sábado, 29 de julio de 2023

La guerra total o la guerra sin fin

Charla/Debate con Andrés Piqueras por Martín Martinelli.

03 de mayo 2023.

Charla/debate con Andrés Piqueras, analista político, por Martín Martinelli y Gustavo Keegan y la colaboración de Omar Gejo, Alan Rebottaro. La actividad se realiza en el marco del IV Congreso Internacional de Geografía Regional «Eurasia: el mundo bajo nuevas coordenadas» 2023.


Charla/ Debate completo.


 


Estados Unidos va a jugar la carta Monroe con el conjunto del continente americano, para decir esta nuestra isla y aquí es nuestro perímetro de seguridad intocable. Si bien pueden hacerlo militarmente políticamente, cada vez tienen más dificultades para hacerlo económicamente.

¿En qué consiste la guerra total o guerra sin fin?

Dispuestos a dar la batalla de las ideas en la que nos jugamos mucho. Conversaré sobre la guerra total o guerra sin fin y saber por qué hemos llegado hasta aquí. Algunas claves básicas son las condiciones de degeneración del propio sistema capitalista a escala global. La gangrena que va corriendo el cuerpo, el metabolismo social, como le llamaba Marx al sistema capitalista. La dilución del valor y del plusvalor, la galopante reversión del capital a su forma simple de dinero. Como a partir de esa disminución o falta de rendimiento en el ámbito productivo, el capital vuelve a su forma simple dinero para financiarizarse, pero no como una de inversión productiva sino especulativa, para buscar la reproducción del dinero por sí mismo. Como si fuera posible, ajena al trabajo humano.

Todo ello ha generado también un endeudamiento público y privado insostenibles, una economía crecientemente ficticia y que se acompaña de una crisis infraestructural o ecológica cada vez más difícil de ocultar, con un acuciante estrés climático. Argentina ha experimentado este último verano una de las sequías más fuertes en los últimos tiempos y aquí estamos sufriéndola todavía. El manifiesto agotamiento de materias, energía fósil, se añade a este cuadro, así como la imparable expansión de valor negativo o negavalor. Como son plagas, epidemias, deterioro de recursos saturación de sumideros, contaminación generalizada, pérdida de fertilidad, salinización, estrés climático, desaparición de nitratos y de fósforo, sobreempobrecimiento y sobreexplotación de las poblaciones de la fuerza de trabajo a escala planetaria. Ello da como resultado una tormenta perfecta, si tu intentas tocar uno de los factores, te perjudican los otros.

Desde 2008, el último estallido de la larga crisis que atravesamos desde los años 70 del siglo XX, el sistema capitalista transnacional ha utilizado diversos mecanismos basados en la extracción de mayor plusvalía, de pillaje y saqueo de los recursos públicos. Dándose una transferencia de riquezas sin precedentes del ámbito público al capital transnacional, mientras se mercantiliza el conjunto de actividades de la vida social y natural. La especulación financiera forma parte de ello y con una masiva emisión de dinero sin valor.

Una economía de guerra que se vuelve también eje central de crecimiento de la economía global. La acumulación militarizada o exacerbación bélica de la desposesión (de las últimas décadas) busca paliar el estancamiento, tanto del sistema capitalista en su conjunto como de su hegemón, Estados Unidos, y en una medida más subordinada el resto de núcleos del sistema mundial u occidente colectivo.

Los últimos tiempos, a través de entre otros mecanismos, expoliaron los recursos del sur y el Oriente globales, así como la explotación de las poblaciones y la destrucción masiva de medios de producción y de capital fijado al territorio o infraestructuras. La geoecología o pugna por la energía, los recursos, las materias primas y las tierras raras de minerales estratégicos localizados en el corazón asiático, y en Siberia y parte del territorio de China, se erige motivo primordial de la geoestrategia global. Esta guerra total está vinculada a la extracción de un tributo económico, a través de una deuda dolarizada a escala planetaria y el continuo reciclaje de dólares a través de mecanismos bancarios financieros y monetarios. Son posibles por la condición de moneda internacional que ostenta el dólar y su dominio sobre el sistema internacional de compensación de pagos, SWIFT.

Frente a ello, han venido surgiendo un conjunto de economías de formaciones socio-estatales, con su propio proyecto alternativo de mundo en el que dejar de ser entidades subordinadas a los intereses de la potencia hegemónica mundial del G7. El conjunto de actuaciones y de proyectos orientados a ese fin serían: la Unión Económica Euroasiática, con India y su zona de influencia; una red como moneda internacional centrada en el yuan que pretende complementarse con una canasta de monedas que cuenta con un banco de infraestructura y desarrollo; un fondo de fomento, un sistema propio de compensación e intercambio; una bolsa internacional de energía, un plan entero gigantesco de infraestructura y desarrollo; y el RCEP, Asociación Económica Estratégica Integral el mayor tratado comercial de la historia.

La ruta de la seda o “Un cinturón, una ruta” cubriría de completarse el 65% de la población mundial, involucraría un tercio del PIB global y movilizaría una cuarta parte de los bienes planetarios. Está muy respaldado por una Rusia resoberanizada después de la debacle de la caída de la Unión Soviética. Y esto constituye un rival de unas dimensiones formidables, tanto como para que el Eje Anglosajón, no puedan enfrentarse a él de manera directa, pero al mismo tiempo no van a dejar de hacerlo. Estados Unidos no va a dejarse relevar sin destruir, sin guerra.

Desde el primer momento su peligrosidad es aún mayor si consideramos que su zona de seguridad y de reserva energética está en Asia occidental, un nudo gordiano entre sus intereses y los del cinturón de conexión mundial china. Lo que el propio Brzezinsky llamó el “Medio Oriente Ampliado” que va desde el Maghreb hasta Pakistán, pasando por el cono de África. Zona clave de enfrentamiento donde se juegan los intereses básicos de unos y otros. Estados Unidos se erige en agente del caos, generando todos los problemas posibles, a quienes unilateralmente ha decidido que son sus enemigos, para que se desorganicen y colapsen de la manera más definitiva y rápida posible. Ha decidido que con destruir o impedir que los demás construyan, tiene suficiente dadas sus fuerzas.

Estados Unidos está en franca decadencia económica, entonces, está jugando a atacar ese proyecto a través de su ataque a Rusia con intermediación de Ucrania, para con una guerra proxy contra Rusia, destruyendo de paso la economía de Europa. La cual había sido hasta ahora su principal aliada y rival geoeconómica, sobre todo desde que el euro empezó a fungir también como moneda de cambio internacional –aunque no al nivel del dólar–, pero empezaba a causarle expectativas de problema. Estados Unidos decidió cortar rápido con esa progresión y proyección del euro.

La prisa con que las élites de estadounidenses están actuando se debe a la burbuja creada tras la insurgencia financiera neoliberal de los años 90 y exacerbada por un aumento desmesurado de la masa monetaria de los últimos 15 años donde han venido inventándose dinero mágico. Se llevan inventados unos 22 billones de dólares. Se tienen que apurar para intentar frenar toda esta bola enorme que se les viene encima. Y como solución ven la aceleración del colapso y la gestión de la catástrofe, piensan salir de esta gran crisis, a expensas de una Eurasia totalmente derrotada, incluimos a Europa y lo que significa la Unión Europea.

No hay nada más que ver como Estados Unidos está exigiendo la sumisión absoluta Europa en todas sus acciones, decisiones y acoso a Rusia. Cortando el vínculo umbilical que los unía, toda la energía y los recursos básicos. Para que la fiesta continúe, las élites del capital y del hegemón estadounidense quieren voltear la mesa, tras canjear su ventaja en el sistema comercial y financiero global por el caos sistémico en el territorio, o en el de sus contrincantes. En la fase de tanatocapitalismo o capitalismo de la muerte (en la que hemos entrado ya desde hace alguna década) va a ser acompañada cada vez más de una suerte de turbo-imperialismo, acelerar la modalidad imperialista total o global, advertida por Lenin.

Esa guerra total tiene muchas dimensiones: la militar directa, la guerra económica con la que se agrede hoy a más de quince países en el mundo, la guerra híbrida con golpes de colores, más el poder blando. Lo que implica una dimensión mediática y cognitiva de la guerra, como algunos solo lo habíamos estudiado para el caso de la de la Segunda Guerra Mundial. Y muy concretas situaciones como Gran Bretaña controló la prensa cuando decidió lanzar su ataque a las Malvinas.

Entonces tenemos todo un reguero de golpe judiciales, una ciber guerra e incluso una guerra espacial estratosférica. Hoy las grandes potencias saben que una buena parte de todo el tinglado del poder, de control de las comunicaciones e incluso de la dimensión mediático-cognitiva depende del control de la estratósfera. Aquí tenemos una censura brutal como no la habíamos conocido desde principios de siglo XX, una propaganda de guerra. Están moldeando las conciencias, la mentira se ha transformado en un arma estratégica.

En ese sentido ¿Por qué esta no es una guerra entre imperios? En función de los puntos a la hora de analizar o quien se ha convertido en una en una potencia imperial, vienen tomados de los que enunció Lenin. Rusia no los cumple y tampoco en el fondo China, a pesar de ciertas apariencias. Algunas cuestiones al respecto: si incluimos al conjunto de la OTAN, en 2021, el total del gasto militar de los treinta países que la integran ascendió a algo más de un billón de dólares y representa un gran incremento sobre otros años. Alrededor del 56% del gasto militar mundial, frente a ello Rusia destinó unos 65 mil millones en defensa, un 3% del gasto mundial. El 3% contra el 56% es una mala situación para ser imperialista.

Además, la falta de empresas en el entramado financiero mundial, Rusia después de la URSS se reprimarizó quedando convertida prácticamente en un país periférico de la ONU. Se llegó a calcular en más de 10 millones las muertes prematuras en aquellos momentos y el rápido deterioro que experimentaron otros indicadores de desarrollo humano como la educación, la esperanza de vida que disminuyó en más de cinco años en un periodo cortísimo de tiempo.

En áreas en las que la URSS había destacado y alcanzado cuotas punteras también se hundió el 40% de la población por debajo de la pobreza. Rusia vuelve a intentar un proceso de capitalismo de estado, para comenzar a hacerse cargo de los sectores productivos y de la distribución del excedente a escala social. Y esto implica un giro estratégico en lo económico, que además está sirviendo de modelo, porque el resto del mundo está pendiente lo que se está jugando contra Rusia y de quien pueda salir más o menos airoso, ya no hablo de victorias de momento, porque esa guerra es una batalla dentro de la guerra total.

Se pueden sentar las bases para que ese mundo multipolar que se está gestando, sea también el inicio de una posible salida del capitalismo. Ya no solo ese capitalismo salvaje, el modelo anglosajón, sino posiblemente incluso hacia otras nuevas vías de desarrollo económico político. Eso está hoy en una forma absolutamente embrionaria. Pero hay ya algunos puntos igual que el embriólogo y el médico especializado saben ver en el embrión, posibles elementos de desarrollo o de enfermedad.

Al mismo tiempo, se está haciendo a través de esa destrucción o socavones continuos en la autopista de la seda, desde Afganistán e Irak, todo el asedio a Irán, Yemen, Siria, Somalia, Libia, Sudan, etcétera. Va acompañada de la autoaniquilación del orden mundial que el hegemón construyó en torno a sí mismo (después de la Segunda Guerra Mundial) con el entramado de instituciones globales. Estados Unidos está demoliendo ese propio orden, negándose a firmar tratados, acuerdos internacionales, siendo el país que menos tiene firmados o ratificados en la ONU y ya no digo dentro del Consejo de Seguridad.

Como el propio sistema capitalista está hablándonos desde el Foro de Davos del 2021 del reseteo del sistema o gran reinicio. En realidad, tiene muy complicado de hacer y no explica muy bien el cómo, pero si advierten que lo van a hacer. Lo que se va a imponer es un nuevo modelo económico basado en otras fuentes de alta tecnología y de energía, pero no es factible sin las bases energéticas fósiles actuales –en un plazo todavía medio–, pero tampoco sin grandes recursos por la fase degenerativa en la que estamos del capitalismo. Hay que remodelar nuevas relaciones sociales en consonancia con ese nuevo modelo de explotación global, que conlleva cada vez medidas de vigilancia control y represión de las poblaciones, que desarticulen su capacidad organizativa para enfrentarlo.

Y ahí es donde la guerra total como guerra militar, se junta también con la guerra social, que está desatando cada vez más el sistema contra sus propias poblaciones, tal como se observa en Estados Unidos. El gran reinicio del capitalismo se empeña en expresarse mediante una vuelta de tuerca a la democracia, al control poblacional, a la precarización de los mercados laborales, al empobrecimiento generalizado, a la militarización, al deterioro ambiental y a la destrucción de lo social. Las mismas élites lo han anunciado como la convergencia de los sistemas económicos, monetarios, tecnológicos, médicos, genómicos, ambientales, militares y de gobierno. El Foro de Davos de este año habla del Global Risk, de los riesgos globales, en donde nos están avisando de que entramos en una fase de riesgo total ellos mismos.

 ¿Cómo ves el rol de los de las potencias emergentes, como las de Asia occidental como Irán Arabia Saudita, y sus acercamientos a China y Rusia?

Si una cosa ha mostrado al mundo la debilidad del imperio de occidente es como no han podido doblegar a Irán y lo inteligente que han actuado. En un mapa vemos como Irán es uno de los países más rodeados de bases militares (norteamericanas) en el mundo, muchas de ellas atención, porque que también lo tiene China, bacteriológicas. Cuando se habla de la mano negra detrás de la pandemia, pensar que Estados Unidos tiene más de 100 bases bacteriológicas en el mundo, como los rusos han descubierto en Ucrania.

Inteligentemente ha jugado para poder saltar o regatear las sanciones continuas que viene arrastrando desde 1979, cuando empezó la revolución iraní. En los últimos años se intensificó (también por su desarrollo nuclear) y ha sabido salirse de ese bloqueo, de esas sanciones, para comerciar, poder generar divisas en su comercio de energía. Se ha insertado en el eje de la estabilidad chino-ruso y ahora está protegido por ese caparazón.

Ha construido unas relaciones que salen de la propia Asia, por ejemplo, con Venezuela y Cuba. Le ha servido para tener a una red de alianzas y también de autoprotección. Y esto es algo que no solo cualquier ser humano sino cualquier complejo político militar debería entender, si uno tiene relaciones más amistosas está más protegido. Eso en que viene tanto tiempo insistiendo Rusia, la seguridad de cada uno es la seguridad de todos y viceversa.

Esta intensificación de las relaciones de Rusia y China con los países del Golfo incide por lo que significa para el dólar en esta guerra total. Las posibilidades de hegemonía de Estados Unidos se resguardan en dos pilares básicos: el dólar y el ejército. Se mantienen mutuamente porque el dólar hace tiempo que no se sostendría si no es por puño militar y viceversa. Estados Unidos no ha parado de dar a la maquinita de hacer dinero de la nada. Todos esos papelitos verdes son irreales o ficticios, nada tienen que ver con el valor ni con la economía productiva. Su zona de seguridad estratégica de aprovisionamiento estratégico es Asia Occidental. Desde principios del siglo XX, el Eje Anglosajón con la familia de la dinastía Saúd crearon ese monstruo de país feudal, Arabia Saudita y los demás. Hasta ahora te doy protección militar y tú me mantienes energéticamente (la menos costosa de extraer).

Arabia Saudí y el conjunto de países del Golfo, y todo otro conjunto de países del sur y del oriente global, están vendiendo sus recursos, a veces los únicos y/o los últimos, a cambio de papelitos de bonos del tesoro de Estados Unidos sin ningún valor. De eso están llenas las bóvedas de las reservas de dinero que tiene Arabia Saudita, los países del Golfo. Hasta cuándo van a aguantar esto, si saben que en cualquier momento se convierte en nada. Si Estados Unidos decide hacer otra moneda y dejar la deuda eliminada a la décima parte o la centésima parte, en cualquier momento también lo puede hacer sin necesidad de que se muestre la ficticidad de ese dinero.

Estoy poniendo de modelo Arabia Saudí por lo que significa esa vinculación, pero se puede aplicar a cualquier otro país del mundo que esté vendiendo sus recursos a cambio de papelitos. Cuando los saudíes dejen de hacer eso, el desmoronamiento o la desconfianza en el dólar se va a acentuar y extender casi de forma planetaria, Estados Unidos eso lo sabe muy bien. Por va estar poniendo todo su empeño en frenar ese proceso en el Golfo Pérsico. De seguir así las cosas, en los medios de comunicación hegemónicos globales, nos empezarán a decir lo crueles bárbaros y salvajes que son los sauditas, etcétera.

China se ha adelantado Arabia Saudita empieza a vender parte de sus recursos a en yuanes y establece un vínculo con Irán de reconocimiento mutuo. Las posibilidades de estabilización de Asia Occidental son centrales en contra de los intereses del eje anglosajón y de la red sionista mundial, Israel. Si pueda seguir adelante supone prácticamente el aislamiento del ente enclavado ahí de forma artificial. Y supondrá además una nueva una nueva construcción estratégica en lo que significa la Ruta de la Seda chino ruso.

La Organización de Cooperación de Shanghái ya ha superado en riqueza al conjunto de los países del occidente colectivo, del G20 también. Las posibilidades de establecer vínculos económicos y políticos entre ellos marcarán, según desarrollen esos acontecimientos, ese nuevo mundo que empieza a surgir desde ahí. Es por eso que Estados Unidos juega el segundo campo de batalla fundamental, una vez más como en la Segunda Guerra Mundial, el primero en el corazón de Europa y el segundo en el frente Asia-Pacífico. Esta vez sustituye el enemigo, Japón por China, pero el escenario se repite. Y todo el conjunto de nuevas alianzas que intenta Estados Unidos allí van orientadas a intentar deslavazar, deshacer todo ese entramado comercial, económico y político en esa región y desde el sureste asiático hacia el occidente.

Te proponemos ampliar ¿Cómo se ve esa disputa, esa guerra total y las diferentes dimensiones en América Latina?

Rusia está cada vez más bloqueada por su vertiente Occidental, cada vez se desplaza más hacia Oriente con el corredor medio, que va a vincularse a toda la Ruta de la Seda china. Respecto de América es un continente isla, ya dicho por Kissinger. Frente a las grandes dimensiones donde se desarrolló el entramado geopolítico mundial, no solo de la gran Eurasia sino de África que son los tres continentes vitalmente comunicados, un bloque de tierra inmenso. La geoestrategia lo indica desde Mackinder hasta aquí.

Estados Unidos debe preservar la intocabilidad de esa isla para sí mismo. Ellos ven como su defensa el continente entero y para eso van a redoblar los esfuerzos, para destrozar los proyectos alternativos posibles. Para seguir manteniendo la sumisión y la subordinación de todo el territorio. Fijaos lo que han hecho con Canadá, cuando era un país que al menos aparentaba tener su propia autonomía y cierta soberanía, lo han dejado reducido a un apéndice colonial suyo, lo mismo que el conjunto de Unión Europea.

Europa está experimentando un proceso, con todos los perdones, pero para que se entienda, un proceso de puertoriquización. Se le está aplicando un anti Plan Marshall para irla destrozando poco a poco, además, con la aquiescencia de las élites dirigentes y de la clase capitalista europea (suicidándose). Solo podría ser entendido a través de la ocupación militar que tiene Estados Unidos en Europa, como la tiene en buena parte del planeta, pero en ese caso gravísimamente.

La potencia norteamericana trata de aniquilar cualquier proyecto alternativo, de los proyectos como fueron el del ALBA, UNASUR, la presión sobre Cuba y Venezuela, sobre Nicaragua, los golpes de estado como el de Perú. Pero hay algo que no logra encontrar las vías de hacerlo, detener la influencia económica china en el continente. No puede realizarlo porque no ofrece nada a cambio. E incluso los gobiernos más alineados con Estados Unidos (por no llamarlos serviles) saben que si quieren tener un mínimo de estabilidad social y política, posibilidades de mantenerse como país, necesitan abrir esas relaciones con China o con otros agentes exteriores.

China ofrece muchas contrapartidas que Estados Unidos no puede igualar, ni siquiera aproximarse. Entonces frente a ellos, sigue utilizando su vieja estrategia o me sigues o palos. Pero donde ya hay alguien que me dice no hace falta que me sigas y toma. empiezan a ser menores sus posibilidades de lograrlo por las vías simplemente político económica. Necesitaría de intervenciones cada vez más directas, policíaco-militares. Pero de nuevo, eso estaría vinculado a su posibilidad de mantener una guerra total en tantos frentes a la vez, y de mantener esos dos pilares el dólar y el ejército. Existe un tercer pilar, el del control de las conciencias y mediático-cognitivo del relato.

Ellos nos cuentan el mundo –la absoluta mayor parte de nuestros media–, ll relato de mundo de Estados Unidos. Y eso es importante, la conformación de las conciencias en la batalla de las ideas, en la cosmovisión de las poblaciones del planeta. Pero eso también se va debilitando en la medida en que contrasta cada vez más con la realidad, que experimenta cada quien, en su propio día a día, en sus condiciones sociales de vida. Se está mirando también esa posibilidad de hegemonía y de ganar la batalla de las ideas.

Estados Unidos va a jugar la carta Monroe con el conjunto del continente americano, para decir esta nuestra isla y aquí es nuestro perímetro de seguridad intocable. Si bien pueden hacerlo militarmente políticamente, cada vez tienen más dificultades para hacerlo económicamente.

¿Por qué se trata de una guerra de entre imperios? y en relación a ello ¿Cómo es el funcionamiento del sistema de China?

Si nos guiamos según las condiciones que había formulado Lenin sobre la connotación de imperialista para una determinada entidad, aunque yo no coincido que tengan que ser necesariamente estas condiciones y solo estas, pero para analizar a partir de algunos puntos que son más conocidos. La concentración de la producción y del capital requiere que se haya desarrollado un nivel tan alto, que ha creado un monopolio. Estos juegan un papel decisivo, no solo en la vida económica interna, sino también en la influencia a escala planetaria. Pregunta obligada a hacerse, donde están los monopolios rusos dominando las vidas del planeta hoy.

El segundo, la fusión del capital bancario con el capital industrial y la creación de ese capital financiero, o la formación de una oligarquía financiera mundial, capaz de controlar gran parte de los recursos y de la economía planetaria. Mientras que los capitalistas más ricos de Rusia están involucrados predominantemente en el sector primario y la industria, no en las finanzas. Solo uno de los 100 principales bancos del mundo es ruso, Sberbank.

El tercer punto –todos están vinculados–, es que la exportación de capital adquiere una importancia excepcional en esa entidad imperial. Las mayores exportaciones de Rusia son materias primas, no es capital. Dónde están los fideicomisos y los monopolios de capital financiero rusos que explotan el trabajo en el mundo y repatrían su riqueza, pero si es al revés. Si hasta antes de la operación especial, la gran mayoría de las divisas rusas que entraban por unos y otros recursos se destinaban al sistema financiero occidental. Sino como Estados Unidos y sus servidores europeos van a poder incautar más de 300.000 millones de dólares a Rusia. Entonces dónde está esa ese juego imperial ahí.

Un cuarto punto, la formación de asociaciones capitalistas monopolistas internacionales que se reparten en el mundo entre sí, y que yo sepa los monopolios rusos no han formado parte eso. Y, por último, Rusia no forma parte tampoco de la del botín de la dominación imperialista y de la guerra. De hecho, su principal delito, a ojos del aparataje mediático, es haber salido de los que luchan contra el ataque imperialista para empezar en Osetia, Chechenia y después en Siria, y a las repúblicas del Donbass para tratar de mantener su propio territorio libre de dominación extranjera imperialista. Es bastante difícil de poder acusar a Rusia de imperialista según esto que venimos diciendo.

El papel de Rusia en la formación de asociaciones capitalistas monopolistas internacionales podría medirse por la posición de las corporaciones del país entre las 2000 internacionales más importantes. De las diez primeras empresas de esa lista, cinco son estadounidenses y cinco chinas. Estados Unidos tiene 560, Canadá tiene 50, Australia 39, India 58, Rusia solo tiene cuatro. Entonces qué quiere decir que Canadá, Australia y la India son imperialistas. Rusia solo tiene cuatro, seis entre las quinientas primeras y 25 entre las 2000 primeras. Si hablamos de su cuota empresarial, en vez de ascender, es una tendencia descendente en el periodo 2008-2013, de 39 a 30 empresas rusas.

Creo estos datos deberían ser suficientes de porque en Rusia no puede tratarse una potencia imperialista. Solamente porque tenga un poderío militar enorme, probablemente el mayor poderío militar defensivo que existe. Pero atención, dónde están las bases militares rusas de expansión y de control de territorios a través del ejército. Dónde está la succión a través del ejército de ejército ruso fundamental de implantación, eso no es mandar cuatro tropas ahí a frenar ataques yihadistas o cuestiones así. Eso es una implantación que necesita de tiempo, de arraigo, de décadas, como es en el caso de Estados Unidos y de expansión de sus de sus tropas por todo el mundo.

Si nos vamos a otro que puede ser más más difícil de calibrar, su versión o no imperialista, podría ser la de China, porque sí tiene gran parte de corporaciones entre las principales empresas del mundo. China, como diría Claudio Katz, es un imperio en formación tan solo en términos potenciales. Gestiona el segundo producto bruto del planeta, es el mayor fabricante de bienes industriales y recibe el mayor volumen de fondos del mundo. Pero esa gravitación económica no tiene correlato semejante en la esfera geopolítica militar que define el estatus imperial.

China ha conseguido zafarse de la subordinación a otra potencia. Durante el transcurso de las décadas desde su revolución, con su expansión económico comercial por el resto del planeta. No dispone de un ejército tampoco expansivo, solo tiene una base fuera de su territorio estrictamente militar (en Djibouti, donde transcurre gran parte del flujo petrolero mundial), luego tiene otras que coordina más de tipo de defensa comercial.

Además, la estrategia para la asociación económica mundial como BRICS, se propone como una plataforma para un escenario multipolar, capaz de respetar particularidades nacionales y soberanías. Nada que ver con lo que ha sido el imperialismo occidental de los últimos cinco siglos. Se basa en elementos de seguridad concertada, de no injerencia en los asuntos de los otros, en un desarrollo global sostenible. Cuando el proyecto de reestructuración energética y sostenibilidad que tiene China lo heredó de lo que ya pergeñó la URSS (en sus últimos tiempos y que no pudo desarrollar precisamente por eso) y un comercio justo sin proscripciones ni sanciones.

Entonces, cuando uno lo compara con Estados Unidos, sigue siendo todavía el único país que puede emprender una ofensiva bélica en varios puntos del mundo a la vez y en cualquier lugar del mundo. No hay ninguna otra formación socio-estatal que emule eso, tanto por la disponibilidad de sus efectivos para actuar como por el poderío de sus armas, la capacidad logística o la geografía militarizada que acompaña a su liderazgo mundial.

China no tiene todavía ese poderío armamentístico que sí detenta Rusia en plan fundamentalmente defensivo. Y China sabe que le queda al menos hasta 2025-2027, para poder tener un equilibrio estratégico defensivo con Estados Unidos en el plano estrictamente militar. El país norteamericano también y por eso está acelerando los tiempos de agresión con el AUKUS y el entramado que está montando en el Pacífico.

Estados Unidos con su geografía militarizada ha hecho del mundo su dominio financiero, monetario, económico, tecnológico y comercial con pleno control de las instituciones de gestión del orden global. Y porque tiene más de 170.000 tropas en todo el planeta desplegadas, en al menos 250 bases e instalaciones militares en todo el planeta. Ningún otro país, ni tiene eso ni puede conseguirlo en el corto, ni en el medio término.

No hay imperio que pueda surgir bajo ese imperio mundial. Más allá de una condición subimperial o subordinada al hegemón, como pueden ser hoy Gran Bretaña o parte de las formaciones estatales europeas en condición de subordinados. No hay lugar para más imperios mientras este imperio exista y esto debería quedar absolutamente claro.

Pero desgraciadamente una buena parte de la izquierda, contaminada de la guerra cognitivo ideológica que viene desatando también la OTAN, al menos desde las últimas tres décadas, está contagiada de ella. Para hablarnos de no poder apoyar ni a unos ni a otros. El ninismo clásico y cada vez más extendido entre nuestras izquierdas, para decir que ni uno ni otros, pues todos son imperialistas. O ninguno es socialista, todos son capitalistas que se están enfrentando entre sí, etcétera.

A ver, la dimensión multipolar del mundo, no nos garantiza nada evidentemente. No se puede hablar de una lucha entre proyectos sociopolíticos económicos alternativos, como fue la de Estados Unidos y la URSS en otro tiempo. Pero sí debías, y esto el último congreso del Partido Comunista Chino lo ha dejado claro, para empezar a construir ese otro mundo alternativo con denominación de socialista. No como tantos sueños de nuestras izquierdas que hablan de mundos posibles y no saben ni de qué se trata, ni cómo llamarlo.

Las formas de capitalismo de estado, de control y planificación de la economía, y de redistribución social del excedente van acentuándose. Y eso da la posibilidad de esa construcción colectiva cada vez más para el sur y el Oriente globales. Si bien la multipolaridad no es garantía de nada, sin embargo, es un sine qua non para poder llegar a algo alternativo al mundo de barbarie, de destrucción que el Eje Anglosajón y la red sionista mundial nos tienen deparados.

Vos planteabas que había como otras vías alternativas que se enfrentaban al capitalismo occidental salvaje y que eran embrionarias ¿Podrías desarrollar algunas claves o pistas de las que decías que se empiezan a ver algunas?

Vienen por la intervención estatal, en Rusia, en Irán, en los países agredidos. Más allá de planteamientos ideológicos, se han visto forzado y se han tenido que percatar, de que solo les queda esa vía para hacerlo. El control, la planificación de la economía para Rusia es vital, porque está jugando una guerra a vida o muerte. Así como para la OTAN es una guerra en la que si no sale victoriosa de esta batalla (de la guerra total) va a quedar bastante debilitada, pero no se lo juega todo. Estados Unidos seguirá manteniendo su isla. Sin embargo, para Rusia si pierde esta batalla será destruida, arrasada en términos económicos, financieros, incluso militares.

Hasta ahora Estados Unidos se la jugaba con potencias menores, pero está atacando a una potencia nuclear. Puede ser la principal en términos defensivos y miembro del Consejo de Seguridad de la ONU. Con lo cual está atravesando todas las líneas rojas que este orden mundial se había trazado a sí mismo, o los propios Estados Unidos. Rusia está empezando a controlar la producción, dónde, cómo y cuándo se invierte, para producir recursos básicos alimenticios. Las exportaciones cómo y adónde van dirigidas y a cambio de qué.

Con todo esto que ha pasado, la propia locura del robo continuo que vienen haciendo a los recursos monetarios de los países agredidos, en que han depositado la confianza en el juego internacional bancario financiero internacional. El resto del mundo se da cuenta y ve que ya no es fiable el occidente colectivo, para depositar el dinero. Porque en cualquier momento nos lo roban, todo esto que antes tenía su vinculación más o menos privada, va cada vez más hacia lo estatal.

Lo mismo que Rusia, lo viene haciendo China solo que con una economía planificada y un Partido Comunista al frente de la economía. Pero lo está haciendo también Irán, cada vez países de la Cooperación de Shanghái forzados a eso a través de agresiones, hasta la propia Bielorrusia. En el caso de nuestra América, Venezuela, el papel histórico de Cuba, Nicaragua se ha tenido que reorientar después de la derrota del frente sandinista hacia un capitalismo de estado, cada vez más nítidamente. Puede ser aplicado a Bolivia también, y ya veremos si a otras opciones, porque en Colombia nos jugamos mucho.

Estas son las claves por las que el que está a cargo de la vinculación euroasiática y todo el proyecto del corredor medio euroasiático de Rusia, el economista Sergei Glazyev viene diciendo junto a otros analistas tanto indios como el analista brasileño Pepe Escobar. Esto abre las puertas para entrar a economías de estado en el sur global. Y para de una u otra manera, reencontrarse con el proyecto socialista, en el sur y en el Oriente globales. Tal como empezó a construir la internacional comunista, como intentando al menos como en la forma de capitalismo de estado y de soberanía el proceso de Bandung, y como trabajó durante tanto tiempo la Tricontinental, que se reunía en la Habana durante aquellos años centrales del siglo XX.

Entonces, esto puede reencontrar proyectos de ese calibre, en hipótesis y en posibilidades. En este momento el Eje Anglosajón y alterimperialistas europeos, lo están potenciando cada vez más a través de sus agresiones. Están empujando al mundo a encontrar esas vías de solución.

Una pregunta sería si perjudica a Estados Unidos el degradar a Europa y que nos comentes las condiciones de ese continente, en relación a la situación en África, la Ruta de la Seda y los yihadistas.

Cuando uno mira las Rutas de la Seda por dónde transcurren en África, ve dónde están yendo las intervenciones yihadistas o paramilitares en África. Y cómo la OTAN está abriendo un frente sur en la batalla de Ucrania, en el norte de África. Existe un realineamiento en torno al papel de Marruecos como base militar de Estados Unidos y la OTAN en África, y el agravamiento de las tensiones en unos y otros países. Esto está haciendo reaccionar a bastantes de esos países para empezar a expulsar a los ejércitos europeos de sus territorios, como el francés y el alemán, en el caso de Mali y Burkina Faso y otros.

Ahí se juega una parte de esa geoestrategia frente sur de la OTAN. Donde España queda en primera línea de fuego, somos el único país europeo-africano. Eso es importantísimo para entender el giro despiadado que ha dado nuestro presidente para apoyar a Marruecos en el caso del Sáhara, vendiendo al pueblo saharaui.

El suicidio de Europa se puede entender solamente porque uno dice: los políticos profesionales son solo intermediarios para hacer su papel ahí y se sacan sus prebendas de todo esto. Pero qué pasa con las clases capitalistas europeas, como la alemana, que hasta ahora mantenía el control del conjunto de la Unión Europea. Por qué decide suicidarse, cortarse sus flujos de energía barata, para poder mantener su proceso de industrialización y superávit comercial. Y qué pasa con la fuerza de trabajo y las mercancías baratas que nos venían de China. Sí, Estados Unidos está también cortocircuitando esto.

Las sanciones boomerang que cada vez que se hacen a Rusia, van en detrimento de todos los intereses europeos. La ruina del campo, el suministro energético se ha disparado, ahora cuesta mucho más comprárselo a través de terceros a la propia Rusia o a Estados Unidos, que lo vende muchísimo más caro y es ecológicamente más destructivo. Esto está vinculado a dos cuestiones, una que la Unión Europea está unida a esa burbuja financiero especulativa y al Gran Reinicio.

La segunda condición es que Europa, pseudo continente pegado a Asia, está ocupada militarmente por una potencia extranjera. Y sobre todo Alemania detenta la mayor base extranjera militar del mundo por Estados Unidos, con decenas de miles de tropas y de bases militares y armas nucleares en su territorio. Como también las posee Italia, Holanda y como en España circulan por la base de Rota en la entrada al Mediterráneo, las tenemos y no, en cualquier momento.

Europa tiene que obedecer y se está convirtiendo cada vez más en una colonia hoy, realmente en términos geoestratégicos. Más allá de la isla del continente americano, el auténtico patio trasero de Estados Unidos en estos momentos es Europa. Están dispuestos a seguir en ese proceso con la aprobación y apoyo de la mayor parte de las izquierdas integradas en orden del sistema, que la propia OTAN llama izquierdas compatibles con el sistema. Sin ningún problema en secundar, hemos visto como han aplaudido a nazis y en los parlamentos europeos y cómo no solo no se han opuesto buena parte de ellas al envío de armas a la guerra, sino que también lo han exigido.

Ya no hablo de los verdes alemanes o de la propia izquierda escandinava en general de los países escandinavos pidiendo a gritos o entrar en la OTAN, o que se rearme cada vez más. Estamos en un momento de gran orfandad política, estratégica, de posibilidades, de oponernos a todo esto y por eso es importantísima la batalla de las ideas. Aquí vivimos desgraciadamente en un momento de fortísima censura y de control del pensamiento, como no lo habíamos experimentado desde hace mucho tiempo.


Entrevistado

*Andrés Piqueras es profesor titular de Sociología en la Universitat Jaume I de Castelló. Autor y director de numerosos estudios sobre migraciones, mundializacion, identidades, movimientos sociales y agencialidad política; ha desmenuzado tambien la dialéctica Trabajo/Capital a lo largo del capitalismo histórico. Entre sus libros más destacados cabe citar Capital, migraciones e identidades (2007) y la obra colectiva del Observatorio Internacional de la Crisis (OIC), del que es miembro, El colapso de la globalización (2011). Recientemente ha publicado un libro de gran importancia, La opción reformista: entre el despotismo y la revolución, antecesor del que aquí se presenta. Tambien es Premio Nacional de Investigacion ¬´Marqués de Lozoya¬ª 1994, del Ministerio de Cultura, por su investigación sobre la identidad valenciana.

Entrevistador

*Martín Martinelli es docente de la Universidad Nacional de Luján. Co-coordinador del Grupo Especial Revista Al-Zeytun “Palestina y América Latina” e integrante del Grupo de Trabajo Medio Oriente y norte de África del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).


 

 

China y Estados Unidos, consideraciones acerca del imperialismo

Martín Martinelli.

Ilustración: «Crisis del orden liberal» Sr. García.

30 de noviembre 2022.

Imperialismo es un concepto más aplicable al país que impulsa sanciones unilaterales, posee siete comandos geográficos, numerosas bases militares, unas cien intervenciones militares en los últimos 30 años, un belicismo estructural como mayor exportador y presupuesto militar, bases rodeando a los principales competidores hegemónicos y bloqueando los principales hasta hace poco competidores capitalistas, y la sumisión de los principales derrotados en la IIGM Japón y Alemania, que luego resurgieron como potencias capitalistas.


Algunos consideran imperialismo el usar el poder y la fuerza, incluida la invasión y la fuerza militar, para obtener recursos económicos. Además, una condición central es ser un país capitalista, pero no la única. Debemos establecer una serie de salvedades en el carácter actual del neoimperialismo, ya que usar el concepto indefinidamente no nos esclarece el escenario actual.

Imperialismo difiere de imperio, y, por lo tanto, no podemos adjudicarlo a un país expansivo o que disputa sus fronteras, ya que existen más conflictos fronterizos que países imperialistas, como lo fueron Brasil o México en su conformación hace dos siglos. En ese caso, si puede denominarse como imperio y así se autodenominaron, más discutible es llamarlo imperialismo, dado que, entre otros aspectos, no lo hicieron fuera de su región, y no tiene una lógica de dominio mundial.

Debemos diferenciar entre ser una potencia nuclear o a nivel del ejército, o una potencia económica capitalista o con rasgos capitalistas, pero sin un restablecimiento completo del capitalismo como China, de ser un país imperialista. Otro es el caso de Francia y Reino Unido que actúan como alterimperialistas, ya sea por tener resabios de esa política fuera de sus fronteras, o por constituir un imperialismo diferente al estadounidense pero bajo su paraguas. Esto se corrobora en la presencia de sus ejércitos en África, pero también en las colonias que permanecen en varias partes del mundo y la influencia que ejercen desde allí. La potencia americana ejerce un rol dirigencial de los países (alter)imperialistas del G7 y obtienen la manutención de la alianza militar.

Se alían con Estados Unidos en la OTAN, más allá de algunas discrepancias con el primero. Y se incorporan a la estructura imperialista dominada por el país americano. A la OTAN se le suman otros organismos que intentan ejercer un efecto pinza sobre China y Rusia, aunque no signifique que lo consigan. El AUKUS es decir Australia, Reino Unido y la potencia hegemónica y el QUAD, el cuadrilátero donde se añaden Japón, Corea del Sur y el mismo mentor del anterior son ejemplos de ello. Están más dispersos pero aunados en la doctrina del hegemón, o sea, buscar frenar los insoslayables ascensos del sudeste asiático en lo económico, así como el cambio y transición geopolítica que viene aconteciendo.

Estados Unidos conserva una particularidad geográfica insular, que lo resguardó de las conflagraciones mundiales ocurridas en Europa, que, si afectaron sobre todo en la Segunda Guerra, tanto a la URSS como a China en 26 y 20 millones de víctimas respectivamente, cifras siderales. La subsiguiente etapa a nivel bélico, llamada “Fría” se suscitó en muchos otros sitios, por lo tanto, esa potencia estadounidense participa en los conflictos lejos de su territorio. Ello también explica su actuación expansiva en búsqueda de la hegemonía, como su influjo declarado hacia el Mar de China para perseguir El Collar de Perlas, la estrategia de mayor injerencia sobre los puertos y estrechos desde el Índico hasta el Pacífico, el Canal de Suez y los Estrechos como Malaca y Ormuz.

La política exterior de EE.UU. hacia el Medio Oriente ampliado ha sido de un uso de la fuerza, de colaboración con minorías, mientras buscó alianzas que en varios casos desmanteló luego con otros países. Tal es así que, cuando el país no accede a los medios de consentimiento, se aplica la fuerza o se lo rodea de bases militares. Se pueden advertir en los mapas poco difundidos donde se ven las bases en toda Europa, llegando hasta los límites de Rusia, rodeando a Irán y acercándose a China.

La tríada Estados Unidos, Europa occidental sobre todo Francia Gran Bretaña y Alemania, más Italia, además de Japón entraron en un declive observable, por ejemplo, la producción de cemento y de acero. En cierto sentido, China reemplazó ese rol, pero no se comporta igual respecto de su política exterior.

Imperialismo es un concepto más aplicable al país que impulsa sanciones unilaterales, posee siete comandos geográficos, numerosas bases militares, unas cien intervenciones militares en los últimos 30 años, un belicismo estructural como mayor exportador y presupuesto militar, bases rodeando a los principales competidores hegemónicos y bloqueando los principales hasta hace poco competidores capitalistas, y la sumisión de los principales derrotados en la IIGM Japón y Alemania, que luego resurgieron como potencias capitalistas.

El máximo inversor armamentístico está ligado con Corea del Sur, Australia, Japón, Reino Unido e Israel, Italia y Alemania en otros niveles y Francia en menor medida (este con Reino Unido continúa con métodos neocolonialistas y neoimperalistas en África). Promueve en su complejo militar-industrial una inversión que se dispara aún más al considerar su población, cercana al 5% de la mundial. Además, dadas las discusiones actuales sobre el poderío y uso del armamento nuclear, es el único país que arrojó dos bombas atómicas sobre población civil, Hiroshima y Nagasaki en Japón 1945.

Sin ningún tipo de oposición real en su propio continente ya que venció a México hace casi 2 siglos y Canadá es un aliado, y ni Brasil, Argentina o Colombia, (donde está su mayor base de control a Sudamérica y vecina de la mayor reserva petrolífera del mundo comprobada en Venezuela) los más poblados, son considerados enemigos. Esto lo diferencia del formato que pudiese emplear Rusia o China en la actualidad, Reino Unido, Francia, Japón y Alemania como precedentes y hasta imperialismos coetáneos. Por esto es que, si bien posee una postura bélica Rusia, que es regional hasta ahora, excepto en el caso sirio que también es cercano territorialmente, no sería lo correcto hablar de imperialismo.

Existe un imperialismo colectivo que domina EE.UU., al cual se acopla la OTAN, principalmente las potencias europeas y se suman las más recientes AUKUS y el QUAD. Eso se complementa con una división geoestratégica del mundo para expandir su influencia y control. Consiste en las siete flotas y los comandos de Estados Unidos: Norte –Norteamérica–, Sur de Estados Unidos –Sudamérica–, Central –Medio Oriente ampliado–, Mando Europeo, del Pacífico –área Indo-Pacífico, Mando África, y otros cuatro funcionales: Estratégico, de Operaciones Especiales, de Transporte y Cibernético.

En una gran parte de los medios hegemónicos de los países latinoamericanos repiten el libreto de que la globalización entrelaza a la economía de los países, emitido desde la anglósfera. Sin embargo, desde el 2001 a esta parte, la coalición liderada por la potencia estadounidense ha generado consecuencias catastróficas: más de 900 mil muertos, 37 millones de refugiados, un gasto frenético de 8 billones de dólares, en lo que acarreó el eufemismo de la “guerra contra el terrorismo”. Se trató en realidad de una guerra contra una serie de países específicos, tratando de incorporar el apoyo de más países, como en el discurso de Bush donde manifestó “O están con nosotros, o están contra nosotros”.

En cambio, la Organización de Cooperación de Shanghái es otro tipo de asociación, surgida en otra coyuntura, el 2001, distinta a la de posguerra y el poder superlativo estadounidense del período. Sus países comparten fronteras, se hallan en una situación de contigüidad territorial, no conectados a través de un Océano, y podrían establecerse varios parámetros que denotan su carácter defensivo. Un cambio de paradigma en las relaciones entre Estados Unidos se produjo a partir de la crisis financiera de 2008.

Rusia, China e India, más Irán son ejes euroasiáticos. El caso exponencial chino de ascenso económico que trae aparejado una disputa con Estados Unidos en el terreno comercial, de mercados, en lo tecnológico y de influencia planetaria. Esto conlleva el despliegue de sus empresas constructoras para enarbolar una infraestructura que permita consumir las materias primas y exportar productos manufacturados.

Su crecimiento industrial y económico no comporta un liderazgo mundial de imperialismo, porque también transfiere valor excedente al bloque imperialista y difiere en el uso de la fuerza, la coerción o la influencia en las embajadas para colocar gobiernos afines a sus políticas. Es decir, se diferencia en la manera de difundir la dimensión mediática o el poder blando, y en como uno trama los Golpes de colores y en la dimensión económica con el eufemismo de sanciones a quienes no cumplen sus prerrogativas.

Los herederos del imperio persa, del centro de la exUnión Soviética y del Reino del Medio constituyen actores clave, y se agregan Turquía y Pakistán a los organismos creados, con lo que eso implica a nivel simbólico. Y en la visión del nuevo orden multipolar, Arabia Saudita evidencia cambios como en las tratativas de la Organización Para la Exportación de Petróleo (OPEP + Rusia) o sea el control sobre uno de los productos más relevantes por su influencia en los precios de las demás mercancías, y por estar involucrado en la mayoría de las disputas y guerras de los últimos cien años

En China es incompleta la restauración capitalista, aunque la competencia por ganancias surgidas de la explotación marque su sociedad, esa clase no domina el aparato estatal. Respecto de su posición mundial, se la postula como imperio, pero esto es equivocado en asemejar la expansión productiva con su accionar geopolítico.

Es una potencia hegemónica e influyente, de expansión y exportación de capitales, inversiones masivas en los demás continentes y en áreas de su influencia regional, distante de ser un país semiperiférico. Sin embargo, el carácter imperial se determina por las acciones de dominación que verificamos, más que por características económicas.


*Martín Martinelli es docente de la Universidad Nacional de Luján. Co-coordinador del Grupo Especial Revista Al-Zeytun “Palestina y América Latina” e integrante del Grupo de Trabajo Medio Oriente y norte de África del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

 https://observatoriodetrabajadores.wordpress.com/2022/12/05/china-y-estados-unidos-consideraciones-acerca-del-imperialismo-martin-martinelli/

A guerra entre Ocidente e Oriente

Imagem: Aksonsat Uanthoeng

Por MANOLO MONEREO y MARTÍN MARTINELLI

As placas tectónicas da geopolítica estão se movendo por todo o mundo

Este é um momento histórico crucial em que devemos começar a discutir não apenas a guerra em si, mas as mudanças que estão ocorrendo na economia mundial após o início da guerra na Ucrânia. Sob o título geral de Eurásia, é muito importante ver porque certamente estamos vivendo a maior reorganização espaço-temporal da Eurásia desde Genghis Khan, nem mais nem menos. Isso vai obrigar-nos a considerar coisas de alto nível.

Gostaria de começar com uma frase, com uma citação, de Halford MacKinder: “Quando nossos estadistas estão conversando com o inimigo derrotado, algum querubim alado deve sussurrar para ele de vez em quando o seguinte: aquele que domina a Europa Oriental controla o coração continental, aquele que domina o coração continental controla a Ilha Mundial, quem domina a Ilha Mundial controla o mundo”. Esta é uma citação antiga que tem muito a ver com os problemas que estamos a viver no mundo atual, em específico na Europa. Trata-se da relação concreta entre a Europa, a península europeia da Eurásia e a Eurásia, e a sua relação, que no final é a relação entre a Alemanha e a Rússia.

Este é precisamente o grande problema estratégico do mundo anglo-saxônico herdado pela Grã-Bretanha e pelos Estados Unidos, que era impedir – a todo o custo – uma aliança entre a Rússia e a Alemanha. Esse é um dos velhos problemas da geopolítica não resolvidos: o debate entre as potências talassocráticas e as potências telurocráticas e vê-lo de uma forma um pouco além do mítico e entrando no que podemos chamar de correlações de força e geopolítica como uma luta pelo poder do ponto de vista geográfico. É isso o que está em causa.

Estamos realmente diante de uma terceira guerra mundial? Esta é a posição que Emmanuel Todd tem defendido com muita força. Não creio que estejamos perante o início da Terceira Guerra Mundial. Agora, o que eu acredito é que as possibilidades que se abrem para isso estão crescendo exponencialmente. Estamos cada vez mais próximos, por uma razão muito fácil de entender, que é esta: para a Rússia a questão da Ucrânia, esta guerra, é existencial, a sua vida futura está nela, não só como Estado, mas como cultura e civilização. Para os Estados Unidos não é assim, não é existencial, mas é decisivo para manter sua hegemonia. A guerra na Ucrânia, a guerra da OTAN contra a Rússia e a guerra, afinal, entre Ocidente e Oriente, é muito importante. Porque se os Estados Unidos perderem, seria a confirmação definitiva de sua perda de hegemonia mundial.

Como disse o Secretário-Geral da OTAN, há pouco tempo, a chave é que o maior risco que corremos é que a Rússia ganhe; eis que os outros riscos são secundários. Nessa perspectiva, estamos vivendo no fio da navalha. Trata-se de uma situação que pode levar algumas pessoas a pensar que estamos muito perto da terceira guerra mundial. Agora, estamos em conflito e a guerra na Ucrânia já dura mais de um ano. E as coisas têm mudado muito rapidamente.

A primeira coisa a notar é que as medidas de emergência econômica contra a Rússia implementadas pela OTAN e pelo Ocidente falharam. Não é que não tenham surtido efeito, mas sim que tenham falhado no seu elemento fundamental. Penso que se trata de um fato extremamente significativo. Ou seja, pela primeira vez uma estratégia bem pensada da hegemonia, dos Estados Unidos, para acabar com a Rússia e prostrá-la praticamente diante da derrota está fracassando.

A segunda questão intimamente ligada a isso é que o processo de desdolarização avançou muito. Ou seja, impõe-se cada vez mais medidas contra a Rússia ou contra a China, contra as suas moedas, as suas taxas de câmbio e a livre circulação de capitais e mercadorias. Isso está significando um processo de crise da hegemonia do dólar que tem grande importância para os Estados Unidos. A hegemonia do dólar e sua expansão militar são a mesma coisa, uma financia a outra. O enorme poder militar dos Estados Unidos baseia-se no poder econômico do dólar e, sem ele, o seu enorme poder militar não é possível.

A terceira questão é muito séria, é que estamos diante da centralidade da China. Agora parece que Pequim surge com uma Meca. Você não é importante se não entrevistar Xi Xinping e todo mundo vai lá para ver o que ele quer e como ele quer.

Há uma quarta questão relacionada com a Eurásia que é o acordo entre a Arábia Saudita e o Irã, algo que tem uma enorme dimensão geopolítica. Por quê? Porque a ilha do mundo tem muito a ver com uma Eurásia alargada; este é um dos três parafusos que se está a reconstruir. China, Rússia e Irã estão reorganizando a Eurásia e chegando a novas relações com ninguém menos que a Arábia Saudita. E o mundo inteiro tem a ver com o Oriente Médio, que é um dos núcleos fundamentais do poder econômico e militar dos Estados Unidos.

Há também um elemento novo que tem a ver com as coisas que Lula está começando a fazer ou que Alberto Fernández fez na Argentina – e, note-se, não há dois sem três. Quando aparece essa polarização entre Estados Unidos, China, Rússia e Otan, rapidamente surge uma terceira via. Esse caminho pertence a quem o deseja, mas não pode segui-lo. Eles percebem a janela de oportunidade que isso representa para os países latino-americanos, africanos, asiáticos, porque essa polarização lhes dá maior capacidade de manobra, maior autonomia. Para quê? Deixar de lado a interferência, a presença constante e sistemática dos Estados Unidos, das instituições econômicas e políticas internacionais em sua fronteira.

Há um novo ar nas relações internacionais, onde todos percebem que a multipolaridade está a emergir e isso significa maior autonomia e possibilidade de defesa dos interesses estratégicos de cada um dos países e, em última análise, maior soberania. Claro, a peça-chave é a Índia, que já este ano certamente será o maior país demograficamente do mundo. Ela desempenhará um papel decisivo nesta mudança; mas também a Indonésia, o maior país muçulmano do mundo; ademais, também, de certa forma, o Paquistão, assim como de uma forma ou de outra a Malásia. Ou seja, o mundo do Oriente emerge com grande força. Os países dentro deles estão mudando, os atores estão mudando e a correlação interna também está mudando.

Nisso vale a pena discutir dois países, China e Rússia. A Rússia está saindo de um “capitalismo” mais ou menos de oligarcas, como se diz no Ocidente – como se nossos capitalistas monopolistas não fossem oligarcas, mas homens santos e empresários elegantes. Uma das muitas coisas positivas que este conflito tem para a Rússia é que os oligarcas estão saindo do caminho e não é só isso, pois algo está sendo construído. Ou seja, está nascendo um novo tipo de país, no que podemos chamar de capitalismo de Estado ampliado e desenvolvido.

A Rússia está se desenvolvendo industrialmente enormemente nesses anos. Está se tornando uma grande potência produtiva, produz coisas, enquanto o Ocidente produz papelada. E isso é relevante na relação interna das forças na Rússia, nas suas capacidades operacionais e na demonstração de que, no final, as sanções não estão a significar para elas o custo que os Estados Unidos e a OTAN vinham programando.

O outro polo, obviamente, é a China, com a sua nova centralidade também no interior. De uma economia que se reinsere novamente e, paradoxalmente, que defende uma globalização que tem lhe sido benéfica. Contra os Estados Unidos, que estão rompendo com a própria globalização que criaram como o grande projeto do novo século americano (PNAC). Muitas coisas decisivas estão acontecendo, entre elas, uma transição muito complicada para um mundo multipolar, que está apenas começando, mas já está ocorrendo rapidamente. Se virmos o que Lula está defendendo para a Europa e a recente entrevista entre Volodymyr Zelensky e a China, percebemos que a China tenta cumprir um papel de pacificador e líder de um novo tipo de relação internacional não marcada como Império, como foi o caso dos Estados Unidos.

Agora vem a questão: Como as mudanças na relação entre a China e a Rússia, a sua aliança, assim como a criação, em 2001, da Organização de Cooperação de Xangai (OCX), modificam a geopolítica do mundo.

Neste momento, 19 países querem aderir aos BRICS. Vão acabar se tornando um polo econômico-político de grandes dimensões. Na minha opinião, isso é de enorme importância, a que chamei a nova centralidade da China como potência pacificadora que traz segurança e estabilidade às relações internacionais. Ao mesmo tempo em que os Estados Unidos aparecem como uma espécie de valentão de bairro, como uma força que continuamente causa guerras, derrota, gera monstros, os quais não é capaz de controlar.

Ora, esse processo, de certa forma, está se acelerando; trata-se para os Estados Unidos de lutar por algo fundamental que é não perder a hegemonia no mundo. É muito importante ter este fato em conta, porque as relações internas e externas naquele país são muito claras neste momento – sempre foram.  Vivem uma guerra civil latente, um conflito interno extremamente grave, que foi visto ao longo do mandato de Donald Trump e que se tornou muito mais evidente com o mandato de Joe Biden. E, por outro lado, nos Estados Unidos a elite dominante vive a situação com grande drama. É o que podemos chamar de enorme poder do tempo.

Os Estados Unidos têm um problema muito sério, sabem que chegou a sua hora, que a sua hegemonia no mundo está a terminar. Teria várias possibilidades, para negociar esse fim, para chegar a um novo acordo internacional. Mas o que ele vai fazer neste momento é evitar que sua hegemonia entre em declínio e para isso ele vai usar todo o poder que tem (e até mesmo o poder que não tem) nessa batalha política central. Foi por isso que falei há pouco sobre a possibilidade de uma terceira guerra mundial, porque a potência americana considera que, se de uma forma ou de outra a aliança China, Irã e Rússia for reforçada, se desenvolver e se chegar a um cessar-fogo na Ucrânia.

Se isso significar, pura e simplesmente, que uma parte do que é hoje a Ucrânia se torne parte da Rússia, representa não apenas uma tragédia mais ou menos forte para a elite ucraniana, mas é uma espécie de elemento decisivo, para dizer ao mundo inteiro que os Estados Unidos não são mais o que eram. Ele agora se torna mais um, em um mundo que muda rapidamente. Essa possibilidade vai afetá-lo, mas também coloca todos nós em perigo; trata-se de uma potência em declínio que não quer deixar de ser uma e de ter os privilégios que teve graças a esse enorme poder que acumulou durante décadas. É isso que está por detrás destes problemas anteriormente referidos e que têm a ver com o novo quadro de aliança geopolítica internacional.

Se olharmos com um olhar histórico para como eles podem se sentar para discutir o fim da guerra no Iêmen entre Irã e Arábia Saudita… Isso é uma coisa incrível. Ou seja, o conflito interno que Israel já vive tem muito a ver com tudo isso. Com a forma como os países do Golfo durante anos mantiveram o poder dos EUA na área, e foram capazes de reciclar dólares e transformá-los em petrodólares para financiar o enorme déficit comercial dos EUA. Esses países hoje chegam a um acordo e, acima de tudo, o que para mim é decisivo, eles concordam com um tipo de troca em uma moeda e em um bloco econômico que não depende mais dos Estados Unidos, de suas instituições e de sua emissão de papel-moeda.

Estamos em um mundo que muda rapidamente; ora, isso está ocorrendo em seus pontos nodais. Então, se se olha para o que está acontecendo na Ucrânia, com o nascimento do Órgão de Cooperação de Xangai, com o novo impulso para os Brics, a presença de Dilma Rousseff em seu Banco de Desenvolvimento, a presença econômica ativa da Rússia e da China na África, tudo isso está dando um sinal de que as coisas estão mudando muito rapidamente. E para as elites dominantes africanas, latino-americanas, asiáticas que ainda não têm poder suficiente para enfrentar os Estados Unidos, o que elas fazem é aproveitar essa disputa, essa contradição entre Rússia e China, de um lado, e os Estados Unidos, de outro, para se posicionar e tentar tirar proveito e se beneficiar de um mundo que está mudando definitivamente sua base.

Dentro desses cenários de alguma pressão, Ucrânia-Europa, Taiwan-China, Mar de Sahel-África, propostos pelos Estados Unidos e pelo imperialismo coletivo do Ocidente, nessa disputa, como comparar a dinâmica da China em relação à dos Estados Unidos na questão entre a Ásia Ocidental (paz entre Irã e Arábia Saudita) e a África?

Quando trato desse assunto, aponto sempre que três linhas de frente haviam sido construídas. Três cenários muito complexos, quatro talvez. A primeira linha de frente na Europa e na Ucrânia, em segundo lugar, o Mar do Sul da China com Taiwan e a terceira para mim é a defesa avançada do Ocidente e da Europa na África, que passa a ser novamente um espaço de disputa entre as grandes potências. Sempre foi de uma forma ou de outra, mas agora volta com muita força.

Há um quarto cenário, a mídia cognitiva. É o que podemos chamar de imenso controle da mídia, manipulação e construção do imaginário social que os Estados Unidos e o Ocidente colocaram em movimento nesse processo que não é apenas contra a Rússia, mas também claramente contra a China. Está se tornando um discurso disciplinar onde vozes críticas são marginalizadas, aquelas que discordam da narrativa que os Estados Unidos e o Império Coletivo do Ocidente estão impondo.

Os Estados Unidos têm uma clara superioridade (que é sempre bom levar em conta) no campo político-militar. Nenhum país do mundo pode competir militarmente. Suas 800 bases militares, sua presença em todos os mares, seus enormes porta-aviões, sua capacidade de mobilizar uma força expedicionária de 200.000 ou 300.000 soldados em qualquer lugar do mundo, tudo isso só pode ser feito pelos Estados Unidos. Tem, por enquanto, força para criar cenários de conflito. Os Estados Unidos voltam e quando voltam, como disse Joe Biden, é para pressionar os países que estão questionando o que chamam de valores do Ocidente e a hegemonia da ordem internacional e suas regras, é o que eles vêm impondo.

Isso leva ao estabelecimento de três grandes cenários criados pelos Estados Unidos que tenta governá-los. Por exemplo, chamo de termostato o que rege o conflito entre os Estados Unidos e a China. Quando interessa ao poder americano, ele vai pressionar esse termostato para que o conflito ocorra, mas quando não estiver interessado, vai moderá-lo. Mas já começa a trabalhar nessa perspectiva de criar um bloco alternativo à China a partir do conjunto de bases militares que tem em toda a área que a China praticamente encurrala e assedia permanentemente e que está montando. E recentemente de uma forma muito forte nas Filipinas e especialmente na Coreia do Sul, onde pela primeira vez há submarinos nucleares que estão atuando ativa e permanentemente nessa área.

Taiwan também não é algo pequeno. Sabe-se que os Estados Unidos já têm várias centenas de conselheiros militares nessa área e que também estão sistematicamente e mais firmemente rearmando-a, quebrando todos os acordos internacionais que reconhecem que Taiwan faz parte da China. Então, nessa perspectiva, os conflitos estão todos abertos e o país norte-americano os governa de acordo com sua própria capacidade de gerenciá-los. O que a China aprendeu e está aprendendo, é o que no Peru é chamado de “pisar no pau”. Há um ditado: “o que ele quer é que eu pise no pau”; ora, o que os Estados Unidos querem é que a China pise no pau de Taiwan.  Depois da experiência da Ucrânia, se o fizerem, será porque sabem que vão ganhar e que vão agir de forma decisiva para mudar a situação.

O que a China está fazendo agora é o retorno como uma grande potência pacificadora e capaz de consertar os erros, os conflitos de uma potência em declínio, que cria desordem e crise permanentemente e põe em risco a paz mundial. Está a pôr em marcha, sob a sua orientação, uma nova ordem econômica e política internacional.

Isso é cada vez mais bem visto pelos países asiáticos, africanos e latino-americanos que veem nessa nova ordem uma possibilidade de construir um mundo onde o imperialismo coletivo do Ocidente não se imponha permanentemente. E assim permitir aos povos um novo Bandung e uma nova orientação socioeconômica, que, de uma forma ou de outra, ponha fim à miséria, à pobreza e ao desenvolvimento econômico sustentável e, acima de tudo, lhes permita superar uma situação neocolonial que pesa decisivamente sobre as condições de vida das populações do chamado Sul Global.

A China está tentando construir a infraestrutura da Nova Rota da Seda da China, enquanto, ao mesmo tempo, os EUA estão tentando miná-la? Também levando em conta outro foco de conflito que às vezes vem de décadas, como a Ásia Central e o espaço pós-soviético, onde os Estados Unidos tentam exercer coerção. Olhando para toda essa interconexão euroasiática e as bases militares em torno da China, Irã e Rússia, como é esse papel contraditório entre Estados Unidos, China e Rússia?

Esse é um conflito que eu diria existencial. Para os Estados Unidos, a Rússia não é um conflito existencial. Mas a China sim; para os norte-americanos o desenvolvimento e crescimento do gigante asiático é incompatível com o futuro da hegemonia norte-americana e, portanto, vão combatê-lo sistematicamente. Ele devolve o que as pessoas interessadas em geopolítica sempre estudaram, que é a centralidade da Eurásia. Sem isso, não se consegue entender o que está acontecendo, que é uma reorganização espaço-temporal da Eurásia em torno de uma aliança estratégica entre Irã, Rússia e China.

Essa aliança vai ser enorme porque vai ser não só uma série de mecanismos de infraestrutura tecnológica de alto nível, de ferrovias, mas todo um conjunto de dispositivos que, por um lado, buscam contornar a influência que os Estados Unidos têm, por exemplo, no Canal de Suez e em toda a área do Mar Vermelho. Além disso, buscam articular a Eurásia como um espaço autossuficiente, capaz de gerar dinâmicas próprias e transformá-la na centralidade do planeta Terra. Isso está sendo feito em uma aliança tripartite que não será fácil, significará todo um conjunto de medidas econômicas, tecnológicas, de transporte, também relacionadas à energia, que transformarão a Eurásia em um espaço econômico autossuficiente com capacidade de desafiar todo o planeta Terra a partir de sua própria centralidade.

Obviamente, os Estados Unidos vão tentar opor-se à isso com tudo o que têm, não só no espaço da Ásia Central, ou promovendo os conflitos existentes, mobilizando novamente a Geórgia ou a Moldávia, mas tentando intervir nas antigas ex-repúblicas soviéticas, já que algumas delas não têm pequenas dificuldades. Mas não podemos esquecer que nesse mundo há outra presença ativa, que vai ser muito específica, é a Índia, que vai ser o outro grande ator nessa área. Até agora a Índia está navegando entre diferentes posições e se beneficiando dessa intermediação, equidistância ou boa relação entre um e outro. E fará isso fortalecendo sua tecnologia, sua indústria militar, também sua própria industrialização substituta de importações, e terá um papel fundamental.

O que a China está basicamente fazendo é tentar gerar um bloco com vários conteúdos. Eu diria que, de geometria variável, onde você não vai renunciar a nenhum país, por exemplo, Japão, Coreia do Sul ou Filipinas sabendo que eles fazem parte de um bloco que está sendo reorganizado pelos Estados Unidos, nenhuma das peças fundamentais da geopolítica da Ásia. Continuará a reforçar as relações com países que o desejem, como a Indonésia ou a Malásia, e criará condições para um futuro de cooperação econômica com os países da América Latina e da África.

A China busca construir um bloco de oposição às políticas ruins, belicistas, eu diria irresponsáveis dos Estados Unidos para criar desordem permanente. E assim aparece como uma força ordenadora, pacificadora, buscando múltiplas alianças, algumas de interesse econômico mútuo no curto prazo; outros com formulações de médio prazo cada vez mais fortes em torno do homem; e, em seguida, um núcleo estratégico que o leva a se relacionar ativamente com a Rússia e o Irã.

Tanto os Estados Unidos quanto a China estão construindo ou redefinindo blocos de geometria variável, com diferentes sotaques. E tentando, no caso da China, dar uma imagem de moderação, pacificação e cooperação. Deixando para os Estados Unidos o triste papel de valentão de vizinhança que só sabe resolver problemas, criando problemas cada vez maiores: o caso da Líbia, Iraque, Afeganistão, tantos países, inclusive a própria Ucrânia.

Quando os Estados Unidos intervêm com toda a sua força, geram consequências que não são capazes de governar e que, no final, levam a uma situação de estratégia planejada de derrota. É um pouco o que os Estados Unidos estão vivendo até agora e é o grande medo das elites americanas hoje. Ou seja, esse teste se torna uma arma onde o poder hegemônico perde seus três grandes componentes de poder: o primeiro, seu enorme poder econômico; o segundo, seu controle sobre as principais instituições econômicas internacionais; e, em terceiro lugar, seu enorme potencial econômico-militar que praticamente o torna um império em todo o mundo.

Como fica, então, os dois fatores-chave da questão geopolítica que são a energia e a alimentação. Há uma virada asiática na economia global, um retorno do poder ao continente euroasiático. As duas potências estão atuando em outros países, tais como os da África e da América Latina. Será que isso pode beneficiá-los?

Vale lembrar que Michael Hudson e Sergei Glazyev, um economista russo, escreveram muito sobre isso. Nesse contraste entre dois blocos, dois tipos de economia também se confrontam. Em uma delas está a economia do G7, uma economia de nostalgia, de financeirização, de esgotamento, são as dessas grandes potências. O que Braudel disse sobre isso é o seguinte: a financeirização é algo como o outono de uma grande potência. De fato, o G7 reflete a velha nostalgia do Ocidente coletivo que governou o mundo por 500 anos e que vem construindo uma economia financeirizada onde se produz papel, predação, uma gigantesca “acumulação por espoliação”, como disse David Harvey.

E, por outro lado, há a China, a Rússia, a Bielorrússia, a Índia, todo um conjunto de países que produzem coisas, que são máquinas para a produção de bens de uso para a sociedade como um todo. E esse maquinário produtor de valores de uso, por exemplo, está na mesa da questão alimentar. Um problema antigo que vem se arrastando este ano, a questão do trigo da Ucrânia, do trigo russo… E aqui eles fizeram algo incrível. Os países estão mudando muito desde que a guerra na Ucrânia começou e um dos países que mais fez isso foi a Rússia. Hoje tem uma estrutura produtiva muito diversificada e uma agricultura extraordinariamente eficiente que o torna o grande país exportador de trigo do mundo, juntamente com a Ucrânia. Aproveitou as sanções dos EUA para deixar de lado a velha economia capitalista herdada de Boris Yelstin e avançar para um novo tipo de economia muito mais eficiente e, acima de tudo, produtiva, com uma base agrícola industrial muito avançada.

Por sua vez, a Rússia está construindo mecanismos industriais muito fortes sobre uma velha política de substituição de importações, o que também a está forçando a mudar a relação e a forma de sua inserção no mercado mundial. Está tentando suprir um mercado interno mais profundo e desenvolvido e redistribuir melhor a renda da riqueza no país. Estamos vivendo uma certa, não direi revolução, mas uma mudança profunda na relação entre economia e sociedade e no papel das classes trabalhadoras.

Isso tem muito a ver com a China também, porque todos esses países, a Indonésia, os velhos tigres asiáticos, são todas economias produtivas, produzem coisas, são capazes de gerar e produzir bens de uso em todo o mundo. Enquanto o Ocidente é uma máquina de predação baseada na especulação e no domínio do capital financeiro internacionalmente. O que não seria possível sem o papel do dólar e o controle dos Estados Unidos sobre a instituição econômica internacional.

O outro aspecto antes indicado tinha muito mais a ver com a possibilidade que um mundo multipolar vá levantar velhas questões que foram enterradas com a queda da URSS e com o triunfo do neoliberalismo, por volta do novo século americano (o que Bill Clinton basicamente fez). Esse mundo liquidou Bandung, assim como a possibilidade de um novo tipo de desenvolvimento, uma nova relação de crescimento e, por outro lado, de renda e riqueza nos países.

O problema da justiça social, de um outro modelo de desenvolvimento e de uma democracia produtiva, capaz de garantir as expectativas da maioria, foi novamente levantado. Acredito que o mundo de hoje vê nessa transição para um mundo multipolar, como uma possibilidade de redescobrir o que o neoliberalismo imperial dos Estados Unidos dividiu, dividiu, que é a questão social da democracia e soberania dos povos.

A questão de uma democracia produtiva e a questão da soberania continuam a ser uma questão pendente que – com esta transição multipolar – os povos começam a vislumbrar que há possibilidades de que o neoliberalismo não seja imposto unilateralmente como até agora, devido à pressão tanto do Ocidente coletivo como especificamente dos Estados Unidos e das instituições que controlam.

E, sobretudo, com a possibilidade de encontrar uma nova relação que faça da política como ética coletiva também implantada nos povos que até agora a única coisa que conheciam era a miséria, a pobreza e a armadilha da dívida. E neste caso, como falamos sobre a questão alimentar, a máquina quase perfeita da grande contradição entre a Covid, a crise alimentar e uma crise da dívida que literalmente esmagou os povos africanos e os povos latino-americanos.

A partir da geopolítica, assim como de uma análise de baixo para cima (bottom-up) que mudanças podem ser geradas através da multipolaridade devido ao importante papel da ação de outras potências emergentes e que mudanças você percebe a partir da análise do que aconteceu entre Irã e Arábia?

Já se mencionou a questão da energia. Estamos diante, como foi dito, da maior reorganização espaço-temporal da Eurásia desde Genghis Khan. Nessa infraestrutura que está a ser posta em prática, relacionada com as novas rotas da seda, com os acordos econômicos euroasiáticos da Rússia, com a aliança cada vez mais forte com o Irã, nesse mundo que está a emergir muito fortemente, tenho a impressão de que uma peça decisiva será a questão da Arábia Saudita.

Sobre essa questão, para os Estados Unidos, o que aconteceu foi uma derrota estratégica de enorme importância, não só porque dois países tradicionalmente em desacordo e com conflitos, não só latentes como explícitos, voltam a encontrar-se, mas ao mesmo tempo vão tornar-se atores decisivos num mundo multipolar, onde têm um grande potencial econômico, um potencial tecnológico crescente e uma grande base de poder energético.

O fato de estes países estarem hoje chegando em um acordo é uma boa notícia; criam-se condições para resolver velhos problemas no Médio Oriente, o que tem muito a ver com a crise em Israel e também com a velha questão palestiniana. Toda a região vai ser modificada, transformada por essa aliança que é feita sob a presença da China. E, por sua vez, isso terá enormes consequências do ponto de vista da energia e da produção de valores de uso, que são fundamentais para os povos nesta fase.

Ponho agora ênfase numa questão fundamental, pois não se falou ainda de um ator que é a Europa, ou seja, a Europa acaba por ser o grande apagão, tudo se move, mas a Europa está cada vez mais subalterna aos Estados Unidos. E, acima de tudo, o que está movendo são países grandes, demograficamente enormes, com culturas antigas, sofisticadas, diversas, que já são atores ativos em um mundo que não consente mais com a dominação do Ocidente. E que querem ser e ter voz própria, ser consultados, ser reconhecidos e ser atores de um mundo do qual inevitavelmente, goste-se ou não o Ocidente, serão protagonistas essenciais.

Embora em geral a maioria dos povos tenha sido colonizada por outros, as últimas grandes colonizações partiram nos séculos XVI a XVIII para a América e no século XIX e parte do XX para a África e Ásia pela Europa (mais Japão, EUA e Rússia em alguns casos) e agora está sendo visto especialmente nestas últimas três décadas, (poderíamos dizer também desde a Segunda Guerra Mundial) que os Estados Unidos o mantiveram como protetorado. Então, qual é a situação na Europa hoje?

Penso que disse bem, a primeira coisa a compreender é que a Europa é um protetorado militar dos Estados Unidos. O europeu não quer ouvir estas coisas, fica furioso ao ouvir essa verdade. Mas hoje a Europa não é mais do que um aliado subordinado dos Estados Unidos, que o governa e o gere à vontade. O mais grave não é que dinamitaram o Nord Stream I e II, mas que a Alemanha tenha escondido o fato escandaloso e se comporta como se nada tivesse acontecido. Faz mesmo algo terrível, que é apagar as provas; intervém ativamente para que não condene aqueles que todos sabemos que estão por detrás dele, os Estados Unidos direta ou indiretamente.

Mas o que isso significa? Que a Europa agora está comprando petróleo e gás dos Estados Unidos a um preço mais alto e de modo insuficiente. Por outras palavras, o paradoxo é que hoje a Europa continua a importar muito mais petróleo do que antes da Rússia, através de mecanismos indiretos, incluindo Espanha. Todos enganam a todos permanentemente. Portanto, o que acontece é que esta guerra transformou a Europa numa potência de segundo escalão que é obrigada a seguir as orientações dos Estados Unidos.

A OTAN não é uma simples aliança defensiva como dizem. Ao pertencer a ela, primeiro, assume-se e se aceita que os interesses estratégicos americanos são seus interesses. Ou seja, você se torna um instrumento de uma estratégia, no caso imperial, dos Estados Unidos. A segunda questão fundamental é que imediatamente também (e este é um conflito que tem sido travado com a Alemanha, mas especialmente com a França) faz de você um usuário e tecnologicamente dependente da estratégia político-militar-tecnológica dos Estados Unidos. E você é um ator também porque acaba sendo dependente de interesses nesse caso do complexo militar-industrial americano.

E há um terceiro elemento que é esquecido; quando um país pertence à OTAN, o seu exército, suas forças armadas são reorganizadas, em cada um dos países, de acordo com os interesses estratégicos dos Estados Unidos. Você não tem mais soberania político-militar. Isso significa que seu exército é formado pelos Estados Unidos, tem uma tecnologia militar quase sempre americana. Por sua vez, o ensino e a doutrina militar são cada vez mais influenciados pelos Estados Unidos. Ser membro da OTAN não é um simples acordo entre Estados para uma política de defesa comum. Isso, a meu ver, é de importância decisiva no que está a acontecer.

A Europa tentou em algum momento uma certa autonomia. Contudo, uma das razões para esta guerra – e isso foi dito por Emmanuel Todd e Oskar Lafontaine –, o que está por trás dela, é impedir qualquer desejo de uma autonomia da Alemanha. Esta é também uma guerra contra a Alemanha e contra uma parte da Europa.

O problema parece muito simples: por que isso é aceito? Ora, a Alemanha não só tem mais de 30 bases militares norte-americanas, com a presença de armas nucleares – que, aliás, os alemães nem sabem quanto montam –, como se transformou numa base protegida, num instrumento meramente de apoio às políticas que os Estados Unidos estão a levar a cabo.

Trata-se de uma parte fundamental da Europa da União Europeia construída pelos Estados Unidos após a derrota da Segunda Guerra Mundial. E, em parte, também algo que é esquecido e ao qual dou cada vez mais importância. É que suprimindo de fato a soberania nacional, ficando sem moeda, sem poder militar, deixando de ser um Estado em sentido estrito é muito bom para as elites dominantes, as grandes potências econômicas, porque a soberania popular fica impedida de questionar quem governa e não se candidata a eleição. É isso que está por detrás desta subordinação estrutural à estratégia americana da União Europeia através e através da OTAN.

Embora alguns também caracterizem essa situação como uma guerra híbrida em diferentes planos, seria como uma terceira derrota da Alemanha sem uma terceira guerra mundial. Para finalizar é preciso pensa na a situação atual na África e, finalmente, na América Latina.

Bem, a importância da África cresce exponencialmente após o conflito na Ucrânia. A terceira grande frente existe, onde as placas tectônicas do conflito entre China e Rússia, de um lado, e Estados Unidos e OTAN, de outro, colidem, explodem e explodem. Se olharmos bem, nos países do chamado Sahel há uma crescente insubordinação contra as potências coloniais e especificamente contra a França; eis o que acontece no Mali, ocorre também no Burkina Faso. Por um lado, há uma presença ativa do jihadismo e, por outro, uma justificação da presença de militares europeus e franceses para o combater, e um problema que não aparece, mas que é decisivo, que é a questão da emigração.

O Sahel é uma defesa avançada do Ocidente. Trata-se de colocar ali a linha de frente para evitar a emigração em massa e controlar ativamente os países que questionam o poder do Ocidente, há muitos anos. O jihadismo tem seus próprios componentes, mas não há dúvida de que os Estados Unidos e o jihadismo são primos de primeiro grau, pelo menos bem conhecidos um do outro. E que, de uma forma ou de outra, os Estados Unidos foram capazes de manipulá-la desde a sua criação, quantas vezes quiseram. Há governos que pensam que os países ocidentais estão a ser cúmplices no desenvolvimento deste jihadismo, porque é funcional manter a presença militar na área. O que estou a dizer é que estes países são a linha da frente, que os Estados Unidos e a Europa controlam muito fortemente.

E eu acho que mais uma vez surge uma possibilidade aqui, que papel vai ter a África subsaariana, a África negra. Que papel desempenhará no futuro do mundo. Até aqui é evidente que os sinais são enormes, um espaço de confronto entre as grandes potências. É também uma possibilidade de aproveitar e desenvolver a autonomia coletiva. Para as elites dominantes da África subsaariana, essa disparidade e esse conflito podem ser acionados, podem ser explorados para buscar fórmulas de desenvolvimento coletivo que aprofundem a cooperação e a colaboração mutuamente vantajosa entre o que podemos chamar de potências emergentes e o Velho Mundo africano. Há a possibilidade de um novo Bandung, isto é, de reposicionar o desenvolvimento de África no centro de uma perspectiva que estava praticamente em tendência descendente, em fracassos coletivos como nas últimas décadas.

Na América Latina, a situação é um pouco mais complexa. Essa segunda onda de governos progressistas, conhece-se muito bem a situação da Argentina. Menos claro que o primeiro, menos definidor, mais complicado. Parece que, por um lado, em todo o lado, a direita aprendeu a lição da fase anterior e tornou-se cada vez mais dura. Promovem políticas claramente liberais e subalternas dos Estados Unidos e questionam a democracia, a lei e as liberdades.

E, por outro lado, esquerdas mais fracas, agora se diz que mais pragmáticas, que buscariam algo como criar uma frente democrática sem questionar a hegemonia dos EUA. Essa tarefa é o que Lula vai realizar, algo que, neste momento já o levou a ter um certo confronto com os Estados Unidos. Porque Lula não vai perder – nem as forças da direita o fariam – a possibilidade de uma aliança com os Brics para melhorar a situação econômica do Brasil, que faz muita falta. E aproveitar a presença dos BRICS na América Latina para aprofundar a unidade e convergência entre as economias e aproveitar a nova situação que está sendo criada no mundo.

O que acontece é que o ambiente mudou e os Estados Unidos já dão sinais de que não estão dispostos a ter problemas no seu quintal. Porque parece que em todos os lugares há uma esquerda muito moderada e uma direita extremista que beira o fascismo ou simplesmente um autoritarismo conservador quase neo-oligárquico em muitos países. Parece que a esquerda está voltando, mas sem um projeto alternativo, sem um programa e esperando que sobretudo Lula ilumine a possibilidade de encontrar um novo caminho inserindo a América Latina nesse novo mundo que vem surgindo há anos e que agora se torna muito atual e presente e que, de uma forma ou de outra, estará nos governando nos próximos anos.

*Manolo Monereo é advogado. Foi deputado pelo PCE e pelo Podemos. Autor, entre outros libros, de De la crisis a la revolución democrática (El Viejo Topo).

Tradução: Eleutério F. S. Prado.

Publicado originalmente no blog da editora El viejo topo.

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