viernes, 16 de octubre de 2015

10 preguntas para entender por qué pelean israelíes y palestinos


Enfrentamientos entre palestinos y fuerzas de seguridad israelíesImage copyrightAFP
El conflicto entre israelíes y palestinos está una vez más en las noticias.
Luego de varios ataques mortales en contra de sus ciudadanos, Israel sacó esta semana a su ejército a las calles de Jerusalén y procedió a bloquear el acceso a varios barrios del este de la ciudad.
La respuesta de las fuerzas de seguridad israelíes también le ha costado la vida a varios palestinos, en medio de un resurgir de los enfrentamientos y la violencia que han hecho a muchos temer una nueva "intifada", la palabra árabe para "levantamiento popular".
Las nuevas tensiones parecen tener como origen el futuro de Jerusalén, ciudad que tanto israelíes como palestinos reclaman como su capital.
Pero también es el último capítulo de un antiguo y complejo conflicto, que por el momento parece más lejos que nunca de una solución.
BBC Mundo repasa las preguntas básicas necesarias para comprender este viejo enfrentamiento que genera tanta polarización.

1. ¿Cómo empezó el conflicto?

Alentado por el antisemitismo que sufrían los judíos en Europa, a comienzos del siglo XX tomó fuerza el movimiento sionista, que buscaba establecer un Estado para los judíos.
Por aquellos años, la región de Palestina, considerada sagrada para musulmanes, judíos y católicos, pertenecía al Imperio Otomano.
Montaje fotográfico sobre el conflicto palestino-israelíImage copyrightOther
Image captionEste es el capítulo más reciente de un conflcito largo y complejo.
Pero una fuerte inmigración judía, fomentada por las aspiraciones sionistas, comenzaba a generar resistencia entre los árabes y otras comunidades musulmanas que eran mayoría en la región.
Y esas tensiones continuaron luego de la desintegración del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial, cuando Reino Unido recibió un mandato de la Liga de Naciones para administrar el territorio de Palestina.
Antes y durante la guerra, los británicos habían hecho diversas promesas a los árabes y a los judíos que luego no cumplieron, entre otros motivos porque ya se habían dividido el Medio Oriente con Francia.
Y las disputas entre nacionalistas árabes y sionistas se tradujeron en enfrentamientos entre grupos paramilitares judíos y bandas árabes.
Mandato británico en PalestinaImage copyrightHulton Archive
Image captionA la caída del Imperio otomano, Reino Unido se encargó de administrar el territorio de Palestina.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, y tras el Holocausto, la presión por establecer un Estado judío aumentó.
Y se decidió la partición entre judíos y palestinos del territorio hasta entonces controlado por la potencia europea, con el consiguiente nacimiento de Israel, el 14 de mayo de 1948.
Al día siguiente, sin embargo, Israel, Egipto, Jordania, Siria e Irak invadieron el territorio, dando pie a la primera guerra árabe-israelí, también conocida por los judíos como guerra de la independencia o de la liberación.
Y, tras el conflicto, el territorio inicialmente previsto por Naciones Unidas para un Estado árabe se redujo a la mitad.
Para los palestinos, comenzó la Nakba, la llamada "destrucción" o "catástrofe", el inicio de la tragedia nacional: 750.000 palestinos huyeron a países vecinos o fueron expulsados por tropas judías.
Pero el de 1948 no sería el último enfrentamiento entre árabes y judíos.
Niño en GazaImage copyrightBBC World Service
Image captionEl último gran enfrentamiento armado fue la guerra de Gaza del verano de 2014, en el que murieron más de 2.000 personas, en su mayoría palestinos.
En 1956, una crisis por el Canal de Suez enfrentó al Estado de Israel con Egipto, aunque el conflicto no se definió en el terreno de combate sino por la presión internacional sobre Israel, Francia e Inglaterra.
Pero los combates sí tuvieron la última palabra en 1967 en la Guerra de los Seis Días. Y lo que ocurrió entre el 5 el 10 de junio de ese año tuvo consecuencias profundas y duraderas a distintos niveles.
La victoria aplastante de Israel le permitió arrebatarle la Franja de Gaza y la península del Sinaí a Egipto, Cisjordania (incluida Jerusalén Oriental) a Jordania y los Altos del Golán a Siria. Medio millón de palestinos huyeron.
A ese conflicto le seguiría la guerra de Yom Kipur en 1973, que enfrentó a Egipto y Siria contra Israel, y le permitió a El Cairo recuperar el Sinaí -entregado completamente por Israel en 1982- aunque no Gaza.
Seis años después, Egipto se convertiría en el primer país árabe en firmar la paz con Israel, un ejemplo solo seguido por Jordania.
La Franja de Gaza, devuelta paulatinamente a los palestinos a partir de 1994, sería escenario de nuevos enfrentamientos armados entre israelíes y palestinos en 2008, 2009, 2012 y 2014.

2. ¿Por qué se fundó Israel en Medio Oriente?

La tradición judía indica que la zona en la que se asienta Israel es la Tierra Prometida por Dios al primer patriarca, Abraham, y a sus descendientes.
La zona fue invadida en la Antigüedad por asirios, babilonios, persas, macedonios y romanos.
Y Roma fue el imperio que le puso a la región el nombre de Palestina y, siete décadas después de Cristo, expulsó a los judíos de su tierra tras combatir a los movimientos nacionalistas que perseguían la independencia.
Judío ortodoxoImage copyrightAFP
Image captionPara los judíos el regreso a la vieja Palestina fue un regreso a la Tierra Prometida.
Con el surgimiento del Islam, en el siglo VII después de Cristo, Palestina fue ocupada por los árabes y luego conquistada por las cruzadas europeas. Y en 1516 se estableció la dominación turca que duraría hasta la Primera Guerra Mundial, cuando se impuso el mandato británico.
El Comité Especial de Naciones Unidas sobre Palestina (UNSCOP, por sus siglas en inglés) aseguró en su informe a la Asamblea General del 3 de septiembre de 1947 que los motivos para que un Estado judío se estableciera en Medio Oriente se centraban en "argumentos basados en fuentes bíblicas e históricas", la Declaración de Balfour de 1917 en la que el gobierno británico se declara a favor de un "hogar nacional" para los judíos en Palestina y en el Mandato británico sobre Palestina.
Allí se reconoció la conexión histórica del pueblo judío con Palestina y las bases para reconstituir el Hogar Nacional Judío en dicha región.
Y tras el Holocausto nazi contra millones de judíos en Europa antes y durante la Segunda Guerra Mundial, creció la presión internacional para el reconocimiento de un Estado judío.
Al no poder resolver la polarización entre el nacionalismo árabe y el sionismo, el gobierno británico llevó el problema a la ONU.
El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General aprobó un plan para la partición de Palestina, que recomendaba la creación de un Estado árabe independiente y uno judío y un régimen especial para la ciudad de Jerusalén.
El plan fue aceptado por los israelíes pero no por los árabes, que lo veían como una pérdida de su territorio. Por eso nunca se implementó.
Alzando la bandera de IsraelImage copyrightHulton Archive
Image captionEl Estado de Israel se constituyó oficialmente el 14 de mayo de 1948.
Pero un día antes de que expirara el Mandato británico de Palestina, el 14 de mayo de 1948, la Agencia Judía para Israel, representante de los judíos durante el Mandato, declaró la independencia del Estado de Israel.
Al día siguiente Israel solicitó ser miembro de Naciones Unidas, estatus que finalmente logró un año después. El 83% de los miembros actuales reconocen a Israel (160 de 192).

3. ¿Por qué hay dos territorios palestinos?

El Comité Especial de las Naciones Unidas sobre Palestina (UNSCOP, por sus siglas en inglés), en su informe a la Asamblea General en 1947, recomendó que el Estado árabe incluyera "Galilea Occidental, la región montañosa de Samaria y Judea, con la exclusión de la ciudad de Jerusalén, y la llanura costera de Isdud hasta la frontera egipcia".
Pero la división del territorio quedó definida por la Línea de Armisticio de 1949, establecida tras la creación de Israel y la primera guerra árabe-israelí.
Mapa de los territorios palestinos
Los dos territorios palestinos son Cisjordania (que incluye Jerusalén Oriental) y la Franja de Gaza, que se encuentran a unos 45 km de distancia. Tienen un área de 5.970 km2 y 365 km2, respectivamente.
Cisjordania se encuentra entre Jerusalén –reclamada como capital tanto por palestinos como por israelíes– y Jordania, mientras que Gaza es una franja de 41 km de largo y entre 6 y 12 km de ancho.
Gaza tiene una frontera de 51 km con Israel, 7 km con Egipto y 40 km de costa sobre el Mar Mediterráneo.
Actualmente la Franja está controlada por Hamas, el principal grupo islámico palestino que nunca ha reconocido los acuerdos firmados entre otras facciones palestinas e Israel.
Cisjordania, en cambio, está regida por la Autoridad Nacional Palestina, el gobierno palestino reconocido internacionalmente cuya principal facción, Fatah, no es islámica sino secular.

4. ¿Nunca firmaron la paz palestinos e israelíes?

Tras la creación del Estado de Israel y el desplazamiento de miles de personas que perdieron sus hogares, el movimiento nacionalista palestino comenzó a reagruparse en Cisjordania y Gaza, controlados respectivamente por Jordania y Egipto, y en los campos de refugiados creados en otros estados árabes.
Poco antes de la guerra de 1967, organizaciones palestinas como Fatah –liderada por Yasser Arafat– conformaron la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y lanzaron operaciones contra Israel, primero desde Jordania y luego desde Líbano.
Acuerdo de OsloImage copyrightAFP
Image captionLos Acuerdos de Oslo, firmados en 1993, fueron el primer tratado depaz entre Israel y los palestinos.
Estos ataques incluyeron también atentados contra objetivos israelíes en territorio europeo que no discriminaron entre aviones, embajadas o atletas.
Tras años de atentados palestinos y asesinatos selectivos de las fuerzas de seguridad israelíes, la OLP e Israel firmaron en 1993 los acuerdos de paz de Oslo, en los que la organización palestina renunció a "la violencia y el terrorismo" y reconoció el "derecho" de Israel "a existir en paz y seguridad", un reconocimiento que la organización islámica palestina Hamas nunca aceptó.
Y como resultado de los acuerdos firmados en la capital noruega fue creada la Autoridad Nacional Palestina, que representa a los palestinos ante los foros internacionales.
Su presidente es elegido por voto directo y él a su vez escoge un primer ministro y a los miembros de su gabinete. Sus autoridades civiles y de seguridad controlan áreas urbanas (Área A según Oslo), mientras que solo sus representantes civiles -y no de seguridad- controlan áreas rurales (Área B).
Pero a pesar de que Jerusalén es uno de los puntos más conflictivos entre ambas partes, Jerusalén Oriental, considerada la capital histórica por parte de los palestinos, no fue incluida en los acuerdos.
Jerusalén
Image captionJerusalén siempre ha sido uno de los principales puntos de discordia. Y está detrás del actual brote de violencia.
Y el 30 de septiembre de 2015 el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, anunció ante la 70 Asamblea General de Naciones Unidas que su gobierno se desviculaba de los Acuerdos de Oslo en vista de los incumplimientos de Israel.
"Declaramos que no podemos seguir obligados legalmente por estos acuerdos firmados y que Israel debe asumir todas sus responsabilidades como un poder ocupante, porque el statu quo no puede continuar", dijo Abbas.

5. ¿Cuáles son los principales puntos de conflicto entre palestinos e israelíes?

La demora para el establecimiento de un Estado palestino independiente, la construcción de asentamientos de colonos judíos en Cisjordania y la barrera de seguridad en torno a ese territorio -condenada por la Corte Internacional de Justicia de La Haya- han complicado el avance de un proceso de paz.
Pero éstos no son los únicos obstáculos, tal como quedó claro en el fracaso de las últimas conversaciones de paz serias entre ambos grupos que tuvieron lugar en Camp David, Estados Unidos, en el año 2000, cuando un saliente Bill Clinton no logró un acuerdo entre Arafat y el entonces primer ministro israelí, Ehud Barak.
Mahmud AbbasImage copyrightEPA
Image captionMahmud Abbas anunció recientemente que los palestinos se desvinculaban de los Acuerdos de Oslo.
Las diferencias que parecen irreconciliables son las siguientes:
Jerusalén: Israel reclama soberanía sobre la ciudad (sagrada para judíos, musulmanes y cristianos) y asegura que es su capital tras tomar Jerusalén Oriental en 1967. Eso no es reconocido internacionalmente. Los palestinos quieren que Jerusalén Oriental sea su capital.
Fronteras y terreno: Los palestinos demandan que su futuro Estado se conforme de acuerdo a los límites previos al 4 de junio de 1967, antes del comienzo de la Guerra de los Seis Días, algo que Israel rechaza.
Asentamientos: Son viviendas, ilegales de acuerdo al derecho internacional, construidas por el gobierno israelí en los territorios ocupados por Israel tras la guerra de 1967. En Cisjordania y Jerusalén Oriental hay más de medio millón de colonos judíos.
Refugiados palestinos: Los palestinos sostienen que los refugiados (10,6 millones según la OLP, de los cuales casi la mitad están registrados en la ONU) tienen el derecho de regreso a lo que hoy es Israel, pero para Israel abrir la puerta destruiría su identidad como Estado judío.

6. ¿Es Palestina un país?

La ONU reconoció a Palestina como "Estado observador no miembro" a fines de 2012, con lo que dejó de ser una "entidad observadora".
El cambio les permitió a los palestinos participar en los debates de la Asamblea General y mejorar las posibilidades de ser miembro de agencias de la ONU y otros organismos.
Bandera palestinaImage copyrightReuters
Image captionLa bandera palestina ya ondea frente a la ONU.
Pero el voto no creó al Estado palestino. Un año antes los palestinos lo intentaron pero no consiguieron apoyo suficiente en el Consejo de Seguridad.
Casi el 70% de los miembros de la Asamblea General de ONU (134 de 192), sin embargo, reconoce a Palestina como Estado.
en septiembre de 2015 la amplia mayoría votó por permitir que la bandera palestina ondeara frente a la sede del organismo. Sólo siete países se opusieron.

7. ¿Por qué EE.UU. es el principal aliado de Israel? ¿Quién apoya a los palestinos?

Primero hay que considerar la existencia de un importante y poderoso cabildeo pro-Israel en Estados Unidos y el hecho de que la opinión pública suele ser favorable a la postura israelí, por lo que para un presidente quitarle el apoyo a Israel es virtualmente imposible.
De acuerdo a una encuesta encargada por la BBC en 2013 en 22 países, EE.UU. fue el único país occidental con una opinión favorable de Israel, y el único país de la encuesta con una mayoría de opiniones positivas (51%).
Barack Obama y Benjamin NetanyahuImage copyrightGetty
Image captionLa relaciones entre Obama y Netanyahu no son las más calurosas, pero Estados Unidos sigue siendo un sólido aliado de Israel.
Además, ambas naciones son aliadas militares: Israel es uno de los mayores receptores de ayuda estadounidense y la mayoría llega en subvenciones para la compra de armamento.
Los palestinos no tienen el apoyo abierto de una potencia.
En la región, Egipto dejó de apoyar a Hamas, tras la deposición por parte del ejército del presidente islamista Mohamed Morsi, de los Hermanos Musulmanes, históricamente asociados con el grupo palestinos.
Mientras que Siria e Irán y el grupo libanés Hezbolá son sus principales apoyos yaunque su causa genera simpatía en muchos sectores, por lo general no se traduce en hechos.
Y los actuales conflictos en el Medio oriente también han distraído a la opinión pública internacional.

8. ¿Por qué están peleando ahora?

Después de un período de relativa tranquilidad,la violencia entre las dos comunidades empezó a escalar luego de choques a mediados de septiembre de 2015 en la mezquita de Al Aqsa, un sitio de Jerusalén sagrado para los musulmanes.
Los enfrentamientos fueron propiciados por rumores sobre un supuesto plan de Israel para modificar los viejos acuerdos para la gestión del lugar.
Ataque a un bus en IsraelImage copyrightGetty
Image captionSiete israelíes han muerto a consecuencia de los ataques, uno de ellos contra un bus en Jerusalén.
Israel desmintió los rumores, pero poco después dos israelíes murieron en Cisjordania por disparos hechos por palestinos.
Y empezó una ola de apuñalamientos y disparos que ha dejado una estela de muertes de ambos bandos.
Como reacción a los ataques, el gobierno israelí anunció que las casas de los palestinos involucrados serán demolidas y que sus familias perderán el derecho de residir en Jerusalén.
Y las autoridades israelíes también procedieron a establecer puestos de control a la salida de varios barrios de Jerusalén Oriental, los primeros en la ciudad desde 1967.
Los palestinos, por su parte, ya celebraron su primer "día de la ira" en la vecina Belén, en territorio de Cisjordania, con jóvenes enfrentándose a pedradas con las fuerzas de seguridad judías.
Y la violencia ya se extendió a la frontera con Gaza.

9. ¿Estamos a la puerta de una nueva intifada?

En la historia del conflicto, los palestinos han organizado dos grandes levantamientos contra Israel, en la década de 1980 y al inicio de la del 2000.
Y con el proceso de paz prácticamente muerto, muchos observadores se preguntan si este no podría ser el inicio de una tercera "intifada".
Jóvenes palestinos atacan a pedradas a soldados de IsraelImage copyrightAFP
Image captionSon muchos los israelíes que temen el inicio de una nueva intifada.
Los ataques de las últimas semanas, sin embargo, no parecen particularmente organizados, si bien son un reflejo del creciente enojo, e incluso desesperación, de algunos palestinos.
Y aunque han sido celebrados por algunos grupos militantes, el líder palestinoMahmud Abbas ya dijo que los palestinos no están interesados en que escale la violencia.
Aunque como bien explica Kevin Connolly, periodista de la BBC en Jerusalén, la única verdad es que nadie puede predecir qué pasará después.
"El súbito aumento de la violencia en los últimos día puede acabar igual de repentinamente o puede dar pie a una violencia todavía mayor", dice Connolly.

10. ¿Qué tendría que ocurrir para que haya una oportunidad de paz duradera?

Los israelíes tendrían que apoyar un Estado soberano para los palestinos que incluya a Hamas, levantar el bloqueo a Gaza y las restricciones de movimiento en Cisjordania y Jerusalén Oriental.
Los grupos palestinos deberían renunciar a la violencia y reconocer el Estado de Israel.
Y se tendrían que alcanzar acuerdos razonables en materia de fronteras, asentamientos judíos y retorno de refugiados.
Manifestación por la pazImage copyrightAFP
Image captionLas voces por la paz se siguen haciendo oír. pero un acuerdo parece más lejano que nunca.
Sin embargo, desde 1948, año de la creación del estado de Israel, muchas cosas han cambiado, en especial la configuración de los territorios en disputa tras las guerras entre árabes e israelíes.
Para Israel eso son hechos consumados, para los palestinos no, ya que insisten en que las fronteras a negociar deberían ser aquellas que existían antes de la guerra de 1967.
Además, mientras en el terreno bélico las cosas son cada vez más incontrolables en la Franja de Gaza, existe una especie de guerra silenciosa en Cisjordania con la continua construcción de asentamientos judíos, lo que reduce, de hecho, el territorio palestino en esas zonas autónomas.
Pero quizás el tema más complicado por su simbolismo es Jerusalén, la capital tanto para palestinos como para israelíes.
Tanto la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna Cisjordania, como el grupo Hamas, en Gaza, reclaman la parte oriental como su capital pese a que Israel la ocupó en 1967.
Un pacto definitivo nunca será posible sin resolver este punto. Otros podrían negociarse con concesiones, Jerusalén no.
Netanyahu, Obama y AbbasImage copyrightAFP
Image captionNada parece indicar que Netanyahu y Abbas vayan a llegar a un acuerdo.
Y, por el momento, no hay tampoco nada que sugiera una resurrección del moribundo proceso de paz.
De hecho, es difícil encontrar un momento de la historia reciente en que se hayan hecho tan pocos esfuerzos por encontrar una solución a este viejo conflicto.
Y pocos creen que el líder palestino Mahmud Abbas y el primer ministro Benjamín Netanyahu vayan a hacer las concesiones necesarias para llegar a un acuerdo.
*Esta es una actualización de un artículo originalmente escrito en agosto de 2014.
www.bbc.com

lunes, 28 de septiembre de 2015

Politólogo español: ‘Hay caldo de cultivo para otra Primavera Árabe’

POR VÍCTOR HUGO MURILLO S. / vhmurillo@nacion.com 
No cuajó en la primera ocasión por varios factores: inexperiencia de sus líderes, capacidad de reacción de los regímenes cuestionados y falta de un decidido apoyo internacional, sobre todo por parte de Occidente.
Pero la Primavera Árabe no murió del todo, si bien “todas aquellas esperanzas que generó se han convertido, en muchos casos, en transiciones frustradas hacia la democracia”.
Habla Ignacio Álvarez-Ossorio, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante y experto en asuntos del Oriente Medio.
El especialista, quien suele tratar esos temas en las páginas del diario español El País , hizo la advertencia de que el fracaso de la Primavera Árabe no implica que hayan desaparecido las causas que la provocaron. “El caldo de cultivo sigue estando presente; el gran problema es cuándo llegará el momento para una segunda ola revolucionaria”
Álvarez estuvo en Costa Rica entre el 7 y el 11 de setiembre, invitado por el Centro de Estudios de Medio Oriente y África del Norte (Cemoan) , adscrito a la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional (UNA).
Cinco años después del surgimiento de la Primavera Árabe, ¿cuál es su balance del panorama en el Oriente Medio?
El balance es, en términos generales, negativo pues todas aquellas esperanzas que generó la Primavera Árabe se han convertido, en muchos casos, en transiciones frustradas hacia la democracia. Solo en el caso de Túnez podemos hablar de una transición exitosa. En cambio, en el caso de Egipto tenemos un retorno al autoritarismo y otros países han caído inmersos en guerras civiles, con lo cual esas reivindicaciones de la población –pan, libertad y justicia social– no se han alcanzado y siguen siendo una asignatura pendiente”.
¿Por qué, salvo el caso aislado de Túnez, fracasó? ¿Hubo falta de capacidad de los promotores o es que la propia estructura político-institucional de los Estados la hizo imposible?
Las razones son múltiples. Una es la falta de tradición democrática de esos países; la mayor parte han sido regidos por gobiernos autoritarios. Entonces, no hay tradición de diálogo entre las fuerzas políticas, predomina la dinámica autoritaria.
”Por otra parte, todo el mundo sabía que el gran beneficiado de las revueltas árabes y en las elecciones inminentes iban a ser los movimientos islamistas, que son los que gozan de mayor implantación y han sido tolerados en algunos países, lo que les ha permitido dotarse de una infraestructura básica, con lo cual tenían un mejor posicionamiento para que una vez que se convocaran elecciones, imponerse.
”Muchos de estos movimientos pecan también de dinámicas autoritarias, de falta de diálogo con otros grupos. Por tanto, gobernaban solo para sus votantes. Esto hizo que poco a poco creciera la oposición.
”Otro elemento clave es la desorganización de los movimientos revolucionarios; muchos de quienes tuvieron una actuación destacada en las movilizaciones no supieron organizarse para concurrir a las elecciones. Faltó un liderazgo efectivo que aglutinara las principales demandas de los movimientos ciudadanos.
”En la mayoría de los casos eran revueltas urbanas y en muchos de esos países, como Egipto, el 50% de la población no es urbana, sino rural. No tenían presencia en este ámbito. Faltó capacidad para crear partidos nacionales.
”El otro elemento, quizás el más importante, fue la labor de los sectores contrarrevolucionarios. Había muchos interesados en que la transición hacia la democracia fracasara: la vieja guardia, los partidos oficialistas, las élites económicas, los militares”.
”Se jugaban mucho, tenían mucho qué perder e incluso concertaron alianzas con actores regionales para hacer que estos movimientos democráticos fracasaran”.
Dada esa experiencia, ¿es posible imaginar una próxima Primavera Árabe?
Han transcurrido ya cinco años desde las primeras manifestaciones, primero en Túnez y luego en Egipto, pero, cuando uno ve las demandas de dignidad, pan, libertad y justicia social, es obvio que se ha conseguido muy poco. En la mayoría de países se eliminó al gobernante de turno, pero no se destruyó el régimen.
”Entonces, existen las mismas razones para el malestar; hay en muchos países una juventud abandonada a su suerte que enfrenta tasas de desempleo que en muchos casos superan el 50% y en los países árabes los jóvenes son las dos terceras partes de la población. Existe también el control del Estado por unas élites gerontocráticas que llevan perpetuándose en el poder desde hace décadas.
”Las mismas causas para el descontento existen; otra cosa es que este sea el momento oportuno para reivindicarlas. Sigue habiendo regímenes que han restaurado el autoritarismo, han perseguido las libertades y han encarcelado a los disidentes. El caldo de cultivo sigue estando presente; el gran problema es cuándo llegará el momento para una segunda ola revolucionaria. Habrá que esperar probablemente años”.
En el caso de la guerra en Siria, usted advertía meses atrás sobre la complejidad de este conflicto y de la búsqueda de una solución. ¿Cuánto puede hacer la comunidad internacional para tratar de encontrar una salida? Más aún, ¿es posible esta salida con la presencia de actores tan heterodoxos como el Estado Islámico (EI)?
Hoy por hoy, la situación es extremadamente complicada. Hay mucho más actores implicados que en los inicios de la revuelta. Ya no son dos bandos enfrentados, como al comienzo, sino una situación más compleja debido, en gran parte a la participación de actores extranjeros, como Irán y Arabia Saudí, que han movilizado sus peones en el conflicto , lo cual ha intensificado el sectarismo político-religioso.
”Le debemos agregar la presencia de grupos como el Estado Islámico y el Frente Al-Nusra y las unidades kurdas. Hay muchas más fuerzas diferentes, lo cual dificulta la intervención de la comunidad internacional.
”Muchos de esos grupos se han consolidado y se ha creado el fenómeno de los señores de la guerra, que no están dispuestos a negociar ni a renunciar a cuotas de poder.
”Sin embargo, sigue siendo válida la solución diplomática; una opción militar lo único que haría es agravar la situación.
”El principal obstáculo sigue siendo (el presidente) Bashar al-Asad, dirigente que tiene las manos manchadas de sangre y que no puede ser rehabilitado por su involucramiento en crímenes contra la humanidad. Es parte del problema, no de la solución.
”Otro factor es la presencia del EI. Occidente no dialoga con grupos terroristas y muchos menos con el EI. Si el EI ha llegado hasta donde está fue porque al-Asad lo toleró y le permitió irse implantando mientras él concentraba sus ataque sobre la oposición moderada. Nunca había atacado al EI hasta hace poco.
”Hay un elemento clave: la división de las fuerzas opositoras, fragmentadas. Cada una obedece las consignas de sus patrocinadores exteriores. En muchos casos, su margen de maniobra está limitado por las agendas de las potencias regionales (petromonarquías del Golfo y Turquía) que los financian y les dan ayuda económica y militar”.
www.lanacion.com de Costa Rica

viernes, 18 de septiembre de 2015

Los refugiados vienen y las armas de la UE y EEUU van

Tanto la UE como EEUU venden armas a países implicados en la guerra de Siria
EEUU acaba de cerrar la venta de otros 1.000 millones en material bélico a Arabia Saudí, que facilita armas a yihadistas en Siria y bombardea Yemen. Washington ha matado en Yemen a más civiles que Al-Qaeda, según la ONU.
La responsabilidad de Occidente en los conflictos de Oriente Medio es indudable. Pero ante ello la UE, en vez de suspender su venta de armas, se limita a organizar una especie de subasta de refugiados.
Algunos porqués de la crisis de los refugiados en Europa: el papel de Turquía


Dos niños sirios en el punto de recepción de Roszke, en Hungría, a un kilómetro de la frontera con Serbia / Olga Rodríguez
Tanto la Unión Europea como Estados Unidos venden armas -y muchas- a países implicados en la guerra de Siria, y sus ejércitos han estado involucrados tanto en Irak como en territorio sirio. Francia, Reino Unido y Estados Unidos han suministrado armamento a diversos grupos que luchan contra el régimen de Bachar al Assad. Y Estados Unidos, a través de la CIA, ha estado en Siria organizando milicias “moderadas” que finalmente han abandonado sus posiciones, rindiéndose y en algún caso entregando sus armas a grupos yihadistas como Al Nusra.
Además, Washington acaba de acordar con el rey saudí la venta de otros 1.000 millones de dólares en armas. Arabia Saudí participa en bombardeos en Siria, facilita armas a grupos yihadistas y ataca Yemen, donde ha cometido crímenes de guerra, como antes hiciera en Bahrein. EEUU por su parte ha matado en Yemen a más civiles que Al Qaeda, según denuncia la propia ONU. La responsabilidad y la participación de Occidente en los conflictos de Oriente Medio es indudable.
Pero ante ello la Unión Europea se limita a organizar una especie de subasta de refugiados que huyen de esas guerras, obligándoles antes a arriesgar su vida en el mar, y encima pretende colgarse medallas de solidaridad mientras sigue involucrada directa o indirectamente en los conflictos de la región, vendiendo armas e interviniendo militarmente.

Los porqués

Por qué ahora. Por qué cientos de miles de personas huyen ahora a Europa, cuando llevan años sufriendo las consecuencias de la guerra. Tengo amigos en Siria, en Irak o en Turquía -en este último como refugiados- que en años anteriores recibieron amenazas de muerte de milicias armadas, que han perdido seres queridos o que llevan tiempo sin empleo. Sin embargo es ahora y no antes cuando se plantean escapar a Europa.
Las razones son varias:
En primer lugar, porque Turquía, que alberga más de un millón de refugiados, se está involucrando más aún en la guerra, atacando posiciones del partido kurdo PKK, con  el beneplácito de la OTAN, y enviando a sus Fuerzas Especiales a Irak. A su vez, ha garantizado a Estados Unidos la extensión del uso de la base aérea de Incirlik para lanzar más ataques contra el Daesh (Estado Islámico) en Siria e Irak, algo que ya lleva haciendo desde hace un tiempo.
Al mismo tiempo Washington y Alemania han anunciado la retirada de suelo turco de sus misiles Patriot, que en los últimos tres años han operado para defender a Turquía de potenciales ataques de Siria. Como reacción, Turquía ha empezado a hacer la vista gorda ante las mafias que operan en la frontera hacia Europa.
Francia por su parte afirma que atacará posiciones del Daesh en Siria -hasta ahora lo hacía en Irak, en el marco de una operación liderada por Estados Unidos-, la OTAN denuncia que  Rusia aumenta su presencia en suelo sirio facilitando apoyo y armamento al régimen de Assad (al igual que Irán), e Israel, que lleva tiempo interviniendo en Siria, anuncia que su primer ministro Netanyahu se reunirá con Putin la próxima semana, para quejarse por el envío a territorio sirio de sistemas rusos de defensa aérea.
Todo ello hace temer una mayor inestabilidad no solo en Siria, sino en la propia Turquía, que lleva tiempo involucrada en la guerra.
En segundo lugar, Turquía no cuenta con infraestructura suficiente para albergar a tantos refugiados, y de hecho quienes llegan de Siria o Irak no tienen derecho a un permiso de trabajo.
En tercer lugar, el presidente Erdogan se arriesga a perder las elecciones de noviembre. El partido AKP ya sufrió un varapalo en los comicios de antes del verano, cuando perdió la mayoría absoluta. El aumento del clima bélico a menos de dos meses de unas elecciones de resultado incierto añade preocupación entre los refugiados sirios, que temen que un cambio de gobierno termine expulsándolos del país.
En cuarto lugar, Naciones Unidas tiene cada vez menos fondos para mantener los campos de refugiados de Jordania, Turquía o Líbano -con más de 1,1 millón de refugiados- en condiciones decentes, lo que empuja a los desplazados a emprender viaje rumbo Europa.
En quinto lugar, es indudable la importancia del papel de las mafias que han logrado abrirse paso a través de las rutas de los Balcanes, cobrando miles de euros por persona en su trayecto desde Oriente Medio hasta el centro europeo.
En sexto lugar, la propia construcción de la valla con concertinas en Hungría, para cerrar el paso desde Serbia, es de por sí un efecto llamada y así lo han expresado varios refugiados a los que he entrevistado en Hungría. Conscientes de que tenían que llegar a territorio húngaro antes del cierre de la frontera, muchos han adelantado su huída.
Algunas familias, además, explican como causa que solo ahora tienen al fin el dinero suficiente para irse, tras tres o cuatro años ahorrando. Otras simplemente cuentan que el agotamiento mental provocado por la guerra era ya insoportable. 
Por último, la propia actitud de la UE, que ha pospuesto el problema hasta ahora, ha provocado la acumulación de refugiados en Oriente Medio.
Algunos gobiernos europeos han lanzado repentinamente un discurso solidario hacia los refugiados, pero lo cierto es que solo acogerán a un porcentaje bajo, teniendo en cuenta la suma de los cinco millones de desplazados que provocó la guerra de Irak -muchos se instalaron en Siria, de donde ahora huyen- y los cinco millones de sirios que escapan de la guerra de Siria.
Alemania, tercer mayor exportador de armas del mundo, afirma que aceptará a unos cuantos cientos de miles de refugiados hasta que termine la guerra en Siria. Y aquí surge otra pregunta, trascendental: ¿Cuándo consideran Angela Merkel o la Unión Europea que una guerra ha terminado?
Estados Unidos y sus aliados europeos anunciaron y celebraron en mayo de 2003 el presunto fin de la guerra de Irak. Doce años después, sin embargo, esa guerra prosigue y sus consecuencias marcan la vida cotidiana del país.
http://www.eldiario.es/

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Raji Sourani: “La situación en los territorios ocupados palestinos es crítica”

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Leandro Albani/Resumen Latinoamericano, 9 de septiembre de 2015 – Israel ostenta un sistema jurídico funcional a la ocupación que desde hace 70 años somete al pueblo palestino. Esta definición es la síntesis de la charla brindada ayer por Raji Sourani, fundador del Centro Palestino para los Derechos Humanos (CPDH), quien se encuentra de vista en Argentina.
El abogado y también titular de la Organización Árabe para los Derechos Humanos (OADH), expuso un detallado panorama de la represión que Tel Aviv aplica en los territorios ocupados, durante una exposición en la embajada palestina en Buenos Aires.
Sourani señaló que Israel es presentado como “un oasis de la democracia en Medio Oriente, en el cual se respeta la democracia y los derechos humanos, donde prima la ley y la institucionalidad”, mientras que los palestinos y las palestinas son tildados como “retrógrados” y “terroristas”.
El abogado (que estuvo encarcelado en dos ocasiones por las fuerzas de seguridad hebrea) explicó que la justicia israelí legalizó la tortura como método, y que en su sistema de justicia “los juicios sumarios y las ejecuciones tienen una base legal”.
Sourani recordó que desde el comienzo de su trabajo como defensor de presos políticos palestinos, juntos a otros organismos de derechos humanos, fueron presentados miles de casos en los tribunales israelíes, tanto civiles como militares. De esos casos, apenas 17 fueron ganados.
El ejemplo más tenebroso recordado por Sourani ocurrió luego de la invasión militar israelí a la Franja de Gaza en 2008-2009, conocida como Operación Plomo Fundido. Luego de los ataques masivos contra la población palestina, fueron presentados a la justicia israelí 1169 expedientes por crímenes de guerra cometidos por la fuerza atacante. De ese total, solo 4 israelíes fueron llevados a juicio, dos de ellos por el robo de una tarjeta de crédito y los otros dos por el asesinato de una adolescente de 14 años y su madre, quienes “levantaron la bandera blanca” en medio de los ataques pero igualmente fueron ultimadas por soldados hebreos. En este caso, recordó Sourani, los imputados fueron condenados a apenas 6 meses de prisión pero no cumplieron la sentencia.
El abogado palestino denunció que la impunidad de la justicia israelí se despliega en todos los niveles, al punto de que el Tribunal Supremo de ese país ni siquiera respeta las resoluciones de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), máximo organismo judicial de Naciones Unidas.
Sourani también explicó que Palestina, como reciente miembro de la Corte Penal Internacional (CPI), presentará en ese organismo cuatro acusaciones contra Israel: por los crímenes cometidos el año pasado en Gaza durante la operación Margen Protector, que dejó más de 2.000 palestinos y palestinas muertos; por el bloque económico que Tel Aviv aplica sobre la Franja de Gaza; por el muro de segregación que Israel construye en Cisjordania y para que Tel Aviv detenga la construcción de asentamientos ilegales en tierras palestinas.
Vida crítica
Al referirse a la situación que atraviesa Palestina, Sourani detalló que en Gaza hay un 65% de desempleados, 85% de las personas viven de las donaciones internacionales y un 95% de la población vive por debajo de la línea de la pobreza, cifras que son consecuencia del bloqueo y la represión aplicada por Israel. “A Gaza envían alimentos como si las personas fueran animales”, resumió el abogado.
Mientras tantos, prosiguió Sourani, Israel despliega sobre Jerusalén “una limpieza étnica contra los palestinos, sean musulmanes o cristianos” y en Cisjordania aplica “el apartheid”.
“La situación en los territorios ocupados es crítica”, sentenció el abogado palestino, pero dejó en claro que “la resistencia es nuestro derecho” ya que creen “en la justicia de nuestra causa” sostenida por “la convicción de nuestro pueblo”.
Sourani relató cómo Israel reprime a los niños y las niñas de Palestina. Indicó que en la actual 400 menores de edad son prisioneros en las cárceles israelíes y aseguró que para la justicia militar hebrea “no existe el concepto de menor de edad”, razón por la cual los detienen y juzgan como mayores de edad.
El abogado recordó que en una de sus detenciones vio cómo los agentes israelíes torturaban a un niño de 12 años, al cual le infringían “las mismas torturas que a un adulto”. Con respecto a este tema, Sourani afirmó que los prisioneros palestinos son sometidos a torturas físicas y psicológicas, y que en la mayoría de los casos los detenidos “desean la muerte” ante los flagelos recibidos.
Ante este panorama, Sourani aseguró que el pueblo palestino seguirá resistiendo la ocupación y mantendrá su apuesta para su independencia, defendiendo que la “paz y la seguridad son compatibles con la democracia y los derechos humanos”.
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El embajador de Palestina en Argentina, Husni Abdel Wahed, junto a Raji Sourani
Fotos: Juan Noy