(Por
Atilio A. Boron) Noam Chomsky cumple hoy años, 84 para ser más
precisos. Sin duda, una de las mayores figuras intelectuales y
científicas de nuestro tiempo. Un raro ejemplar de “intelectual
público” invariablemente solidario y militante al servicio de las
mejores causas de la humanidad y un prominente científico que
revolucionó la lingüística con aportes que marcaron un antes y un
después en la historia de la disciplina. Pero el influjo de sus
ideas se extiende mucho más allá de la lingüística: sus ideas han
impactado fuertemente en la filosofía, la psicología, la
historia, la ciencia política y las ciencias sociales en general.
Como “intelectual público”, dotado de una infrecuente
capacidad para abordar con claridad y sencillez los temas más
complejos y profundos de su tiempo: sus críticas a la política
exterior de Estados Unidos -sobre todo a partir de la Guerra de
Vietnam- al papel manipulador de los medios de comunicación de masas
y a la involución democrática de su país tuvieron un enorme
impacto a nivel de la opinión pública y la clase política pero
fueron (y son todavía hoy) sistemáticamente negados en los
paradigmas dominantes de la ciencia política y relaciones
internacionales donde sus numerosos escritos (más de 100 libros) no
son tenidos en cuenta ni siquiera para ser criticados. Todo esto
habla a los gritos de la escandalosa regresión reaccionaria de las
ciencias sociales, que se escudan en la especificidad disciplinaria
para silenciar las ideas del gran lingüista norteamericano. Cuando
son interrogados por las razones por las cuales no se incluyen
los libros de Chomsky en sus bibliografías, eminentes mediocridades
de las ciencias sociales a nivel mundial se limitan a declarar que no
es un politólogo, o un sociólogo o un historiador. Que su idoneidad
se localiza en otro campo y que cuando incursiona en otras
disciplinas sus puntos de vista son irrelevantes o equivocados. Estos
atildados y muy conservadores académicos ignoran, o simulan ignorar,
que ninguna de las grandes figuras de las ciencias sociales aceptó
encerrarse en los límites de una disciplina. Marx fue un filósofo,
un economista, un politólogo, un sociólogo y un historiador, amén
de cultivar con menor énfasis otras disciplinas. Y del otro lado del
espectro ideológico ocurre lo mismo: ¿Cuál fue la disciplina de
Max Weber? Él se llamaba a si mismo historiador pero fue un
brillante sociólogo, politólogo, estudioso de las religiones
comparadas y economista. Sólo los mediocres que tomaron la
academia por asalto creen en eso de la “disciplinariedad”, ardid
mediante el cual inoculan en sus estudiantes el virus de la
resignación y el conformismo que necesita el capitalismo para ser
concebido como un sistema eterno y por eso mismo desalentar toda
esperanza de cambio. Por eso Chomsky los irrita y los enfurece,
porque su obra es una convocatoria no a la disciplina sino a la
creatividad y la militancia social que se nutren de la
“indisciplina”, condición indispensable de todo pensamiento
crítico. Es, como lo exigía Bertolt Brecht, uno de esos que lucha
todos los días, sin desmayos. Un imprescindible en la ardua lucha
por construir una buena sociedad. Por eso, ¡salud y larga vida
Maestro!
Como
pequeño homenaje por su cumpleaños nos permitimos compartir un
fragmento de una de sus últimas notas:”Temas que Romney y Obama
evitan”, publicado en su sitio web en vísperas de las elecciones
presidenciales de Estados Unidos. (
http://www.chomsky.info/articles/20121007.htm )
“El
segundo tema importante, la guerra nuclear, también está en las
primeras planas todos los días, pero en una forma que asombraría a
un marciano que observara las extrañas actividades en la Tierra.
La amenaza actual está de nuevo en Medio Oriente, específicamente
Irán; es decir, al menos según Occidente. En Medio Oriente, Estados
Unidos e Israel son considerados amenazas mucho
mayores.”
“A diferencia de Irán, Israel se niega a permitir inspecciones o
firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear. Tiene cientos de
armas nucleares y sistemas de lanzamiento avanzados, y un largo
historial de violencia, agresión e ilegalidad, gracias al absoluto
apoyo estadounidense. Si Irán está buscando desarrollar armas
nucleares, el espionaje estadounidense no lo sabe.”
“En su informe más reciente, la Agencia Internacional de Energía
Atómica dice que no puede demostrar la ausencia de material nuclear
y actividades no declarados en Irán; una forma indirecta de condenar
a Irán, como demanda Estados Unidos, mientras admite que la agencia
no puede añadir nada a las conclusiones del espionaje
estadounidense. Por lo tanto, a Irán debe negársele el
derecho a enriquecer uranio que está garantizado por el Tratado de
No Proliferación Nuclear, y es apoyado por la mayor parte del mundo,
incluidos los países no alineados que acaban de reunirse en Teherán.
La posibilidad de que Irán pudiera desarrollar armas nucleares surge
en la campaña electoral. (El hecho de que Israel ya las tenga no.)
Dos posiciones se contraponen: ¿Estados Unidos debería declarar que
atacará si Irán alcanza la capacidad para desarrollar armas
nucleares, las cuales disfrutan docenas de países? ¿O Washington
debería mantener la línea roja más indefinida?”
“La segunda postura es la de la Casa Blanca; la primera es la
demandada por los belicosos israelíes, y la aceptada por el Congreso
de Estados Unidos. El Senado votó 90 a 1 a favor de apoyar la
postura israelí. Lo inexistente en el debate es la forma obvia de
mitigar o poner fin a cualquier amenaza que pudiera creerse
representa Irán: establecer una zona libre de armas nucleares en la
región. La oportunidad está fácilmente disponible: una conferencia
internacional se reunirá en unos meses para buscar este objetivo,
apoyado por casi todo el mundo, incluida una mayoría de los
israelíes.”
“El gobierno de Israel, sin embargo, ha anunciado que no
participará hasta que haya un acuerdo de paz general en la región,
lo cual es inalcanzable en tanto Israel persista en sus actividades
ilegales en los territorios palestinos ocupados. Washington mantiene
la misma postura, e insiste en que Israel debe ser excluido de
cualquier acuerdo regional de ese tipo.”
“Pudiéramos estar avanzando hacia una guerra devastadora,
posiblemente incluso nuclear. Existen formas claras de superar esta
amenaza, pero no se adoptarán a menos que haya un activismo público
a gran escala que demande que la oportunidad sea aprovechada. Esto, a
su vez, es altamente improbable en tanto estos temas sigan fuera de
la agenda, no sólo en el circo electoral, sino en los medios y el
gran debate nacional.”
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