De visita por primera vez en Buenos Aires
para dar varias charlas, una de ellas este sábado en la embajada
palestina, el pensador indicó que Israel "creó un proceso de paz que no
lleva a ningún lado".
El historiador Ilan Pappé vivió casi toda su vida en Israel, conoce "el ADN de la política y la sociedad" de ese país y es una de las voces más criticas en el conflicto con Palestina. En una entrevista con Télam, advirtió hoy que "Israel no ofrece un verdadero Estado palestino" y que "creó un proceso de paz que no lleva a ningún lado".
De visita por primera vez en Buenos Aires para dar varias charlas, una de ellas mañana sábado en la embajada palestina a las 17, el autor de una de las obras que más marcó el polarizado y siempre tenso debate sobre el conflicto israelí-palestino -La limpieza étnica de Palestina- ofreció un análisis histórico de la ocupación israelí de los territorios palestinos a sólo meses de su 50 aniversario.
"El gobierno de Israel en 1967 y los sucesivos gobiernos israelíes consensuaron tres puntos: primero, Israel no puede existir si no controla directa o indirectamente Cisjordania; segundo, no se puede expulsar a los palestinos de Cisjordania y de la Franja de Gaza, como se hizo en (el territorio actual de Israel en) 1948; y tercero, no se les puede dar ciudadanía a esos palestinos porque si no los judíos no van a ser mayoría y, entonces, no van a poder decir que defienden un Estado democrático judío", explicó el historiador.
"Ellos crearon su propio problema: quieren el territorio, deciden no expulsar a la gente ni darles ciudadanía ni derechos", agregó el historiador, de 62 años, quien perdió su trabajo y tuvo que abandonar su país en 2007, luego de apoyar públicamente el boicot académico y económico contra su universidad y el estado en general, en reclamo del fin de la ocupación.
Pappé, hijo de alemanes que escaparon del nazismo en los años 30 y nacido en la ciudad israelí de Haifa, vive actualmente en el Reino Unido y es profesor de la Universidad de Exeter.
El
propio primer ministro Benjamin Netanyahu confirmó parcialmente las
palabras de Pappé cuando visitó recientemente la Casa Blanca para su
primera visita oficial con el presidente Donald Trump y afirmó que "en
cualquier acuerdo de paz, Israel debe mantener un control de la
seguridad dominante sobre toda la zona al oeste del río Jordan".
Al oeste del río Jordan, lo único que divide a Israel es el territorio palestino de Cisjordania.
Según Netanyahu, Israel necesita mantener ese control porque "si no otro estado islamista radical y terrorista se instalará en las zonas palestinas, que hará explotar la paz y a Medio Oriente", en referencia a la victoria en las urnas del movimiento islamista Hamas en la Franja de Gaza, tras la retirada de la colonias israelíes de ese territorio.
Pappé rechazó estos argumentos securitarios y eligió concentrarse en las consecuencias de los tres consensos que, dice, sustentan hoy la ocupación: "crearon una mega prisión, en la que millones de personas no tienen derechos plenos ni derechos civiles básicos, y crearon un proceso de paz que no lleva a ningún lado porque en realidad el proceso de paz busca ganar tiempo para que los israelíes construyan una nueva realidad en el territorio".
Por ejemplo, explicó, alrededor de medio millón de colonos israelíes viven hoy en los territorios ocupados de Cisjordania y Jerusalén este.
Para el historiador, la ocupación israelí ha oscilado a lo largo de las décadas entre dos modelos de lo que él llama la mega prisión.
"La abierta, la liberal, en la que los palestinos tienen permitido ir a trabajar a Israel y circular sin problemas. Los palestinos reciben ese premio, si se comportan bien. Si no cuestionan a Israel, reciben estos beneficios". explicó.
"En cambio si resisten, -continuó- como lo hicieron en las intifadas (levantamientos populares palestinos), entonces reciben el otro modelo, una mega prisión de máxima seguridad, en la que hay castigos colectivos, demoliciones de casas, arrestos sin juicios, represión y las ofensivas militares contra la Franja de Gaza".
La conclusión de esta dinámica, para el historiador, es unívoca.
"Según
la visión de Israel, lo mejor que los palestinos pueden conseguir es
una mega prisión abierta, en la que tienen permitido trabajar en Israel,
moverse sin problemas, pero en la que nunca tendrán derechos plenos ni
una ciudadanía real", aseguró.
Pappé sostuvo que esa misma conclusión le cabe al último proceso de paz, reivindicado por Israel, Estados Unidos y gran parte de la comunidad internacional como exitoso.
"Al contrario de lo que muchos recuerdan, el proceso de paz de Oslo no propuso la creación de un Estado palestino, sino apenas una transición. En otras palabras, propuso la versión light de la mega prisión israelí, nada más. Por eso creo que la segunda intifada que vino después fue provocada por la ira que generó entre muchos palestinos entender que eso era lo mejor que podían conseguir", explicó el historiador.
Israel -tanto la dirigencia política como la mayoría de la sociedad- interpretó de otra manera el fracaso del proceso de paz de Oslo. De hecho, el momento que para ellos marcó el fin de los esfuerzos diplomáticos fue el inicio de la segunda intifada y, por ende, consideran que la responsabilidad de romper el diálogo fue de los palestinos por haber elegido la violencia.
De hecho, pese a que la mayoría de los puntos acordados en el proceso de Oslo ya no son respetados, los sucesivos gobiernos israelíes siguen citando ese texto como base para defender la solución de dos Estados, la propuesta diplomática que la ONU y la mayoría de la comunidad internacional propone para terminar de una vez y por todas el conflicto israelí-palestino.
Por eso, Argentina, como más de cien países, reconoció hace unos años la existencia de un Estado palestino sobre las fronteras previas a la guerra de 1967, que inauguró la ocupación militar israelí en los territorios de Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén este.
Pappé apoya este tipo de reconocimientos porque cree que le da aire al reclamo palestino, pero advierte que Israel está deformando el concepto de Estado cuando habla de una solución de dos Estados.
"Israel no propone crear un verdadero Estado palestino. Le pueden llamar Estado, pero en ningún libro de texto se define como Estado lo que propone. Israel quiere que Palestina no tenga un Ejército, no tenga contigüidad territorial y quiere reservarse el derecho a controlar la seguridad de la zona, es decir, las entradas y las salidas. En resumen, -concluyó el historiador- quiere una prisión".
El historiador Ilan Pappé vivió casi toda su vida en Israel, conoce "el ADN de la política y la sociedad" de ese país y es una de las voces más criticas en el conflicto con Palestina. En una entrevista con Télam, advirtió hoy que "Israel no ofrece un verdadero Estado palestino" y que "creó un proceso de paz que no lleva a ningún lado".
De visita por primera vez en Buenos Aires para dar varias charlas, una de ellas mañana sábado en la embajada palestina a las 17, el autor de una de las obras que más marcó el polarizado y siempre tenso debate sobre el conflicto israelí-palestino -La limpieza étnica de Palestina- ofreció un análisis histórico de la ocupación israelí de los territorios palestinos a sólo meses de su 50 aniversario.
"El gobierno de Israel en 1967 y los sucesivos gobiernos israelíes consensuaron tres puntos: primero, Israel no puede existir si no controla directa o indirectamente Cisjordania; segundo, no se puede expulsar a los palestinos de Cisjordania y de la Franja de Gaza, como se hizo en (el territorio actual de Israel en) 1948; y tercero, no se les puede dar ciudadanía a esos palestinos porque si no los judíos no van a ser mayoría y, entonces, no van a poder decir que defienden un Estado democrático judío", explicó el historiador.
"Ellos crearon su propio problema: quieren el territorio, deciden no expulsar a la gente ni darles ciudadanía ni derechos", agregó el historiador, de 62 años, quien perdió su trabajo y tuvo que abandonar su país en 2007, luego de apoyar públicamente el boicot académico y económico contra su universidad y el estado en general, en reclamo del fin de la ocupación.
Pappé, hijo de alemanes que escaparon del nazismo en los años 30 y nacido en la ciudad israelí de Haifa, vive actualmente en el Reino Unido y es profesor de la Universidad de Exeter.
Al oeste del río Jordan, lo único que divide a Israel es el territorio palestino de Cisjordania.
Según Netanyahu, Israel necesita mantener ese control porque "si no otro estado islamista radical y terrorista se instalará en las zonas palestinas, que hará explotar la paz y a Medio Oriente", en referencia a la victoria en las urnas del movimiento islamista Hamas en la Franja de Gaza, tras la retirada de la colonias israelíes de ese territorio.
Pappé rechazó estos argumentos securitarios y eligió concentrarse en las consecuencias de los tres consensos que, dice, sustentan hoy la ocupación: "crearon una mega prisión, en la que millones de personas no tienen derechos plenos ni derechos civiles básicos, y crearon un proceso de paz que no lleva a ningún lado porque en realidad el proceso de paz busca ganar tiempo para que los israelíes construyan una nueva realidad en el territorio".
Por ejemplo, explicó, alrededor de medio millón de colonos israelíes viven hoy en los territorios ocupados de Cisjordania y Jerusalén este.
Para el historiador, la ocupación israelí ha oscilado a lo largo de las décadas entre dos modelos de lo que él llama la mega prisión.
"La abierta, la liberal, en la que los palestinos tienen permitido ir a trabajar a Israel y circular sin problemas. Los palestinos reciben ese premio, si se comportan bien. Si no cuestionan a Israel, reciben estos beneficios". explicó.
"En cambio si resisten, -continuó- como lo hicieron en las intifadas (levantamientos populares palestinos), entonces reciben el otro modelo, una mega prisión de máxima seguridad, en la que hay castigos colectivos, demoliciones de casas, arrestos sin juicios, represión y las ofensivas militares contra la Franja de Gaza".
La conclusión de esta dinámica, para el historiador, es unívoca.
Pappé sostuvo que esa misma conclusión le cabe al último proceso de paz, reivindicado por Israel, Estados Unidos y gran parte de la comunidad internacional como exitoso.
"Al contrario de lo que muchos recuerdan, el proceso de paz de Oslo no propuso la creación de un Estado palestino, sino apenas una transición. En otras palabras, propuso la versión light de la mega prisión israelí, nada más. Por eso creo que la segunda intifada que vino después fue provocada por la ira que generó entre muchos palestinos entender que eso era lo mejor que podían conseguir", explicó el historiador.
Israel -tanto la dirigencia política como la mayoría de la sociedad- interpretó de otra manera el fracaso del proceso de paz de Oslo. De hecho, el momento que para ellos marcó el fin de los esfuerzos diplomáticos fue el inicio de la segunda intifada y, por ende, consideran que la responsabilidad de romper el diálogo fue de los palestinos por haber elegido la violencia.
De hecho, pese a que la mayoría de los puntos acordados en el proceso de Oslo ya no son respetados, los sucesivos gobiernos israelíes siguen citando ese texto como base para defender la solución de dos Estados, la propuesta diplomática que la ONU y la mayoría de la comunidad internacional propone para terminar de una vez y por todas el conflicto israelí-palestino.
Por eso, Argentina, como más de cien países, reconoció hace unos años la existencia de un Estado palestino sobre las fronteras previas a la guerra de 1967, que inauguró la ocupación militar israelí en los territorios de Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén este.
Pappé apoya este tipo de reconocimientos porque cree que le da aire al reclamo palestino, pero advierte que Israel está deformando el concepto de Estado cuando habla de una solución de dos Estados.
"Israel no propone crear un verdadero Estado palestino. Le pueden llamar Estado, pero en ningún libro de texto se define como Estado lo que propone. Israel quiere que Palestina no tenga un Ejército, no tenga contigüidad territorial y quiere reservarse el derecho a controlar la seguridad de la zona, es decir, las entradas y las salidas. En resumen, -concluyó el historiador- quiere una prisión".
Fuente: telam.com.ar
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