viernes, 13 de diciembre de 2013

Mattityahu Peled – Abu Salaam, un palestino judío



“Por eso, no debemos dar muerte a los de Dhrtarastra, nuestros parientes. ¿Cómo matando a nuestro pueblo, podríamos ser felices, oh hijo de Madhu? 
 ¡Ah dolor! Un gran error estamos a punto de cometer, pues por deseo del reino y el placer nos disponemos a matar a nuestro pueblo. 
Habiendo hablado así, Arjuna en la batalla, se dejó caer en el fondo del carro, arrojando al suelo su arco y sus flechas, desgarrado el corazón de dolor.” 
Bhagavad Gita [1] 
Quiero referirme a quien es conocido como Matti Peled, aunque nacido Mattityahu Ifland, el 20 de julio de 1923, en el puerto de Haifa, en la Palestina del Mandato británico. El primer pasaporte que obtuvo señalaba su nacionalidad como “palestino”.
Los avatares de una vida ejemplar, aún con sus virtudes y sus errores, propios estos últimos de su aceptación y adhesión a la ideología sionista, en la que creyó como el cumplimiento de un proyecto de recuperación de la inventada consigna “Tierra de Israel”, y por lo que dio los mejores años de su vida, para la obtención de ese objetivo, logrado, quizá, en gran parte, gracias a sus capacidades de estratega militar y su entrega incondicional. 
Los ideólogos sionistas, y muchos de los autores que escriben sobre la implantación del Estado de Israel, de las luchas internas entre los distintos grupos y sectores, todos ellos europeos kázaros y aventureros ávidos de poder, ignoran la presencia señorial de un palestino judío, a quien, seguramente, excluyen de sus narraciones, por su honorabilidad, su dignidad y su honestidad.Me guío para ello con la documentación directa de su pensamiento, por las pocas citas que su hijo Miko Peled, en su libro El hijo del general, [2] recupera de sus intervenciones y sus discursos, luego de retirado del Tzahal y devenido en académico profesor del idioma árabe y la historia y la literatura de sus ancestros palestinos, que lo convirtieron en el paladín de la defensa del pueblo palestino, su propio pueblo, y de los derechos que le asistían y asisten a tener su propio Estado.

Como un homenaje a su memoria y mi respeto y admiración por su esposa Zika, palestina judía, nacida en Jerusalén, en la Palestina del Mandato británico, y sus hijos Nurit y Miko, quiero recuperar, aunque mínimamente, algunas de las ideas que su hijo recuerda, para reivindicar su memoria y la dignidad de su comportamiento, que lo convirtieron en un admirable ser humano, que logró elevarse a la altura de un visionario y, que, lamentablemente, no fue ni es aún reconocido por aquellos que viven en el Estado que Matti Peled ayudó a implantar, aunque sí, algunos políticos e intelectuales palestinos, como Issam Sartawi y Walid Khalidi, llegaron a conocerle y entablaron con él una amistad imperecedera y lo respetaron por el apoyo que les diera en su lucha por recuperar su patria usurpada, apelando a la metodología de la no-violencia.
Pero, para entender por qué mi admiración y respeto por su esposa Zika Katznelson, quiero rescatar el texto en el que Miko Peled refiere a su madre, Zika, con relación a un recuerdo que ella misma, según comenta, le repitió varias veces, y que, sin duda, me significó el primer paso hacia un intento de comprender más y mejor a esta familia de madre y padre palestinos judíos. Y que me conmovió profundamente, hasta las lágrimas.
“Durante la guerra mi madre y mi hermano mayor Yoav vivían en Jerusalén con mis abuelos maternos. Siendo la esposa de un oficial, le ofrecieron a mi madre una casa en Katamon, un vecindario palestino cuyos habitantes fueron obligados a huir como resultado de la guerra.
Los hogares de los palestinos, espaciosos y hermosos, fueron todos tomados por el ejército israelí y entregados a familias israelíes. Mi madre recuerda cómo los saqueadores se llevaron las cosas de estas casas que pertenecían a familias acomodadas,
“Conocía a las familias palestinas desde niña mientras crecía en Jerusalén,” decía, “Los domingos caminaba a través del vecindario y veía a las familias sentadas en sus balcones. Usualmente había un limonero en el frente y un jardín con árboles frutales en la parte de atrás.”
Rechazó tomar la casa de otra familia.
“¿Que yo tomara la casa de una familia que puede estar viviendo en un campamento de refugiados? ¿El hogar de otra madre? ¿Te imaginas cuánto deben extrañar su hogar?”
Me contó esta historia muchas veces cuando era niño, insistiendo en que escuchara el mensaje.
“Yo me negué y todos nos quedamos viviendo con Savta Sima, que no era fácil para ninguno de nosotros. Y ver a los israelíes yéndose con lo saqueado, alfombras hermosas y muebles. Sentía vergüenza por ellos; no sé cómo pudieron hacerlo.”
Al rechazar la casa de Katamon, resignó la oportunidad de tener una casa hermosa y espaciosa para su familia en un barrio selecto de Jerusalén, y sin costo alguno. No fue hasta varios años después que el sueldo militar de mi padre pudo solventar una casa confortable, y aún así fue con bastante sacrificio y con ayuda de mi abuela Sima.
Ojalá pudiera acordarme de la primera vez que mi madre me contó esta historia, pero no puedo. Pero sólo sé que la conozco desde que tengo uso de razón.” [3]
Zika Katznelson de Peled, era apenas una joven palestina, madre, y reaccionó con la dignidad de una mujer íntegra ante el ofrecimiento vil. Debieron haber quedado en su memoria muy profundamente arraigados aquellos acontecimientos que le relatara a su hijo, según comenta éste, varias veces. La vergüenza que sentía al ver a los terroristas saqueando las casas de sus vecinos palestinos, cristianos o musulmanes, y el relato repetido hace pensar el sufrimiento que experimentó en tales momentos, ya que aquellos vecinos, con los que, seguramente, había convivido fraternalmente, aunque no lo dice, dejaron en su corazón una huella que dolorosamente ha perdurado toda su vida.
Y la experiencia tremendamente trágica de su hija Nurit, a quien, unos jóvenes palestinos, suicide bombers, dos, se inmolaron frente a su pequeña hija, Smadar, de tan sólo 13 años, muriendo todos en la explosión que se produjo al hacer estallar las bombas que llevaban sujetas a sus cuerpos de adolescentes.
Y la reacción de esta mujer extraordinaria, ante el llamado de Benjamín Netanyahu, compañero de estudios en la Universidad, quien quiso solidarizarse con su tragedia y ofrecerle sus condolencias, no pudo sino conmoverme hasta las lágrimas, ya que ella, sacando fuerzas de una infinita compasión de su corazón roto en pedazos, y transformándose, no sólo en madre de Smadar, sino en madre de todos los niños nacidos en esa tierra, incluso los dos que se inmolaron, le acusó de ser él y el gobierno israelí los responsables de la muerte de su amada hija y de los jóvenes palestinos que se habían inmolado con ella, seguramente hastiados de una vida que ese Estado terrorista les hacía imposible continuar viviendo.
Quiero rescatar algunas de las declaraciones de Nurit Peled-Elhanan, que aparecen en una entrevista que le realizara Olga Rodriguez, las que nos permitirán tener una clara visión de lo que es el Estado de Israel, visto por una educadora cuya vida, como señalé antes , la hace digna de la mayor admiración y respeto. Y Nurit no deja de repetir, también, al igual que su madre, al recordar o cuando le recuerdan la muerte de su amada Smadar, de quiénes fueron los responsables de la misma. Y así se lo reitera a Olga Rodriguez: [4]
“Benjamin Netanyahu, por entonces -al igual que ahora- primer ministro israelí, telefoneó a Nurit para darle el pésame. Habían sido compañeros en el instituto. Ella le contestó de este modo:
“Ha sido tu política de ocupación la que ha matado a mi hija”.
Y ella misma señala la influencia que su padre, Matti Peled, ejerció sobre ella y sus hermanos. Ante dos preguntas de la periodista, así respondió Nurit Peled.Elhanan:
“-Tu padre fue un hombre muy destacado de la sociedad israelí. ¿Cómo influyeron sus posturas políticas en tu modo de ver la vida?
Mi padre fue un representante importante del otro Israel, de esa otra sociedad que lucha por la justicia y la paz. Él llegó a tener un partido político; la mayoría de las personas que buscan la paz no lo tienen, militan desde organizaciones civiles, pero trabajan duro y espero que algún día sean mayoría en esta sociedad.
Mis hermanos y yo hemos heredado el espíritu dialogante de mi padre, su obsesión por buscar la paz, por rechazar el racismo, por aprender a escuchar a los otros. Mi padre me enseñó la importancia de la educación y por eso me dedico a educar. La escuela es muy importante, en ella enseñamos buena parte de los valores de nuestra sociedad, aunque lamentablemente en Israel hay otra escuela, el ejército, por la que pasan casi todos los jóvenes.”
-Y tus hijos, ¿han heredado la visión de su madre?
“Mis dos hijos mayores son objetores y miembros de la organización Combatientes por la paz. El pequeño tiene diecisiete años y medio y está viviendo una lucha interna porque esta sociedad rechaza de manera brutal a los que no van al Ejército, y los encarcela. Él tiene esa idea naif e inocente de que puede ir al Ejército y cambiarlo desde dentro, no dejar que los demás actúen como locos. Le queda un año para tomar la decisión.”
La muerte de su pequeña Smadar, le ha dado a esta mujer extraordinaria una profundidad en su mirada sobre la vida, que hace que cada una de sus reflexiones nos obliguen a pensar en qué medida cada uno de nosotros podemos colaborar con ella, para que ese Estado terrorista sea transformado en un Estado democrático y laico, donde puedan convivir fraternal y solidariamente todos sus habitantes, como ella lo anhela, ejerciendo desde su magistratura el rol ético que ha asumido dignamente, y desde el cual nos pide que la ayudemos porque “Se lo debemos a nuestros hijos”.
La periodista continúa:
“La pasada semana Nurit escribió un artículo en el que condenaba las muertes de los últimos menores palestinos a manos del ejército israelí: Cuatro en tan solo unos días. Número insuficiente para convertirse en noticia en la prensa internacional.
“Sólo esos niños muertos -escribió Nurit- solo ellos, que se han unido a mi hija en el reino del subsuelo de los niños sobre el que este país de cemento es continuamente construido, (…) sólo ellos saben que los tanques y excavadoras y las leyes silenciadoras y racistas que aparecen a diario no harán desaparecer la sangre de nuestras manos….
-“La sociedad europea está preparada para el Tribunal Russell” -insiste antes de despedirnos- “Estados Unidos y Europa no pueden seguir ignorando los crímenes israelíes durante más tiempo. Ha llegado la hora de actuar. Se lo debemos a nuestros hijos.”
Su padre, Matti Peled, le enseñó y nos enseñó, a quienes hemos tenido la posibilidad de conocer a esta familia excepcional, a no dejar de comprometernos y acompañarlos en su dignísima tarea de esclarecerle a todos los habitantes de nuestra madre Tierra, lo que significa el Estado terrorista de Israel en su aventura absurda de querer convertirse en un Estado exclusivamente de judíos, intentando un etnocidio de aquellos palestinos, cristianos y musulmanes, que decidieron voluntaria y valientemente quedarse a vivir en él, y cuyo crecimiento demográfico es imposible detener.
Cuando recorría las páginas del libro de su hijo, Miko, me trajo el recuerdo del texto que incluyo como epígrafe de este ensayo, tomado del Bhagavad Gita, y que, significa, para mí, comprender lo que Miko descubre y nos relata en el final de su libro, el cambio profundo que se produjo en su padre y que él relata en el inicio del capítulo 15 del mismo, con esta pregunta:
“¿Qué hizo que tu padre cambiara?
La gente me pregunta constantemente qué fue lo que hizo que Matti Peled cambiara del general que era conocido por sus ideas conservadoras de “halcón” y que reclamaba la guerra en términos nada dubitativos, a un hombre decidido y dedicado su vida a lograr la paz.”
Miko Peled encontró en las propias respuestas de su padre, una respuesta a las preguntas que le formulaban y que él mismo, seguramente se formulaba.
Decía su padre y así lo relata Miko:
“Mi padre tenía su propia forma de contestar esa pregunta en entrevistas y artículos. “Cuando los objetivos estratégicos de Israel convocaban a la guerra, yo respaldé la guerra, y cuando la paz fue posible, yo pedí por la paz”, solía decir con calma y luego agregaba, “No hay conflicto alguno aquí.” Era una respuesta racional típica de él.”
Yo mismo, en la lectura de casi todo el texto del libro, tenía otra respuesta. Y eso me llevó a pensar en Arjuna, al comando del ejército indio que debía luchar contra sus primos en la guerra que es relatada en el Mahabharata, del cual he rescatado el texto del Bhagavad Gita. [5] Debo confesar que mis estadías en la India, y mis estudios de la historia y, en especial, las religiones de ese país, así como el tiempo pasado en el ashram de Sevagram, y con Pyarelal Nayar, secretario de Mahatma Gandhi, en Nueva Delhi, dejaron en mí una impronta indeleble que me lleva, quizá con cierta ingenuidad, a tratar de comprender las dificultades que enfrentamos los seres humanos para poder convivir fraternalmente.
Y entonces busco en sus textos, leídos muchas veces, las respuestas que me permitan superar dificultades y encontrar, aplicando la metodología del satyagraha y la no-violencia, las causas profundas de los conflictos y la superación de los mismos.
Y, con Matti Peled, me pasó lo mismo. Y mi razonamiento comenzó al conocer que él era palestino judío, nacido en la Palestina del mandato británico, y que primó, en la primera etapa, su condición de judío, y seguramente, hombre digno y profundamente dolido por los acontecimientos de la segunda guerra mundial y el padecimiento de los europeos judíos, así como otros grupos humanos, lo habían llevado a compartir la ideología sionista con su intento de resolver lo que en la Europa racista y discriminadora se denominaba “el problema judío” o “la cuestión judía”.
Y asumió ingenuamente la idea de que la implantación de un Estado judío, primariamente llamado “hogar nacional judío”, en la Palestina histórica, era la solución del “problema judío” o “cuestión judía”.
Y se unió al Palmach, grupo de europeos terroristas, y así como, según lo comenta su hijo, luchó contra los ingleses, por considerarlos invasores de la que en ese momento consideraba su patria, Palestina, entonces se convirtió en un guerrillero judío, cuyo objetivo era la implantación del “hogar nacional judío”, luego devenido en el Estado de Israel.
Seguramente desconocía el Informe Campbell-Bannerman, proyecto inglés de 1907, cuyo objetivo era implantar un enclave colonial en Palestina, para evitar la independencia, unión y soberanía de los pueblos árabes, las que si eran logradas por esos pueblos impedirían la continuidad y perennidad del imperio británico, según lo habían indicado los expertos de los países, Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda, Italia, España y Portugal, reunidos para la redacción de ese documento, que el imperio británico mantuvo en secreto durante 100 años. [6]
Seguramente, como su hijo lo plantea, si hubiera seguido viviendo y observado lo que los gobernantes de ese Estado terrorista están haciendo, ¿habría seguido adhiriendo a la ideología sionista? Miko Peled lo duda, no lo dice, pero queda sin responder a la pregunta que él mismo se formula.
Yo sí, no tengo dudas: Matti Peled, palestino judío, habría renunciado a una ideología perversa y colonialista, y lo que Miko nos relata a partir de ese capítulo 15 de su libro, creo absolutamente, que habría renunciado.
Y ¿por qué pienso y digo esto?
Matti Peled, a través de su sufrimiento había aprendido que ninguna tierra nos pertenece, sino que nosotros pertenecemos a la tierra donde hemos nacido. Rechazó, seguramente, la falsa doctrina de dioses mezquinos e hipócritas, como Jhwh, que prometían donaciones a pueblos nómades, otorgándoles territorios como si ellos fueran los dueños de los mismos, y de ahí las absurdas creencias de “pueblos elegidos” y “tierras prometidas”[7] con las que los ideólogos judíos aún siguen difundiendo pretenciosamente como verdades dogmáticas, con una pátina de “mandato divino”, establecidas por esas deidades militaristas y etnocidas.
Inventándoles sacralidad a sus textos, textos llenos de violaciones, crímenes y asesinatos, transformados en mandatos de esa deidad, a la que el padre Michael Prior, considerara militarista y genocida, y cuyas narrativas en los textos de la Torah, sólo exponen crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, no prescriptibles, analizados con los estándares seculares modernos de los derechos humanos y políticos. [8]
Yo había aprendido en la India, esta sencilla y profunda verdad, “uno pertenece a la tierra donde ha nacido, y no que esa tierra nos pertenece”, cuando una noche en Calcuta, donde pernocté en un templo, tuve un encuentro con el monje que cuidaba del mismo.
Aún recuerdo que en el anochecer de Calcuta, y luego de cenar, lo que me pareció un delicioso bolo de arroz, caminaba yo por los jardines del templo, cuando un leve sonido, como un silbido, me llamó desde lo alto de la terraza.
Subí las escaleras y allí, sentado y con las piernas cruzadas a la usanza india, iluminado por la luz de la luna, se encontraba un monje que, como todos los indios, se interesó por mí, transeúnte extranjero. Y surgió la pregunta, repetida y escuchada, una y cien veces en mis andanzas por los caminos de la India:
“¿Cómo se llama? ¿De dónde viene? ¿Cuántos años tiene?¿Quién es? ¿Qué estudió? ¿Dónde? ¿De qué lugar de la India viene? ¿A dónde va?.....¿Es usted un buscador de la Verdad?
Saad Chedid. Soy argentino, de América del sur. Estudiante. Filosofía. Vengo de Sevagram, del ashram de Aryanayakam. A Shantiniketan... Sí.”
Y la respuesta, que me marcó para toda mi vida, y que hasta hoy guía mis pasos en este universo poblado con miles de millones de galaxias, con millones de agujeros negros, compuesto también por materia oscura y antimateria y mundos paralelos, en su insondable profundidad que nos llena de asombro y nos hace asumir la mayor de las humildades posibles, para ser dignos de nuestra condición humana:
“Vuelva a la tierra en que nació. Usted ahora pertenece a esa tierra. Y allí encontrará las respuestas a sus preguntas.
Allí encontrará la Verdad que busca. Si Brahma ha querido que usted naciera en la Argentina, allí debe encontrar usted sus respuestas. No aquí .
Quizás ha regresado a la India porque en alguna encarnación anterior usted vivió aquí. Y por eso quiso volver a recorrer estos lugares. Pero ahora su lugar está en el lugar en que nació. Vuelva allí, a la Argentina, país en el que nació. Allí encontrará las respuestas que busca, porque allí pertenece ahora. No aquí.”
Matti Peled, luego de cumplido su cometido de implantación del Estado de Israel, encontró en el sufrimiento de los palestinos, sus propios compatriotas, a manos del ejército del Estado recién constituido, convertido en ejército de ocupación, como él lo había previsto, la motivación para recuperar su identidad originaria y luchó entonces con la misma voluntad de antes, pero esta vez con los instrumentos de la palabra y el corazón, rechazando entonces la recurrencia a las armas y a la violencia, con las que los invasores europeos sionistas habían luchado, para imponerse a los autóctonos habitantes.
La experiencia que luego relatará su hijo, quien encuentra entonces respuestas a las preguntas que él mismo se formulaba con respecto al cambio profundo que se había producido en su padre, el cual pasó de ser un ‘halcón’ del Tzahal a un hombre de diálogo con los palestinos y un defensor acérrimo del Estado palestino. Fue el primero de su generación en asumir la necesidad de la creación del Estado Palestino, y ello lo llevó a acusar a Yitzhak Rabin de no cumplir con los Acuerdos de Oslo, ya que Matti Peled, al igual que Edward W. Said había leído la letra chica del Acuerdo y descubierto la falsedad en el documento, y defendió la postura de Yasser Arafat, quien había sido acusado de ser el responsable del fracaso de las negociaciones.
Antes de analizar otros textos del libro de Miko, veamos su asombro al descubrir que a su padre, los palestinos de todas las aldeas y ciudades le llamaban Abu Salaam. Y cuando su amigo Nader, lo presenta en Nazaret, dice:
“¿Sabes quién es el padre de Miko? Matti Peled.
Sus rostros se iluminaron.
“Abu Salaam”, dijeron. Padre de la Paz. “Por supuesto que conocemos a Abu Salaam”. Nader mi mró radiante.
Esta fue la primera vez que escuché que llamaban a mi padre por ese nombre. Era consciente por supuesto, de que él había trabajado íntimamente con los palestinos en Israel, y era muy conocido entre la comunidad israelí-palestina. Pero no me dí cuenta hasta entonces de realmente cuánto impacto había tenido su participación. Por donde viajara, tanto dentro o fuera de Israel y en la Ribera Occidental, oía que se referían a mi padre como Abu Salaam mientras la gente me daba la mano con gran emoción. Escuché historias por primera vez de cómo él se opuso vehementemente a la confiscación masiva de tierras que los palestinos tenían que soportar, ayudaba a aquellos que tenían asuntos legales, y salió a hablar contra las injusticias cuando la gente era detenida o deportada. La verdad es que hasta ese momento, yo no conocía en plenitud lo que mi padre había hecho por la paz y lo que esto significaba para tanta gente.”
Y desde ese momento Miko Peled comienza un recorrido, que le permite conocer mejor la vida de su padre, ya dentro de las comunidades palestinas a las que les ha perdido el temor, y descubre un mundo nuevo, lleno de vidas y personalidades generosas que le muestran una realidad muy distinta de aquella que había aprendido, tanto en sus estudios, desde la primaria a la Universidad, y también en el Tzahal.
Su hermana Nurit Peled-Elhanan, en su conocido libro Palestina en los textos escolares del Estado de Israel, realiza un análisis exhaustivo de las tergiversaciones, inexactitudes y falsedades que se inculcan a los estudiantes israelíes con respecto a Palestina y a los palestinos.
Y comienza así el Prefacio del mismo:
“En Israel, los libros escolares son escritos para jóvenes que serán preparados para unirse al servicio militar compulsivo a los 18 años de edad y llevar a cabo la política de ocupación israelí en los Territorios Palestinos.” [9]
Pero sigamos el itinerario por el que nos lleva Miko Peled, para conocer mejor a un hombre cuya vida estuvo signada por una profunda vocación de servicio, pero fundamentada en principios éticos y de solidaridad.
“A menudo se me pregunta cómo había sido que él había desarrollado opiniones tan claras y avanzadas en este tema, y la única respuesta que se me ocurre es que era un hombre de principios irrenunciables. No aceptaba la doble moral de que nosotros, el pueblo judío, merecemos vivir en la misma tierra que los palestinos y al mismo tiempo despojarlos de sus derechos. También tenía serias preocupaciones por la naturaleza de la democracia judía, y sabía que la ocupación de otro pueblo destruiría la integridad moral de la sociedad y la de las FDI. No quería ver a las FDI convertidas en una fuerza brutal, acusadas de oprimir a una nación que con seguridad se levantaría para resistir la ocupación. Había otros sionistas, como el venerado profesor Yeshayahu Leibovitch y el periodista Uri Avneri, por nombrar sólo dos, que pensaban y hablaban como él. Pero cuando decía estas cosas, era particularmente problemático para la gente porque él era un militar, general de la generación de la Palmaj.”
Y Matti Peled, del mismo modo que había luchado en su juventud contra las fuerzas colonialistas inglesas por una Palestina libre, y luego apoyar y luchar por el proyecto sionista de implantar un Estado para los europeos judíos, ahora luchaba contra sus propios camaradas del Tzahal, que ocupaban los cargos en el gobierno, y los acusaba de traicionar los principios de la ética y los compromisos asumidos internacionalmente, al impedir intencional y voluntariamente la creación del Estado Palestino.
El Estado de Israel, Estado pergeñado por la potencia imperial británica en 1907, no había sido implantado para resolver el “problema judío” ni la “cuestión judía”, sino para cumplir el rol de enclave colonial.
Los hombres como Matti Peled, como lo señala su hijo, y así lo reconocían los palestinos que lucharon contra la implantación de ese Estado terrorista, como lo veremos, con ideas y principios éticos, no pudieron soportar la hipocresía de esos dirigentes y terminaron enfrentándolos.
Y desde esta perspectiva es que rechazo absolutamente la ignominiosa actitud de un inmigrante ruso, Avigdor Lieberman, llegado al Estado de Israel, en 1987, que pretende, disfrazando su ambición personal con un supuesto y falso mandato de su deidad Jhwh, y apelando a esa absurda e infantil creencia de “pueblo elegido” y “tierra prometida”, expulsar o exterminar a los autóctonos habitantes de Palestina, so pretexto de que esa tierra les pertenece a los judíos. Objetivo que, seguramente, pretenderá cumplir si llega a ser, como pareciera, primer ministro de ese Estado terrorista.
Y también quiero rescatar la vida de un palestino, quien luchó contra Matti Peled, y luego se convirtió, aunque no lo conoció, en su mayor defensor y así se lo relató a su hijo Miko, y éste lo narra en su libro.
Ese palestino, que no sé si vivirá aún, también debe ser recuperado históricamente, porque son los hombres como ellos los que merecen nuestro respeto y seguir sus ejemplos de dignidad y valentía.
Así comienza Miko la aventura que le permitirá, al fin conocer y saber por qué su padre cambió tanto:
“El fin de semana posterior a mi primera estadía en el campamento de refugiados de Deheishe para enseñar karate, lo llamé a Jamal para ver si estaba libre la semana siguiente. Dijo que había alguien a quien quería presentarme en persona –un hombre llamado Abu Ali Shahin. “Es el hombre que creó el orden que condujo nuestras vidas en prisión, era nuestro líder, y tiene mucho respeto por tu padre. En realidad, visitó la tumba de tu padre varias veces y quiere encontrarse contigo.”
El nombre no significaba nada para mì, pero tenía curiosidad por conocer a ese hombre. Así que al día siguiente tomé el autobús desde el este de Jerusalén a Ramallah, donde me encontré con Jamal. Fuimos juntos a buscar a unos amigos de él, todos hombres que habían pasado años en prisiones israelíes, cada uno con historias que podrían llenar volúmenes.
Llegamos a un departamento espacioso en Ramallah, donde un anciano diminuto de pelo blanco, anteojos y barba blanca nos recibió en la puerta con abrazos y besos y luego nos invitó a su estudio. Pregunté si se me permitía filmarlo. No estaba seguro de qué iba a decir, pero tenía la intuición de que era importante así que quería grabarlo. Dijo que estaba bien y salió del cuarto. Cuando volvió, tenía una keffiyeh a cuadros negros y blancos, el símbolo de Fatah, por encima de su hombro.
Éste era Abu Ali Shahin, comandante de Fatah y líder de los políticos palestinos prisioneros por más de dos décadas. “Ésta es la primera vez que hablo en hebreo desde 1982,” dijo con una sonrisa.
Y así comenzó una larga y cautivante historia contada por un hombre que en un momento era uno de los asistentes más cercanos de Yasser Arafat y en la lista más buscada de Israel. Pero más que eso, él sabía algo sobre mi padre que yo nunca había escuchado antes.”
Y he aquí lo que Abu Ali Shahin, le dice a Miko y son sus palabras las que quiero también rescatar, por lo que habré de plantear después:
“En 1948, durante la guerra, mataron a mi padre,” comenzó diciendo. Luego me enteré de que Abu Ali había nacido en enero de 1939, así que no tenía diez años cuando esto ocurrió. “Él comandaba las fuerzas que defendieron a nuestra aldea, Beshshit, y lo mataron en la batalla. Después de la batalla nuestra aldea fue destruida y terminamos en el campamento de refugiados de Rafah en la Franja de Gaza. Mi padre murió en la batalla, pero la guerra es la guerra, uno sabe que un hombre puede morir. Pero en 1967, apenas días después del final de la guerra de los seis días, los israelíes masacraron a mi familia entera, mataron a civiles, no combatientes.”
Abu Ali se paró de su silla y comenzó a servirnos café a todos nosotros. Se detuvo y me miró. “Así es cómo sé sobre tu padre.”
Estaba confundido. Mi padre no tuvo nada que ver con Gaza en 1967. “¿Cómo podía mi padre estar involucrado?
“Ya llegaré a eso en un momento. No había pasado más de una semana después de la guerra, cuando un oficial del ejército israelí apareció en nuestro vecindario en el campamento de refugiados de Rafah en Gaza, al mando de una compañía de soldados y de una topadora. Los soldados les dijeron a todos que salieran de sus hogares. El oficial inspeccionó a todos y luego envió a las mujeres y a los niños   menores de 13 años de nuevo a sus casas. Tomó a todos los hombres y a los chicos de más de 13 años y los llevó hacia otra parte del campamento, lo suficientemente lejos para que las familias no pudieran ver. Luego los soldados alinearon a todos contra una pared y les dispararon a todos. Cuando terminaron, el oficial fue uno por uno y le disparó a cada persona en la cabeza.”
“¿Cuántas personas había ahí?”
“Más de 30, entre ellos un chico de 13 años y un anciano de 86. Después de que les disparó, los cuerpos fueron alineados en el piso y la topadora empezó a pasarles por encima, yendo de un lado a otro y de un lado a otro hasta que los cuerpos quedaron irreconocibles.”
“¿Cómo se enteró?”
“Fue a plena vista, mucha gente lo vio, vieron la topadora y vieron al oficial ir y dispararle a cada persona en la cabeza. Hay testigos oculares.
Mi madre salió corriendo cuando le llegó la noticia, y ella fue la primera en ver a los hombres y a los chicos que habían matado. Sólo pudo distinguir y decir quién era quién por la ropa que usaban.”
Yo apenas podía digerir todo esto y todavía no podía entender cómo mi padre podía estar conectado con nada de esto. “¿Usted estaba en Gaza entonces?”
“No, estaba en la Ribera Occidental trabajando encubierto. Un amigo vino un día y me dio la mala noticia.
Cuando se me confirmó que esto realmente pasó, sentí un dolor tan intenso que creí que mi corazón iba a explotar. Supe en ese momento que yo jamás podría hacer que alguien sintiera semejante dolor. No me importa si alguien es israelí o judío o lo que sea, este es un dolor que nadie jamás debe sufrir.”
“Abu Ali, todavía no veo de qué manera mi padre estuvo involucrado.”
“Estoy llegando a eso. Después me atraparon y fui interrogado y torturado durante cinco meses. Durante mi interrogatorio le dije a mi interrogador, un tipo que se llamaba Pinhas, ¿Por qué dices que somos asesinos? Ustedes son los asesinos, no nosotros. ¿Por qué matar a un hombre de 86 años? ¿Qué podía hacerles? ¿O a un chico de 13 años?”
A Pinhas le interesó lo que yo había dicho, y pidió detalles. Cuando volvió al día siguiente, escribió los nombres de las personas que habían matado. Y después Pinhas vino a verme con otro oficial y dijo, ¿Ves a este hombre?, él se va a asegurar de que alguien investigue la masacre de tus parientes.”
¿Realmente usó la palabra masacre? Yo dudaba, así que Abu Ali enfatizó: “¡Él usó la palabra ma-sa-cre!”
“No fue hasta muchos años después, en 1979, que me enteré que este oficial trabajaba con tu padre, y me enteré de lo que hizo tu padre. Yo estaba en la prisión de Shata en ese momento, y estaba hablando con un oficial del Shabak (el servicio de seguridad general o GSS por sus siglas en inglés), y él fue el primero en decirme que el general Peled se enteró de cómo había sido asesinada mi familia en Rafah y fue a constatarlo él mismo. Más tarde personas en Rafah me confirmaron esto. Matti Peled vino al campamento de refugiados en persona.
Todo el mundo en Rafah hablaba sobre el hecho de que Matti Peled, uno de los más grandes oficiales del ejército israelí, un general que era muy respetado, derecho como una flecha, el hombre que fue gobernador militar de Gaza, había venido en persona, hasta había manejado él mismo, y visitó las casas de las víctimas. Tu padre visitó la casa de mi familia, habló con los adultos y consoló a los niños.
La gente comentaba lo perturbado que estaba cuando lo llevaron a ver el lugar donde tuvo lugar la masacre. Tu padre también escribió un informe a Yitzhak Rabin y Haim Bar-Lev, pero no hicieron nada.”
“Lanzó un profundo suspiro. “Ahora tengo 72 años. Voy a cumplir 73 en 10 días. Todavía estoy pagando por lo que hice entonces, pero no me arrepiento de nada. No, soy un combatiente y un comandante, y dediqué mi vida a la lucha. Hice lo que me dictó la conciencia y estaba preparado para morir cada vez que iba a una misión.”
“Luego hizo una pausa, se enderezó en el asiento, y dijo en voz baja:
“Todos pertenecemos a esta tierra y necesitamos vivir juntos. Ningún Estado árabe, ningún Estado judío. El judaísmo es una religión, y yo estoy hablando de un Estado secular para todos sus ciudadanos. Ésa es la única manera de vivir aquí. Ser judío, musulmán o cristiano o ateo, esa es una elección personal, no es cuestión mía dictarla ni que me la dicten. No quiero un sacerdote, o un rabino o un shaij que gobierne mi vida. Nosotros pertenecemos a esta tierra y necesitamos vivir aquí como iguales."
“Ésta no era la primera vez que yo había escuchado a alguien hablar de “un solo Estado democrático secular” como la solución correcta. Era parte del manifiesto de Fatah de crear una democracia secular en toda Palestina. En el pasado, no podía digerirlo, pero cuanto más gente impactante e inteligente como Abu Ali conocía, gente que se guiaba por principios, más creía que no tenía sentido, en realidad ningún futuro, el dividir a los pueblos y a la tierra. Sin mencionar que los asentamientos y la realidad sobre el terreno habían logrado eliminar a la Ribera Occidental como un área viable dentro de la cual pudiera establecerse un Estado palestino. Mi familia era toda sionista, y de hecho también lo era yo, pero se estaban abriendo grietas en mi convicción de que había una necesidad o siquiera una justificación para un Estado que fuera judío.
Luego, Abu Ali comenzó a hablar de mi padre de nuevo.
“Yo visité la tumba de tu padre nueve o 10 veces, y cada una de las veces llevé flores. La última vez fue a fines de 2003. Luego me sacaron el permiso para entrar a Israel así que ya no puedo salir fuera de la Ribera Occidental.”
“En ese instante uno de los otros en el cuarto preguntó, “Abu Ali, ¿por qué visitaste la tumba tantas veces? ¿No fue el general Peled también responsable de nuestro sufrimiento? Después de todo, él también fue un general israelí.” Abu Ali se paró. Lo miré y pensé, su pequeño cuerpo puede llevar a confusión porque cuando habla, escuchan en silencio hombres mucho más grandes que él.
“El general Peled no era un general común,” dijo, en un claro tono de reprimenda, él cambió como resultado de algo que vio, y nunca miró para atrás. Fue un gran hombre, y podría haber sido un miembro del gabinete o aún primer ministro si se quedaba y seguía la corriente. ¡Pero no! Siguió su conciencia y se mantuvo fiel a ella toda su vida. Nunca lo conocí, pero sentía y aún siento una verdadera afinidad con él.”
“Cuando volví a casa esa noche, le conté a mi madre esta historia. Ella inmediatamente respondió:
“Sí, yo recuerdo eso. Tu padre estaba tan disgustado que no pudo dormir durante semanas. Les escribió a Rabin y a Haim Bar-Lev sobre ello, pero no hicieron nada. Esto lo cambió por completo.”
La lectura de estos breves textos, y el profundo respeto que siento por hombres de esta talla, me hace indignar frente a tantas idioteces de algunos pocos dirigentes judíos, cristianos y musulmanes, porque tienen una prensa servil, quienes en nuestro país, sin saber nada de lo que pasó y pasa en Palestina, la Palestina ocupada y la devenida en Estado terrorista de Israel, hablan y escriben. Y quiero destacar específicamente a personajes como Marcos Aguinis, quien desde la comodidad de su casa pretende defender el accionar de los dirigentes de ese Estado terrorista, y lanza diatribas contra palestinos que ni siquiera conoce y nunca en su vida ha visto, y lo hace como si estuviera escribiendo una novela más, ignorando la realidad a la que se refiere, con una superficialidad lamentable, pero indignante.
Y también los dirigentes de la DAIA, la AMIA, y otras instituciones judías, quienes creen que hablando y escribiendo sobre el antisemitismo, palabra de la que ni siquiera conocen su significado, del holocausto, de la que tampoco saben qué quiere decir, pero repiten como marionetas teledirigidas. Porque así recibirán las felicitaciones de los jerarcas que gobiernan en el Estado de Israel, e invitaciones para visitar tumbas y museos necrofílicos, como los que pretenden crear en todo el mundo eludiendo así sus responsabilidades. Y todo ello, amparándose en las muertes y sufrimientos de europeos judíos que padecieron los horrores de la segunda guerra mundial, asesinados y torturados por el gobierno nazi, y negados y olvidados por los gobiernos de los países occidentales, que les impidieron sus entradas y nada hicieron para salvarlos del horror al que fueron sometidos.
Si hay algo que tengo claro es que sólo siguiendo el ejemplo de hombres como Matti Peled y Abu Ali Shahin, nosotros, desde la Argentina y desde cualquier otro país, podremos significativamente colaborar para que terminen en la Palestina histórica, en el actual Estado terrorista de Israel, los enfrentamientos inútiles y las muertes de niñas y niños palestinos e israelíes, inocentes, asesinados por soldados niños, e inmoladores niños, como los que relata Miko Peled, y de los cuales su sobrina Smadar Peled-Elhanan es un ejemplo paradigmático.
Aunque de ella conocemos su muerte pero nunca sabremos las de los miles de niñas y niños palestinos asesinados por soldades israelíes, entrenados para esos crímenes, como los que describe Gideon Levy en su “Carta a un soldado”, quien le reprocha su crítica a esas prácticas del Tzahal: esto es el asesinato de niñas y niños palestinos de entre 4 y 10 años, con los que se quiere evitar el crecimiento demográfico del pueblo palestino.
Porque las guerras, todas las guerras, son inútiles, inmorales e injustas, y hay que deshonrarlas, porque sólo sirven para que personajes siniestros como Avigdor Lieberman, que no nació en esa tierra, que no conoce el amor que por ella sintieron hombres como Matti Peled, y Abu Ali Shahin, y que llegó a ella sólo como inmigrante ruso, pero que pretende ahora expulsar a los autóctonos habitantes: los palestinos.
Y que, seguramente, mañana querrá hacer lo mismo con Zika Peled y con su hija Nurit Peled-Elhanan y todos aquellos que se opongan a su pretendida “tierra prometida” por pertenecer al “pueblo elegido” de Jhwh, deidad cruel, militarista y genocida, a la que, por conveniencia geográfica y cultural, la transforman y la llaman, falseando su identidad y su nombre, “Dios” o “God”, con lo que logran engañar a los pueblos en los que habitan, apelando a un supuesto e inexistente “monoteísmo”.
Porque Jhwh, deidad de los judíos, no es ni Dios ni God, deidades cuyos nombres no pueden ser intercambiados por otros, y que, además, pertenecen a otros pueblos y a otras culturas. 

Notas

[1] Bhagavad Gita. Introducción, traducción y notas de Franciso Rodriguez Adrados. EDHASA, Barcelona, 1988, pp. 68-69.
[2] Miko Peled. El hijo del general.El viaje de un israelí en Palestina. Editorial Canaán, Buenos Aires, 2013.
[3] Miko Peled, El hijo del general. Editorial Canaán, Buenos Aires, 2013, pp.
[4] Entrevista con Nurit Peled. Voces desde Israel. 05.04.2010 · Olga Rodríguez.
[5] Bhagavad Gita. Introducción, traducción y notas de Franciso Rodriguez Adrados. EDHASA, Barcelona, 1988.
[6] Ver Etienne Balibar y otros, Antisemitismo, el intolerable chantaje.Editorial Canaán, Buenos Aires, 2009. Ensayo de Saad Chedid, en pp. 95-172.
[7] Anthony D. Smith, Chosen peoples. Sacred Sources of National Identity. New York, Oxford University Pres, 2003.
[8] Michael Prior, La Biblia y el colonialismo. Una crítica moral. Editorial Canaán, Buenos Aires, 2005. Ver también Saad Chedid y Nur Masalha, La Biblia leída con los ojos de los cananeos. Editorial Canaán, Buenos Aires, 2012.
[9] Nurit Peled-Elhanan, Palestine in Israel School Books. Ideology and Propaganda in Education. I. B. Tauris & Co. Ltd., New York, 2012, p. VIII.  

Sociedad civil y transiciones en el Norte de África - Libro para descargar

Imagen de  Sociedad civil y transiciones en el Norte de África Egipto, Túnez, Argelia, Marruecos

Sociedad civil y transiciones en el Norte de África

 
Egipto, Túnez, Argelia, Marruecos 
Encuentro Civil Euromed 


Fuera de colección, 
Mediterráneo
ISBN: 978-84-9888-554-5
Año Publicación: 2013
páginas: 240

Este libro únicamente está disponible en PDF abierto y gratuito.
No se vende la edición en papel.


Inmersas en procesos complejos de transformación, las sociedades del Norte de África presentan numerosos retos para los diferentes actores llamados a posicionarse, o actuar en estos escenarios. La generación de conocimiento sobre las principales dinámicas de la sociedad civil en estos nuevos escenarios es por lo tanto fundamental y ha sido una prioridad en la agenda de trabajo del Encuentro Civil Euromed.

A este objetivo de análisis, difusión y sensibilización sobre los acontecimientos en curso, responde la publicación que aquí presentamos con el titulo Sociedad Civil y transiciones en el norte de África, que se enmarca en el proyecto "Fortalecimiento de la Sociedad civil en el espacio euro-mediterráneo a trabés del diagnóstico y el intercambio de experiencias y la formación" financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrolllo (AECID).

Esta publicación ha sido coordinada por Laurence Thieux, responsable de relaciones exteriores de la Secretaría Técnica del Encuentro Civil Euromed, y editada por su grupo de Investigación y Publicaciones, compuesto por Mohammed Dahiri, Juan Carmelo García, Santiago González, Carlos Lozano y Alejandra Ortega.



Información Relacionada

miércoles, 11 de diciembre de 2013

La debacle

Se tambalea el vínculo entre EEUU e Israel

zope.gush-shalom.org 
Traducido para Rebelión por LB.


El mayor peligro que corre Israel no es la putativa bomba nuclear iraní. El mayor peligro es la estupidez de nuestros dirigentes.No se trata de un fenómeno exclusivamente israelí. Una gran parte de los líderes del mundo son completamente estúpidos y siempre lo han sido. Basta con echar un vistazo a lo que pasó en Europa en julio de 1914, cuando una increíble acumulación de políticos estúpidos y de generales incompetentes arrastró a la humanidad a la Primera Guerra Mundial
Pero últimamente Benjamín Netanyahu y casi toda la clase política israelí han alcanzado un nuevo récord de insensatez.
Comencemos por el final.
Irán es el gran vencedor. Ha sido calurosamente acogido de nuevo en la familia de las naciones civilizadas. Su moneda, el rial, se está revalorizando. Su prestigio e influencia en la región se han convertido en algo fundamental. Sus enemigos en el mundo musulmán, Arabia Saudí y sus satélites del Golfo, han sido humillados. Un ataque militar contra Irán por parte de nadie –ni siquiera Israel– se ha convertido en algo impensable.
La imagen de Irán como un país de ayatolas dementes alimentada por Netanyahu y Ahmadinejad se ha desvanecido. Ahora se ve a Irán como un país responsable dirigido por líderes sobrios y astutos.
Israel es el gran perdedor. Sus propias maniobras lo han conducido a una posición de completo aislamiento. Sus demandas han sido ignoradas, sus tradicionales amigos se han distanciado. Pero, por encima de todo, sus relaciones con EEUU se han visto seriamente dañadas.
Lo que Netanyahu y compañía están haciendo es casi increíble. Sentados sobre una rama muy alta, la están aserrando con mucho esmero.
Mucho se ha dicho acerca de la total dependencia de Israel con respecto a EEUU en casi todos los campos. Pero para comprender la inmensidad de la locura cabe mencionar un aspecto en particular. Israel controla, de hecho, el acceso a los centros de poder de Estados Unidos.
Todos los países, especialmente los más pequeños y pobres, saben que si desean entrar en las salas del sultán de América para obtener ayuda y apoyo deben sobornar al portero. El soborno puede ser político (privilegios concedidos por su gobernante), económico (materias primas), diplomático (votos en la ONU), militar (una base o "cooperación" de inteligencia), o lo que sea. Si el soborno es lo suficientemente grande, el AIPAC le ayudará a obtener el apoyo del Congreso.
Este activo sin precedentes se basa exclusivamente en la percepción de la posición única de Israel en EEUU. La derrota sin paliativos de Netanyahu sobre las relaciones de Estados Unidos con Irán ha dañado gravemente, si no destruido, esta percepción. La pérdida es incalculable.
Los políticos israelíes, igual que la mayoría de sus colegas en otros lugares, no están muy versados ​​ en la historia del mundo. Son halcones de partido que se pasan la vida inmersos en intrigas políticas. Si hubieran estudiado la historia no se habrían construido la trampa en la que han caído.
Estoy tentado de presumir de que hace más de dos años escribí sobre la imposibilidad de un ataque militar contra Irán, ya sea por parte de Israel o de EEUU, pero aquello no fue ninguna profecía inspirada por una deidad desconocida. Ni tan siquiera fue una observación excesivamente inteligente. Fue simplemente el resultado de echar un vistazo al mapa. El Estrecho de Ormuz.
Cualquier acción militar contra Irán estaba condenada a desencadenar una guerra de gran magnitud, algo de la categoría de [la guerra de] Vietnam, amén del colapso de los suministros mundiales de crudo. Incluso si el público de EEUU no hubiera estado tan cansado de la guerra, para embarcarse en semejante aventura uno no sólo tendría que ser estúpido sino prácticamente loco.
No es que la opción militar esté "fuera de la mesa", es que jamás estuvo "sobre la mesa". Era una pistola descargada, y los iraníes lo sabían perfectamente.
El arma cargada fue el régimen de sanciones. Hizo daño a la gente. Persuadió al líder supremo, Ali Husseini Jamenei, para cambiar por completo el régimen e instalar a un nuevo y muy diferente presidente.
Los estadounidenses se percataron de ello y actuaron en consecuencia. Netanyahu, obsesionado con la bomba, no lo hizo. Peor aún, sigue sin hacerlo.
Si uno de los síntomas de la locura es seguir intentando algo que ha fracasado una y otra vez, entonces habría que empezar a preocuparse por "el rey Bibi".
Para salvarse de la imagen de un completo fracaso el AIPAC ha comenzado a ordenar a sus senadores y congresistas que comiencen a elaborar nuevas sanciones para ser implementadas en un futuro indefinido.
El nuevo mantra de la maquinaria de propaganda israelí es que Irán engaña. Los iraníes no saben hacer otra cosa. El engaño forma parte de su naturaleza.
Esta estrategia podría ser eficaz ya que se basa en un racismo profundamente arraigado. ‘Bazar’ es una palabra persa que la mente europea asocia con las ideas de regateo y engaño.
Sin embargo, la convicción israelí de que los iraníes están haciendo trampa descansa sobre un fundamento más sólido: nuestra propia conducta. Cuando en la década de 1950 Israel comenzó a construir su propio programa nuclear con la ayuda de Francia, tuvo que engañar a todo el mundo y lo hizo con una eficacia impresionante.
Por pura coincidencia -o quizás no-, el lunes pasado (¡dos días después de la firma del acuerdo de Ginebra [entre Irán y EEUU]!) el Canal 2 de la televisión israelí difundió una historia muy reveladora sobre este asunto. Su programa más prestigioso, Fact, entrevistó al productor israelí de Hollywood Arnón Milchan, un multimillonario y patriota israelí.
En el programa, Milchan se jactó de su trabajo para Lakam, la agencia de inteligencia israelí que se encargaba de Jonathan Pollard (posteriormente desmantelada). Lakam estaba especializada en el espionaje científico y Milchan prestó inestimables servicios en la adquisición secreta y fraudulenta de los materiales necesarios para el programa nuclear que permitió la fabricación de las bombas israelíes.
Milchan hizo notar su admiración por el régimen de apartheid de Sudáfrica y aludió a la cooperación nuclear de Israel con aquel país. En aquellos días una posible explosión nuclear en el Océano Índico cerca de Sudáfrica desconcertó a los científicos estadounidenses y corrieron historias (repetidas sólo en susurros) sobre de un artefacto nuclear israelo-sudafricano.
El tercer actor fue el Sha de Irán, que también tenía ambiciones nucleares. Es una ironía de la historia que Israel ayudara a Irán a dar sus primeros pasos atómicos.
Los líderes y científicos israelíes hicieron extraordinarios esfuerzos para ocultar sus actividades nucleares. El edificio del reactor nuclear de Dimona se camufló como si fuera una fábrica textil. A los extranjeros a los que se llevaba a visitar Dimona se los engañaba con falsas paredes, pisos ocultos y artificios similares.
Por lo tanto, cuando nuestros líderes hablan de engaño, trampas y mistificaciones, saben muy bien de lo que están hablando. Respetan la capacidad persa para hacer lo mismo y están absolutamente convencidos de que es eso lo que va a ocurrir. Y también lo están prácticamente todos los israelíes, especialmente los comentaristas de los medios.
Uno de los aspectos más extraños de la crisis estadounidense-israelí es la protesta israelí por el hecho de que EEUU haya mantenido abierta una vía diplomática secreta con Irán "a nuestras espaldas".
Si hubiera un premio internacional a la desvergüenza, esa queja se llevaría la palma.
La "única superpotencia del mundo" mantenía conversaciones secretas con un país importante y sólo informó tardíamente de ellas a Israel. ¡Habráse visto! ¿Cómo se atreven?!
Según parece, el verdadero acuerdo no se forjó en las numerosas horas de negociación en Ginebra sino durante esos contactos secretos.
Nuestro gobierno, por cierto, no omitió jactarse de conocer la existencia de esos diálogos secretos desde su inicio merced a sus propias fuentes de inteligencia. Insinuó que dichas fuentes eran saudíes, pero yo sospecho que la fuente fue uno de nuestros numerosos informantes dentro de la administración de EEUU.
Sea como fuere, el supuesto que subyace al reproche israelí es que EEUU tiene la obligación de informar a Israel con antelación sobre cada paso que dé en Oriente Medio. Interesante.
El presidente Obama ha decidido, obviamente, que las sanciones y las amenazas militares sólo pueden llegar hasta cierto punto. Creo que tiene razón.
Un país orgulloso no se doblega ante amenazas directas. Confrontado a un desafío así, un país tiende a aglutinarse en una exaltación de fervor patriótico y a apoyar a sus líderes, por muy impopulares que estos sean. Nosotros, los israelíes, lo haríamos así. Y también lo haría cualquier otro país del mundo.
Obama apuesta por el cambio de régimen iraní que ya ha comenzado. Una nueva generación que ve a través de los medios de comunicación social lo que está sucediendo en todo el mundo aspira a participar en la buena vida. El fervor revolucionario y la ortodoxia ideológica se desvanecen con el tiempo, como sabemos de primera mano los israelíes. Sucedió en nuestros kibutzim, sucedió en la Unión Soviética, sucede en China y Cuba. Ahora también está sucediendo en Irán.
Entonces, ¿qué deberíamos hacer? Mi consejo sería simplemente: si no puedes vencerlos, únete a ellos.
Poner fin a la obsesión Netanyahu. Abrazar el acuerdo de Ginebra (porque es bueno para Israel). Sacar del Capitolio a los sabuesos del AIPAC. Apoyar a Obama. Componer las relaciones con la administración estadounidense. Y, lo más importante, enviar emisarios a Irán para ir modificando, muy lentamente, nuestras relaciones mutuas.
La historia demuestra que los amigos de ayer pueden ser los enemigos de hoy y los enemigos de hoy pueden ser los aliados de mañana. Ya sucedió una vez entre Irán y nosotros. Salvo la ideología, no existe un verdadero conflicto de intereses entre nuestros dos países.
Necesitamos un cambio de liderazgo como el que ha iniciado Irán. Por desgracia, todos los políticos israelíes, tanto de izquierda como de derecha, se han apuntado a la marcha de los locos. Ni una sola voz del establishment se ha alzado en su contra. El nuevo líder del Partido Laborista, Yitzhak Herzog, es parte de él tanto como Yair Lapid y Tzipi Livni.
Como dicen en yiddish: los locos habrían sido divertidos si no hubieran sido nuestros locos.


Fuente original: http://zope.gush-shalom.org/home/en/channels/avnery/1385746190/

martes, 10 de diciembre de 2013

El oso ruso toma cartas en el asunto mientras el imperio estadounidense se desmorona en Oriente Próximo

Russia Today
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.


El poder estadounidense en Oriente Medio está declinando y los aliados estadounidenses en la región están empezando a considerar nuevas alternativas a Washington.
La Guerra Fría nunca terminó para los dirigentes estadounidenses. No hay que hacerse ilusiones al respecto, Estados Unidos ha trabajado estratégicamente para contener y debilitar tanto a la Federación Rusa como a la República Popular China. La estrategia estadounidense en Oriente Próximo y las hostilidades de Washington contra iraníes y sirios han sido parte de la línea de ataque estadounidense contra Moscú y Beijing.
A pesar de los esfuerzos de Washington, el papel que este desempeñaba después de 1945 de incidir en las arenas del inestable Oriente Próximo, torturado por las constantes injerencias extranjeras y las amargas rivalidades de dinastías y potencias regionales, está volviendo a cambiar. Los vientos están borrando las viejas trazas mientras que los acontecimientos regionales y globales están dibujando otras nuevas para sustituirlas.
La Pax Americana, la llamada Paz Estadounidense, está muerta. De todos modos, nunca tuvo mucho de paz. En el contexto de Oriente Próximo este término significa un periodo de dominio estadounidense surgido tras la Segunda Guerra Mundial y que alcanzó su cénit en 1978. Entonces, en 1979, se produjo la Revolución Islámica Iraní. Unas pocas décadas después los monumentales errores del gobierno estadounidense de George W. Bush Jr. marcan el punto de no retorno en el constante declive de la influencia estadounidense.
El constante declive de Estados Unidos en Oriente Próximo
En 2006 la secretaria de Estado estadounidense Condoleezza Rice estaba muy segura de que se iba a expandir la dominación estadounidense por el más amplio Oriente Próximo. En medio de la guerra israelí contra Líbano de 2006 declaró triunfalmente que el mapa de Oriente Próximo cambiaría para siempre a beneficio de Estados Unidos. No lo hizo e Israel perdió la guerra. La influencia estadounidense empezó a debilitarse mientras que la influencia de sus rivales empezaba a aumentar.
Hamas sería elegido democráticamente por el pueblo palestino para representarle. Hamas no solo obtendría el control de Gaza sino que lo mantendría después de que Estados Unidos conspirara con Israel, Arabia Saudí, el Egipto de Hosni Mubarak, el caudillo palestino Mohammed Dahlan y el carente de poder Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, para derrocar el gobierno de Hamas en Gaza.
Ni el bloqueo económico ni el sabotaje político ni una mini guerra contra Fatah ni tampoco la serie de guerras emprendidas por Israel han derrocado al gobierno dirigido por Hamas en Gaza.
En Líbano la influencia de Hizbola aumentaría de forma espectacular. La Alianza del 14 de Marzo, la entidad libanesa dirigida por Hariri y patrocinada por Estados Unidos y sus aliados en contra de Hizbola, ha demostrado ser impotente en su tarea de neutralizar a Hizbola y a sus aliados políticos de la Alianza 8 de Marzo en Líbano. Aunque varios informes motivados políticamente siguen alentando la idea de que la intervención de Hizbola en Siria le ha debilitado y minado su popularidad en Líbano, en realidad la situación es la contraria para este grupo libanés. Un informe de la inteligencia israelí firmado por el Mossad se ha visto obligado a admitir que en realidad Hizbola ha iniciado una edad de oro.
Teniendo todo esto en cuenta, todavía no se ve en ninguna parte el plan estadounidense de volver a trazar las fronteras de Oriente Próximo con el objetivo de crear Estados más pequeños y más fáciles de controlar por Washington para mantener su orden imperial. El “Nuevo Oriente Próximo” de Washington no se ha materializado. Con todo, no se puede negar que las llamas del proyecto siguen ardiendo en Iraq y Siria, y que ha hecho algunos avances sectarios, entre los que se incluyen la división de Sudán y la desestabilización en el norte de África.
Un imperio que se deshace
Estados Unidos no ha neutralizado a sus dos principales adversarios en Oriente Próximo. Ha fracasado el objetivo del cambio de régimen en Damasco y Washington no desató el poderío del Pentágono sobre Siria. En la ciudad suiza de Ginebra se ha logrado un acuerdo nuclear transitorio entre Estados Unidos e Irán.
La decisión de Estados Unidos de no emprender la guerra contra Siria o la de llegar finalmente a un acuerdo con los iraníes no son las razones del desmoronamiento del poder estadounidense. El poder estadounidense ya estaba en declive. Washington aceptó los acuerdos referentes a Siria e Irán como un medio de tratar de mantener su influencia en el más amplio Oriente Próximo y de aminorar la velocidad de su declive.
Los aliados y clientes de Estados Unidos, en cambio, están que echan chispas y asustados. A consecuencia del declinante poder de Estados Unidos, los aliados y clientes de Washington están diversificando sus relaciones poco a poco. Desde Tel Aviv a Riad los aliados regionales de Estados Unidos se dan cuenta de que se ha empezado a debilitar el paraguas imperial de Estados Unidos que había sobre ellos. Están buscando alternativas al patrocinio estadounidense.
¿Vuelve el oso ruso al delta del Nilo?
El 9 de octubre de 2013 Estados Unidos declaró que iba a recortar parcialmente su ayuda militar a Egipto. Este paso se ha considerado parte del nuevo “recalibrado” de Oriente Próximo. El ejército egipcio lo criticó por considerarlo un paso que obstaculizaría y debilitaría al ejército egipcio en el momento en que luchaba contra elementos desestabilizadores, especialmente en la Península del Sinaí.
La ayuda estadounidense al ejército egipcio ha disminuido. Se ha subcontratado de manera encubierta al reino de Arabia Saudí y a las petromonarquías del Golfo Persa para llevar a cabo esta tarea. Bien mirado, Washington ya no puede permitirse financiar al ejército egipcio. El Cairo también percibe que Estados Unidos está en un estado de decadencia y ha empezado a buscar alternativas al patrocinio estadounidense.
Aproximadamente un mes después de que el gobierno estadounidense suspendiera parcialmente su ayuda militar a Egipto, el 11 de noviembre de 2013, un barco de guerra ruso con misiles, el Varyag, hizo escala en el puerto mediterráneo de Alejandría. Días después a esta escala le siguió la de un barco auxiliar de la armada rusa que atracó en el puerto egipcio de Safaga. Este segundo barco ruso era el Boris Butoma, un barco de aprovisionamiento. Rusia no ha hecho escala en Egipto desde 1992 ni ha tenido una presencia militar significativa en Egipto desde la era soviética durante la Guerra Fría.
EL 13 de noviembre de 2013 el Kremlin añadió la diplomacia a las escalas de los barcos rusos. El ministro ruso de Exteriores Sergey Lavrov y el de Defensa Sergey Shoigu llegaron a Egipto acompañados de amplias delegaciones en lo que Lavrov describió como un acontecimiento “histórico”. El Kremlin envió a El Cairo a ambos ministros para que tomaran el pulso del estado de ánimo en Egipto.
Las intenciones del lado egipcio plantean varias preguntas. ¿Están los altos cargos egipcios tratando de tender la mano a Rusia como baza contra Estados Unidos o como una auténtica alternativa a este país? En otras palabras, ¿se está volviendo El Cairo hacia Moscú para regatear con Washington o como una respuesta al control y presión de Estados Unidos?
Después de la visita rusa a Egipto el secretario de Estado estadounidense John Kerry volvió a Egipto para proteger la influencia estadounidense. Parece que El Cairo quiere flexibilidad y ventajas frente a Estados Unidos como un medio de aminorar el control de Washington de modo que el régimen egipcio no se vea arrastrado junto con el hundimiento del orden imperialista estadounidense. La caída de los Hermanos Musulmanes y la disolución de la alianza regional en Siria han enviado un mensaje negativo a todos los aliados y clientes de Estados Unidos. Todo el mundo en la zona, tanto los corruptos como los justos, es más consciente que nunca de que Estados Unidos no les va a proteger. En cambio se han dado cuenta de que quienes están alineados con Irán y Rusia son los que permanecen en pie.
El resurgir de Rusia en Oriente Próximo
La Federación Rusa ya es el segundo suministrador de armas a Egipto después de que el gobierno estadounidense decidiera recortar parcialmente la ayuda militar estadounidense a El Cairo. Rusia simplemente se está aprovechando de la retirada de Estados Unidos para consolidar y mejorar la relación comercial que ya existe entre Rusia y Egipto. Egipto tampoco es el único lugar al que van a parar las armas rusas. En 2012 Iraq firmó un contrato de armas con Moscú que convirtió a Rusia en el segundo principal proveedor de armamento a Iraq después de Estados Unidos.
Las amistosas relaciones de Rusia con Irán y todo el Bloque de Resistencia le ha otorgado una cierta ventaja en Israel. La gran cantidad de emigrantes rusos y de hablantes de ruso en Israel ha contribuido a la influencia de Rusia. La presencia de una gran comunidad de hablantes de ruso en Israel es una de las razones de que los políticos israelíes visiten Rusia y acudan a los canales rusos durante las campañas electorales. Además, Moscú ha sido miembro del inepto Cuarteto de Oriente Próximo, que se supone media entre israelíes y palestinos desde su creación en 2002.
Desde 2011 Rusia ha hecho nuevos avances por todo Oriente Próximo y la influencia rusa en Levante se ha ido afianzando de forma constante. La Federación Rusa ha fortalecido sus relaciones con Líbano e iniciado un diálogo estratégico con Hizbola de Líbano.
Los sirios están críticamente agradecidos a Moscú por su apoyo. Junto con Irán Rusia ha sido una importante influencia en Damasco y ayudó a Siria resistir frente al intento de cambio de régimen. El ataque terrorista a la embajada rusa en Damasco en un testimonio de la importante influencia de Rusia.
Es erróneo considerar que el aumento del perfil ruso en Oriente Próximo signifique una reaparición de algún tipo de este país. Oriente Próximo siempre ha estado muy cerca de la Federación Rusa. Lo que está teniendo lugar es un renacer de la influencia rusa a medida que Estados Unidos va retrocediendo.

Mahdi Darius Nazemroaya es sociólogo, autor ganador de varios premios y analista geopolítico.
Fuente: http://rt.com/op-edge/us-middle-east-russia-757/

domingo, 8 de diciembre de 2013

Plan Prawer, el rostro moderno de la limpieza étnica de Palestina

prawer english

Lo que no lograron los líderes palestinos en las últimas décadas, lo está logrando el gobierno más ultraderechista en la historia de Israel: unir a todo el pueblo palestino, hoy fragmentado entre el estado judío, la Franja de Gaza, los territorios ocupados de Cisjordania, Jerusalén Este anexada ilegalmente en 1967 y la diáspora.
El sábado 30 se llevó a cabo el Tercer Día de la Ira, una jornada de protesta que se extendió desde el Mediterráneo hasta el río Jordán contra el Plan Prawer. Llamado así por el nombre del legislador que lo ideó, el plan pretende destruir 36 aldeas beduinas “no reconocidas” en el desierto del Negev (Naqab en árabe) para construir en sus tierras colonias para población judía. Para ello, unas 70.000 personas beduinas serán desplazadas por la fuerza y despojadas de 800.000 dunams de su tierra ancestral [1].
Se calcula que en Israel hay más de 150 aldeas árabes “no reconocidas” por el Estado en las regiones del Naqab y de Galilea. Las mismas son consideradas ilegales por el gobierno, no figuran en los mapas y carecen de agua corriente, electricidad, teléfono, carreteras, escuelas y centros de salud. En el Naqab, las comunidades beduinas (cuyos habitantes tienen ciudadanía israelí) constituyen un 30% de la población, pero sus aldeas ocupan apenas el 2,5% de la tierra. Antes de la creación del estado de Israel, se desplazaban libremente a través del desierto; ahora, dos terceras partes de la región han sido designadas como campos de entrenamiento militar, inaccesible a la población beduina. La realidad conocida por todos es que grupos de colonos judíos de raza blanca están esperando ansiosamente que la tierra sea despejada de sus habitantes nativos para instalarse en los modernos y cómodos poblados que el Estado construirá para ellos.
El gobierno pretende presentar el plan [2] como una acción “humanitaria” que brindará vivienda adecuada, servicios públicos y “un futuro mejor para los niños” beduinos del Negev, permitiéndoles “integrarse ala estructura de un Estado moderno al tiempo que conservan sus tradiciones”. Pero la realidad es que ninguna de las comunidades afectadas ha sido consultada ni está de acuerdo con el traslado. Y tienen buenas razones: además de perder sus tierras, serán reubicadas en siete asentamientos superpoblados y empobrecidos donde ya otros grupos beduinos fueron concentrados hace años (por eso hay quienes hacen un paralelo con las reservaciones indígenas de EEUU).
Hemos vivido aquí desde antes de la creación del Estado de Isarel”, declaró Maqbul Saraya (70) a Al Jazeera. "Sentimos que la democracia y la justicia de Israel no se aplican a nosotros”.
Rechazo local y global
En los países árabes vecinos y en varios de Europa, en Turquía, Túnez, Corea del Sur, Kuwait, Canadá y EEUU también hubo manifestaciones de solidaridad el sábado 30 para denunciar lo que se considera la operación sionista de limpieza étnica de mayor envergadura desde la Nakbade 1948.El Parlamento Europeo, el Comité contra la Discriminación Racial de la ONU (CERD) y otros organismos inter-gubernamentales han pedido a Israel que cancele el proyecto, que se convertirá en ley a fin de año. Organizaciones y redes internacionales como Amnistía InternacionalVoces Judías por la PazAvaaz, y por supuesto palestinas y algunas israelíes también han criticado el plan y lanzado campañas pidiendo su anulación. Más de 50 intelectuales y artistas británicos (entre ellos Ken Loach, Mike Leigh y Peter Gabriel) publicaron una carta en The Guardian calificando la intención de Israel de desarraigar a la población beduina como “desplazamiento forzado de palestinos/as de sus hogares y su tierra, discriminación y separación”.
En los territorios ocupados hubo protestas en Gaza, Ramala, Jerusalén, Hebrón, Nablus. Pero quizás las imágenes más elocuentes y que tuvieron mayor difusión [3] fueron las de las localidades que se encuentran dentro de las fronteras de Israel –donde la represión tuvo el mismo exceso de violencia que en Cisjordania: gas lacrimógeno, granadas de estruendo, cañones de agua pestilente, palos y patadas policiales y decenas de arrestos. Al ver la profusión de banderas palestinas en calles, plazas y alumbrado público y de rostros envueltos en kuffieyehs, resulta difícil para quien no esté familiarizado con la geografía del país entender que las fotos de Yaffa o Haifa (ciudades costeras que eran joyas de Palestina antes de 1948y todavía tienen una importante población árabe) fueron tomadas dentro de Israel.
Lo mismo vale para la manifestación en la aldea beduina de Hura, una de las que serán afectadas por el plan: las imágenes podrían ser del Valle del Jordán o las Colinas del sur de Hebrón, territorios palestinos ocupados y sometidos a las mismas políticas de desplazamiento forzado de la población nativa para entregar sus tierras a colonos judíos. El paisaje y el pueblo que lo habita son los mismos, y el poder que los oprime también.
En respuesta a la jornada de protesta, el ministro de Relaciones Exteriores israelí Avigdor Lieberman (un colono fanático y ultranacionalista –irónicamente emigrado de Moldavia-, que ha llamado abiertamente a anexar Cisjordania expulsando a la población palestina y a aniquilar a la de Gaza) hizo una de sus habituales declaraciones de racismo explícito: “Estamos luchando por el territorio nacional del pueblo judío, y hay quienes tratan deliberadamente de robarnos esa tierra y controlarla por la fuerza.”
Sionismo al desnudo
Quizás el ‘mérito’ mayor del Plan Prawer, más allá incluso que unir a la población palestina de todos los sectores políticos y geográficos, ha sido poner en evidencia -más que ninguna otra política israelí- la naturaleza y el programa del proyecto sionista: la expansión demográfica y territorial judía y la contención demográfica y el despojo de la población árabe nativa . El objetivo último de estas políticas perfectamente articuladas a ambos lados de la frontera internacional –no reconocida por Israel- es consolidar un régimen que muchos cientistas sociales (como el geógrafo israelí Oren Yiftachel [4] ) han calificado de etnocracia.
Al mismo tiempo, estas políticas revelan la falacia de analizar el conflicto desde el paradigma de ‘los dos estados’ o ‘las fronteras de 1967’. La realidad es un único Estado que, al definirse como judío, requiere para preservar su pureza etno-religiosa eliminar por todas las formas posibles la amenaza demográfica que constituye la población no judía. Eso incluye no sólo robo de tierras, colonización, limpieza étnica y apartheid hacia los palestinos, sino también expulsión masiva de los inmigrantes africanos.
Ese Estado no reconoce otras fronteras que la totalidad de la “tierra de Israel” bíblica y no está dispuesto a cederla a sus habitantes no judíos. No lo estuvieron los primeros líderes sionistas ni lo están los actuales. Todo lo demás –incluida la industria del proceso de paz- es discurso para consumo mediático occidental.
No menos importante, o más, es la cuestión de la integridad del pueblo palestino. Realidades como el Plan Prawer muestran la omisión que implica reducir la cuestión palestina a los 4 millones que hoy viven en Cisjordania y Gaza en menos del 20% de su territorio original: tan injusto como excluir de cualquier solución a los seis millones de refugiados/as dispersos por el mundo es olvidar al millón y medio de palestinas/os que viven dentro de Israel (20% de la población), expuestos a más de 55 leyes de apartheidy políticas de exclusión y desplazamiento por el afán ilimitado de judaización. Mientras no cambie la naturaleza de ese régimen colonial y racista, no habrá paz justa ni duradera –y menos democracia- en esa tierra desgarrada.
Con información de HarrietSherwood en TheGuardian: http://www.theguardian.com/world/2013/dec/01/israel-negev-bedouins-day-of-rage  
Más información sobre la resistencia al Plan Prawer en: http://972mag.com/special/prawer-plan-to-displace-bedouin/  
Notas
[1] Una dunam equivale a 1000 metros cuadrados.
[2] Este video de propaganda se ha colocado en los sitios web de las embajadas israelíes en el mundo: https://www.youtube.com/watch?v=bBr4gY4MPPI
[3]  Ver por ejemplo: http://972mag.com/photos-day-of-rage/82813/
[4] Etnocracia. Políticas de tierra e identidad en Israel/Palestina” (Bósforo, Madrid. 2011). 

jueves, 5 de diciembre de 2013

Palestina vive

link aquí Palestina vive
Un nuevo libro contra la normalización


Contrabandos

La Ocupación israelí de Palestina tiene un aliado estratégico en las políticas de normalización cuidadosamente diseñadas por el Gobierno de Israel. La normalización pretende borrar la historia, el derecho internacional y la noción misma de justicia para consumar a nivel internacional el estado de cosas interno: Israel es la sola realidad, y los palestinos, si acaso, un apéndice molesto, y con fecha de caducidad. La voracidad de los colonos y la creciente agresividad del apartheid se encargarán de ello. De legislar para que así sea ya se ocupa el Gobierno, el actual, el anterior y el que venga. Tal es la lógica israelí: cuestión de tiempo y Palestina será una palabra proscrita. Ya alertaba de ello Mahmud Darwish, que no sin sorna corregía al que le llamaba “poeta palestino”, y se reclamaba “poeta de Palestina”.
En el terreno de la cultura, uno de los últimos episodios de esta normalización impune es la Feria Internacional del Libro que se celebra en Guadalajara (México) del 30 de noviembre al 8 de diciembre de 2013. Se trata del mayor evento económico y promocional del mercado editorial en lengua española, y uno de los mejores escaparates de la cultura iberoamericana. El país invitado de honor en esta ocasión ha sido Israel, al que, según reza la información oficial, se le franquean las puertas para que muestre lo mejor de su producción intelectual de la mano de sus escritores, editores, investigadores y artistas. Ni una mención a Palestina, por supuesto, pero ni una sola referencia tampoco a los palestinos, ni a los del Interior, el 20 % de la población israelí, ni mucho menos a los que viven bajo el régimen de Ocupación en Cisjordania, Jerusalén Este o Gaza. Porque es sabido que la “marca Israel” presenta la cultura y la democracia israelíes como un oasis de civilidad en medio de la barbarie oriental. Palestina vive quiere sumarse a las iniciativas que ha habido en México para denunciar esta ausencia de la producción intelectual palestina en la FIL. Quiere con ello recordar que el activismo internacional por Palestina es un instrumento fundamental para desenmascarar la lógica perversa de la ocupación-normalización. Los testimonios de Rachel Corrie y Vittorio Arrigoni recogidos en estas páginas son, por desgracia, tan actuales como su propia lucha.
Pero además, y sobre todo, Palestina vive quiere mostrar cómo dentro de la sociedad palestina la lucha contra la Ocupación y por la consecución de una resolución justa del conflicto viene desarrollando su propia dinámica intelectual y cultural. El año 2005 supuso un importante punto de inflexión. Fue entonces cuando más de un centenar de asociaciones cívicas, sindicatos y grupos palestinos de diversas tendencias lanzaron la campaña Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) para canalizar la presión interior y exterior contra Israel, siguiendo el modelo de la campaña internacional contra el régimen segregacionista de Sudáfrica. El BDS ya está teniendo sus consecuencias en el ámbito sindical, empresarial, académico y cultural europeo, también en España. A su vez, a nivel interno palestino, es notorio cómo la campaña del BDS ha facilitado la incorporación a la lucha contra la Ocupación de sectores de la sociedad tradicionalmente marginados. Haneen Maikei, en una certera entrevista que reproducimos, da cuenta de cómo se ha producido esta evolución entre los grupos LGBT, lo cual refleja la vitalidad de los debates políticos e intelectuales palestinos en marcha. Igualmente vibrante es la cuestión de la futura configuración estatal, que Edward Said replanteó en 1999 con su reflexión sobre la necesidad de actualizar la idea binacional. Hoy, bien muerto y enterrado Oslo, el Estado binacional concita el interés tanto de los palestinos israelíes como de la diáspora, aunque suscita más dudas entre quienes viven día a día la Ocupación y cifran en la solución de los dos Estados su futuro. Todo ello está cambiando, y Mustaphá Barghouthi así lo discute con Eric Hazan en el diálogo aquí recogido.
Por último, y no con menor interés, Palestina vive también quiere asomarse a la creación literaria palestina. Los autores que se recogen en esta selección hablan de la injusticia, de la guerra, del absurdo y de las formas de resistir y elevarse. Hablan de Palestina, y ya se sabe que sólo existe lo que se nombra.

Luz Gómez García, arabista, es profesora de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Autónoma de Madrid, Premio Nacional de Traducción por su trabajo En presencia de la ausencia, de Mahmud Darwix (Pre-Textos, 2011) y autora del Diccionario de Islam e Islamismo (Espasa, 2009). Palestina vive es una iniciativa de la Asociación de editores independientes de libro político Contrabandos.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Palestina y la academia

Víctor de Currea-LugoLos académicos, incluyendo a los colombianos, pecan generalmente en dos cosas con relación al conflicto palestino: saben poco y lo poco que saben está sesgado.
Por: Víctor de Currea-Lugo
Cuando se parte de la lógica de que el judío es “eternamente víctima”, desde Masada hasta el Holocausto, y que el árabe es siempre “el terrorista”, no hay discusión académica posible.
La actitud cómoda, es igualar a las partes del conflicto y asumir una fingida postura de neutralidad entre el ocupado (Palestina) y el ocupante (Israel), que no deja de ser más que una posición cosmética para maquillar la falta de criterio o conocimiento. En el caso colombiano, los intercambios económicos y militares entre Israel y Colombia, más la constante presión del lobby judío, han generado resultados en la manera en que la academia analiza el conflicto.
La historia queda contada de tal manera que la versión sionista es neutral mientras que la versión palestina es sesgada. Así las cosas, decir “territorios en disputa” es algo neutral aunque todo el derecho internacional sobre el tema diga “territorios ocupados”.
Es de esperar este juego lingüístico en los escenarios políticos, pero si una universidad cae en el mismo juego, renuncia al Derecho Internacional como categoría de análisis, decide que toda crítica a Israel es antisemitismo, persigue a aquellos que basados en la evidencia denuncian las violaciones a los derechos humanos realizadas por Israel, la universidad no estaría solamente negando el estudio de la realidad y sesgando su carácter mismo, sino asumiendo una posición política ajena al derecho: la negación de la ocupación y la relativización de los crímenes de guerra que suceden allí.
Hasta las estadísticas de organizaciones judías de derechos humanos son rechazadas. No es posible negar los Convenios de Ginebra y al mismo tiempo preciarse de ser universidad. Los crímenes son presentados por el sionismo como “narrativas” y problemas subjetivos de percepción. Así, la demolición de casas y las torturas son sucesos marginales ante las pretensiones milenarias del pueblo judío sobre la histórica Palestina, como si Abraham tuviera algo que ver con el muro que construye Israel encerrando palestinos.
El más claro ejemplo, fue la persecución al profesor universitario judío Norman Filkenstein, autor del libro La Industria del Holocausto. Muchos que no han leído más allá del título, asumen que es un negacionista cuando en realidad, toda su familia por parte de padre y de madres fueron asesinados en los campos nazis. Filkenstein cuestiona es la instrumentalización del Holocausto para generar inmunidad/impunidad a los sionistas y al lobby judío, y para condenar cualquier cuestionamiento a Israel alegando antisemitismo.
Si las universidades construyen el conflicto palestino sobre la base de lo poco que se sabe y sobre los vicios que el poderoso lobby judío vende, es fácil entonces censurar cualquier postura sacando a relucir la carta del “antisemitismo”.

*PhD. Profesor Universidad Javeriana.
http://www.elespectador.com

martes, 3 de diciembre de 2013

Cuerpos y fronteras

Entrevista con Ella Shohat, árabe-judía de origen judío-baghdadí y profesora de Estudios Culturales en la Universidad de Nueva York


Jadaliyya Traducido para Rebelion por J.M.


La académica Ella Habiba Shohat siempre ha tratado con las líneas de demarcación, ya sean reales o imaginarias, que informan sobre algunos de los conflictos más graves de nuestro tiempo. Se define como una "árabe-judía" de origen judío-baghdadí, que ha hecho de Estados Unidos su hogar adoptivo, donde es profesora de Estudios Culturales en la Universidad de Nueva York. Su libro de 1989 El cine israelí: el este y el oeste y la política de representación", de 1989, clarifica la construcción de Occidente y Oriente en el discurso sionista, un proyecto crítico que también ha demostrado en su libro Taboo Memories, Diasporic Voices(2006). En libros como Talking Visions (1998), Unthinking Eurocentrism: Multiculturalism and the Media (con Robert Stam, 1994) y Race in Translation: Culture Wars Around the Postcolonial Atlantic (con Robert Stam, 2012), altera y reinterpreta los límites entre "Occidente y el resto", así como entre los países globalizados del Sur y el Norte. Hablamos con Ella Shohat en un restaurante de Berlín sobre la politización de la cultura y la culturización de la política. Aquí ella aborda con fuerza temas tan variados como las íntimas conexiones entre las historias y la cultura judía y musulmana y los debates sobre la circuncisión, la islamofobia y el antisemitismo, siempre de una manera sensible y empática, al tiempo que conserva la distancia analítica y una visión teórica aguda.
Sérgio Costa (SC): Como usted sabe, la política en el mundo de la posguerra estuvo dominado por la presencia de los estados naciones y los debates intelectuales tenían fuerte compuesto de un sentimiento de pertenencia nacional. Los intelectuales estaban, en cierto modo, presionados a declarar su lealtad a un solo estado nacional. Su biografía y su obra son mucho más en el medio, entre las pertenencias nacionales y étnicas, y sin una postura nacional fijal. ¿Podría usted por favor, contarnos sobre su trayectoria y cómo esta forma de posicionarse en el medio ha influido en su trabajo?
ES: Después de la Segunda Guerra Mundial, con la descolonización y las particiones, la vida cambió para muchas comunidades. Hubo traspasos de las poblaciones, y con ellos una identidad se transformó en otra identidad. Un indio musulmán se convirtió en un paquistaní. En nuestro caso, los árabes-judíos se convirtieron en israelíes. Todo esto pasó prácticamente de la noche a la mañana. Estas nuevas identidades oficiales no siempre reflejaban los sentimientos de las personas desplazadas, y no se podían traducir las contradicciones en el terreno. Esta nueva situación no reflejaba necesariamente el sentido de pertenencia de estas comunidades. Por lo tanto, se generó una fuerte tensión entre la documentación oficial que uno poseía y la situación emocional de la identidad y el sentido de hogar y pertenencia de cada quien. He tratado de explicar este contexto histórico con el fin de dar sentido a nuestra brutal ruptura a raíz de la partición. Crecí en Israel como judía, en un país que se define como un estado para los judíos y de los judíos, que era de suponer una solución para "el problema judío". Pero ¿para los judíos y una solución para qué? Ser educado en hebreo en un Estado judío requiere que el rechazo total de todo lo relacionado con mi hogar, a saber, el árabe que hablamos en casa con mis padres iraquíes y mis abuelos iraquíes que no hablaba una palabra de hebreo. El hecho es que muchas personas en mi comunidad perdieron a Bagdad. Pero en este contexto, Irak y los iraquíes eran el enemigo del Estado a la que ahora pertenecía oficialmente. A menudo describo mi experiencia de mi niñez como una esquizofrenia virtual, donde tuve que vivir simultáneamente dos identidades, una exterior de la casa y otro en el interior de la casa.
En 1948, después de la partición de Palestina, un gran número de palestinos fueron desposeídos y se convirtieron en refugiados. Muchos terminaron en los países vecinos, en Siria, en Irak, en el Líbano, en Egipto (por no hablar de otras partes del mundo). ¿Cuál fue el impacto de la dislocación palestina sobre los árabes judíos? Los árabes judíos nunca sufrieron un holocausto en el mundo árabe, pero la aparición del sionismo y de la situación de los palestinos crearon un ambiente ansioso e incómodo. Ya no era posible simplemente ser un judío que cohabita con los árabes-cristianos y los árabes musulmanes. Pero mientras que los árabes-cristianos y los árabes-musulmanes podían mantener su identidad, los árabes judíos no podían. De repente, tuvimos que elegir entre un judaísmo que reflejaba Israel, visto prácticamente como colindante con Occidente y con la europeidad, frente a un arabismo que ahora se equiparaba con el Islam y el Este, y por primera vez, un Oriente despojado de judaísmo. El conflicto entre el sionismo israelí y el nacionalismo árabe genera una situación en la que no teníamos cabida.
SC: ¿Qué papel jugaron las prácticas religiosas en relación con estas construcciones de identidad?
ES: A menudo se olvida que siempre ha habido tensiones-incluyendo en Europa y las Américas-entre judíos sionistas y judíos religiosos que desde el principio pensaron que el sionismo era una aberración porque era secular. Ellos creían que el único momento aceptable para regresar en masa a la Tierra Santa sería con la venida del Mesías. (Muchos judíos seculares también se mostraron escépticos). Pero, después del Holocausto, la perspectiva sionista cobró impulso y llegó a ser visto como más legítimo entre los judíos, convirtiéndose poco a poco en una especie de discurso normativo.
También es problemático cuando la historia de los judíos en los países árabes y en los espacios islámicos es vista como idéntica a la historia de los judíos bajo el cristianismo, es decir, como una historia de persecución implacable. Hoy, esta narración por desgracia se ha convertido en dominante-y, yo diría en un modo de representar la historia judía euro céntricamente. Incluso orientalistas como Bernard Lewis, a pesar de los problemas con muchos de sus formulaciones, reconocieron la existencia de una "simbiosis judío-islámica”. El diálogo judío-musulmán era a la vez cultural y teológico. Así que, aunque hubo ciertos momentos en la historia de los judíos dentro del Islam donde la discriminación, ya veces incluso la persecución, tuvieron lugar, también hubo un patrón de fuertes afinidades culturales y convivencia relativamente pacífica. En cualquier caso, los judíos no eran la única minoría en un Medio Oriente repleto de minorías étnicas y religiosas, por lo que nuestra historia no puede ser discutida sólo en relación a judíos en la Europa cristiana, sino que debe ser discutido también en relación con las diversas minorías en el Oriente Medio.
Manuela Boatca (MB): Parece que hay poca conciencia de la ubicación de los judíos dentro de una perspectiva global. En Europa y los Estados Unidos, y quizás también en otras partes del mundo, mucha gente ve a los judíos como que siempre y en todas partes fueron parte de Europa, una visión que excluye no sólo a los árabes judíos, sino también a los latinos judíos y afro-judíos. ¿Diría usted que esto es parte de la construcción del judaísmo identificado con la blancura? ¿Cree usted que esto tiene algo que ver con la forma en que la diáspora judía se construye en términos de la historia europea, con exclusión de otras partes del judaísmo en todo el mundo?
ES: Sí. Debido a un cierto discurso euro céntrico ha sido difícil de articular un judaísmo incorporado en la cultura árabe. Con la dominación colonial en el Medio Oriente y África del Norte, ciertas instituciones ganaron poder, incluidas las instituciones de judíos europeos que estaban conectados al poder colonial, y que jugaron un papel decisivo en nuestra occidentalización incluso antes de la llegada a Israel. Por ejemplo, la Alianza Francesa Israelita, o el sistema escolar judío francés, se establecieron en el norte de África, Líbano, Irak y Turquía. Como parte de la Ilustración francesa, la Alianza combinaba una educación francesa con un tipo de educación judía secular, todo ello en la lengua francesa. Pero esta influencia occidental existía incluso antes de la dominación colonial francesa o fuera de sus territorios colonizados, en los lugares que todavía estaban bajo el Imperio Otomano antes de la Primera Guerra Mundial I. En Bagdad, la Alianza Francesa-israelita continuó después de la caída del Imperio Otomano, cuando Irak estuvo bajo la influencia británica. Los judíos franceses se veían a sí mismos como instrumentos de la razón y de la civilización y extendieron esta visión incluso a sus correligionarios en el mundo islámico / árabe. No fue sólo el Estado francés que promovió esta "misión civilizadora”; los judíos franceses así lo creían y lo prolongaron a los espacios no occidentales.
MB: Esta hegemonía de los judíos blancos europeos parece ser de un momento muy reciente, sin embargo, el blanqueamiento de los judíos europeos también es un momento en la historia del judaísmo. ¿Qué piensa usted de ese cisma?
ES: Creo que es fascinante debido a que el blanqueamiento de los judíos se lleva a cabo en varios niveles. Si nos remontamos a Iberia, con la Inquisición y la limpieza de sangre, vemos que la diabolización operó tanto contra el judío como contra los musulmanes juntos. Y el discurso racista, especialmente en lo que culminó el racismo científico del siglo XIX, categorizó a los judíos junto con los asiáticos y los africanos, por ejemplo, como inferiores. Hegel en La Filosofía de la Historia ve a diversos pueblos, sobre todo los africanos y los judíos, como viviendo "fuera de la historia", en mi opinión un concepto muy problemático. ¿Cómo alguien puede vivir fuera de tiempo y lugar?
El sionismo por lo tanto puede ser visto como la respuesta, a nivel discursivo y teórico, a estos discursos perjudiciales, un intento de colocar al judío dentro de la historia. La utopía visionaria de Theodor Herzl, Altneuland, contiene al "Nuevo Judio" que va a transformar Palestina, imaginado como un lugar atrasado, en un espacio moderno y civilizado. En cierto modo, Herzl estaba respondiendo a los discursos antisemitas sobre el judío. El sionismo, en mi opinión, puede ser descrito como un esfuerzo para blanquear al judío filosófica e incluso literalmente. El ideal del Nuevo Judío se postula en contraste con el estereotipo antisemita del Ostjuden: una especie de judío errante, afeminado, débil, un luft-mensch meditando sobre libros. El Nuevo Judio era ser masculino y un trabajador de la tierra, enraizado en la naturaleza, no más el del exilio en la diáspora cosmopolita, un judío que ha regresado a su tierra natal. La noción del Nuevo Judío fue influenciada por el Jugendkultur, o movimiento juvenil en alemán, y apareció en novelas hebreas y sionistas y, (más tarde), en el cine israelí. El héroe a menudo sería rubio, de ojos azules, o al menos de piel clara, y por supuesto nunca agraciados con la nariz ganchuda estereotipada. Esta de-semitización tuvo lugar dentro de la lógica de la hegemonía occidental, algo así como el caso de la arianización de Cristo en la pintura europea. Y por lo tanto, se puede argumentar que ha habido una especie de arianización y blanqueamiento del judío, como resultado de la experiencia del antisemitismo. Por otra parte, Israel se creó con la idea de que sería un puesto occidental de avanzada – algo así como la Suiza de Oriente Medio, como la frase conocida - aunque situado en el Oriente Medio, y a pesar de que la mayoría de los judíos en Europa Oriental fueron llamados Ostjuden , y a pesar de que Israel terminó poblado con muchos judios de lugares como Yemen, Irak, Siria y Marruecos. Sería difícil describir a Israel, entonces, como una simple entidad occidental. Y, por supuesto, esta caracterización ignora los palestinos que son ciudadanos de Israel. Entonces, incluso en términos demográficos, Israel no puede ser reducido simplistamente a "Occidental", pero, no obstante, esta ecuación persiste.
SC: Para saltar a algunos debates actuales, es bastante irónico que esta inversión política de los judíos para occidentalizarse sí parece tener límites, al menos en las prácticas religiosas. Como usted sabe, la circuncisión es interpretada por algunos juristas y ahora por un tribunal de Colonia, Alemania, como un ritual bárbaro que viola los derechos fundamentales de los niños. Así, los abogados están utilizando argumentos universalistas con el fin de restringir la libertad religiosa de los padres. ¿Acaso estos conflictos muestran un límite para esta estrategia de occidentalización?
ES: Es una pregunta interesante, porque el problema de estos debates es que se fragmentan y fetichizan un aspecto de la cultura, lo que resulta en un discurso ahistórico que es insensible a la historia de la dominación colonial y la hegemonía occidental. También se convierte en un tipo de discurso farisaico que se presenta como actuando en nombre de "lo universal." El objetivo de estos discursos es, obviamente, es aquello que se considera como "lo particular" y aquellos "otros" que necesitan ser salvados de su particularidad. El debate sobre la circuncisión moviliza un discurso similar al que se ha utilizado para el velo. La pregunta es: ¿quién representa y actúa en nombre de "lo universal"? La dicotomía particular/universal a menudo quedó atrapada en una narrativa de salvación. No podemos olvidar cómo el discurso colonial representa a menudo el colonialismo conquistando y explotando, sino también como el avance de una misión civilizadora universal de rescate a las personas-especialmente a los bárbaros, por supuesto, a sus mujeres y niños-de sus propias tradiciones horribles, sus rituales y su cultura . Este discurso idealista fue enmarcado por el imperialismo arrogante que vio como llevar la luz a los lugares oscuros.
Este es, desafortunadamente, un lado de la iluminación. Y enfrentar la meta narrativa de la Ilustración con el discurso colonial no significa rechazar la Ilustración en general. La iluminación es un fenómeno complejo que ofrece discursos contradictorios. Entonces, lo que se requiere, es realzar sus contradicciones filosóficas así como su imperial lado oscuro “según cada caso”. En el contexto colonial, la Ilustración a menudo significaba la subordinación cultural y devastación psíquica. Así que la pregunta es, ¿qué es una "práctica bárbara", y quién tiene el derecho de determinar lo que es una barbaridad? ¿Quién tiene el derecho de decir: "Yo soy el salvador de estos niños?" No es una cuestión de estar "a favor o en contra de" la circuncisión. Yo vengo de una cultura de la circuncisión, pero no necesariamente me veo a mí misma apoyándola sólo porque es mi tradición. Aparte del hecho de que hay judíos y musulmanes que se niegan a circuncidar a sus hijos, me opongo a la forma en que el movimiento en contra de la circuncisión se ha basado en un imaginario orientalista. Yo estaría preocupada por cualquier tipo de estado-idólatra que otorgaría al estado-nación la facultad de determinar, legalizar, y entrar en la zona privada y/o comunitaria de las decisiones familiares y no permita ciertas prácticas culturales, bajo el supuesto de que "el estado es el que sabe mejor". También, y especialmente en contextos de dislocación y alienación, donde los individuos y las comunidades tienen dificultades para mantener su lengua, la cultura y la identidad - como en el contexto de Alemania, donde hay poco lugar digno para la cultura musulmana (s)-, el rechazo de la circuncisión no puede sino interpretarse como otra forma de violencia cultural. Tal rechazo se percibe inevitablemente como una imposición de las prácticas cristianas, sobre los valores y las tradiciones de los musulmanes. Dada la historia colonial, así como la persistencia del antisemitismo y la islamofobia, la circuncisión, al igual que el velo, se convierte en un significante altamente controvertido. Por supuesto, algunos podrían argumentar que estos no son valores cristianos, sino valores humanistas seculares universales. Pero el humanismo puede ser visto como una forma de sublimación y secularización de las ideas cristianas, tales como la providencia, la salvación, la caridad, etc. La narrativa de rescate en relación con los niños musulmanes asume la normatividad cultural de los niños cristianos a menudo no declarada. Sin embargo, todos los niños nacen en contextos particulares y los estados-nación, ya sea como laicos o religiosos, de cierta clase o etnia, es decir que cada niño nace en una red de afiliaciones múltiples, identidades cruzadas, y de potenciales identificaciones.
SC: Quizás, por ejemplo, algunos niños nacen con un nombre cristiano...
ES: Si uno tiene un nombre cristiano, es llevado a la iglesia desde niño, está determinada por ciertas ideologías, a veces en una forma semi-secular sublimada, no se es particularmente menos que un judío o un musulmán. Entonces, ¿qué hace que el Estado arbitre cuáles particularidades son legítimas y cuáles no; por qué ir a una iglesia es una práctica más legítima en un estado supuestamente laico? ¿Por qué se celebrar la Navidad y el relato de la resurrección de Cristo se considera aceptable? Para recurrir a unreductio ad absurdamd, ¿por qué los niños estan expuestos a la historia de la crucifixión, de clavos martillados sobre el cuerpo de Cristo, con toda la sangre y las lágrimas? Se podría argumentar que la historia de la crucifixión es traumatizante para los niños, y que los niños no deben ser expuestos a ella, y ese solo hecho sería merecedor de ser sancionado con la intervención del Estado. Ciertamente, es legítimo tener una discusión sobre si es o no la circuncisión una buena idea. El debate es saludable, pero estoy preocupada por la concesión del Estado, parafraseando a Max Weber, del monopolio de la violencia religiosa, sobre todo cuando el poder del Estado se ejerce de manera discriminatoria.
Además, es importante reconocer que hay una carga particular sobre la historia de la circuncisión en la Europa cristiana en términos del papel de la circuncisión como aprobación y asimilación durante la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, no sólo en Alemania, sino en la Francia de Vichy. Si las autoridades sospechaban que alguien era judío, pero que pasa por no-judío, las autoridades podían comprobar si la persona fue circuncidada. Durante la Segunda Guerra Mundial, los niños judíos que fueron enviados para ser adoptados por familias no judías fueron advertidos por sus padres biológicos "nunca ir al urinario" a fin de no ser develados como judíos. Teniendo en cuenta que la historia de la circuncisión es un marcador de identidad que podría determinar la vida y la muerte, ¿cómo podríamos no reconocer que la circuncisión ha servido como un marcador de identidad, y que fue utilizada en contra de las minorías religiosas? En un contexto contemporáneo de la islamofobia, donde la gente se siente muy vulnerable en todo la negación de su identidad, el rechazo de su cultura, la persistente identificación del Islam con el terrorismo, en mi opinión, cualquier tipo de monitoreo sobre las costumbres sólo pueden interpretarse como una especie de imposición, como la asimilación, e incluso como una forma de violencia cultural por parte del estado-nación alemán. En este contexto, la violencia no puede ser leída exclusivamente como algo que los padres musulmanes hacen a sus hijos, y que, por lo tanto, estos niños necesitan ser rescatados por el Estado. El objetivo implícito del debate ha sido la circuncisión a los musulmanes, pero ¿cuál sería el lugar del judío en ese discurso? ¿Podría el Estado permitir a los judíos continuar con el ritual, y negárselo a los musulmanes? Hay una sensación de que, a raíz del Holocausto, el Estado alemán tiene que ser sensible de no ofender a los judíos. Pero ¿dónde trazamos las líneas relacionadas con las prácticas religiosas musulmanas que pueden ser reguladas diferencialmente? Uno se acuerda de la prohibición de los franceses sobre los distintivos religiosos, donde todo el mundo sabía que estaba dirigido a los musulmanes y no a los católicos (crucifijos, por ejemplo), a los judíos (con la kipá ), a los sijs (con sus turbantes), o a los Santeiros (con sus amuletos), y así sucesivamente.
MB: El debate sobre la circuncisión pasó a ser el punto en el que las protestas de las comunidades musulmanas y las comunidades judías de Alemania se unirían y se han unido. Porque en ese lugar surgió una política de coalición donde había habido durante mucho tiempo una línea divisoria que acentuó la diferencia entre musulmanes y judíos.
ES: Es una ironía de la historia, al menos de la historia reciente. Debido a que en los últimos tiempos, en gran parte debido al conflicto árabe-israelí, se ha producido una construcción en la esfera pública de judíos y musulmanes como que siempre fueron enemigos. En los medios de comunicación, los periodistas a menudo apelan al cliché que "este conflicto se remonta a miles de años". Pero eso es históricamente falso; se remonta apenas hacia los finales del siglo XIX y el surgimiento del sionismo. Por muchos siglos e incluso milenios, judíos y musulmanes a menudo enfrentaron juntos los prejuicios cristianos. Durante la Reconquista, que culminó en 1492 y la caída de Granada, los judíos y musulmanes que quedaron se vieron obligados a exiliarse o bien a convertirse. Tal vez la Inquisición fue el primer caso de política de vigilancia de una potencia emergente, una especie embrionaria de formación del Estado-nación. La vigilancia de las prácticas culinarias y rituales corporales formaba parte de este mantenimiento del orden religioso-cultural. Para investigar si la conversión era real, las autoridades podían comprobar los penes de los bebés y niños de sexo masculino. Otra forma de actuación policial de la Inquisición era entrar en las cocinas y buscar los coladores. La comida ritual judía –Kashrut- (y su homóloga islámica Halal) conforman leyes dietéticas y requieren el drenaje de la sangre de los animales que incluye esa dieta. En la tradición judía el drenaje se realiza a través de la salazón de la carne y por lo general con un colador, permitiendo que la sangre gotee fuera para que así quede separada de la carne. Entonces, la mera presencia de un colador en la casa de un converso era una prueba de la presencia de judaísmo para la Inquisición. Otro marcador de la identidad judía y musulmana era la prohibición de comer carne de cerdo. ¿Se podría especular que la práctica generalizada en España de colgar carne de cerdo en los restaurantes algo que no encuentra en muchos países, se entiende como un marcador de la identidad? ¿Volvemos a la época de la Reconquista, donde la ingesta de jamón se convirtió en una marca distintiva de la identidad cristiana como forma de revelar a los judíos y musulmanes?
Los dos relatos/historias de judíos y musulmanes a menudo se relatan en soledad, aunque, de hecho, los dos grupos fueron sometidos a la misma Inquisición y siguieron viviendo juntos en espacios musulmanes. La convivencia en Iberia fue de hecho la norma dentro de los espacios musulmanes aunque fue inusual dentro de los espacios cristianos. Los judíos fueron invitados por el Imperio Otomano en 1492 para establecerse dentro de sus diversos territorios. Los judíos sefardíes que se establecieron en Turquía, Bulgaria, Grecia, Egipto y Marruecos, continuaron hablando español hasta hace muy poco. Sin embargo, la visión dominante de las relaciones judío-musulmanas sigue la falsa narrativa sobre una división eterna entre el judío y el musulmán, pero, irónicamente, este debate actual trae a la superficie la historia judía-musulmana borrada en gran parte. En mi trabajo, he insistido en el guión judío-musulmán, porque mientras que la tradición judeo-cristiana implica una meta-narrativa legítima, el guión judío-musulmán fue omitido. Sin embargo, históricamente el guión judío-musulmán podría ser visto como la norma más que la tradición judío-cristiana, que es un fenómeno relativamente reciente, que se remonta a la Ilustración euro-judía y reforzada por el eurocentrismo sionista. España ha publicado recientemente una convocatoria a las personas que puedan demostrar ascendencia sefardí para solicitar la nacionalidad española, pero no ha hecho un llamamiento similar a los musulmanes que también podrían demostrar su origen andaluz. Al igual que con la prohibición impuesta por Francia de la insignia religiosa y el debate de Alemania sobre la circuncisión, la política de España legitima un grupo semita pero no en otro en el nuevo contexto europeo. En este sentido, hay un alejamiento de lo oriental del "judío", por así decirlo, , pero no del "árabe-musulmán".
MB: La cuestión de la crueldad con los animales también se ha presentado en los debates acerca de la circuncisión en Alemania. Los oponentes de ambos lados de la cuestión plantean argumentos acerca de la idea del dolor. Creo que lo que es fascinante es que, a fin de evitar la cuestión de la religión o de las prácticas religiosas, se plantea el tema de la crueldad con los animales, lesiones corporales o hasta cosas que no parecen estar relacionados con la práctica cultural y se estigmatizan como actos criminales que se han configuradofuera de la práctica social legítima.
ES: Creo que es legítimo traer estas cuestiones de daño corporal y la crueldad hacia los animales. Las leyes dietéticas superpuestas como la sh'hita judía y la dhabiha (masacre ritual) musulmana insisten en evitar la crueldad a los animales a través de regulaciones detalladas sobre el tipo de cuchillo utilizado, donde se aplica, etc. Pueden haber conversaciones y discusiones en la esfera pública sobre si masacre ritual es de hecho una forma de crueldad hacia los animales. Preguntas similares se aplican a la circuncisión: ¿es una forma de daño físico? Es de vital importancia generar este tipo de conversaciones, pero hay una diferencia entre tener esta conversación y convertirla en un único punto de vista impuesto por un estado. Tal enfoque no toma en cuenta las cargas de la historia, no reconoce los dilemas filosóficos, y no se enfrenta a la realidad de que la prohibición de la circuncisión es problemática cuando se declara en el nombre de una pseudouniversalidad.
Fuente: http://www.jadaliyya.com/pages/index/15203/bodies-and-borders_an-interview-with-ella-shohat