MÓNICA G. PRIETO | 16 DE MARZO DE 2013
BEIRUT.– Cuando se cumplen dos años del inicio de la revolución siria, en sus orígenes un movimiento popular en busca de reformas y libertades transformado en un conflicto armado gracias a la represión del régimen de Damasco, las ONG más implicadas en la asistencia a la población han elaborado informes a modo de balance que trazan un desolador retrato del estado en el que ha quedado el país árabe.
UNICEF, la agencia de Naciones Unidas para la infancia, retrata en su estudio a una generación traumatizada y perdida. La agencia estima que casi la mitad de los cuatro millones de civiles con una necesidad urgente de ayuda son menores de 18 años, y que más de medio millón de ellos tienen menos de cinco años. Calcula que 800.000 menores de 14 años han resultado desplazados por el conflicto, y que unos 500.000 se han convertido en refugiados en los países vecinos. “Millones de niños dentro de Siria y en toda la región están viendo cómo desaparece su pasado y su futuro entre los escombros y la destrucción de este prolongado conflicto”, lamentaba el responsable de UNICEF, Anthony Lake. “En resumen, la crisis está alcanzando un punto de no retorno con consecuencias a largo plazo para Siria y para toda la región, incluyendo el riesgo de perder a una generación de niños sirios”.
UNICEF ha calculado que unas 2.400 escuelas sirias –una de cada cinco- han quedado destruidas por los bombardeos o los combates, y que unas 1.500 están siendo empleadas como refugios para los civiles que se creen más seguros en un centro docente que en sus propias casas. Las pocas aulas que siguen abiertas están sobreocupadas –se dan casos de un centenar de alumnos por clase- y quienes asisten pueden considerarse privilegiados, dado que la mayor parte de la población no dispone de colegios abiertos a su alcance. La violencia y el enconamiento de ambas partes en conflicto hace temer que esta generación que ya ha perdido dos años escolares se vea arrastrada a la guerra o al extremismo religioso.
Save The Children también ha enfocado su resumen de dos años de conflicto en las consecuencias para los más pequeños. Según la ONG, que emitió un informe titulado Una infancia bajo fuego, dos millones de niños sirios están en riesgo de sufrir malnutrición, enfermedades derivadas de la mala alimentación, las bajas temperaturas y las terribles condiciones higiénicas, trauma psicológico y abusos sexuales; en el caso de las niñas, se ha disparado el número de matrimonios prematuros con el objetivo de que un varón les proteja de este tipo de asaltos. Save The Children se hace eco de un estudio elaborado por la Universidad turca de Bahcesehir según el cual uno de cada tres niños sirios habría sido golpeado, disparado o alcanzado por algún tipo de protectil. Un tercio de los niños encuestados aseguraron haber sido separados de alguno de sus familiares por el conflicto, y el 75% confesaban haber perdido a algún familiar o ser querido.
Algunos niños están siendo usados por los grupos armados de la oposición, ya sea como correos, porteadores o escudos humanos, y muchos se han visto obligados a vivir en parques, cuevas o cobertizos tras huir de sus hogares, en plena zona de conflicto. Otros han sido arrestados por las fuerzas del régimen y han sido sometidos a abusos y torturas en prisiones como si fueran adultos. Eso, por no contar las miles de vidas de niños perdidas en los bombardeos. “Para millones de niños sirios, la inocencia de la infancia ha sido reemplezada por la cruel realidad de intentar sobrevivir a esta devastadora guerra”, asegura Carolyn Miles, presidenta de Save The Children. “Muchos viven ahora a la intemperie, luchando para encontrar algo con que comer, sin medicinas adecuadas si caen enfermos o heridos. Mientras la sociedad se desintegra, en los peores casos, el hambre, la falta de techo y el terror han reemplazado a la escuela. No podemos permitir que esto continúe, las vidas de demasiados niños están en juego”.
El régimen de Damasco no suele autorizar el trabajo de las ONG en el interior del país, como recuerda Médicos Sin Fronteras en el informe con el que hace balance de dos años de revuelta popular y guerra. La ONG enfoca el trabajo en las dramáticas condiciones sanitarias del país, donde las clínicas y hospitales han sido objeto de asaltos y ataques por parte de las dos partes en liza. Ya desde el principio de la revolución, cuando las protestas pacíficas que exigían reformas democráticas eran respondidas con fuego real e incluso artillería, los hospitales públicos fueron convertidos en un instrumento más de la represión del régimen.
“Relatos de doctores y pacientes revelaron que los hospitales estaban siendo vigilados por las fuerzas de Seguridad y que la gente estaba siendo arrestada y torturada dentro de los mismos. Los médicos se arriesgaban de ser tildados de enemigos del régimen por tratatr a los heridos, lo cual podía traducirse en arrestos, prisión, torturas e incluso muerte. La gente herida en las manifestaciones dejó de acudir a hospitales públicos por miedo a ser torturados, arrestados o a que se les negara atención médica, viéndose esencialmente obligados a confiar su salud a redes clandestinas de trabajadores médicos”, puede leerse en el informe de MSF. En muchos casos, el personal sanitario que atiende dichas clínicas secretas no tiene la cualificación necesaria; en otros muchos, son médicos huidos de hospitales públicos que aseguran estar siendo perseguidospor atender a heridos civiles.
“Los trabajadores de la salud y las instalaciones médicas siguen recibiendo amenazas y las estructuras médicas son consideradas objetivo y están siendo destruidas”, reza el informe. Como ejemplo pone el hospital Dar al Shifa de Aleppo, situado en un barrio controlado por la oposición y bombardeado en agosto de 2012 por las fuerzas de Bashar Assad. Pese a los daños, la unidad de urgencias siguió funcionando –atendiendo a unos 200 pacientes al día, según MSF- hasta que a finales de noviembre el régimen lo bombardeó hasta casi demoler el edificio. Los médicos, tras la experiencia de agosto, habían dispersado sus servicios en dos edificios transformados en clínicas privadas: una de ellas también fue bombardeada.
“Según las autoridades sirias, el 57% de los hospitales públicos del país han resultado dañados y el 36% ha quedado inoperativo. Para una fotografía completa de la devastación habría que sumar al recuento los hospitales de campaña creados por la oposición y destruidos por el Ejército”. La organización también responsabiliza a los opositores armados de exacciones contra instalaciones sanitarias. “En las áreas liberadas, algunos hospitales han sido transformados en hospitales del Ejército Libre de Siria o han sido creados hospitales para ‘apoyar a la revolución’. Como resultado, corren el riesgo de convertirse en objetivo y los civiles son raramente admitidos”.
La falta de ambulancias, suministros médicos y personal especializado, así como los cortes del suministro médico que también afecta a los hospitales o las dificultades de la evacuación de heridos en el difícil contexto del conflicto sirio, completan la dramática imagen que traza el informe de MSF.
Oxfam ha enfocado su informe sobre la cuestión de los refugiados: recuerda que 5.000 personas huyen del país árabe cada día, lo que supone un 36% más que hace dos meses, y que el “peor escenario” que manejaba la ONU –un millón de refugiados- ya se ha cumplido. “La crisis humanitaria empeora día a día, dejando a las agencias luchando por proporcionar una ayuda desesperadamente necesitada”, ha señalado Francis Lacasse, la directora del programa de emergencias de la ONG. “Se necesita urgentemente el dinero que fue generosamente prometido hace un mes para proporcionar servicios básicos como comida, agua y refugio a una población desplazada que no para de crecer”.
Todas las ONG lamentan que apenas el 20% de las ayudas prometidas en la cumbre de donantes celebrada en Kuwait hayan sido desembolsadas. El llamamiento de la ONU para amasar 1.500 millones de dólares, destinado a cubrir las necesidades que plantea el conflicto sirio durante el primer semestre de 2013, fue atendido de palabra por la comunidad internacional, pero nunca se materializó. UNICEF denuncia también que las ayudas prometidas no llegan y advierte de que tendrá que cesar parte de sus actividades en marzo si no recibe fondos.
En cuanto a Amnistía Internacional, emite dos informes con motivo del segundo aniversario del conflicto: uno dedicado a la lluvia de munición del régimen sobre la población siria -en ataques indiscriminados que incluyen desde artillería y aviación hasta bombas de racimo contra núcleos civiles- así como a otros crímenes de guerra del Gobierno de Bashar Assad y otro que refleja las exacciones y abusos cometidos por miembros del Ejército Libre de Siria, desde ejecuciones hasta torturas pasando por secuestros, ataques contra minorías sectarias o étnicas y la incorporación de niños a sus filas. La ONG hace especial hincapié en las ejecuciones sumarias de soldados y miembros de los shabiha capturados por las fuerzas opositoras
http://www.cuartopoder.es/elfarodeoriente/dramatico-balance-de-dos-anos-de-revolucion-y-guerra-siria/4134
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