Asesinados, torturados, desplazados o reclutados como soldados, sólo en 2014 unos 15 millones de chicos sufrieron en forma directa los efectos de los conflictos armados en todo el mundo
Chicos que fueron asesinados mientras estudiaban en sus clases o dormían en sus camas. Otros que quedaron huérfanos, que fueron secuestrados, torturados, reclutados como soldados, violados o incluso vendidos como esclavos. Otros que viven desde hace tiempo en condiciones de precariedad. Son las víctimas más expuestas de las guerras que azotan al mundo.
"Nunca en la memoria reciente tantos chicos habían sido sometidos a tal brutalidad indescriptible", advirtió el director de Unicef, Anthony Lake. Sólo el año pasado, 15 millones de chicos fueron afectados en forma directa por la violencia de conflictos armados. "Fue un año devastador", sentenció Lake.
Por la guerra que desangra a Siria, la situación de 5,6 millones de chicos es "desesperante". Dos millones viven sitiados en zonas a las que no llega la ayuda humanitaria. En Irak, la situación se deterioró con el avance de Estado Islámico, que usa a los chicos en los festejos militares, para decapitar rehenes y como esclavos sexuales. En la Franja de Gaza, los efectos del enfrentamiento con Israel de 2014 aún están vigentes: hoy 54.000 menores palestinos siguen sin hogar.
Y la lista de países sigue. Ante el sufrimiento de millones de chicos, Unicef recuerda los efectos trágicos de guerras olvidadas, como las que prosiguen en Afganistán, Somalia, Nigeria o Yemen.
SIRIA
Jugar pese a todo. Las calles de la ciudad siria de Kobane, en la frontera con Turquía, todavía tienen marcada la huella de los combates entre las fuerzas kurdas y los jihadistas del grupo Estado Islámico (EI), expulsados en enero pasado; en medio de la desolación, un chico kurdo juega con lo que tiene a mano
AFGANISTÁN
Vivir sin hogar. Más de 13 años de guerra han hecho estragos en la sociedad afgana; en el país hay cientos de miles de desplazados internos, como este grupo de chicos en la ciudad de Herat (oeste), que vive en precarios refugios
YEMEN
Los chicos soldados. En Saná, la capital de Yemen, nadie quedó ajeno a los enfrentamientos entre los rebeldes hutíes y las fuerzas de la coalición árabe liderada por Arabia Saudita, como estos chicos que desfilaron por la ciudad en apoyo al grupo rebelde chiita
IRAK
Inculcar el extremismo. Los jihadistas de EI se aprovechan de los menores para sacarles rédito en la guerra por ampliar su califato en Irak; en Mosul, estos dos chicos formaron parte de un desfile para festejar un éxito militar del grupo frente a las fuerzas del gobierno iraquí
FRANJA DE GAZA
Sonrisas ante la desolación. Los combates entre Hamas y las fuerzas israelíes del año pasado dejaron a miles de chicos palestinos sin sus hogares y en condiciones de precariedad, como este grupo en la ciudad de Beit Hanun (norte)
Edición fotográfica Federico Guastavino y Fernando Gutiérrez
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Solo faltaría agregar quienes están detrás de estas guerras.
Hiyabi : Mujer Musulmana que usa Pañuelo Islámico o Hiyab
Estoy segura que cuando imaginas a una Mujer Musulmana, lo primero que se te viene a la mente es una mujer con un pañuelo que le cubre la cabeza. Tal vez, te la imagines con el Niqab, que sólo deja ver los ojos, a punto de ser lapidada y puede ser que tu imaginación la dibuje con Burqa, escapando de los bombardeos en Kabul.
El Hiyab, que es el nombre del pañuelo que cubre la cabeza, parte de los hombros y el pecho, se ha transformado en un símbolo de identidad de la Mujer Musulmana en la cultura popular. Sin embargo, no es lo más importante, si bien lo más visible, sobre ser musulmana. En tiempos donde la Islamofobia está en alza en occidente, una práctica que es tan personal y diversa se ha convertido en el foco y la excusa para un sinfín de malentendidos y prejuicios que nos caracterizan de una manera reducida y unidimensional.
Yo no soy una “Hijabi” de tiempo completo, por razones que no cabe explicar en esta ocasión – tal vez no cabe explicarlas, en realidad – no obstante, sí he pasado malos ratos en algunas ocasiones usando el Hiyab, debido a los prejuicios y – tengo que decirlo- la crueldad e ignorancia de personas que, sin saber nada de mí, de mi práctica religiosa, de mis ideas ni preferencias, se atreven a juzgarme desde una supuesta superioridad cultural y ética.
Es común, por ejemplo, que me traten como una extranjera, que me pregunten si hablo español o me digan que “vuelva a mi país”. Al respecto, recuerdo una vez que Rodrigo Guendelman (Sí, el mismo que salía hablando en T.V. Chile contra la discriminación), me llamó extremista sólo por que mi condición de musulmana figura en mi perfil de Twitter. Otrxs, me han exigido responder solidariamente por la Mutilación Genital Femenina, la Fatua contra Salman Rushdie y la situación de Derechos Humanos en Arabia Saudita.
Estos estereotipos, síntomas de la pereza mental de quien los sostiene, en los cuales todas las mujeres musulmanas tienen la misma experiencia con el Hijab, en concordancia con los prejuicios de quienes las juzgan – sólo encasillan una variedad de sensibilidades, razones y dinámicas de mujeres diversas con esta prenda. Las siguientes son 10 ideas sobre las mujeres musulmanas que usamos el hiyab, que vale la pena analizar.
1.- Toda Mujer que usa Hiyab es una Dogmática Religiosa … y una Potencial Extremista.
Es un lugar común. Es imposible saber a partir de la ropa, cuan estricta en lo religioso una mujer es. Teresa Forcades, famosa monja feminista española, es un ejemplo de lo equívoco de este prejuicio. Este estereotipo es degradante, invasivo y pretencioso; supone que el “Hábito hace al Monje” y que la ropa limita la capacidad de pensar, reflexionar y cuestionar la propia Fe. Este cliché es similar al que sostiene que una mujer con minifalda o ropa sexy busca sexo casual. La idea de que podemos conocer y explicar la vida de las mujeres por la ropa, es sexista, cosificante y sólo revela los prejuicios de quien la enuncia.
2.- Todas las Mujeres que usan Hiyab son tranquilas y “quitadas de bulla”.
¿Has oído hablar de Yuna? Es una cantante, compositora y mujer de negocios musulmana. ¿Que hay de la académica y conferencista internacional Amina Wadud? ¿De la activista egipcia Samira Ibrahim? ¿De la consultora de la Casa Blanca Dalia Mogahed? Estas mujeres tienen algo en común: Todas usan Hiyab y no tienen miedo de desafiar los estereotipos; de hecho, ellas prueban lo falsos de estos. Por lo tanto, la pregunta es: ¿Por qué se sigue representando de una manera tan reducida a las mujeres musulmanas que usamos Hiyab? ¿Quién gana reforzando estos estereotipos?
3.- La decisión de usar Hiyab es del Hombre.
De acuerdo a los preceptos religiosos, la decisión de llevar Hiyab corresponde, de manera exclusiva, a la mujer. Aunque es un mantra frecuente entre muchas comunidades musulmanas que ” el Hiyab es hermoso, el Hiyab es lo que Dios quiere, el Hiyab es deber de la Mujer Musulmana”, esta es, en última instancia, una decisión fundada en las creencias y aspiraciones de cada persona ya que, de acuerdo al Corán, “No hay compulsión en la Fe.”
Que se me entienda bien. Una cosa es la brutal represión a las libertades de expresión y conciencia que existen en algunos países musulmanes; en ellos se impone a las mujeres un uniforme a usar en público, so pena de castigo. Otra cosa es que, islámicamente, desde el Corán, la decisión de usar un Hiyab nunca ha sido y nunca será la decisión de un hombre. La restricción de las libertades espirituales de las mujeres y la imposición de códigos de vestuario con respecto a la identidad religiosa, se llama dictadura, no Islam.
4.- El Hiyab protege a las Mujeres de las Tentaciones/ Acoso/ Violación.
Falacia nivel galáctico sostenida por las corrientes dogmáticas, misóginas y extremistas del Islam Político y sus Tele Predicadores, desde La Meca hasta Qatar, para justificar el control sobre las mujeres y excusar a los hombres de su actuar irresponsable. Atribuir poderes mágicos a un objeto, no sólo cae en el ámbito de la superstición, sino que además constituye Shirk o Idolatría, lo cual implica negar un principio básico del Islam: la Unicidad del Poder de Allah.
Ningún objeto va a evitar que nos equivoquemos, que nos asalten o nos acosen en la calle. Es nuestra capacidad de reflexión, el auto-conocimiento, el auto-cuidado y el deseo sincero de manifestar en nuestra vida la compasión del corazón, la justicia en el actuar y la honestidad en las intenciones, lo que nos protegerá a nosotrxs y a otrxs de las miserias de nuestra condición humana.
5.- El Hiyab sirve para Proteger la Belleza de las Mujeres.
Otra falacia machista y vanidosa: ¿Quién decide que es belleza? ¿Que pasa con las que no calzamos con el ideal? Este argumento tramposo, esgrimido por hombres celosos e inseguros y seguido por muchas mujeres – tal vez para sentirse especiales, meritorias y reconocidas- nos reduce a “objetos que se miran o no” y banaliza la expresión visible de nuestra identidad religiosa, a la de un mero accesorio cosmético, cuya función es informar a los demás sobre los propios atributos físicos, estilo: “Hey! mírame, me tapo porque soy linda”.
Siguiendo esta lógica, si una mujer usa el Hiyab es porque su belleza es taaaann rutilante, que debe ser cubierta para no provocar descontrol y estragos… esto es un poco ególatra. Si el hiyab tiene por objetivo cubrir a las mujeres bellas, entonces el mero hecho de cubrirse sería una muestra de vanidad, una declaración de creernos demasiado bonitas. Esto contradice la idea, comúnmente aceptada, de que el uso del Hiyab es expresión de modestia, una manera de decir que no se espera la atención del otrxs.
6.- Las Musulmanas usan Hiyab porque no saben nada de Moda.
La industria de la moda Musulmana esta avaluada en 96 mil millones de dólares a nivel internacional. Al respecto, mi opción es el Hiyab Fashion inspirado por Aisha Amin. Existen además muchas blogueras musulmanas de moda y estilo de vida. También hay diseñadoras de vestuario que son musulmanas, cuyo trabajo está dirigido a todas las mujeres. En Chile, Fran Montecino es una de ellas.
7.- Las mujeres que usan Hiyab NO pueden ser Feministas.
La mujer de la foto es la prominente escritora y feminista marroquí Asma Lamrabet, cuyo trabajo es ampliamente conocido y está disponible en Google. Es una creencia popular que las mujeres musulmanas, especialmente las que usamos Hiyab no podemos ser feministas. Este error surge, en parte, de la forma en que los medios representan a las mujeres musulmanas, que se entrelaza firmemente con características como la opresión y la dominación.
Como dijo Bel Hooks, el Feminismo es para todxs. Quien pregunta: “¿Puede una Musulmana ser Feminista?” debería cuestionarse en realidad “¿Pueden las mujeres ser feministas?” y luego “¿Por qué yo creo que algunas mujeres NO pueden?” La obligación de explicar los estereotipos está en quien los cree, no en quien los sufre.
Estos prejuicios han sido rechazados, muchas veces, por las declaraciones y actividades de las propias feministas musulmanas, quienes hemos intentado explicar cómo el Hiyab no acalla nuestra voz. Mientras que FEMEN y otras activistas redentoras, siguen tratando de “salvarnos”, sus injerencias sólo sirven para reforzar los estereotipos, acallar nuestras voces y despilfarrar una oportunidad de debatir con seriedad sobre la opresión femenina y la misoginia en la que vivimos todas las mujeres.
Personalmente, uso el Hiyab cada vez que doy una conferencia, seminario o entrevista sobre Feminismo. ¿Por qué? Porque yo quiero contribuir a romper el estereotipo que dice que una mujer con pañuelo islámico no puede ser, pensarse ni re-crearse feminista.
8.- Todas las Mujeres que usan Hiyab son Casadas.
Jajajaja…… No. El uso o no uso del Hiyab NO depende del estado civil. Si una mujer decide comenzar a usar el Hiyab después de casarse, será por razones personales y no por un mandato religioso. Asumir que es el matrimonio o la presencia de un hombre en la vida de una mujer, lo que gatilla la expresión de la identidad religiosa, es una idea machista que implica que las mujeres no tenemos una vida espiritual independiente ni somos capaces de tener una espiritualidad como personas autonómas.
9.- Todas las Musulmanas usan Hiyab.
Incluso en países de mayoría musulmana, como Marruecos o Túnez, hay mujeres que no usan el Hiyab y no por esto son menos conservadoras y/o practicantes. Las mujeres musulmanas somos diversas en la manera como experimentamos nuestra Fe. Usar Hiyab es un derecho religioso; el cuándo, cómo y por qué sí o no, corresponde a cada una decidirlo, sin que le debamos explicaciones a nadie, ni para usarlo, ni para al dejarlo.
Tampoco es cierto que una vez que se decide usarlo, es imposible volver atrás. En lo que atañe a lo puramente islámico, el Hiyab es siempre una opción abierta; excepto en aquellas sociedades mediadas por dictaduras Teocrático-Políticas o en esos casos donde la presión familiar es un factor muy influyente en la práctica de las tradiciones asociadas a la religión.
Shirin Ebadi es una abogada de derechos humanos. Nacida en Irán, fue la primera mujer musulmana en recibir el Premio Nobel de la Paz. Generalmente, aparece en actos oficiales sin Hiyab, pero también hay fotografías de sus apariciones públicas en donde lo usa.
10.- Las Mujeres que usan Hiyab no tienen Voz ni Vida Propia.
En una de mis conferencias, una profesora me contaba que ella tenía alumnas musulmana Hijabis, a las cuales otras chicas siempre preguntaban: ¿Por qué eres tan oprimida? ¿Por qué no dices nada de esto o aquello?. Las mujeres que se cubren son las personas más visibles de las comunidades musulmanas y, por lo tanto, las más comúnmente atacadas por la ignorancia y la Islamofobia.
No es que las Hijabis no tengan voz ni vida propia; es que las personas no les reconocen esa voz ni las escuchan y cuando lo hacen, sólo buscan confirmar sus propios prejuicios.
A pesar de ser una religión con 1,7 mil millones de seguidores, las Hiyabis siguen siendo los fetiches exóticos racializados y la representación simbólica de la supuesta opresión del Islam. Ni los medios, ni las personas en general, parecen estar interesados en otro tipo de narrativas sobre las Hiyabis quienes, a pesar de la discriminación venida de un supuesto “Mundo Libre”, han sido y seguirán siendo una vibrante comunidad de mujeres, que desafían los estereotipos, que tienen éxito como competidoras olímpicas, innovadoras científicas, prodigios médicos, académicas, pensadoras y transformadoras sociales; tan diversas como las telas multicolores que tan orgullosamente exhibimos sobre nuestras cabezas.
LEANDRO ALBANI/Resumen Latinoamericano, 1 de mayo de 2015 -
¿Cómo se reconfigura Medio Oriente luego de la revolución en Rojava, región en el norte de Siria habitado por kurdos y otras nacionalidades? ¿Cómo se mueven las fichas en un tablero inestable y en permanente cambio como es la Media Luna Fértil? ¿Y cuáles son los poderes en disputa y que influyen en esa zona que pareciera no detenerse nunca y jaquea la estabilidad del mundo? Estos son algunos interrogantes que Resumen Latinoamericano le propuso analizar Nazanin Armanian, analista de origen iraní que vive en España desde 1983.
Profesora de Relaciones Internacionales, Licenciada en Ciencias Políticas y docente en la Universidad de Barcelona, los artículos de Armanian siempre profundizan sobre los conflictos en Medio Oriente, tema que la llevó a publicar 15 libros, entre los que se destacan “Los kurdos y un país inexistente”, “Irán: la revolución constante”, “El Islam sin velo” y “Irak, Afganistán e Irán. 40 respuestas al conflicto en Oriente Próximo”.
“En 2012, un año después del inicio de los disturbios en Siria, las banderas kurdas empezaron a hondear en los edificios públicos de varias provincias del noreste del país –explicó la periodista y escritora-. Había nacido la autonomía kurda dirigida por el Partido de la Unión Democrática (PYD, en kurdo), con Bashar Al Assad aun en el poder. La minoría étnica más grande del país, unos dos millones, no estuvo muy presente en las protestas a pesar de ser duramente oprimida durante décadas. ¿Motivos? El temor a ser acusados de separatistas, o que les pase como a los kurdos y chiitas iraquíes en 1991 que fueron invitados por Bush padre a sublevarse, y una vez que lo hicieron, él se fue a pescar mientras Saddam Hussein desataba su furia contra ellos”.
Ante esta situación derivada de la denominada “Primavera Árabe”, Armanian señaló que el mandatario sirio realizó “una jugada maestra” en la cual “cedió el control de las regiones kurdas al PYD, la rama de Partido de Trabajadores de Kurdistán de Turquía (PKK), con dos objetivos principales: dividir y debilitar a la oposición, ya que el PYD no permite al Consejo Nacional de Siria (CNS) -que ha negado reconocer los derechos kurdos en una Siria post-Assad-, operar en las áreas que vigilan; y hundir a Recep Tayyip Erdogan, uno de los patrocinadores del CNS, y desestabilizar Turquía. Así, no sólo extenderá el conflicto a lo largo de la frontera común, sino también elevará las exigencias de los kurdos de Turquía. Porque, ¿cómo es que los cuatro millones de kurdos iraquíes y los dos millones de kurdos sirios tienen una autonomía, y los 14 millones de kurdos de Turquía, no?”.
Washington y sus “prioridades”
Armanian advirtió sobre la postura de Estados Unidos frente al fenómeno kurdo y recordó que durante los ataques del Estado Islámico (EI) a Rojava, el secretario de Estado John Kerry declaró que “Kobani no es una prioridad de Estados Unidos”. De esta forma, “disipaba dudas de quienes (incluso los propios kurdos) aún confunden al gobierno de Estados Unidos y sus marines con los hermanos de caridad que se desviven por salvar a los oprimidos del mundo”, afirmó la escritora.
Una muestra de la posición de la Casa Blanca ante la devastación producida por el EI en Rojava es que los habitantes de Kobane “no recibieron ayuda ni de una inútil ONU ni de los estados que podrían haber recurrido a la doctrina de Responsabilidad de Proteger, que le sirvió a la OTAN para atacar a Libia. No es ningún secreto que los mercenarios del EI reciben avisos y huyen antes del inicio de los bombardeos teatrales de la aviación de Estados Unidos. Hay que agregar que ningún centro vinculado a los intereses de las potencias occidentales ha sido atacado, hasta hoy, por el EI”. Armanian agregó que “las bombas caían sobre las posiciones de la guerrilla kurda, las viviendas o las infraestructuras de la zona para trasladar a Siria a la Edad de Piedra, como se hizo con Irak y Libia”.
Pujas en el Kurdistán iraquí
Cuando las revueltas en Oriente comenzaron a desfigurarse e hizo su aparición el EI, el titular del Kurdistán autónomo de Irak, Masud Barzani, llamó a declarar la independencia de esa región y crear un nuevo Estado, teniendo en cuenta que es una de las zonas más ricas del mundo en hidrocarburos.
Para Armanian, “los kurdos de Irak, que además de ser perseguidos por los gobiernos del nacionalismo árabe, han tenido que soportar desde hace décadas las consecuencias de los tejemanejes de las familias Barazani y Talabani”, los principales clanes de la región. Según la analista, ambos grupos “vendieron su alma a Estados Unidos” y “su última hazaña ha sido aprovechar el avance del EI sobre Irak para hacerse con el control de varias ciudades del norte del país, e incluso utilizarle de mediador para vender su petróleo a Turquía e Israel, justo cuando las atrocidades que el Califato Islámico cometía contra las minorías religiosas yazidíes y cristianas ocupaban los titulares de la prensa mundial”.
Armanian no dudó en calificar a Barzani como “el presidente millonario de la oligarquía engordada por la renta del petróleo y la ingente ayuda de Occidente”, que con el correr de los meses abandonó su idea de independencia porque ahora “estará pensando en cómo evitar la destrucción de su feudo”.
Turquía e Israel y sus intereses
Sin dudas que los gobiernos de Ankara y Tel Aviv mantienen una profusa injerencia en el Medio Oriente actual. Las denuncias de apoyo al EI y a otros grupos terroristas se acumulan por doquier.
Con respecto a la administración de Erdogan, Armanian explicó que las “peticiones” del presidente turco para “salvar Kobane” fueron que el PYD y la guerrilla “abandonen la idea de autodeterminación y rompan con PKK; que se unan a la lucha por derrocar a Assad; que integre las Unidades de Protección Popular, su brazo armado, al Ejército Libre de Siria; que permita a las tropas turcas gestionar la seguridad de la zona kurda de Siria, controlando las entradas y salidas de las personas (¿o de los militantes del PKK?). O sea, crear una segunda Gaza”.
Armanian dejó en claro que “Erdogan buscaba la abdicación del PYD, destruir al PKK en Siria y así sacar ventajas en sus negociaciones con la izquierda kurda de Anatolia, e inducir al PKK-PYD al suicidio político. Propuestas estériles para ser rechazadas y para que el mandatario turco pudiese seguir respaldando a su criatura del EI, que al puro estilo de las Yeni Cheri, las Fuerzas Especiales Otomanas, arrasan pueblos enteros en su camino”.
Al referirse a Israel, la escritora rememoró que Tel Aviv entrena a los Peshmergas iraquíes, la milicia de la región controlada por el clan Barzani y a su vez presiona a Barack Obama “para que se invente un Kurdistán, y no sólo por convertirlo en su base militar en las fronteras de Irán, Irak y Turquía, o llevarse el petróleo kurdo, sino también para imponer un largo conflicto de desgaste entre los kurdos y aquellos estados.
La estrecha vinculación entre la burguesía kurda y Tel Aviv se demostró, según Armanian, con “la llegada del primer cargamento de petróleo kurdo iraquí a Israel”, permitiendo al Estado hebrero el acceso al petróleo y al agua del Kurdistán iraquí.
“Los caudillos kurdos, desde un nacionalismo clasista, miope e insolidario, han sido y son cómplices necesarios de los ataques de las potencias mundiales a los desarrapados de la región”, finalizó Armanian.
Del mismo modo que el machismo no consiste sólo en los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o que el racismo contemporáneo no se define únicamente por los ataques contra las minorías, la islamofobia no se reduce a la violencia contra las mezquitas o las personas musulmanas.
el islam no genera los sistemas patriarcales, sino que les aporta un lenguaje específico y un modo de legitimación
Recurriendo a una antigua analogía: sólo los nazis llevaron a cabo el exterminio de la población judía en Europa, pero la idea de que era una raza extranjera, corrupta, que se aprovechaba de los alemanes y que merecía la exclusión, era ampliamente compartida por la población alemana de la época. Lo segundo fue condición de lo primero. En el caso del islam, sólo unos cuantos derechistas liderarían en la calle la oposición violenta a la apertura de una mezquita, por ejemplo. Pero los presupuestos de tal acción son los estereotipos sobre el islam: su relación con la violencia, el potencial fanatismo de los musulmanes y la falta de derechos de las mujeres, principios que son asumidos por la mayor parte de la gente, independientemente de su signo político. Todo esto es la islamofobia, entendida como racismo contra las personas musulmanas.
La derecha y la extrema derecha suelen encabezar el discurso público islamófobo, arrastrando a la izquierda, que teme una pérdida de votos si el electorado percibe tibieza ante una cuestión, el islam, que la propaganda mediática ha convertido cada vez más en el verdadero fantasma que recorre Europa. Hay cuatro lugares comunes que constituyen la base de la islamofobia. Este texto es un argumentario para rebatirlos.
1. “Los musulmanes son…”. La población musulmana es de alrededor de 1.570 millones de personas (Pew Research, 2009), distribuida en 200 países y, al igual que la considerada cristiana, enormemente heterogénea desde el punto de vista étnico –tan sólo el 20% es árabe– y nacional. Internamente, existe una más que considerable variedad, no sólo la gran división entre sunníes y chiíes, sino otras tantas que responden a tradiciones religiosas, doctrinales, jurisprudenciales y culturales diversas, como podría ser las que diferencian el islam tunecino –10 millones de personas– del chino –20 millones–. Por tanto, la heterogeneidad de los musulmanes reales choca y anula los reduccionismos islamófobos, que pretenden que toda la población musulmana comparte una serie de características negativas. En suma, el objeto de la islamofobia es bastante poco definido, dada la heterogeneidad del ser musulmán o musulmana. Esto ya sería un argumento para invalidar sus bases.
2. “El islam conduce a la violencia. Los musulmanes siguen ciegamente los preceptos religiosos”. Después del atentado contra Charlie Hebdo, sólo el alcalde de Badalona se refirió abiertamente a la supuesta capacidad de matar de la religión musulmana, pero mucha gente comparte la opinión de que el islam es belicoso. Ésta es una idea sin fundamento. El Corán y los otros textos sagrados son amplios códigos éticos que pueden mover a la hermandad o a todo lo contrario, según sean leídos. Puede ayudar a entenderlo la analogía con la Biblia, donde hay llamamientos a la violencia en muchas ocasiones, pero difícilmente se admitiría que el cristianismo es intrínsecamente violento.
Por otra parte, la idea de que el Corán es fundamental en las vidas de musulmanes y musulmanas tiene su origen en la ocupación colonial y en la propia industria científica orientalista. La idea de un musulmán fanático, apegado a sus costumbres atávicas, alimentó las fantasías coloniales y la dominación: se luchaba contra un monstruo al que había que domesticar. Esto es racismo. Pero la relación de musulmanes y musulmanas con la religión es diversa, justamente por la heterogeneidad de interpretaciones y tradiciones, sin olvidar que muchas personas contabilizadas como musulmanas ni siquiera son religiosas.
3. “El islam va contra los derechos de las mujeres”. Las fuentes doctrinales musulmanas contienen afirmaciones susceptibles de ser interpretadas y utilizadas para oprimir a las mujeres. Esto no es una especificidad del islam: lo mismo ocurre en la Biblia y en la tradición dominante de los Padres de la iglesia, fuertemente misógina y patriarcal. En muchos países musulmanes el islam es esgrimido e instrumentalizado para legislar en contra de los derechos de las personas, especialmente de las mujeres –poligamia, repudio o normas vestimentarias–. No casualmente estos países tienen fuertes déficits democráticos y de derechos civiles, que es donde reside en parte el problema. Otras dictaduras no musulmanas, como la fascista con Franco, también incorporaron la religión como base de legitimación política y de un modelo de feminidad con consecuencias jurídicas. En Irlanda y Nicaragua está prohibido el aborto por el poder de la Iglesia. Por otra parte, países como Tailandia o México ni siquiera necesitan una religión para mantener un clima de violencia y acoso contra las mujeres.
En suma, el islam no genera los sistemas patriarcales, sino que les aporta un lenguaje específico y un modo de legitimación, como ocurre con otras religiones y/o ideologías de género en sociedades y Estados no musulmanes.
4. “Las mujeres musulmanas son obligadas a ponerse el pañuelo y, por tanto, en Europa hay que prohibirlo para que puedan ser liberadas de esa opresión”. Es frecuente que militantes de izquierdas y feministas aboguen por la prohibición de la vestimenta islámica en Europa –reproduciendo de forma inversa las prohibiciones que critican como opresivas– aduciendo que es un modo de liberar a las mujeres musulmanas. Lo curioso es que desde posturas progresistas se termina asumiendo que el Estado ordene cómo se han de vestir las mujeres, pretendiendo ‘emanciparlas’ quitándoles los derechos ciudadanos. El hecho de no compartir la base religiosa o social que lleva a las mujeres a adoptar el pañuelo no es un argumento para legitimar que el Estado lo prohíba. El porte del pañuelo o del niqab no es delito y no aumenta las posibilidades de pertenecer a redes terroristas. Con la criminalización de la vestimenta, se estigmatiza a las mujeres que la llevan, casi siempre de origen obrero e inmigrante. En no pocas ocasiones, la estigmatización se plasma en problemas jurídicos graves.
En definitiva, la islamofobia no es más que un racismo contemporáneo, con una fuerte componente clasista y sexista, legitimado socialmente porque está blanqueado por el discurso de la lucha por los derechos de las mujeres, por el laicismo y contra el terrorismo. Rebatamos sus argumentos, acabemos con el “soy islamófobo… ¿y qué?” del que hablaba Brigitte Vasallo en éstas mismas páginas. Quebremos de una vez por todas su impunidad.