miércoles, 26 de agosto de 2015

Un año después, Estado Islámico crece y florece

EN EL ANIVERSARIO DE LA OFENSIVA DE LA OTAN PARA ANIQUILARLO, EL 

CALIFATO CONTROLA VASTAS REGIONES DE SIRIA E IRAK

La influencia regional de Estado Islámico y las repercusiones que su retórica y sus acciones tienen en Europa son enormes. El fracaso acecha todos los intentos estadounidenses por debilitarlo, más allá de los golpes mediáticos.


Jóvenes musulmanes se unen por centenas a las filas de EI para pelear en Irak o Siria. Imagen: EFE
 Por Eduardo Febbro
Desde París
Un año después (8 de agosto de 2014) de que la coalición de 19 países liderada por Estados Unidos iniciara en Irak la campaña militar contra Estado Islámico, este grupo sunnita radical está lejos de haber sido neutralizado. Incluso si el pasado 18 de agosto la aviación norteamericana mató al número dos de EI, Fadhil Ahmad al Hayali –también se lo conocía como Abu Muslim al Turkmani o Hajji Mutazz–, las fuerzas de este movimiento que controla vastas regiones de Irak y Siria y tiene como objetivo instaurar un califato radical en esas zonas no han hecho más que crecer. La Casa Blanca juzga como un duro golpe la muerte de Fadhil Ahmad al Hayali porque el líder era uno de los coordinadores centrales de EI y tenía a su cargo la logística del transporte de armas, explosivos y personas entre Irak y Siria. Pero una lectura más estadística de la realidad desautoriza cualquier ilusión optimista. En primer lugar, la influencia regional de Estado Islámico y las repercusiones que su retórica y sus acciones tienen en Europa son enormes.
El fracaso acecha todos los intentos estadounidenses por debilitar a Estado Islámico. En un año, IE se ha expandido de manera vertiginosa al tiempo que provocó una ola de adhesiones constantes en el mundo árabe y, en Europa, activó un flujo de jóvenes musulmanes que se unen por centenas a sus filas para pelear en Irak o Siria. Según cifran de manera convergente los servicios secretos occidentales, con más de un año de guerra a cuestas, Estado Islámico mantiene un núcleo de combatientes que no ha variado: 31 mil hombres, de los cuales 25 mil son extranjeros. De estos 25 mil, cerca de 5 mil son oriundos de Europa occidental. Un informe de la ONU de mayo pasado da cuenta de que unos cien países, es decir, la mitad del planeta, nutre con sus hombres las filas de Estado Islámico. Las campañas de reclutamiento de IE son eficaces. Sus eslogan que presentaban al califato como el “arca de Noé” que salvará a los musulmanes cuando llegue el momento final impactan entre los jóvenes de estos países. Además IE se ha dotado de una estructura de comunicación especialmente diseñada para atraer a combatientes, el Al Hayat Media Center. Al Hayat (La vida) publica tres revistas, IS Report, IS News y Dabiq, y difunde varios videos por año. En uno de los números publicados casi a finales de 2014, Diabiq decía: “Unanse a Estado Islámico con sus padres, sus hermanos y hermanas, sus esposos y esposas y sus hijos. Vengan a participar a la liberación de La Meca, de Medina y de Jerusalén. ¿Acaso no quieren llegar al día del juicio final con grandes actos en sus balanzas?”. En un video de Al Hayat titulado Come my friend, Estado Islámico presentaba un montaje lleno de hombres en armas y de imágenes de victoria. La banda decía: “La felicidad pertenece hoy a la gente de fe”.
El éxito de esas campañas de seducción explica en mucho la estabilidad del movimiento. Wa- shington afirma que desde agosto de 2014 mató a poco más de 10 mil combatientes. Sin embargo, esto no ha cambiado ni la estrategia de Estado Islámico ni tampoco mermado su progresión. El arribo constante de combatientes extranjeros seducidos por la aventura radical sustenta las filas de Estado Islámico con un ejército en perpetua renovación, indemne ante las pérdidas que sufre. En lo que atañe a Francia, el Ministerio de Interior reveló que del total de casi mil franceses que se unieron a EI desde el inicio del conflicto, alrededor de siete combatientes franceses mueren cada mes. En 2013 había sólo 86 franceses implicados en una u otra rama jihadista.
Hoy son cerca de 2 mil franceses con manifiestas intenciones de sumarse a las filas de EI. El Estado francés trata de frenar el imán de la retórica jihadista mediante una campaña nacional cuyo principal enunciado dice: “En realidad, vas a descubrir el infierno en la Tierra y morirás lejos de tu hogar”. Estado Islámico y sus atractivas retóricas ha desestabilizado desde el interior a las sociedades occidentales. Nada más que en Francia, 19 personas murieron entre enero y julio de 2015 en distintos atentados perpetrados por jihadistas nacionales.
En el plano estrictamente militar, salvo un caso, Estados Unidos fracasó en todos sus intentos por recuperar las regiones en manos de los hombres que responden al jefe de EI, Abubaker al Bagdadí. Las cifras son impresionantes: el Pentágono desplegó en Irak 3500 asesores mientras que, desde 2014, se llevaron a cabo más de 6 mil acciones militares. Como si nada. La única conquista territorial de la coalición occidental es Tikrit, en Irak. El fracaso más rotundo fue el fallido operativo para recuperar la ciudad Iraquí de Mosul. A cambio, IE se dio el lujo de invadir y controlar Ramadi, la estratégica capital de la provincia iraquí de la provincia de Anbar.
En Siria, los bombardeos de Estados Unidos y de sus aliados árabes ablandaron las posiciones de EI en la frontera con Turquía. A principios de agosto, Washing- ton desplegó aviones F16 en la base turca de Incirlik, situada en la frontera con Siria. La autorización dada por Ankara para que la primera potencia mundial se instalara en su suelo destapó una incalculable respuesta política por parte de IE. A mediados de agosto, IE difundió un video en turco con claras amenazas a Turquía y un llamado a la rebelión contra su presidente, Recep Tayyip Erdogan. El jefe del Estado es acusado de “traidor” y de “Satán” por haber permitido a Estados Unidos operar en su territorio. “Conquistaremos Estambul porque el traidor Erdogan está tratando de entregársela a los cruzados”, dice en el video un barbudo en armas. Además, IE empezó a adoptar en Turquía el mismo perfil estratégico comunicacional que en el resto del mundo. Empezaron a aparecer bajo sus siglas revistas de propaganda como Konstantiniyyé con una retorica pimentada y abiertamente hostil dirigida a las actuales autoridades.
A su manera dislocada y permanente, no pasa un mes sin que el Estado Islámico consiga llevar a cabo acciones tan espeluznantes como eficaces. La última fue la decapitación de un hombre de 81 años, Jaled Asaad, uno de los más prestigiosos arqueólogos de la ciudad siria de Palmira. El sitio arqueológico de Palmira está catalogado como Patrimonio mundial de la Humanidad por la Unesco. A finales de mayo de 2015, los hombres de Estado Islámico tomaron el control de esta localidad situada a 250 kilómetros de Damasco. El discurso oficial de la coalición continúa siendo alentador, los resultados, menos. Cada golpe recibido no puso al IE de rodillas sino que, como si tuviera una lámpara de Aladino, modificó su estrategia y amplió sus bases. El general John Hesterman, jefe de la fuerza aérea del comando militar norteamericano en Medio Oriente, declaró: “Los bombardeos aéreos tuvieron un efecto profundo sobre el enemigo”. Pero el mismo general aclaró que 75 por ciento de los aviones regresan de su misión sin haber lanzado las bombas. En esta guerra asimétrica liderada por un Estado Nación –Estados Unidos– contra un movimiento de jihadistas insurgentes que nació con el desmembramiento de Irak provocado por Washington y sus aliados en 2003 no todo está muy definido. En la coalición actual hay cinco países árabes y, entre ellos, algunos como Qatar, han sido reiteradamente acusados de haber financiado a grupos sunnitas radicales. La CIA aseguró a principios de año que el IE recibe aproximadamente tres millones de dólares por día, lo que hace del Estado Islámico una de las organizaciones terroristas más ricas de la historia. Una buena parte de esos fondos provienen de riquísimos donantes de los países del Golfo, los mismo que, en mayor o menor medida, forman parte de la coalición. Estas extrañas dualidades remiten a los tiempos de Osama bin Laden. El fundador de Al Qaida se había aliado con Estados Unidos para combatir la invasión soviética de Afganistán. Luego, su país de origen, Arabia Saudita, se alió con Washington y permitió que Estados Unidos instalara sus bases para responder a la invasión de Kuwait (1990) por parte del difunto presidente iraquí Saddam Hussein. Bin Laden rompió su pacto con Estados Unidos y se volvió su principal enemigo. Las mismas semillas vacilantes crecen en las tierras del Estado Islámico. Un año después, la capacidad operacional de IE está intacta y sus brazos irrigan Occidente y también siembran la destrucción en otros países. En junio pasado, el mismo día, IE llevó a cabo una ofensiva destructora contra la ciudad kurda de Kobane, en Siria, perpetró un atentado contra turistas occidentales en la playa tunecina de Sousse, hizo volar una mezquita en Kuwait mientras que, en Francia, un terrorista afiliado a EI, Yassin Salhi, decapitó a una persona cuando trató de hacer explotar un depósito de distribución de gas. La geopolítica de las bombas no ha hecho más que acelerar el circuito de la geopolítica del terror.
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martes, 18 de agosto de 2015

Guerra Fría en Oriente Próximo


La descomposición estatal y fragmentación territorial en Siria, Irán o Yemen son un polo de atracción para los yihadistas. La comunidad internacional debe tratar de apaciguar las turbulentas aguas de la zona antes de que se conviertan en sunami




EULOGIA MERLE

Oriente Próximo ha entrado en una nueva era tras el acuerdo alcanzado en Viena entre Irán y el G5+1, por el cual Irán se compromete a limitar su actividad nuclear durante la próxima década y consigue, a cambio, el levantamiento de las sanciones internacionales. Una de las incógnitas por despejar es si dicho acuerdo aliviará la situación en Siria, Irak o Yemen o, por el contrario, agudizará la guerra fría que libran Irán y Arabia Saudí por la hegemonía regional.
No es ningún secreto que ambos países mantienen una tormentosa relación desde el triunfo de la Revolución Islámica. Las relaciones bilaterales se han visto afectadas por el antagonismo religioso-ideológico y la competencia geo-estratégica, dado que ambos actores se perciben a sí mismos como los líderes naturales de la región. Aunque a menudo se suele describir esta relación conflictiva como una lucha entre suníes y chiíes, en realidad la confrontación va mucho más allá, pues también supone la colisión de dos modelos irreconciliables: el revolucionario y antiimperialista iraní versus el conservador y prooccidental saudí.
La invasión estadounidense de Irak en 2003 hizo saltar por los aires los equilibrios regionales vigentes hasta el momento siendo Irán el principal beneficiado de la implantación de un Estado sectario controlado por los chiíes, que desplazaron a la élite baazista suní en Bagdad. Las revueltas antiautoritarias de 2011 evidenciaron la debilidad de los regímenes autoritarios, pero también sumergieron a la región en una inestabilidad crónica. Desde entonces, países como Irak, Siria o Yemen viven inmersos en una espiral de violencia sin precedentes caracterizada por la descomposición del Estado central, las tensiones étnico-sectarias y la expansión yihadista.
Esta conflictividad no sólo se explica aludiendo a factores endógenos: la implicación de Arabia Saudí e Irán, las dos principales potencias de Oriente Próximo, ha sido determinante para llevarlos al callejón sin salida actual. Las prioridades de Arabia Saudí son tres: restablecer el equilibrio de poder previo a 2003, cortocircuitar las transiciones democráticas iniciadas en 2011 y, sobre todo, preservar al reino saudí de cualquier turbulencia que amenace su seguridad. Por su parte, Irán pretende garantizar su profundidad estratégica frente a su principal enemigo: Israel, lo que requiere evitar la caída de Bachar el Asad en Siria, mantener bajo su órbita de influencia al Gobierno de Haidar Al Abadi en Irak y sostener a Hezbollah para que siga siendo un actor clave en Líbano.
De esta forma, Irán pretende apuntalar un arco chií que va desde Irán hasta Líbano pasando por Irak y Siria e, incluso, extenderlo a otros países de la península arábiga con población chií, ya sea mayoritaria como en Bahréin o minoritaria como en Yemen. En este cuadro, Siria representa una primera línea de defensa para el mantenimiento de la influencia iraní en Oriente Próximo. De ahí el decisivo apoyo financiero y la vital asistencia militar que Teherán ha prestado a Damasco, indispensable para la supervivencia política de Bachar el Asad.

El acuerdo alcanzado en Viena sobre la actividad nuclear de Irán abre una nueva era en la zona
Consciente de todo lo que se jugaba, Arabia Saudí tampoco se ha quedado de brazos cruzados. Tras el inicio de la primavera árabe, Riad movilizó todos sus recursos para desactivar unas revueltas que, con sus demandas de libertades y de justicia social, suponían un auténtico órdago para el propio reino. Para cortar de raíz un posible efecto contagio se pusieron en marcha una serie de medidas encaminadas a garantizar la paz social, entre ellas el alza de salarios, el incremento de los subsidios, la oferta de empleos en la Administración y la construcción de viviendas públicas. A la vez se intensificaron las políticas sectarias en el interior del país con el objeto de indisponer a la mayoría sunní contra la minoría chií, retratando a esta última como una quinta columna iraní que pretendía desestabilizar el país y propagar el caos.
En el exterior, el régimen saudí actuó de manera enérgica cuando los vientos revolucionarios se aproximaron a la península arábiga, no dudando en enviar sus tropas a Bahréin para evitar la caída de los Khalifa, cuya autoridad había sido puesta en tela de juicio por las protestas de la mayoría chií. En Egipto, un país clave por su posición geoestratégica y su peso demográfico, Arabia Saudí se alió con los sectores contrarrevolucionarios y los militares para hacer fracasar la transición pilotada por los Hermanos Musulmanes. Un eventual éxito de este experimento islamista podría haber cuestionado la propia legitimidad del sistema de Gobierno saudí, por lo que era imprescindible frenar en seco a Morsi, quien fue desalojado del poder por Abdel Fattah al-Sisi, que no tardó en convertirse en el nuevo hombre fuerte de Egipto con el beneplácito saudí.

Arabia Saudí ha actuado de manera enérgica ante los vientos revolucionarios en la península
En Siria, Arabia Saudí financió a la oposición y a los rebeldes contrarios a el Asad. Este apoyo era compatible con las prioridades de la política regional saudí basada en la contención de Irán y el debilitamiento de los Hermanos Musulmanes. Este respaldo económico, militar y logístico saudí se encaminó a los grupos salafistas integrados en el Frente Islámico, algunos con una agenda claramente sectaria, que ejercían de contrapeso al yihadista Estado Islámico, en cuyas filas combatían centenares de saudíes. La estrategia saudí pasa por evitar el surgimiento de un liderazgo sirio fuerte y cohesionado, ya que pretende mantener a los rebeldes sirios lo suficientemente fragmentados y atomizados como para garantizar su lealtad y obediencia.
Por último, Yemen representa un caso particular, puesto que ocupa la puerta trasera del reino y, por tanto, Arabia Saudí ha reaccionado con más determinación para evitar que dicho país caiga en la órbita de influencia de Irán. El rey Salmán no ha dudado en ponerse al frente de una intervención militar, bautizada como Tormenta Decisiva, junto a otros miembros del Consejo de Cooperación del Golfo con el propósito de frenar el avance de los rebeldes Huthi, de confesión chií, que tras conquistar Saná se hicieron con el control del estratégico puerto de Adén.
En todos y cada uno de los escenarios analizados, la descomposición estatal y la consiguiente fragmentación territorial se han convertido en un polo de atracción para los yihadistas. Por eso es tan imperioso que la comunidad internacional aproveche la nueva coyuntura creada por el reciente acuerdo nuclear iraní para tratar de apaciguar las turbulentas aguas de Oriente Próximo antes de que sea demasiado tarde y se conviertan en un sunami imposible de domeñar.
Ignacio Álvarez-Ossorio es profesor de Estudios Árabes en la Universidad de Alicante y coordinador de Oriente Próximo y Magreb en la Fundación Alternativas.
www.elpais.com

¿Ha perdido el norte Amnistía Internacional? (Primera parte)

Análisis forense de los informes de Amnistía Internacional sobre la Operación Muro Protector


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Amnistía Internacional (AI) es una de las organizaciones de derechos humanos más importantes del mundo. Sus declaraciones modelan la opinión pública, mientras que los Estados se sienten obligados si no a tenerle en cuenta, cuando menos a responderle. Un movimiento a favor de la justicia que aspire a llegar a un público amplio y a influir en la política de Estado no se puede permitir ignorar a AI si esta se equivoca o cuando lo hace. Esta monografía considera que AI ha perdido verdaderamente el norte y su objetivo es documentarlo con la esperanza de que AI haga una corrección o de que sus miembros de base le obliguen a hacerla.En lo últimos años AI ha publicado informes de derechos humanos meticulosamente documentados y legalmente impecables sobre el conflicto israelo-palestino, por ejemplo Operation “Cast Lead”: 22 days of death and destruction [Operación Plomo Fundido: 22 días de muerte y destrucción] [1], una virulenta crítica del ataque de Israel a Gaza en 2008-9. Pero este no ha sido siempre el caso. Durante muchas décadas esta venerable organización de derechos humanos dio de hecho carta blanca a Israel para su práctica generalizada de la tortura en los territorios palestinos ocupados [2]. A juzgar por sus informes publicados después del ataque israelí a Gaza en el verano de 2014, la Operación Margen Protector, AI está volviendo a sus disculpas anteriores. Para quienes han llegado a fiarse de AI y citarla como fuente de un correcto informe de derechos humanos esta evolución es inquietante y profundamente frustrante. El principal objetivo de esta monografía no es dar cuenta del aparente retroceso de AI, aunque en la conclusión se aventurarán algunas conjeturas al respecto, sino documentarlo exhaustivamente y centrarse en particular en la acusación global que hace AI a Hamas [3] en el informe Unlawful and Deadly: Rocket and mortar attacks by Palestinian armed groups during the 2014 Gaza/Israel conflict [Ilegales y mortales: ataques con cohetes y mortero de grupos armados palestinos durante el conflicto Gaza/Israel de 2014] [4].
Un balance falaz
El cuadro 1 presenta los datos brutos con los que empieza necesariamente una valoración desde el punto de vista de los derechos humanos de la Operación Margen Protector (en adelante OMP) [5]. 
TABLE 1 Civilian Losses in Operation Protective Edge 
Víctimas totales
(de las cuales son niños)
Civiles
(% del total de víctimas)
Combatientes
(% del total de víctimas)
Daños directos a infraestructuras civiles (en dólares)Viviendas civiles destruidas /inhabitables
Israel 73 (1)6 ** (8)67 (92)55.000.000 [6]1 *** 
Gaza 2.200 (550)*1,560 (70) [7])640 (30)4.000.000.000 [8]18.000 ****

· * Las cifras de Gaza se han redondeado. En toda esta monografía las cifras altas se redondean en decenas, centenas o miles.
· ** Uno de los civiles era un trabajador inmigrante tailandés.
· *** Otras 11 sufrieron algún daño.
· **** Otras 38.000 sufrieron algún daño.
“Una vez más los civiles de ambas partes fueron los más castigados por la tercera guerra a plena escala en menos de seis años”, observa AI en in Unlawful and Deadly. Aunque se podría decir que esta afirmación es cierta [9], oculta la abismal diferencia entre la magnitud del sufrimiento infligido a los gazíes en comparación con el de los civiles israelíes [10]. Resulta difícil encontrar un ejemplo más gráfico de una diferencia cuantitativa que se convierte en cuanlitativa que el único niño israelí frente a los 550 niños gazíes asesinados y no merma el carácter sagrado de cada vida el indicar que si la muerte de un niño israelí es terrible, entonces, según el mismo cálculo, la muerte de niños en Gaza es 550 veces más terrible. Una Misión Médica de Investigación internacional reclutada por la filial israelí de Médicos por los Derechos Humanos y formada por eminentes profesionales médicos concluía su informe sobre OMP con esta advertencia: “Sin querer minusvalorar en modo alguno los traumáticos efectos de la guerra sobre los civiles israelíes, estos palidecen en comparación con las consecuencias de la destrucción generalizada provocada a Gaza”[11]. Incluso el Secretario General de la ONU Ban Ki-moon, que en el pasado deshonró su cargo con su apología a favor de Israel [12], diferenció claramente entre los ataques letales de Israel a instalaciones de la ONU durante OMP, los cuales “deplora”, y el mal uso que hizo Hamas de las instalaciones de la ONU, por el que “está consternado” [13]. Se busca en vano un reconocimiento o matización similares por parte de AI.
En conformidad con esta imagen de imparcialidad AI transmite la impresión de que Israel y Hamas fueron igualmente culpables de haber violado las leyes de guerra. Publicó dos informes después de la guerra que documentaban los crímenes de Israel y otros dos que documentaban los crímenes de Hamas (cuatro informes en total), aunque sorprendentemente dedicó en total muchas más páginas a acusar Hamas (107) que a Israel (78)[14]. En su informe Operation “Cast Lead” AI formuló más acusaciones contra Israel (60 páginas frente a 13), con lo que la distribución del espacio relativo de este informe anterior era más acorde, aunque todavía no lo fuera totalmente, con la muerte y destrucción infligidos por cada parte [15]. La introducción a cada uno de estos informes de postguerra sobre OMP equilibra metódicamente la distribución de la culpa. Como si esto no fuera suficientemente problemático, en Unlawful and Deadly se detalla a lo largo de más de dos páginas la muerte de cada niño israelí a consecuencia de los ataques de Hamas. Si AI hubiera buscado verdaderamente ser equilibrado, ¿acaso no debería haber dedicado 1.100 páginas a los niños gazíes asesinados? AI incluso sugiere que Hamas fue la parte más manifiestamente culpable en el conflicto. Así, la conclusión de Unlawful and Deadly deplora claramente “el flagrante desprecio por parte de Hamas del derecho humanitario internacional” mientras que uno de los informes recíprocos de AI, Families under the Rubble: Israeli attacks on inhabited homes [Familias bajo los escombros: los ataques israelíes a casas habitadas], concluye cautelosamente que la destrucción creada (18.000 viviendas gazíes fueron destruidas o quedaron inhabitables, lo que dejó a 110.000 personas sin hogar) “plantea preguntas difíciles al gobierno israelí que por el momento no ha contestado” [16]. Por supuesto, se puede imaginar que Hamas cometiera tantos crímenes como Israel, si no más, durante OMP, pero a primera vista sería una conclusión de lo más anómala. Tanto en términos absolutos como relativos, el grado de culpabilidad parece inclinarse fuertemente del lado israelí: Hamas mató a 73 israelíes, solo el 8% de los cuales eran civiles, mientras que Israel mató 2.200 gazíes un 70% de los cuales eran civiles; el daño causado a las infraestructuras civiles de Gaza (4.000 millones de dólares) multiplica por 70 el causado a las infraestructuras de Israel (55 millones de dólares), mientras que la proporción de viviendas civiles destruidas por Israel frente a las destruidas Hamas es de 18.000 a 1. La pregunta fascinante es cómo consigue AI convertir este balance tan enormemente desequilibrado en una acusación “ecuánime” de ambas partes en el conflicto.

Notas
[1] 2009. [Se puede consultar en castellano en http://amnistiainternacional.org/publicaciones/80-israel-gaza-operacion-plomo-fundido-22-dias-de-muerte-y-destruccion.html].[2] Norman G. Finkelstein, Knowing Too Much: Why the American Jewish romance with Israel is coming to an end (New York: 2012), p. 97.
[3] El nombre Hamas se utiliza aquí para indicar todos los grupos armados en Gaza.
[4] 2015. [Se puede consultar en castellano en https://www.amnesty.org/es/documents/mde21/1178/2015/es/]
[5] Para los antecedentes de OMP, véase Norman G. Finkelstein, Method and Madness: The hidden story of Israel’s assaults on Gaza (New York: 2014).
[6] La mayor parte de los datos de esta monografía provienen del Estado de Israel, The 2014 Gaza Conflict, 7 July-26 August 2014 (Mayo 2015). Esta informa de que las indemnizaciones totales por daños directos a civiles israelíes ascenderán a 40 millones de dólares, mientras que el Estado gastará una suma adicional de 15 millones para reparar las infraestructuras públicas dañadas (párrafos 112, 223).
[7] Las cifras de víctimas y daños en el caso de Gaza se basan en el informe de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA, por sus siglas en inglés), Fragmented Lives [Vidas fragmentadas] (marzo de 2015). Las principales organizaciones de derechos humanos que trabajan en Gaza (Al Mezan, Palestinian Center for Human Rights) cifran la cantidad de civiles muertos entre 1.600 y 1.700. [El informe de] Israel 2014 Gaza Conflict afirmaba que de los 1.700 muertos gazíes que habían sido clasificados de un total de 2.125, 940 (44 %) eran “militantes” de Hamas, 760 (36 %) eran civiles y 420 (20 %) estaban “por clasificar”. También afirma que “en todos los casos excepto raras excepciones, las mujeres, niños menores de 16 años y los ancianos se clasificaban automáticamente como “no implicados” en sus cálculos”. Dejando de lado todas los demás absurdos de la contabilidad de Israel, la cantidad de mujeres y niños gazíes asesinados (esto es, sin incluir ningún hombre adulto) sumaba ya un total de 850 personas, según la OCHA (la única discrepancia leve es que la OCHA consideraba niño a toda persona menor de 17). El informe israelí culpa a la OCHA de basar su distinción combatiente/civil en “las listas diarias de muertos publicadas por el ministerio de Sanidad de Gaza controlado por Hamas”, que, continúa, “no identifica si la persona fallecida era un militante”. Es difícil imaginar cómo la OCHA se pudo basar en cifras desglosadas del ministerio si este no las había proporcionado. Véase 2014 Gaza Conflict, p. 56n165; Anexo—Palestinian Fatality Figures in the 2014 Gaza Conflict, párrafos 9, 13, 26-27.
[8] Estado de Palestina, The National Early Recovery and Reconstruction Plan for Gaza (Octubre de 2014), p. 9.
[9] Por otra parte, solo un 8 % del total de las víctimas israelíes eran civiles
[10] En su último informe publicado, “Strangling Necks”: Abductions, torture and summary killings of Palestinians by Hamas forces during the 2014 Gaza/Israel conflict (2015 [se puede consultar en castellano con el título “Gaza: Palestinos torturados y ejecutados sumariamente por Hamás durante el conflicto de 2014 “, https://www.amnesty.org/es/latest/news/2015/05/gaza-palestinians-tortured-summarily-killed-by-hamas-forces-during-2014-conflict/]), AI menciona brevemente que “la magnitud de las víctimas y la destrucción causadas en Gaza por las fuerzas israelíes excede con mucho las causadas por los ataques palestinos a Israel, lo que refleja, entre otros factores, la mucho mayor potencia de fuego de Israel”.
[11] Jutta Bachmann et al., Gaza 2014: Findings of an independent medical fact-finding mission (2015), p. 101 (en adelante Misión Médica de Investigación)
[12] Finkelstein, Method, pp. 101-20.
[13] Los comentarios de Ban Ki-moon se publican adjuntos al sumario del informe final de una comisión de investigación de la ONU a la que encargó investigar “determinados incidentes ocurridos en la Franja de Gaza entre el 8 de julio 2014 y el 26 de agosto de 2014” (en adelante Comisión de Investigación de la ONU).
[14] Además de Unlawful and Deadly y de “Strangling Necks” AI publicó Families under the Rubble: Israeli attacks on inhabited homes (2014) y “Nothing Is Immune”: Israel’s destruction of landmark buildings in Gaza (2014). Conviene señalar que estos cuatro informes se publicaron entre el final de OMP y la publicación del informe del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre esta operación en junio de 2015. Todo lo que AI publique después del informe de la ONU tendrá poco impacto político o ninguno. Casualmente, el informe de la ONU utiliza abundantemente estos cuatro informes de AI, una cuestión sobre la que volverá este escritor en una próxima monografía.
[15] Una yuxtaposición precisa arroja aún más sombra sobre las asignaciones espaciales de AI: en cifras absolutas, la escala de civiles muertos y de destrucción infligida por Israel durante la Operación Muro Protector fue mucho mayor mientras que en el caso de Hamas fue casi la misma.
[16] Por otra parte, “Strangling Necks” afirma categóricamente: “Las fuerzas militares israelíes cometieron crímenes de guerra y otras violaciones graves del derecho internacional durante la Operación Muro Protector”. Human Rights Watch (HRW) también condenó mucho más rápidamente a Hamas que a Israel. “Obviamente es más fácil denunciarlo como crimen de guerra, a saber, el lanzamiento por parte de Hamas de cohetes a zonas civiles”. El director ejecutivo de HRW Kenneth Roth comentó durante OMP: “Esto es abiertamente obvio. No se necesita una investigación exhaustiva para constatarlo. Para Israel hace falta más de una”. (http://m.democracynow.org/stories/9979).

Fuente: https://www.byline.com/project/13/article/14 
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.