sábado, 29 de julio de 2023

GAZA ENTRE LAS BOMBAS DE ISRAEL Y LA RESISTENCIA PALESTINA

Santiago Montag y Martín Martinelli.

Ilustración: “Palestina…El derecho al retorno” de Fadi Abou Hassan, Noruega

14 de agosto 2022.

Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.

Eduardo Galeano, 2014

Entre el 5 y 7 de agosto se desarrolló una ronda de ataques de Israel hacia la Franja de Gaza, bautizada “Operation Breaking Dawn” (Amanecer). Según el primer ministro Yair Lapid fue un “ataque preventivo” contra el grupo armado Yihad Islámica Palestina (YIP), que planeaba atacar Israel. Nuevamente presenciamos una masacre israelí contra los palestinos que concluyó con el asesinato de 44 personas, incluidos 15 niños, según el ministerio de salud palestino en Gaza, y más de 350 heridos y al menos 1.500 viviendas destruidas o dañadas. Esta es la primera capa de la cebolla, pero esta colonización empezó progresivamente en 1882.

A partir de este acto criminal, abordaremos un análisis de varias escalas de orden coyuntural o táctico y otras de orden estructural y estratégico, intrínsecamente vinculadas entre sí y con los debates en torno a las organizaciones palestinas.

Notas sobre la coyuntura

En la noche del 1 de agosto, las fuerzas de ocupación israelíes arrestaron al líder de YIP, Bassam Al-Saadi, quien se encontraba en Jenin (la región donde recientemente asesinaron a la periodista de Al Jazeera, Abu Akleh), Cisjordania. Ante la posibilidad de una respuesta militar proveniente de Gaza por parte del grupo (donde tiene su mayor concentración de armas y combatientes) el gobierno israelí dispuso medidas de seguridad a lo largo de la línea que separa los territorios palestinos ocupados y la Franja de Gaza con el pretexto de anticiparse a esta operación. Egipto (aliado estadounidense) intentó intervenir en esta crisis como mediador entre el gobierno de ocupación israelí por un lado y el movimiento Yihad Islámica Palestina por otro. Pudo persuadir a YIP de que congelara cualquier acción militar posible por su parte.

Sin embargo, Israel, con el apoyo del imperialismo estadounidense (bajo la premisa de que «tienen derecho a defenderse”) acumuló fuerzas militares en la frontera con Gaza –cerrando los asentamientos en la región sur, reforzando las fuerzas y convocando hasta 25.000 soldados de reserva– no como maniobra defensiva sino preparando el supuesto “ataque preventivo”. Primero bombardearon el departamento donde se encontraba el comandante de la región norte de YIP, Tayseer al-Jabari, asesinado junto a otros combatientes y varios civiles palestinos. A esto siguió la respuesta de YIP con ataques de cohetería en medio de tres días de bombardeos israelíes hasta que Egipto “medió” para negociar el alto al fuego el pasado domingo por la noche. Pero este alto al fuego se mantiene sobre un equilibrio débil, donde Israel suele resolver sus crisis políticas internas a través de guerras con Gaza u otros enemigos regionales. Veamos.

Elecciones y «razón de Estado»

Se acercan nuevos comicios en el Estado hebreo. Existe un contexto de total incertidumbre en el campo electoral israelí con la aproximación a las quintas elecciones en casi 3 años, donde incluso existe la posibilidad de una vuelta de Binyamin Netanyahu. Contadas veces Israel finalizó una ronda de combates cuando y como quiere, con la mayoría de sus condiciones cumplidas y sin muertes israelíes.

El gobernante Yair Lapid, junto a su ministro de Defensa, Benny Gantz, pretenden cosechar el triunfo táctico para volverlo estratégico. Aprovecharon la situación para ubicarse como un “gobierno fuerte” ante la “amenaza palestina” percibida desde Israel por atacar desde Gaza a poblados y ciudades israelíes con cohetes (en su mayoría interceptados por el sistema de defensa antiaéreo Cúpula de Hierro) y globos incendiarios, y luego de los ataques armados individuales que dejaron alrededor de 15 israelíes muertos a principios de este año. O sea, debían demostrar que son capaces de garantizar la seguridad del “israelí medio”.

Si bien, este paradigma colonialista no es acompañado por la totalidad de los israelíes, ya que algunos están en contra de la ocupación de Cisjordania y quieren “la paz” (y otros pocos son activos en ese sentido), existe una base social de derecha que presiona a los gobiernos en un sentido más agresivo. Desde la Segunda Intifada (2002) ha crecido el sector de ultra derecha, nacionalista-religioso, muchos de ellos devenidos en colonos de las tierras palestinas. Estos funcionan como punta de lanza de Israel para esta política que busca dividir aún más al movimiento palestino en términos territoriales haciendo imposible la creación de un Estado propio. Esta base social fue tomando progresivamente relevancia a la hora de pensar en los votos en Israel, o sea, la ocupación se convirtió en una pata más de la política cotidiana.

Por otra parte, también existe un sector del establishment y la clase media que ven la ocupación como algo anacrónico desde el fin de la Guerra Fría, donde las formas de acumulación por desposesión, las tierras y recursos palestinos, están asociadas a la producción e inversión a través del aparato militar (tecnología de vigilancia y armas de última generación), con el Estado como garante de subsidios generando siempre déficit, pero grandes ganancias a las empresas de tecnología militar que utilizan la ocupación para vender armas “tested in combat” –probadas en el terreno–. Mientras tanto, el sector privado globalista y financiero lo percibe como un obstáculo para abrir el juego y ubicarse en otros términos en el mercado mundial.

El actual primer ministro Yair Lapid es un representante de este sector de la burguesía concentrada en Tel Aviv que, aunque tiene una débil capacidad política, busca limitar la ocupación (incluyendo las colonias), y por eso necesitaba que se tratase de una “guerra quirúrgica”. Sin embargo, esto se erige como accesorio al enfocarlo desde la perspectiva israelí de que existe una “razón de Estado” alrededor de desarticular a los palestinos (en términos espaciales, políticos e ideológicos) generando fricciones entre ellos.

En este contexto fue crucial el cálculo para atacar Gaza. Era imposible predecir con certeza si Hamás si sumaría a las respuestas militares, pero varios factores estructurales anunciaban un triunfo político para el gobierno interino ¿Por qué? Por un lado, Hamás está intentando reconstruir las ciudades luego de la letal guerra de 2021, donde Israel está “permitiendo” que entre ayuda humanitaria, materiales y dinero (principalmente desde Qatar, que anunció un nuevo paquete de ayuda), de alguna manera a cambio de que no se involucre en acciones contra Israel. Hamás está buscando la manera de resolver sus problemas de financiamiento, que probablemente sean causados por el aumento de los costos de importación para la Franja de Gaza, que es muy pobre en recursos.

Recientemente, la aplicación de un aumento de impuestos a los comerciantes generó una pequeña protesta y en julio recortó los salarios de los trabajadores estatales, mostrando que el aumento de la carga fiscal sobre la población puede socavar el apoyo popular a Hamás. Además, evidenció debilidad al permitir que Israel bombardee impunemente, lo que profundizó las fricciones con YIP.

Este cálculo establecido por el gobierno interino es posible que le permita llevar cierta delantera para las próximas elecciones. Sin embargo, la inestabilidad interna de la política de Israel trae constantemente nuevas sorpresas, que no sería raro que se busquen resolver con próximos ataques hacia los palestinos.

Devastación a las orillas del Mediterráneo

Es necesario analizar qué es Gaza para la política interna israelí para comprender por qué cíclicamente llueven bombas sobre esa pequeña porción del mundo.

La Franja de Gaza es la cárcel a cielo abierto más grande del mundo, 2 millones de palestinos están acorralados por mar, tierra y aire. El ejército israelí la ha invadido en más de una decena de operaciones de alto nivel desde el año 2000 [1], sobre todo desde su retirada en 2005 a fines de la Segunda Intifada. Hamás, acrónimo de “Movimiento de Resistencia Islámico”, gobierna Gaza desde que triunfó en las elecciones de 2006 –por eso, justamente, no son reconocidas– y evitó un golpe de Estado en 2007 organizado por al-Fatah e Israel. Así, el Gabinete de Seguridad de Israel la declaró como una “entidad hostil”, endureciendo las restricciones de movilidad en el territorio a los palestinos. La entrada de bienes y servicios se redujo a lo que Israel define como el “mínimo humanitario”, se prohibió la exportación de mercancías, se redujo la entrada de combustible y se minimizaron al extremo los viajes (que ya eran limitados) entre Gaza y Cisjordania e Israel, con algunas excepciones. Israel comenzó su “doctrina de separación” para erosionar los lazos culturales, familiares, e identitarios, además de la continuidad étnica y territorial; una situación que vuelve imposible la constitución de un Estado palestino.

El falso pretexto para cada una de las ofensivas suele ser el de responder a la “amenaza terrorista palestina” por parte de una entidad político-territorial cuyos habitantes tienen un nivel de vida sumamente deteriorado. Al mismo tiempo, estos ataques buscan acrecentar el poder israelí en la región de Medio Oriente, con el apoyo de Estados Unidos, y luego de la primera década del siglo han buscado acabar con la Intifada y restaurar la humillación causada por 20 años de guerra en Líbano contra Hezbollah. Esto sirve para aumentar la capacidad disuasoria de Israel ante sus enemigos, exponer sus armas tested in combat y su know how como modelo de acumulación de capital, y como una «política de seguridad» frente a los israelíes.

La “Operación Amanecer” es parte de este modus operandi que se inscribe en un marco de crisis política interna en Israel, y una carga insoportable que reciben los palestinos traducida en una resistencia popular que no se rinde. Para lograr esa rendición, Israel despliega diversas tácticas de control y vigilancia, pero sobre todo de dividir y disciplinar para conquistar.

Disciplinamiento popular

Israel viene llevando una ofensiva contra los palestinos en Cisjordania [2] con la excusa de combatir a los grupos armados desde finales del 2021. Si bien se justifican a partir de los ataques individuales en ciudades israelíes de hombres armados, las incursiones del ejército que asolaron Jenin y Nablus al norte, y al sur Hebrón (sobre todo en los campos de refugiados donde la situación social es muy precaria) tuvieron como objetivo disciplinar la resistencia popular (sobre todo de jóvenes) que pone en cuestión la ocupación y las direcciones tradicionales palestinas.

Estas ciudades además son lugares con larga tradición de resistencia armada, donde hoy Yihad Islámica Palestina tiene una importante influencia entre la juventud que busca distintas vías para combatir a la ocupación. Esto no es menor, teniendo en cuenta las condiciones en que vive la población palestina en aquel territorio, con altas tasas de desempleo, pobreza, vigilancia extrema, control de las fronteras, acoso militar, etc.
En 2021, la situación se agravó a partir de la avanzada israelí contra el barrio palestino de Sheik Jarrah y la política opresiva de la administración Netanyahu contra los fieles que viajaban a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén –Jaram al-Qudsi al-Sharif– a rezar durante el Ramadán (mes sagrado musulmán). Hamás comenzó a lanzar cohetes contra Tel Aviv, lo que habría dado el pretexto a 11 días de bombardeos israelíes contra Gaza dejando 300 muertos, miles de heridos y cientos de edificios destruidos.

Pero dicha ofensiva se encontró con la respuesta más temida: al movimiento palestino luchando en las calles de manera unificada contra los bombardeos, y un programa político. La máxima expresión fue la huelga general en todos los territorios (con apoyo internacional), en Cisjordania, Gaza, los que viven la diáspora (millones viven en campos de refugiados en Jordania y Líbano) y los que viven en los llamados territorios del ‘48 (los llamados “árabes israelíes”, que viven en lo que hoy es Israel). Con el pasar de los días, esto se fue desgastando y la espuma bajó, con resistencias aisladas, producto en gran medida de la política de la Autoridad Palestina, que para mantener sus privilegios buscó desactivar a este movimiento que cuestionaba las bases del acuerdo de Oslo y el lugar que ocupan estos gobernantes (no solo al-Fatah, sino también Hamás, e incluso dirigentes del FPLP –Frente Popular para la Liberación de Palestina–). Así, la falta de una dirección política unificada (y revolucionaria) que organizara a la juventud derivó en la pérdida del norte estratégico del movimiento para enfrentar a Israel y combatir a las direcciones tradicionales. Sin embargo, la lección es que la resistencia palestina aún mantiene una identidad nacional y su capacidad de articularse políticamente a pesar de la segregación y el colonialismo de la ocupación israelí, pero también a pesar de sus direcciones.

Si trazamos un puente a un año de aquella pelea, Israel se dedicó a aumentar la represión de manera selectiva buscando, por un lado, a los dirigentes de algunos partidos políticos que presentan cierta continuidad de lucha, entre quienes podemos mencionar a los de YIP, pero con el ojo puesto en la resistencia tanto popular (como se ve en Beita, Nablus) como armada, que se organiza muchas veces por fuera de las direcciones políticas. Eso se observa en la cantidad de militantes asesinados en los enfrentamientos con sendas vinculaciones con varios grupos al mismo tiempo o a veces con ninguno. Para los palestinos, es central resistir y luchar contra la ocupación frente a un horizonte de vida totalmente truncado, sin empleo, sin permisos para moverse, y frente al aumento de la pobreza. Mientras escribimos estas líneas las matanzas de palestinos se incrementan. Según el diario israelí Haaretz, de los 60 casos en los que murieron palestinos en “incidentes” que involucraron al ejército ocupante israelí (FDI –Fuerzas de Defensa Israelíes–) y la Policía de Fronteras en Cisjordania, 16 están siendo investigados actualmente por la Policía Militar. Hubo 70 muertes de este tipo en todo 2021, y 20 en 2019.

Gaza y la fragmentación del movimiento palestino

Para comprender parte de la situación actual de los palestinos debemos remontarnos a 1979, un año clave para Medio Oriente y el mundo. Ese año, el nacionalismo árabe, particularmente el egipcio (nasserismo), mostró sus grandes límites históricos cuando Egipto firmó la paz con Israel, abandonando la causa palestina como eje de su política regional. Paralelamente, en Irán se desata el proceso revolucionario en el marco del cual se terminará imponiendo la dirección islámica de Jomeini, que impacta ideológicamente en toda la región, tanto en el Islam chiíta como el sunita. Se da el comienzo de la guerra en Afganistán con la invasión soviética, donde Arabia Saudita (sunita) aprovecha para ampliar la influencia de wahabismo [3]. En 1980 es el inicio de la guerra Irán-Irak como reacción a la Revolución iraní. Esos años abren una etapa para el desarrollo de nuevas ideologías vinculadas al Islam político, consolidadas además sobre la base de derrotar en distintas ocasiones al movimiento obrero y sus direcciones como, por ejemplo, los partidos comunistas, que incluso muchas veces apoyaron regímenes como el de Nasser en Egipto, el Baat en Irak y Siria o incluso el ascenso de Jomeini en Irán, por cuestiones geopolíticas que beneficiaban a la URSS.

De esta manera al-Fatah (representante del nacionalismo árabe palestino) comenzó a debilitarse frente al surgimiento de nuevas organizaciones. Entre ellas se funda Yihad Islámica Palestina en 1981 en el marco de la “República Islámica” en Irán (chií), que generó las condiciones políticas, y el crecimiento de la influencia de la Hermandad Musulmana (sunita) desde la derrota en la guerra de 1967. Aunque se reconoce como sunita dentro del Islam, la organización es más amplia en términos religiosos, con un programa nacionalista-burgués (árabe-palestino) pero con el objetivo de alcanzar un Estado Islámico, lo que le da bastante flexibilidad para establecer alianzas. Su estrategia guerrillera le permitió absorber militantes del FPLP que buscaban continuar la lucha armada luego de la caída de la URSS.

Al poco tiempo surgió Hamás, en 1987, también en Gaza, en medio de estas influencias regionales (Hezbollah en Líbano, Frente Islámico de Salvación en Argelia) durante la Primera Intifada – que recordemos que inicia como un movimiento sin dirección política, con huelgas generales semanales y fuertes revueltas-. El inicio de los Acuerdos de Oslo (1993-1995) [4] fueron parte de una salida tanto de Israel como de la OLP (que se quedaba sin su aliado soviético luego de 1991) para disciplinar esa situación donde muchos tenían grandes expectativas en retornar a sus hogares y mejorar sus condiciones de vida. Desde ese momento Israel logró «delegar» gran parte de la administración social y tareas de seguridad a la constituida Autoridad Palestina en Cisjordania y Gaza (hasta 2007), pero por su política autoritaria y entrega fue perdiendo la dirección efectiva del movimiento palestino. Este sometimiento provocó condiciones materiales de precarización y proletarización de la gran mayoría de los palestinos.

Producto de esta derrota política y económica sobre los palestinos se inició la Segunda Intifada, donde una vez más se profundizó el carácter colaborador de la OLP. Es así que, hacia las elecciones de 2006, Hamás se presentó al parlamento palestino con un programa de gobierno de 39 puntos [5] que en líneas generales podría ser evaluado como un programa reformista desde el punto de vista social y nacionalista burgués en cuanto al conflicto palestino. Esto brindó nuevas expectativas sobre todo a los gazatíes.

Los años de ocupación militar y colonización progresiva, sumados a esas derrotas políticas, empujaron a la mayoría de los palestinos hacia las dos Intifadas, a cuestionar a su liderazgo, e incluso hacia estas ideologías radicales como las del Islam político y la lucha armada como último recurso. Ejemplo de esto es una reciente incursión israelí en Nablus que se cobró la vida de un joven combatiente, Al-Nabulsi. Aunque su padre pertenece a la Autoridad Palestina, él no tenía una afiliación organizativa clara, pero estaba en contacto con miembros de Tanzim, un grupo de activistas de al-Fatah, muchos de los cuales reanudaron la lucha armada contra las FDI en los últimos dos años, por fuera de la dirección central. En Nablus y Jenin, las células locales integradas por miembros de varias organizaciones tienen la determinación de enfrentarse con armas a cualquier operación militar en las ciudades palestinas sin el visto bueno de sus dirigentes.

Por otro lado, existen Hamás, Yihad Islámica y otros son grupos cuyos programas políticos y metodología son necesariamente combatibles, pero también es fundamental recordar la raíz del problema: el proyecto colonial sionista. Antes de la fundación de estas organizaciones políticas hubo limpieza étnica, masacres, asentamientos y encarcelamiento masivo por parte de Israel.

El Estado de Israel se construyó sobre los huesos de los palestinos; se sustenta en políticas de agresión, desarraigo y apartheid contra los pueblos originarios con una lógica colonialista y como brazo armado imperialista. El resultado es que todos los ataques contra Gaza, independientemente del pretexto, se dan en este contexto de anexiones, construcción de muros de segregación, asentamientos legales e “ilegales” o de avanzada (outpost) y los puestos de control de Israel en Cisjordania. Así como el invento de las “zonas de tiro” para desplazar aldeas de pastores [6]

Pero, por otro lado, vemos que en última instancia los partidos burgueses y pequeñoburgueses que hemos analizado, desde al-Fatah, Hamás, Yihad Islámica, y el FPLP, han demostrado ser incapaces encarar consecuentemente ninguna «Liberación nacional». Y teniendo en cuenta sus alianzas internacionales (como es caso de Qatar con Hamás, o Irán con Yihad Islámica, o financiamiento limitado de Estados Unidos en caso al-Fatah), las perspectivas están claramente alejadas de la lucha por una verdadera autodeterminación del pueblo palestino.

La situación para los palestinos empeora en esta nueva etapa de la crisis mundial. No obstante, podría abrir nuevas posibilidades, teniendo en cuenta que en varios países del mundo, pero también en Medio Oriente, se han vivido fuertes revueltas. El camino de la huelga general nacional adoptado por los palestinos en 2021 mostró las capacidades de combate y organización independiente para imponer una agenda propia a pesar de los partidos tradicionales que se han mostrado una y otra vez colaboradores de Israel.


*Santiago Montag @SalvadorSoler10.Escribe en la sección Internacional de La Izquierda Diario.

*Martín Martinelli es Doctor en Ciencias Sociales y Humanas y profesor de Historia en la Universidad Nacional de Luján (Argentina). Es coordinador del Grupo Especial Revista Al-Zeytun / CLACSO «Palestina y América Latina» por el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (Universidad de Buenos Aires).

Fuentes:

Étienne, Bruno (1996). El islamismo radical. Siglo XXI.

Finkelstein, Norman (2015). Método y Locura, La historia oculta de los ataques de Israel en Gaza. Ed Akal.

Kepel, Gilles (2002). La Yihad. Ed. Panínsula.

Pappe, Ilan (2015). La idea de Israel. Ed Akal.

Sayigh, Yezid (1997). Armed Struggle And The Search For State, The Plaestinian National Movement,. 1949-1993”. Ed Oxford Press.

Notas al pie

[1] Las más importantes fueron: Plomo Fundido (2009), Pilar Defensivo (2012) y Margen Protector (2014), y la reciente más emblemática fue Guardián de los Muros (2021). Entre todas ellas se asesinaron e hirieron a miles, muchos de ellos niños, con terribles secuelas psicológicas para los sobrevivientes.

[2] A diferencia de Gaza, Cisjordania sufre otro tipo de restricciones vinculadas a una ocupación militar cotidiana en gran parte de ese territorio con los checkpoints, controles, y soldados mezclados en el paisaje diario. A ese territorio, la documentación oficial de Israel lo llama Judea y Samaria, un territorio bíblico al que aspira conquistar en el largo plazo sobre la base de la limpieza étnica palestina y constituir el “Gran Israel”. Un proyecto del ala sionista más radical, que combina nacionalismo y religión. Podría decirse que es la más agresiva y cuyo peso va en continuo crecimiento dentro de la sociedad israelí. Las aspiraciones territoriales alcanzan partes de Irak, Arabia Saudita, Siria y Egipto.

[3] Corriente rigorista del islam suní con origen en Arabia Saudita

[4] La región de Cisjordania se dividió en 3 áreas de administración: A, B y C, quedando su diseño similar al de un archipiélago. La A de administración y seguridad bajo la Autoridad Palestina que se transformaría en un gobierno semi-autónomo; la B en de zonas controladas por un híbrido entre la municipalidad palestina y la parte militar a manos de Israel; y la C sería con el control completo de la administración pública y militar en manos de Israel. Al mismo tiempo, esto no frenó el avance de los asentamientos sino que la expropiación de tierras palestinas por diversos mecanismos se hizo más profunda. Los acuerdos habían dejado abierta la ventana a que se continuara esa política.

[5] Entre estaba el derecho al retorno de todos los refugiados expulsados por el Estado de Israel, el reconocimiento de la resistencia en sus distintas formas como un derecho legítimo del pueblo palestino para poner fin a la ocupación y recuperar los derechos nacionales, mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos y alentar la solidaridad social, expandir la red de salud y educación y desarrollar servicios para la población.

[6] Hoy lo vemos en las colinas de Masafer Yatta donde cientos de familias están siendo despojadas de sus tierras. Ver: Asedio y resistencia en el sur de Cisjordania.

Fuente: La Izquierda Diario

https://www.clacso.org/gaza-entre-las-bombas-de-israel-y-la-resistencia-palestina/

 

LA GRAN TRANSICIÓN: Diálogo con Manolo Monereo, Martín Martinelli

Diálogo con Manolo Monereo. Moderadores: Gejo, Omar; Martinelli, Martín; Keegan, Gustavo; Rebottaro, Alan y Chanique, Luciano.

Pintura: León Zernitsky. Nació en Rusia en 1949. Artista plástico e ilustrador.

22 de agosto 2022.

Diálogos Ucrania, ciclo de debates.

Manolo Monereo- La gran transición.

Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO

Universidad Nacional de Luján, 22 de agosto de 2022.

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Manolo Monereo

La presente charla- debate se desarrolló en el marco de una transmisión virtual con el auspicio y participación del Observatorio Geohistórico de la Universidad Nacional de Luján y del Grupo Palestina y América Latina de CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales). En su desarrollo Manuel Monereo, analista político español y ex miembro del Congreso de los Diputados de España, comentó el actual conflicto en la zona de Ucrania al tiempo que insertó el suceso en un proceso más amplio, global, que él denominó «gran transición».


Manolo Monereo «La gran transición» Universidad Nacional de Luján y CLACSO. Moderadores: Gejo, Martinelli, Keegan, Rebottaro y Chanique

Fuente: https://www.youtube.com/c/CoordenadasCanal COORDENADAS


 


A continuación, su intervención. 

Manolo Monereo: La dificultad que tenemos los seres humanos hoy radica en no tener una visión omnicomprensiva de lo que está pasando y de las tendencias básicas que lo expliquen. La geopolítica tiene siempre una doble cara: una descriptiva, analítica con pretensiones de cientificidad y, por otro lado, una cara más compleja, estratégica, de saberes o conjunto de saberes relacionados con las estrategias político-militares y geopolíticas de los Estados. Eso nos va a perseguir siempre a aquellos que nos dedicamos a este saber extraño y un tanto satánico como es la geopolítica.

Desde ese satanismo que siempre hay que tener en este mundo, intento plantear que vivimos una situación de gran transición geopolítica y, en ese marco, hay que situar lo que está pasando en Ucrania teniendo en cuenta que no es más que una parte de un conflicto global cuyo objetivo es el Mar de China meridional. Esto es una guerra que inicia un conflicto más serio y profundo entre Estados Unidos y la OTAN con China.

Igualmente, el conflicto en Ucrania es una guerra por delegación porque el conflicto real es entre la OTAN y Rusia. Por eso hablo del conflicto en Ucrania y no de la guerra entre Rusia y Ucrania. Es el espacio donde se dirime una batalla político-militar, ideológica y cultural entre Estados Unidos, dirigiendo la OTAN, y Rusia. Lo que hace Ucrania es poner los muertos dentro de un aprovechamiento de una clase política especial ucraniana en torno a Zelenski.

La gran transición tiene cuatro puntos fundamentales. El primero es el declive relativo del poder de Estados Unidos que ya se discutió mucho pero hay que destacar que esto no significa el fin o colapso de un poder sino que, desde el punto de vista relativo, tiene menos poder o ya no tiene el que tenía. Esto no es, necesariamente, una buena noticia porque un poder en cuestión es mucho más agresivo y donde Estados Unidos tiene su poder intacto es en el ámbito político-militar. No hay ninguna potencia en el mundo que sea equiparable a Estados Unidos: sus 800 bases militares en todo el mundo, su control en torno de la OTAN con más del 60% del gasto mundial y, sobre todo, su capacidad y disposición de fuerza para montar una expedición de cien mil o doscientos mil efectivos para mandarlos a cualquier lugar del mundo, solo lo puede hacer Estados Unidos. A esto hay que agregar su estrategia marítima y su fortaleza en los portaaviones que garantiza el control de los mares. Por lo tanto, ese sería el primer dato.

Un segundo dato que ayudaría a entender lo que está pasando es la emergencia de China como gran potencia. Aquí hay que decir, porque siempre tenemos una visión demasiado eurocéntrica del mundo, que habría que hablar de reemergencia, de renacimiento, porque China era la primera potencia mundial a principio del siglo XIX. Para decirlo claro, en 1820 la primera potencia económica era China y, como decía Giovanni Arrighi, era la primera economía de mercado mundial. Queda por ver por qué no fue más lejos, pero eso es otra historia. Lo que sí se puede decir es que, en dos siglos, lo que los chinos llaman “la gran humillación” (1849-1949), lo han superado y en torno a 2030 serán la potencia económica en términos de Producto Bruto Interno (PIB), aunque ya lo es desde el punto de vista de paridad de compras. Sin embargo, esto va acompañado de la reconstrucción del poder de Rusia, tanto económica como tecnológica y militarmente.

Hay un tercer elemento que se tiende a olvidar y que los latinoamericanos recuerdan bien. Estamos viviendo la decadencia de Occidente, no sólo la emergencia de China. Aníbal Quijano decía que el día que los españoles llegaron a América, descubrieron tres cosas: el capitalismo, la modernidad y el racismo. Ese pensamiento decolonial, lo que él pensador peruano llamaba la colonialidad del poder, ha marcado la ciencia social latinoamericana y también las relaciones de los europeos con América Latina. Desde esa perspectiva lo que ocurre es que ese poder, después de 500 años, vuelve a Asia, pasa de Occidente a Oriente.

No solo emerge China, la India también que, no tardando mucho, será la primera potencia demográfica mundial y con un crecimiento económico enorme. También incluyo a  Indonesia en torno a los 170 millones de habitantes, principal país musulmán del mundo. Los antiguos países que están en la Península de Indochina también deben ser tenidos en cuenta: Vietnam, Camboya, Laos, así como a dos países que son, junto con Europa, protectorados militares de Estados Unidos, son Japón, donde hay casi 100 instalaciones bases norteamericanas con 50.000 efectivos, y el otro es Corea del Sur que es la undécima potencia económica mundial.

A ese mundo hay que incorporar al AUKUS, el acuerdo entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos, según sus iniciales en inglés. No metieron en ese grupo a los europeos y no cayó bien a los franceses que tienen viejos intereses estratégicos en la zona que ahora se llama “Indo-pacífico”. Ahí es donde van a intervenir fuerzas que están preparándose para, en términos de George Kennan, la contención de China. Esas fuerzas se unen en torno al AUKUS y son Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur pero también surgen países que rápidamente se volverán no alineados como la India e Indonesia porque buscarán sacar partido propio.

En este contexto se da la decadencia de Occidente y por primera vez está emergiendo un mundo no controlado por su cultura y tradición. Desde América Latina deben interrogarse su occidentalidad, qué Occidente son.

Hay un cuarto punto que es el agravamiento de la crisis ecológico-social que es verdadera y si lo metemos en los análisis geopolíticos, significa que toda la problemática de los recursos son objetivos estratégicos militares y se convierten en un problema muy serio para estos países, sobre todo para la OTAN, en migraciones por el miedo que hay a este fenómeno más aún cuando se trata de migrantes africanos. Aquí radica la importancia de saber, por ejemplo, que dentro de 30 o 40 años en un solo país como Nigeria tendrá en torno a los 400 millones de habitantes que es la misma cantidad de habitantes que tiene la Europa actual. Debemos asumir la dimensión de los problemas que estamos viviendo.

Como conclusión, si estamos en una gran transición geopolítica, en términos de poder de un mundo unipolar a uno multipolar, significa una redistribución de poder a nivel mundial. Acá aparece lo que Allison llama “la trampa de Tucídides” y viene la gran pregunta ¿Estados Unidos va a aceptar pacíficamente la pérdida de poder mundial que va a implicar la transición o usará todo su poder para impedirlo? Estamos ante una tijera epistémica entre el invierno nuclear y el infierno climático que, de alguna forma se entrecruzan, se realimentan y agravan todos los problemas que terminan siendo resueltos en términos político-militares, de guerra.

Entendiendo este escenario, se puede observar que Ucrania refleja las contradicciones básicas de la geopolítica europea y mundial. Sobre esto, al leer con atención “El gran tablero mundial” de Brzezinki se ve que su autor, que escribió en 1997, hace un mapa donde dice que el eje de la seguridad del poder europeo es Francia, Alemania, Polonia y Ucrania pero en esta última se solventaba, para bien o para mal, un conflicto con Rusia. Su anticipación fue extraordinaria por eso quienes lo leímos con seguimiento, nos dimos cuenta que Ucrania iba a ser el gran problema.

Martín Martinelli: ¿Cómo observás la intención de Argentina e Irán de incorporarse al BRICS así como también el visto bueno de China? ¿Cómo influirían estas incorporaciones en el marco de esta gran transición?

Monereo: La clave no es tanto el ingreso de Argentina, aunque es magnífico, sino que Lula gane las próximas elecciones. De todos modos, hay que matizar el papel de Bolsonaro en relación a Rusia y China pero sí desde que se fue la izquierda a través del golpe de Estado a Dilma Rousseff, los BRICS perdieron peso porque la balanza la equilibraba siempre Brasil. Hoy, que se habla de una segunda vuelta de la izquierda en América Latina, se considera el problema económico de Argentina y su relación con el FMI, la presencia de Boric en Chile y todo el escenario deja al descubierto un mundo que necesita un punto de inflexión que es Brasil.

No hay dudas de que en el momento que Lula gane, en su centro se formará una alianza estratégica con China y con Rusia. Esto tiene tanto interés para Brasil que ni siquiera Bolsonaro se ha enfrentado claramente a eso. Hay una tendencia casi inevitable a protagonizar como sujeto político internacional que reforzará a los BRICS y, por otro lado, va a ayudar a clarificar las cosas en América Latina.

Decía Brzezinki que el peligro real que tenía Estados Unidos era una alianza entre China, Rusia e Irán. Creo que es lo que viene. Irán ha tenido un gran mérito conteniendo a Israel, subsistiendo durante 20 años y lo ha conseguido con la ayuda económica y financiera de Rusia y China. Va cambiando mucho ese mundo y es tan fuerte que se puede ver en el papel de Turquía, que es clave y se está moviendo en todos los territorios a la vez: se pone crítico con Estados Unidos, dice sí a la entrada de Finlandia y Suecia pero pone condiciones muy onerosas, por otro lado, restablece relaciones con Israel y así está en todos los sitios intentando sacar provecho para ganar influencia. Esto ocurre porque se está cristalizando un nuevo polo de poder mundial en torno al órgano de cooperación de Shanghái y a la alianza estratégica que fue favorecida por Pelosi.

Luciano Chanique: Este cambio de política que está haciendo Estados Unidos, que hace las guerras por delegación sin entrometerse directamente, ¿se debe a algo que se está reservando para confrontar directamente en algún lugar en especial o es una nueva tendencia dentro de esta transición?

Monereo: Siempre he matizado mucho la diferencia entre Trump y Biden pero no son lo mismo. Creo que hay una relación entre la crisis de Estados Unidos como país y su política internacional. Lo que está ocurriendo de perseguir a un ex presidente como Donald Trump, que nunca se hizo con nadie, tiene que ver con impedir que vuelva al poder. Se produjo una división en las clases dirigentes a través de estos dos políticos que expresan intereses contradictorios y que tienen que ver con la política externa pero también con la interna. Lo que dicen muchos norteamericanos, y adhiero, es que Estados Unidos está viviendo  una crisis de guerra civil armada y que es su sistema político el que está en crisis. Eso explica cosas como lo que vimos en el Capitolio, pero es más profundo porque cuando dicen que 1/3 de los norteamericanos está dispuesto a agarrar las armas contra su gobierno, pero si lo dice un español o un argentino, no es grave pero lo dicen ellos que están todos armados. Es decir, la posibilidad de un conflicto civil-militar es algo más que una admonición de las clases dirigentes o del periodismo norteamericano.

Por otro lado, está la relación con la política internacional. Hago referencia a la victoria nula de Biden y, sobre todo, del grupo que tiene que ver con Hillary Clinton y el lobby israelí que es muy poderoso. Teniendo en cuenta esto, observamos esta idea de que ellos viven la situación del mundo dramáticamente y hay algo que no siempre se estudia bien que es el factor “tiempo”. La CIA hace decenas de informes y detrás de estos informes hay universitarios, no son solo de servicios secretos. Al leer los informes de la CIA se ve cómo desde hace años se viene anunciando esto que estamos discutiendo. Los norteamericanos siempre, tarde o temprano, dicen lo que piensan y plantean que están en una situación en la que, si se sigue por ese camino, perderán la hegemonía mundial y ello implica que pierden su modo de vida, su forma de enfocar las relaciones internacionales, el sistema económico montado sobre el dólar y el sistema financiero. Sin esto, Estados Unidos es una potencia débil que ya no podrá ser la única superpotencia global.

El destino manifiesto de una potencia indispensable se basa en esos elementos de poder. ¿Cómo lo ve un miembro de la élite? Con preocupación. Aparece, entonces, el mencionado factor “tiempo” que es: si dentro de 7 u 8 años no se invierte la situación, se pierde la hegemonía. Saben que deben adelantarse y pasar a la ofensiva así que se relanzaron a una reconquista de la hegemonía, y a aplastar, liquidar a los países que le pueden hacer sombra, especialmente China y derivadamente a Rusia.

Rusia es el arca de Noé: todo lo que a ellos les sobra, lo que tienen en grandes cantidades, entre ellos la biodiversidad, falta en el resto del mundo. Esto se ve con claridad en el conflicto con Ucrania: la dependencia de Occidente de Rusia es más grande que la de Rusia a Occidente. El mundo le muestra a Biden que ya no es como antes porque la estrategia y alianza entre Rusia, China e Irán es muy poderosa ya que el mundo está cambiando de base. Está apareciendo un mundo en el que muchos países son futuros no alineados pero que serán decisivos.

En este contexto lo que estamos viviendo es la respuesta feroz de una gran potencia que se ve cuestionada y en peligro y que está dispuesto a jugar al límite bajo un presupuesto muy peligroso: los demás no tendrán el coraje de usar el armamento nuclear mientras ellos pueden usar el predominio militar sin temer a una repuesta nuclear de los demás. Es un juego muy difícil

Gustavo Keegan: Cuando se habla de la guerra en Ucrania, China aparece de manera secundaria o no aparece. Usted menciona que se trata de una estrategia mucho más organizada de Estados Unidos de ir en contra de China dentro de lo que Ucrania sería un intermedio.

Monereo: El 4 de febrero de este año hubo una reunión muy importante entre China y Rusia de donde salió un documento, en el que estaba puesto negro sobre blanco, el tipo de mundo futuro que une a estos dos países. No sé si se discutió o no lo que pasaría 20 días después en Ucrania, pero es evidente que algo se debió hablar. Las fuerzas que están preparando un nuevo orden internacional, lo hacen sabiendo quién va a ser el enemigo y a quién hay que ganar.

Creo que Estados Unidos, lo vemos a través de sus propios documentos, basa toda su estrategia por derrotar a China en un doble sentido: provocar un cambio de régimen mientras contiene y provoca. No es casualidad que en Taiwán se sigan las mismas directrices que en Ucrania: acorralan, van metiendo a los demás en el problema de Taiwán y obligan a dar una respuesta.

Hay que distinguir entre el agresor estratégico y agresor operativo; yo creo que Estados Unidos es el primero y ya lo cumplió con Japón en Pearl Harbor: es provocar a tu enemigo de tal manera que obligue a una respuesta pero si se provoca es que la correlación de fuerzas lo favorece. Estados Unidos tiene la fuerza suficiente para asediar y luego convertir el conflicto en una guerra defensiva en pos de la supuesta paz mundial frente al agresor enemigo. Esta estrategia fue decisiva en la década del 40 y ahora también, pero mucho más fuerte porque los medios de comunicación están en las cabezas de la sociedad.

La estrategia es que China no llegue a ser un actor decisivo en el control del Pacífico porque ahí se define el poder norteamericano. En este sentido, las guerras que está organizando Biden tienen por objetivo llevar a un cambio de régimen en Rusia y en China. Eso está escrito en un documento llamado “el largo telegrama” en el que se hace un análisis parecido al que estamos haciendo y advierte que es el momento de frenar a China, contenerla y acosarla.

Luciano Chanique: ¿Cómo observa la situación europea en este escenario?

Monereo: El gran problema que trajo esta crisis es que la Unión Europea se convirtió en el brazo político de la OTAN, perdiendo capacidad de decisión al margen de esta y de Estados Unidos. De hecho, está propiciando una crisis económica por su alineamiento con Estados Unidos. El gran problema de las elites europeas es que son incapaces de tener una analítica y política independiente de Estados Unidos: la seguridad de Europa siempre estará relacionada con Rusia y pensar que se va a resolver aniquilando a Rusia es no tener idea de lo que está pasando. Esto significa un problema para la Unión Europea y sus gobiernos cuando llegue el invierno y se vea inflación, recesión y desempleo.

Lo que pase en Italia será clave porque es patente la debilidad de Alemania, la debilidad de Macrón. Por lo pronto, lo que hizo Europa fue propiciar una crisis que terminará en crisis de deuda y, por consiguiente, en crisis política que va a poner en cuestión a Europa misma y a su futuro porque el eje franco-alemán dejó de ser el punto dirigente de Estados Unidos y la dirección política está en Europa del Este. La vieja nueva Europa, la verdadera, la reaccionaria, la anticomunista. La otra periferia de Europa es la que saldrá vencedora.

El problema es fácil de exponer. Para la izquierda, para América Latina, es mejor un mundo multipolar. El único imperialismo que hay de verdad es el colectivo de la tríada de la que hablaba Samir Amín: el que marca el destino del mundo, los demás se sublevan contra él. Cada cual lo hace por razones diferentes pero ese mundo da posibilidad a la izquierda a recomponerse que no sucedería en el mundo unipolar.

¿Qué queda la izquierda europea? ¿Qué queda de los movimientos de liberación nacional? El único lugar del mundo donde se sigue luchando contra el neoliberalismo es en América Latina. No hay perspectivas de lucha de izquierda de verdad fuera de allí. La izquierda necesita un mundo que le permita respirar y reorganizarse y eso sólo sucederá en un mundo multipolar pero va a costar guerras, como siempre se hizo. Lo que tiene que hacer la izquierda es tomar nota, apostar a que el mundo unipolar se termine y ganar posiciones estatales, políticas y sacar a relucir algo que antes era importante: el internacionalismo. Eso es lo que requiere esta etapa. Valorizar la soberanía popular, la independencia nacional, la economía auto-centrada, los mecanismos de integración regional. Todo esto está en el documento entre Putin y Xi Jinping.

Si somos capaces de generar un movimiento pacifista y antiimperialista que unifique las naciones y los pueblos, podemos conseguir que el fin de la hegemonía norteamericana no sea el fin de la humanidad tal como la conocimos.

Omar Gejo: Sabemos lo que significa la destrucción creativa para el capitalismo. En la versión casi positiva es la idealista pero en la realista es que las guerras son la destrucción creativa del capitalismo. El orden de posguerra no es otra cosa que el orden surgido luego de la destrucción creativa de esa guerra imperialista. Los marxistas o la izquierda también tienen su destrucción creativa que no son las guerras sino las revoluciones y Lenin fue un pensador que sintetizó eso para definir la época imperialista: una época de guerras y revoluciones. Durante muchas décadas la izquierda occidental abandonó la posibilidad o perspectiva de la revolución como destrucción creativa. ¿Puede cambiar esto?

Monereo: En la teoría marxista la crisis significa una doble cosa inevitablemente: la desvalorización del capital y la restructuración de la clase trabajadora. La primera no es más que la destrucción de las fábricas, del capital constante, del trabajo acumulado. Pero desde esa perspectiva, toda crisis económica es una destrucción creativa.

Otra cosa es la destrucción creativa organizada desde el poder. Ahora se está organizando desde el poder: el reset que Davos representa muy bien con las nuevas tecnologías disruptivas que destruyen el terreno productivo y generan uno nuevo. El capitalismo está planificando esa destrucción porque entiende que hay que cambiar la sociedad cambiando las tecnologías y organización económica y social del poder. Eso hace que los únicos revolucionarios que quedan en el mundo son los neoliberales porque nosotros dejamos de serlo y los únicos que hablan de revolución son ellos: les ponen nombres más lindos pero, al final hablan de una revolución por venir realizada por ellos, paradójicamente, desde el poder del Estado y en contra de las clases trabajadoras.

Esto reaviva un viejo conflicto entre la sociedad y las tecnologías que nos viene a decir que el cambio tecnológico se puede utilizar para mejorar las condiciones de vida de la gente o se puede usar contra la gente y contra el movimiento obrero. Se planifica una organización tecnológica que golpee sus condiciones de vida y salariales alumbrando un nuevo mundo. En ese marco de reestructuración general, ¿por qué no pensar que la guerra es un instrumento beneficioso que podría resolver problemas del sistema? Hay quienes piensan, por ejemplo, que la crisis ecológica se resuelve reduciendo la población y dejando espacios libres a la naturaleza ‘salvaje’ para que se autogobierne y recomponer así el equilibrio global del planeta.

Me interesa particularmente la situación y el futuro de África que tiene que ver con el mundo europeo. Ver a miles de personas que, por razones perfectamente comprensibles, desean dejar sus países para ir a Europa y verlos en manos de mafias, soportando malos tratos; se percibe que es un problema muy serio. Hace unos días Bill Gates en Davos decía una cosa muy seria: el primer motor demográfico del mundo va a ser África y que dentro de 30 años la mayor parte de la pobreza del mundo estará concentrado en Nigeria y el Congo. Esto para Europa significa presión demográfica y para la OTAN esto es objetivo político militar principal.

El gran problema que tenemos en Europa es que hemos perdido identidad de izquierda, no tenemos un proyecto serio de transformación social sino que además hemos perdido el norte analítico. Si no cambian las relaciones de dependencia económica y política con África, las cosas irán mal para el modo de vida en Europa. Es un suicidio no prestar atención a África y pensar que poner un Estado gendarme como Marruecos resuelve el problema.

Hace unos días el Estado de Malí denunció a Francia ante las Naciones Unidas porque está rearmando a las fuerzas yihadistas. Esto nos habla de lo que está pasando y de cuál es el poder de países imperialistas que van de buenos por el mundo santificando los Derechos Humanos y luego no solo montan fuerzas contrarrevolucionarias, sino que además agreden a pueblos enteros por el dominio geopolítico. Se enojan con China y es entendible porque China les condonó la deuda  a 17 países de África con rebajas de miles de millones de dólares. Está servido el conflicto y los países africanos, hartos de las potencias colonizadoras, se interesan en China por razones obvias económicas y no internacionalistas.

Hay un mundo que ganar que está delante de nosotros, que es positivo. Vamos por primera vez en mucho tiempo a ver una victoria global en una transición hacia un mundo multipolar que tiene problemas fuertes y que falta definir pero que da posibilidades, más margen de maniobra y más capacidad de intervención a los pueblos, a los que luchan contra el neoliberalismo, contra el dominio imperial. Eso es lo que nos viene ahora y lo que tenemos que hacer nosotros es lo que históricamente hizo el movimiento obrero: una lucha pacifista, una práctica seria del internacionalismo, liberarse, por vía democrática o por lucha armada, y conducir a una lucha antiimperialista. Los pueblos tienen que intervenir para tener un mundo multipolar, diverso, inclusivo porque los blanquitos no somos el mundo.


Gracias a la colaboración de Martín Martinelli para Observatorio de Trabajador@s en Lucha.

*Martín Martinelli es Doctor en Ciencias Sociales y Humanas y profesor de Historia en la Universidad Nacional de Luján (Argentina). Es coordinador del Grupo Especial Revista Al-Zeytun / CLACSO «Palestina y América Latina» por el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (Universidad de Buenos Aires).

Transcripción: Martín Martinelli (UNLu/Al-Mustafa/CLACSO) y Valentina Taberna (UNLu/OGH)

Fuente: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO y la Universidad Nacional de Luján

 https://www.clacso.org/la-gran-transicion/

 

Cumbre en Teherán: ¿eje de la paz?

 https://actualidad.rt.com/programas/zoom/436158-cumbre-teheran-eje-paz

 

 El Zoom’ analiza el viaje del presidente ruso a Irán, donde ha debatido con su homólogo del país persa la situación política y económica a nivel regional y mundial, centrándose ante todo en cómo generar alianzas alternativas a la hegemonía que, siguiendo los deseos de Washington, trata de imponer Occidente a fuerza de sanciones. Javier Rodríguez Carrasco profundiza además en la reunión del Grupo de Astaná sobre la paz en Siria, celebrada en Teherán. 

 https://cdnv.russiatoday.com/actualidad/public_video/2022.07/62d84a0659bf5b254752551f.mp4?download=1

ENTREVISTA A ANDRES PIQUERAS: De la decadencia de la política en el capitalismo terminal. Martín Martinelli y Luciano Nazareth Chanique.

Entrevista a Andrés Piqueras por Martín Martinelli y Luciano Nazareth Chanique.

Ilustración: Diego Astarita, Argentina.

23 de julio 2023.

Por considéralo importante para el proceso formativo militante y el estudio del capital en la actualidad, Observatorio de Trabajador@s en Lucha presenta esta entrevista realizada el 05 de octubre de 2022 a Andrés Piqueras por Martín Martinelli y Luciano Nazareth Chanique a propósito de la aparición de su libro. De la Decadencia de la Política en el Capitalismo terminal: Un debate crítico con los «neo» y los «post» marxismos


La degeneración del hegemón capitalista es ya tan brutal que ya ni siquiera con todo su poder mediático pueden ocultar del todo lo que hacen en el mundo, el caos que generan por doquier. Cómo utilizan los elementos de su “orden basado en reglas” para destruir países, para hacer lo que les da la gana, ignorando y violando directamente las propias normas internacionales recogidas en la Carta de la ONU, para imponer condiciones a todos los demás.

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Andrés Piqueras

De la decadencia de la política en el capitalismo terminal, en la batalla de las ideas. Presentación del libro de Andrés Piqueras junto con Martín Martinelli y Luciano Nazareth Chanique: “De la decadencia de la política en el capitalismo terminal. Un debate crítico con los «post» y los «neo» marxismos (2022)”. Puedes ver la entrevista aquí:

– Martín Martinelli: Nos gustaría que nos cuentes ¿Cómo fue pensado este libro? Y ¿cuál es tu intención, a quienes querés llegar con ese libro?

– Andrés Piqueras: He intentado verter una parte importante del trabajo colectivo que venimos desarrollando con el Observatorio Internacional de la Crisis, desde hace al menos 12 años, sobre precisamente la crisis sistémica que atraviesa este modo de producción. Quería reflejar cuáles son las claves básicas de esa crisis sistémica. Por qué esas claves están cada vez más activadas, están en proceso de acentuación y después, cómo esto en vez de traducirse en formas alternativas de pensamiento, de acción, en conjunto de praxis, ha llegado más bien a producir todo ese fenómeno de lo post. Para mí está secretado directamente por este modo de producción en decadencia, por la degeneración del mismo.

Como una manera también de diluir el pensamiento fuerte, las claves que pueden permitir ese pensamiento en acción, la praxis y por tanto también las posibilidades de organización y de construcción de sujetos colectivos altersistémicos. Podemos hablar de que estamos penetrando los distintos ámbitos de las ciencias y también de la realidad cultural con el posmodernismo en general, que se instaló en lo cultural, como postestructuralismo, que se expandió por todo el ámbito filosófico. Ha tenido su réplica también en el postmarxismo, en el campo teórico político. Ese paradigma post está cada vez más ajeno a la construcción de la ciencia, la construcción científica, y ha llegado al punto incluso de presumir de descartar la verdad, o de hacer gala de occidentalizar la historia.

Historia que es vista como una sucesión de meros accidentes que no tienen una transversalidad explicativa. Esto es lo básico que podemos decir en el plano académico, pero tienen una ramificación también política muy importante que es la que he venido llamando “impolítica”, sobre todo en dos sentidos decisivos. Uno es el “apolítico” o “apoliticismo” de gran parte de las elaboraciones y de las propuestas teórico-prácticas, e incluso de las propuestas sociales, como en su versión o en su vertiente más extrema, que a menudo se transforma directamente en antipolítica: “…no no no, si entra la política en juego o entra la política de por medio… ¡¡¡suciedad!!! ¡¡¡corrupción!!! ¡¡¡porquería!!!, ¡¡¡no queremos saber nada con eso!!!…”.

Esta sería la primera vertiente, la “apolítica” y “antipolítica” y una segunda (vertiente) sería la de la “política inocua” para el sistema, es decir, proponer medidas, intervenciones, vías de in(acción), etc. que son absolutamente digeribles y absorbibles por el sistema, que no le hacen ningún daño. Tanto los neomarxismos como los postmarxismos están en ese juego fundamental, en una de esas dos vertientes de la “impolítica”: o “apolítica” o “política inocua”. Quería resaltar, hacer la combinación de esto, de cómo precisamente cuando el sistema entra en esa degeneración cada vez más profunda, genera todo un entramado ideológico-teórico, académico, un paradigma “post” que viene a permitirle al menos vida ideológica, vida en las conciencias, en la conformación de las subjetividades y en el control de las poblaciones.

Cuando hablamos precisamente del libro de Vincent Bevins “El método Yakarta” (porque dedico el libro precisamente a los millones de comunistas que lucharon al menos en el siglo XX, por un mundo mejor, por un mundo por supuesto sin explotación y sin opresión), en esa degeneración ya se preveía la anulación, la eliminación o la inoculación de todas esas fuerzas altersistémicas, que de una u otra manera hubieran podido desarrollar un orden social diferente, una cosmovisión distinta y esto fue un proceso sistemático de exterminio desde los años 70 del siglo XX o ya en el golpe contra Sukarno en Indonesia. Como desgraciadamente se sabe muy bien, el hecho de haber exterminado y dejado más o menos inermes o sin capacidad de intervención a los sujetos colectivos antagónicos, antisistémicos y especialmente los comunistas, implicó que toda la degeneración del sistema no tuviera realmente enemigos internos, no tuviera fuerzas internas que pudieran construir alternativas, no tuviera el sujeto colectivo, el intelectual orgánico, del que nos hablaba Gramsci, capaz de no solo perfilar mundos distintos sino de encauzar la praxis hacia esos mundos.

Nos hemos venido viendo dar “palos de ciego” a lo largo de bastante tiempo, para poder de una u otra manera construir sujetos colectivos (pequeños) fuera de las grandes organizaciones de masas, que al menos mantuvieran la llama de la alternatividad, porque las grandes organizaciones de masas han sido deshilachadas o integradas en el sistema. Distingo claramente en este libro, como en otros de mis trabajos, entre la “izquierda integrada” (la izquierda del sistema) y la “izquierda altersistémica” (o izquierda integral). La gran mayoría de esas organizaciones que en otros tiempos fueron altersistémicas han sido o han venido siendo integradas. Esto también lo quiero de alguna manera analizar en este libro y en algunos otros trabajos. Habéis de tener en cuenta que mi preocupación y mi interés en los últimos 10 o 12 años ha sido intentar dar algunas de las claves precisas y profundas del análisis de la fase del capital actual, cosa que

hoy desgraciadamente brilla por su ausencia en la gran mayoría de los análisis académicos que uno puede leer, incluso de académicos de izquierdas.

En el libro “La opción reformista entre el despotismo y la revolución” (Andrés Piqueras, 2014. Ed. Antropos) intenté hacer la evolución histórica del capitalismo a través de las luchas de clases, de cómo se había dado el perfilamiento en las distintas caras que ha ido asumiendo el capitalismo en unos y otros lugares en función de esas luchas, algo que creo que era una asignatura pendiente a hacer también en todo este proceso y que luego profundicé en “La tragedia de nuestro tiempo, la destrucción de la sociedad y la naturaleza por el capital”. Lo que he intentado hacer en este último libro ha sido recoger tanto algunas de estas claves ya analizadas anteriormente, como las que venimos trabajando en equipo, en el Observatorio Internacional de la Crisis, desde hace al menos 12 años sobre esta crisis sistémica.

Entonces ir entrando cada vez más en profundidad en algunas de estas claves y analizar también el porqué de la “impolítica”, el porqué de los “post” en estos momentos, cuando más paradójico parece, instalando toda esa ilusión de pensamiento en la que no hay enfrentamiento directo a los Poderes fuertes del capital, sino que por el contrario hay casi connivencia con un sistema que está en degeneración, se antoja decisivo, porque sería difícil de entender en otros momentos históricos.

– Martín Martinelli: ¿Cómo relacionás (en otra entrevista lo has mencionado, como la intención de idiotizar) esto de “post”, con la atomización del “movimiento popular”, de los “movimientos sociales”, dispersos o incluidos en el engranaje capitalista? Me interesaría saber, cómo pensás la cuestión de esta visión de una ciencia también atomizada, donde no hay una visión de entender el mundo como un todo. ¿Cuáles son para vos esas claves interpretativas de una visión panorámica?

– Andrés Piqueras: Se trata del análisis de la totalidad concreta que decía Marx, que es producto de infinidad de circunstancias y de procesos que están por debajo, que son subterráneos y que no se ven, por eso hay que ir a las raíces de las cosas, por eso tenemos que ser radicales y es algo que debemos reivindicar desde el marxismo y desde el materialismo histórico-dialéctico. Porque muchas veces se llaman radicales a cuatro canallas que tiran petardos por aquí o por allá y son de la extrema derecha, esos no son radicales, esos son o esos pueden ser extremistas, puede ser exaltados, extremistas o ultras, pero ser “radical” es otra cosa mucho más profunda, es ir a la raíz de las cosas, de los acontecimientos de los procesos, de la realidad de aquello que subyace y que no se ve a simple vista, e intentar transformarla desde ahí. El capitalista es un sistema que se diferencia de otros en los que se sabía claramente dónde estaba el opresor y el oprimido, dónde estaba la fuerza del poder, se sabía dónde y cómo la economía y la política estaban unidas en una misma clave de poder.

En el sistema capitalista la explotación pasa desapercibida, es una mistificación, pensar que a la persona asalariada le están pagando por su trabajo, es muy difícil percibir que en realidad lo que le están pagando es el precio de su fuerza de trabajo. Que Marx descubriera estas cosas es un hito absolutamente clave, las consecuentes “desfetichización” y desmistificación de la realidad, se las debemos al materialismo histórico, dialéctico. Si no fuera por las repercusiones que tiene para el poder, hoy probablemente el no decirse marxista sería, como diría nuestro compañero Atilio Borón, como decir que no eres copernicano, que es el sol el que se mueve alrededor de la tierra. Sin embargo, el sistema y todos sus elementos de poder del mismo, hacen lo posible para que cuestiones sociales permanezcamos en un estadio precopernicano, y los mecanismos y entresijos de la dominación y la explotación sigan camuflados.

Entonces, es vital tener las claves profundas de los procesos, saber desentrañar sus raíces. En cambio, el posmodernismo es una vuelta a la superficialidad, una involución pre-marxista, que se extiende en lo cultural, y que tiene su réplica en el post estructuralismo, que se expande por todo el ámbito filosófico, mientras que el “postmarxismo”, en realidad pre-marxista, lo hace en el terreno teórico-político. De hecho, llegan a la “posciencia”, léase “preciencia”, que descartan la verdad. Y lo que estábamos hablando también antes, hacen de la historia una sucesión de accidentes sin causas, sin ningún elemento transversal de explicación de la misma. Parece que si hablas de causalidad estás hablando de determinismo, la ideología y la política se desligan de las relaciones sociales, para los “post” son entidades que salen por su cuenta que tienen vida propia, los antagonismos se convierten en meras divisiones discursivas, porque el discurso se hace el ‘sujeto’ en sus elaboraciones.

Aquí lo importante para ellos, para todos los posts, no es la base material que puedan tener unos y otros sujetos, unas y otras elaboraciones teóricas, unas y otras praxis, sino quién tiene mayor agudeza y habilidad para imponer su discurso. Los sujetos políticos, por tanto, también se transforman en colectivos laxos articulados solo argumentalmente o discursivamente. En el momento en que ese discurso decae, los sujetos se disuelven, se diluyen porque ya empiezan a aparecer visiones alternativas de esos discursos, a introducir claves nuevas o una frase nueva o a correr la coma para un lado. Entonces al final, lo importante explicativamente no es el Modo de Producción sino el Modo de Discurso. Desmontar todo esto e incidir en su perniciosidad tanto para la academia como para la política como para la sociedad, es lo que he pretendido entre otras cosas en este libro.

– Martín Martinelli: El rol del intelectual que estás pensando todo el tiempo y el rol de las ciencias sociales con el objetivo de esa visión crítica y a partir de eso, ¿Cómo ves esa esta guerra mediática, esta guerra híbrida, pero sobre todo esta narrativa, las narrativas en Europa, las narrativas a nivel mundial con lo que está sucediendo hoy en día?

 – Andrés Piqueras: parto de una premisa que considero básica en estos momentos y es que el mundo está en guerra total, eso por llamarlo de alguna forma. La guerra total significa que es una guerra multidimensional, es una guerra militar pero no militar convencional. Es una guerra paramilitar, es una guerra con terrorismo de por medio, con terrorismo además perfectamente planificado y diseñado, es una guerra bacteriológica, es una guerra biológica, es una guerra mediática, es una guerra cognitiva, por supuesto económica, cibernética; se libra también en la estratósfera. Se juega en todos los campos, por eso el campo de batalla ya no son necesariamente las trincheras clásicas o los grandes espacios abiertos de enfrentamiento entre ejércitos. Los campos de batalla están en todos lados, pueden ser la esquina de una calle, el camino por el que vas a una sala de discoteca, la cabina de un avión o el vagón de un metro.

En esa guerra total una de las claves importantísimas para el sistema en donde todavía el Eje Anglosajón no tiene rival es en lo que se llama el Poder Blando (soft power), la Guerra Cognitiva, el control de las conciencias, la fabricación del relato que Europa lleva construyendo desde al menos el siglo XVI. Cómo es el mundo y cómo somos nosotros, la imagen de que “el mundo tiene que construirse alrededor nuestro” (léase eso que llaman “occidente”), eso todavía no se ha perdido. Por más que económicamente, estratégicamente, energéticamente e incluso militarmente hayan surgido posibles rivales en una escena mucho más multipolar, en el control todavía del relato y por tanto en la fabricación de la verdad, casi no tienen todavía rival.

Y eso quiere decir que miles de millones de seres humanos en todo el planeta todavía se basan en la construcción de la verdad del mundo que genera el conjunto mediático estadounidense. Además de estar en manos de unos cuantos fondos de inversión también conocidos como ‘Fondos Buitre’, están por supuesto vinculados a determinados intereses de servicios de inteligencia estratégicos y de aparatos militares y políticos de las potencias dominantes del mundo. Mientras tengan toda esta parafernalia de ‘medios’, no solo radios, televisiones, la absoluta mayor parte de lo que se accede en internet, el cine, la música, prácticamente todo lo que se escucha y ve, quiere decir que la batalla cognitiva es una de las más duras de las que tenemos por delante. Eso es lo que me movió a pasarme tres años y medio intentando desarticular algunas de esas construcciones teórico académicas, hacer ese esfuerzo al menos por la batalla cognitiva.

Siempre pareció que la batalla de las ideas era propia de “intelectuales”, que querían salirse del campo de la lucha social, de no meterse en el barro y decir “…bueno yo me dedico a escribir y tal…”. Pero es que creo que cada vez es más importante, por eso pienso también que la ciencia y la academia no deben estar para escribir libritos y guardarlos en bibliotecas y que luego te sumen un currículum más o menos brillante, sino precisamente para debatir en espacios como este. Entiendo con ello que es un deber, no una generosidad, sino un deber nuestro, el poder compartir todas estas cosas. Por ejemplo, en espacios como el vuestro.

– Martín Martinelli: Justamente esa parafernalia ese eurocentrismo (occidentalocentrismo), la posición también de Estados Unidos, que se asentó después de la Segunda Guerra Mundial, creo que ese patrón que marcas, del imperio británico y del Eje Anglosajón para decirlo en un solo término, no es nada más colonizar y conquistar tierras y extraer las materias primas y explotar a los hombres, sino que también colonizar la mente del colonizado y que este piense que el otro es superior, y que está bien que lo haya colonizado, eso es superior quizás a que les roben metal o los metales preciosos.

– Andrés Piqueras: creo que si hay algo que tienen de interés y de valía los estudios post coloniales y decoloniales es precisamente resaltar eso, luego tienen muchos otros defectos, pero por lo menos esto es básico de resaltar.

– Martín Martinelli: Actualmente nos encontramos en un mundo, como decís vos en guerra total, donde no sabemos si va a implosionar algo en Taiwán, además de Ucrania, como lugar de provocación a China, si va a pasar con Irán con Israel, porque no es solo la persecución de 20 años diciendo que estos países son terroristas, sino que también se bombardean y se destruyeron a Afganistán e Irak, que están rodeando a Irán, Afganistán que está en contacto con China y cercano a Rusia también, se prohíbe a Irán el desarrollo de armamento nuclear que sí tiene Israel. Es decir que al mismo tiempo se convence al público de que el enemigo y que los terroristas son los musulmanes o los países “árabes”, o cualquiera que no tenga ese escudo del poder blando anglosajón. ¿Cómo interpretas estos hechos que ustedes están volcando en el Observatorio de la Crisis con artículos propios y de otros, pero esa geoestrategia del caos (que también definiste en otro artículo)?

– Andrés Piqueras: eso quiere decir que todo aquel que no se subordine “al mundo basado en reglas” que ha dictado a Estados Unidos como potencia hegemónica desde la Segunda Guerra Mundial, es considerado inmediatamente enemigo a abatir, a destruir. En estos momentos Estados Unidos en su particular degeneración, porque claro no solamente está en degeneración el sistema sino su principal potencia, la que sintetiza el sistema en cada momento histórico (existe una potencia que sintetiza todas las claves de dominación y de acumulación del capital, la reproducción de acumulación del capital y del poder, etc.), creo que ha decidido que por ahora le es suficiente con destruir lo que otros intentan construir, porque no tiene posibilidades ni alternativas de generar un nuevo orden del que se beneficie ni ella ni siquiera ciertas partes de la humanidad.

En estos momentos todo lo que genera el Eje Anglosajón con sus subordinados de la OTAN es destrucción, barbarie, caos. Baste con ver qué han dejado allá donde han intervenido: Afganistán, Irak, Siria, Yemen, Somalia, Sudán, Libia, por dar solo algunos ejemplos. Si hablamos de la propia Europa, tenemos Yugoslavia y en el presente Ucrania, que la han sacrificado en su guerra contra Rusia. Entonces, generan pura barbarie, agujeros negros de barbarie, en donde no pueda haber poderes centrales que sean capaces de articularse con ese eje de la estabilidad, de construcción de un mundo diferente, basado en “ganar-ganar”, de relaciones comerciales diplomáticas y demás, que está construyendo China con su Ruta de la Seda y demás.

Entonces, ¿por dónde pasan todas esas agresiones?, una de las dimensiones de esta guerra total también es la guerra económica, que muchas veces se sublimiza con el término de “sanciones económicas”. Como si una potencia se pudiera erigir en juez y parte para sancionar a otros sin presentación de pruebas, sin testigos de cargos, sin juicios, sin organismos internacionales de por medio que lo decidan. Y EE.UU. ha decidido unilateralmente que sus normas son extraterritoriales y que puede así agredir a quien quiera. Las sanciones económicas hacen auténticos destrozos, causan mortandad y sufrimiento sin nombre, en aquellas sociedades en las que se aplican, a menudo con mucho mayor número de muertes que las que puedan generar determinados bombardeos. Pero como ocurren en las casas, en los lugares en donde vive la gente, por falta de alimento, de medicinas, de atención, por lo que fuere, pues no se recogen en ningún medio, pero esa guerra económica, esas sanciones, son “armas de destrucción masiva”, brutales, condenadas por la ONU. Más de 15 países en estos momentos en el mundo están siendo agredidos de esa forma, algunos tan empobrecidos como Zimbabue o Sudán, o la propia población yemení.

¿Cómo puedes mantener esto y hablar al mismo tiempo de democracia, de derechos humanos y de derecho internacional, de respetar las normas del derecho internacional, una supuesta comunidad internacional preocupada por los derechos, la democracia, la libertad y otras proclamas como esas?; ¿cómo puedes al mismo tiempo hacer las dos cosas?, si no fuera porque ellos tienen el control mediático y cognitivo de la mayor parte de la humanidad que no tiene acceso a ninguna otra visión u opción de conocimiento que no sea lo que transmiten a través de sus millones de medios, no se explicaría que tales clamorosas contradicciones no suscitaran indignación mundial. Por eso son tan importantes programas como el que aquí hacéis, aunque parezcan cosas pequeñas.

– Martín Martinelli: es un granito de arena en una playa. Me gustaría que nos cuentes tu impresión sobre China y hasta qué punto lo de Ucrania, o sea la ampliación de la OTAN que derivó en esta reyerta entre Ucrania y Rusia, podría verse como una especie de freno en una Nueva Ruta la Seda por un lado. Por otro quería agregarle un matiz a eso, un artículo titulado “Dos Revoluciones”, propone la revolución de 1917 de Rusia, como la Unión Soviética, como lo que marca su impronta el siglo XX y la Revolución China de 1949 como la que va a marcar el siglo XXI. Eso contradice la intención estadounidense del proyecto del Nuevo Siglo Americano. La podríamos contrastar con lo que hace China, al menos a su interior, dónde sacó de la pobreza a varias decenas de millones de habitantes.

– Nazareth Chanique: un dato, 850 millones de habitantes, a esos millones sacó China de la pobreza y de la pobreza estructural a la población, según fuentes del Banco Mundial.

– Andrés Piqueras: justo cuando en casi todo el resto del mundo se va incrementando el hambre y la pobreza estructural, China es capaz de sacar de ello a su población, pero a esto le siguen llamando nuestros medios “dictadura”. Todo ese poder blando cognitivo, en cambio, señala impúdicamente a la India como “la mayor democracia del mundo”, justo el país donde muere una persona de hambre cada 4 minutos y dónde tiene millones de niños desnutridos absolutamente. Entonces, si una democracia hace que muera una persona cada cuatro minutos de hambre y una dictadura salva a 800 millones de personas del hambre y la pobreza estructural, tendremos que irnos con la “dictadura”.

– Martín Martinelli: Y si la democracia más grande, más representativa o más simbólica del mundo es la que, como venís explicando, por un lado, bombardea algunos países, por el otro, genera sanciones y bloqueos económicos a otros, y encima muestra una cara anversa de todo eso escondiéndolo, una de las grandes estrategias de capitalismo es enmascarar todo eso y echarle la culpa a ese enemigo.

– Andrés Piqueras: La degeneración del hegemón capitalista es ya tan brutal que ya ni siquiera con todo su poder mediático pueden ocultar del todo lo que hacen en el mundo, el caos que generan por doquier. Cómo utilizan los elementos de su “orden basado en reglas” para destruir países, para hacer lo que les da la gana, ignorando y violando directamente las propias normas internacionales recogidas en la Carta de la ONU, para imponer condiciones a todos los demás. Por otra parte, entrando en sus condiciones internas, ¿cómo está la propia sociedad estadounidense? viviendo en tiendas de campaña en las calles porque no se pueden pagar pisos, que cada vez que hay un suceso climático adverso mueren decenas de personas. Ese mismo suceso climático adverso pasa por Cuba y la mayoría de las veces no tiene ni una sola muerte que lamentar, solo por decir algunas cosas, que parecen más o menos anecdóticas pero que marcan dónde estamos, en el momento en que estamos.

Sigue utilizando como digo todo su poder blando para convencernos de quienes son los malos a eliminar. Sobre lo que me comentabas antes, te diría algo muy importante, muy claro, que creo que ya a casi nadie se le escapa: Estados Unidos, el Eje Anglosajón y sus subordinados (a veces hablar de los subordinados de la OTAN es como hablar de perritos falderos, es que es tan triste que “da cosa”, porque casi ni hay que nombrarlos, están ahí para lo que les mande, el amo les tira un trozo de pan y van detrás), tienen como objetivo final a China, porque el enemigo sistémico de Estados Unidos es China. Y si es cierto que prácticamente ninguna potencia en la historia se ha dejado relevar sin guerra, la diferencia con otros momentos históricos es que hoy la potencia dominante tiene capacidad de destrucción total. Pero para empezar a entrar en ese objetivo final necesitan antes quitarse de en medio al principal aliado de la dupla que está construyendo esa posibilidad del mundo alternativo, y es Rusia. Que es una potencia militar y energética pero no económica, ni demográfica. Entonces, han decidido que es más fácil enfrentarse primero a ella. También porque con ello debilitan definitivamente a Europa.

Porque Estados Unidos, el Eje Anglosajón, con este golpe en Ucrania está dando en varios lugares a la vez: 1) Aislar a Rusia de Europa, 2) Atacar a la propia Unión Europea, a la cual deja descuartizada. Toda la rivalidad económica que podía tener el crecimiento alemán a la que se la viene llamando “locomotora europea” y todo eso, a partir de ahora y con la voladura del Nord Stream 2, se la da un mensaje clarísimo: prohibido conectarse con Rusia, prohibido recibir fuentes energéticas rusas. Y 3) La posibilidad de Eurasia como una entidad política que relegaría al Eje Anglosajón, queda desarticulada. Eurasia es la mayor masa de tierra emergida que existe, donde está la mayor parte de recursos y dónde está la mayor parte de la población del mundo. Frente a eso los anglosajones se ubican en dos islas. El propio H. Kissinger dijo “Nosotros somos una isla grande, poderosa, pero estamos aislados del resto del mundo y nuestro enemigo es Eurasia y debemos impedir por todos los medios que Eurasia se constituya en una entidad político social, con un carácter propio”.

Porque con toda esa conectividad energética, Eurasia sería imbatible. Basada, además, en otras reglas totalmente distintas. Pero la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia a través de Ucrania deja a Europa prácticamente sin recursos. Algunos autores dicen que de vuelta a la Edad Media. No sé, pero por lo menos, un retroceso brutal en términos energéticos económicos es seguro. Acompañado de retrocesos sociales y políticos, por supuesto. Europa se está renazificando a marchas agigantadas ya no solo porque sean los nazis los que controlan los grandes resortes del poder en Ucrania, sino porque cada vez adquieren presencia decisiva en más países. Véase por ejemplo Italia ahora mismo (Giorgia Meloni). Pero están ahí en la mayor parte de Europa, y adquiriendo cada vez más poder, más presencia, más importancia en la Guerra Cognitiva, cada vez son más aceptadas sus propuestas, sus bestialidades racistas, clasistas, de género, antiecológicas, etc.

A diferencia de otros tiempos, el nazismo o el fascismo hoy, probablemente, no se implantará a través de marchas, como la Marcha sobre Roma (movilización fascista, liderada por Benito Mussolini, Italia 1922), o golpes, sino mediante votos y puede que, sin militarización excesiva, aunque siempre con movilización alienada de las poblaciones. Todo ello favorecido por el proceso de involución en Europa. Porque EE.UU., con la ayuda inestimable de la propia UE, está promoviendo la ruina económica de este subcontinente o pseudocontinente. Al corte de suministros energéticos rusos, el Eje Anglosajón la está obstaculizando buena parte del comercio con China. Es decir, corta al mismo tiempo el suministro, las relaciones con Rusia y dificulta cada vez más el mercado chino, en el que la Unión Europea era uno de sus socios principales, por lo que va aislando y empobreciendo a Europa.

Europa no es un gran continente, Europa es un pedacito de Eurasia. Entonces que ese pingajito se quede solo, una peninsulita pequeña, sin apenas recursos de ningún tipo, es una catástrofe para Europa. La pregunta del millón es: ¿por qué los líderes europeos y más allá de los líderes europeos (que al fin y al cabo son solo la fachada del poder) y la clase capitalista europea en su conjunto se suicida? Yo nunca había visto una clase capitalista entera continental suicidarse, había visto a lo largo de la historia unas clases capitalistas que se derrumbaban, pero una continental entera suicidarse es el primer experimento histórico. Esto algún día los historiadores del futuro lo explicarán, pero como algo sin precedentes, una inmolación total, sin nada, sin réplica, sin chistar, obedeciendo al amo directamente, “¿qué tenemos que hacer? ¿cortarnos el cuello? ¿las venas? ¡rass! ¿y cuando empiecen a levantarse nuestras poblaciones?, que necesitan calefacción, necesitan energía, necesitan alimentos…entonces ¿qué hacemos con ellos? ¡ahí están los perros! (represión): las nuevas formas fascistas de control y gestión política y social. Y esto es lo que hay, esto es lo que se viene desgraciadamente si no se hace nada rápida y contundentemente.

– Nazareth Chanique: podríamos también pensar que no solamente se van a empezar a preguntar, el conjunto de la comunidad europea, los 700 millones de personas (la Unión Europea solamente con 447 millones de habitantes, Francia con la mayor población  EN REALIDAD ES ALEMANIA LA QUE TIENE MAYOR POBLACIÓN) con un requerimiento y un nivel de vida, una calidad de vida que obtienen (al igual que hoy al frente la casa, porque hoy Europa es el fondo, el patio de atrás, pero al igual que en el frente de la casa, como “los señores del casco de la estancia”) en detrimento y por la precariedad de los niveles de vida de otras poblaciones (periféricas). Porque no hay forma de explicar que haya ciertos niveles de vida de determinadas clases sociales (en Europa), ese nivel de vida, de lujo, de suntuosidad, de ostentosidad incluso, sin la observación realista de la precariedad de otros pueblos. Más aún diría, que cuando empiecen los cientos de millones de europeos a preguntarse, cómo vamos a hacer para seguir sosteniendo: nuestro nivel de vida, nuestro consumo energético, nuestros estándares, nuestras primeras marcas, nuestro aparato productivo, nuestros semiconductores, todas esas cantidades (en producción) de las fábricas alemanas, Alemania como la fábrica de Europa, al llegar el invierno etc. Cuando vengan todos esos interrogantes, más aún se van a empezar a preguntar, como en Moldavia y muchas otras poblaciones, ¿por qué no nos vamos para el otro lado (cual muro) en vez de seguir por acá?

– Andrés Piqueras: por eso están cortando los vínculos todo lo que pueden. Pero tú has dicho algo que es definitivo “Europa se está convirtiendo en el auténtico patio trasero de Estados Unidos”, hay una expresión que, con perdón de la misma, lo define bien, que es la de la “puertorriquización de Europa”. Es carísimo lo que está pasando, incluso Suiza que presumió históricamente de neutralidad ya también ha tenido que entrar en el saco de las sanciones contra Rusia. Las respuestas a esto son muy difíciles, pero al menos hay que tener algunos elementos claves de análisis. Para empezar, saber que Europa está ocupada por las fuerzas militares estadounidenses desde la Segunda Guerra Mundial. En concreto Alemania es el segundo país con más bases militares de Estados Unidos, después de Japón, por muy poquito, con armas de destrucción masiva en su territorio y con decenas de bases militares. Hay otros países que tienen también una buena colección de ellas, como Italia, Holanda y demás. La propia Inglaterra por supuesto. Entonces ¿de qué estamos hablando? A lo mejor así podemos entender por qué hay una clase capitalista que no se atreve a rechistar, a decir nada, porque estamos ocupados militarmente, sencillamente eso. Pero el problema ya no es de aceptar algo inevitable, el problema es ser rastrero y encima intentar engañar a tu población diciendo majaderías continuas, de “libertad”, “democracia” y demás. No ser capaces al menos de decir que las posibilidades de salir bien de todo esto son muy pocas. Dicen, en cambio, devergonzadamente, que vamos a salir todos bien de esto, que vamos a buscar fuentes energéticas alternativas, a hacer no sé cuántas cosas… y al final todo va redundando en comprar cada vez más energía a Estados Unidos, cada vez más cara, por supuesto. Mucho más cara que la de Rusia, que está al lado, mientras que la norteamericana tiene que ser trasladada por todo el Atlántico para acá, aparte de toda la porquería del fracking que utiliza Estados Unidos.

– Martín Martinelli: En tu artículo “Occidente contra Rusia y China” (donde ya marcas históricamente desde cómo se mintió sobre los entre 25 y 27 millones de soviéticos muertos y se pusieron sobre el tapete otras poblaciones, no las soviéticas como los grandes vencedores del nazismo, mostrás que ya estaba al acecho desde el 2014 con el Maidán en Ucrania, y desde otras formas, ciertas vertientes de rusofobia o estar contra los rusos. Sin embargo, el temor estadounidense de una alianza Ruso-China que no se dio cuando los dos tenían un modelo productivo semejante comunista, que Nixon pudo entrar y hacer una cuña entre esos dos países que por geografía tienden a entenderse y esto cambió en 2001, cambió con la OCS. ¿Cómo lo observas con esta guerra mediática?

– Andrés Piqueras: El Eje Anglosajón ha intentado dividir a Rusia y China desde hace tiempo. Como tu bien has dicho la visita de Nixon a China en los años 70 tiene como objetivo precisamente empezar a separarla de Rusia y se consigue a costa de ciertos pactos y de inversiones de Estados Unidos que se desarrollarían a partir de entonces en China. País que en algún momento cumplió un papel un poco extraño en las cuestiones geoestratégicas de enemigos y amigos, enfrentándose a la URSS. Pero precisamente hoy, que Rusia y China muestran seguir proyectos políticos distintos, es cuando se dan también unas coordenadas muy diferentes. Hay, por ejemplo, claves que son vitales de entendimiento de defensa mutua. Es evidente cuando Estados Unidos (el Eje Anglosajón) y la OTAN le dicen a China que tiene que dejar de suministrar no sé cuántas cosas y de ayudar a Rusia, que también tiene que aislar diplomáticamente a Rusia. La portavoz china les dice: claro hombre, está muy bien, vamos a ayudaros a acabar con Rusia para que luego podáis atacarnos a nosotros tranquilamente sin obstáculos.

Así que Rusia se juega su existencia en este conflicto, y con ella China. Se juega su propia supervivencia porque toda la ofensiva de la OTAN con el Eje Anglosajón enfrente, es la destrucción total de Rusia y su división en diferentes partes. En uno de los proyectos de desmembración del país eslavo había tres partes claramente establecidas, la Rusia europea, la Rusia siberiana y la Rusia del extremo Oriental. Pero hay planes que conllevan bastantes más divisiones del territorio ruso. Estados Unidos no se va a contentar ya con la desmembración de la URSS, quiere desmembrar a la propia Rusia y dejarla convertida en un país insignificante, lo que estuvo a punto de conseguir en tiempos de Yeltsin. Prácticamente estaba entregada Rusia, se empobreció como ningún otro país en tiempos de paz. Es decir, solamente tiene parangón en la pérdida de una guerra, que al fin y al cabo se perdió, esa que se llamó la Guerra Fría fue una forma de dirimir la Tercera Guerra Mundial. Y afectó a todos los parámetros, hasta la propia esperanza de vida. Es un país que se reprimarizó brutalmente, sólo a exportar energía; lo digo también porque cada vez oigo más sobre el hecho de que esto pueda ser una lucha entre imperios. ¿Cuáles son las claves para designar a Rusia como imperio? ¿Qué control financiero mundial, que control económico mundial tiene? ¿Cuántas transnacionales tiene dominando el eje comercial, económico mundial?

Todos los conflictos continuos e intentos de revoluciones de colores que la vienen montando en todo lo que es la panza blanda de Rusia, en torno a sus ex repúblicas soviéticas, todo lo que allí se está haciendo en sus fronteras con China, India, etc. es parte de ese plan. En algún momento las élites rusas tienen que ser plenamente conscientes, porque parece que ahora mismo en Rusia hay sectores que albergan ciertas dudas de si todavía se puede llegar a acuerdos con “Occidente”, y probablemente eso hace que Rusia no emplee su verdadero poderío militar en Ucrania (a parte para no diezmar a la población como hace Estados Unidos cada vez que bombardea o invade un país). Pero no sé si se dan cuenta por fin de que el Eje Anglosajón sólo busca su destrucción. Cuando estuvieron a punto en Turquía de llegar a ciertos arreglos conducentes a un camino de paz, el Eje Anglosajón lo boicoteó decididamente.

Si el pueblo ruso y sus élites no entienden esto, no sé si no van a empezar a pasarlo peor, porque el objetivo final es ese. A no ser (que al fin y al cabo viene a ser lo mismo) que logren deshacerse del sector soberanista y pongan a títeres ahí al frente del gobierno, que terminen uniéndose a la guerra final contra China. Eso podría ser una solución, pero de todas formas lleva a la destrucción de Rusia a medio plazo, la llevaría también a la destrucción.

– Martín Martinelli: También se habló de ese cambio de intención del Occidente Colectivo, de sacar a Putin del poder. Te pregunto porque creo que es clave el espacio postsoviético, porque no conforme con haber debilitado a Rusia, con esa disección entre 15 nuevos países, pero esos países los llamados “stan” por donde pasan los gasoductos o donde también proveen de gas, Estados Unidos ha tenido como uno de sus objetivos y en una especie de guerra por las materias primas. ¿Habría una especie de no conformarse con eso e ir también sobre Rusia, con haberla diseccionado sino continuar con ese plan de destruir? El porqué del objetivo de Rusia y China (competidor sistémico), porque son los dos competidores hegemónicos que ellos consideran.

– Andrés Piqueras: por supuesto, pero además son dos competidores capaces de articular en torno a sí a otros actores estatales, como Irán, Venezuela, Corea del Norte, la propia India poco a poco, en fin, en Asia empiezan a irse les de las manos las cosas para “Occidente”, sobre todo tras su vergonzosa huida de Afganistán (hay un antes y un después en la dominación imperial tras esa escapada estadounidense de Afganistán). Tampoco han podido con Siria, que no lograron destruirla del todo gracias a la intervención de Rusia (obviamente, si no ahora mismo estaría ondeando la bandera de Isis en Damasco, porque son sus yihadistas, son sus paramilitares y cuerpos de ejército mercenarios, los que utilizan para desestabilizar o destruir territorios). Ni siquiera han sido capaces de vencer a Yemen. Aun así, hoy están abriendo otro frente de guerra en el Sahel, en África del Norte, el frente sur de la OTAN, donde ya se están realizando maniobras militares con Marruecos (la postura de España con respecto al Sáhara, su traición al pueblo saharaui, tiene que ver con todo ello), y se infiltran de nuevo paramilitares, mercenarios y yihadistas. ¿Os acordáis de Mali que acaba de echar a alemanes y franceses de su territorio que decían que estaban allí para luchar contra el terrorismo y desde que instalaron sus tropas no han hecho más que multiplicar la desestabilización?

Y vemos ahora la toma de postura de Burkina Faso, ahí un capitán acaba de deshacerse de la intervención francesa. Por las mismas razones vamos a ver si pueden librarse de las agresiones imperiales. Poco a poco los países africanos van reaccionando ante ello.

– Martín Martinelli: ¿Cuántas bases militares tienen en América Latina o en África? ¿Cuántas armas nucleares tiene depositadas en estos países o en Alemania?

– Andrés Piqueras: 118 sólo en Alemania. ¿En cambio Rusia? Ya estoy viendo esas definiciones nuevas de imperialismo que se dan desde distintos frentes “intelectuales” y académicos para poder incluir ahí a Rusia como sea. Claro un país que prácticamente se queda en ruinas y que empieza a resoberanizarse, es el experimento histórico de resoberanización más contundente y rápido al que hemos asistido en estos dos últimos siglos. Y esto es importantísimo, es lo que no aguanta el Eje Anglosajón, la soberanía, eso que tienen en común países como Irán, Siria, Corea del Norte o Venezuela.

Ellos te dirán que eso es malo, que es dictadura. Pero por supuesto, las dictaduras amigas y las que el Eje Anglosajón y la red sionista mundial implantaron, no cuentan. Con ellas se puede confraternizar. En cambio, te buscan cualquier excusa grotesca para destruir esos países simplemente porque intentan tener un mínimo de soberanía. Igual es por eso que en Europa nos están diciendo: ¡no! ¿veis cómo es muy peligroso ser soberanos? ¿veis por qué tenemos que ser obedientes con el amo? Lo mismo nuestra clase capitalista quiere decirnos eso. Hay que ser agradecidos con ella porque, en fin, a lo mejor quieren nuestro bien a través de la servidumbre.

– Martín Martinelli: Quería que cierres con una idea de cierre que te haya hecho reflexionar, en esta conversación tan enriquecedora que tuvimos.

– Andrés Piqueras: Quisiera decir que Europa pasará a ser una península de Asia con cada vez menos relevancia histórica. Lo cual hará ir perdiendo también su centralidad cognitiva. La centralidad político-económica-estratégica se puede perder antes, la cognitiva siempre dura un poco más, porque el paso de las generaciones tarda más, son pasos más lentos, pero irá perdiendo también esa centralidad cognitiva. No sabemos cuánto tiempo más la podrá mantener la potencia hegemónica, que al fin y al cabo no es sino la trasplantación de Europa en el continente americano, europeos trasplantados, pero viendo su propia decadencia no creo que mucho. Lo que sí parece evidente es que no van a llegar al nivel de declive europeo, ni de pérdida brutal de posición de sitio en el mundo, tan rápido como los europeos, precisamente porque EE.UU. está haciendo suicidarse a Europa para poder frenar su propia decadencia.

Por supuesto quisiera también agradecer la oportunidad de poder estar conversando con vosotros. Y como decía al principio con Nazareth, creo que es una obligación del pensamiento crítico alternativo compartir estos espacios. No es una cuestión gratuita, estamos para eso, para poder socializar el conocimiento de alguna manera, así que, agradecido por la posibilidad, y para cuando queráis volvemos a encontrarnos. Siempre que podamos.


Entrevistado

*Andrés Piqueras es profesor titular de Sociología en la Universitat Jaume I de Castelló. Autor y director de numerosos estudios sobre migraciones, mundializacion, identidades, movimientos sociales y agencialidad politica; ha desmenuzado tambie la dialéctica Trabajo/Capital a lo largo del capitalismo histórico. Entre sus libros más destacados cabe citar Capital, migraciones e identidades (2007) y la obra colectiva del Observatorio Internacional de la Crisis (OIC), del que es miembro, El colapso de la globalizacion (2011). Recientemente ha publicado un libro de gran importancia, La opcion reformista: entre el despotismo y la revolucion, antecesor del que aquí se presenta. Tambie es Premio Nacional de Investigacion ¬´Marqués de Lozoya¬ª 1994, del Ministerio de Cultura, por su investigacion sobre la identidad valenciana.

Entrevistador

*Martín Martinelli es docente de la Universidad Nacional de Luján. Co-coordinador del Grupo Especial Revista Al-Zeytun “Palestina y América Latina” e integrante del Grupo de Trabajo Medio Oriente y norte de África del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).