sábado, 8 de marzo de 2014

ISRAEL Y PALESTINA A TRAVÉS DEL CINE

10 documentales que abren una puerta a un conflicto enquistado. ¿Cómo viven día a día palestinos e israelíes y cómo luchan por conseguir la paz?
  
    mujeres palestina
    
Uriel Sinai/Getty Images
    Palestinos e israelíes en la playa en Tel Aviv.
Two sided story (2012)
The Parents Circle Forum, asociación de familias palestinas e israelíes afectadas por el conflicto, muestra en esta cinta -dirigida por Tor Ben- Meyor- sus reuniones y, como ellos dicen, si los que han perdido lo más importante en la vida se pueden reunir e intentar comprenderse, por qué no lo van hacer los líderes en política. La confrontación de las dos narrativas se pone al servicio del trabajo por la reconciliación en unas sociedades que viven de espalda a la existencia del otro. A través de la empatía intentan alcanzar el entendimiento del punto de vista de su contraparte. Un proceso que pretende acabar con el círculo de violencia, eliminando la venganza a través de la dignidad, la valentía y el compromiso con la paz de estas familias.

The house of tomorrow (2011)
Al amparo de las charlas TEDx, surgió la idea entre dos mujeres -Hanan Kattan y Shamim Sarif-, una israelí y otra de ascendencia palestina, de realizar un evento llamado: TEDx: HolyLand. El empoderamiento de la mujer y el papel de las minorías son sus temas centrales acercando la realidad de personas, mujeres en concreto, que son beduinas en Israel, cristianas entre musulmanes, israelíes pero árabes o empresarias en Palestina. La casa del mañana que ellas quieren construir yace sobre la capacidad, a veces relegada a un segundo plano, que las mujeres tienen para provocar un cambio en sus sociedades, a través del liderazgo y de nuevas perspectivas. En el año 2000 Naciones Unidas adoptó la resolución 1325 del Consejo de Seguridad sobre mujeres, paz y seguridad para potenciar un papel más activo de las mujeres, así como la inclusión de la perspectiva de género en la prevención, gestión y resolución de conflictos dado el poco índice de participación femenina en estos campos.

The law in these parts (2011)
detencion palestina   
HAZEM BADER/AFP/GettyImages
   
Soldados israelíes detienen a una mujer palestina durante una manifestación contra la ocupación.   
Tras la guerra de 1967 Israel impuso un sistema judicial militar y temporal en Cisjordania y la Franja de Gaza. 40 años después, la presencia israelí es clasificada como ocupación y lo temporal ha pasado a ser permanente. Con una narrativa audiovisual que mezcla imágenes de archivo con entrevistas actuales de jueces y asesores legales que ayudaron a construir y postergar este sistema, la cintarecuerda a The Gatekeepers (2012) no sólo por la estética sino también por el papel que han jugado los entrevistados en la historia de Oriente Medio. Dilemas morales, valores democráticos en cuestionamiento, algunos entrevistados afirman que es antinatural un sistema que ha sido ideado para ser perecedero y ha hecho que sean los jueces que a su vez son militares y por lo tanto ciudadanos los que juzguen a sospechosos que consideran además sus enemigos en un conflicto sin aparente fin. Dirigido por Ra'anan Alexandrowicz.

Would you have sex with an Arab? (2011)
De título deliberadamente provocativo y que puede resultar banal, lo cierto es que esta película -dirigida por Yolande Zauberman- habla de una barrera invisible pero real: las relaciones interpersonales entre las distintas culturas y religiones. A través de una pregunta directa se producen en los entrevistados todo tipo de reacciones. Desde el rechazo absoluto a la autocrítica por sus propias respuestas. De la aceptación natural del otro a la reflexión sobre la repercusión que podría tener en el ámbito familiar una pareja mixta. En un país, Israel, en el que sólo existe el matrimonio religioso pero que reconoce por ley los matrimonios civiles realizados en el extranjero, muchos de sus ciudadanos -alrededor de 20.000 cada año- deciden casarse en otros países como en la cercana Chipre, en Rusia o en Estados Unidos. El muro, por lo tanto, se levanta, estando presente también en el espacio más íntimo de sus ciudadanos.

Israel vs Israel (2010)
    qalandia checkpoint
    
ABBAS MOMANI/AFP/Getty Images
    Soldado israelí revisa el bolso de una palestina en el 'checkpoint' de Qalandia entre Ramala y Jerusalén.
Dirigida por Terje Carlsson. ¿Qué tienen en común un ex militar, un rabino, una civil y un anarquista? Todos son israelíes además de tener una causa común: luchar por los derechos humanos. Desde un amplio espectro de valores y planteamientos, rechazan la política de su Gobierno relativa a los asentamientos, el muro y loscheckpoints. Breaking the Silence, Rabbis for Human Rights, Machsom Watch y Anarchists Against the Wall son las asociaciones cuyo trabajo pone en el punto de mira los accesos desde Cisjordania y la Franja de Gaza a Israel. Accesos como elcheckpoint de Qalandia situado entre Ramala y Jerusalén y considerado el de más afluencia con cerca de 20.000 personas por día. Todos estos puntos de control que siguen aumentando –en 2011 fueron contabilizados hasta 522-, tienen como resultado la vulneración de la libertad de movimiento de los habitantes de los Territorios Ocupados, así como las diferencias directas entre la movilidad de los palestinos, que pueden llegar a sufrir horas de retenciones y controles, y la de los colonos, que disfrutan de una normativa mucho más laxa.

Budrus (2009)
Este documental ambientado en la localidad cisjordana de Budrus fue dirigido por Julia Bacha y cuenta como actores principales con 1.500 habitantes en su mayoría agricultores. ¿Motivos para ser protagonista de un documental? En principio, ninguno. En 2003 el Ejército israelí llega a Budrus para salvaguardar la construcción del muro de separación en la zona. Parece que seguimos con la calma tensa de los Territorios Ocupados. Lo anodino se transforma en argumento cinematográfico cuando el pueblo, liderado por Ayed Morrar, vecino y miembro de Fatah, decide unir fuerzas y realizar su resistencia pacífica. 10 meses protestando para alcanzar su objetivo: conseguir alterar el trazado del muro uniendo a facciones políticas, a vecinos y a activistas internacionales. Budrus no sólo nos acerca esta historia de lucha a través de la protesta pacífica, nos habla del muro de separación como componente activo del conflicto, una barrera considerada por la Corte Internacional de Justica como una violación del Derecho Internacional, pero de la que ya se ha construido el 62% de sus 700 kilómetros proyectados. Además, capta a través de su cámara el significado del olivo, resistente y robusto, que para los palestinos simboliza el arraigo a la tierra por la que los dos pueblos luchan.

Encounter point (2006)
palestino israelí   
DAVID BUIMOVITCH/AFP/Getty Images
   
Religios judíos israelíes abrazan a un palestino musulmán durante el funeral de un colono activista por la paz.   
Quien quiera conocer la actitud de la opinión pública para la consecución de la paz entre palestinos e israelíes, Encounter Point es su película. El documental, dirigido por Ronit Avni y producido –al igual que Budrus- por la organización pacifista Just Vision, nos acerca al trabajo que ésta realiza para alcanzar la paz a través del diálogo. Tras más de dos años de trabajo,Encounter Point muestra las barreras a las que hacen frente personas cuya vida cotidiana se desarrolla con el trasfondo del conflicto. Deciden que, para alcanzar un acuerdo, deben trabajar codo con codo y, por lo menos, empezar a hablar. ¿Les suena? En este 2013 no sólo se han cumplido los 20 años de los Acuerdos de Oslo sino que los negociadores se han vuelto a reunir tras tres años de atasco en las negociaciones de paz. El derecho de los palestinos a regresar, los asentamientos judíos, la cuestión de los dos Estados o la existencia de uno solo son temas que siguen estando encima de la mesa. Mientras los diplomáticos y los políticos intentan llegar a un acuerdo, los ciudadanos y los activistas trabajan en el día a día por aportar una solución.

Peace, propaganda and the promised land (2004)
La contextualización, el marco y la objetividad en la información brillan por su ausencia en el tratamiento informativo del conflicto entre Israel y Palestina en los medios de comunicación de Estados Unidos. O al menos, eso es lo que denuncia este documental –dirigido por Sut Jhally y Bathsheba Ratzkoff-. Realizando un estudio del uso del lenguaje y de la falta de análisis en comparación con otros medios internacionales, esta película transmite la idea de la existencia de una opinión pública manipulada con una información sesgada de una zona de gran interés geopolítico. Los datos revelan que el 64 % de los adultos de EE UU, en relación y en el contexto del conflicto de Oriente Medio, apoyan la opción de los israelíes; mientras que aquellos que simpatizan con los palestinos son un 12%, porcentaje similar a aquellos que no se decantan por ninguno de los dos: 11% de los encuestados.

Shalom Abu Bassem (2004)
Calle Haladiya, Jerusalén. Dos vecinos, Danny Robbins y Abu Bassem, judío de Nueva York y árabe de Jerusalén. Los dos quieren vivir en la Ciudad Santa, los dos consideran que es su hogar. Pero para alcanzar sus anhelos, tienen que coexistir, respetarse y convivir. Veinte años de historia y de historias del barrio árabe en Jerusalén Este, dos décadas de la vida cotidiana de personas que tienen que poner de su parte para lograr una coexistencia. Pero los efectos del conflicto se dejan ver en la vida diaria, en la que más que una comunidad de vecinos se tiene el peso sobre los hombros de la historia. Los pequeños avances hacia la reconciliación y los visos de cotidianeidad terminan por resentirse y, con ello, se tambalean los sueños de paz de los habitantes de la calle Haladiya. Dirigida por Nissim Mossek.

Arna’s children (2003)
    jenin palestina
    
SAIF DAHLAH/AFP/Getty Images
    Mural realizado por niños en Jenín.
La historia que nos cuenta Arna’s Children–de Juliano Mer Khamis- es la historia de los chicos de Jenín y de Arna Mer Khamis que puso en marcha el proyecto Care & Learning tras la Primera Intifada (1987). Su objetivo era que los protagonistas pudieran encontrar nuevas maneras de expresarse contra la ocupación y así facilitar una vía de resistencia fuera de la lucha violenta. Tras conseguir el Premio Nobel Alternativo concedido por el Parlamento sueco, Arna levantó en 1993 el teatro, The Stone Theatre, para llevar a cabo su idea de la resistencia a través de la cultura. El documental muestra como el proyecto tuvo éxito, pero el edificio fue destruido por la invasión israelí en 2002. Finalmente, muchos de los chicos de Jenín terminaron radicalizando sus posturas, enrolándose en la lucha armada y muriendo algunos en actos terroristas. En la actualidad, el legado de este trabajo continúa en Jenín, donde se reabrió el teatro en 2006 tras el éxito del documental dirigido por el hijo de Arna. Se le rebautizó como The Freedom Theatre.
http://www.esglobal.org/

viernes, 7 de marzo de 2014

Protegíamos a los colonos mezquinos y racistas

Exsoldado israelí, ahora es activista propalestino en su Jerusalén natal


“Con un arma es fácil sobrepasar los límites”, asegura


Lo siento muchísimo”, exclama Micha Kurz con cara de preocupación al enterarse de la tasa de paro en España. Es una realidad que le queda lejana. El israelí, exmilitar con honores y actual activista por los derechos palestinos en Jerusalén, su ciudad natal, tiene la mente ocupada en otros asuntos. En 33 años de vida la idea que tenía de Jerusalén ha sufrido un giro completo. La llama “capital palestina”. Apoya el boicoteo a Israel y admite haber violado los derechos humanos de los palestinos durante su tiempo en el Ejército al haber sido parte de “la ocupación”.
“Crecí en una burbuja en mi barrio de Jerusalén Occidental”, explica, con el ademán formal y distante de quien se ha acostumbrado a hablar en público de su vida personal. Su familia era lo que él denomina “sionista de izquierdas”. Creció durante los años noventa, tras los Acuerdos de Oslo, y aunque solía ir a tomar café a Ramala (actual capital palestina en Cisjordania) o a Belén, no visitó nunca la zona árabe de su ciudad. “Cuando empezaron a estallar bombas en los cafés de Tel-Aviv y Jerusalén estábamos tan confundidos como los que más. No conocíamos la realidad de Cisjordania: Israel estaba construyendo un sistema de barricadas y controles que impedía a la gente ir a sus trabajos, al hospital o al mercado”.

Kurz y Sahar Vardi, otra activista israelí por la paz, visitaron Madrid el pasado fin de semana “de vacaciones” y aprovecharon para dar una charla en el teatro del Barrio, en Lavapiés. El exsoldado no prueba el queso y prosigue su historia. “Entré en el Ejército a los 18 años, en 2001.” Acababa de estallar la Segunda Intifada. “Desde los ocho años había querido alistarme, incluso intenté entrar en unidades de élite”. En Israel, el servicio militar es obligatorio: tres años para los hombres y dos para las mujeres. “Fue la época más violenta de la ocupación. Israel estaba reconquistando ciudades palestinas. Yo no solo estaba vigilando la frontera, estaba protegiendo a los colonos”. Los primeros que conoció fueron los de Hebrón. “Eran mezquinos, racistas… y estábamos allí para facilitar su expansión. Les ayudamos a crecer a expensas de la propiedad y el mercado palestinos”. Dentro no era crítico. “Lo que dice el sargento es palabra de Dios”.

Aunque regalásemos chucherías en los puestos de control,
no habría manera de convertir la ocupación en algo humano
Hoy, con el pelo salpicado de canas y el horror de la ocupación confesado entre sonrisas, sabe que ser soldado le cambia a uno. “Eres educado con los primeros 100 [palestinos] a los que mandas a casa” porque el control está cerrado. “La tercera vez te enfadas, quieres que te dejen en paz... A los 19 años, cuando sostienes un arma tan grande, te das cuenta de lo fácil que es rebasar los límites. Podía tratar de cualquier forma a personas de la edad de mi abuela”.
Al terminar el servicio, él y unos compañeros de unidad montaron una organización de soldados críticos con Israel. Ahora pasa la mayor parte del tiempo con los palestinos de Jerusalén Este: “Es la parte más fascinante de la ciudad”. La organización a la que pertenece, llamadaGrassroots Jerusalem, trata de dar voz a los “líderes locales” palestinos. “Ponemos en contacto a unos barrios con otros. La información sobre la propia ciudad está muy fragmentada”.
Para cambiar las cosas trata de concienciar con su historia. “Aunque regalásemos chucherías en los puestos de control, no habría manera de convertir la ocupación en algo humano.”
http://sociedad.elpais.com/

lunes, 3 de marzo de 2014

Espacio y escritura en la lengua árabe: el arte de la línea


Generalidades
El número de los considerados arabo-parlantes se estima, en 2008, en más de 300 millones, un número siempre en aumento. Incluimos aquí aquellos hablantes que tienen otra lengua materna, como los que tienen el beréber como su primera lengua en el norte de África, pero que están familiarizados con el árabe hablado. En Siria y el norte de Iraq encontramos minorías hablando dialectos neo-arameos, pero entendiendo el árabe. También en el norte de Iraq, una importante minoría kurda conoce el árabe, y en la misma Península Arábiga existen grupos de población con lenguas sudarábigas. En cuanto al sur del Sudán, donde la población habla varios dialectos bantúes, el árabe es impuesto como lengua oficial.
El árabe es la lengua oficial de una veintena países independientes del Oriente próximo y del norte de África. En España, tras siglos de ausencia, buena parte del medio millón de inmigrantes en su mayoría marroquíes lo hablan como lengua materna. A nivel intergubernamental, el árabe es una de las lenguas oficiales de la Organización de las Naciones Unidas, desde 1974.

La escritura (lo escrito quiere decir destino)
La escritura de la lengua árabe se escribe de derecha a izquierda y es conformada por un abjad (alfabeto) que consta de 28 letras. El origen de las letras árabes aún está en debate, aunque algunos autores como Musta Jafar (2002) lo sitúan en la lengua Aramea usada por los Nabateos, de cuyos registros Petra, en Jordania, es lo más empírico con lo que se cuenta. Este sistema se implementó en el siglo VII de nuestra era tras la muerte de los primeros seguidores del Profeta Muhammad quienes inicialmente compartían el significado del Corán de manera oral. La desaparición paulatina de estos sabios informantes obligó a los fieles del Islam y a los Califas que sucedieron a Muhammad a escribir la información en extinción dando origen al primer texto escrito de la lengua árabe bajo la influencia del Islam, es decir, El Corán.
Así, al ser la lengua del Islam, el árabe es una lengua litúrgica también, al igual que una lengua de Estado, una lengua poética, y una lengua que expandió su escritura a otras lenguas tales como la turca, la persa, la urdu, el dari.
Paradójicamente, y tras una serie de revisiones hechas a la lengua escrita y a su gramática en el siglo VIII en la “Bait al-Hikma de Bagdad” (La Casa de la Sabiduría), se comenzaron a escribir y publicar diferentes libros de poesía, cuentos y narrativas que fueron sistematizando un árabe clásico, lengua que, al pasar los años, invasiones de diversos y pueblos y encuentros con otras culturas entre ellas la europea colonial, experimentó diversas adaptaciones y mezclas que derivaron en lo que hoy se conoce como “árabe estándar contemporáneo”, el árabe que se enseña como lengua extranjera en el CELE de la UNAM y en muchas otras universidades del mundo.

La concepción la lengua en la lengua árabe
Lengua y espacio tienen una concepción especial. Para los árabes, la lengua no es solo una herramienta referencial sino la fuente del conocimiento mismo (kalam al -`arab). Es la creadora del espacio y del contexto. Es la fuente del conocimiento y su descripción de forma y contenido. Sin lengua no hay espacio, no hay nada.
La lengua árabe es el medio para acusar al conocimiento sensible y suprasensible, esto desde el punto de vista histórico. En efecto, la hermenéutica de la lengua árabe va a ir dirigida hacia una especie de “semiótica sacra” o, en otros términos, a una “semiótica islámica”, esto en tanto la mayoría de los lingüistas que aportaron teorías del signo en la lengua árabe eran musulmanes pertenecientes a la época de oro del islam (Ibn Muqafa, de origen persa) o bien a la época de oro de la lingüística medieval de Al Andalus (Batalyawsi) que abogaban por la “búsqueda de la verdad y la sabiduría a través de los signos”. En este sentido, es inevitable decir que le referente histórico de estos autores es el calendario islámico, y que a partir de este referente histórico, la sabiduría y los símbolos y signos con los que se representan, son obras, en última instancia, de Allah.
En este sentido el hombre es lenguaje, y es lo que nos diferencia de los animales, y aún, si animales fuésemos, seríamos al hayawan al nutq, el animal parlante, el animal racional, el alma racional. De aquí la célebre tradición oriental de calila wa dimna y la gran pregunta de los lingüistas àrabo musulmanes: el lenguaje lo crea el hombre o es creado por Dios para el hombre? ¿Es el signo, el nombre o lo nombrado? Algunos dicen que el lenguaje es el signo de Dios y por eso los fieles usan el àrabe para alabar los atributos de Dios porque paradójicamente Dios no tiene nombre, Allah no es nombre propio sino un significante usado para referirse a ese ser creador y sabedor de todas las cosas. Por lo tanto la creación de conceptos està prohibida en el islam ortodoxo, porque la innovación solo le corresponde a Dios. A Èl y solo a Èl se le atribuye el significado de las cosas presentes y pasadas…por eso en lengua àrabe el tiempo futuro no existe sino solo partículas de tiempo que marcan acciones que no corresponden ni al pasado ni al presente y que se complementan con significantes como mañana, al rato, después, próximo, entre otros.

El espacio
La lengua árabe tiene una concepción del espacio muy particular. Se le da vida a través de la conjugación del texto y la imagen en una sola forma. Esa forma se crea al mismo tiempo que el contexto y con significado. Pero el texto y la imagen, en la lengua árabe, no son entes separados sino una mezcla interesante que nace a través de la línea, y de los signos, signos creados de una línea, la línea de la escritura árabe.
Pero lo que quiero detallar en esta breve charla es la fusión que existe entre texto e imagen en la escritura árabe, particularmente en la caligrafía, la expresión más acabada de la escritura árabe.
Lòpez Habib afirmaba que:
“La caligrafía árabe es la síntesis de las artes de esta cultura. A lo largo de su historia y desde la revelación coránica, la palabra ha sido cultivada con amoroso cuidado; así, la caligrafía es un arte que nació bello.
En árabe se denomina el arte de la línea,  fan el khat, por que los trazos caligráficos juegan con el ojo y embellecen su espacio, exaltando la gloria de Dios, el creador de todas la cosas, por medio de la palabra.”
Fuera del contexto islámico, aunque con el mismo vocabulario, la caligrafía embellece el espacio del autor y del espectador. La caligrafía embellece tanto la palabra coránica, la marquesina de una casa, el riad, e incluso, puede embellecer una revolución.
Este es el sentido del espacio en la escritura árabe. Una dimensión que no solo es para ser ocupada o llenada sino para articular sentidos con los signos con los que convive.
Por tal motivo, la caligrafía árabe ha mantenido a través del tiempo una vigencia de sus múltiples estilos, nacidos en diferentes periodos, a los que se recurre dependiendo de la naturaleza y entorno de los textos.
Este carácter multiforme de la caligrafía árabe tienta a compararla con la caligrafía China. Podemos, en principio, observar dos cosas evidentes. Una se dibuja con pincel, la otra con el cálamo. La escritura China es pictográfica, cada signo es una idea diferenciada, mientras la escritura árabe es puramente fonética; así, la estilización de las letras árabes es abstracta, sin ninguna raíz figurativa. En la caligrafía árabe no se tiende a apartar cada signo, sino que se integran en un ritmo continuo cada signo para hacer de dicha intersección un meta signo, un meta texto, que puede ser una imagen, un símbolo, una firma, e incluso una máxima de vida.
La escritura no reproduce El Tiempo ni el Espacio. Los Visibles Hace un Través de la línea y Sus Formas . Una línea Que corre de Derecha a Izquierda Que simboliza la Prioridad de lo divino , lo sobrenatural , lo profano Sobre he aquí Humano, Haciendo Notar Que el hombre Depende De Una Fuerza cósmica a La Que llegan las Cosas del Mundo .

La semiòtica arabo islámica presenta 5 tipos diferentes de signo:

La palabra (lenguaje oralm, lafz)
La letra (hat)
Los gestos (con la cabeza, ojos, manos, vestidos, etc)
El càlculo, (que es el que se hace a través de las cuentas)
El indicio ( lo que se señala sin palabras y sin manos) como el cielo y la tierra que son indicios de Dios.
Coràn 41, 53

Texto e imagen en caligrafía árabe
La caligrafía islámica lleva tanto mensaje textual y representa una imagen al mismo tiempo, esta capacidad le dio una exclusiva calidad visual. Sin embargo, este producto texto-imagen no se representa de forma individual, como un signo escrito, sino con todo un contexto que le esta dàndo el espacio donde se encuentra inscrito o el que està ocupando o dando vida.
En el arte islámico, hasta los guiones están atados al patrón visual y la decoración, se asocian con los guiones y se complementan unos a otros en el proceso de visualización y la lectura y permiten a la audiencia a tomar en los dos aspectos del texto y la imagen en al mismo tiempo. A esto le podemos llamar caligramas.
Los caligramas islámicos se inspiran en la idea Semiótica, lo que sugiere que la caligrafía (el texto) está representando una imagen en lugar de reemplazarla.
Durante el Imperio Otomano, la caligrafía árabe entró en una nueva fase, una de efectos decorativos y personalizados. Se inicia la fase de la “trugra”
La Tughra es un monograma o una firma caligráfico de un sultán otomano que fue puesto a todos los documentos oficiales y correspondencia. Simplemente, Tughra fue la firma del Sultàn. 

fuente:yahanestan.blogspot.com

martes, 25 de febrero de 2014

Jerusalén en la locura

Por:  24 de febrero de 2014
TS-Nic6300033
Jerusalén al atardecer / AFP, T. Coex
Muy pocas ciudades pueden presumir de tener todo un mal bautizado por los efectos que tienen sobre quien las visita. Está la muerte de Venecia, un arrebato melancólico en el que todo, incluida la ciudad, parece que se hunde, y el enfermo acaba optando por el suicidio. Hay psiquiatras que han diagnosticado enajenaciones estéticas en los bulevares que París que llevan a la locura transitoria. En Jerusalén el trastorno es de mesianismo. 

Los aquejados por el síndrome de Jerusalén se creen dioses o profetas, oráculos y mesías. Se pasean por las calles de la ciudad vieja advirtiendo de la inminencia del juicio final, y ofrecen a quienes les escuchen la clave de la salvación o la condena eterna, dependiendo del caso.

Escribe Simon Sebag Montefiore en su enciclopédica biografía de esta ciudad que “cada año un centenar de pacientes son ingresados en el sanatorio localaquejados de síndrome de Jerusalén, una locura de premonición, desilusión y engaño”. Según estiman el profesor Eliezer Witztum y el doctor Moshe Kalian en un libro de reciente publicación titulado Jerusalén de Santidad y Locura, desde 1979 un millar de turistas ha sido tratado en el hospital psiquiátrico de Kfar Shaul por una suerte de histeria transitoria.

No es de extrañar, pues las tres grandes religiones monoteístas consideran esta ciudad escenario crucial en grandes gestas que forjaron sus credos. 

La roca que se halla bajo la magnífica cúpula dorada de la Explanada de las Mezquitas es, para la tradición judía, la piedra fundacional de la creación, lugar en que confluyen tierra y cielo. Marca también para ellos el punto en que en la antigüedad fue depositada el Arca de la Alianza. 

Los musulmanes creen que sobre esa misma roca, donde la tradición dice que Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo por petición de dios, se apoyó el profeta Mahoma en su célebre periplo nocturo a la mezquita más lejana, paraascender a los cielos de la mano del arcángel Gabriel.

Y para los cristianos la ciudad vieja de Jerusalén es donde Cristo predicó, padeció y murió, para resucitar y ascender a los cielos. Muchos son los templos católicos y ortodoxos en Tierra Santa, pero especial gravedad tiene el Santo Sepulcro, donde los cristianos de la antigüedad creían que se hallaba el centro del mundo, marcado por un ómpalo, ombligo de la creación. 

Hay enfermos visionarios que ya son de sobra conocidos por agentes de policía, dueños de establecimientos, guías turísticos y gobernantes de Jerusalén. 

Está el ultraortodoxo que todos los días predice la inminente destrucción divina de la Explanada de las Mezquitas, de cuyos escombros renacerá un tercer templo judío. Un cristiano tocado por una toga que hace décadas debió ser blanca dice que es la reencarnación del bautista, y en cualquier charco ve una pila bautismal. Es común que el enajenado se crea profeta, santo, nuevo mesías o Cristo reencarnado. En los casos más graves se ven como el mismísimo dios, o en su defecto Lucifer, que como era de esperar también tentó a Jesús en Jerusalén. 

En Jerusalén se halla, al fin y al cabo, el valle Kidrón o de Josafat, el que separa el monte de los Olivos de las murallas de la ciudad vieja, del que dios dice en la Biblia: “Juntaré todas las gentes, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellos a causa de mi pueblo”.

Según explica el profesor Witztum en una entrevista publicada esta semana en el diario israelí Maariv, “hay lugares cuya conexión con nosotros nos ofrece la impresión de estar en realidad conectados a algo mucho mayor”. 

El mal de Jerusalén nace, pues, de una desesperada esperanza, de la necesidad de creer que tras esta existencia aguarda algo mayor. Y para tanta locura divina no hay lugar más misterioso, bello y soberbio que Jerusalén, que permanece inmutable en las orillas de la eternidad, a pesar de haber sido escenario de tantas y tantas guerras, y tantos excesos humanos.

Publicado en el Blog Oriente Más Próximo

sábado, 22 de febrero de 2014

Se ven luces, pero Oriente Próximo no mejora

A pesar de las señales optimistas, la región no va a mejorar a corto plazo


La primavera árabe no cumplió las expectativas depositadas en ella, y desde entonces no ha dejado de contribuir a una espiral de violencia e incertidumbre en Oriente Próximo. Hoy, la situación no está mejorando; es más, todavía no hemos tocado fondo. Voy a tratar de recorrer los distintos motivos que permiten sentirse optimistas, desde las conversaciones de paz en Siria hasta el posible acuerdo nuclear en Irán, y explicar por qué, pese a todo, debemos ser precavidos y escépticos ante ellos.
Después de que el ejército derrocara el año pasado al presidente Morsi y de las revueltas posteriores, los últimos acontecimientos en Egipto ofrecen ciertos motivos para el optimismo. En enero, el referéndum sobre la Constitución obtuvo más del 98% de votos favorables. El general Abdel Fatah al Sisi es el favorito para obtener la presidencia, y eso debería reducir la incertidumbre política, si el Parlamento y las instituciones del Estado tienen una colaboración más fluida bajo su mandato. Sin embargo, aunque la estabilidad mejore, la situación económica y de seguridad del país seguirá deteriorándose. La violencia y el terrorismo empeoran, con varios grupos insurgentes locales que están creciendo y volviéndose cada vez más audaces y sofisticados. Las preocupaciones por la seguridad tendrán repercusiones en la economía egipcia, en especial en el turismo. La sociedad egipcia permanecerá dividida. Y el Gobierno tendrá que hacer frente a unos problemas presupuestarios cada vez mayores, porque cualquier reforma económica de peso chocará con la oposición de la gente.
En relación con Siria, Occidente ha dicho que el acuerdo sobre armas químicas en el que medió Rusia y las recientes conversaciones de paz entre El Asad y la oposición son grandes avances. Pero tanto el acuerdo como las negociaciones consolidan la posición de El Asad y afianzan su legitimidad. Además, las conversaciones no están siendo fructíferas, y algunas informaciones dicen que, en realidad, solo se ha entregado a los equipos internacionales de desarme alrededor del 4% de las armas químicas de las que existe constancia en Siria. De todas formas, los países occidentales no tienen ganas de reabrir la pregunta sobre “qué hacer con Siria” porque suscita debates políticos peliagudos con sus respectivas opiniones públicas. No se ve ninguna senda viable para acabar con un conflicto responsable de que haya más de 130.000 muertos y más de seis millones de desplazados dentro de Siria.

Al Qaeda tiene más influencia porque muchos grupos adoptan su marca
Mientras la situación siria se consolida en un desagradable equilibrio, los extremistas seguirán desviando su atención hacia los países vecinos y en particular hacia Irak, donde las armas y los reclutas traspasan la frontera sin problemas. La reciente invasión de Faluya por parte del grupo Estado Islámico de Irak y el Levante fue un intento preocupante de minar la autoridad del Gobierno central de Bagdad, de mayoría chií. Muchas voces importantes de los Estados del Golfo apoyan el ascenso de facciones armadas suníes contra Bagdad, dentro de su campaña para debilitar a los aliados de Irán.
Fuera de Irak, estamos viendo la actuación de células más pequeñas, vinculadas a Al Qaeda, en Líbano y el norte del Sinaí; sus actividades podrían extenderse a Jordania y otros países. Es cierto que la amenaza directa de Al Qaeda contra los países desarrollados ha perdido fuerza tras los ataques encabezados por Estados Unidos contra la capacidad organizativa del grupo y la muerte de Bin Laden. Pero Al Qaeda tiene más influencia que nunca en la región, porque muchos grupos locales, con objetivos locales, adoptan su marca.
Las esperanzas depositadas hace unos años en que los turcos pudieran ayudar a resolver los retos regionales más allá de sus fronteras se han evaporado; de hecho, Turquía es en sí un problema cada vez más grave. Además de su susceptibilidad a un posible contagio de Siria, es probable que el alto el fuego con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) se interrumpa después de las elecciones locales de marzo, con la consiguiente reanudación de la actividad guerrillera. El comportamiento del primer ministro Erdogan, que se muestra cada vez más agresivo con la oposición tanto dentro como fuera de su partido, amenaza con complicar y desestabilizar aún más la situación política interna del país.

El comportamiento de Erdogan puede complicar mucho más la situación de Turquía
A pesar del impulso cobrado recientemente por el proceso de paz y las buenas intenciones de John Kerry, no va a haber ningún avance sustancial en el conflicto entre Israel y Palestina. El motivo es que el Gobierno palestino, con su debilidad, tendrá problemas para llevar a la práctica cualquier acuerdo, y toda la cuestión palestino-israelí quedará cada vez más relegada, a medida que la atención de la comunidad internacional se centre en las negociaciones nucleares con Irán.
A propósito de estas negociaciones, haya o no acuerdo, parece casi seguro que 2014 va a ser el año fundamental. Hemos visto que cada vez cuenta con más apoyos la idea de un acuerdo amplio; las posibilidades de éxito son ligeramente superiores a las de fracaso. De esta situación depende todo en la región, porque las consecuencias serán radicalmente distintas en función de que se logre el consenso o se rompan las negociaciones. Si bien está claro que Occidente prefiere un acuerdo sólido —que sería una victoria crucial para el Gobierno de Obama y aliviaría la presión sobre los precios mundiales del petróleo—, dicho acuerdo, en la región, solo serviría para intercambiar los papeles de ganadores y perdedores locales. No sería ninguna panacea, porque un acuerdo definitivo reforzaría a Irán y prepararía el terreno para que vuelva a ser un motor económico regional. Eso, a su vez, fortalecería a sus aliados, el régimen de El Asad y Hezbolá, y agravaría el conflicto con los Estados del Golfo suníes, como Arabia Saudí, que ve mal el ascenso de Teherán y el aumento de sus exportaciones de petróleo.
A pesar de que se atisban ciertas señales optimistas, no conviene fiarse de que vayamos a tener una situación mejor en Oriente Próximo a corto plazo. Por más que se renueven los ganadores y los perdedores, las perspectivas en la región siguen siendo negativas.
Ian Bremmer es fundador y presidente de Eurasia Group, la principal empresa de investigación y consultoría sobre riesgos políticos en el mundo. Su último libro,Every nation for itself: Winners and losers in a G-Zero World, detalla los peligros y las oportunidades en un mundo sin liderazgo global.
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.
www.elpais.com

lunes, 20 de enero de 2014

DEPENDE: UN SIGLO XXI 'MADE IN' ASIA

20 de enero de 2014

¿Hacía donde va el continente? Derrumbando mitos, vislumbrando escenarios.

AFP/Getty Images


“El auge de Asia cambiará el orden mundial”
Sin duda. Ya lo está haciendo. China no es el único país asiático que quiere acabar con el orden internacional impuesto tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Además de Pekín, en Asia compiten por establecer un nuevo orden más acorde con sus intereses Rusia, India, Japón, Indonesia, Corea del Sur y Turquía. Todos estos países están convencidos de que ha llegado la hora de acabar con la supremacía ostentada por Europa desde el siglo XVIII y heredada por Estados Unidos en 1941, aunque es China la que ha tomado la delantera.
Con el 60% de la población y el 25% del PIB del planeta, el mundo asiático se presenta como multipolar, quiere adaptar las instituciones internacionales a su realidad, se mueve por los impulsos del comercio y el desarrollo económico y, a nivel global, mantiene una estrategia dirigida a la consecución de materias primas para seguir creciendo, lo que crea mucha competencia entre los diferentes actores.
En Asia -fábrica, laboratorio y mercado del mundo- se dirime el futuro económico de la Tierra. En los ascensos y caídas de los imperios juegan tanto los intereses económicos como el poderío militar y Asia ofrece todas las condiciones para impulsar y modelar la economía y las finanzas del siglo XXI.

“El Asia de hoy es la Europa de 1914”
La potenciación de los nacionalismos es muy preocupante. El despertar de Asia lo han protagonizado los Estado-nación, lo que alienta el nacionalismo y la autoafirmación en sociedades que aún no se han curado las heridas que le infligieron el imperialismo y el colonialismo de los siglos XIX y XX. El historiador británico David Stevenson considera el noreste de Asia como la “zona más caliente” del planeta, en la que se enfrentan Estados Unidos como imperio en decadencia y China como imperio emergente.
Pekín considera que la política de Washington en Asia tiene como fin cercarle y frenar su ascenso, por lo que en los últimos años ha pasado de una diplomacia discreta a una mucho más proactiva, que no tiene reparos en extender su influencia por Asia a base de mostrar tanto su poder duro (militar) como blando (económico, cultural y diplomático). China se siente vulnerable frente al poderío militar de EE UU, que antes de 2020 tendrá en el Pacífico más del 60% de su flota. El despliegue de 2.500 marines estadounidenses en el norte de Australia, el reforzamiento de la base de Guam y de las alianzas defensivas con Filipinas, Corea del Sur y Japón, y la ofensiva diplomática estadounidense en India y los 10 países de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN) profundizan la desconfianza de Pekín hacia Washington. La decisión del presidente Barack Obama de dar prioridad a la región de Asia-Pacífico fue interpretada por el Partido Comunista Chino (PCCh) como prueba de la evidente resistencia de EE UU a aceptar la competencia geoestratégica en una zona que China considera su área natural de influencia.
Esta situación desemboca en una nueva guerra fría, en la que el escenario más volátil es el mar del Este, con la peligrosa disputa entre Japón y China por las islas denominadas Diaoyu en chino y Senkaku en japonés. Según el Tratado de San Francisco (1951), que China no firmó y a cuya negociación no fue invitada, esas islas son territorio nipón y como tales están protegidas por el acuerdo de defensa entre EE UU y Tokio. Pekín sostiene que las islas le pertenecen y que Washington no debe inmiscuirse en sus asuntos. La disputa se nutre del nacionalismo creciente en  amplios sectores de la sociedad china, que el PCCh utiliza para legitimarse, y en la japonesa, como vivero de votos de los partidos más derechistas, incluido el ala dura del gobernante Partido Liberal Democrático.  
A su vez, la guerra fría se alimenta con la carrera armamentista emprendida por los países de la zona ante el espectacular crecimiento del presupuesto militar chino, que lleva dos décadas aumentando a cifras de dos dígitos, aunque el gasto militar de EE UU sigue siendo seis veces superior al chino. El mayor empeño de Pekín ha sido modernizar y aumentar el tamaño de su flota y de sus fuerzas aéreas, dotarlas de medios y de armamento muy avanzados, que compra mayoritariamente a Rusia, aunque China ha logrado importantes avances tecnológicos en su industria bélica y aeroespacial.
Al igual que Europa en 1914, Asia carece de una estructura de seguridad que permita poner en contacto inmediato a los dirigentes de los países para evitar que un accidente o un incidente desate un incendio de consecuencias tan terroríficas como la Primera Guerra Mundial. En la solución de esta grave carencia estratégica deben implicarse los países del entorno y la misma ASEAN como institución. La Unión Europea debería impulsarla y prestar su asesoramiento.

“Corea del Norte utilizará sus armas nucleares”
Es muy improbable, pese a la agresiva retórica de Kim Jong-un. El  tercero de la dinastía Kim, en su discurso de Año Nuevo, afirmó que si estalla una nueva contienda en la península coreana “supondrá una espantosa catástrofe nuclear, de la que ni siquiera EE UU se salvará”. Empeñado en hacerse con las riendas del país más aislado del planeta desde que hace dos años muriera su padre, el Querido Líder Kim Jong-il, el nuevo tirano reforzó el año pasado su arsenal atómico con una tercera prueba explosiva y el disparo de un misil de largo alcance. El rechazo a volver a la mesa de negociaciones para renunciar al armamento nuclear a cambio de una cuantiosa ayuda económica y tecnológica extiende la inestabilidad por todo el noreste del Asia, mientras en el interior de Corea del Norte se suceden las purgas políticas con ejecuciones sumarias. La impredecible evolución del régimen eleva la temperatura de una zona en la que también hay un diferendo fronterizo entre Japón y las dos Coreas, que se disputan la soberanía de unos islotes.

“Las aguas turbulentas están en el mar del Este de China”
No solo. Hay tormenta en el espacio aéreo y en el mar del Sur de China. El 23 de noviembre pasado Pekín anunció que declaraba una Zona de Identificación de la Defensa Aérea (ZIDA) sobre una extensa parte del mar del Este. La decisión unilateral fue muy criticada, en especial por Japón, pese a que ese país ha realizado varias ampliaciones de su ZIDA, la última en 2012, y por EE UU que envió a la zona dos aviones de combate B-52 para recordarle a China que las medidas no se toman de forma unilateral.  Días después, Seúl anunció el establecimiento de su propia ZIDA. Las tres zonas se solapan en grandes áreas, por lo que el riesgo de accidentes e incluso de confrontación directa se ha disparado. Los tres países han declarado que no van a desatar un conflicto armado por unos islotes -aunque sus aguas, ricas en pesca, esconden grandes bolsas de petróleo y gas-, pero siguen dando pasos hacia el enfrentamiento.
Además, los países del sureste asiático temen que el nuevo moviendo de China sea un paso previo a la declaración unilateral de su ZIDA sobre los tres cuartos del mar del Sur de China que reclama. El PCCh reivindica el dominio sobre el 80% de ese mar, que tiene una extensión aproximada de 3,5 millones de kilómetros cuadrados, con numerosas islas, islotes, atolones y peñascos deshabitados, cuya soberanía también se disputan Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunei y Taiwan. Esto tendría serias consecuencias tanto en la navegación aérea como marítima. Esas aguas son unas de las más transitadas del planeta, por las que discurre más de la mitad del tonelaje de la flota mercante mundial y un tercio del transporte de crudo, además de multitud de pesqueros, submarinos y buques de las distintas fuerzas navales.

“La vuelta de Japón”
Mucho más que Abenomics. Así se denomina la política económica del primer ministro Shinzo Abe, con la que en un año de gobierno ha devuelto la confianza a los empresarios y consumidores nipones tras dos décadas de estancamiento económico y deflación. Más allá del término, lo que Japón experimenta en la actualidad es una reafirmación de su espíritu nacional, que afecta tanto a la economía como a la política, la diplomacia y la sociedad. Shinzo Abe se plantea modificar la Constitución de 1946, impuesta por EE UU como potencia ocupante tras la Segunda Guerra Mundial. El espíritu pacifista de la Carta Magna prohíbe a Japón tener un Ejército como tal y limita las tareas de las denominadas fuerzas de autodefensa, que carecen de capacidad para sumarse a una operación militar internacional, aunque tenga como objetivo la defensa de Japón. Para incrementar el papel nipón en la esfera internacional, Abe pretende también eliminar de la Carta Magna las restricciones a Japón a participar en el sistema de seguridad colectiva de Naciones Unidas.
La normalización de las Fuerzas Armadas japonesas casi 70 años después de su estrepitosa derrota ha llevado a Tokio a dotarse de un Consejo de Seguridad Nacional para responder con rapidez ante cualquier contingencia. Además, Abe ha ordenado el incremento del presupuesto militar en un 5% y ha elaborado su primer plan de estrategia nacional, con una duración de cinco años, a lo largo de los cuales no se descarta que vuelva a redefinir su política defensiva y acepte el principio de ser el primero en atacar ante una grave amenaza, lo que provocará que vecinos como China y las dos Coreas, que sufrieron la dominación japonesa en la primer mitad del siglo XX, pongan el grito en el cielo.
Ante la reemergencia de China -su primer socio comercial--, Tokio tiene tres posibles soluciones. La primera es la más amarga para los políticos. Consiste en asumir el nuevo papel de China y tratar de obtener con ello el mayor beneficio económico posible. La segunda es pragmática y exige ligar aún de forma más estrecha la suerte japonesa a la de EE UU y convertirse en el bastión estadounindense en Asia, seguido de cerca por Australia, Corea del Sur y Filipinas. Y la tercera, la más arriesgada, parece ser la que va tomando cuerpo en el archipiélago: se decanta por la reafirmación nacionalista de Japón e incluye gestos como la visita al monasterio sintoísta de Yasukuni, donde se veneran las almas de los millones de japoneses caídos en las contiendas de 1853 a 1945, incluidas las de los 14 criminales clase A de la Segunda Guerra Mundial. Abe acudió al templo el pasado 26 de diciembre y su ministro del Interior una semana más tarde. Ni China ni las Coreas se lo van a perdonar. Incluso EE UU lo criticó al entender que añade leña al fuego de las tensas relaciones de Japón con sus vecinos.
Si China ve con espanto la opción de que se refuerce la alianza Tokio-Washington, aún le alarma más la reafirmación nacionalista japonesa.  

“La contención de China se llama India”
No está tan claro. La Administración de George Bush, profundamente anticomunista, llegó a un acuerdo nuclear con India e impulsó sobremanera las relaciones entre la democracia más numerosa del mundo y la más poderosa. Los halcones republicanos ven en India -que comparte al menos en teoría los valores occidentales de democracia, libertad y Estado de Derecho, al gigante asiático capaz de contener la expansión china. Pekín y Nueva Delhi, que en 1962 se enfrentaron en una guerra de baja intensidad, aún mantienen uno de los muchos contenciosos fronterizos que les separaban, ideológicamente son como el día y la noche y sus modelos económicos son radicalmente opuestos. Sin embargo, esta disparidad ha convertido sus economías en complementarias. Si China es la fábrica del mundo, India es la oficina, con su espectacular dominio de Internet, de la tecnología de la información y del software. Pero esta producción ocupa muy poca mano de obra e India, que muy pronto sobrepasará a China en población –en la actualidad, China tiene 1.350 millones de habitantes, apenas 100 millones más que India– necesita con urgencia impulsar un sector manufacturero que cree trabajo, para lo que precisa una amplia red infraestructuras que no tiene. China, que por la política del hijo únicocomienza a tener una población envejecida, tiene en India millones de jóvenes disponibles para trabajar en las fábricas que deslocalice.

Nueva Delhi, al igual que Pekín, trata de jugar con todas las carta de que dispone en la mesa y, al tiempo que estrecha las relaciones con Washington y la Unión Europea,  ha mejorado considerablemente sus contactos y sus intercambios comerciales con China, sin dejar de rearmarse y expandir su influencia por el Océano Índico.

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viernes, 17 de enero de 2014

Tres versiones de Bagdad

EL MUNDO 16 ENE 2014 
Atentados dejaron al menos 80 muertos esta semana en Irak
La capital iraquí es una ciudad acostumbrada a las bombas, la ocupación y la corrupción en las esferas políticas.
Por: Víctor de Currea-Lugo
Tres versiones de Bagdad
Suníes iraquíes rezan junto a los ataúdes de varias víctimas asesinadas por el ejército iraquí en el marco de la lucha “antiterrorista”. / EFE
Todos oímos en la infancia de una región llamada Mesopotamia, que significa “la tierra entre dos ríos”, el Tigris y el Éufrates. Allí nació la escritura. Es la tierra de Simbad el marino y otros cuentos de las Mil y una noches. La tierra tanto de los sumerios, una de las primeras civilizaciones conocidas, como de los que hoy la pueblan: los iraquíes.
Entre sus ciudades legendarias están Bagdad y Babilonia. Bagdad fue fundada en 761, a orillas del Tigris. Durante 500 años fue la capital del mundo árabe-musulmán y finalmente cayó destruida por los mongoles en 1257. Entre 1533 y la Primera Guerra Mundial, Mesopotamia fue parte del Imperio otomano. En 1917 los británicos entraron a Bagdad y, con la creación de Irak, se convirtió en capital.
Bagdad puede ser vista desde la geopolítica de sus conflictos, que la hacen figurar a diario en las noticias, desde la cotidianidad de sus habitantes y desde las leyendas que se le adjudican. Las tres miradas, al final, confluyen.
Bagdad, donde las paredes lloran
Bagdad me dio la bienvenida con cotidianos cortes de luz y llena de peregrinos camino a Karbala. La torre de Babel fue sin duda construida aquí: todos gritan, pero pareciera que nadie entiende a nadie. “Es Irak”, me dice mi guía. En todas las grandes calles vi carros de combate otrora usados por las tropas estadounidenses y ahora en manos del ejército de Irak.
En un modesto restaurante terminé hablando con el mesero, un iraquí educado en Manchester y ahora mal pagado. Me dijo: “Aquí en Irak, para conseguir un empleo no hay que tener conocimientos, hay que conocer a los que están en el poder”. El barrio donde estábamos había sido, recuerda Yasser, un barrio floreciente. Hoy es un vecindario hundido en la crisis. “El país cambió de mal a peor y estará aún peor en el futuro”.
La ciudad está tensa por los ataques terroristas, pero el despliegue militar es, me dicen, el usual. Bagdad luce sucia, como un pueblo después de una tormenta de arena. Bueno, sufrió una tormenta de tropas extranjeras. Las basuras son parte del paisaje. Para Yasser, la suciedad es tristeza. Me dice: “En esta ciudad las paredes lloran”.
El gran empleador es el Estado y éste depende del petróleo. Siendo la seguridad un gran problema, las Fuerzas Armadas son una alternativa laboral. A orillas del río Tigris terminé hablando con un psicólogo cuya opción fue incorporarse a la policía. Pero dentro de las filas la frustración es grande. En Salman Pak, un soldado me pidió que le ayudase a conseguir un trabajo para dejar el Ejército.
Durante el gobierno de Sadam Husein los letreros religiosos en homenaje a Alí, yerno del profeta Mahoma, estaban prohibidos. Hoy se ven en calles y mercados sin problema. Los chiitas, perseguidos por Sadam, ahora celebran públicamente su fe. No es el retorno de los chiitas, siempre han estado ahí, pero antes se ocultaban. Pero sí hay un grupo de habitantes de Bagdad ocultos: los niños con malformaciones y con cáncer fruto del uranio empobrecido y otras armas usadas por Estados Unidos. ¿Cómo decir que la guerra ha terminado en una ciudad con tantas personas con alteraciones y abortos causados por las armas del ocupante?
A pesar de todo, el mercado sigue. Sus calles comerciales están invadidas de productos chinos. Una de las calles más famosas conduce a la estatua del poeta Mutanabi; es una venta callejera de libros y otras cosas. Aquí conviven copias del Corán con afiches de Mickey Mouse. Pero otras calles perdieron su magia. La calle Rashid, la primera que vio el alumbrado público —en 1917— y una de las más imponentes, es hoy un manojo de fachadas a medio derruir.
Cerca de allí me encontré al empresario y escritor Hamid al Hassani, quien me dijo por qué había decidido volver a Bagdad: “La mayoría siempre aplasta a la minoría y yo me devolví para que la minoría creciera un poco”. Después de mucho hablar me regaló una frase: “No tengo tiempo para morir”. Cuando un periodista local notó que era extranjero decidió preguntarme qué hacía una persona como yo en un sitio como ese. Les extraña que alguien quiera visitar Bagdad. Le contesté: “Vine a Bagdad porque quería verla antes de morirme”. No hablar árabe es, para muchos, ser estadounidense y ser estadounidense es sinónimo de tener dinero.
La Bagdad de la infancia de Yasser ya no existe. La torre Sadam y el puente Sadam dejaron de llamarse como el dictador para recibir el nombre de un líder chiita, Mohamed Sadeq al Sadr, y pasaron a ser llamadas torre y puente Sadr. Incluso la cabeza de bronce de Abu Jaafar al Mansur, fundador de Bagdad en el siglo VIII, sobrevivió a la guerra (y a una explosión en 2005), pero hoy es desplazada en el imaginario urbano por el centro comercial recién abierto a pocos metros de la estatua y que lleva el nombre de Mansur.
Otra vez, Mesopotamia en guerra
La guerra de 2003 tiene un ícono: la estatua de Sadam cayendo en la plaza Firdos. Hoy sólo queda su pedestal cubierto. Bagdad es una ciudad bajo control militar y no por ello más segura. Los túneles otrora para peatones en los principales cruces están del todo cerrados.
Hay dos Bagdads: la de los ocupantes (y sus amigos) y la de los ocupados. La “Zona Verde” es una ciudad dentro de la ciudad. Fortificada, allí quedan oficinas del Gobierno, transnacionales del petróleo y buena parte de los extranjeros. Me recuerda las historias medievales donde el rey y su corte vivían amparados del pueblo y de sus enemigos tras unas murallas que lo aislaban de quienes lo mantenían con sus impuestos. No se puede entrar sin ser invitado.
La Bagdad de los ocupados tiene muchos matices. Hay una zona de edificios donde vivían los hombres de la Guardia Republicana de Sadam. Cuentan que cuando llegaron las tropas ocupantes, muchos huyeron dejando abandonadas sus viviendas, que a los pocos días fueron ocupadas por iraquíes incluso de otras regiones del país.
La ciudad ha cambiado. No sólo hay cuarteles hechos parqueaderos sino ruinas. Una parte de Bagdad se cae a trozos, cual ruinas de los bombardeos de 2003, y otra intenta surgir sin lograrlo a través de nuevas construcciones a medio camino. La ciudad está salpicada de lo que un día fueron controles militares y cierres de vías, hoy abandonados.
Hubo un famoso centro comercial en las afueras de Bagdad, el Salman Pak, con jardines, zonas para niños, fuentes, piscinas públicas y tiendas. Ese centro fue destruido no por la guerra sino por el pillaje que siguió a la ocupación de 2003: hasta el mármol de sus paredes fue robado. La ruta entre Bagdad y el parque estaba llena de fincas, pero hoy está llena de barrios de desplazados. Son algunos de los 1,3 millones de desplazados que siguen sin retorno. Ir a ese parque era uno de los paseos de colegio, pero hoy no quedan sino sus ruinas al lado de una histórica puerta de Bagdad del tiempo del profeta Mahoma.
La economía es frágil. Irak (y sus guerras) depende del petróleo. Como decía Robert Fisk: “¿Creen que si Irak sólo produjera zanahorias lo hubiéramos invadido?”. A pesar de su potencial energético, los cortes de luz se suceden varias veces cada día. La poca agricultura se ha visto afectada por las armas químicas usadas por Estados Unidos en la reciente ocupación.
En 2012 Irak superó sus exportaciones anuales de petróleo de los últimos 30 años, llegando a 2,6 millones de barriles al día. Pero los avances en la exportación no se ven reflejados en el desarrollo de las instituciones, en la lucha contra la corrupción, ni mucho menos en las condiciones de vida.
En 2010 se retiraron la mayoría de las “tropas de combate”, pero un número considerable de “asesores militares” sigue allí. Las tropas se fueron pero las petroleras se quedaron: Exxon Mobil, British Petroleum, Emerson y Shell permanecerán por mucho tiempo, tanto como haya petróleo disponible. En la plaza Tahrir hay un letrero contra el terrorismo. Se fueron las tropas pero se quedó la muerte. Un toque de humor negro: aquí sí lo reciben a uno con “bombas” y platillos.
La “fatiga de Irak” es de la opinión pública, de los donantes internacionales, de la prensa y hasta de las tropas ocupantes. Nadie quiere saber nada más de Irak, casi todos desean pasar página y centrarse en otros temas.
Irak es ahora un lugar inseguro y destruido, donde el agua potable es un lujo. Un país petrolero dependiente de generadores eléctricos que funcionan con combustible proveniente del mercado negro. No se sabe bien quién ganó la guerra; tal vez las petroleras. Pero sin duda Irak la perdió.
Bagdad del ábrete sésamo
Aladino liberó una esclava, Morgiana, que le ayudó en sus aventuras. Aquí, en la calle Kahramana, está ella, inmortalizada en piedra, echando aceite hirviendo a los cuarenta ladrones escondidos en tinajas. La lámpara maravillosa tiene una inmensa réplica tan grande como su genio al frente del Teatro Nacional. Y Sherezada cuenta sus historias al rey Shahryar a la orilla del río Tigris (todos los que escribimos tenemos algo de Sherezada, contamos historias esperando que nuestros lectores nos mantengan vivos).
Si bien es cierto que la historia de Alí Baba parece ser originaria de Sudán, la de Aladino de Aleppo (actual Siria) y las Mil y una noches están llenas de tradición persa, no por eso es menos real que Morgiana, Sherezada y la lámpara de Aladino son parte de Bagdad.
También hay más de 40 ladrones en el parlamento iraquí, donde la corrupción es una constante. También los civiles quisieran que la lámpara de Aladino funcionara para pedir, por lo menos, que cesen los carros bomba. También EE.UU. es una Sherezada que inventa historias para tratar de ganar con las palabras una guerra que perdió.
En 1257 los mongoles arrasaron Bagdad, y cuenta la leyenda que el río Tigris se tiñó de rojo de sangre y luego de negro de tinta, por la destrucción de las bibliotecas. Hoy es gris plomizo de basura. Total, el Tigris no es como lo pintan.
En una triste y mágica cotidianidad de la guerra confluyen las tres versiones de esta ciudad. Con rezagos del embargo de los años noventa, huellas de la dictadura y cicatrices de la ocupación. Sí, hay tres Bagdads: la difuso de los cuentos de Oriente y sus alfombras voladoras, la estudiada en las clases de geopolítica y la cotidiana de su mercado de pájaros. Las tres son a su manera posibles. La magia está en que uno, de paso por Bagdad, puede tomar de cada una lo que más le guste.
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