecto geopolítico, esto nos otorga varios indicios, EAU es uno de los países más pujantes de la región, no debemos menospreciar la importancia que tiene esto a nivel internacional, así como también la presencia del mayor evento deportivo (y político) mundial que se desarrollará en Qatar en 2022, la Copa Mundial de fútbol. Momento, que de esta forma será usado para intentar maquillar la constante opresión israelí sobre la población palestina. Además, es una forma de acercamiento a la costa opuesta de Irán dentro del Golfo Pérsico (o árabigo), zona donde por donde pasa buena parte de la producción mundial de petróleo a través del Estrecho de Ormuz. Irán el país opuesto a las prerrogativas estadounidenses desde la Revolución Islámica de 1979 y que acaba de firmar un tratado comercial de 25 años con China.

El tercer punto, es que Israel procura y procuró mostrarse como parte de Europa, tanto en su participación en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), como en la Unión Europea, así como en las diferente disciplinas donde participa como un país europeo más, cuestión que se contradice con sus coordenadas geográficas. Pero que asimismo, denota su visión del mundo, puesto que desde su declaración más manifiesta de establecer un Estado en esta región tan particular, y nos referimos a la idea esbozada en “El Estado judío” (“Der Judeenstaat” de Theodor Herzl de 1896), su función de punta de lanza de Europa en Asia –¿De occidente en oriente?– no es negada, sino que por el contrario es subrayada por sus diferentes administraciones. Salvando distancias, algo semejante a Estados Unidos, su aliado incondicional, que varía en los nombres y supuestas orientaciones ideológicas, pero que mantiene, en este caso unas prerrogativas básicas respecto de la población palestina a la cual busca expulsar o aniquilar según su geografía.

 El Estado de Israel, en su rol imperialista de acompañamiento a Estados Unidos, tiene al menos, tres políticas hacia Palestina. Primero, un Master Plan de judaización, de desarabización, de generar una mayoría de población judía por una cuestión de mayoría política y basados en un racismo estructural, semejante en algunos puntos al que tanto se hablo durante el “Black Lives Matter” estadounidense. En el caso jerosolimitano es donde esto se hace más explícito. Podemos diferenciar entre la forma utilizada en Jerusalén, declarada capital única, indivisible y eterna en 1980 de manera unilateral y con la intención de minar (hace cuarenta años) la posibilidad de que los palestinos logren su autodeterminación, su autogobierno. Un cuestión central es la Colonia Maale Adunim el objetivo es diseccionar a Cisjordania en dos, o lo que queda de ella.

El plan para el territorio, se cumple aquí de manera exponencial. Una ciudad que hubiese sido un “corpus separatum” para la injusta recomendación de partición de la Declaración 181 de 1947 de la recién nacida ONU, dada su condición de sacralidad para las tres religiones monoteístas que consideran con una misticidad particular a los emplazamientos como la Explanada de la Mezquita para los musulmanes –más de 1600 millones de creyentes–, el Muro de los Lamentos para los judíos –15 millones– y el Santo Sepulcro para los cristianos –alrededor de 2400 millones–.

Segundo, en Cisjordania, donde también se pretende una anexión territorial, que quiso legitimarse en 2020. La expulsión por goteo sucede a las deportaciones masivas de 1948 y 1967. Las colonias de asentamiento (colonialismo del siglo XXI), el órgano de conquista territorial israelí, creció al doble de la tasa de crecimiento de las demás zonas de Israel. Lo antedicho se complementa con la estrategia para la denominada “Judea y Samaria” (nombres de la Torá) Cisjordania, una serie de carreteras, puestos de control, colonos armados y preparados ideológicamente para cometer todo tipo de tropelías contra sus vecinos palestinos, y una presencia cotidiana del ejército israelí a todo nivel, o sea, de un ocupante contra un pueblo impedido de ejercer su soberanía.

Las microviolencias cotidianas se hacen menos perceptible para los medios, o más bien, estos eligen no mostrarla, como explica el documental “Peace, Propaganda & the Promised Land”. Más aún colaboran al no mostrar esa cara del régimen de apartheid israelí y eligen exaltar el supuesto éxito frente al Covid-19, por ejemplo. En síntesis, Israel pretende colonizar y arrebatar estas tierras y sus recursos, controlar exhaustivamente por las fuerzas militares de ocupación, el resultado es una serie de poblaciones inconexas o bantustantes al estilo sudafricano.

Tercero, lo que se está viviendo ahora. Israel, único poseedor de armas nucleares en la región y de los más sofisticados armamentos, incursiona con asesinatos masivos sobre la Franja de Gaza en 2021, tras lo hecho en 2008-2009, 2012, 2014. Este pequeño territorio está bloqueado por tierra mar y aire, una cárcel a cielo abierto. No tiene colonos israelíes desde 2005, cuestión que puede ayudar a entender porque es el elegido como objetivo de sus bombardeos. Además, de la riqueza en sus aguas. Llamado o guerra asimétrica, se trata de un bombardeo de poblaciones enteras y su infraestructura, que buscan resistir con lanzamientos de cohetes, cuyo poder es diametralmente opuesto a las fuerzas del ejército israelí, uno de los más entrenados del mundo. La intención es aniquilar la Franja de Gaza con sus dos millones de habitantes.

Una cárcel a cielo abierto

Tras lo acaecido en la Nakba (catástrofe) de 1948, la limpieza étnica, se entretejió un esquema de negación simultáneo de la identidad palestina y el retorno a sus tierras. Los palestinos son en su mayoría refugiados, y habitan bajo diferentes Estados incluidos el israelí. En sus diferentes geografías, se ven asfixiados en sus posibilidades económicas, restringidos en el uso del agua y de sus tierras; o quedan en una situación intermedia, no especificada por completo, de habitar Israel, pero a un nivel de sometimiento marcado por su diferencia lingüística, no tanto cultural, ya que incluso Israel ha asimilado varios aspectos árabes o palestinos como la música y la comida.

Si repasamos, las últimas tres décadas, ahora solo en Palestina e Israel, los Acuerdos de Oslo de 1993 buscaron entre otros objetivos, no volver a sufrir intifadas –que si ocurrieron–, u que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) se encargara de ser una policía de control complementaria palestina, pero de su población más belicosa o revolucionaria. Esto significó que se la proveía de armas de disuasión, aunque debían usarlas solo para mancillar a sus connacionales ¿En qué difiere esto de cualquier monopolio del ejercicio de la violencia de otros Estados? La salvedad radica en que los israelíes buscan conquistar más tierras y controlar el territorio, pero el dispositivo falla al no considerar una población palestina (de una cantidad semejante a la israelí), si nos ceñimos al mapa completo de la Palestina del Mandato Británico (1922-1948). Dicho en otras palabras, Israel continúa con sus planes de anexión y desde 1967 cada vez más, la población palestina queda engullida en una maraña de poblados israelíes, pero sin tener los derechos que le proporcionaría esa ciudadanía.

La disputa, desigual en la mayoría de los aspectos, se lleva a cabo en los más diferentes planos, como el geográfico, el histórico, el lingüístico, el arqueológico, el artístico y uno que quiebra el balance, como es y ha sido el mediático. Sin embargo, el poderío tecnológico y militar israelí es garantizado por la máxima potencia histórica en ese sentido que le promete abiertamente una “ventaja militar cualitativa” en la región, el US Army, la mayor máquina de matar y destruir hasta ahora creada, dirigida de las maneras más cruentas, de más está decirlo. Esto se ve soslayado por el apoyo a la causa Palestina que se sucita a través del mundo. No de los gobernantes pero si de los pueblos (no solo los de Asia occidental) que conocen cada vez más las injusticias, la muerte que aqueja la vida cotidiana de los palestinos, que los degrada en el uso de la tierra y el agua para proveerse de alimentos.

En cuánto a las formas de resistencia palestina, tomemos un ejemplo. El BDS, Boicot Desinversión y Sanciones, que más allá del resultado que ya haya tenido, es una de las formas de resistencias y subterfugios a las declaraciones del Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto IHRA (en sus siglas en inglés), que se evidencian en la carta firmada por gran cantidad de intelectuales de la más diversa procedencia, donde se rechaza la asimilación entre el antisemitismo (preferimos llamarlo judeofobia) como forma de racismo y el antisionismo que es una práctica anticolonial, y agregaríamos antiimperialista. Aquí nos vemos empujados a realizar varias disquisiciones, pero una cuestión nos resulta clave, y está expresada en el libro de Enzo Traverso El final de la Modernidad Judía: Un giro conservador, cuya tesis principal es que la intelectualidad judía ha mutado desde Trotsky o Theodor Herzl y su papel en los márgenes del poder mundial, hacia un rol central en el aparato decisorio mundial con el ejemplo opuesto, graficado en la figura de Henry Kissinger.

Para resumir quienes están detrás de cada sector, basta con mirar un mapa de los países que reconocen (apoyan) a Israel, cuáles a ambos, y cuáles apoyan la autodeterminación palestina, es decir a un colonizador o a un colonizado. Como ejemplo político para nuestra región, los Macri y Bolsonaro son quienes esgrimen, junto con los Biden, el derecho a defenderse de las agresiones. Tenemos un país que encarcela a una población a cielo abierto, allí bombardea a unos, a otros los encierra tras un muro, y busca asfixiar cualquier toma de decisiones, fomenta las divisiones políticas y deja inconexos sus territorios. Al mismo tiempo, la contienda se da en los medios, allí busca tergiversarlo para la opinión pública internacional a través del epíteto de terroristas (quién y porqué usa esta definición). Esto nos deja una pregunta ¿Quién es el terrorista?


Martín Martinelli (Argentina). Es Doctor en Ciencias Sociales, Profesor de Historia en la Universidad Nacional de Luján y co-coordinador del Grupo Especial Revista Al Zeytun / CLACSO “Palestina y América Latina”.

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sábado, 10 de abril de 2021

Presentación Atilio Boron : bitácora de un navegante con Martín Martinelli

Presentación del libro Atilio Boron : bitácora de un navegante. Teoría política y dialéctica de la historia latinoamericana 27 noviembre-7:00 pm - 9:00 pm UTC-3 27 de noviembre – 19 horas Argentina Presentan Atilio Borón Martín Martinelli Acceda al libro aquí https://www.clacso.org.ar/libreria-la...​ Organiza Observatorio Geohistórico – Universidad Nacional de Luján Grupo Especial Revista Al Zeytun / CLACSO “Palestina y América Latina” LA ACTIVIDAD SERÁ TRANSMITIDA EN VIVO POR YOUTUBE https://www.youtube.com/c/Coordenadas...​ Más información: oghunlu@gmail.com https://www.clacso.org/actividad/pres...​ Portal Coordenadas: www.portalcoordenadas.com.ar

Elecciones en Palestina 2021, Ángel Molina entrevista a Martín Martinelli

Programa Desde los márgenes, Radio Popular Che Guevara - FM 103.1, Rosario, Ángel Molina entrevista a Martín Martinelli sobre elecciones en Palestina

Enzo Traverso entrevistado por Martín Martinelli

20 de noviembre – 1230 horas Argentina 1030 horas Nueva York Entrevista a Enzo Traverso. Por Martín Martinelli Enzo Traverso estudió Historia Contemporánea en la Università degli Studi di Genova y su doctorado en la École des Hautes Études en Sciences Sociales, en París, dirigido por Michael Löwy. Es profesor en Cornell University, Ithaca, en Nueva York. También ha impartido clases en la Université de Picardie Jules Verne, en Amiens, y ha sido profesor invitado en numerosas universidades americanas y europeas. Entre sus libros, publicados en varios idiomas, se cuentan: Siegfried Kracauer. Itinerario de un intelectual nómada (1998); La historia desgarrada. Ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales (2001); Los marxistas y la cuestión judía. Historia de un debate (2003); Cosmópolis. Figuras del exilio judeo-alemán (2004); El pasado, instrucciones de uso. Historia, memoria, política (2007);¿Qué fue de los intelectuales? (2014) y Las nuevas caras de la derecha (2018). El Fondo de Cultura Económica ha publicado La violencia nazi. Una genealogía europea (2003), La historia como campo de batalla. Interpretar las violencias del siglo XX (2012), El final de la modernidad judía. Historia de un giro conservador (2014) y Melancolía de izquierda. Marxismo, historia y memoria (2018). Organiza Observatorio Geohistórico – Universidad Nacional de Luján Grupo Especial Revista Al Zeytun / CLACSO “Palestina y América Latina” Canal Coordenadas https://www.youtube.com/c/Coordenadas...​ portalcoordenadas.com.ar Omar Gejo, Alan Rebottaro, Martín Martinelli, Gustavo Keegan Más información: oghunlu@gmail.com