jueves, 29 de mayo de 2025

La noche que murió la Revolución Francesa

 

Guadi Calvo | 

La noche que murió la Revolución Francesa | Martín Martinelli

 

Guadi Calvo (Argentina, 1955) Analista internacional, periodista, escritor, especializado en Medio Oriente, Asia y África. Sus artículos son publicados en diversos medios de más de cuarenta países de América, África, Europa y Oriente; traducido a una decena de idiomas. Entre sus libros encontramos: El Guerrero y el espejo, Colección de narrativa (Ediciones Filofalsía, 1990); Señal de ausencia (1993); La guerra de la sed (Punto de Encuentro, 2009 Estética de la desesperación. Violencia, marginalidad y política en el cine latinoamericano (Luxemburg, 2014) La noche que murió la Revolución Francesa (Prólogo: Martín Martinelli) (2024). | GUADI CALVO | Martín Martinelli | Gustavo Keegan | Alan Rebottaro Debate con el Observatorio 🔭 Geohistórico: Omar Gejo, Evelyn Russian, Sofía Vergara, Nazareth Chanique. Miércoles 14 de mayo, 13hs Argentina 18hs España    / @coordenadascanal  

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miércoles, 28 de mayo de 2025

La muerte de la hipocresía

Reseña del libro de Martín Martinelli: "La Geopolítica del Genocidio en Gaza"

  Guadi Calvo. 

 



Geopolítica del genocidio en Gaza, del doctor Martín Martinelli, es un libro inútil, innecesario, casi obsoleto, un excelente trabajo fuera de época, que, con suerte dentro de cincuenta o setenta años, pueda reparar en él algún historiador o antropólogo, quizás hasta un teólogo, que busque el momento exacto en la historia en el que se quebró para siempre la condición humana.

Decenas de autores se han adelantado a esta búsqueda, mucho más después de que el mundo se desayunase acerca de lo que sucedía en los campos de exterminio nazis, en que la muerte se ejecutó de manera industrial, ordenada, sistemática, con esa prolijidad y perfección tan alemana.

Pero claro, más allá de los millones de seres humanos que pasaron por aquellas factorías de la muerte, pocos ajenos al fenómeno pudieron apreciar in situ las técnicas desarrolladas para un exterminio eficiente y pulcro. Ya que, dada la monstruosidad para la que se aplicaba, se debió ejecutar a oscuras, en silencio, a expensa de un acordado desconocer de millones de personas.

Porque, antes, como cualquier institución, la hipocresía tenía por entonces, entre uno de sus principios, que las cuestiones reñidas con la ética y la moral se deben practicar de manera íntima, discreta y, si es posible y las condiciones se prestan deberían realizarse en espacios alejados, en que no se afecte la sensibilidad pública.

Sí lo sabrá el buen Leopoldo II de Bélgica, que en los fondos de sus bosques congoleños diez, quince o veinte millones de negros, no importa el número, eran todo negros, se sacrificaron en su beneficio, aunque no lo supieran, para convertirlo en uno de los hombres más ricos de su tiempo, rivalizando con egregios magnates como John Davison Rockefeller o Andrew Carnegie, pero eso ya es una historia tan antigua que no tiene sentido recordar, mucho menos en estos tiempos, en que la condición humana se ha quebrado definitivamente.

Desde entonces, y mucho más después de los dorados años del nazismo, los genocidios se han reproducido, perdón por el lugar común, como hongos después de la lluvia, pero de manera más brutal, poco científica. Sino que hablen argelinos, chadianos, sudafricanos, indios, vietnamitas, camboyanos, afganos, iraquíes y un largo etcétera, que no incluye a los palestinos, porque en Palestina, no se produjo, ni se está produciendo, ni se producirá jamás. Mientras se escriben estas líneas, nada que pueda ser considerado un genocidio, ni crimen aberrante, ni limpieza étnica, ni un holocausto, y ni mucho menos la publicitada Nakba está en curso. Nadie ha visto pruebas de ello, por eso el libro de Martinelli es un libro inútil y antisemita.

Lo que se está produciendo en Palestina, y particularmente en Gaza, es un fenomenal emprendimiento inmobiliario, que como siempre en estos negocios hay que demoler las obsoletas estructuras para levantar, como dijo el presidente norteamericano Donald Trump, que sabe mucho de negocios inmobiliarios: “una Riviera de Medio Oriente”. Lujosa, formidable, con tiendas de alta gama, buenos restaurantes, mejores vinos y bellas mujeres. Concordemos que es un mejor fin el que se les puede dar a esas maravillosas playas que han permanecido vacías por siglos.

Esperemos entonces para ver cómo se levantan esas torres faraónicas, después, claro, que se quiten los miles de millones de toneladas de la cuidada demolición emprendida por la Fuerza Aérea Israelí (IAF), mucho antes, pero mucho antes del 8 de octubre del 2023. Desde allí también se podrá acceder a las ansiosas reservas gasíferas que esperan para ser explotadas, desde el principio de los tiempos, por el pueblo elegido.

Por estos mares navega Martinelli, intentando desbrozar lo que ha quedado debajo de aquellos millones de escombros, donde las ruinas se mezclan con la vida cotidiana de un pueblo que fue demolido junto a su historia y su patria. Un pueblo al que le han quitado su raza y su cultura, porque ya no son semitas, ya no son árabes; son solo palestinos, como eran solo negros los negros de Leopoldo.

Ya sin necesidad de recurrir a la hipocresía, de esconder detalles, y a la luz del día, honradamente, para que quien se quiera enterar se entere, para quien quiera ver vea, como la condición humana, ahora sí, se ha quebrado para siempre.

Martín aporta los detalles, las razones, las pruebas que, a pesar de haber sido calcinadas por las bombas, el fósforo y los misiles sionistas, todavía existen. Por eso trabajo como el de él, son inútilmente imprescindibles, no para esta época, en que no serán valorados, por fantasiosos, por extravagantes. ¿Quién podría creer que diez, quince o veinte mil niños palestinos han sido masacrados por uno de los ejércitos más poderosos del mundo y decidido por el gobierno más avalado del mundo?

¿Quién podrá considerar como cierta la masacre por hambre que se ciñe sobre los palestinos que se han negado a morir de manera más ventajosa como bajo el fuego del sionismo, y ahora, en un territorio sin acceso a nada, una de las muertes más temidas los espera?

Mientras los perpetradores saben que para ellos no existe castigo, porque ellos sí han sido las víctimas. Monumentos conmemorativos, a donde a nadie se le ocurriría levantar un barrio privado o un country club, siquiera un campo de golf como los de Auschwitz-Birkenau, Treblinka, Belzec, Chelmno, Majdanek, Dachau y Buchenwald lo dejan en claro. Ya que todo ha sido perfectamente documentado y mejor recordado en museos, centros culturales, en los más de cien mil libros escritos sobre su genocidio, millones de artículos y en los miles de superproducciones que, desde entonces y cada año, llegan puntualmente, para no darle posibilidad a nadie de que olvide el padecimiento del pueblo judío, aunque según cuenta Martín, parecen ser ellos los que sí lo han olvidado definitivamente.

Por todas estas cosas el libro de Martinelli es innecesario, porque él escribe sobre el desgarro de la historia, el fin de la piedad, la muerte de la culpa. Desde su libro se puede avizorar lo que viene, un mundo sin humanidad, donde la cultura del desprecio será la nueva ética y la supresión del diferente una forma innovadora de la moral, eficiente y pulcra, que no necesita de hipocresías.

viernes, 2 de mayo de 2025

Palestina es la causa del sur global. Martín Martinelli


Palestina es la causa del sur global. Palestina y Gaza duelen, pero resisten.
Así que está el pueblo yemení, el pueblo palestino que sigue resistiendo. Y hay tres palabras importantes que no podemos dejar de mencionar: el imperialismo, el colonialismo y el capitalismo.
El capitalismo fósil porque Palestina está en el centro de Afroeurasia. Allí ya fueron destruidos Siria, Líbano, Yemen, Afganistán, Libia, Irak, Sudán. También está como objetivo Irán.
Y entonces Palestina se inscribe en esa lógica donde Estados Unidos es el titiritero de Israel. Es el que los financia. Es el que les manda las armas junto con Alemania y junto con los países occidentales.
Es el titiretero también de Milei. O sea que Netanyahu, lo que está haciendo Israel en esa región cercana a China y Rusia, Milei lo está haciendo en Nuestra América para aislarnos de Brasil. Y también ahora en las Malvinas con la connivencia de este gobierno apátrida y entreguista, permite que una empresa israelí explote el petróleo en las Malvinas.
O sea que el colonialismo sigue existiendo. Y también están las mentes colonizadas y el colonialismo y la geopolítica del conocimiento.
Y algo que no se conoce no se puede apreciar. Y Palestina no se conoce porque está velado, está sesgado en todos los medios de comunicación. Está prohibido mencionarlo. Una sola vez en la televisión argentina escuché solo una vez la frase "La causa palestina", dicha por Alejandro Urdapilleta en el 93, haciendo un chiste.  la causa palestina.
Es imperialismo, es  capitalismo y es el colonialismo (de asentamiento en Palestina). Milei y Netayahu son marionetas del establishment estadounidense. Ladiferencia es que Israel está provocando el mayor infanticidio del siglo XXI. Matando más de 200,000 personas, descuartizándolos y es un infanticidio. Están matando niños a drede ante los ojos de la humanidad.
Por lo tanto Cuba, Nicaragua que tuvieron lazos de amistad con Palestina, Vietnam y Argelia son causas a seguir. Y la lógica de los túneles que usan los la resistencia en Palestina es lo que se debe empoderar.
El pueblo palestino sufre pero resiste. Es el lugar de todas las luchas, el lugar de la lucha, la lucha nacionalista, de género y feminista, anticolonial y antiimperialista. Entonces no es demodé ni ser antiimperialista ni ser anticolonialista, al contrario. Porque el colonialismo y el imperialismo en manos de Estados Unidos sigue más vigente que nunca.
El que está detrás de todo esto financiando al sionismo, manejándolo, tiene un solo nombre y apellido. Se llama Estados Unidos de Norteamérica que es el que maneja el Estado de Israel. Así lo comprueba la ayuda exterior militar de Estados Unidos desde 1946 hasta ahora,
acentuada desde 1967.
Entonces cuando decimos Israel estamos hablando del Estado número 51 de Estados Unidos.