sábado, 24 de noviembre de 2012

La guerra no es por Gaza


ARTES, 3 DE FEBRERO DE 2009

Por Pedro Brieger- 

Desde el comienzo de los bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza y su posterior invasión se han brindado numerosas explicaciones para comprender porqué el Estado de Israel lanzó una ofensiva militar a fines de diciembre. Probablemente existan múltiples motivos. Por un lado, se puede señalar los aspectos que hacen a la geopolítica internacional que van desde el fin de la “era Bush” y su lucha contra “el terror” que encontró en los últimos gobiernos israelíes a su principal aliado, hasta la inminente llegada de Barack Obama a la presidencia y la pregunta de lo que hará al frente de la primera potencia mundial. Por el otro, las elecciones de febrero en el Estado de Israel con el ministro de defensa Ehud Barak y la canciller Tzipi Livni formando parte de un mismo gobierno pero compitiendo entre ellos por el cargo de primer ministro, y la necesidad de desarticular al Movimiento de Resistencia Islámico (HAMAS) que en los últimos años no dejó de lanzar cohetes sobre territorio israelí. Sin embargo, la actual guerra -presentada como “el Estado de Israel vs HAMAS”- es un eslabón más del enfrentamiento entre el Estado de Israel y el pueblo palestino en su conjunto. Esta no es una guerra entre un Estado y una organización “terrorista” sin apoyo popular que se ha atrincherado en la diminuta Franja de Gaza con el objetivo de destruir al Estado de Israel. Conociendo la disparidad de fuerzas hasta suena ridículo plantearlo. La disparidad es tan obvia y abismal que el periodista israelí Gideon Levy definió la invasión como “Guerra de lujo”, por la incapacidad de los palestinos de responder al fuego de aviones, buques de guerra y tanquesDe la misma manera, en el pasado no había una guerra entre Israel y la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), también calificada en su momento como terrorista hasta que se sentaron a negociar con ellos. Los motivos originales del conflicto, esto es, la expulsión de la población palestina de su tierra y el nacimiento del Estado de Israel, son todavía una espina atragantada. Sin embargo, tanto para la OLP como para HAMAS ya hace muchos años que la cuestión central es la continuidad de la ocupación de Cisjordania y Gaza que ya se prolonga por más de cuarenta años. Pero la palabra ocupación no existe en el lenguaje oficial del gobierno israelí, ni en el sentimiento de la mayoría de la población. Para los israelíes esta guerra sería otra prueba del odio eterno de los árabes/palestinos/musulmanes (y de gran parte del mundo) hacia todos los judíos. Trazando una línea de continuidad maniquea el odio de los palestinos sería la prolongación de aquel que culminó en el holocausto nazi. Más aún, en el discurso de los israelíes existe el intento (vano por cierto) de apropiarse del sufrimiento humano como si este fuera patrimonio de los judíos. Víctimas eternas, donde no cabe la posibilidad de haberse convertido en victimarios. De allí que se autoconvencen de estar exentos de todo tipo de responsabilidad por lo que sucede en los territorios de Cisjordania y la Franja de Gaza.Uno escucha los dirigentes israelíes y éstos siempre están asombrados y/o enojados cuando se les hace ver que el odio que sienten los palestinos hacia ellos tiene motivos reales y concretos. Para los israelíes la culpa de todos los males de los palestinos es pura y exclusiva responsabilidad de ellos mismos y de sus “hermanos” árabes. Son culpables de haber rechazado la partición de Palestina en 1947 y la creación del Estado de Israel en 1948. Son culpables de todo lo que pasa en Cisjordania y la Franja de Gaza por no aceptar vivir bajo ocupación y hasta son culpables de sus propias muertes cuando los aviones israelíes los bombardean. Y en otra construcción maniquea los palestinos serían siempre culpables y los israelíes siempre inocentes. Claro que una mirada menos apasionada podría preguntar desde el sentido común ¿y porqué debían haber aceptado la partición de su territorio cuando ni siquiera fueron consultados? ¿Por qué deberían resignarse a la expulsión de su tierra y abandonar el reclamo de retornar a ella si vivieron allí por siglos? ¿Por qué deberían aceptar una ocupación que se prolonga por más de cuarenta años? Lo que sucede en la Franja de Gaza hoy es parte de esta historia. Los israelíes siempre les recriminaron a los palestinos que se rebelaran en contra de la ocupación, sea de manera pacífica o de manera violenta; poco importaba la forma. La Intifada de 1987-1988 fue un levantamiento popular contra una ocupación que ya llevaba veinte años y fue conocida como “la guerra de las piedras” porque los jóvenes lanzaban piedras contra los tanques israelíes. Y aquella revuelta, y aquellos jóvenes, también recibieron el calificativo de “terrorista”. En otras palabras, para los israelíes siempre fue y es un terrorista quien se opone a la ocupación. Desde aquel que escribía un artículo en un diario contra el estado de sitio o el cierre de una universidad, o el que implora hoy para que no les arranquen sus árboles de olivo, hasta el que le dispara a un soldado. Son todos “terroristas” aunque la resolución 3070 de la Asamblea general de Naciones Unidas de noviembre de 1973 reconoce “la legitimidad de la lucha de los pueblos por librarse de la dominación colonial extranjera y de la subyugación foránea por todos los medios posibles, incluida la lucha armada.”La historia del siglo XIX y XX (aunque se podría ir mucho más atrás) enseña que toda ocupación extranjera trae resistencia y que ésta provoca mayor represión, lo que hace aún más violenta la resistencia. Este es un círculo infernal que sólo se puede comenzar a cerrar con el fin de la ocupación. Con todas sus particularidades y diferencias, la ocupación de Cisjordania y Gaza desde 1967 es una ocupación que reviste las características de una ocupación colonial. Miles fueron secuestrados, detenidos y asesinados por las Fuerzas Armadas israelíes en los veinte años anteriores al nacimiento de HAMAS y continúa aún hoy. Por esta razón el Movimiento de Resistencia Islámico representa un eslabón más en la historia de un pueblo expulsado y ocupado. Primero fue la Organización para la Liberación de Palestina, que surgió en un contexto de movimientos de liberación nacional, laicos y socialistas en Africa y Asia y fue durante muchos años el paraguas que contenía en su seno a todos los movimientos de la llamada “resistencia palestina”. Amén de las diferencias ideológicas la OLP y HAMAS tienen puntos fundacionales en común porque ambos surgieron levantando las banderas de la liberación de Palestina, entre cuyos objetivos se encontraba el retorno de los palestinos expulsados de su tierra en 1948 al nacer el Estado de Israel. Y el factor central para su desarrollo fue la imposibilidad de la OLP de liberar Palestina, de acabar con la ocupación y de pasar de la resistencia armada a la vía diplomática. Más aún, los acuerdos de Oslo firmados entre la OLP e Israel en 1993 permiten comprender mejor que nada la puja entre la OLP y HAMAS y el posterior triunfo electoral de este último en las elecciones de 2006. La OLP convenció a la mayoría de los palestinos de que los acuerdos permitirían la creación de un Estado independiente en Cisjordania y Gaza con Jerusalén este como capital, resignando el sueño de la liberación de toda Palestina. HAMAS se opuso. A medida que los acuerdos de paz avanzaban decrecía el apoyo a HAMAS como quedó demostrado con la participación masiva en las elecciones en 2004 a la Autoridad Nacional Palestina que HAMAS boicoteó. A su vez, a medida que la posibilidad de construir el Estado se alejaba e Israel continuaba con su política de expropiación de tierras para construir más asentamientos el apoyo a HAMAS y su lucha armada –incluyendo los atentados suicidas- se incrementaba. Todo lo que hicieron los diferentes gobiernos israelíes desde la firma de los acuerdos de Oslo para impedir la creación de un Estado palestino minó la dirigencia de la OLP y abonó directamente el crecimiento de HAMAS. La retirada israelí de Gaza en 2005 impulsada por el entonces primer ministro Ariel Sharon fue parte de esa estrategia. Contrariamente a la versión repetida hasta el cansancio por los israelíes que la retirada le daba a los palestinos la posibilidad de comenzar a construir un Estado (vale la pena recordar que la Franja de Gaza tiene unos 60 km de largo por unos 15 de ancho) su objetivo central era torpedear el proceso de paz iniciado en Oslo, al que en su momento Sharon se opuso. Dov Weisglass, uno de sus asesores en una entrevista concedida al diario Haaretz dijo que se buscaba “congelar el proceso de paz (…) y cuando se congela el proceso se previene el establecimiento de un Estado palestino, se previene una discusión sobre los refugiados (palestinos), las fronteras y Jerusalén.” Para que no quedara ningún tipo de dudas agregó “la retirada pone la cantidad necesaria de formol para que no haya proceso político con los palestinos”. En síntesis, como decía el periodista que lo entrevistó, el gran logro del plan de Gaza fue el de congelar el proceso de paz; esto es, evitar la creación de un Estado palestino.
La evolución de HAMAS
La plataforma original de HAMAS publicada en agosto de 1988 llamaba a liberar toda Palestina y –por ende- a destruir el Estado de Israel. En esto HAMAS no difiere de los comienzos de la OLP cuando se planteaba objetivos muy similares aunque desde perspectiva laica. No obstante, de la misma manera que la OLP se fue transformando y abandonó la consigna de destruir la “entidad sionista” para plantear la construcción de un Estado independiente en Cisjordania y Gaza, HAMAS también fue cambiando. Y si en su plataforma original había un tono antisionista y antijudío, en 2001 Ahmed Yassin, su principal líder hasta su asesinato por Israel, dijo en una entrevista “no luchamos contra pueblos de otras religiones o los judíos por el hecho de ser judíos. Luchamos contra los que ocuparon nuestras tierras, tomaron nuestras propiedades, convirtieron en refugiados a nuestras familias y masacraron nuestros niños y mujeres” Ziad Abu Amr, profesor palestino de la Universidad de Bir Zeit en Cisjordania es autor del primer libro exhaustivo sobre HAMAS ("Islamic Fundamentalism in the West Bank and Gaza”, 1994). En un encuentro en 1995 nos decía que los movimientos islámicos como HAMAS lograron capitalizar la derrota de las ideologías seculares como las nacionalistas y panárabes, el socialismo árabe y el marxismo. Los programas políticos, económicos y sociales de estos sectores habían fracasado al no resolver los pro­blemas económicos y sociales de sus sociedades, el desempleo, la inflación, el analfabetismo, la movilidad social y la participa­ción popular. Ya en 1995 Abu Amr decía que HAMAS intentaba llegar a un compromiso con Israel porque eran continuadores del egipcio Hassan el Banna fundador de los Hermanos Musulmanes en Egipto. “Es el ala de un movimiento reformista –explicaba- epistemológicamente y doc­trinariamente es la continuidad de un movimiento reformista. No es un movimiento que rechaza esta sociedad o que piensa que hay que destruirla. Hassan el Banna fue al­guien que trató con los gobiernos seculares, llegó a acuerdos, forjó alianzas, negociaciones, incluso participó de procesos electorales. HAMAS funciona así, con objetivos inmediatos, intermedios y finales. Si pensaran que pueden sacar una buena tajada nego­ciando con Israel, también lo harían. Sabe que plan­tando cientos de ataques suicidas en el corazón de Tel Aviv no va a hacer desaparecer a Israel. Ellos son concientes de eso. La idea no es liberar Palestina e implantar un Estado islámico, sino presionar con sus objetivos mediatos e inmediatos que responden a un clamor legítimo respecto de lo que pasa en Jericó y Gaza y el resto de Palestina. Estas tácticas sirven para debilitar la auto­ridad de Arafat y presionar a Israel para que tenga que conversar y negociar con HAMAS, no en los términos humillantes -como ellos dicen- que lo está haciendo Arafat.” (La versión completa de la entrevista la publicamos en “¿Guerra Santa o Lucha Política?” Ed Biblos 1996) Abdel Aziz Rantisi tomó el liderazgo de HAMAS después de Yassin y al mes también fue asesinado por Israel. En 2003 decía que “lo que se necesita es el retiro de toda Gaza y Cisjordania y la posibilidad de establecer un Estado independiente”. Esto es, la propia realidad le fue imponiendo los cambios a HAMAS. Así también se presentó en las elecciones a la Autoridad Nacional Palestina en 2006 lo que implicó un tácito reconocimiento del marco general de los acuerdos de Oslo, los mismos que antes había rechazado.El autor de varios libros y trabajos académicos sobre HAMAS, Khaled Hroub, realizó un exhaustivo análisis de las transformaciones del movimiento en los últimos años a través de una minuciosa lectura de sus documentos. Hroub destaca la plataforma electoral en 2006 y su plan de gobierno una vez logrado el triunfo, al que califica como el hecho más trascendental de su historia. En las conclusiones de su trabajo titulado “El nuevo HAMAS a través de sus documentos” sostiene que este movimiento es mucho más pragmático y menos radical que en 1988, producto, entre otras cosas, de la necesidad de dar respuestas concretas a la vida cotidiana de su pueblo no ya como movimiento de oposición sino como gobierno. Pero también señalaba que para que este curso se mantuviera mucho dependería del tiempo y de su consolidación en el poder, algo que no ha sucedido.Los palestinos hoy están en uno de los momentos más difíciles de su historia. Cisjordania continúa ocupada y perdiendo día a día tierras a expensas de los asentamientos que se expanden. Basta con visitar la ciudad de Belén con un intervalo de meses para ver cómo la rodean más y más calles y barrios construidos sólo para judíos. La Autoridad Nacional Palestina es una entelequia que no gobierna nada y que parece no tener otra estrategia que tocar a las puertas de Washington con la esperanza que desde allí presionen a Israel para que éste se retire de los territorios ocupados en 1967, cuando sucede todo lo contrario. Cisjordania continúa incomunicada con Gaza que –además- ha sido reducida a escombros y nadie sabe cuánto llevará hasta que se recupere del golpe recibido ni qué lugar ocupará HAMAS. Un panorama a todas luces incierto. Parafraseando aquella frase que popularizó Bill Clinton uno podría decir “No es HAMAS, es la ocupación….”

disponible en http://pedrobrieger.blogspot.com.es/2009/02/brieger-la-guerra-no-es-por-gaza_03.html

Galeano sobre Gaza

Hace unos años Eduardo Galeano publicó en el diario argentino Página 12 este artículo sobre Gaza: "Operación Plomo Impune"
"Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.
Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.
Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelí usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina. Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa. No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.
Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros. ¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?
El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.
Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí. Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.
La llamada comunidad internacional, ¿existe? ¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro? Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad (...)".
(Este artículo está dedicado a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró.)
disponible en http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-118441-2009-01-18.html

viernes, 23 de noviembre de 2012

Complejo militar-industrial y los generales en retiro




Un informe que acaba de ser dado a conocer este lunes por Ciudadanos por Ética y Responsabilidad y la New Brave Foundation, ambas basadas en Washington, y reproducido por el Huffington Post dice que cerca del 70 por ciento de los generales de tres y cuatro estrellas pasados a retiro por la Casa Blanca se integraron a empresas del complejo militar-industrial en calidad de consultores o subcontratistas. El informe dice que

 entre el 2009 y el 2011 de 108 generales pasados a retiro 76 se incorporaron a empresas vinculadas con la defensa, y varios de ellos continuaron siendo asesores del Pentágono aún cuando ya eran empleados de las mismas. Un caso de flagrante incompatibilidad de intereses, o de lisa y llana corrupción, nada nuevo sino casi diría tradicional en la política norteamericana. Se habla por eso del modelo de "puerta giratoria" ("revolving door"), por el cual altísimos funcionarios del estado (y no sólo en el área de Defensa sino en el Tesoro, el Banco de la Reserva, la Comisión de Valores y otras agencias similares) una vez que son despedidos o terminan sus mandatos pasan sin solución de continuidad a ocupar altos puestos en las empresas vinculadas a los sectores que hasta ayer debían regular y monitorear. Hay ciertos obstáculos legales para ello, pero son sorteados sin ninguna dificultad y con total descaro. Esto es "Democracy American Style". Lea más en: 


publicado en el blog de Atilio Borón

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Un alto el fuego en Gaza


Egipto y EE UU facilitan un alto el fuego en Gaza entre Israel y Hamás

 /  Tel Aviv / El Cairo  21/11/12 para El País

Pasadas las seis de la tarde se produjo en El Cairo el esperado anuncio. Palestinos e israelíes se comprometían a dejar de dispararse. Habían alcanzado un acuerdo de alto el fuego gracias a la mediación egipcia y estadounidense. Habían decidido poner fin a ocho días de un sangriento fuego cruzado, que amenazaba con desbordarse y dinamitar los frágiles equilibrios regionales. El alto el fuego trajo anoche la paz a la zona. Por ahora. Las próximas horas y días resultarán decisivas para determinar si las partes se adhieren al compromiso de alto el fuego inicial. Se mantenga o no, el Egipto del presidente Mohamed Morsi, garante último del pacto, ha quedado consagrado como la nueva gran potencia diplomática de la región.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, expresó en una conferencia de prensa su satisfacción y agradecimiento a los mediadores, pero también su cautela. “Sé que hay ciudadanos que esperan una acción militar más severa y puede que la necesitemos”, dijo durante su intervención en alusión a una eventual ruptura del pacto. El Ejecutivo israelí ha llamado en los últimos días a filas a 70.000 reservistas, a la espera de una orden de entrar en la franja por tierra. Jaled Meshal, líder de Hamás en el exilio consideró sin embargo un éxito rotundo un acuerdo que dijo “ha conseguido todas nuestras demandas”.
Al menos 154 palestinos y cinco israelíes han muerto en esta nueva espiral de violencia desencadenada tras el asesinato selectivo de Ahmed Yabari, jefe militar de Hamás hace una semana. El miércoles fue un día especialmente intenso de bombardeos sobre Gaza.
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, fue junto a su homólogo egipcio la encargada de anunciar el acuerdo que incluye dos fases. Una primera, que comenzó la noche de este miércoles a las nueve —una hora menos en España— y por la que las partes se comprometen en esencia, a no disparar. Israel a no atacar “por tierra, mar y aire, incluidos los ataques a individuos”, según la traducción del texto del acuerdo al inglés. Y todas las facciones palestinas se comprometen a “poner fin a las hostilidades, incluido el lanzamiento de cohetes y los ataques fronterizos”.
A esta primera fase inicial, le seguirá una segunda más compleja que en principio se negociará a partir de las 24 horas de la puesta en marcha del acuerdo y que debe dar paso a la tregua permanente. Se trata de dar cumplimiento a las principales exigencias de las partes. Israel quiere que vuelva la calma al sur y en general a todo el país y quiere además garantías de que no entrará armamento a Gaza a través de la frontera sur de la Franja, es decir, la que linda con Egipto. El movimiento islamista Hamás exige a cambio el alivio del bloqueo israelí, que impide la entrada y salida de personas y mercancías de Gaza desde hace más de cinco años.
El punto “c” del acuerdo estipula que tras 24 horas de cumplimiento del alto el fuego, “se tratará la apertura de los pasos fronterizos y se facilitará el movimiento de personas y la transferencia de mercancías”. Para Israel, esto quiere decir que se sentarán a negociar estas cuestiones; que el único compromiso israelí hasta el momento es el cese de las hostilidades, según explican fuentes oficiales. En la Franja de Gaza sin embargo ya celebraban sin embargo lo que consideran un levantamiento inmediato del embargo. Lo que está claro es que el texto no deja zanjada esta espinosa cuestión y que por tanto hay margen para el desencuentro pasadas las 24 horas iniciales de calma. Egipto será el encargado de negociar con Israel estos puntos.
La tensión de los dos últimos días de tira y afloja diplomático sobre los detalles del acuerdo alcanzó el miércoles su punto álgido cuando empezaron a trascender las noticias de un inusual atentado en Tel Aviv. Un autobús había explotado. Los peores temores se confirmaron en seguida. Había sido un atentado, que causó más de una veintena de heridos y que resucitó los fantasmas de los autobuses saltando por los aires durante la segunda Intifada. El atentado se produjo en la calle Shaul Hameleh, justo en la parte trasera de la Kirya, sede del ministerio de Defensa y cuartel general del Ejército israelí. Un lugar ultravigilado, donde sin embargo, una persona logró subirse al autobús 142 y dejar un paquete bomba que explotó poco después sin causar víctimas mortales.
Las persianas de la Kirya echaron el cierre y algunos militares se trasladaron a otros edificios. En el lugar del atentado, se podía ver los restos de las ventanas del autobús y de algunos coches, que saltaron por los aires. Israel Cornick, de los equipos de rescate explica que “cuando llegué, vi a una mujer llorando como un niño. Estaba sangrando. Cuando la saqué, me dijo: Dile a Netanyahu que sea fuerte, que vaya hasta al final”. Israel se puso en seguida en alerta y las esperanzas de una tregua se fueron diluyendo con el paso de las horas. A media tarde, sin embargo, saltó la sorpresa de la mano de Hillary Clinton.
El papel egipcio
Clinton llegó a la capital egipcia después de haberse entrevistado a primera hora de la mañana con el raïs palestino, Mahmud Abbas, y posteriormente con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. La reunión con Netanyahu fue la segunda en las últimas 24 horas.
El presidente egipcio, Mohamed Morsi se implicó en el conflicto de Gaza desde el primer día. Su compromiso se explica sobre todo por dos razones: su voluntad de restaurar el rol de potencia regional de Egipto, y la posible desestabilización del país que provocaría una incursión terrestre del ejército israelí en Gaza.
A pesar del sentimiento de solidaridad hacia Hamás de Morsi, y su movimiento, los Hermanos Musulmanes, el raïs es consciente de que necesita mantener unas buenas relaciones con Occidente para relanzar la maltrecha economía egipcia. Una mayor inflamación del conflicto entre Hamás e Israel aumentaría las presiones internas hacia el presidente para adoptar una actitud más contundente, como romper las relaciones diplomáticas con Israel, o incluso congelar los acuerdos de paz de Camp David.
Una de las primeras acciones de Egipto tras el inicio de la ofensiva israelí fue el envío a Gaza de una delegación gubernamental presidida su primer ministro, Hisham Kandil, enterrando así el aislamiento político de Hamás promovido por Washington desde que la milicia islamista se hizo con el control de la Franja.
Sin embargo, el gesto fue aplaudido por parte de la Casa Blanca: un ejercicio de pragmatismo y una muestra de que Obama entiende que la primavera árabe ha cambiado la ecuación geostratégica en la región, y que debe otorgar a Egipto un mayor margen de maniobra respecto a EE UU. De hecho, la propia Hillary fue una de las primeras visitas de mandatarios extranjeros que recibió Morsi tras su investidura presidencial.

Kurdistán: escenas de la vida política de un país que ansía reconocimiento


Kurdistán: escenas de la vida política de un país inexistente

Por el derecho a hablar en kurdo en los tribunales y universidades turcas, la etnia revivió con manifestaciones y huelgas de hambre una lucha que lleva 30 años y ha causado 40 mil muertos. Un relato en primera persona en un momento oportuno: cuando el gobierno turco aspira a entrar en la Unión Europea.

POR JOSÉ LUIS SÁNCHEZ HACHERO en Revista ñ


En la sede del Partido por la Paz y la Democracia de Gaziantep no cabe un alfiler. Han dividido el local en dos partes. A la derecha, las mujeres. A la izquierda, los hombres. La mayoría son mayores, algunos incluso muy mayores. Ellas llevan trajes tradicionales, tatuajes en las barbillas, pañuelos coloridos y están sentadas en el suelo, muy juntas unas de otras. De vez en cuando gritan al estilo tradicional, más bien parecen ulular, chasquean sus lenguas y hacen el signo de la victoria. En el otro lado de la habitación, sentados también en el suelo y cubiertos por sus kefias, los hombres se reclinan sobre unos cojines. Las kefias llevan los colores del pueblo kurdo: rojo, amarillo y verde, como los pañuelos de las mujeres. También ellos hacen el signo de la victoria, fuman sus cigarrillos, toman chai, el imprescindible té turco.
Entre todos, procuro caminar por el breve espacio sin tapizar del suelo, esquivando zapatos, en equilibrio sobre una pasarela por la que caminan también políticos de toda ideología. De pronto, alguien reparte camisetas blancas con una leyenda en negro: huelga de hambre. Porque todos los presentes son kurdos y la escena se ha repetido por todo el país durante semanas. Son padres, hermanos, o tan sólo simpatizantes de presos kurdos encarcelados por sus lazos con el PKK, el partido de los trabajadores, o tan sólo porque el gobierno lo sospecha, y eso es suficiente para pasar años en prisión. Decidían, a pesar de su edad, secundar una huelga de hambre simbólica de dos días como apoyo a los suyos.
Hace casi setenta días, Faysal Kirilyidiz pasó a la trágica historia de los kurdos cuando decidió declararse en huelga de hambre en la prisión de Mardin, al sur de la Anatolia. Pedía el reconocimiento de la lengua kurda en las universidades y en los tribunales pero también el fin del aislamiento del preso kurdo más conocido, Abdullah Ocalan, el líder de la guerrilla del PKK. El ejemplo de Faysal cundió entre los presos de su etnia: primero unos cuantos, más tarde unas decenas, luego cientos, para terminar en una huelga de hambre de diez mil presos, hombres y mujeres, en la mayor protesta de este tipo que se recuerde.
Faysal, el pionero, cumplía sesenta y siete días sin comer y estaba al borde de la muerte cuando Ocalan desde el aislamiento de su celda de castigo, donde lleva incomunicado del resto del mundo nada menos que cuatrocientos días, ordenó el fin de la protesta. Los abuelos que languidecían en la sede del Partido por la Paz y la Democracia de Gaziantep, como los que protestaban en otras ciudades del inexistente Kurdistán, respondían al llamado de su líder y deponían su actitud. El gobierno turco respiraba aliviado porque una sola muerte, en plena ofensiva por entrar en la Unión Europea, hubiera devuelto a la década de los noventa, cuando el PKK y el ejército rivalizaban en crueldad y el reguero de atrocidades inició su carrera hasta la cifra de hoy: casi 40.000 muertos. Claro que la sonrisa del gobierno turco puede congelársele: Abdullah Ocalan, encarcelado desde 1999 en una prisión olvidada levantada en una isla perdida y en régimen de aislamiento, sigue, a pesar de todo, manteniendo intacta su ascendencia sobre el pueblo kurdo.
Durante los casi setenta días que ha durado la protesta, la huelga se ha repetido en 67 cárceles, ha involucrado a diez mil presos y ha salpicado toda la Anatolia de protestas que terminaban, de manera casi que habitual, en graves revueltas callejeras, con lanzamiento de piedras y cócteles molotov por parte de los revoltosos y de gases lacrimógenos y fuego real por los policías. 
El presidente de Turquía, Recep Erdogan, lejos de calmar las aguas llegó a salir en la televisión asegurando que más que romper el aislamiento del que denomina enemigo de la patria turca su gobierno está barajando resucitar la pena de muerte para ejecutarlo por asesino. Así que la huelga de hambre volvió multiplicada, para repetir protestas en las puertas de universidades, en las calles de pueblos remotos y hasta en las sedes de partidos como este de la Paz y la Democracia. “Si muere algún huelguista, arderán las calles”, me decía Mehmet Turkman, líder del partido EMPE de Gaziantep, también de orientación comunista. Pero las calles ardían igualmente porque la policía evita las manifestaciones con toda la contundencia de sus tanquetas y los kurdos –acostumbrados a una lucha que dura ya treinta años– se empeñan continuamente en romper las prohibiciones y ofrecer mítines públicos y marchas ilegales que acaban, normalmente, en violentas luchas callejeras. 
Conforme la huelga se alargaba, eso sí, se vivieron momentos históricos. Como aquel en el que el gobierno de Ankara dejó saber que estaban estudiando el uso del kurdo en los tribunales. Hasta hace pocos años el kurdo no existía, y no existía por ley y por decreto, porque, dice la ley, en Turquía sólo hay turcos y su único idioma es el turco. Una ley interesante que deja fuera de la legalidad a un tercio de la población. Y cualquier intento de demostrar que sí, que hay kurdos, acababa en cárcel, tortura y hasta asesinato. Muertos han caído alcaldes, concejales, parlamentarios y defensores de los derechos humanos, muertos a manos de los policías y los soldados pero también a manos de grupos de paramilitares que actuaban siniestramente por las noches. Una medida extrema que se veía acompañada de otras más ridículas, como aquel alcalde de Dogubeyazit, que fue multado por felicitar a sus vecinos el año nuevo en kurdo, o el alcalde de Diyarbakir, multado también por publicar un libro con nombres kurdos para bebés. Por no hablar de los políticos de etnia kurda que intentaban mencionar el problema kurdo en el Parlamento y terminaba atacados a puñetazos por los más conservadores. 
El gobierno turco teme, sobre todas las cosas, el auge del islamismo y el de los nacionalismos porque los considera la amenaza más grave a los restos de lo que en tiempos fue uno de los mayores imperios del mundo: el Otomano. Así pues, la religión está prohibida en política, y junto a ella las referencias a minorías étnicas y lenguas y culturas que no sean la turca. Todo sea por la patria. 
Como réplica, un taciturno empleado público, Abdullah Ocalan, herido su espíritu étnico y fanatizado por las lecturas de los grandes ideólogos del comunismo, inició a finales de los ochenta una guerra contra el estado turco que ha dejado, además de esos 40.000 muertos, una poderosa estructura cimentada sobre su partido, el PKK, un modelo político a imagen y semejanza de Stalin, al que incluso imitó en purgas internas que dejó miles de muertos kurdos acusados de traidores, de agentes del enemigo, de blandos, de estar en el lugar equivocado en el momento menos oportuno. Su captura en Kenia, en 1999, pareció abocar al PKK al fracaso, descabezado de un Amado Líder que manejaba con mano férrea el partido, la región y a todos los kurdos. Entre los kurdos la figura de Ocalan es sagrada, tanto como el Che Guevara, un icono que desconcertado me encuentro por doquier en la Anatolia kurda, porque Ocalan es el único que dejó a un lado las peleas dialécticas que tanto gustan a los políticos y se decidió por la acción directa, la guerra de guerrilla, con sus fallos y excesos, dicen los kurdos, pero el único que les ha devuelto el orgullo de raza y la esperanza de tener algún día una nación. Durante los años en prisión el gobierno aspiró a que su memoria se borrara pero ahora, con su aparición desde la oscuridad más olvidada y hablando a través de su hermano, Ocalan demuestra que sigue presente aunque esté en una fría mazmorra desde hace más de una década. Y el gobierno, de algún modo, ha demostrado su debilidad porque finalmente ha acudido a su odiado enemigo para evitar que los presos mueran a puñados en las cárceles. 
En el belicoso municipio de Cizre, pegado ya a la frontera con Siria e Iraq, una multitud inunda la calle. Las mujeres, como en Gaziantep, ululan y gritan a todo pulmón: Ocalan, Ocalan. Van a celebrar un mitin en apoyo a los huelguistas pero la policía interviene y la ciudad queda, durante horas, envuelta en una molestísima nube de gas pimienta. Las mujeres lloran pero no dejan de gritar: Ocalan, Ocalan. Han sido muchos años de guerra, sobre todo en las aldeas más remotas, años de leyes de emergencia y de desapariciones nocturnas como para que unas bombas de gas les callen la boca. Esta zona, muy alejada de la oficina del BMP de Gaziantep, ha sufrido traslados de pueblos masivos y la persecución sistemática de cualquier reivindicación kurda. Pero, al final, el gobierno ha dejado abierta una posibilidad. 
Palo y zanahoria, tal vez, pero la sola mención al uso del kurdo en los tribunales y dejar que la voz de Ocalan salga de la prisión hacia sus seguidores abre la puerta de que el conflicto pueda tener una salida. A Ankara no le queda otro remedio si quiere mantener intacta su aspiración a integrarse, algún día, en la Unión Europa. Pero, al tiempo, ha demostrado que el sanguinario estalinista, Abdullah Ocalan, el hombre que forjó una guerrilla en Siria, la entrenó en el Líbano y la esconde en las montañas del norte de Iraq sigue siendo una amenaza para el estado turco. A pesar de estar aislado en una celda de castigo en una prisión perdida en una isla remota en mitad del mar.

Israel, la peor amenaza contra sí mismo

Israel, la peor amenaza contra sí mismo
por Robert Fisk para La Jornada


Terror, terror, terror, terror, terror. Ahí vamos de nuevo. Israel va a erradicar el terror palestino –es lo que lleva 64 años diciendo que hace, sin éxito–, en tanto Hamas, la más reciente de las mórbidas milicias de Palestina, anuncia que Israel ha abierto las puertas del infierno al asesinar a su líder militar, Ahmed Jaabari.
Hezbolá anunció varias veces que Israel había abierto las puertas del infierno al atacar Líbano. Yasser Arafat, quien fue un superterrorista, luego un súper estadista –después de capitular en el jardín de la Casa Blanca– y después otra vez un superterrorista, al darse cuenta de que fue engañado en Campo David, también fanfarroneó sobre laspuertas del infierno en 1982.
Y los periodistas escribimos como osos bailarines, repitiendo todos los lugares comunes usados en los 40 años pasados. El asesinato de Jaabari fue unataque selectivo, una incursión aérea quirúrgica –como las incursiones aéreas quirúrgicas israelíes que mataron a casi 17 mil civiles en Líbano en 1982; los mil 200 libaneses, la mayoría civiles, de 2006, o los mil 300 palestinos, la mayoría civiles, en Gaza en 2008-9, o la mujer encinta y el bebé muertos por lasincursiones aéreas quirúrgicas en Gaza la semana pasada– y los 11 civiles muertos en una casa de Gaza este domingo. Por lo menos Hamas, con sus cohetes Godzilla, no menciona nadaquirúrgico al respecto. Su objetivo es matar israelíes… cualquier israelí, hombre, mujer o niño.
Como es también el verdadero objetivo de los ataques israelíes en Gaza. Pero no digamos eso o seremos nazis antisemitas, casi tan malignos, perversos, indecibles, diabólicos y criminales como el movimiento Hamas, con el cual –una vez más, por favor no mencionemos esto– Israel negoció alegremente en la década de 1980, cuando alentó a esa cáfila de mafiosos a tomar el poder en Gaza yasí decapitar al exiliado superterrorista Arafat. El nuevo tipo de cambio en Gaza entre muertes palestinas e israelíes ha llegado a 16:1. Se elevará, por supuesto; en 2008-9 fue de 100:1.
Y también creamos mitos. La más reciente guerra israelí en Gaza tuvo un éxito tan asombroso –en erradicar el terror, claro– que sus unidades supuestamente de élite no lograron encontrar ni siquiera a su soldado capturado Gilad Shalit, quien finalmente fue sacado a la luz el año pasado por Jaabari en persona.
Jaabari era el casi secreto líder número uno de Hamas, según la agencia Ap. Pero, ¿cómo podía ser casi secreto si conocíamos la fecha de su nacimiento, detalles de su familia, los años que estuvo preso en Israel, durante los cuales cambió su lealtad de Fatah a Hamas? Por cierto, ya que estoy en eso, esos años de prisión en Israel no precisamente convirtieron a Jaabari al pacifismo, ¿verdad? Bueno, nada de lágrimas entonces; era un hombre que vivió por la espada y murió por la espada, destino, que, desde luego, no afligirá a los guerreros del aire de Israel que asesinan civiles en Gaza.
Washington apoya el derecho de Israel a defenderse y luego clama una espuria neutralidad, como si las bombas israelíes en Gaza no vinieran de Estados Unidos tan seguramente como que los cohetes Fajr-5 vienen de Irán.Entre tanto, el lastimero William Hague afirma que Hamas es el principal responsable de la guerra. Pero no hay pruebas de ello. Según The Atlantic Monthly, el asesinato israelí de undiscapacitado mental palestino que se extravió en la frontera pudo haber sido el principio de esa guerra. Otros sospechan que la provocación pudo haber sido el asesinato de un muchacho palestino; pero éste fue muerto por los israelíes cuando un grupo armado palestino intentaba cruzar la frontera y se topó con tanques israelíes, en cuyo caso los palestinos –no de Hamas, por cierto– pudieron haber desatado las hostilidades.
Pero ¿no hay nada que detenga esta estupidez, esta guerra insensata? Cientos de cohetes caen sobre Israel. Cierto. Miles de hectáreas son robadas a los árabes por Israel –sólo para judíos– en Cisjordania. Ya no queda siquiera tierra suficiente para un Estado palestino.
Pero nos alientan a olvidarnos de eso. Nos dicen que sólo hay chicos buenos y malos en este escandaloso conflicto, en el cual los israelíes afirman ser los buenos ante el aplauso de los países de Occidente (que luego se preguntan por qué muchos musulmanes no quieren mucho a los occidentales).
El problema, extrañamente, es que las acciones israelíes en Cisjordania y su sitio de Gaza acercan precisamente el suceso que Israel proclama temer día con día: la destrucción de su Estado.
En la batalla de cohetes –no menos los Fajr-5 de Irán y los drones de Hezbolá–, los dos bandos se adentran en una nueva ruta bélica. Ya no se trata de tanques israelíes cruzando la frontera libanesa o la de Gaza: ahora son cohetes, drones de alta tecnología y ataques por computadora –o ciberterrorismo, si son cometidos por musulmanes–, y la materia humana que queda destrozada por el camino será menos relevante que en los tres años pasados.
El despertar árabe toma ahora su propio curso; sus líderes comenzarán a seguir el ánimo de su público. Lo mismo hará, sospecho, el pobreanciano rey Abdalá de Jordania. Las payasadas estadunidenses por la paz del lado israelí ya no valen nada para los árabes. Y si Benjamin Netanyahu cree que el arribo de los primeros cohetes Fajr iraníes demanda un gran estallido israelí en Irán, y luego Irán devuelve el golpe –y quizá los estadunidenses también– y atrae a Hezbolá, y Obamá se ve arrastrado a otra guerra de Occidente contra musulmanes, ¿qué ocurrirá después?
Bueno, Israel pedirá un cese del fuego, como hace de rutina en las guerras contra Hezbolá. Volverá a rogar el apoyo indeclinable de Occidente en su lucha contra el mal, Irán incluido.
¿Y por qué no elogiar el asesinato de Jaabari? Por favor, olvídense de que los israelíes negociaron hace menos de 12 meses con el propio Jaabari, por mediación del servicio secreto alemán. No se puede negociar con terroristas, ¿o sí? Israel llama Operación Columna de Defensa a su más reciente baño de sangre. Columna de Hipocresía, más bien.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya

lunes, 19 de noviembre de 2012

Israel, al abrigo de la Cúpula de Hierro


ESCALADA DE VIOLENCIA EN ORIENTE PRÓXIMO

Israel, al abrigo de la Cúpula de Hierro

El nuevo sistema defensivo acentúa la asimetría de la contienda bélica



Un grupo de soldados israelíes se tira al suelo antes de que el escudo antimisiles Cúpula de Hierro lance un cohete para interceptar un ataque desde la Franja. / MOTI MILROD (AP)

A diferencia de los palestinos de Gaza, el cerca del millón de israelíes que vive en el sur de Israel cuenta con refugios antibombas y sirenas que les avisan cuando va a caer un misil. Pero sobre todo disponen de la protección que les brinda la llamada Cúpula de Hierro, un escudo antimisiles desplegado por el país, que ha conseguido repeler más de 300 cohetes palestinos desde el inicio de la operación Pilar Defensivo hace seis días. La llamada Cúpula permite interceptar en el aire los cohetes y los militares cifran su efectividad entre el 80 y el 85%. Se ha convertido en la joya de la corona de la Defensa israelí.

La Cúpula de Hierro empezó a funcionar hace poco más de un año y desde entonces se ha ido ampliando para proteger a un mayor número de núcleos urbanos. La quinta batería se ha desplegado al calor de la operación Pilar Defensivo, cerca de Tel Aviv. La idea es tejer una red de hasta 13 baterías antimisiles.El sistema detecta con un radar el lanzamiento de cohetes y disparos de artillería y acto seguido establece el patrón de vuelo. Cuando se aproxima a una zona con alta densidad de población, un misil intercepta al proyectil y lo destruye en el aire. La operación Pilar Defensivo ha sido su prueba de fuego, superada con creces según los expertos. “Funciona mucho mejor de lo que esperábamos”, sostiene por teléfono Yakob Nagel, ex subdirector científico de Investigación y desarrollo en el Ministerio de Defensa. Diseñada para interceptar cohetes de corto alcance, la Cúpula ha demostrado que también es capaz de detener los de medio alcance lanzados recientemente por las milicias palestinas en dirección a Tel Aviv, asegura Nagel.

La Cúpula de Hierro acentúa por tanto la asimetría de la contienda que libra el poderoso Ejército israelí contra las milicias palestinas de Gaza. No es solo que Israel cuente con un arsenal mayor y más sofisticado y unos servicios de espionaje que le permiten actuar con cierta precisión. Ahora, su sistema defensivo es infinitamente superior al de los palestinos, impotentes frente a las bombas que lanzan los F-16 o los disparos procedentes de los drones, los tanques o los barcos de la marina israelí. “Siempre tiene que haber un equilibrio entre el sistema defensivo y el ofensivo. Si no hubiera Cúpula de Hierro, habría habido muchas víctimas israelíes y tal vez una ofensiva terrestre. Con la Cúpula, los líderes tienen más tiempo para barajar las distintas alternativas”, opina Nagel.
La financiación es, para los críticos del sistema, uno de sus puntos débiles. Ha costado 4.000 millones de shekels (unos 796, 4 millones de euros) hasta el momento y se prevé que haya que invertir una cantidad similar. Y no sólo cuesta la construcción y despliegue de las baterías. Cada cartucho cuesta unos 39.000 euros, según los datos que ofrece el ministerio de Defensa israelí. El sistema supone en definitiva una sangría para un Estado golpeado por la crisis mundial. Lo que se invierte en la cúpula se deja de invertir en hospitales, escuelas o viviendas sociales. Las inversiones en Defensa no suscitan sin embargo grandes críticas en Israel. Las generosas aportaciones de los contribuyentes estadounidenses permiten además la supervivencia económica del invento. En abril, Washington se comprometió a una nueva partida de 675 millones de dólares destinada a la Cúpula de Hierro.
Una inicial polémica sobre los costes de la cúpula ha quedado desterrada durante la operación Pilar Defensivo. Estos días todo son alabanzas a un sistema aún por perfeccionar. Prueba de ello son los tres israelíes muertos en Kiryat Malachi, en el sur del país y sobre todo el pánico que desatan los cohetes palestinos que impactan sobre las poblaciones israelíes y que dan fe de que la Cúpula de Hierro es imperfecta; un elemento tal vez necesario pero no suficiente para defender a la población.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Una guerra en estado latente y permanente


La guerra anunciada

La “cohabitación” armada y sangrienta entre palestinos e israelíes se está convirtiendo en un destino implacable

 16 NOV 2012 para El País de España
De nuevo, los pueblos palestino e israelí se convierten en rehenes y víctimas de la política desastrosa de sus dirigentes. Más muertos, heridos, tragedias humanas. ¿Por qué esta vez? Varias son las razones: por parte de Israel, la preparación de las elecciones legislativas que el jefe de Gobierno, Benjamin Netanyahu, quiere ganar en detrimento de la “extrema” derecha que forma parte de su coalición gubernamental. En este caso, nada mejor que un enfrentamiento con los palestinos para demostrar que es él quien puede “defender” mejor a los israelíes. Para ello, asesina al jefe militar de Hamás, lo que provoca la reacción inmediata de este movimiento con disparos de cohetes sobre Israel.
Los israelíes también han anunciado claramente su intención de torpedear a la Autoridad Palestina, si ésta continua buscando la proclamación del Estado palestino en la Asamblea General de la ONU. El 24 de octubre, el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Avigdor Lieberman, político ultraderechista, afirmó en una charla con la representante de la Unión Europea, Catherine Ashton, que, en el caso de que la demanda palestina prosperase, no quedaría más remedio que “derribar” a Abbas y destrozar la Autoridad Nacional Palestina. Quizá los bombardeos sobre Gaza son el primer paso de dicha voluntad.
En la misma línea, la estrategia israelí de asesinatos “planificados”, puesta en marcha con total impunidad desde hace más de quince años, permite reanimar el conflicto cada vez que surge una chispa de solución política. Este derecho de matar y de derribar gobiernos, añadido a la sospecha de que los servicios de seguridad de Israel envenenaron a Yasir Arafat, da una idea de hasta dónde puede llegar el Estado hebreo. Finalmente, es también muy probable que los dirigentes israelíes, de acuerdo con algunos sectores del poder estadounidense, busquen, en caso de conflicto con los palestinos, probar la reacción de los Hermanos Musulmanes ahora en el poder en Egipto.
Por otra parte, la Autoridad Palestina y Hamás se encuentran también en una carrera electoral. Hamás tiene interés en radicalizar el enfrentamiento militar con los ocupantes israelíes, y la Autoridad, dirigida por Mahmud Abbas, necesita conseguir algo para poder enfrentarse a sus adversarios religiosos, pues es evidente que la elección de la paz negociada al amparo de la comunidad internacional ha fracasado. Un Estado palestino al lado de Israel parece cada vez más una quimera; al revés, la “cohabitación” armada y sangrienta entre los dos pueblos se está convirtiendo en un destino implacable.
En realidad, estamos ante una guerra de los cien años, que, con la diseminación de armas de destrucción masiva, acabará en una conflagración destructora, no sólo para ambos adversarios, sino para toda la región. No es una amenaza lejana. La balcanización a la que estamos asistiendo, con la destrucción probable del Estado-nación sirio después del de Irak; el auge de los movimientos radicales religiosos, ahora directamente apoyados por las potencias occidentales; la posibilidad de un bombardeo israelí sobre Irán; la reacción inevitable de este país directamente sobre Israel y sobre los países proamericanos del Golfo, de hecho aliados de Israel (especialmente Arabia Saudí); además de la intervención inevitable de Hezbolá en el sur de Líbano son los ingredientes que están hirviendo en la región. Con la guerra civil siria como telón de fondo, los bombardeos israelíes en Gaza encienden la mecha del conflicto en la región. Bachar el Asad, entre la espada y la pared, también puede reaccionar provocando el enfrentamiento directo con Israel. De modo que la primavera árabe en Oriente Próximo podría desembocar en un infierno para todos.
Esta situación, dramáticamente peligrosa, se está dando en un contexto geopolítico muy incierto. Barack Obama acaba de ser reelegido, pero Israel no confía mucho en él. El enfrentamiento actual en Gaza, el apoyo incondicional de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU, demuestra que, de momento, Israel se sigue beneficiando de la solidaridad del presidente norteamericano. En Rusia, Vladímir Putin afronta una situación interna agitada y, en China, Xi Jinping, nombrado nuevo emperador comunista, necesitará tiempo para adaptarse a este contexto. Con lo que la impotencia internacional está garantizada. Para definir este tipo de situación, el filósofo Francis Herbert Bradley decía amarga e irónicamente: “Cuando todo va mal, no debe ser tan malo probar lo peor”. Así que los apóstoles de la guerra pueden prosperar libremente en Oriente Próximo.