Por Guadi Calvo
Quizás nunca tengamos con precisión cuales fueron todos los objetivos de Washington, Londres y Paris, para impulsar la Primavera Árabe, que comenzó a finales de 2010, y si en los cálculos iniciales estaban considerados los muertos, que ya deben estar alcanzando el millón, los daños sociales, culturales y económicos que la monumental operación contra el Islam ha producido.Cuando la mañana del 17 de diciembre, el joven verdulero Mohamed Bouazizi salió de casa para atender su puesto callejero en Sidi Bouzid, un pequeño pueblo tunecino en el centro del país, alejado de las rutas del turismo de playas y hoteles de lujo, y tras un quítame de allí esas pajas con la policía le fue secuestra su mercadería, lo que provocó que Mohamed, a manera de protesta se prendiera fuego frente al destacamento policial. Esas heridas finalmente lo llevarían a la muerte el 5 de enero del siguiente año, pero las llamas que encendió Mohamed no se han apagado, y según parece seguirán ardiendo por un tiempo imposible de calcular.
Es por lo menos paradójico que un simple verdulero pudiera encender las llamas de una guerra que están consumiendo una veintena de países como si fueran chamizo seco, y después de derribar dictaduras como las Hosni Mubarak, 30 años en el gobierno egipcio o el del propio presidente tunecino Zine El-Abidine Ben Ali; magnicidios como el del Coronel libio Mohammed Gadaffi; guerras francas y abiertas como la de Libia, Siria, Irak o Yemen y la incentivación de frentes como el de Afganistán, Pakistán, India, Turquía, sudeste asiático, y en África: Túnez, Argelia, Marruecos, Mali, Chad, Níger, Nigeria, Burkina Faso, Somalia y ahora se agrega Costa de Marfil. La inestabilidad en todas esas naciones ha producido en su conjunto una monumental ola de refugiados, particularmente hacia Europa. Solo desde 2015 más de un millón de refugiados llegaron a Europa, sin contar los miles de ahogados en el Mediterráneo.
Tal fenómeno ha llevado al borde de la desintegración a una organización tan, aparentemente, poderosa como la Unión Europea (U. E.) Que ha escuchado el crujir de sus estructuras y de lo que todavía no se ha podido hacer el control de daños.
Este fin de semana la jefa del gobierno alemán, la otrora todo poderosa, Ángela Merkel, quién ha sido arrastrada por la crisis de refugiados ha tenido un importante revés en la elecciones regionales.
Los casi 13 millones de votantes expresaron su rotundo desacuerdos con las políticas migratorias de Merkel, lo que ha servido para que grupos neo nazis como Alternativa para Alemania (AfD), pudieran conseguir una buena tajada de votos con su prédica anti inmigrante diametralmente opuesta a la de la canciller.
En dos de los tres Estados en disputa la AfD, han podido superar a la coalición gobernante, aunque en realidad han triunfado los verdes, lo que complejiza todavía más la situación política de Alemania, a un año de las elecciones generales. Esta no ha sido la mejor noticia para Merkel, que aunque ha cambiado sus posturas respecto a la acogida de extranjeros, sus reflejos han reaccionado un tanto tarde y las mayoría de los alemanes la entiende como pro inmigrante.
Alemania se alista, como ya ha sucedido en Polonia, Hungría y otras naciones de la U.E. y del resto del continente, a virar ostensiblemente a posturas más xenófobas, islamofóbicas, ultra nacionalistas y anti Unión Europea, lo que no facilita tampoco la endeble situación de David Cameron y la continuidad de los británicos en la U. E. respecto al referéndum que decidirá la suerte de las Islas el próximo 23 de junio.
El terremoto político que acaba de sufrir Alemania puede tener consecuencias todavía más graves si la crisis de los refugiados persiste.
Hoy todos miran al presidente turco Recep Erdoğan, que se ha erigido en el señor de los destinos de Europa, en tanto controle, o no, el flujo de los refugiados tanto sirios como iraquíes que pretenden seguir camino a Europa.
La U.E. ha caído en el juego extorsivo de Erdogan, que está listo a sacar la mayor de las ventajas, además de los miles de millones que ya le ha quitado: ingresar a la Unión Europea, lo que lo capultaría a la Historia grande de Turquía.
Puentes de sangre
Aunque a Turquía y Costa de Marfil los separan más de 8 mil kilómetros este fin de semana se han unido por un muy transitado puente de sangre, la capital turca fue nuevamente sacudida por un atentado, que ha dejado cerca de 40 muertos y 125 heridos.
Entre los muertos se encontrarían dos terroristas suicidas. El ataque se produjo en una parada de ómnibus a la salida de la estación de metro de Kizilay.
Este es el tercer ataque de magnitud en los que va del año, un auto bomba habría embestido al colectivo por la parte trasera segundos antes de estallar. La cantidad de víctimas podría incrementarse ya que la explosión se produjo en las cercanías del parque de Güven, por la hora y el día (domingo, 18. 45´hora local) en el parque había todavía un número importante de transeúntes. La intensidad de la explosión tras la colisión provoco que muchos vehículos cercanos se vieran también involucrados.
Según algunas fuentes, una treintena de ambulancias recogieron a muchos de los heridos, mientras los cuerpos de seguridad registraron 23 muertos solo en el lugar de los hechos. La cantidad de heridos y la magnitud de la explosión hacen esperar que en el trascurso de los días, el número de muertos se incremente, hasta ahora son 40.
La Fiscalía de Ankara estableció una fuerte censura informativa a petición del Consejo Supremo de Radio y Televisión por lo que toda cobertura de la masacre quedó prohibida. Según filtraciones de una fuerza de seguridad: “el ataque fue organizado por el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) o una organización afin”. El PKK, lleva una lucha de décadas por lograr la independencia de los territorios kurdos, ocupados por Turquía, un ataque de esta magnitud solo desacreditaría a los kurdos, por lo que se sospecha con certeza, pueda ser un ataque de falsa bandera.
Son varios los atentados producidos en los últimos meses: el 10 de octubre último al menos 95 muertos y 256 heridos, frente a la estación ferroviaria central de Ankara, en la que dos suicidas se inmolaron, tal como había sucedido en el pueblo de Suruç el 20 de julio pasado, que mató a 33 activistas de izquierdas. Debido a que la manifestación fue de carácter anti gubernamental, el gobierno se apuró a acusar al Estado Islámico, organización con escaza o nula actividad en Turquía, que además de poseer aceitadas relaciones con Erdogan y su familia, cuenta con varios campos de entrenamiento y hospitales en territorio turco, en las proximidades de la frontera con Siria.
Estado Islámico también se adjudicó la bomba que mató a 13 turistas alemanes en la plaza de Sultanahmet de Estambul el pasado 12 de enero, un lugar de gran tránsito de turistas extranjeros lo que ha provocado un serio golpe al negocio del turismo.
El 17 de febrero un coche bomba mató a otras 29 personas, según el gobierno el ataque lo habría producido un grupo armado llamado Halcones del Kurdistán (TAK en siglas kurdas) que se dice habría reivindicado el ataque.
En la otra punta del puente que este fin de semana unió Turquía con Costa de Marfil se ha producido un nuevo ataque del grupo al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).
Cerca de unas 20 personas fueron asesinadas en un ataque contra el complejo turístico en Grand Bassam, al sur de Costa de Marfil, frecuentado por extranjeros. El atentado fue rápidamente revindicado por AQMI, de agitada actividad en la región en estos últimos meses.
En el ataque participaron tres salafistas, aunque otras versiones mencionan 6 comandos del AQMI, todos muertos tras el atentado. El ataque también habría sido revindicado por al-Muthalimin (los que firman con sangre) comandado por el veterano de la guerra afgana Mokhtar Belmokhtar, conocido como MBM, Mister Marlboro o Laauar (el tuerto) que desde la guerra en Libia, no ha dejado de tener protagonismo tanto en el Magreb, como en el Sahel.
Belmokhtar, además de contar con una red de cobertura y abastecimiento que se extiende por Mali, Níger, Chad y Mauritania, ha sido el ideólogo de los últimos golpes en Bamako, Mali, contra el hotel Radisson Blu, el 20 de noviembre pasado, que dejó unos 23 muertos. El 15 de enero último, cuatro hombres del grupo de Mokhtar Belmokhtar atacaron el hotel Splendid en Uagadugú, la capital de Burkina Faso, en el que asesinaron a 27 personas.
Al igual que en Burkina Faso, Costa de Marfil no había recibido ataques de esta contundencia, de lo que se desprende que el líder de al-Muthalimin, quien rivaliza violentamente con el jefe de AQMI, Abdelmalek Droukdel, busca consolidar su posición en ese sector.
La acción armada del fin de semana comenzó a media tarde, cuando en las playas de los hoteles L'Etoile du Sud y Koral Beach, arribaron los atacantes en una lancha, desde donde iniciaron el ataque que se extendió hasta más allá del atardecer.
El poderoso rebrote de la ultra derecha en Alemania y en casi todas las naciones europeas, como respuesta a los más de un millón de refugiados que la U.E. y los Estados Unidos han provocado con sus políticas en los países islámicos, y los atentados en Turquía y Costa de Marfil, son sin duda frutos del mismo árbol, nacido al calor de la Primavera Árabe.
Sin duda el Think Tank que pergeñó la Primavera no había esperado tanto, tampoco el bueno de Mohamed Bouazizi, cuándo aquella mañana salió de su casa para vender sus frutas.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.
Es por lo menos paradójico que un simple verdulero pudiera encender las llamas de una guerra que están consumiendo una veintena de países como si fueran chamizo seco, y después de derribar dictaduras como las Hosni Mubarak, 30 años en el gobierno egipcio o el del propio presidente tunecino Zine El-Abidine Ben Ali; magnicidios como el del Coronel libio Mohammed Gadaffi; guerras francas y abiertas como la de Libia, Siria, Irak o Yemen y la incentivación de frentes como el de Afganistán, Pakistán, India, Turquía, sudeste asiático, y en África: Túnez, Argelia, Marruecos, Mali, Chad, Níger, Nigeria, Burkina Faso, Somalia y ahora se agrega Costa de Marfil. La inestabilidad en todas esas naciones ha producido en su conjunto una monumental ola de refugiados, particularmente hacia Europa. Solo desde 2015 más de un millón de refugiados llegaron a Europa, sin contar los miles de ahogados en el Mediterráneo.
Tal fenómeno ha llevado al borde de la desintegración a una organización tan, aparentemente, poderosa como la Unión Europea (U. E.) Que ha escuchado el crujir de sus estructuras y de lo que todavía no se ha podido hacer el control de daños.
Este fin de semana la jefa del gobierno alemán, la otrora todo poderosa, Ángela Merkel, quién ha sido arrastrada por la crisis de refugiados ha tenido un importante revés en la elecciones regionales.
Los casi 13 millones de votantes expresaron su rotundo desacuerdos con las políticas migratorias de Merkel, lo que ha servido para que grupos neo nazis como Alternativa para Alemania (AfD), pudieran conseguir una buena tajada de votos con su prédica anti inmigrante diametralmente opuesta a la de la canciller.
En dos de los tres Estados en disputa la AfD, han podido superar a la coalición gobernante, aunque en realidad han triunfado los verdes, lo que complejiza todavía más la situación política de Alemania, a un año de las elecciones generales. Esta no ha sido la mejor noticia para Merkel, que aunque ha cambiado sus posturas respecto a la acogida de extranjeros, sus reflejos han reaccionado un tanto tarde y las mayoría de los alemanes la entiende como pro inmigrante.
Alemania se alista, como ya ha sucedido en Polonia, Hungría y otras naciones de la U.E. y del resto del continente, a virar ostensiblemente a posturas más xenófobas, islamofóbicas, ultra nacionalistas y anti Unión Europea, lo que no facilita tampoco la endeble situación de David Cameron y la continuidad de los británicos en la U. E. respecto al referéndum que decidirá la suerte de las Islas el próximo 23 de junio.
El terremoto político que acaba de sufrir Alemania puede tener consecuencias todavía más graves si la crisis de los refugiados persiste.
Hoy todos miran al presidente turco Recep Erdoğan, que se ha erigido en el señor de los destinos de Europa, en tanto controle, o no, el flujo de los refugiados tanto sirios como iraquíes que pretenden seguir camino a Europa.
La U.E. ha caído en el juego extorsivo de Erdogan, que está listo a sacar la mayor de las ventajas, además de los miles de millones que ya le ha quitado: ingresar a la Unión Europea, lo que lo capultaría a la Historia grande de Turquía.
Puentes de sangre
Aunque a Turquía y Costa de Marfil los separan más de 8 mil kilómetros este fin de semana se han unido por un muy transitado puente de sangre, la capital turca fue nuevamente sacudida por un atentado, que ha dejado cerca de 40 muertos y 125 heridos.
Entre los muertos se encontrarían dos terroristas suicidas. El ataque se produjo en una parada de ómnibus a la salida de la estación de metro de Kizilay.
Este es el tercer ataque de magnitud en los que va del año, un auto bomba habría embestido al colectivo por la parte trasera segundos antes de estallar. La cantidad de víctimas podría incrementarse ya que la explosión se produjo en las cercanías del parque de Güven, por la hora y el día (domingo, 18. 45´hora local) en el parque había todavía un número importante de transeúntes. La intensidad de la explosión tras la colisión provoco que muchos vehículos cercanos se vieran también involucrados.
Según algunas fuentes, una treintena de ambulancias recogieron a muchos de los heridos, mientras los cuerpos de seguridad registraron 23 muertos solo en el lugar de los hechos. La cantidad de heridos y la magnitud de la explosión hacen esperar que en el trascurso de los días, el número de muertos se incremente, hasta ahora son 40.
La Fiscalía de Ankara estableció una fuerte censura informativa a petición del Consejo Supremo de Radio y Televisión por lo que toda cobertura de la masacre quedó prohibida. Según filtraciones de una fuerza de seguridad: “el ataque fue organizado por el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) o una organización afin”. El PKK, lleva una lucha de décadas por lograr la independencia de los territorios kurdos, ocupados por Turquía, un ataque de esta magnitud solo desacreditaría a los kurdos, por lo que se sospecha con certeza, pueda ser un ataque de falsa bandera.
Son varios los atentados producidos en los últimos meses: el 10 de octubre último al menos 95 muertos y 256 heridos, frente a la estación ferroviaria central de Ankara, en la que dos suicidas se inmolaron, tal como había sucedido en el pueblo de Suruç el 20 de julio pasado, que mató a 33 activistas de izquierdas. Debido a que la manifestación fue de carácter anti gubernamental, el gobierno se apuró a acusar al Estado Islámico, organización con escaza o nula actividad en Turquía, que además de poseer aceitadas relaciones con Erdogan y su familia, cuenta con varios campos de entrenamiento y hospitales en territorio turco, en las proximidades de la frontera con Siria.
Estado Islámico también se adjudicó la bomba que mató a 13 turistas alemanes en la plaza de Sultanahmet de Estambul el pasado 12 de enero, un lugar de gran tránsito de turistas extranjeros lo que ha provocado un serio golpe al negocio del turismo.
El 17 de febrero un coche bomba mató a otras 29 personas, según el gobierno el ataque lo habría producido un grupo armado llamado Halcones del Kurdistán (TAK en siglas kurdas) que se dice habría reivindicado el ataque.
En la otra punta del puente que este fin de semana unió Turquía con Costa de Marfil se ha producido un nuevo ataque del grupo al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).
Cerca de unas 20 personas fueron asesinadas en un ataque contra el complejo turístico en Grand Bassam, al sur de Costa de Marfil, frecuentado por extranjeros. El atentado fue rápidamente revindicado por AQMI, de agitada actividad en la región en estos últimos meses.
En el ataque participaron tres salafistas, aunque otras versiones mencionan 6 comandos del AQMI, todos muertos tras el atentado. El ataque también habría sido revindicado por al-Muthalimin (los que firman con sangre) comandado por el veterano de la guerra afgana Mokhtar Belmokhtar, conocido como MBM, Mister Marlboro o Laauar (el tuerto) que desde la guerra en Libia, no ha dejado de tener protagonismo tanto en el Magreb, como en el Sahel.
Belmokhtar, además de contar con una red de cobertura y abastecimiento que se extiende por Mali, Níger, Chad y Mauritania, ha sido el ideólogo de los últimos golpes en Bamako, Mali, contra el hotel Radisson Blu, el 20 de noviembre pasado, que dejó unos 23 muertos. El 15 de enero último, cuatro hombres del grupo de Mokhtar Belmokhtar atacaron el hotel Splendid en Uagadugú, la capital de Burkina Faso, en el que asesinaron a 27 personas.
Al igual que en Burkina Faso, Costa de Marfil no había recibido ataques de esta contundencia, de lo que se desprende que el líder de al-Muthalimin, quien rivaliza violentamente con el jefe de AQMI, Abdelmalek Droukdel, busca consolidar su posición en ese sector.
La acción armada del fin de semana comenzó a media tarde, cuando en las playas de los hoteles L'Etoile du Sud y Koral Beach, arribaron los atacantes en una lancha, desde donde iniciaron el ataque que se extendió hasta más allá del atardecer.
El poderoso rebrote de la ultra derecha en Alemania y en casi todas las naciones europeas, como respuesta a los más de un millón de refugiados que la U.E. y los Estados Unidos han provocado con sus políticas en los países islámicos, y los atentados en Turquía y Costa de Marfil, son sin duda frutos del mismo árbol, nacido al calor de la Primavera Árabe.
Sin duda el Think Tank que pergeñó la Primavera no había esperado tanto, tampoco el bueno de Mohamed Bouazizi, cuándo aquella mañana salió de su casa para vender sus frutas.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.
En ese marco, toda consideración respetuosa y de búsqueda de reconocimiento y entendimiento es más que bienvenida. Gracias, Susana.
http://mediorienteactual.blogspot.com.ar/2016/03/el-hijab-el-secreto-y-sus-formas-de.html
Si la cultura es un proyecto colectivo, debemos enmarcar en ese proceso cuestiones que siempre desde los tiempos antiguos se han trabajado de manera separada y que son esa formas sociales, políticas y económicas; sustanciales, incluso la sexualidad y sus manifestaciones diversas. Pero como creo interpretar de tan lúcido artículo, esas miradas sobre el otro en todas las formas son siempre de manera occidentalizadas y no tratando de entender la posición de diferente cultural (en el amplio y extenso sentido de la palabra y sus diversos significados e interpretaciones por las diferentes disciplinas) que estimo es lo que esgrime el trabajo.Esto posicionándose con una mirada más virgen, pura y no contaminada culturalmente sobre todos y cada uno de estos temas desde Oriente hacia Occidente y desde Occidente hacia Oriente. Lo vertido en este bello y profundamente reflexivo artículo nos permite pensar y replantear ciertas cuestiones preestablecidas, y en especial en el clima de época al que asistimos.
De lectura obligatoria.
El artículo en mi blog superó las 310 visitas en muy poco tiempo, es evidente que esta temática interesa, a escribir otro artículo!
Así que hermanas, ¡A parir, que lo tendréis difícil en el Más Allá!
A pesar de esto, sois importantes, muy importantes…
Se me olvidó, no paséis delante de un hombre cuando hace salat, porque según Bujari dijo “El Mensajero de Dios que la paz y las bendiciones de Dios estén sobre él dijo: Si delante de un hombre pasa un cerdo, un perro o una mujer, vuestra oración no tendrá aceptación”…
Te obliga a repensar la identidad, el deseo y la aparente sumisión de la mujer
en otras sociedades .Es un disparador para seguir reflexionando sobre este tema y los secretos.
Abrazo, Ricardo
El género es una construcción social, lo que redunda en la existencia de formas variables de sexualidad. Es interesante destacar que existen pautas coloniales del pensamiento político feminista hegemónico en relación al surgimiento de otros feminismos. Se debe recordar que en las ciencias sociales y aún en el pensamiento feminista existe lamentablemente, el racismo y la diferencia cultural oculta la diferencia colonial. El imperialismo y colonialismo del siglo XIX no implicó un proceso homogéneo, las formas de dominación continúan manifestándose en la actualidad en la era de la posmodernidad y globalización. En consecuencia se necesita de la colonialidad y musealización de la sociedad para subsistir mediante formas políticas posibles para el control de la heterogénea globalización.
En este contexto se han desarrollado feminismos poscoloniales, el feminismo musulmán, que denuncia como aún son pensadas las mujeres por las feministas occidentales desde los obsoletos conceptos binarios de modernidad-tradición y religión-cultura e incluso se habla de un feminismo periférico. Así, nos encontramos nuevamente con la mirada “orientalista” de Occidente y el cliché del velo, el prejuicio sobre la pasividad y subordinación de las mujeres musulmanas.
Se puede ser feminista y usar velo, se puede defender los derechos de las mujeres y usar sari, no debe olvidarse que el orientalismo es heterogéneo y contradictorio. Los discursos que adscriben a la retórica de la igualdad y el multiculturalismo, no se han cuestionado el sesgo eurocéntrico que caracteriza a la producción del pensamiento político hegemónico. Esta reflexión deviene de mi postura latinoamericana, soy la “otra” como tantos “otros” y “otras” frente a una Europa que legitimó su supremacía en el Renacimiento.
Y confieso que, frente a tales impudicias, teniendo en cuenta la intencionalidad del mensaje, el ejercicio de la omisión no sirve. Aun así, prefiero y deseo suponer, es mejor así, que tales comentarios son el fruto de un momento de arrebato y no el producto de un desenfrenado deseo de venganza. De lo contrario estaríamos bastante mal y sería sencillamente como montar un caballo cojeando.
Se puede pensar por lo tanto que las desafortunadas expresiones del opinante “medio-orientalista” se producen bajo el prisma de una virtual superposición cerebral, engendro de un pasado vivido sin pensar y un presente pensado sin vivir.
Reconozco que es difícil ser “medio-oriental”, cargando con una maldita herencia, y al mismo tiempo “orientalista”. En cuanto a los reales fundamentos de la doctrina islámica es preferible no discutirlos si no se tiene suficiente bagaje cultural como resulta a las claras en este contexto.
Ser intelectual no significa automáticamente ser portador de la sabiduría universal. Uno puede hablar hasta el infinito de cualquier tema, inclusive del Islam, pero con el debido respeto y no desde el odio o en base a tertulias en el Bar. Y aquí, desde luego, no cabe una ausencia con aviso y tampoco procede insistir en el elogio a la imperfección del ser humano.
En las afirmaciones del opinante, se mezclan inconfesables intereses y deshonestos deseos. Parece como si las tenía elaboradas y resguardadas en el baúl de la memoria y que aprovechó la primera oportunidad para desahogarse. En beneficio de la honestidad, pienso que buscó pretendida, deliberada e impulsivamente descargar una ira incontenible y eso no puede ser el estilo de un intelectual. Por ello sorprende.
Esto, aun admitiendo que las disfunciones mentales hunden a muchos intelectuales del universo medio-oriental en su caos existencial y no resulta fácil hallar una respuesta lógica a la recurrente insidia con que su “yo-otro” arremete contra su “otro-yo’.
Se observa con frecuencia cuando la superposición de imágenes repulsivas en el cerebro impulsa a echarle la culpa a una supuesta herencia del pecado original. Ese rechazo mutuo y brutal entre el Yo-Otro lo sintetiza la respuesta de un famoso escritor francófilo quien confesó que si escribía en francés y no en árabe era para “insultar a los franceses en su propio idioma”.