No
podemos entender el mundo antiguo sin la influencia que el
Mediterráneo ejerció sobre él. Las primeras civilizaciones surgen
en sus orillas y crecen gracias a los intercambios mercantiles que se
generan en sus aguas. Las características geográficas del
Mediterráneo permitieron a fenicios, griegos, romanos o cartagineses
extender sus intereses mercantiles por vastas extensiones de terreno
alejadas de los respectivos centros políticos, ayudados tan solo por
colonias situadas en enclaves estratégicos. Quien mejor supo
aprovechar estas ventajas fue Roma que, tras imponerse a Cartago por
la supremacía naval, hizo girar toda su política comercial en torno
al Mare
Nostrum.
Fue tal la importancia que adquirió el Mediterráneo en las
civilizaciones antiguas que una de las tesis más extendidas para
fechar el fin de la Edad Antigua ve su causa en la ruptura de
relaciones comerciales entre sus dos orillas, como consecuencia de la
aparición de los musulmanes.
El Mediterráneo de hace dos mil años se asemeja, siempre salvadas las distancias, a la actual concepción de la Unión Europea como mercado y espacio único. La circulación de ideas, mercancías y personas era constante, sin que el factor "nacional" tuviese mayor relevancia: sirva como ejemplo que al Herakleion fenicio de Cádiz -levantado en honor del dios Melqart y similar en su fama a los templos de Éfeso o Paphos- acudían personajes tan diferentes como Aníbal, antes de invadir Italia; Fabio Máximo, el hermano de Escipión Emiliano; o Julio César. El Mediterráneo pasó a ser un espacio de encuentro entre oriente y occidente por el que transitaban productos y pensamientos filosóficos y religiosos que marcaron el desarrollo cultural de todas las civilizaciones.
El profesor y académico José María Blázquez reúne en el libro Oriente y Occidente en el Mediterráneo. Estudios de arqueología, historia y arte* una recopilación de trabajos suyos publicados en diferentes revistas nacionales y extranjeras cuyos puntos en común son las relaciones entre las diversas civilizaciones antiguas con el Mediterráneo como fondo. En total son dieciocho artículos, repartidos en tres bloques, que abordan una temática muy diversa pero centrada –en los dos primeros- sobre la especial incidencia que las relaciones con otros pueblos tuvieron para Hispania. La obra de José María Blázquez reúne tanto trabajos especializados (que requieren algunos conocimientos previos del lector, sobre todo cuando abordan cuestiones arqueológicas) como textos más sencillos que harán las delicias de los amantes del mundo antiguo.
Ante la disparidad de temas tratados no es sencillo resumir en pocas páginas cuestiones de índole tan diversa como "El Circo Máximo de Roma y los mosaicos circenses hispanos de Barcelona, Gerona e Itálica" o "El agua en los santuarios fenicios de la Península Ibérica y sus prototipos mediterráneos" o "Los más antiguos documentos sobre calzadas y puertos de la Hispania antigua". Sí cabe, no obstante, entresacar alguna conclusiones generales que sirvan tanto al lector ya experimentado en este tipo de libros como al público atraído por la sugestiva temática del libro.
En primer lugar, observamos, aunque parezca algo obvio, cómo el estudio de la historia antigua va mucho más allá de la mera sucesión de reyes, emperadores, batallas y guerras. Los distintos artículos del profesor Blázquez rara vez hacen referencia a la historia política y se centran, por el contrario, en los fenómenos económicos y religiosos. Las fuentes que emplea desbordan, por otra parte, las tradicionales referencias escritas. En la obra encontraremos, a veces combinados, análisis epigráficos, arqueológicos o geográficos, de lo que es ejemplo el capítulo IX dedicado a los "Nuevos teónimos indígenas hispanos".
La lectura del libro pone de relieve la existencia de los nexos entre las distintas regiones del Mediterráneo, convertido en una plataforma de intercambios, sin que apenas existan límites o fronteras. Los pueblos se mezclan entre sí y comparten ideas y culturas. Al ejemplo del Herakleion gaditano (presente en varios capítulos del libro) podrían añadirse los artículos que tratan sobre la difusión de creencias religiosas con elementos comunes o afines, como la aparición reiterada de la figura del ciervo o la importancia del agua en los templos fenicios repartidos por todas sus orillas.
Los trabajos del profesor Blázquez recogidos en esta obra están más centrados en Hispania pero no dejan de reflejar cómo ideas llegadas del otro extremo del Mediterráneo se expandieron sin dificultad por las costas andaluzas. La necesidad que tenían los griegos o fenicios de adentrarse en tierras desconocidas se debe, como casi siempre sucede con el hombre, a motivos económicos. El afán de encontrar nuevos mercados obligaba a los comerciantes a ir siempre más allá y arriesgarse en travesías peligrosas, en ocasiones incluso descabelladas. Varios de los artículos incluidos en el libro dan cuenta de este fenómeno mercantil: "El comercio de cerámicas del norte de África y del Oriente con Hispania en la Antigüedad Tardía", "El comercio hispano con el norte de Africa y el Oriente desde el comienzo de la Antigüedad hasta el siglo VIII" o "Las explotaciones mineras en Hispania a finales de la República romana". Se trata de trabajos que describen las relaciones entre la península y los distintos puntos del Mediterráneo y reflejan un mundo antiguo más cercano y abierto de lo que pudiésemos creer.
Por último, los capítulos finales, incluidos en el tercer bloque temático del libro, se ocupan de diversas cuestiones sobre el cristianismo, las herejías, las luchas y persecuciones religiosas en la Antigüedad Tardía, así como de la aparición del zoroastrismo o el maniqueísmo en Oriente. A diferencia de los otros dos bloques precedentes ya no es Hispania la protagonista sino el desarrollo de la nueva religión y las dificultades a las que hubo de hacer frente en aquellos siglos.
La obra de José María Blázquez es compleja y admite diversas lecturas, según el grado de conocimientos previos de cada lector. A todos ellos, sin embargo, les ofrece una serie de trabajos académicos imprescindibles para conocer la vida de Hispania durante la Antigüedad Tardía y sus relaciones con otras tierras y culturas mediterráneas.
José María Blázquez Martínez (Oviedo, 1926) se doctoró en Filosofía y Letras por la Universidad de Salamanca. Catedrático de Historia Antigua Universal y de España de la Universidad de esta misma universidad y de la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido director del Instituto Español de Arqueología del C.S.I.C. y director de las Revistas Archivo Español de Arqueología y de Gerión. Es Doctor Honoris Causa por varias universidades españolas y extrajeras. También es Académico de Número de la Real Academia de la Historia elegido como tal el 8 de mayo de 1987. Ha publicado más de treinta libros y cientos de artículos en revistas especializadas. Entre sus obras más destacadas se encuentran: El Mediterráneo y España en la Antigüedad, Trajano, Religiones, ritos y creencias funerarias de la Hispania prerromana y Mitos, dioses, héroes en el Mediterráneo antiguo.
*Publicado por Ediciones Cátedra, octubre 2013.
El Mediterráneo de hace dos mil años se asemeja, siempre salvadas las distancias, a la actual concepción de la Unión Europea como mercado y espacio único. La circulación de ideas, mercancías y personas era constante, sin que el factor "nacional" tuviese mayor relevancia: sirva como ejemplo que al Herakleion fenicio de Cádiz -levantado en honor del dios Melqart y similar en su fama a los templos de Éfeso o Paphos- acudían personajes tan diferentes como Aníbal, antes de invadir Italia; Fabio Máximo, el hermano de Escipión Emiliano; o Julio César. El Mediterráneo pasó a ser un espacio de encuentro entre oriente y occidente por el que transitaban productos y pensamientos filosóficos y religiosos que marcaron el desarrollo cultural de todas las civilizaciones.
El profesor y académico José María Blázquez reúne en el libro Oriente y Occidente en el Mediterráneo. Estudios de arqueología, historia y arte* una recopilación de trabajos suyos publicados en diferentes revistas nacionales y extranjeras cuyos puntos en común son las relaciones entre las diversas civilizaciones antiguas con el Mediterráneo como fondo. En total son dieciocho artículos, repartidos en tres bloques, que abordan una temática muy diversa pero centrada –en los dos primeros- sobre la especial incidencia que las relaciones con otros pueblos tuvieron para Hispania. La obra de José María Blázquez reúne tanto trabajos especializados (que requieren algunos conocimientos previos del lector, sobre todo cuando abordan cuestiones arqueológicas) como textos más sencillos que harán las delicias de los amantes del mundo antiguo.
Ante la disparidad de temas tratados no es sencillo resumir en pocas páginas cuestiones de índole tan diversa como "El Circo Máximo de Roma y los mosaicos circenses hispanos de Barcelona, Gerona e Itálica" o "El agua en los santuarios fenicios de la Península Ibérica y sus prototipos mediterráneos" o "Los más antiguos documentos sobre calzadas y puertos de la Hispania antigua". Sí cabe, no obstante, entresacar alguna conclusiones generales que sirvan tanto al lector ya experimentado en este tipo de libros como al público atraído por la sugestiva temática del libro.
En primer lugar, observamos, aunque parezca algo obvio, cómo el estudio de la historia antigua va mucho más allá de la mera sucesión de reyes, emperadores, batallas y guerras. Los distintos artículos del profesor Blázquez rara vez hacen referencia a la historia política y se centran, por el contrario, en los fenómenos económicos y religiosos. Las fuentes que emplea desbordan, por otra parte, las tradicionales referencias escritas. En la obra encontraremos, a veces combinados, análisis epigráficos, arqueológicos o geográficos, de lo que es ejemplo el capítulo IX dedicado a los "Nuevos teónimos indígenas hispanos".
La lectura del libro pone de relieve la existencia de los nexos entre las distintas regiones del Mediterráneo, convertido en una plataforma de intercambios, sin que apenas existan límites o fronteras. Los pueblos se mezclan entre sí y comparten ideas y culturas. Al ejemplo del Herakleion gaditano (presente en varios capítulos del libro) podrían añadirse los artículos que tratan sobre la difusión de creencias religiosas con elementos comunes o afines, como la aparición reiterada de la figura del ciervo o la importancia del agua en los templos fenicios repartidos por todas sus orillas.
Los trabajos del profesor Blázquez recogidos en esta obra están más centrados en Hispania pero no dejan de reflejar cómo ideas llegadas del otro extremo del Mediterráneo se expandieron sin dificultad por las costas andaluzas. La necesidad que tenían los griegos o fenicios de adentrarse en tierras desconocidas se debe, como casi siempre sucede con el hombre, a motivos económicos. El afán de encontrar nuevos mercados obligaba a los comerciantes a ir siempre más allá y arriesgarse en travesías peligrosas, en ocasiones incluso descabelladas. Varios de los artículos incluidos en el libro dan cuenta de este fenómeno mercantil: "El comercio de cerámicas del norte de África y del Oriente con Hispania en la Antigüedad Tardía", "El comercio hispano con el norte de Africa y el Oriente desde el comienzo de la Antigüedad hasta el siglo VIII" o "Las explotaciones mineras en Hispania a finales de la República romana". Se trata de trabajos que describen las relaciones entre la península y los distintos puntos del Mediterráneo y reflejan un mundo antiguo más cercano y abierto de lo que pudiésemos creer.
Por último, los capítulos finales, incluidos en el tercer bloque temático del libro, se ocupan de diversas cuestiones sobre el cristianismo, las herejías, las luchas y persecuciones religiosas en la Antigüedad Tardía, así como de la aparición del zoroastrismo o el maniqueísmo en Oriente. A diferencia de los otros dos bloques precedentes ya no es Hispania la protagonista sino el desarrollo de la nueva religión y las dificultades a las que hubo de hacer frente en aquellos siglos.
La obra de José María Blázquez es compleja y admite diversas lecturas, según el grado de conocimientos previos de cada lector. A todos ellos, sin embargo, les ofrece una serie de trabajos académicos imprescindibles para conocer la vida de Hispania durante la Antigüedad Tardía y sus relaciones con otras tierras y culturas mediterráneas.
José María Blázquez Martínez (Oviedo, 1926) se doctoró en Filosofía y Letras por la Universidad de Salamanca. Catedrático de Historia Antigua Universal y de España de la Universidad de esta misma universidad y de la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido director del Instituto Español de Arqueología del C.S.I.C. y director de las Revistas Archivo Español de Arqueología y de Gerión. Es Doctor Honoris Causa por varias universidades españolas y extrajeras. También es Académico de Número de la Real Academia de la Historia elegido como tal el 8 de mayo de 1987. Ha publicado más de treinta libros y cientos de artículos en revistas especializadas. Entre sus obras más destacadas se encuentran: El Mediterráneo y España en la Antigüedad, Trajano, Religiones, ritos y creencias funerarias de la Hispania prerromana y Mitos, dioses, héroes en el Mediterráneo antiguo.
*Publicado por Ediciones Cátedra, octubre 2013.
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