Martín A. Martinelli
Rebelión
imagen jerusalem-palestina.blogspot.com
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Desde el punto de vista de la Municipalidad de Jerusalén, la construcción ilegal es una decisión política con consecuencias de enorme alcance que pone en peligro la propia virtud del gobierno israelí en Jerusalén Este. La paradójica queja israelí de “Edificio político” (eufemismo para denominar construcciones palestinas) evidencia que el miedo ha superado la racionalidad. El régimen israelí adquiere así el sentimiento que la soberanía judía sobre Jerusalén está en peligro. El gobierno israelí tiene una visión distorsionada del mundo por lo cual toma decisiones en estos casos desastrosas, lo que socava la coexistencia de los dos pueblos, y enmaraña aún más el conflicto palestino-israelí. Las resoluciones que la Municipalidad de Jerusalén emana son puramente agresivas. Por lo tanto, una casa judía sin un permiso es un problema urbano, pero un hogar palestino sin un permiso es una amenaza estratégica.
Asimismo, cuando un problema se percibe en términos de una amenaza nacional, no puede haber compromiso, la gama de soluciones es limitada y el pensamiento se mueve en una pista de agresión. La comprensión está limitada por el nacionalismo. Donde los parámetros son de carácter político, las soluciones serán asiduamente agresivas y erróneas.
Uno de los peligros principales de la vida en los territorios ocupados es la demolición de la casa por las autoridades militares israelíes. Las demoliciones de viviendas son uno de los métodos más efectivos y controvertidos utilizados por las autoridades israelíes para despoblar partes de los Territorios Ocupados Palestinos. Según Amnistía Internacional, a partir de 1967, cuando Israel ocupó militarmente y se apropió de Cisjordania, incluida Jerusalén oriental, y la Franja de Gaza, se han demolido miles de casas palestinas. Esto socava la vida de poblaciones palestinas, que también viven penurias económicas, por lo que el esfuerzo y el valor que le dan a la casa significa años de sacrificios.
Es así que, el significado de que destruyan el hogar de una familia palestina es un sufrimiento imposible de cuantificar. El hogar es mucho más que una mera estructura física. Es un centro simbólico y la expresión de su condición. Se trata de un lugar de refugio, la representación física de la familia, su "casa". Para los palestinos, una casa tiene un significado adicional. Los hijos cuando se casan a construyen sus casas cerca de la casa de sus padres, y así preservan no sólo la proximidad física, sino también la continuidad de la explotación de las tierras ancestrales. Este último aspecto es significativo para los refugiados arrancados de sus hogares en 1948 o 1967. La demolición de casas, similar a su expropiación, es un aspecto más de la embestida a la identidad propio ser y del hombre.
La política de Israel en Jerusalén Este está motivada políticamente y es orientada a conservar una mayoría judía en la ciudad, por lo que resulta intrincado para los palestinos obtener permisos de construcción. Según cifras del Ministerio del Interior de Israel y el Municipio de Jerusalén occidental alrededor de 15.000-20.000 edificios en Jerusalén Este han sido construidas sin permisos, es decir, alrededor del 40% del número total de edificios. Estimativamente por cada edificio erigido bajo permiso, diez han sido construidas sin permisos. Lo injusto es entonces la forma en la que se otorgan esos permisos de construcción.
Desde el comienzo de la ocupación en 1967, los sucesivos gobiernos israelíes persiguieron como objetivo la “judaización” de Jerusalén Este, una “desarabización”. Una realpolitik cuyo propósito es y ha sido garantizar el control territorial, demográfico y religioso sobre toda la ciudad. Entretanto, los parámetros de una división política de la ciudad que Bill Clinton (2000) trazó ("Lo qué es árabe debe ser palestino", y "lo que es Judío debe ser israelí") han de tener sentido. De un total de aproximadamente 470.000 colonos en los Territorios Palestinos Territorios, el 40% 190.000 viven en la actualidad en Jerusalén Este, con otros 96.000 en los asentamientos alrededor de Jerusalén. Los datos, cifras, medios y políticas empleadas por Israel le sirven para reforzar su control sobre la ciudad. Esto evidencia cómo Israel está tratando de excluir a Jerusalén de cualquier negociación futura asegurándose de que la ciudad no puede ser nunca “dividida” a lo largo de todas las líneas, obstaculizando así los planes palestinos para desarrollar el este de Jerusalén y declararla la capital de un futuro Estado palestino.
Indudablemente la demolición de hogares es una práctica de una violencia material y simbólica inusitada, con un mensaje notorio: “Aquí no hay lugar para ustedes”. Si bien muchos declaran que Jerusalén puede ser considerada “...una de las ciudades más conflictivas del globo ” o una “no-ciudad” por falta de denominador común, o “...un volcán a punto de estallar en cualquier momento”. Y esto es así hasta el presente, de todos modos podemos tener esperanza de algún tipo de solución, aunque para ello son vitales los acuerdos en el tema de la “geografía sagrada” y la aspiración de israelíes y palestinos de tener a Jerusalén como Capital. Por ejemplo, el vídeo de la ONG, Paz Ahora, ¿Por qué luchamos por la paz? deja entrever que hay personas interesadas en la paz. A nuestro juicio, han existido históricamente conflictos duraderos los cuales llegaron a superar las disidencias de diversas maneras, esto podría llegar en algún momento a esta ciudad, aunque las diferencias vistas actualmente parezcan insalvables.
No obstante, Jerusalén es considerada como la capital del país por dos pueblos, palestinos e israelíes. Adquiere un profundo significado para todos aquellos involucrados en el conflicto. Por lo tanto, una de las posturas más aceptadas expone que un acuerdo equitativo sobre la forma de compartir Jerusalén y los lugares considerados sagrados, entre los palestinos y los israelíes constituiría a la vez la pieza central de un acuerdo entre estos dos pueblos y la clave para una paz justa y duradera en todo Medio Oriente. Sin un acuerdo equitativo en el manejo de Jerusalén, no habrá solución permanente del conflicto entre los palestinos y los israelíes, y no habrá paz duradera en la región. Esto es debido la importancia de esta ciudad. Es necesario enfatizar, que Jerusalén también es importante para el Islam y los musulmanes, (más allá del lugar que ocupe en las preferencias la explanada de las Mezquitas) ya que se tiende a hacer mayor hincapié sobre las creencias depositadas en las narrativas bíblicas o de la Torah.
Martín A. Martinelli, docente-investigador, autor del blog http://mediorienteactual.blogspot.com.ar.
Te felicito. Muy buen articulo.
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