Muchas primaveras han pasado desde aquellos meses de 2011 en que
Wadah Khanfar (Jenin, Palestina, 1969) decidió que la cadena de
televisión que dirigía, Al Jazeera, daría prioridad a unas protestas
juveniles en Túnez, Egipto y Libia que se parecían mucho unas a otras.
Este joven nacido en un pueblo sin tierra se dio cuenta pronto de que
nada había hecho más daño a los árabes que las profundas divisiones
cultivadas por poderes foráneos y élites locales desde el siglo XIX.
“Estamos ante un momento histórico”, llegó a proclamar en un memorable
discurso, tras defender que el mundo árabe vivía su primavera
democrática, tras la glaciación del autoritarismo. Paralelamente a la revolución
que vivía el mundo árabe, Khanfar expandió Al Jazeera con ambición,
haciendo de la cadena catarí un gigante que emite, entre otras lenguas,
en árabe e inglés, y tiene 80 delegaciones en todo el mundo. Dimitió en
la cima de su éxito y hoy se dedica a defender la democracia en el mundo
árabe a través de instituciones como el Common Action Forum, que preside y le ha traído a Madrid justo en las últimas horas del ultimátum dado por Arabia Saudí y sus aliados para que Qatar se doblegue y cierre permanentemente la voz de Al Jazeera.
Pregunta. Vence el ultimátum que dieron Arabia Saudí
y sus aliados para que Qatar cierre Al Jazeera. ¿Qué hace a esta cadena
de televisión tan amenazante para Riad?
Respuesta. Que Al Jazeera defiende la democracia y la libertad. Eso es muy peligroso en una zona que todavía teme los efectos de la primavera árabe. Para destruirla después de las contrarrevoluciones en Egipto, Libia y Yemen y de una guerra civil en Siria, pretenden erradicar a Al Jazeera porque ha estado en la vanguardia de la defensa de la libertad de expresión.
P. ¿Admite que Al Jazeera fue instrumental para que la primavera árabe se extendiese?
R. Claro que fue esencial tener libertad de expresión a través de medios de comunicación independientes. Pero no puedo afirmar que Al Jazeera estuviese detrás de la primavera árabe. Sí diría que fue importante para el estado de ánimo de los jóvenes que salieron a la calle a exigir sus derechos.
P. ¿Cuál fue la razón que le llevó a expandir Al Jazeera por todo el mundo árabe?
R. En los últimos 100 años el mundo árabe ha sido desmembrado en pequeñas partes a las que llamamos Estados. Pero sigue habiendo unos conocimientos, un idioma y un ADN común. Al Jazeera creó una conexión conceptual entre los árabes por encima de sus Estados.
P. ¿Sigue pensando que la primavera árabe fue un momento histórico?
R.Sí, porque la batalla por la libertad y la democracia en el mundo árabe todavía no ha terminado. Hay conflictos violentos en Siria, Yemen, Libia o Egipto, pero las fuerzas contrarrevolucionarias no están ofreciendo buenas alternativas. Puede que consigan gobernar en Egipto, Yemen o Libia durante unos años, pero fracasarán porque no prometen libertad, democracia o desarrollo económico.
P. El bloqueo a Qatar, ¿forma parte de esa misma operación?
R. Claro. Piensan que cerrando Al Jazeera pueden acallar la democracia, pero se equivocan. Ese debate ya trasciende a Al Jazeera. La gente joven se comunica a través de las redes sociales, que también intentan cerrar. Tuitear hoy en Emiratos Árabes o Arabia Saudí algo que incomode al poder te puede llevar a la cárcel 10 años.
P. ¿No ve ninguna opción de que el bloqueo tenga éxito?
R. No, porque han calculado mal el equilibrio de
poder en la región. Durante los primeros días los saudíes pensaron que
podrían hacer que Qatar se doblegara. Olvidaron que Turquía e Irán son
potencias importantes en la región que nunca permitirán esas
reconfiguraciones de poder.
P. Como director de Al Jazeera , ¿por qué decidió expandirse para crear una cadena global con una filial en inglés en EE UU?
R. Pensábamos que la narrativa del sur no se presenta muy bien en el norte, especialmente en EE UU y Europa. La mayoría de cadenas internacionales, como CNN o BBC, están en el norte. Al Jazeera es una gran cadena internacional con sede en el sur.
P. Usted nació en Palestina. ¿Fue difícil abrir una corresponsalía en Israel?
R. Como periodista, no me podía permitir ser sentimental. No podíamos dar la versión palestina o la versión árabe e ignorar la versión israelí o estadounidense, porque el nuestro es un deber periodístico. Das los datos y permites que tu público los juzgue. Una cadena de televisión no es un partido político.
P. ¿Informó usted con libertad sobre Qatar, dado que el Gobierno es dueño de la cadena?
R. Informamos de muchas noticias en Qatar que no les gustaron a los cataríes, como las bases estadounidense o el trato a los trabajadores inmigrantes. El Gobierno fue muy crítico en público con Al Jazeera. Nuestra relación con ellos era difícil. Y es cierto que el dinero público de Qatar permite operar a Al Jazeera, pero si esta no fuese más que una herramienta política, habría acabado como Abu Dhabi TV o Al Arabiya y otras cadenas de televisión en el mundo árabe que no se han hecho famosas. Al Jazeera se ha hecho famosa por su independencia.
P. Estuve en Egipto en el golpe de Estado de 2013 y nunca vi una persecución similar a la que sufren los periodistas de Al Jazeera. ¿Tiene un riesgo añadido trabajar allí?
R. Nunca hemos sido cómodos para los centros de poder. La mayoría de los países árabes, los estadounidenses, los británicos y los rusos nos han tratado con dureza. Y es porque tenemos una misión: ofrecer una visión independiente y equilibrada del mundo. Si pagamos un precio por ello, será un precio que merezca la pena.
P. ¿Cómo saldrá el mundo árabe de este conflicto?
R. El mundo árabe está hoy lleno de cárceles. Nunca ha habido tantos activistas, especialmente jóvenes, encarcelados. Están intentando encarcelar a una generación impidiéndola avanzar hacia el futuro. Eso significa, en mi opinión, que va a haber otra revolución, pero esa revolución, esta vez, va a ser mucho peor que la primera. No va a ser tan pacífica ni tan pausada. Va a ser extremadamente violenta porque la cantidad de presión que se ejerce sobre los jóvenes en el mundo árabe es insoportable.
P. El mundo occidental, ¿ha estado a la altura?
R. La palabra democracia ha desaparecido del léxico de los políticos europeos y estadounidenses como si fuese algo sucio para el mundo árabe. Todos se han apresurado a apoyar lo que consideran que es estabilidad. Y estabilidad en el mundo árabe significa cárceles, opresión y prohibición de opinar. Eso va a llevar al caos. Las voces democráticas en todo el mundo tienen una responsabilidad. Si apoyan a la tiranía en el mundo árabe, la generación joven, que no va a soportar esto por más tiempo, los va a castigar.
Respuesta. Que Al Jazeera defiende la democracia y la libertad. Eso es muy peligroso en una zona que todavía teme los efectos de la primavera árabe. Para destruirla después de las contrarrevoluciones en Egipto, Libia y Yemen y de una guerra civil en Siria, pretenden erradicar a Al Jazeera porque ha estado en la vanguardia de la defensa de la libertad de expresión.
P. ¿Admite que Al Jazeera fue instrumental para que la primavera árabe se extendiese?
R. Claro que fue esencial tener libertad de expresión a través de medios de comunicación independientes. Pero no puedo afirmar que Al Jazeera estuviese detrás de la primavera árabe. Sí diría que fue importante para el estado de ánimo de los jóvenes que salieron a la calle a exigir sus derechos.
P. ¿Cuál fue la razón que le llevó a expandir Al Jazeera por todo el mundo árabe?
R. En los últimos 100 años el mundo árabe ha sido desmembrado en pequeñas partes a las que llamamos Estados. Pero sigue habiendo unos conocimientos, un idioma y un ADN común. Al Jazeera creó una conexión conceptual entre los árabes por encima de sus Estados.
P. ¿Sigue pensando que la primavera árabe fue un momento histórico?
R.Sí, porque la batalla por la libertad y la democracia en el mundo árabe todavía no ha terminado. Hay conflictos violentos en Siria, Yemen, Libia o Egipto, pero las fuerzas contrarrevolucionarias no están ofreciendo buenas alternativas. Puede que consigan gobernar en Egipto, Yemen o Libia durante unos años, pero fracasarán porque no prometen libertad, democracia o desarrollo económico.
P. El bloqueo a Qatar, ¿forma parte de esa misma operación?
R. Claro. Piensan que cerrando Al Jazeera pueden acallar la democracia, pero se equivocan. Ese debate ya trasciende a Al Jazeera. La gente joven se comunica a través de las redes sociales, que también intentan cerrar. Tuitear hoy en Emiratos Árabes o Arabia Saudí algo que incomode al poder te puede llevar a la cárcel 10 años.
P. ¿No ve ninguna opción de que el bloqueo tenga éxito?
P. Como director de Al Jazeera , ¿por qué decidió expandirse para crear una cadena global con una filial en inglés en EE UU?
R. Pensábamos que la narrativa del sur no se presenta muy bien en el norte, especialmente en EE UU y Europa. La mayoría de cadenas internacionales, como CNN o BBC, están en el norte. Al Jazeera es una gran cadena internacional con sede en el sur.
P. Usted nació en Palestina. ¿Fue difícil abrir una corresponsalía en Israel?
R. Como periodista, no me podía permitir ser sentimental. No podíamos dar la versión palestina o la versión árabe e ignorar la versión israelí o estadounidense, porque el nuestro es un deber periodístico. Das los datos y permites que tu público los juzgue. Una cadena de televisión no es un partido político.
P. ¿Informó usted con libertad sobre Qatar, dado que el Gobierno es dueño de la cadena?
R. Informamos de muchas noticias en Qatar que no les gustaron a los cataríes, como las bases estadounidense o el trato a los trabajadores inmigrantes. El Gobierno fue muy crítico en público con Al Jazeera. Nuestra relación con ellos era difícil. Y es cierto que el dinero público de Qatar permite operar a Al Jazeera, pero si esta no fuese más que una herramienta política, habría acabado como Abu Dhabi TV o Al Arabiya y otras cadenas de televisión en el mundo árabe que no se han hecho famosas. Al Jazeera se ha hecho famosa por su independencia.
P. Estuve en Egipto en el golpe de Estado de 2013 y nunca vi una persecución similar a la que sufren los periodistas de Al Jazeera. ¿Tiene un riesgo añadido trabajar allí?
R. Nunca hemos sido cómodos para los centros de poder. La mayoría de los países árabes, los estadounidenses, los británicos y los rusos nos han tratado con dureza. Y es porque tenemos una misión: ofrecer una visión independiente y equilibrada del mundo. Si pagamos un precio por ello, será un precio que merezca la pena.
P. ¿Cómo saldrá el mundo árabe de este conflicto?
R. El mundo árabe está hoy lleno de cárceles. Nunca ha habido tantos activistas, especialmente jóvenes, encarcelados. Están intentando encarcelar a una generación impidiéndola avanzar hacia el futuro. Eso significa, en mi opinión, que va a haber otra revolución, pero esa revolución, esta vez, va a ser mucho peor que la primera. No va a ser tan pacífica ni tan pausada. Va a ser extremadamente violenta porque la cantidad de presión que se ejerce sobre los jóvenes en el mundo árabe es insoportable.
P. El mundo occidental, ¿ha estado a la altura?
R. La palabra democracia ha desaparecido del léxico de los políticos europeos y estadounidenses como si fuese algo sucio para el mundo árabe. Todos se han apresurado a apoyar lo que consideran que es estabilidad. Y estabilidad en el mundo árabe significa cárceles, opresión y prohibición de opinar. Eso va a llevar al caos. Las voces democráticas en todo el mundo tienen una responsabilidad. Si apoyan a la tiranía en el mundo árabe, la generación joven, que no va a soportar esto por más tiempo, los va a castigar.
Artículos escritos por Wadah Khanfar
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- Vientos de cambio
- https://internacional.elpais.com
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