miércoles, 6 de abril de 2016

Las migraciones y el keynesianismo militar

Guglielmo Carchedi 

03/04/2016
I. En el debate actual sobre los inmigrantes, se hace una distinción entre emigrantes económicos y refugiados políticos. Solamente los refugiados políticos deben ser recibidas por razones humanitarias. Los emigrantes económicos deben ser encarcelados (según propone el partido racista holandés) o recibidos a tiros (como sugiere el partido racista alemán). La distinción entre refugiados políticos y económicos es falsa, hipócrita y cínica. Si las guerras crean la pobreza, los refugiados son emigrantes económicos. Y si los emigrantes económicos escapan del desempleo y la pobreza creados por las guerras, los emigrantes económicos son refugiados políticos. Todos debe ser aceptado por razones humanitarias.
A los xenófobos y los racistas les tiene sin cuidado las razones humanitarias. Para ellos, los inmigrantes económicos deben ser rechazados porque roban puestos de trabajo a los italianos. Falso. Italia es un país en fuerte declive demográfico. La presencia de inmigrantes es tan necesaria que si de repente se fueran mañana, el país se iría al infierno. Sin inmigrantes, industrias enteras dejarían de funcionar y muchos italianos perderían sus puestos de trabajo.
Pero, según estos defensores idiotas de la patria, si se fueran los inmigrantes, sus puestos de trabajo irían a los trabajadores italianos. Este es un ejemplo típico de culpabilización de la víctima. La pregunta es: ¿quién roba puestos de trabajo a los italianos? Ciertamente no los inmigrantes. Los empresarios confían en que, aprovechando la debilidad contractual de los inmigrantes, pueden contratarlos de manera ilegal o con salarios más bajos de lo que tendrían que pagar a los trabajadores italianos. Los inmigrantes son las víctimas, no los culpables. Los responsables del paro de los italianos son los empresarios italianos que contratan a los inmigrantes en lugar de a los italianos. Son los empresarios los que roban el trabajos a los italiano para dárselo a los inmigrantes, no los inmigrantes los que roban los empleos a los trabajadores italianos. Son los empresarios los que roban parte de los salarios de los inmigrantes mediante el pago de salarios más bajos si no ínfimos.
II. Estas y otras mentiras son fáciles de desmontar. Más difícil de refutar es otra mentira, tan sutil como insidiosa. Es la del keynesianismo militar, es decir, los supuestos efectos beneficiosos, tanto para el capital como para el trabajo, del gasto militar inducido por el Estado y su efecto en cascada en toda la economía. Este efecto en cascada se denomina multiplicador keynesiano. Cuando se aplica a los gastos militares, sirve para racionalizar las guerras (a costa de los demás, por supuesto). Por lo tanto, es necesario examinar la lógica de la teoría del keynesianismo militar y revelar tanto sus errores conceptuales como el contenido de clase.
Es evidente que es el capital el que ha creado la actual ola de migración mediante la creación y el fomento de las guerras que son en su causa. Guerras fomentadas por los países imperialistas que requieren armas que estos países están dispuestos a producir y exportar.
Veamos primero de todo los países que son los exportadores e importadores de armas.
Tabla 1
Vemos entonces los que realmente se benefician.
Tabla 2
La industria de la guerra enriquece a las grandes empresas productoras de armas. De los 10 productores más grandes, 6 son estadounidenses. Sin embargo, según los economistas convencionales, lo que es bueno para la industria de guerra es buena para toda la economía. Y si las consecuencias son la muerte y la destrucción en los países importadores y las olas masivas de inmigración, podemos lamentarlo, pero la vida es así. Insisten: no somos responsables de lo que los países importadores hacen con las armas.
Cerremos los ojos a su repugnante cinismo y veamos en que consiste su teoría.
I. La producción de armas no hace crecer la economía
Considere, por ejemplo, la producción de armas de Finmeccanica y su exportación de alrededor de 10.500 millones de dólares (véase el cuadro 2). Finmeccanica ha producido un valor de 10.500 millones de dólares, cuyo valor de uso es destruir valor, no crearlo. Esto no se discute. Pero considere las armas cuando se suspende su valor de uso, cuando no se utilizan. Las armas contienen valor porque son bienes producidos por la mano de obra para el capital. Pero desde el punto de vista de la reproducción económica, la creación de valor, son inútiles porque no son ni bienes de consumo o bienes de capital. Las armas no son bienes reproductivos. Pero téngase en cuenta que, contienen valor, a pesar de que no son bienes reproductivos. El trabajo que las produce es productivo.
Supongamos que el país importador es Corea del Sur y el comprador el estado de Corea del Sur. El estado de Corea del Sur paga a Finmeccanica 10.500 millones de dólares por mercancías, pero en la medida en que no se utilizan, son inútiles para la creación de valor.
Finmeccanica ha creado trabajo, pero ha producido bienes innecesarios, pero el coste se vierte sobre el estado de Corea del Sur. Corea del Sur utiliza diez mil quinientos millones de dólares para comprar esas armas. En la medida en que esos dólares fueron extraídos de los trabajadores a través de los impuestos, los 10.500 millones en armas fueron robados a los trabajadores surcoreanos.
Supongamos que con esos 10.500 millones de dólares Finmeccanica comprará bienes civiles surcoreanos. Tanto el valor como el valor de uso producido por los trabajadores coreanos es apropiado por Finmeccanica de Italia.
En resumen, Finmeccanica explota el trabajo de los trabajadores italianos, que se revierte sobre el estado de Corea del Sur que compra bienes innecesarios (armas) porque no son reproductivos. El estado que paga es el de Corea del Sur, Finmeccanica de Italia compra bienes civiles surcoreanos y se apropia del valor y del valor de uso producido por los trabajadores de Corea del Sur. Finmeccanica se apropia de la plusvalía producida en Corea del Sur y aumenta sus ganancias.
Sin embargo, lo que es cierto para una empresa no es necesariamente cierto para la economía nacional. Para la economía italiana, el trabajo empleado ha sido para la producción de bienes innecesarios y por lo tanto se desperdicia ese valor. El valor perdido en Italia se iguala con el apropiado en Italia desde Corea del Sur. Por tanto, es erróneo afirmar, como muchos economistas hacen, que la economía italiana crecerá gracias al gasto militar. La economía italiana es estática porque el valor que se realiza es la otra cara de la moneda de una pérdida de valor.
II. El intercambio desigual favorece a los fabricantes de armas
Pero también hay otra ventaja para Finmeccanica inversa a otra desventaja para Corea del Sur.
Supongamos que Finmeccanica invierte $ 80 millones en la producción de mercancías y da empleo a los trabajadores por 20 millones de dólares. Si la tasa de plusvalía es del 100%, lo que significa que la plusvalía es de 20 millones, el valor de las armas producidas por Finmeccanica es 80 + 20 + 20 = $ 120 millones.
Supongamos también que los fabricantes de bienes civiles surcoreanos invierten 80 millones en los medios de producción, pero que los salarios de los trabajadores que emplean son 40 millones de dólares. Esta hipótesis es plausible porque la producción de armas requiere en porcentaje muchos mas trabajadores que medios producción. Una indicación de que este es el caso, la tenemos en un estudio de 2010 que muestra que en los Estados Unidos por cada mil millones de dólares gastados, se crean 17.000 puestos de trabajo en energía limpia, 20.000 en sanidad, 29.000 en el sistema escolar, pero sólo 11.600 como consecuencia de los gastos militares. (Is Military Keynesianism the
Solution? Heidi Garrett-Peltier, March 2010,http://www.peri.umass.edu/536/ ). Los datos sobre la relación entre el trabajo y el capital invertido en los sectores civiles surcoreanos confirman sin lugar a dudas que porcentualmente más trabajadores son empleados por unidad de capital invertido en estos sectores que en las grandes multinacionales productoras de armas.
Si incluso en los sectores productores de bienes civiles en Corea del Sur la tasa de plusvalía es del 100%, es decir, 40 millones de dólares, el valor de los bienes de Corea del Sur es de 140 millones de dólares.
El precio al que se intercambian los productos italianos y los de Corea del Sur se determina por la oferta y la demanda. Esta oscila alrededor del precio al que las dos tasas de ganancia se equalizan. La tasa de ganancia de Finmeccanica es 20/100 = 20%, la de los bienes de Corea del Sur es 40/100 = 40%. Por lo tanto, la tasa de ganancia ecualizada es del 30%. Las armas italianas, y los productos surcoreanos tienden a intercambiarse a un precio de 130 millones de dólares. Lo que significa que los fabricantes surcoreanos pierden 10 millones y que Finmeccanica gana 10 millones. Este es el intercambio desigual inherente a la formación de los precios. Las fluctuaciones en los precios debido a las fluctuaciones de la oferta y la demanda sólo pueden modificar este precio.
Por otra parte, el trabajo genera más valor en la medida en que está más explotado, y que debe trabajar más tiempo y más intensamente. Y la tasa de explotación en Corea del Sur tiene niveles mucho más altos que en Italia. Esto aumenta el valor excedente extraído a los trabajadores de Corea del Sur y apropiado por Finmeccanica.
III. La producción inducida por la inversión estatal y el multiplicador keynesiano
Que la producción y la venta de armas es moralmente repugnante, especialmente si es a regímenes totalitarios y asesinos, escapa al ojo del economista convencional. Él basa su teoría en el llamado multiplicador keynesiano.
Su historia comienza con el pedido estatal a las empresas privadas que producen bienes militares (armas, infraestructura militar, etc.). Estas inversiones, según lo sugerido por Keynes, serán financiadas por la deuda en lugar de por las detracciones fiscales.
El multiplicador keynesiano
1. El estado italiano hace un pedido a Finmeccanica
2. Finmeccanica invierte en los medios de producción (equipo electrónico encargado) y en fuerza de trabajo
3. Los fabricantes de productos electrónicos invierten en medios de producción (piden cables eléctricos) y en fuerza de trabajo, y así sucesivamente.
A cada paso, aumenta la inversión y, por tanto, los beneficios y por lo tanto las ventas de productos manufacturados. Pero también crea más puestos de trabajo y por lo tanto salarios y, por tanto, aumentan las ventas de bienes de consumo. Estas políticas benefician tanto al capital como al trabajo. Por tanto, existe una comunión de intereses entre el capital y el trabajo. Por otra parte, defiende el economista keynesiano, al final de la cadena, la economía ha mejorado, los ingresos del Estado han aumentado y las deudas contraídas por el Estado para financiar la inversión inicial pueden ser recuperadas. En esencia, esto es el multiplicador keynesiano. Se aplica tanto a los gastos militares como a los civiles. Es una lástima que no funcione.
Un ejemplo para todos. Los Estados Unidos son con mucho los mayores productores de armas desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad, el gasto militar real de Estados Unidos es de aproximadamente 900 mil millones de dólares al año, alrededor de la mitad de la producción mundial. ¿Cuáles fueron los efectos sobre la economía de Estados Unidos, es decir, sobre la tasa de ganancia? Estos
La tasa de ganancia se redujo en alrededor del 12% desde el final de la II GM a alrededor del 6% en 2010 a pesar del gasto militar.
IV. El multiplicador marxista
¿Por qué el multiplicador keynesiano no está funcionando? La razón es que ignora el hecho de que el motor de la economía capitalista no es la inversión y el empleo, sino la rentabilidad, la tasa de ganancia, el beneficio obtenido mediante la inversión. La inversión y el empleo son consecuencias de la tasa tendencial de ganancia. En principio, los capitalistas aumentan las inversiones si su tasa de ganancias aumenta, pero nada garantiza que los efectos del aumento de la inversión en la tasa de ganancia sean positivos.
Lo que realmente sucede en la estela de las inversiones inducidas por el estado se demuestra por lo que llamo el multiplicador marxista.
El multiplicador marxista.
Generalizando, a las primeras inversiones financiadas por el Estado, sigue una cadena de inversiones en la que cada capitalista encarga a otros capitalistas bienes de capital. El punto es que, por lo general, los encargos se hacen a los capitalistas más eficientes ya que producen más bienes por unidades del capital invertido, es decir, sus productos tienen un valor unitario inferior a los de otros competidores. Pero los productores más eficientes son también los que sustituyen a los trabajadores por medios de producción. Pero como se pueda demostrar que sólo el trabajo crea valor y plusvalía, esas inversiones generan menos valor y plusvalía por unidad de capital invertido.
Los productores A1, B1, etc. Invierten relativamente más en los medios de producción y menos en mano de obra. La tasa de ganancia que generan se reduce y la continuación la tasa media de ganancia cae porque cada vez se invierte más en medios de producción en relación con la inversión en mano de obra. Sin embargo, la masa de la tasa de ganancia que se logra aumenta. De hecho, dentro de un determinado sector, ya que los precios de los bienes son más o menos similares tienden a igualarse, la mayor producción de los productores más eficientes se vende a otros sectores, al mismo precio que la menor producción de los productores menos eficientes. Los primeros obtienen una tasa de ganancia más alta, pero a expensas de la tasa de ganancia de los segundos. La tasa de ganancia de los primeros es mayor que la tasa de ganancia de los segundos, que cae por debajo de la tasa media de ganancia. La caída de la tasa media de ganancia (como en el gráfico 1 de más arriba) revela un aumento en la tasa de ganancia de los productores más eficientes y una caída más pronunciada en la tasa de ganancia de los menos eficientes. Básicamente, los productores  A 2 , B 2 y así sucesivamente están destinados al fracaso.
El multiplicador keynesiano, en su forma más simple como el anterior ejemplo, ignora la existencia de bienes no vendidos. Pero esto es inverosímil especialmente en los períodos del ciclo económico descendente. Por tanto, es posible que las inversiones inducidas por el Estado y su efecto en cascada tengan como efecto inicial la reducción de las existencias de bienes no vendidos. En ese caso, el aumento de la rentabilidad refleja una disminución de las pérdidas debido a la caída de ventas previa, en lugar de un aumento del beneficio por unidad de capital invertido. El mayor margen de ganancia, por tanto, en el mejor de los casos es un efecto temporal y no sirve para impulsar la economía. En vista de la caída de la rentabilidad media, las inversiones financiadas por el estado son sólo una primera medida, pasajera, contra-tendencial.
Si las políticas keynesianas reactivan la economía sólo por un corto período de tiempo, las deudas estatales iniciales contraídas para financiar este tipo de políticas no pueden ser satisfechas porque dicha política, después de una posible mejoría inicial, deteriora la rentabilidad de la economía. El keynesianismo, tanto civil como militar, es ineficaz contra la tendencia negativa de la tasa de ganancia. Pero el keynesianismo militar, además de desviar recursos para uso civil, fomenta guerras y causa un inmenso sufrimiento.
V. La racionalidad del keynesianismo militar y los flujos migratorios
La "racionalidad" del gasto militar no es económica, sino imperialista. El siguiente gráfico confirma esto para los cuatro momentos más significativos de la post-guerra de Estados Unidos (http://dailysignal.com/2015/02/14/history-defense-spending-one-chart/) )
Por cierto, los gastos militares de Estados Unidos aumentaron en términos absolutos, pero disminuyeron como porcentaje del PIB. Los EE.UU. cada vez tienen más difícil financiar sus políticas imperialistas debido a la caída de su rentabilidad promedio.
Esto muestra hasta que punto son ingenuos los que dicen:  si las guerras se libran con armas producidas por las grandes multinacionales y si el keynesianismo militar no reactiva la economía, ¿por qué no impiden esta producción? ¿Por qué no reconvertir la producción militar en producción civil? La respuesta es que la producción de armas, aunque en teoría podría ser sustituida por la producción de bienes civiles, es imprescindible para el imperialismo. Los tentáculos económicos e ideológicos de los fabricantes de armas se extienden a las universidades y las teorías emergen aparentemente sin un contenido de clase. Como se ha visto anteriormente, en la teoría keynesiana, la inversión inducida por el Estado es tanto en beneficio del capital como del trabajo. Este concepto, además de ser erróneo, implica una teoría de la colaboración de clases. Pero, de hecho, la caída de la tasa media de ganancia causada por este tipo de inversiones, inevitablemente, provoca crisis recurrentes, políticas de austeridad, guerras, etc. Cuyos efectos negativos recaen sobre todo en el trabajo.
Si este sistema, incluyendo el keynesianismo militar, es la causa del sufrimiento de los inmigrantes, es nuestro deber no sólo darles la bienvenida con los brazos abiertos, sino también construir con ellos las condiciones de manera que sean compañeros de lucha, tanto aquí en Italia como en su país de origen contra un enemigo común, el capitalismo y el imperialismo.
Se doctoró en economía en la Universidad de Turín, Italia. Ha trabajado para las NN UU en Nueva York y enseñado en la Universidad de Amsterdam. Es autor de numerosos estudios de economía marxista. Próximamente publicará con M. Roberts, The World in Crisis, en la editorial Zero Books.
Fuente:
http://www.sinistrainrete.info/estero/6865-guglielmo-carchedi-migranti-e-keynesismo-militare.html
Traducción:
G. Buster

lunes, 4 de abril de 2016

La poderosa narrativa de los fanáticos

El ISIS ha creado una estructura copiada de su organización enemiga, Hezbolá. Su fuerza reside en la atracción de su mensaje


En 1989 el grupo chií libanés Hezbolá introdujo un cambio sustancial en su sistema interno que le permitió dejar de ser una milicia para convertirse, un cuarto de siglo después, en la organización política y militar más importante de Líbano, y en una de las más influyentes de Oriente Próximo. Ante el limitado impacto de los ataques, optó por crear órganos de dirección que ya no se ocupaban solo de la lucha armada, si no que interesaban también por la dimensión política e ideológica del combate en un momento en el que miles de personas se acercaban a sus filas seducidas por la creciente popularidad de sus operaciones. Se mantuvo al Consejo de Shura como máximo órgano de poder, pero se le dotó de un secretario general. A la nueva cabeza visible acompañaban cinco nombres secretos, incluido el jefe del Consejo de Yihad, única conexión del liderazgo político con el brazo armado, casi autónomo.
A la reforma se le añadieron dos tentáculos más: un órgano para la educación escolar y otro destinado a la propaganda a través de la televisión, medio de masas del momento. El objetivo era crear un universo en el que las familias chiíes —tantos años marginadas— sintieran un estado de confort, pertenencia y compromiso que favoreciera la fidelidad y la movilización. La estrategia funcionó. Diez años después, las tropas israelíes abandonaban derrotadas en el sur de Líbano, sin haber podido penetrar en la tupida red del liderazgo del grupo.
Una de las razones en las que se asienta el éxito la organización yihadista Estado Islámico (ISIS) es haber logrado replicar el sistema de Hezbolá, pese a ser una entidad suní, creada en un entorno suní, para defender un ideal suní que considera herejes y enemigos a los chiíes. Está igualmente dirigido por un Consejo de Shura secreto y tiene una cabeza visible: el autoproclamado califaAbu Bakr al Bagdadi. A su vera se sitúan los consejeros político, judicial y de la Yihad, y al menos cuatro más cuya identidad se desconoce. Todos están capacitados para suceder al califa si este fuera eliminado. Al igual que en Hezbolá, solo confían en un sistema ancestral de postas para comunicarse, sin teléfonos móviles ni correos electrónicos. Y al igual que el movimiento armado chií, la única conexión entre el brazo armado y la cúpula es el consejero de Yihad, que también se beneficia de un potente aparato de propaganda masiva. Un sistema que blinda la dirección, reduce al mínimo el impacto de los asesinatos selectivos y prima un segundo objetivo: crear un sentimiento de confort para los suníes, de identidad, pertenencia y compromiso que favorezca la fidelidad y la movilización.
Pero la estructura por sí sola no explica por qué las actuales tácticas occidentales —basadas en ineficaces bombardeos aéreos— están abocadas al fracaso. Jacob Olidort, catedrático adjunto en la Universidad George Washington, lanzó en la revista Foreign Affairs una pregunta esencial: ¿en que momento un extremista se convierte en un extremista violento? Y concluyó que más allá de los factores políticos y económicos, el problema radica en el arma más poderosa de los grupos yihadistas: cómo funciona su ideología. “Es la capacidad que tiene el ISIS de vender y validar su visión del mundo entre las distintas circunstancias que las comunidades musulmanas experimentan y observan”, explica.
En este marco, atacar en Bruselas, París o Lahore no es un fin en sí mismo. Si no que forma parte de una causa: la de defender la única interpretación que consideran válida del islam frente a la pléyade que forman sus enemigos, entre los que colocan también a aquellos que ejercen su propia religión de otro modo. Los hermanos Kouachi, autores de la matanza de Charlie Hebdo, y Ahmedi Coulibay, el hombre que entró en el supermercado judío, señalaron que su acción era “una venganza contra quienes insultan al islam”. Una ideología, una causa, que llena por igual el vacío social y existencial, la falta de horizontes y el afán humano de sentirse útiles y protagonistas, de aquellos que la abrazan.
Según la revista Dabiq, órgano de propaganda del ISIS, el territorio bajo su control ofrece todo lo necesario para ser un buen musulmán. Representa —dicen— una sociedad “pura”, a salvo de los perniciosos vicios de occidente, y del “islam pervertido”. Un espacio ideal en el que las aspiraciones prosaicas también están garantizadas. Uno puede casarse, combatir, formar un familia y trabajar con vecinos que son como tú. Una sensación de identidad, de pertenencia, de compromiso e incluso de solidaridad que favorece el reclutamiento, incluso de familias enteras. Por eso el ISIS supone algo más que un grupo terrorista. Necesita un territorio en el que presentar como una realidad su quimera.
Olidort eludía, sin embargo, otra pregunta fundamental. ¿De dónde viene y cómo se financia esta ideología? La narrativa de los movimientos yihadistas actuales, ya sea el ISIS o Al Qaeda, se fundamenta en el wahabismo, la interpretación literalista del islam que rige en Arabia Saudí desde el siglo XVI. Existen mínimas diferencias en cómo aplican este islam herético los dirigentes y clérigos de la autocracia saudí, el autoproclamado califa o el líder de la red fundada por Bin Laden. En la década de los ochenta, Riad se sumó a un proyecto norteamericano para enviar guerreros islámicos (muyahidin) a combatir el comunismo en Afganistán. Según datos de la Fundación Rey Fahd, la oligarquía gastó más de 4.000 millones de petrodólares en la edificación de mezquitas y madrasas en Afganistán, Pakistán y otros puntos de Asia. El objetivo era promover el wahabismo como el único islam, y a la familia real saudí como el verdadero guardián de la fe primigenia. La casa de Saud promocionó su interpretación del islam como una ideología indispensable y durante la década de los noventa financió 1.500 mezquitas más, 2.210 madrasas y centros islámicos, 4.000 imanes en África, Europa y Norteamérica. Pese a que la conexión saudí se estableció claramente en los atentados del 11-S, en 2013 el 75% de las mezquitas de EE UU estaban en poder de clérigos que predican una interpretación del islam que se opone a los valores occidentales. Similares porcentajes se repetían en Reino Unido, Francia o Túnez. Los hermanos Kouachi asistían a una mezquita wahabí en su barrio.
Son asociaciones caritativas y hombres acaudalados radicados en Arabia Saudí y otros países del golfo Pérsico los que financian esta red de mezquitas que Occidente ha dejado crecer. Una compleja madeja que, pese a las condenas de los dirigentes saudíes contra el yihadismo, desempeña una labor esencial en la política del reino y en el afán de sobrevivir de la actual familia real. Si Europa quiere derrotar a la nueva amenaza, antes que en las bombas quizá deba pensar en buscar vías para contrarrestar la narrativa ideológica de los fanáticos, y enterrar la política de alianzas e intereses que ha dominado el siglo XX.
Javier Martín es arabista, delegado de Efe en el norte de África, autor de ensayos como Estado Islámico. Geopolítica del caos, La casa de Saud y Hizbulá. El brazo armado de Dios.
www.elpais.com
Más allá de los factores políticos y económicos, el arma más poderosa de los yihadistas es su ideología

jueves, 24 de marzo de 2016

Occidente-Oriente: el lenguaje de la construcción del enemigo

oriente_occidente


La Dra. Susana Murphy aborda un tema de gran actualidad: “las marcas de la alteridad en la construcción intelectual Oriente-Occidente”. Lo hace a través del análisis del “lenguaje de la construcción del enemigo en Cercano Oriente antiguo y contemporáneo”. La clave para entenderlo está en la exaltación de Occidente frente a la eliminación y/u omisión de Oriente. Sostiene: “Europa, nace en la historia moderna y se expresa en términos de cristianismo en oposición al mundo musulmán de árabes, turcos, y a los judíos” y “La representación imaginaria del mundo islámico que empieza a bosquejarse en Occidente es conflictiva; los rasgos centrales que lo representan son la guerra, la violencia y luego la religión”.
Curiosamente, el “enemigo” no lo es únicamente la religión. El “pérfido”, el “bárbaro”, el “monstruo” es el portador de los valores religiosos. Juzguen si algo ha cambiado desde la Edad Media.
Dra. Susana Murphy
IHAO- FF y L- CLEARAB, UBA – UNLu

El mythos nos remite a la palabra generadora de ilusión, como a la palabra generadora de verdad. Así se elabora un relato mítico de la otredad, en el que se afirma que Occidente tiene su origen en el mundo clásico. Pero en este caso no será la memoria ni la palabra generadora de verdad la que opere, sino el olvido, la omisión y la mentira. La idea de la historia se iniciaría milagrosamente con Heródoto, como si los esbozos historiográficos anteriores se esfumasen en mitos bizarros e inapropiados. Así, se elimina toda influencia oriental, se desconoce la transmisión cultural del mundo griego de las civilizaciones del Próximo Oriente al mundo griego, la diversidad de la época helenística, la admiración que produjo Egipto en los pensadores clásicos del Renacimiento. Y en su reemplazo se exalta en un continuum, el mito de la democracia, la política, la razón, la religión cristiana y la cultura occidental en un espacio particular, Europa.
Redundancia, discontinuidad, irrealidad, son algunas de las principales coordenadas del eurocentrismo, sin embargo la clave para comprender este proceso está dada por la producción y demonización del enemigo. Así, el nómade, bárbaro, meteco, esclavo, pagano, judío, negro, bruja, el inmigrante en el siglo XX, son figuras de exclusión en la sociedad europea que aparta, condena en diferentes tiempos de la historia y los sitúa en espacios acotados y limitados. Los enemigos son distintos y siguen costumbres diferentes. El diferente por excelencia es, el extranjero.
Nos interesa analizar el modelo recurrente de la creación de un enemigo que es análogo a la construcción del “otro”. Así, la construcción del enemigo debe ser intensiva y constante para que sea efectiva. En este sentido la historia del “orientalismo”, es la de una gran patología, cuyos síntomas se inscriben particularmente en la ideología del individualismo y la modernidad. Con respecto a ese objeto de estudio que denominamos “Oriente”, el problema no radica en el objeto de conocimiento como en la constitución de un sujeto observante que debe tomar conciencia de lo que lo caracteriza, así como a la sociedad a la que pertenece.
Europa, nace en la historia moderna y se expresa en términos de cristianismo en oposición al mundo musulmán de árabes, turcos, y a los judíos.
La literatura religiosa de los siglos IX y X da cuenta del temor que cunde en Europa.: “…Todo son ciudades despobladas, monasterios destruidos o incendiados, campos desolados…”, y las causas radican en las últimas invasiones de árabes, húngaros y escandinavos. Los escandinavos y sarracenos tuvieron un elemento en común, la marinería, lo que les permitió el dominio del mar, el avance hacia las costas y la actividad expedicionaria y la conquista. El siglo IX da cuenta de la incursión de los árabes en el sur de la actual Italia y España. Los testimonios ofrecen indicios de asentamiento de población musulmana e incluso la formación de una organización estatal, el emirato, dependiente del califato de Damasco, con centro en Córdoba.
Asimismo, existen evidencias de incursiones efímeras en los Alpes, Pirineos y Valle del Rhin.
Sin embargo, el contacto con Occidente se había establecido previamente mediante la red comercial a larga distancia del Islam, que abarcaba desde China hasta el estrecho de Gibraltar. Los intercambios económicos, las piezas de oro, las monedas de plata que circulaban en Europa provenían únicamente de talleres árabes o griegos. Tanto musulmanes como judíos realizaron importantes aportes científicos y tecnológicos y así se instituyó en una importante vía de circulación no sólo de bienes sino de personas, ideas, y culturas hasta el siglo XII. Otra vía de comunicación Oriente-Occidente fueron las peregrinaciones de judíos, musulmanes y cristianos. El viaje ritual a la Meca por parte de los musulmanes les permitía estudiar en la Meca, en El Cairo o en otros centros, para luego trasladar los conocimientos científicos y filosóficos adquiridos y transmitirlos en Sicilia y al-Andalus. Lo mismo sucedía con los judíos y sus viajes a la Tierra Prometida, y los cristianos realizaban peregrinaciones por el Camino de Santiago conectándose en sus viajes con la cultura musulmana y judía. Finalmente, las Cruzadas fueron también un puente entre Oriente y Occidente en beneficio de este último.
Un siglo después de la muerte del profeta Mahoma, el sur de Europa siente pavor ante la penetración del “extranjero absoluto”, el musulmán, dado que es “otro” que comporta una doble extranjería, no pertenece a la comunidad y no es cristiano, por lo tanto ante esta situación existen dos caminos: la destrucción o la conversión.
La representación imaginaria del mundo islámico que empieza a bosquejarse en Occidente es conflictiva; los rasgos centrales que lo representan son la guerra, la violencia y luego la religión. Se los denota como perfida gens sarracenorum, en otros términos, una comunidad de infieles perversos a los que posteriormente se los etiquetará de bárbaros. Se destacan en particular sus rasgos militares más que su religión, lo que refleja la negación de todo sentimiento religioso de aquellos pueblos que no comparten la fe cristiana. El sarraceno es un guerrero pagano y finalmente idólatra. La figura del bárbaro, identificado con el musulmán, es la representación de la frontera que socava el orden topográfico y mental del cristianismo.
Por su parte, la Histoire anonyme de la Première Croisade; devela en parte la imagen que los musulmanes tenían de los cristianos y de Occidente, los cristianos son vistos como “mendigos, desvalidos y miserables”, las ciudades cristianas se caracterizan por “la suciedad y los olores desagradables”. Los relatos de viajeros cuentan la impresión que les causa la suciedad de los europeos pues no se bañan y no cambian sus vestimentas.
El papa Urbano II, convocó en el año 1095 a un concilio en Clermont en el que exhortó a los cristianos a alistarse para emprender la lucha contra los infieles y recuperar el Santo Sepulcro. La primera peregrinación a Tierra Santa se realizó bajo la dirección del monje Pedro el Ermitaño; los fieles que marcharon junto a él eran de muy humilde condición y el bandidaje aprovechó la marcha de los cruzados en defensa de Jerusalén para realizar todo tipo de atropellos. Así los relatos conservados dan cuenta de otra presencia extraña: los judíos. En efecto, al mando de Emich de Lesingen un pequeño barón, mitad bandido, mitad señor, algunos peregrinos alemanes emprendieron a lo largo de su itinerario abominables matanzas de judíos. Una crónica judía de la época atribuida a Salomón bar Simeón, relata que: “El día (3 de mayo) los enemigos asaltaron la comunidad de Espira y mataron a once santas personas”.  Lo mismo se repitió en Worms, Maguncia y Colonia donde se destruyeron sinagogas y se tiraron por las calles los rollos de la Torá. Al comparar las imágenes que transmiten cristianos, musulmanes y judíos es posible marcar diferencias. La visión cristiana destaca y subraya la barbarie, la violencia, la perfidia, y ante la presencia del invasor total que no se inclina ante la cruz. Los musulmanes aluden particularmente a la falta de higiene, la suciedad, la miseria, la pobreza, el hacinamiento, características de las ciudades medievales; mientras que las crónicas judías denotan la intolerancia, la persecución, el rechazo y la barbarie instauradas por algunos cristianos.
Las representaciones negativas en torno al Islam que se forjaron en el seno de la cristiandad se ambientaron en espacios simbólicos alejados, montañosos, y en los claustros de los monasterios. Allí se elaboraron distintas representaciones, dado que eran los recintos del saber, lugar de la lectura y escritura.
Las imágenes que evocan el mundo musulmán se asocian con el reino animal, con la desnudez en tanto signo de inferioridad e identificada con hombres violentos y salvajes, con la vida profana, la prostitución y el libertinaje.
En el sentido señalado la representación de la sexualidad, bajo la figura de la prostituta, fue y es un instrumento para denigrar a las “otras” y los “otros” y situarlos en el campo de la marginalidad e incluso la exclusión. Un ejemplo de lo expuesto lo aporta la ciudad de Venecia, que albergaba a un gran número de prostitutas debido a la presencia de extranjeros que recalaban en el puerto de la ciudad para los intercambios de bienes y productos. Las autoridades de la ciudad trataban a las prostitutas como “cuerpos extraños” y por lo tanto era necesario segregarlas, al igual que a los judíos prestamistas, que estaban obligados a usar ropa o distintivos de color amarillo. A su vez, en algunos lugares las mujeres judías fueron señaladas como prostitutas, y en otras ciudades se les obligaba a usar pendientes, que simbolizaban “impureza sexual” y “tentación”.
Como puede observarse, la prostituta, el judío y la mujer judía eran seres marginales, despreciados, segregados, eran seres extraños que no pertenecían a la comunidad cristiana y no respetaban los valores de la religión,  en consecuencia era preciso marcarlos, señalarlos para impedir cualquier tipo de integración, excluirlos. Las huellas de la prostitución se encuentran diseminadas en diferentes espacios en la India, en el Antiguo Testamento, en la Mesopotamia y en particular en la prestigiosa ciudad de Babilonia; existen evidencias documentales de la prostitución “sagrada”, ejercida por las sacerdotisas del templo, a las que se les prohibía el matrimonio y que tenían la obligación de realizar el acto sexual con cualquiera que diese una contraprestación, para las divinidades y por ende al templo. En la India las bailarinas “sagradas” danzaban para las divinidades en los templos y eran también el objeto sexual de los contribuyentes (brahmanes y mercaderes). Como puede observarse, desde los inicios la institución de la prostitución: es masculina, lo recaudado era para el servicio del templo y sus sacerdotes. La invocación a las divinidades era la forma de coerción ideológica impuesta a las sacerdotisas para que cumpliesen con el ritual sexual.
El imaginario cristiano medieval denostaba a musulmanes y judíos desde las palabras y las representaciones, y así incorporan una nueva imagen denigratoria de la sexualidad pecaminosa. La representación iconográfica de Babilonia es la de “la gran prostituta”, indudablemente con rostro de mujer, sentada en un trono, luciendo en sus sienes una corona con el símbolo del Islam, la medialuna, y adornos almenados que representan el estilo arquitectónico islámico y el agua del río sugerida mediante un diván.
La imagen del Islam en tanto “gran prostituta” es exhibida en contraposición a la religión cristiana, que tiene como prédica el ascetismo, la abstinencia sexual, el celibato. Cualquiera otra manifestación era considerada oprobiosa. Sin embargo, los Padres de la Iglesia, San Agustín y Santo Tomás consideraron que la prostitución era necesaria pues así se preservaba el honor de las mujeres casadas y la virginidad de las solteras. Se percibe en esta postura una cínica “doble moral” que la burguesía y el capitalismo continuará largamente.
Es justamente la escena del cuerpo prostituido lo que hace de él una metáfora, una representación del otro. Es el espejo de la alineación como gestora de la dimensión imaginaria, en la que el cuerpo queda inhibido, y se lo destina a elaborar una trama inconsciente.
Existía una representación imaginaria del Islam y no un conocimiento objetivo, se tenía una visión deformada y homogénea. Se forjó un ideario geométrico, Occidente percibía al Islam como un poder político-religioso cuya base estaba constituida por pueblos paganos e infieles y con un universo religioso falso, representado en la figura de Mahoma, y un espacio central pagano, Bagdad. Paralelamente, el poder político-religioso occidental estaba sustentado por pueblos cristianos, donde residía la verdadera religión encarnada en la figura de Jesucristo y el centro del cristianismo, la ciudad de Roma.
Una representación singular del Islam fue asociarlo a una bestia con cuernos, el dragón. Filotrasto sostuvo oportunamente que los árabes comían el corazón y el hígado del dragón o serpiente alada con fines mágicos, para efectuar sortilegios y adivinaciones. La figura del dragón, mushusshu en lengua acadia es significativa, el vocablo evoca la “serpiente furiosa”, y en el pensamiento mesopotámico se consideraba que la divinidad tenía rasgos de dragón, en tanto guardián y protector la ciudad.  La arquitectura monumental de la ciudad de Babilonia se refleja en la imponente puerta triunfal de Ishtar y la vía procesional ornamentada con figuras de dragones, toros y leones.
En otras civilizaciones, el dragón se asocia con el demonio, la imagen del mal, a menudo se lo menciona como “el anciano dragón”, y en las representaciones toma la forma del legendario animal asociado a la serpiente, como se manifiesta en el Salmo 74. Para la imaginería cristiana, es Cristo el que expulsa al mal, y vence al demonio, y esta acción se simboliza con la destrucción de la serpiente y con la decapitación del dragón. Las imágenes de San Miguel y San Jorge expresan el triunfo de la cristiandad al pisar la cabeza de dragones.
El sentimiento generalizado era hostil.  Se le asignó una imagen pérfida, la versión opuesta de Cristo, es Satán, el diablo, fabulador y carente de sentido, es decir, el Anticristo. El imaginario cristiano debía destruir la imagen del Profeta que transmitió a los hombres el mensaje divino. La analogía con Cristo era muy fuerte, por lo tanto se identifica a Mahoma con la figura del Anticristo y de esta forma se logra demonizarlo.
¿Acaso esas metáforas no son las representaciones del pecado y de los castigos colectivos impuestos por Dios y que se manifiestan en guerras, pestes y hambrunas?
La literatura de los siglos XV e inicios del siglo XVI refleja y alude a relatos cronísticos sobre monstruos, razas monstruosas, casos aberrantes de brujería y sortilegios, aparición de seres extraños y deformes,  historias prodigiosas de “cosas extrañas”, se mencionan los “milagros de la naturaleza”,  el desastre que se abatirá entre los hombres por haber pecado. La dramatización del pecado y sus consecuencias refuerza el poder de la autoridad clerical y de la institución eclesiástica al mismo tiempo que somete e impide el desvío.
La literatura y la lengua representan la imagen del pasado, presente y futuro y a menudo se advierten tergiversaciones en los distintos tiempos. Los logros de Dante en La Divina Comedia consistieron en combinar sutilmente la pintura realista de los conflictos de la sociedad florentina y los valores cristianos, que se evoca en la figura del Universo: Infierno-Purgatorio y Paraíso. Las tres partes se sostienen mutuamente, las tres constituyen el verdadero mundo invisible. Dante es el hombre que habla en nombre de la “Edad Media”, le da voz a las ideas cristianas de diez siglos, a la meditación cristiana. Recordemos que Dante entrará en el Infierno acompañado por Virgilio ¿Acaso este descender de círculo en círculo no será una necesidad y continuidad cultural de mantener vivo el recuerdo del pasado pagano occidental y la gestación del espíritu cristiano?
 Lo paradojal es que los antecedentes de la trilogía infierno-purgatorio-paraíso en la Divina Comedia se manifestaron en distintas etapas de la historia de la Mesopotamia, es decir en el Iraq actual.
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miércoles, 23 de marzo de 2016

El 87% de los atentados yihadistas desde el año 2000 han sido en países de mayoría musulmana

Casi nueve de cada diez atentados perpetrados por organizaciones terroristas de corte islamista entre 2000 y 2014 se produjeron en países de mayoría musulmana
Más de 72.000 personas murieron en estos atentados, 63.000 en países donde el Islam es la religión mayoritaria
El 87% de los atentados perpetrados por organizaciones terroristas islamistas entre 2000 y 2014 se produjeron en países donde la mayoría de la población es musulmana, según los datos de la ‘Global Terrorism Database’ analizados y recopilados por eldiario.es. La base de datos desarrollada por la Universidad de Maryland registra, al menos, 15.181 atentados ejecutados por grupos islamistas radicales identificados por eldiario.es.

Distribución de los atentados cometidos por organizaciones islamistas según la religión mayoritaria (2000-2014)


Fuente: Global Terrorism Database y Pew Research

La metodología de la base de datos entiende por atentados terroristas los actos violentos que tienen (1) un objetivo político, ideológico, económico, religioso o social, (2) que busquen intimidar o coaccionar a una mayor audiencia, y (3) estén fuera de los preceptos del Derecho Internacional Humanitario (DIH).
En total, más de 72.000 personas murieron a causa de estos actos terroristas en ese periodo. La mayoría, en países donde el Islam es la religión mayoritaria. La mitad de los ataques de organizaciones islamistas se llevaron a cabo en países que han sufrido graves conflictos bélicos como Irak (27%), Afganistán (15%) y Pakistán (9%). En estos tres países la religión musulmana representa a más de un 96% de la población, según datos del Pew Research Center.
En una situación diferente, Europa también ha comenzado a sentir el peligro que países de Oriente Medio y Asia Central, principalmente, han sufrido durante la última década. Los nuevos ataques en Bélgica reivindicados por el ISIS, donde varias explosiones han acabado con la vida de al menos 30 personas, representan una cruel pero mínima parte de los atentados cometidos por organizaciones de corte yihadista alrededor del mundo.

Mapa de los atentados cometidos por organizaciones islamistas según la religión mayoritaria (2000-2014)

Se han destacado los países de mayoría musulmana en amarillo. En azul, los de otras religiones.

Fuente: Global Terrorism Database y Pew Research

Europa no es la más afectada por los ataques ni siquiera entre los países donde la población cristiana es mayoría. Filipinas y Kenia, donde el cristianismo supera el 80% de la población, sufrieron 974 ataques desde el inicio del nuevo siglo. Más de 1.800 personas murieron en esos ataques. Una cifra que solo supera en los últimos quince años los atentados del 11S en Nueva York, donde murieron 2.996 personas. Los atentados fueron cometidos por Al-Qaeda.

Los atentados yihadistas se multiplican desde inicio de siglo

Los actos terroristas cometidos por organizaciones yihadistas se multiplican gracias al auge del Estado Islámico, Boko Haram o los movimientos talibanes en los últimos años. En 2000, los grupos islamistas ejecutaron 251 atentados en todo el mundo. Quince años después, en 2014, la cifra se multiplica hasta los 2.572 atentados.
Estos grupos defienden el integrismo islamista, que defiende la adaptación de la vida política a los mandatos religiosos más fanáticos del Islam. El término “islamista” no debe confundirse con “musulmán” o “islámico” ya que estos últimos se refieren a todo lo relacionado con la religión del Islam.

Evolución de muertos y atentados cometidos por organizaciones islamistas (2000-2014)


Fuente: Global Terrorism Database y Pew Research

El 0,1% de los atentados, en Europa Occidental

Solo se cometieron 22 atentados en los países de Europa Occidental entre 2000 y 2014. Representan un 0,1% de los 15.818 actos terroristas cometidos por grupos yihadistas en todo el mundo. Unos datos a los que se unirían los nuevos ataques este martes en Bruselas, donde han fallecido 30 personas, y en noviembre de 2015 en París, donde murieron 137 personas.
Entre 2000 y 2014, 248 personas murieron en ataques cometidos por organizaciones terroristas en los países de Europa Occidental. La mayoría en las explosiones del Metro de Londres en julio de 2005, con 56 fallecidos, y el 11M en Madrid. Los ataques de Atocha, llevados a cabo por una célula terrorista yihadista, acabaron con la vida de 192 personas.

Atentados y víctimas mortales por regiones (2000-2014)


Fuente: Global Terrorism Database y Pew Research
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