La
destacada estudiosa y feminista musulmana hizo un espacio en sus
actividades privadas en Chile para reunirse con Vanessa Rivera de la
Fuente, activista por los derechos de la mujer y referente del
feminismo islámico en América Latina, quien comparte sus
impresiones en exclusiva para Alkalima.
Albert
Einstein dijo que hay dos formas de entender la vida: una, creer que
nada es un milagro. Otra, creer que todo lo es. Yo creo que es un
poco de las dos. Hay experiencias que son el resultado de una cadena
de sucesos fácilmente reconocibles; otras, son simplemente un
regalo. Mi encuentro con Amina Wadud fue de las segundas. Un hermoso
regalo de la vida al comienzo del otoño en Santiago de Chile.
Conociendo
a Amina
Desde
mi conversión al islam y el inicio de mi camino como feminista
musulmana –no se puede explicar, en mi caso, lo uno sin lo otro–
la presencia de Amina Wadud, sus palabras y actividades han sido una
fuente de inspiración para mí. Su libro, Quran
and Woman,
fue mi primer acercamiento a las bases doctrinarias de un feminismo
islámico que se levanta con pies firmes en contra de la misoginia y
el fundamentalismo en nombre de la religión; su coraje, al dar un
sermón y dirigir una oración mixta –algo aún prohibido para las
mujeres en el islam– nos llevó a muchas a cuestionar nuestro lugar
físico (y su significado simbólico) en la mezquita; su vocación de
trotamunda, hablando, conociendo y motivando personas a construir
comunidades de espíritus libres, me ha hecho comprender que el
mensaje del islam y sus diferentes lecturas de género, no sólo es
en beneficio de las y los musulmanes, sino de la humanidad toda, como
la gran familia de Allah que
transita en esta creación, la gran mezquita y escuela.
Hay
muchas cosas que una persona puede aprender de Amina Wadud. Pero,
¿qué aprendí yo de esta mujer conversa al islam, hija de un pastor
cristiano y madre de 5 hijos?
Precisamente
eso. Yo esperaba hablar con la erudita, con la maestra de estudios
islámicos, con la experta en hermeneútica coránica. En cambio, me
encontré con una mujer como yo, que me recibió con la alegría que
se recibe a una amiga. Una mujer de risa fácil y conversación
abierta que me preguntó por mi vida, mi familia, mis sueños y
proyectos. Decir esto no es poco. A las mujeres se nos ha enseñado a
no reconocernos en las otras mujeres, a mirarnos hacia arriba, hacia
abajo o de costado, pero nunca de frente y como iguales.
La
conversación fue muy variada. En lo que respecta al islam y las y
los musulmanes, comparto con ustedes algunas reflexiones de Amina
Wadud recogidas en una tarde de conversación, que me tocaron
profundamente, por su simpleza y profundidad.
El
islam y sus identidades
El
islam es compatible con todas las identidades, sostiene Amina Wadud.
En el sentido más amplio y diverso del término. Se puede ser
musulmán o musulmana y ser todo lo demás, porque no existe tal cosa
como un «modo correcto» de ser musulmán que pueda ser representado
por una cultura o una vestimenta.
Para
ella, no hay razón para decirle a un latinoamericano que abandone su
identidad cultural, que rompa sus lazos familiares o sociales, que se
margine de su sociedad y rechace aquellos aspectos de su vida que son
parte de su historia como persona, para encajar en un
molde. Allah, en
su misericordia, nos ha creado diversos. El islam es universal y su
universalidad reside en su mensaje.
El
modo correcto de ser musulmán es practicar la rahma (misericordia)
de Allah y
obrar de manera correcta, con bien para sí mismo y para los demás,
buscando la manera más justa y honesta en todos los casos. Esto no
tiene que ver con adoptar vestimentas, modos de hablar, de comer y de
vivir de otras culturas, sino en valorar la propia y a los humanos
que nos rodean y construir con ellos la paz del islam.
Cuidado
con la receta para un islam infeliz
Para
Wadud, un problema recurrente es que viene un sheikh y
enseña una receta: para ser parte del islam hay que cumplir los
requisitos A, B y C, de lo contrario, no se puede. Esto es absurdo.
Los seres humanos somos A, B y C pero también A, B y D o F, H, Z, y
un largo etcétera. Somos de esta forma por voluntad
de Allah. Pretender
cambiar la voluntad de Allah para
que calce con la opinión personal del sheikh sobre
cómo ser un buen musulmán es opresivo y vanidoso.
¿Qué
pasa cuando un ser humano no tiene los ingredientes de la receta?
Pues el islam se convierte en una fuente de estrés y limitaciones.
Los seres humanos no podemos ir contra nuestra propia naturaleza.
Entonces la persona se frustra. Comienza a odiarse a sí misma y a
proyectar ese odio en los demás. Desde ahí al extremismo y a las
narrativas destructivas hay sólo un paso. Pasa de ser persona a
personaje. Y esto, ¿por qué? Porque en el intento de encontrar y
conocer a Allah se
ha olvidado de que, desde siempre, ha sido una manifestación del
conocimiento y sabiduría de Allah. Este
olvido es fuente de mucha infelicidad.
El
islam es un camino de liberación espiritual que tiene como centro la
relación del ser humano con su Creador. No hay libertad, sino
violencia, en la negación de nuestra individualidad.
La
esperanza está en involucrarse
Actualmente
–sostiene Amina Wadud– los musulmanes tenemos un grave
problema, que es la propagación de las corrientes dogmáticas en
todo el mundo, que se imponen con una etiqueta de «verdadero islam»
para discriminar, excluir y fomentar un clima de tensión entre los
musulmanes conversos y las sociedades en las que viven.
Quienes
sabemos realmente cuál es el mensaje del Corán y estamos
comprometidos con sus valores esenciales no podemos permitir esto.
Tenemos que involucrarnos activamente con la sociedad para darle a
conocer nuestra fe. No permitamos que la violencia se apodere de
nuestra religión.
Es
importante tomar una posición clara y valiente y dejar de aprobar
con el silencio. Por ejemplo, hay una comunidad en los Estados Unidos
en la que, si una mujer ha sufrido violencia doméstica o ha sido
víctima de alguna injusticia por parte de un musulmán, toda la
comunidad se involucra en la solución, apoyo, orientación y ayuda a
esa mujer. Y quien le ha hecho daño es separado de la comunidad, no
se le reconoce como musulmán ahí. Esto demuestra que hay
alternativas.
Quienes
predican la violencia no sólo son enemigos del islam, aunque se
digan musulmanes, también lo son de la humanidad toda. Necesitamos
construir PAZ. Para todos. Con todos. De todos.
¿Occupy
mosque o
nuevos espacios?
Ningún
musulmán o musulmana necesita permiso de nadie para congregarse con
otros. Si no se sienten incluidos en la mezquita, reúnanse en otro
lado, aunque sea en una casa. Las mezquitas, hoy por hoy, son más
bien embajadas y no centros espirituales. Realicen actividades con
personas de otras creencias o de voluntariado. Compartan con sus
vecinos, compañeros de clase o colegas. Júntense a leer y estudiar
el Corán. Inviten a otras personas, sean musulmanas o no.
Pregúntenles qué les gustaría saber, sobre qué les gustaría
conversar, sean agentes activos del islam como religión de paz.
Al
final: el sentimiento de sororidad
Conocer
a la persona detrás de la estudiosa y comparar realidades que nos
tocan de manera parecida como madres, jefas de familia, trabajadoras,
activistas y creyentes ha sido una bendición para mí.
Sobre
todo, me siento agradecida por la sororidad que yo recibí de parte
de Amina, el interés por mi trabajo, por mis planes, los consejos
que me dio para hacerlo mejor y el apoyo ofrecido para realizarlos.
Esta
capacidad de influirnos unas a otras para facilitar nuestro
empoderamiento y provocar los cambios necesarios hacia una mayor
equidad y participación es la materia de la cual están hechos los
movimientos de mujeres y el feminismo islámico no deber ser la
excepción.
Amina
Wadud es una gran persona, no sólo por sus logros académicos y
abrir caminos para un islam más inclusivo, donde las voces de las
mujeres sean escuchadas, sino también porque se reconoce igualmente
diversa. La verdadera grandeza consiste en hacer que todos se sientan
grandes a su manera y puedan derribar los muros que les obstaculizan.
Luego de una tarde llena de diálogo e intercambio de ideas, yo logré
derribar algunos muros para seguir descubriendo mi "yo"
mientras construimos el "nosotras".
Vanessa
Rivera
Fuente http://www.alkalima.es/
28/03/2014
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