jueves, 18 de julio de 2013

Los enemigos del destino manifiesto

Le Monde Diplomatique - Cono Sur - Edición Nro 168 - Junio de 2013

Repensando el anti-americanismo

Los enemigos del destino manifiesto
Por Leandro Morgenfeld*
“Por qué nos odian?” “¿Por qué el mundo detesta a Estados Unidos?” Sobre estos interrogantes se construyó y se sustenta un mito fundante en el país del Norte, que sirve de argumento a los sectores más conservadores para justificar sus políticas.


Robert Indiana, Six, 1960-1962 (Gentileza Christie’s)

na pregunta recurrente y distorsionada: Why do they hate us? [¿Por qué nos odian?]. También fue formulada por el propio presidente George W. Bush, en el Capitolio, Washington, luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001, quien a su vez ofreció una respuesta: odian nuestra libertad.
En la última década, más de 6.000 artículos de diario fueron dedicados en Estados Unidos a analizar el “anti-americanismo”. Los cultores de ese concepto señalan, en una visión autocentrada fundada en la idea del destino manifiesto de la potencia del Norte, que los extranjeros son irracionales y están mal informados acerca del “mejor país del mundo”. Por eso son anti-americanos.
A contramano de esta posición, el historiador alemán Max Friedman, profesor de la American University (Washington DC), reconstruye desde una perspectiva crítica la historia de un concepto central a la hora de recrear la ideología del destino manifiesto: la idea de que Estados Unidos es un pueblo elegido por Dios para civilizar al resto del planeta, exportando democracia, libertad y capitalismo (1). En un contundente despliegue de erudición, sustentado en el trabajo en archivos de nueve países y en cinco idiomas, Friedman logra deconstruir una de las principales ideas que condicionan tanto la política interna de Estados Unidos como su relación con otros países, sean aliados o rivales.
Así, la renovación del interés por esta problemática luego del atentado contra las Torres Gemelas llevó al autor a revisar el concepto del “anti-americanismo” desde una perspectiva histórica y focalizada en dos regiones: Europa y América Latina, consideradas como el mundo occidental, el área de mayor influencia de Estados Unidos.
Al fin y al cabo, para desarmar todo mito, es preciso reconstruir su nacimiento, despliegue y transformaciones. Ya en el primer capítulo, Friedman recorre las mutaciones del concepto y muestra, por ejemplo, cómo éste fue utilizado para desestimar las críticas a la anexión de la mitad del territorio mexicano en 1846 o para catalogar como anti-americanos a quienes luchaban por la abolición de la esclavitud.
El valor de la obra no se limita a su enorme interés histórico y sociológico, sino que tiene una gran relevancia política. Friedman demuestra cabalmente cómo dentro de Estados Unidos la idea del anti-americanismo fue y es utilizada para bloquear reformas progresistas, tildándolas de contrarias a los supuestos valores estadounidenses. El concepto es utilizado asimismo para estigmatizar cualquier crítica externa a las políticas de Washington (2). Así, quienes critican el accionar imperialista de la Casa Blanca o del Pentágono (pero no al pueblo estadounidense), por ejemplo, son calificados de opositores a la libertad y la democracia. Friedman, en cambio, sostiene que la supuesta existencia de un sentimiento anti-yanqui en el mundo no es una real amenaza para la sociedad estadounidense, sino sólo un argumento de los sectores más conservadores de Washington para justificar su agresiva política exterior.
A contramano de la mayoría de los estudios sobre la problemática, que dan por supuesta la existencia de un generalizado sentimiento anti-americano en el mundo entero y proponen distintas explicaciones (envidia, ignorancia, autoritarismo), Friedman se focaliza en iluminar las falacias de esos argumentos y en explicar cómo ese concepto opera envenenando la política estadounidense (legitimando violaciones a los derechos humanos, conculcando libertades, manteniendo un impresionante aparato securitario).
El anti-americanismo es definido en sus usos frecuentes como una ideología, un prejuicio cultural, una forma de resistencia, una amenaza, una oposición a la democracia, un rechazo a la modernidad o una neurótica envidia a Estados Unidos. Sin embargo el historiador advierte que, en realidad, para hablar de anti-americanismo, deberían estar presentes al menos dos elementos: una hostilidad particular hacia Estados Unidos (más que hacia otros países) y un odio generalizado hacia Estados Unidos (hacia todos los aspectos de su sociedad, no hacia su política exterior). Así, una crítica al accionar imperialista de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), por ejemplo, no debería ser catalogada como anti-americanismo, ya que está denunciando a una organización militar que responde al gobierno de varios países de acuerdo a intereses imperiales (3). Rechazar la política del Pentágono en América Latina no equivale a impugnar al pueblo de Estados Unidos (4).


El mito del excepcionalismo


Esta aclaración, que parece una verdad obvia, es necesaria ya que muchas veces se opera confundiendo los niveles, para evadir las críticas. Es como suponer que cuestionar el accionar agresivo del gobierno de Israel contra el pueblo palestino equivale a impugnar al pueblo judío. Durante dos siglos, se utilizó el mote de “anti-americano” como un epíteto para descalificar cualquier crítica. Jean-Paul Sartre, Carlos Fuentes, Martin Luther King Jr., Charles De Gaulle o incluso Mark Twain fueron etiquetados de “anti-americanos”, cuando en realidad eran críticos de distintos aspectos de la política o la sociedad estadounidenses, así como también lo eran de otras sociedades.
En la actualidad, los herederos de Joseph McCarthy que están obsesionados con el odio irracional hacia Estados Unidos, no duda(ba)n en calificar como “anti-americanos” a Julian Assange o a Hugo Chávez, dos críticos de la política exterior del Departamento de Estado. Y no son sectores aislados, sino que mantienen una enorme capacidad de influir en Estados Unidos (por ejemplo, para horadar el movimiento de oposición a la invasión de Irak en 2003).
Por eso es sumamente relevante la investigación histórica de Friedman, que puede inscribirse en una corriente más amplia de académicos que buscan rebatir la idea del excepcionalismo estadounidense (5). Lo propio planteó Andrew J. Bacevich en su último libro, Washington Rules. America’s path to permanent war [Washington manda. La vía estadounidense a la guerra permanente] (6). Este militar retirado, es decir alguien que durante buena parte de su vida adulta actuó bajo el mandato de los intereses impuestos por el Pentágono, la CIA y la Casa Blanca, desmenuza y ataca los lugares comunes impuestos por el acuerdo bipartidista de demócratas y republicanos en las últimas seis décadas. Su libro, al que los conservadores del país del Norte no dudarían en calificar como “anti-americano”, pretende mostrar que un cambio desde adentro de la sociedad estadounidense es posible. En este sentido se propone, en concreto, discutir la idea de que Estados Unidos tiene el deber de liderar, salvar y transformar el mundo. Aunque no sea su intención explícita, la obra de Friedman también abona ese terreno. Para impulsar una política anti-imperialista es necesario abandonar el mito de la división binaria entre pro y anti americanos. Y convencer al 99% de la población estadounidense de que las políticas de Wall Street y el Pentágono van también en contra de sus intereses. 
1. Max Paul Friedman, Rethinking Anti-Americanism. The History of an Exceptional Concept in American Foreign Relations,Cambridge University Press, Nueva York, 2012.
2. Véase, entre otros, Paul Hollander, Anti-Americanism: Critiques at Home and Abroad, 1965-1990, Oxford University Press, Nueva York, 1992, y Barry Rubin, Barry y Judith Colp Rubin, Hating America: A History, Oxford University Press, 2004.
3. Atilio Boron, América Latina en la geopolítica del imperialismo, Luxemburg, Buenos Aires, 2012.
4. Leandro Morgenfeld, Relaciones peligrosas. Argentina y Estados Unidos, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2012, p. 135.
5. En esa línea, es interesante el reciente trabajo de Thomas Bender, Historia de los Estados Unidos. Una nación entre naciones, Siglo XXI, Buenos Aires, 2011.
6. Metropolitan Books, Nueva York, 2011.



* Docente UBA e ISEN, investigador del CONICET. Autor, entre otros libros, de Relaciones peligrosas. Argentina y Estados Unidos, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2012. Su blog es: www.vecinosenconflicto.blogspot.com


© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

Cómo ser una superpotencia canalla

Un manual para el Siglo XXI

Tom Dispatch


Incluso resulta difícil encontrar la manera de digerirlo. Quiero decir, ¿qué está pasando en realidad? Un empleado de un contratista privado que trabaja para la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) se va con una cantidad desconocida de archivos sobre el Estado de seguridad global en desarrollo de EE.UU. en una memoria USB y cuatro ordenadores laptop, y se sube al primer avión hacia Hong Kong. Su objetivo: denunciar una vasta estructura de vigilancia creada de modo clandestino en los años después del 11-S que apunta significativamente a los estadounidenses. Filtra parte de los documentos a un columnista del The Guardian británico y al Washington Post. La reacción no tiene precedentes: una “cacería humana internacional” (o de modo más cortés pero menos exacto, “se aplicó el máximo de presión diplomática”) realizada no por Interpol o las Naciones Unidas sino por la única superpotencia del planeta, precisamente el gobierno cuyas prácticas el denunciante quería sacar a la luz.
Y eso es solo el comienzo. Agreguemos otro factor. El informante, un joven con mucha capacidad técnica, logra que el mundo sepa que ha elegido entre los archivos de la NSA que posee. Entrega solo aquellos que piensa que el público estadounidense necesita para iniciar un debate a fondo sobre el secreto mundo de la vigilancia sin precedentes que han creado con los dólares de los contribuyentes. En otras palabras, no se trata de una “descarga de documentos”. Quiere causar cambio sin hacer daño.
Pero ése es el problema: no podía dejar de ser consciente de los casos de anteriores informantes, de la reacción punitiva de su gobierno hacia ellos y de que la suerte de éstos puede ser la suya. Como resultado, ha codificado todo el conjunto de archivos en su poder y los ha dejado en uno o más sitios seguros para que personas desconocidas –es decir, nosotros no sabemos quiénes son– tengan acceso, si llegara a ser capturado por EE.UU.
En otras palabras, cuando aparecieron los primeros documentos filtrados por Edward Snowden, era obvio que tenía el control de cuánto podría conocerse del mundo secreto de la NSA. Sería difícil, por lo tanto, no era dificil llegar a la conclusión de que encarcelarlo, procesarlo y tirar lejos la llave probablemente aumentará, no disminuirá, el flujo de esos documentos. Al saber que el gobierno de Obama y los representantes de nuestro mundo secreto lo persiguieron en todo caso, una persecución a escala global y de una manera que puede que no tenga precedentes. No los detuvo ninguna preocupación por las futuras complicaciones ni, parece, dudaron debido a posibles resentimientos generados por su torpe presión sobre numerosos gobiernos extranjeros.
El resultado ha sido un espectáculo global, así como un debate a escala mundial sobre las prácticas de espionaje de EE.UU. (y sus aliados). En estas semanas, Washington ha demostrado que es resulto, vengativo e implacable. Ha intimidado, amenazado y presionado a potencias grandes y pequeñas. Esencialmente ha jurado jurado que el filtrador, el exempleado de Booz Allen, Edward Snowden, nunca estará a salvo en este planeta durante su vida. Y, no obstante, para mencionar lo obvio, la mayor potencia de la Tierra no ha podido, hasta ahora, atrapar a su hombre y está perdiendo globalmente la batalla de la opinión pública.
Un mundo sin asilo
En todo esto se ha destacado un hecho curioso en nuestro mundo del siglo XXI. En los años de la Guerra Fría, siempre existió potencialmente la posibilidad de asilo. Si alguien se oponía a una de las dos superpotencias o a sus aliados, generalmente la otra estaba dispuesta a abrirle los brazos, como lo hizo fenomenalmente EE.UU. con gran cantidad de personas a quienes se denominaba entonces “disidentes soviéticos”. Los soviéticos hicieron lo mismo con estadounidenses, británicos y otros, a menudo comunistas secretos, otras veces verdaderos espías que se oponían al poder capitalista dominante y a su orden global.
En la actualidad, si alguien es un “disidente” del siglo XXI y necesita asilo/protección contra la única superpotencia que queda, no existe esencialmente ninguna posibilidad. Incluso después de que tres países latinoamericanos, indignados ante las acciones de Washington, extendieron ofertas de protección a Snowden, hay que considerarlas como una nueva categoría de asilo limitado. Después de todo, la mayor potencia en el planeta ha demostrado, desde el 11-S, que está perfectamente dispuesta a hacer cualquier cosa por su definición de “seguridad” o la protección de su sistema de seguridad. La tortura, el abuso, el establecimiento de prisiones secretas o “sitios ocultos”, el secuestro de presuntos terroristas (incluyendo a gente perfectamente inocente) en las calles de ciudades globales y en las partes pobres del planeta, así como su “entrega” a las cámaras de tortura de regímenes aliados cómplices, y la vigilancia secreta de cualquiera en cualquier sitio solo iniciaría una lista mucho más larga.
Nada sobre la “cacería internarcional” de Snowden indica que el gobierno de Obama no estuviera dispuesto a enviar a la CIA o a tipos de operaciones especiales a “entregarlo” estuviera en Venezuela, Bolivia o Nicaragua, no importa cuál fuera el coste para las relaciones hemisféricas. El propio Snowden mencionó esta posibilidad en su primera entrevista con el columnista Glenn Greenwald de The Guardian. “Yo podría”, dijo directamente, “ser ‘entregado’ por la CIA”. Esto supone que pueda llegar a un país de exilio desde algún sitio en el fondo del terminal internacional del aeropuerto Sheremetyevo de Moscú sin ser interceptado por Washington.
Es verdad que siguen existiendo algunos modestos límites incluso para las acciones de una superpotencia canalla. Cuesta imaginar que Washington lance a sus secuestradores a Rusia o a China para capturar a Snowden, lo que es probablemente el motivo por el cual aplica tanta presión sobre ambos países para que lo entreguen o le presionen para que se vaya. Sin embargo en el caso de países más pequeños y débiles, aliados, enemigos o amigos-enemigos, no hay que dudar de la posibilidad ni por un segundo.
Si Edward Snowden está comprobando una cosa, es la siguiente: en 2013, el planeta Tierra no es lo bastante grande para proteger la versión estadounidense de “disidentes”. En vez de eso más bien parece una gigantesca prisión con un solo implacable policía, juez, jurado y carcelero.
Teoría de la disuasión por segunda vez
En los años de la Guerra Fría, las dos superpotencias con armas nucleares practicaron lo que se llamaba “teoría de la disuasión”, o más adecuadamente el acrónimo en inglés MAD, “destrucción mutuamente asegurada”. Hay que verlo como la cara inferior particularmente sombría de lo que podría haber sido pero no se llamó MAA (asilo mutuamente asegurado). El conocimiento de que ningún primer ataque por una superpotencia podría impedir que la otra devolviera el ataque con fuerza abrumadora destruyendo ambas (y posiblemente el planeta) parecía, aunque fuera apenas, limitar su enemistad y su armamento. Los obligaba a librar sus guerras, a menudo por encargo, en las fronteras globales del imperio.
Ahora, cuando solo queda uan superpotencia, se ha puesto de moda otro tipo de teoría de la disuasión. Crucial para nuestra era es la actual creación del primer Estado global de vigilancia. En los años de Obama, la única superpotencia invierte un esfuerzo especial en la disuasión de cualquier miembro de su laberíntica burocracia que muestre el deseo de permitir que sepamos lo que “nuestro” gobierno hace en nuestro nombre.
Los esfuerzos del gobierno de Obama para impedir que haya informantes se están volviendo legendarios. Ha lanzado un programa sin precedentes para entrenar especialmente a millones de empleados y contratistas para preparar perfiles de otros empleados en busca de “indicadores de conducta de amenaza interior”. Se les anima a informar sobre cualquier “persona de alto riesgo” de la que sospechen que puede estar planificando una denuncia pública. Los funcionarios del gobierno también han invertido mucha energía punitiva en el establecimiento de ejemplos en el caso de informantes que han tratado de revelar alguna parte del funcionamiento interno del complejo nacional de seguridad.
De esta manera, el gobierno de Obama ha llevado a cabo más del doble de enjuiciamientos de informantes que todas las administraciones anteriores juntas bajo la draconiana Ley de Espionaje de la era de la Primera Guerra Mundial. También ha perseguido al soldado Bradley Manning por entregar archivos secretos militares y del Departamento de Estado a WikiLeaks, intentando no solo encerrarlo de por vida por “ayudar al enemigo”, sino sometiéndolo además a un trato particularmente vengativo y abusivo en la prisión militar. Además, ha amenazado a los periodistas que han publicado material filtrado o han escrito al respecto y ha realizado inspecciones en los registros telefónicos y de correos electrónicos de grandes organizaciones mediáticas.
Todo esto significa una nueva versión del modo de ver la disuasión mediante la cual un potencial informante debe saber que se enfrentará a una vida de sufrimiento por filtrar alguna cosa; en la cual, incluso en los niveles más altos del gobierno, que consideran hablar con periodistas sobre temas clasificados deben saber que pueden controlarse sus llamados y criminalizarse sus murmullos; y en la cual los medios deben saber que la información sobre temas semejantes no es una actividad saludable.
Este tipo de disuasión ya parecía cada vez más extremo en su naturaleza; la reacción ante las revelaciones de Snowden lo llevó a un nuevo nivel. Aunque el gobierno de EE.UU. persiguió al fundados de WikiLeaks, Julian Assange, en el exterior (mientras, según las informaciones, se preparaba para inculparlo en el interior), todos los demás casos de informantes se podían considerar problemas de seguridad nacional. La cacería de Snowden es algo nuevo. Con ella, Washington expande punitivamente al mundo la teoría de disuasión del siglo XXI.
El mensaje es: no importa dónde estés, no estarás a salvo si violas los secretos de EE.UU. El caso de Snowden seguramente será un tema de análisis sobre hasta dónde está dispuesto a llegar el nuevo Estado global de seguridad. Y la respuesta ya la tenemos: ciertamente muy lejos. Solo no sabemos exactamente hasta dónde.
Cómo hacer que aterrice un avión para (no) atrapar a un informante
De ese modo, ningún incidente ha sido más revelador que las restricciones que hicieron aterrizar el avión del presidente boliviano Evo Morales, el presidente democráticamente elegido de una nación soberana latinoamericana que no es enemiga oficial de EE.UU. Las indignadas autoridades bolivianas lo calificaron de “secuestro” o “atraco imperialista”. Fue, por lo menos, un acto para el que cuesta imaginar un precedente.
Los funcionarios de Washington evidentemente creían que el avión que transportaba al presidente boliviano de vuelta de Moscú también llevaba a Snowden. Como resultado, EE.UU. parece que hizo bastante presión sobre cuatro países europeos (Francia, España, Portugal e Italia) para obligar a dicho avión a que repostase en un quinto país (Austria). Allí -de nuevo, la presión de EE.UU. parece que fue el factor crucial– el avión fue registrado en circunstancias discutibles y no encontraron a Snowden.
Hay mucho de lo que sucedió que no se sabe, en parte porque no ha habido informaciones serias por parte de Washington al respecto. Los medios estadounidenses han ignorado en gran medida el papel de EE.UU. en el caso del avión, un incidente que en ese país se describe como si no hubiera ocurrido lo que es obvio. Podría, por lo menos en parte, ser el resultado de la implacable persecución del gobierno de Obama contra informantes y filtradores incluyendo hasta los registros telefónicos de los periodistas. El gobierno ha llegado hasta tal punto en su voluntad de perseguir a los informantes a través de los periodistas que, como señaló recientemente Gary Pruitt, presidente de Associated Press, se están agotando las fuentes sobre la seguridad nacional. Algunas personalidades claves de Washington temen hablar incluso extraoficialmente (ahora ese “extra” parece desaparecer potencialmente). Y las nuevas directrices más “estrechas” del Departamento de Justicia para tener acceso a los registros de los periodistas están claramente repletas de agujeros e indudablemente son poco más que decoración.
A pesar de todo, es razonable imaginar que cuando el avión de Morales despegó de Moscú hubo altos funcionarios estadounidenses reunidos en una sala de reuniones (como la del affaire bin Laden), que el presidente estuvo involucrado y que la gente de inteligencia dijo algo parecido a: estamos seguros en un 85% de que Snowden se encuentra en ese avión. Obviamente se tomó la decisión de hacer que aterrizara y se presionó lo bastante a las personas adecuadas de esos cinco países para obligarlas a someterse a la voluntad de Washington.
Ciertamente es posible imaginarlo, ¿pero saberlo? Por el momento, es imposible, y a diferencia de la incursión en la que mataron a bin Laden, no se ha publicado una foto de una sala de reuniones triunfal ya que, por supuesto, no se logró ningún triunfo. Surgen muchas preguntas. ¿Por qué, por mencionar solo una, no permitió Washington que el avión de Morales aterrizara y repostara en Portugal, como estaba programado originalmente, y simplemente forzó a los portugueses a que lo registraran? Como muchas otras cosas, no lo sabemos.
Solo sabemos que para obligar a cinco países a someterse de esa manera la presión de Washington (o de sus representantes locales) tuvo que ser intensa. Dicho de otra manera: los funcionarios claves de esos países debieron de darse cuenta rápidamente de que constituían un obstáculo para la urgente y poderosa misión de la superpotencia del planeta de atrapar a un fugitivo. Era una necesidad tan urgente que superaba cualquier otra consideración práctica, y así abrió el camino para que Venezuela, Bolivia y Nicaragua ofrecieran dar asilo a Snowden con el apoyo de gran parte del resto de Latinoamérica.
Imaginad por un momento que se hubiera obligado a aterrizar al avión de un presidente estadounidense de una manera semejante. Imaginad que un consorcio de naciones presionadas por China o Rusia, por ejemplo, lo hicieran y que con el presidente a bordo posteriormente lo registraran en busca de un “disidente” chino o ruso. Imaginad la reacción en EE.UU. Imaginad el escándalo. Imaginad las acusaciones de “ilegalidad”, de “secuestro de avión”, de “terrorismo internacional”. Imaginad la cobertura continua en los medios. Imaginad la información procedente de Washington de lo que sin duda se habría calificado de “acto de guerra”.
Por cierto, un escenario semejante es inconcebible en este planeta unidimensional. Por lo tanto, solo pensad en el silencio de EE.UU. sobre el incidente de Morales, la falta de cobertura, la falta de información, la ausencia de indignación, la falta de choque, la falta de… bueno, prácticamente de todo.
En vez< de eso, la versión del siglo XXI de la teoría de la disuasión dominó totalmente, aunque Snowden es la prueba de que la disuasión mediante la cacería humana, enjuiciamiento, encarcelamiento y cosas semejantes ha demostrado su ineficacia cuando se trata de filtraciones. Vale la pena señalar que lo que podrían ser las dos mayores filtraciones de documentos oficiales de la historia –la de Bradley Manning y la de Snowden– ocurrieron en un país que está cada vez más bajo la dominación de la teoría de la disuasión.
Y sin embargo no hay que pensar que nadie ha sido afectado, que nadie ha sido intimidado. Considerad, por ejemplo, un ejemplo superior de reciente información de Eric Lichtblau del New York Times. Su artículo de portada “En secreto, la corte amplía considerablemente los poderes de la NSA”, en otro momento podría haber esparcido ondas de choque por Washington y tal vez por todo el país. Después de todo reveló que en “más de una docena de dictámenes clasificados” una corte secreta FISA, que supervisa el Estado de vigilancia estadounidense “ha creado un cuerpo legal secreto” otorgando a la NSA amplios nuevos poderes.
Este es el párrafo que debería haber hecho saltar las alarmas de los estadounidenses: “El Tribunal de Vigilancia de la Inteligencia Exterior de 11 miembros, conocido como la corte FISA, solía concentrarse sobre todo en la aprobación de órdenes de interceptación caso por caso. Pero desde que hace seis años se instituyeron importantes cambios en la legislación y mayor supervisión judicial de operaciones de inteligencia, sigilosamente casi se ha convertido en una Corte Suprema paralela, sirviendo como árbitro máximo en temas de vigilancia y ha emitido opiniones que es muy probable que conformarán las prácticas de inteligencia durante muchos años, dijeron unos funcionarios”.
En la mayoría de los casos en la historia estadounidense, la revelación de que un tribunal secreto semejante, que nunca rechaza las solicitudes del gobierno, hace leyes “casi” al nivel de la Corte Suprema, seguramente habría causado una protesta en el Congreso y otros sitios. Sin embargo no hubo ninguna, señal de cuán poderoso e intimidante se ha vuelto el mundo secreto o de hasta qué punto el Congreso y el resto de Washington han sido absorbidos por él.
De un modo no menos impactante –y otra vez sabemos tan poco que hay que leer entre líneas– Lichtblau indica que más de seis “funcionarios actuales y antiguos de la seguridad nacional”, tal vez inquietos por la expansión de los poderes de la FISA, discutieron sus dictámenes "bajo la condición de anonimato”. Supuestamente, por lo menos uno de ellos (u otra persona) filtró la información clasificada sobre ese tribunal.
De manera bastante conveniente, Lichtblau escribió un artículo anónimo. En vista de que las fuentes ya no cuentan con ninguna seguridad de que sus registros telefónicos o de correos electrónicos no estén o sean monitoreados, no tenemos la menor idea de cómo esos personajes se pusieron en contacto con él o viceversa. Todo lo que sabemos es que, incluso al lanzar una luz poderosa hacia la oscuridad del universo de la vigilancia, el periodismo estadounidense ahora también se mueve en la sombra.
Lo que nos dicen el incidente de Morales y el artículo de Lichtblau, y lo que apenas hemos comprendido, es cómo está cambiando nuestro mundo estadounidense. En los años de la Guerra Fría, enfrentados a un mundo de MAD, ambas superpotencias se aventuraron “hacia las sombras” para enfrentarse en su lucha global. Y como en tantas guerras, tarde o temprano los métodos utilizados en tierras distantes volvieron a casa para atormentarnos. En el siglo XXI, sin otra potencia importante a la vista, la superpotencia que queda ha convertido en suyas esas “sombras” a gran escala. Más allá de la vista del resto de nosotros, comenzó a recrear de una forma nueva su famoso gobierno tripartito, de controles y equilibrios, que ahora tiene más de dos siglos. Allí, en esas sombras, los poderes ejecutivo, judicial y legislativo comenzaron a fusionarse en un gobierno unicameral en la sombra, parte de una nueva arquitectura de control que no tiene nada que ver con “del pueblo, por el pueblo, para el pueblo”.
Un gobierno en la sombra semejante que confía en tribunales secretos y en la vigilancia a gran escala de poblaciones, incluyendo la suya, mientras persigue sus deseos secretos globalmente era exactamente lo que temían los padres fundadores del país. A fin de cuentas poco importa bajo qué etiqueta –incluyendo la “seguridad” y la “protección” estadounidenses– se construye semejante poder gobernante; tarde o temprano la arquitectura determinará los actos y se hará más tiránico en el interior y más extremo en el exterior. Bienvenidos al mundo de la única superpotencia canalla, y agradeced a vuestra buena estrella que Edward Snowden haya tomado las decisiones que tomó.
Es escalofriante que algunos aspectos de los gobiernos totalitarios que desaparecieron en el siglo XX se estén recreando en estas sombras. En ellas una bestia cada vez más “totalística” sin ser todavía totalitaria, habiendo llegado su hora, se arrastra hacia Washington para nacer, mientras los que se atrevieron a echar un poco de luz sobre el proceso de nacimiento están en la cárcel o son perseguidos por todo el planeta.
Ahora hemos vivido la teoría de la disuasión en dos siglos. Una vez se introdujo para detener la destrucción total del planeta; una vez –y dicen que si la primera vez es tragedia la segunda es farsa– para disuadir a un pequeño número de informantes para que no revelen las entrañas del nuevo Estado de seguridad global. Ya llegamos una vez cerca de una tragedia total. Solo si pudiésemos estar seguros de que la segunda vez es verdaderamente una farsa, pero por el momento, que yo vea, nadie se está riendo.

Tom Engelhardt, es cofundador del American Empire Project y autor de The End of Victory Culture”, una historia sobre la Guerra Fría y otros aspectos, así como de la una novela: “The Last Days of Publishing” y de “The American Way of War: How Bush’s Wars Became Obama’s” (Haymarket Books). Su último libro, escrito junto con Nick Turse es: “Terminator Planet: The First History of Drone Warfare, 2001-2050.
[Nota: Mi especial agradecimiento a Irena Gross que me hizo pensar en “disidentes” estadounidenses y nuestro planeta prisión].
Copyright 2013 Tom Engelhardt
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

lunes, 15 de julio de 2013

La contramarcha de la Primavera Árabe

Por Maximiliano Sbarbi Osuna
El golpe en Egipto, la victoria militar de Al Assad en Siria y la confluencia de intereses entre Estados Unidos, Israel, Arabia Saudita y Rusia podrían abrir un panorama de deshielo con Irán. ¿Cómo es el nuevo panorama regional? 
Los análisis de los últimos dos años sobre Medio Oriente comienzan a carecer de sentido, dado que en los últimos diez días sucedieron hechos fundamentales que cambiaron radicalmente el panorama político regional:
El Congreso norteamericano le negó al presidente Barak Obama el financiamiento y apoyo militar a los rebeldes sirios que intentan desde hace dos años y medio el derrocamiento de Bashar al Assad.
Se llevó a cabo el golpe cívico-militar en Egipto, -negado como tal- y apoyado por Estados Unidos, Israel, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Rusia.
Paralelamente, se produjeron protestas sociales en las principales ciudades de Turquía, cuyo gobierno islamista de baja intensidad se mantiene en sintonía con la Hermandad Musulmana que fue derrocada en Egipto.
Además, la victoria electoral del moderado Hassan Rohani en los comicios iraníes promete un acercamiento entre los líderes chiitas de Teherán y sunitas de Arabia Saudita.
Por otro lado, Israel aceptó que Rusia reemplazara a los soldados austríacos en los Altos del Golán, territorio que pertenece a Siria, pero que fue ocupado por Israel en 1967.
En Siria, el opositor Consejo Nacional Sirio reemplazó a su líder por otro, que es apoyado directamente por Estados Unidos y Arabia Saudita y que profesa el salafismo (sunismo extremista).
En consecuencia, Bashar al Assad, cuyo ejército liberó varias ciudades que habían sido tomadas por los rebeldes, cambió casi íntegramente su gabinete de ministros, dando paso a una nueva generación, y creando una imagen renovadora.
Al mismo tiempo el emir del pequeño pero poderoso reino de Qatar se vio forzado a renunciar y a cederle el trono a su hijo.
¿Qué sucedió?
El islam moderado alcanzó el poder en Túnez y Egipto dentro del impulso de la Primavera Árabe y con el apoyo financiero de las Monarquías del Golfo y Turquía.
Sin embargo, la imposibilidad del presidente derrocado en Egipto, Mohammed Morsi, de aplacar las protestas de manifestantes que pedían por un verdadero cambio en Egipto y su juego arriesgado de iniciar conversaciones con Irán y de permitir el paso de buques persas por el Canal de Suez, fue un elemento determinante de su caída.
Y aunque Morsi haya desandado el camino de independencia en política exterior y se haya sumado al llamado de guerra santa contra Siria, Occidente y Arabia Saudita ya habían cambiado de planes para la región.
El antisalafismo de Morsi irritaba a Arabia Saudita, mientras que el Ejército ha sido desde hace más de 30 años aliado de EEUU y protector de la frontera occidental israelí.
Son más confiables unas Fuerzas Armadas, que ya mostraron una desconexión con el partido islámico radical Al Nour, que la Hermandad Musulmana que avanzaba políticamente en el norte de África, en Jordania –otro aliado intocable de Occidente e Israel- y en Siria.
Por otro lado, Barak Obama no tiene intenciones de crear una costosa e inocua zona de exclusión aérea en Siria, como pide el fanático belicista John McCain, ni tampoco de emprender una incursión bélica contra Siria, porque es un país con pocos recursos y además Rusia nunca lo permitiría. Simplemente, su importancia radica en que es un país intermediario en el transporte de hidrocarburos hacia Europa, constituye la salida rusa hacia el Mediterráneo y es un aliado clave de Irán y del Hezbollah libanés.
Ruptura entre los aliados
Básicamente, Qatar y Turquía son los grandes perdedores de esta movida. Ambos promueven el ascenso de la Hermandad Musulmana en los países árabes.
Turquía, como pieza de la OTAN, tuvo que romper sus buenas relaciones con Siria y albergar a miles de militantes extremistas para que cruzaran la frontera y luchen en nombre de Al Qaeda o del sunismo radical contra Al Assad.
Además, se ve postergado su sueño de ser la bisagra que une Europa con Oriente.
Mientras que Qatar queda más aislado aun, dado que se ve abandonado por su socio y rival Arabia Saudita en el financiamiento de los rebeldes sirios y además perdió influencia al ser el principal sostén del gobierno derrocado de Morsi.
El pequeño emirato de Qatar había hecho en los últimos años importantes apuestas que lo convirtieron en un actor regional muy influyente:
La organización del Mundial de Futbol 2022, inversiones inmobiliarias y deportivas en Europa, financiamiento de la Hermandad Musulmana en todo el mundo árabe, apoyo a Al Qaeda en Libia y Siria y una ayuda económica a los islamistas en Malí (hecho que tocó de cerca los intereses franceses y su política de dominación colonial denominada Françafrique).
Además, se dio el lujo de abrir una oficina de los talibanes afganos en Qatar, que fue rechazada por el gobierno de Kabul y por Washington como legítimos mediadores en la guerra de Afganistán.
También, la influyente cadena televisiva árabe Al Jazeera manipulaba la opinión pública en favor de Qatar de millones de personas en el mundo.
Por último, su retórica de enfrentamiento contra el chiismo iraní comenzaba a ir en contra de los nuevos aires que soplan en el Golfo Pérsico y el intento de reconciliación entre Arabia Saudita y Teherán, e incluso el deshielo de Irán con Estados Unidos e Israel.
¿En qué posición queda Israel?
Tel Aviv tiene como prioridad mantener sus fronteras seguras, por eso nada mejor que un régimen laico en Siria que uno fanático de Al Qaeda o salafista.
Pero, Bashar al Assad por razones geopolíticas brinda ayuda al Hezbollah libanés, enemigo chiita de Israel y aliado iraní. Esta guerrilla fue una de las responsables de la victoria de Siria contra los rebeldes.
Los ataques que sufrió Siria por parte de la aviación israelí fueron dirigidos contra bases que suministraban armas a la guerrilla libanesa, pero de ninguna manera Israel busca involucrarse contra Al Assad.
Por otro lado, la llegada del Ejército al poder en Egipto y la desconexión con los salafistas de Al Nour le brindan alivio y protección de una de sus fronteras más importantes.
Además, el Hamas palestino que gobierna en Gaza queda en una posición de debilidad, ya que al haberse aliado con Qatar y Morsi se unió involuntariamente al bando de los perdedores.
Israel no cree en el proceso de paz con Palestina –Al Fatah y Hamas-, con la excepción de su cada vez más aislado primer ministro Benjamín Netanyahu, que además sigue sosteniendo como arma política un eventual ataque preventivo contra Irán, mientras que el partido Likud se opone a exacerbar el enfrentamiento contra Teherán.
En tanto, Israel aceptó que Rusia patrullara la frontera con Siria a cambio del compromiso de Moscú de no entregar misiles S-300 (tierra aire) al gobierno de Al Assad, los cuáles pondrían en peligro a la aviación israelí cuando pretendan interceptar transferencias de armas de Siria a Hezbollah.
Los cambios que se vienen
La nueva tendencia política vislumbra un acercamiento entre Washington y Teherán, una reducción de sanciones a cambio de que Irán no construya un arma nuclear.
Al Assad sale victorioso de una guerra que costó decenas de miles de vidas, irreparables daños materiales y una economía devastada. Sin embargo, los cambios en el gabinete y en el Consejo Nacional Sirio apoyados por EEUU y Rusia podrían constituir la antesala de nuevos diálogos de paz con miras hacia una incipiente pacificación del país, cuyo conflicto había tomado peligrosos tintes religiosos –sunitas contra chiitas-.
Arabia Saudita, Israel y Estados Unidos apoyan al nuevo gobierno militar egipcio, cuyos socios de izquierda Tamarrod podrían ser desplazados de la alianza si su discurso antineoliberal y su petición de elecciones rápidas persiste.
Las revueltas árabes toman una nueva dimensión. Desvanecidas las esperanzas de cambio y de una mayor apertura democrática, hasta ahora el resultado fue una trágica guerra en Libia, otra tragedia similar en Siria, muertos por represión en Bahrein y Yemen, el fracaso político de la Hermandad Musulmana, con la excepción de Túnez, la pérdida de apoyo exterior de Hamas, la utilización de Turquía como puente para atacar a Siria, el ascenso de Arabia Saudita y la pérdida de influencia de Qatar.
Sin embargo, las revoluciones son en sí mismas contradictorias, el curso de la historia dirá si aun es posible que las sociedades árabes se organicen en democracias que no dependan de los intereses foráneos regionales y extrarregionales, como tampoco de la influencia de las castas que desde hace un siglo han gobernado la región.
Blog del autor: www.pmundial.com.ar

viernes, 12 de julio de 2013

Hermanados en la resistencia

TRES DIAS DE PROTESTAS ISLAMISTAS POR EL GOLPE EN EGIPTO

Página/12
El movimiento islamista egipcio se negó esta semana a colaborar con las autoridades de facto, que tratan de restaurar la calma y preparar la convocatoria a elecciones para el año próximo luego de haber depuesto a Mursi.

Partidarios de los Hermanos Musulmanes se manifiestan ayer frente a una mezquita en El 

Cairo.

Los Hermanos Musulmanes de Egipto prometieron ayer mantener su campaña para restituir al derrocado presidente Mohamed Mursi y convocaron para hoy a una jornada de protestas, aunque subrayaron que su resistencia al golpe de Estado contra el mandatario islamista es y será pacífica. El movimiento islamista egipcio se negó esta semana a colaborar con las autoridades de facto, que tratan de restaurar la calma y preparar la convocatoria a elecciones para el año próximo, luego de haber depuesto a Mursi, de los Hermanos Musulmanes, e instalado a un premier provisorio que deberá formar un gobierno de transición.
El golpe de Estado del 3 de julio, que se dio en medio de masivas protestas callejeras para exigir la renuncia de Mursi, abrió grandes fisuras en Egipto y amenaza la estabilidad que el país árabe busca desde la revolución popular que derribó al antecesor de Mursi, el autocrático Hosni Mubarak, tras treinta años en el poder. El miércoles, elevando las tensiones, la Fiscalía General ordenó la captura del máximo líder del grupo, Mohamed Badia, y otros nueve dirigentes por incitar a hechos de violencia ocurridos esta semana, en los que los soldados mataron a 51 seguidores de la Hermandad durante una protesta frente a la Guardia Republicana en El Cairo.
“Continuaremos con nuestra resistencia pacífica a este sangriento golpe contra la legitimidad constitucional”, dijo ayer la Hermandad en un comunicado. “Confiamos en que la voluntad popular pacífica triunfará sobre la fuerza y la opresión”, agregó la nota. El comunicado se interpretó como un intento de la Hermandad de negar su responsabilidad en hechos de violencia ocurridos en los últimos días en relación con el golpe de Estado, en especial los sucesos frente a la Guardia Republicana y un aumento de ataques extremistas en la península del Sinaí.
En la nota, la Hermandad insistió en que adhiere a las medidas pacíficas en línea con los preceptos del Islam. El miércoles, un vocero de la Hermandad condenó los pedidos de captura contra Badia y otros nueve dirigentes del grupo y dijo “volvió la dictadura”, en alusión al antiguo régimen de Mubarak. Desde Nueva York, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, transmitió ayer a las autoridades egipcias su “grave” preocupación por las detenciones y órdenes de arresto contra líderes de la Hermandad. Ban llamó ayer por teléfono al canciller egipcio, Mohamed Kamal Amr, a quien recordó las obligaciones internacionales de Egipto y la necesidad de respetar plenamente el derecho a la libertad de expresión y de asociación de sus ciudadanos.
“Le dejó claro que no debe haber espacio para la retribución o la exclusión de ninguna de las comunidades mayoritarias del país y su apoyo a las aspiraciones del pueblo egipto”, según indicó ante la prensa el portavoz de la ONU, Martin Nesirky.
Se desconoce el paradero de Badia. Sobre los otros buscados, se cree que algunos podrían estar escondidos cerca de un campamento que miles de seguidores de la Hermandad mantienen frente a la mezquita de Rabaa al-Adaweya, en El Cairo, desde hace días para exigir la restitución de Mursi. Tampoco se sabe dónde está retenido el depuesto mandatario. Las autoridades de facto dijeron ayer que se encontraba en un “lugar seguro” y que era tratado “muy dignamente”.
También ayer, una alianza integrada por cuarenta movimientos islamistas convocó para mañana a manifestaciones para protestar contra el golpe de Estado y pedir la restitución de Mursi. En un comunicado difundido también en la página de los Hermanos Musulmanes, los grupos de la llamada Alianza Nacional en Defensa de la Legitimidad Electoral llamaron a marchar bajo el lema “Juntos contra el golpe militar sangriento”.
Además, la coalición expresó su rechazo a la reciente declaración constitucional emitida por el presidente interino, Adly Mansour, que establece un calendario para una reforma constitucional y las elecciones en la etapa transitoria. La alianza calificó esta declaración de “opresora e inválida” y tildó de “golpista” al gobierno que el nuevo primer ministro, Hazem Beblawy, está intentando formar desde el miércoles.
Los partidarios del golpe acusan a Mursi y a la Hermandad de haber monopolizado el poder de manera autoritaria y secuestrado el proceso político abierto en Egipto tras la caída de Mubarak.

jueves, 11 de julio de 2013

ONU aborda impacto humanitário de muro e bloqueio na Palestina

O Escritório da Organização das Nações Unidas para a Coordenação de Assuntos Humanitários nos Territórios Ocupados da Palestina (OCHA, na sigla em inglês) publicou, nesta terça-feira (9), um relatório sobre os impactos humanitários da construção da “barreira de separação” pelas autoridades israelenses, dividindo e anexando terras palestinas da Cisjordânia. O projeto é de 2002, e até hoje já são quase 600 quilômetros construídos.

Por Moara Crivelente, da redação do Vermelho


Public Intelligence
Fila no muro israelense
Palestinos aguardam em fila para passar por um dos portões do muro israelense.

Ainda neste mês, o OCHA também publicou relatórios sobre o impacto humanitário da restrição à movimentação imposta pelas autoridades israelenses sobre os palestinos que vivem na Cisjordânia e na Faixa de Gaza, seja através da emissão de documentos que os autorizem a circular, postos de controle militar ou impedimentos absolutos previstos por lei, além do próprio bloqueio militar a Gaza.

Em 2002, o governo israelense, liderado por Ariel Sharon, decidiu implementar a construção de uma “barreira de segurança”, como ficou conhecido em Israel o muro segregador, alegando o objetivo de impedir ataques violentos de palestinos contra israelenses.



“Entretanto, a maior parte do muro foi construída dentro do território da Cisjordânia, separando comunidades palestinas e terras agricultáveis do resto [da área], e contribuindo para a fragmentação dos Territórios Palestinos Ocupados”, afirma o relatório.
Em nota publicada à imprensa na semana passada, o coordenador para Assuntos Humanitários da ONU James W. Rawley também pediu o fim do impedimento israelense à livre circulação de bens e pessoas da Faixa de Gaza, em vigor desde 2007. Rawley esteve em Gaza no começo do mês, quando se encontrou com pescadores e agricultores para analisar o efeito dessas restrições.
“O impacto cumulativo das restrições de Israel, algumas das quais em vigor há mais de uma década, tem devastado os meios de subsistência das famílias em Gaza, como no caso dos agricultores e pescadores com quem nos encontramos hoje”, disse na ocasião.
De acordo com a nota do coordenador, as restrições de longo-prazo ao acesso a 35% das terras agricultáveis de Gaza e a mais de um terço das áreas de pesca resultaram em perdas econômicas anuais estimadas em 76 milhões de dólares, contribuindo para o empobrecimento acelerado da população local.

A “barreira” e os impactos geográficos, econômicos e sociais
O relatório da OCHA informa que o projeto total para a barreira, de mais de 700 quilômetros, tem quase o dobro da extensão da Linha Verde, ou seja, da linha acordada no Armistício de 1949, que definiria os territórios israelenses e palestinos.
Além disso, no espaço entre a Linha Verde e a linha em que o muro é construído vive mais de 85% da população de colonos judeus e 11.000 palestinos, em 32 comunidades, que ficam dependentes, assim, da emissão de permissões de circulação pelas autoridades israelenses.
Este fator se complica, especialmente, pelo fato de que 152 comunidades palestinas têm terras nesta região, o que também as submete às permissões israelenses para as atividades agrícolas. Para isto, os agricultores que obtêm permissão só podem passar através de 74 portões, dos quais a maioria (52 deles) só abre durante a colheita de azeitonas, entre outubro e dezembro.
O relatório faz um resumo de alguns pontos de impacto da “barreira” sobre os territórios palestinos, como a já mencionada fragmentação do território e das comunidades, a redução do acesso dos palestinos que vivem entre o muro e a Linha Verde aos locais de trabalho e aos serviços essenciais, a transformação da geografia, a economia e a vida social dos que vivem na Jerusalém Leste (território palestino).
Em 2004, uma opinião consultiva do Tribunal Internacional de Justiça (TIJ) que as seções da barreira construídas dentro do território palestino, inclusive de Jerusalém Leste, assim como os portões e o regime de permissões viola as obrigações de Israel sob o direito internacional.
Um dos exemplos de impacto citados pelo relatório da OCHA é o distrito de Belém, onde as áreas urbanas serão separadas da zona rural pelo muro, quando finalizado. Ele “também reduzirá o acesso de mais de 23.000 palestinos residentes em nove comunidades à cidade de Belém, aos principais centros de saúde, educação, mercados e comércio”, sem contar aos próprios locais sagrados para os palestinos muçulmanos e cristãos.

martes, 9 de julio de 2013

Egipto ante el fantasma de una guerra civil


LA MASACRE EN LA MEZQUITA DE RABAA AL ADAWIYA DEJO DECENAS DE MUERTOS Y CIENTOS DE HERIDOS

Los Hermanos Musulmanes, cuyos partidarios fueron muertos a tiros, llamaron a un levantamiento contra la alianza dirigida por el ejército que depuso a Mursi. Las facciones pro y anti Mursi se acusaron mutuamente de salir a matar.

Por Kim Sengupta y Alaistair Beach *
Desde El Cairo
Los cuerpos yacían en el suelo manchado con rastros de sangre. Los tres fueron cubiertos con una manta morada y verde; dos más yacían bajo la bandera egipcia. A los lados de los muertos, un torrente de víctimas era llevado. Parecía que muchos era improbable que sobrevivieran debido a lo serio de sus heridas. La masacre en la mezquita de Rabaa al Adawiya había dejado por lo menos 51 muertos y más de 440 heridos, otro paso brutal en este país, que parece deslizarse inexorablemente hacia el caos. Los Hermanos Musulmanes, cuyos partidarios fueron muertos a tiros, llamaron a un levantamiento contra la alianza dirigida por el ejército, que había depuesto a su hombre, Mohamed Mursi, de la presidencia.
Al mismo tiempo, el movimiento islamista advirtió a la comunidad internacional que Egipto se convertiría en la nueva Siria si no se tomaba una acción para detener los ataques a la gente. Los manifestantes afirmaron que entre los muertos hay cinco niños, uno de ellos de apenas seis meses de vida. Esto no fue verificado por las autoridades, pero muchas familias que estuvieron presentes en las protestas estaban todavía entre la multitud después de los disparos de ayer y se reunieron bajo los árboles.
Las muertes desataron una inmediata reacción política. El partido conservador religioso Al Nour, que había apoyado la acción militar contra Mursi, anunció que no tomará parte en las conversaciones para nombrar, un primer ministro interino. El Gran Mufti de la universidad de Al Azhar, la más alta autoridad en el Islam sunnita y uno de los que avalaron la hoja de ruta del ejército para el futuro de Egipto, advirtió sobre una guerra civil y declaró que iba a recluirse hasta que el baño de sangre llegara a su fin. Las facciones pro y anti Mursi se acusaron mutuamente de haber salido a matar. Sin embargo, hay evidencia de que algunos de los muertos y heridos fueron atacados cuando todavía estaban haciendo sus oraciones de la madrugada, de rodillas, dándole la espalda a la dirección de donde vinieron los disparos.
Habían estado acampando a la noche afuera de los cuarteles de la Guardia Presidencial, donde se cree que está detenido Mursi, prometiendo liberarlo. El ejército afirma que disparó en defensa propia, después de estar bajo fuego de un grupo de terroristas. El vocero de Ahmed Ali afirmó que un soldado y un policía habían muerto y sostenía que la tropa había actuado con sabiduría y paciencia. “Nos estamos dirigiendo hacia un verdadero Estado civil democrático admirable para el mundo”, añadió.
La televisión estatal mostraba imágenes de una multitud islámica tirándoles piedras a los soldados. La imagen mostraba a jóvenes que aparecían detrás de una pared para lanzar bombas de petróleo, mientras que se veía a un grupo de hombres usando armas de fuego caseras. Era, sin embargo, incierto dónde y cuándo había tenido lugar la filmación. La Hermandad Musulmana insistió en que los disparos no fueron provocados y que sus partidarios se habían comportado pacíficamente durante la actual crisis. Sin embargo, los seguidores de la Hermandad estuvieron involucrados en choques con las fuerzas de seguridad y con opositores el viernes pasado, cuando cuatro personas murieron.
Veinte personas entrevistadas en la escenas de los disparos, incluyendo media docena de hombres que resultaron heridos, negaron que los manifestantes hubieran utilizado armas de fuego. Mientras dos admitieron tirar piedras, sus relatos, por separado, presentan una imagen de un período de relativa calma de pronto sacudido a media luz. Alrededor de las cuatro de la madrugada, latas con gas lacrimógeno comenzaron a aterrizar a su alrededor, seguidas por rondas de disparos y luego balas.
Adly Mansour, el presidente interino del país, expresó su profundo pesar y prometió una investigación judicial sobre las muertes. Mohamed El Baradei, el ex jefe de la Agencia Atómica Internacional que había apoyado la destitución de Mursi y que se espera que sea primer ministro, también pidió una investigación. Aun si el ejército se hubiera enfrentado a disparos y bombas de petróleo, una investigación objetiva será necesaria para saber si la escala y la ferocidad de la respuesta eran justificadas. “Esto es lo menos que podemos hacer”, dijo Amir el-Gabar, de 30 años, que recibió un disparo en la parte de atrás de su hombro. “Soy un médico, no un terrorista. Nunca disparé un tiro en mi vida y esto es lo que me ocurrió a mí. No voy a decir que no hubiera problemas en otra parte de la manifestación porque no lo sé. Pero no había problemas donde estábamos nosotros. Estábamos diciendo nuestras primeras oraciones cuando comenzaron los disparos y yo me caí con la cara al suelo. Traté de ayudar luego a otros, pero realmente no podía mover mi brazo.”
Saleh Akef, de 22 años, que estaba en la manifestación con su hermano Abdulaziz, de 18 años, recordó que el imán que dirigía las plegarias tartamudeó en shock cuando comenzó a desparramarse el gas lacrimógeno. “No podíamos ver, nos estábamos ahogando. Traté de encontrar a mi hermano y vi a un soldado con una rodilla en el suelo apuntándome. Disparó y me golpeó.” La bala entró en su hombro derecho. “Sé que varios niños resultaron heridos. No sé por qué hicieron esto, pero fue deliberado. Al final movieron el alambre de púas para acercarse para disparar. Les estábamos tirando piedras, pero sólo para tratar de mantenerlos alejados.”
Hazem Mamdouh reconoció que las piedras fueron arrojadas después de la ronda inicial de gas lacrimógeno, pero negó vehementemente que los manifestantes hubieran usado armas. “Los medios están diciendo que somos terroristas. Dicen que les disparamos a ellos, mientras estábamos orando de espaldas a ellos. Después de que comenzaron los disparos, nos empujaron hacia la calle Tairan, a todos los hombres, mujeres y niños. Cada cinco minutos parecía que mataban a alguien. Nunca he visto algo así, ni aun durante la primera revolución, de enero de 2011. Ni siquiera las tropas de Hosni Mubarak hubieran hecho esto.”
Pero la simpatía por los islamistas era poca entre sus opositores. Samir Abbas, quien ha estado entre miles de manifestantes anti Mursi reunidos en la plaza Tahrir en los días recientes, dijo: “La Hermandad Musulmana estaba en el poder hasta la última semana y no dudaron en usar la policía para atacar las manifestaciones en su contra. Los matones de la Hermandad Musulmana golpeaban a los opositores todo el tiempo. No creo ni por un minuto que no hicieran nada y el ejército recién abrió fuego. Sabemos cómo pueden ser de turbios”.
La actual polarización dentro de la sociedad egipcia también fue reflejada en una conferencia de prensa dada por las fuerzas de seguridad, durante la cual los periodistas locales exigieron la exclusión del corresponsal de Al Jazeera. Se dice que la cadena de televisión con base en Qatar cerró filas con la Hermandad Musulmana. Algunos de los periodistas aplaudieron más tarde a los voceros de la policía y del ejército. El ejército ofreció a los manifestantes restantes la posibilidad de retirarse de Rabaa al Adawiya y declararon que ninguno que cumpliera con la ley sería buscado.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

lunes, 8 de julio de 2013

Argentina vendió uranio a Israel en los años sesenta, según revelan documentos secretos

 Argentina vendió uranio a Israel en los años 60
Durante 1963-1964, el gobierno israelí adquirió secretamente de 80 hasta 100 toneladas de óxido de uranio argentino (denominado "pastel amarillo" por los científicos) para su programa de armas nucleares, de acuerdo con EE.UU. y los documentos de archivo británicos publicados por primera vez en forma conjunta por el Archivo Nacional de Seguridad, el Proyecto de Historia de la Proliferación Nuclear Internacional y el Centro James Martin de Estudios de No Proliferación en el Instituto Monterrey de Estudios Internacionales (MIIS). El gobierno de EE.UU. se enteró de los hechos de la venta a través de la inteligencia canadiense y descubrió aún más de su Embajada en Argentina. En respuesta a las consultas diplomáticas (en esa época) de Estados Unidos sobre la venta, el gobierno de Israel se mostró evasivo en sus respuestas y no dio respuestas a las preguntas de los Estados Unidos acerca de la transacción.
 Argentina vendió uranio a Israel en los años 60
Estos documentos casi desconocidos arrojan luz sobre uno de los aspectos más oscuros de la historia nuclear de Israel -cuán secreta y vigorosamente Israel buscó materias primas para su programa nuclear y cómo persistentemente trató de cultivar las relaciones con ciertos proveedores nucleares. El pastel amarillo, un mineral de uranio procesado, era de vital importancia para Israel para alimentar su reactor nuclear de Dimona y por lo tanto para la producción de plutonio para armas. La historia de la venta de torta amarilla argentina a Israel se ha mantenido en gran parte desconocida, en parte debido a que Israel ha hecho todo lo posible para mantener hermetismo hasta hoy sobre cómo y dónde adquirió las materias primas para su programa nuclear.
Que Argentina realizó la venta de torta amarilla a Israel ha sido algo ya descrito en las estimaciones de inteligencia desclasificadas de Estados Unidos, pero el momento en que Washington se enteró de la venta y la forma en que reaccionó puede ser ahora aprendido de fuentes de archivo en gran parte sin explotar. Entre las revelaciones contenidas en la publicación hay estos temas:
- Restricciones francesas sobre suministro de uranio a Israel en 1963 hicieron sospechar a funcionarios de EE.UU. y de Gran Bretaña que Israel podría intentar adquirir torta amarilla de otras fuentes sin restricciones tangibles para sustentar su programa de armas nucleares
- Un informe de inteligencia canadiense de marzo de 1964 decía que Israel tenía todas las "condiciones previas para el inicio de un proyecto de desarrollo de armas nucleares modesto."
- Cuando los canadienses descubrieron el acuerdo argentino-israelí se mostraron reacios a compartir la inteligencia con Washington porque Estados Unidos se había negado a proporcionarles información sobre una reciente visita de inspección por científicos estadounidenses a Dimona.
- EE.UU. y la inteligencia británica se mostraron escépticos sobre el hallazgo de Canadá hasta septiembre de 1964, cuando fuentes de la Embajada de Estados Unidos en Argentina confirmaron la venta a Israel.
- Los israelíes evadieron las preguntas sobre la transacción. Cuando los científicos estadounidenses visitaron las instalaciones de Dimona marzo 1966 como parte del acuerdo secreto de agosto de 1963 entre el Presidente Kennedy y el primer ministro Levi Eshkol, han preguntado acerca de este producto, pero sus anfitriones israelíes dijeron que la cuestión era de "altos funcionarios".
- En 1964, funcionarios de Estados Unidos trataron de convencer a los argentinos de aplicar salvaguardias sólidas para futuras exportaciones de uranio, pero tuvo poca tracción para lograr un acuerdo.
- En 1965, mientras que la CIA y el Departamento de Estado estaban investigando la venta de pastel amarillo argentino,

Washington seguía los rumores de que la empresa minera de uranio Gabón de Francia había solicitado permiso para venderlo a Israel.

Las potencias no querían que Israel tuviese poder nuclear
Desde finales de 1960, cuando la CIA se enteró de que los israelíes habían estado construyendo, con la ayuda de Francia, una instalación nuclear importante cerca de Dimona en el desierto de Negev, los Estados Unidos y sus aliados cercanos, Canadá y el Reino Unido, e incluso su adversario soviético, sospechaban que Israel tenía un programa de armas nucleares en funcionamiento. Ellos creían que ello podría poner en peligro la estabilidad en Oriente Medio.
De acuerdo con la información provista por Canadá, así como detalles adicionales más tarde recogidos por el Departamento de Estado de los EE.UU. a finales de 1963, Argentina había negociado secretamente un contrato a largo plazo con Israel para proporcionar al menos 80 toneladas de óxido de uranio. Mientras que los estadounidenses y los británicos estaban al principio algo escépticos acerca de la exactitud del informe canadiense, investigaciones posteriores demostraron que era correcto. Tratando de asegurar que las exportaciones de uranio fueran salvaguardados para evitar la desviación en los programas militares, Washington se quejó a los argentinos acerca de la venta no sometidas a salvaguardas.
Washington encontró que la venta era irreversible y que no podía aprender nada sobre su finalidad, aunque siguió intentando. 
En esta materia no hay fugas de información, el asunto nunca llegó a los medios de EE.UU. en ese momento ni más tarde.
El interés de Israel en el uranio es tan antiguo como el propio Estado. Ya en 1949-1950, Israel comenzó con un estudio geológico del Negev para determinar si y en qué medida el uranio podría ser extraído de los fosfatos de yacimientos del lugar. A lo largo de la década de 1950 y comienzos de 1960 Israel exploró la viabilidad de la opción de fosfatos, se construyeron algunas plantas pilotos, pero finalmente se determinó que sería demasiado costoso. Israel, por lo tanto, tenía que encontrar uranio de fuentes en el extranjero.


Aún queda mucho por investigar y revelar
Mientras que Washington estaba entonces estudiando la manera de establecer un sistema de salvaguardias globales para regular los suministros nucleares a través de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), no había disponible para comprobar este tipo de ventas, y mucho menos restringir el programa nuclear israelí.
Aunque los israelíes habían dicho a los EE.UU. y Canadá que la instalación de Dimona incluiría una planta piloto de reprocesamiento, la suposición generalizada fue que era probablemente demasiado pequeña para producir suficiente plutonio para un programa de armas. El diseño original francés de Dimona incluía una gran planta subterránea de reprocesamiento (Machon 2) fue uno de los más profundos secretos nucleares de Israel, que Mordejai Vanunu, un empleado de Dimona, reveló después, en 1986. Al día de hoy, no se sabe exactamente hasta dónde la inteligencia occidental sabía de la instalación, cuándo y cómo se enteró de ello.
Todos los documentos de Estados Unidos fueron desclasificados a mediados de la década de 1990, pero han quedado en una carpeta relativamente desconocida en los archivos centrales de la política exterior del Departamento de Estado de EE.UU. Algunos de los documentos británicos han sido citados por otros historiadores, pero la fascinante historia de la cooperación y coordinación de inteligencia entre los británicos, Canadá y Estados Unidos también ha sido enterrada en una relativa oscuridad. La yuxtaposición de los registros de EE.UU. y Gran Bretaña reveló algunas cosas, aunque algunos elementos de la historia se mantienen en secreto, como por ejemplo la identidad de la fuente de inteligencia de Canadá en la compra de pastel amarillo. Sólo los documentos israelíes y argentinos, sin embargo, pueden proporcionar la historia de la venta del "pastel amarillo".
Fuente: Global Research