martes, 11 de octubre de 2016

El regreso de la Guerra Fría

Tanques rusos llegando a Crimea, 31-3-2014 (Yannis Behrakis/Reuters)

Washington prepara la “guerra abierta”

Por Michael Klare*



Aunque los medios de comunicación del mundo concentran su atención en los atentados del terrorismo islamista, los altos mandos militares de la OTAN evalúan una hipótesis de conflicto abierto con un “enemigo de envergadura” como Rusia o China. Y no descartan recurrir a armamento nuclear. 

ientras que la carrera por la Presidencia estadounidense está en su punto máximo y los responsables europeos estudian las consecuencias del “Brexit”, los debates públicos sobre la seguridad se focalizan en la lucha contra el terrorismo internacional. Pero, aunque este tema sature el espacio mediático y político, tiene un papel relativamente secundario en los intercambios entre generales, almirantes y ministros de Defensa. Ya que no son los conflictos de baja intensidad los que acaparan su atención, sino lo que ellos llaman las “guerras abiertas”: conflictos mayores contra potencias nucleares como Rusia y China. Los estrategas occidentales prevén nuevamente un choque de ese tipo, como en medio de la Guerra Fría.
Esta evolución, desatendida por los medios de comunicación, genera graves consecuencias, comenzando por el aumento de las tensiones en las relaciones entre Rusia y Occidente, dado que cada parte observa a la otra esperando un enfrentamiento. Y lo que es más inquietante: gran cantidad de dirigentes políticos no sólo estiman que es probable una guerra, sino que ésta podría estallar en cualquier momento –una percepción que, en la historia, precipitó las respuestas militares en casos en los que podría haber intervenido una solución diplomática–.
Este humor belicoso general se transparenta en los informes y comentarios de los altos cuadros militares occidentales, en las reuniones y conferencias diversas en las que participan. “Durante muchos años, tanto en Bruselas como en Washington, Rusia dejó de ser una prioridad en los programas de defensa. Pero ya no será así en el futuro”, se lee en un informe que resume los puntos de vista que se intercambiaron durante un seminario organizado en 2015 por el Instituto de Estudios Estratégicos Nacionales de Estados Unidos (Institute for National Strategic Studies, INSS). También se lee que, tras las acciones rusas en Crimea y en el este de Ucrania, muchos expertos “pueden prever, de ahora en más, una degradación que desemboque en una guerra […]. Esta es la razón por la que estiman que hay que volver a centrar las preocupaciones en la eventualidad de una confrontación con Moscú”.
Paranoia armamentista
El conflicto previsto se daría más bien en el frente oriental de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que engloba a Polonia y los países bálticos, con armas convencionales de alta tecnología. Pero podría extenderse a Escandinavia y los países que rodean al Mar Negro y provocar la utilización de armamento nuclear. Por esto, los estrategas estadounidenses y europeos recomiendan un refuerzo de las capacidades en todas esas regiones y esperan establecer el crédito de la opción nuclear de la OTAN. Un artículo reciente de la revista de la OTAN recomienda, por ejemplo, incrementar el número de aviones con capacidad nuclear en los ejercicios de la Organización a fin de disuadir a Moscú de cualquier ataque en el frente oriental, haciéndole entrever la posibilidad de una respuesta nuclear.
Hace poco tiempo, este tipo de escenario sólo hubiera interesado a las academias militares y los grupos de reflexión estratégica. Ya no es más así. Prueba de ello son el nuevo presupuesto de defensa estadounidense, las decisiones tomadas durante la cumbre de la OTAN de los días 8 y 9 de julio de 2016 y el anuncio que hizo Londres, el 18 de julio, de su intención de modernizar el programa de misiles nucleares Trident.
El ministro de Defensa estadounidense, Ash-ton Carter, reconoce que el nuevo presupuesto militar de su país “marca un cambio de orientación fundamental”. Mientras que, estos últimos años, Estados Unidos les daba la prioridad a las “operaciones antiinsurgentes a gran escala”, ahora debe prepararse para una “vuelta de la rivalidad entre grandes potencias”, sin descartar la posibilidad de un conflicto abierto con un “enemigo de envergadura” como Rusia o China. Carter ve a esos dos países como sus “principales rivales”, ya que poseen armas bastante sofisticadas como para neutralizar algunas de las ventajas estadounidenses. Y continúa: “Tenemos que tener –y mostrar que tenemos– la capacidad de causar pérdidas sustanciales a un agresor bien equipado, para disuadirlo de lanzar maniobras provocadoras o hacer que se arrepienta si llegara a hacerlo”.
Un objetivo como este exige un refuerzo de la capacidad estadounidense para combatir una hipotética embestida rusa sobre las posiciones de la OTAN en Europa del Este. En el marco de la European Reassurance Initiative (“Iniciativa para tranquilizar a Europa”), el Pentágono prevé para 2017 un paquete de 3.400 millones de dólares destinado al despliegue de una brigada blindada suplementaria en Europa, así como al “pre-posicionamiento” de los equipamientos para una brigada similar más. A largo plazo, también sería necesario el aumento de los gastos en armas convencionales de alta tecnología para vencer a un “enemigo de envergadura”: sofisticados aviones de combate, buques de superficie y submarinos. Y para coronar todo esto, Carter desea “invertir en la modernización de la disuasión nuclear”.
Otra reminiscencia de la Guerra Fría: el comunicado emitido por los jefes de Estado y de Gobierno al término de la última cumbre de la OTAN, en julio, en Varsovia. Cuando el “Brexit” todavía estaba muy fresco, este texto parece preocuparse solamente por Moscú: “Las recientes actividades de Rusia disminuyeron la estabilidad y la seguridad, aumentaron la imprevisibilidad y modificaron el ambiente de seguridad”.Por consiguiente, la OTAN dice estar “abierta al diálogo”,al mismo tiempo que reafirma la suspensión de “toda cooperación civil y militar práctica” y el endurecimiento de su “postura de disuasión y defensa, incluida una presencia avanzada en el flanco oriental de la Alianza”.
El despliegue de cuatro batallones en Polonia y en los países bálticos es tanto más destacable cuanto que se tratará de la primera presencia semi permanente de fuerzas multinacionales de la OTAN en el territorio antes controlado por la Unión Soviética. Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá y Alemania se encargarán de dirigirla en forma rotativa. Así, la proximidad de las tropas favorece el riesgo de desbocamiento, dado que una escaramuza con fuerzas rusas puede desencadenar una guerra a gran escala, tal vez con un componente nuclear.
Apenas diez días después de la cumbre atlántica, Theresa May, nueva primera ministra británica, obtuvo el aval de su Parlamento para la preservación y el desarrollo del programa de misiles nucleares Trident. Afirmando que “la amenaza nuclear no desapareció, sino que, al contrario, se acentuó”, May propuso un plan de 41.000 millones de libras esterlinas (47.000 millones de euros) destinado al mantenimiento y la modernización de la flota nacional de submarinos lanzamisiles atómicos.
Potencias temibles
Para justificar la preparación de un conflicto mayor contra un “enemigo de envergadura”, los analistas estadounidenses y europeos suelen invocar la agresión rusa en Ucrania y el expansionismo de Pekín en el Mar de China Meridional. Las maniobras occidentales serían, pues, sólo un mal necesario, una simple reacción a las provocaciones del otro bando. Pero la explicación no es ni suficiente ni convincente. En realidad, los cuadros de los ejércitos temen cada vez más que las ventajas estratégicas de Occidente se debiliten en razón de las transformaciones mundiales, precisamente cuando otros Estados están ganando en poderío militar y geopolítico. En esta nueva era de “rivalidad entre grandes potencias”, para retomar los términos de Carter, la fuerza de choque estadounidense parece menos temible que antes, mientras que las capacidades de las potencias rivales no dejan de aumentar.
Así, cuando se trata de las maniobras de Moscú en Crimea y en el este de Ucrania, los analistas occidentales invocan la ilegalidad de la intervención rusa. Pero su verdadera inquietud responde más bien a que ésta demostró la eficacia de la inversión militar realizada por Vladimir Putin. Los observadores atlánticos miraban con desprecio los recursos rusos desplegados en las guerras de Chechenia (1999-2000) y Georgia (2008); en cambio, las fuerzas activas en Crimea y Siria están bien equipadas y son competentes. El informe del INSS citado más arriba señala, además, que “Rusia dio pasos de gigante en el desarrollo de su capacidad para utilizar su fuerza de una manera eficaz”.
De la misma manera, al transformar los arrecifes y atolones del Mar de China Meridional en islotes susceptibles de albergar instalaciones importantes, Pekín provocó la sorpresa y la inquietud de Estados Unidos, que durante mucho tiempo había considerado a esa zona como un “lago estadounidense”. Los occidentales quedaron impactados por la potencia creciente del ejército chino. Ciertamente, Washington sigue gozando de una superioridad naval y aérea en la región, pero la audacia de las maniobras chinas sugiere que Pekín se convirtió en un rival no despreciable. De esta manera, los estrategas no ven otra opción que preservar una vasta superioridad a fin de impedir que futuros competidores potenciales perjudiquen los intereses estadounidenses. De allí las insistentes amenazas de conflicto mayor, que justifican gastos suplementarios en el armamento hiper sofisticado que exige un “enemigo de envergadura”.
De los 583.000 millones de dólares del presupuesto de defensa que Carter presentó en febrero, 71.400 millones (63.000 millones de euros) irán a la investigación y desarrollo de estas armas –a título comparativo, la totalidad del presupuesto militar francés alcanza los 32.000 millones de euros en 2016–. Carter explica: “Tenemos que hacerlo para adelantarnos a las amenazas, en momentos en que otros Estados intentan acceder a las ventajas de las que nos beneficiamos durante décadas en ámbitos como el de las bombas guiadas de precisión o la tecnología furtiva, cibernética y espacial”.
También se destinarán sumas descomunales para la adquisición de equipamientos de punta aptos para superar a los sistemas rusos y chinos de defensa y fortalecer las capacidades estadounidenses en las zonas potenciales de conflicto, tales como el Mar Báltico o el Pacífico Oeste. Así, en el transcurso de los próximos cinco años, cerca de 12.000 millones de dólares serán destinados al bombardero de largo alcance B-21, un avión furtivo capaz de transportar armas termonucleares y de combatir la defensa aérea rusa. Igualmente el Pentágono va a adquirir submarinos (de la clase Virginia) y destructores (Burke) extra para hacer frente a los avances chinos en el Pacífico. El Pentágono ya comenzó a desplegar su sistema antimisiles de última generación Thaad (Terminal High Altitude Area Defense) en Corea del Sur. Oficialmente, se trata de combatir a Corea del Norte, pero también se puede ver allí una amenaza contra China.
Es altamente improbable que el futuro presidente estadounidense, se trate de Hillary Clinton o de Donald Trump, renuncie a la preparación de un conflicto con China o Rusia. Hillary Clinton ya obtuvo el apoyo de numerosos analistas neoconservadores, que la juzgan más fiable que su adversario republicano y más belicista que Barack Obama. Trump repitió en numerosas oportunidades que quería reconstruir las “agotadas” capacidades militares del país. De todos modos, este último concentró sus declaraciones en la lucha contra el Estado Islámico (EI) y expuso serias dudas sobre la utilidad de mantener la OTAN, que él estima “obsoleta”. El 31 de julio, en la cadena ABC, declaraba: “Sería algo positivo que nuestro país lograra entenderse con Rusia”.Y, de una manera más desconcertante para sus adversarios, agregó: “El pueblo de Crimea, según lo que escuché, prefiere estar en Rusia”. Pero también se preocupó de ver a Pekín “construir una fortaleza en el Mar de China” e insistió en la necesidad de invertir en nuevos sistemas de armamento más de lo que lo hicieron Obama o Hillary Clinton durante su paso por el gobierno.
La intimidación y los entrenamientos militares en zonas sensibles como Europa del Este y el Mar de China Meridional amenazan convertirse en la nueva norma, con los riesgos de escalada involuntaria que esto implica. En todo caso, Washington, Moscú y Pekín anunciaron que desplegarían en esas regiones fuerzas suplementarias y que estas llevarían a cabo ejercicios allí. El tratamiento occidental de este tipo de conflicto mayor también cuenta con numerosos partidarios en Rusia y China. El problema no se resume, pues, en una oposición Este-Oeste: la eventualidad de una guerra abierta entre grandes potencias se difunde en las mentes y lleva a que los responsables se vayan preparando para ella.
* Profesor en Hampshire College, Amherst (Massachusetts). Autor de The Race for What’s Left. The Global Scramble for the World’s Last Resources, Metropolitan Books, Nueva York, 2012

Traducción: Bárbara Poey Sowerby

http://www.eldiplo.org/archivo/207-contra-el-ajuste/el-regreso-de-la-guerra-fria?token&nID=1

Edición Nro 207 - Septiembre de 2016


La segunda cuestión de Oriente. Egipto, Turquía e Irán en la encrucijada

CATEDRA - SEGUNDA CUESTION DE ORIENTE

VÍCTOR MORALES LEZCANO
No hay, posiblemente, región más compleja en el mundo que Oriente Medio. La variopinta argamasa de intereses políticos, económicos y religiosos que se entremezclan en este territorio lo convierten en un polvorín (que ya ha estallado en varias ocasiones) cuya mecha, lejos de apagarse, se aviva cada día con un nuevo conflicto. Oriente Próximo ha estado marcado, a lo largo de todo el siglo XX, por la guerra y hay pocos visos de que esta tendencia se vaya a invertir en el XXI. Hoy asistimos, impotentes y sin saber muy bien cómo solucionarlo, a un nuevo y aberrante derramamiento de sangre, esta vez en Siria. Parece como si hubiésemos seleccionado los peores atributos de la región —dictadura, fanatismo religioso, guerra civil, terrorismo—, los hubiésemos introducido en una coctelera y ahora estuviésemos agitándola desaforadamente. El resultado, cómo no, termina por ser el caos y la sistemática destrucción que al final sufren los de siempre. La crisis de los refugiados está sacando lo peor de la condición humana y no sólo al este del Mediterráneo, sino en los confortables salones de Europa.
La inestabilidad en Oriente Medio no es una invención reciente: no creemos que exista otro lugar en el mundo que haya sido conquistado, saqueado y reconquistado tantas veces como esta región. Al ser el puente entre Oriente y Occidente, casi todas las grandes civilizaciones han puesto sus ojos en ella. Las idas y venidas de caudillos, faraones, generales y profetas han provocado la ausencia de fronteras claras entre los pueblos que habitan estas arenosas tierras. El único nexo en común, al menos desde hace más de un milenio, ha sido la religión. El islam había conformado una cierta homogeneidad cultural y lingüística que creaba unas señas de identidad propias, pero la aparición de las corrientes sunníes y chiíes quebró esa unidad y añadió un nuevo foco de desequilibrio a la región. A este levantisco escenario se sumaron tímidamente las potencias europeas durante el siglo XIX. Hasta entonces el Imperio Otomano había mantenido alejado de Oriente Próximo a los voraces intereses coloniales, pero su decadencia abrió nuevamente la puerta a Europa.
La llegada a Oriente Medio de Inglaterra, Francia y, en menor medida, Rusia ha sido prolíficamente estudiada, en especial, por la historiografía anglosajona. En España poco sabemos de este suceso, capital para comprender qué está sucediendo hoy en aquellos países. Las naciones europeas hicieron y deshicieron a su antojo durante esos años: elevaron a jeques locales a la categoría de monarcas, o inventaron países con escuadra y cartabón. Obviamente, todo se hacía por un puro interés comercial y estratégico. Al finalizar la Gran Guerra y con el ocaso del Imperio Otomano, París y Londres se repartieron la región; símbolo de esta división fue el Acuerdo Sykes-Picot. El hallazgo de petróleo convirtió un territorio desértico y poco atractivo en el Santo Grial. Tras la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, le llegó el turno a los Imperios coloniales, que no pudieron hacer frente al empuje de los nacionalismos y a las injerencias de las nuevas potencias, Estados Unidos y la Unión Soviética. A partir de 1945 se va construyendo, poco a poco, una nueva realidad al margen de Occidente, por desgracia, en la mayoría de las ocasiones a sangre y fuego. Este espinoso proceso ha desembocado, media centuria más tarde, en el complejo panorama político que hoy observamos al encender la televisión.
Pocos conflictos tienen sus raíces tan arraigadas en el pasado como los que hoy sacuden a Oriente Medio. Por tanto, conocer su historia es primordial. De ahí el interés de la obra publicada por Víctor Morales Lezcano, La segunda cuestión de Oriente. Egipto, Turquía e Irán en la encrucijada*, que analiza en clave histórica la actualidad de Oriente Próximo. Como señala el propio autor: “Este libro se alimenta de crónicas bastante puntuales aunque se evidencien —siempre en perspectiva histórica— las identidades múltiples, antagónicas a veces, convergentes otras, del heteróclito Oriente Medio; con sus expectativas ‘primaverales’, sus agónicas contradicciones, sus ráfagas califales de última hora y las patéticas vicisitudes de cientos de miles de refugiados encaminados al espacio Schengen de la Unión Europea”.
SEGUNDA CUESTION DE ORIENTE - REVOLUCION IRANI
El libro recopila varios artículos publicados por el historiador en los últimos años en diversos medios (revistas o periódicos). De esta heterogénea mezcolanza surge un relato informado y muy interesante sobre la oscilación que se ha producido en Oriente Medio en el siglo XX entre reformismo y revolución, de una parte, y la vuelta a las autocracias oligárquicas o las dictaduras, de otra. Este proceso, que el autor define como la “segunda cuestión de Oriente,” tiene su origen entre 1914 y 1924 y ha pervivido incólume hasta la actualidad. Citando nuevamente a Víctor Morales: “El proceso que se narra en las páginas de esta obra viene enmarcado, empero, por el acontecimiento crucial que fue la Primera Guerra Mundial, la paz y los tratados que le sucedieron y, finalmente, todo el período de entreguerras que lleva de la mano a la desembocadura de lo que podría llamarse la segunda cuestión de Oriente […]. Las intervenciones foráneas parece que han agravado consecutivamente y durante un siglo el inextricable laberinto regional que aquí se estudia”.
Tras hacer un somero recorrido histórico desde la Primera Guerra Mundial hasta nuestros días, Víctor Morales analiza en capítulos separados la evolución de los tres principales actores de Oriente Medio: Egipto, Turquía e Irán. La historia ha querido que sigan caminos divergentes, aunque todos ellos se han visto afectados, en mayor o en menor medida, por la conocida como Primavera Árabe. Egipto, por su importancia y repercusión, es el mayor exponente de los movimientos revolucionarios que han agitado la vida de los países árabes estos últimos años. Víctor Morales explica la “transición tumultuosa” que se produjo en el país de las pirámides desde el derrocamiento de Hosni Mubarak hasta el golpe del general Al Sisi el 3 de julio de 2013. También aborda los problemas a los que tiene que hacer frente Turquía; tradicionalmente controlada por el estamento militar, asiste expectante a la eclosión de un partido musulmán moderado, encabezado por Recep Tayyip Erdogan, que puede transformar radicalmente, ya lo está haciendo, al país. Junto a los análisis más actuales de Turquía y Egipto, el capítulo dedicado a Irán se centra más en la historia del país. El autor explora cómo se produjo el paso de una monarquía autocrática a una “teocracia constitucional”, encarnada en la figura del ayatolá Jomeini.
El último capítulo recoge una serie de artículos publicados por el autor en el medio digital El Imparcial. La mayoría versan sobre la situación política actual: el conflicto sirio, la presencia estadounidense en Oriente Medio, la precaria estabilidad política de Irak o la creciente amenaza del terrorismo islámico. Detrás de cada colaboración emerge el intento de Víctor Morales por advertirnos de que las causas del enraizamiento de los conflictos entre estos pueblos “permanecen atrapadas en las redes con que la política internacional las ha ido envolviendo hasta condenarlas a yacer en su lecho de Procusto propio, cual es, por ejemplo, el caso del contencioso palestino-israelí”.
Concisa, muy clara y sumamente interesante son los adjetivos que mejor definen la obra de Víctor Morales. Un trabajo ameno e informado que nos acerca, de la mano de un especialista, a los pormenores de una región, cuna de nuestra civilización, hoy azotada por la sinrazón de la naturaleza humana y por sus comportamientos más abyectos. Gran parte de esta inestabilidad se debe al egoísmo de las naciones europeas que no supieron (o no quisieron) poner un poco de cordura y se dejaron arrastrar por intereses económicos. El fin de la Gran Guerra trajo consigo el inicio de la anarquía en Oriente Medio.
Víctor Morales Lezcano es doctor en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en la Historia de las Relaciones Internacionales entre los años 1850 y 2000. Becario del Consejo Británico y de la Comisión Fulbright, en Londres y en Estados Unidos respectivamente, también ha sido profesor en la Universidad Autónoma de Madrid y en la UNED. Ha impartido cursos y conferencias en la Escuela Diplomática y en el Instituto Universitario Gutiérrez Mellado. Es autor de una veintena de monografías y un buen número de artículos científicos y de divulgación, sobre todo, en las páginas culturales de los diarios ABC y El Mundo.
*Publicado por Cátedra Ediciones, febrero 2016
http://metahistoria.com/novedades/la-segunda-cuestion-de-oriente-rb/

lunes, 3 de octubre de 2016

*XVI JORNADAS INTERESCUELAS/DEPARTAMENTOS DE HISTORIA*

Resultado de imagen para jornadas interescuelas 2017
9 al 11 de agosto de 2017
 
Mar del Plata-Buenos Aires
   
*SEGUNDA CIRCULAR*
 
*PRESENTACIÓN DE RESÚMENES HASTA EL DÍA *
 
*27 DE NOVIEMBRE DEL 2016 A LAS 23 HORAS.*
  
*ORGANIZAN:*
  
*Departamento de Historia y Centros de Estudios Históricos de la Facultad
de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata*
 
   
El Departamento de Historia, de la Facultad de Humanidades de la
Universidad Nacional de Mar del Plata, invita a participar de las *XVI
Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia *que se realizarán en la
ciudad de Mar del Plata, entre el 9 y el 11 de agosto de 2017.
 
Han pasado casi 30 años desde que en la ciudad de La Plata se realizaron
las Primeras Jornadas de Departamentos de Historia, las cuales nacieron
como un espacio de encuentro y también de reencuentro de muchos
intelectuales que retornaban a la Argentina luego de años de exilio,
impuesto por la dictadura que azotó al país desde mediados de los años
setenta. Por entonces, los motivos para generar un espacio de debate y
reflexión sobre el quehacer historiográfico no eran pocos, puesto que la
mordaza del gobierno militar también había condicionado y orientado la
producción de los historiadores.
 
  
A casi tres décadas de aquel encuentro, las Jornadas siguen adelante con su
objetivo de ser el lugar por excelencia donde se visualizan los renovados
enfoques problemáticos, teóricos y metodológicos,por los que está cruzada
la disciplina histórica. Por esta razón es que se convocan cada dos años y
son organizadas por los Departamentos de Historia de las Universidades
Nacionales Argentinas.
 
  
*SEDE: *Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del
Plata, Buenos Aires.
 
*INFORMES: Departamento de Historia* de la Facultad de Humanidades de la
UNMdP
 
*Dirección:* Funes 3350 - Complejo Universitario - Facultad de Humanidades
- Cuerpo 3 - Nivel 2
 
*Teléfono:* (0223) 475-2426/475-2277 int. 139
 
*Sitio Web:* www.historiaunmdp.com
 
 
 *Sitio Web Jornadas**:*https://interescuelasmardelplata.com/
 
*E-mail CONSULTAS:* interescuelas2017@gmail.com
 
*FanPage Facebook:* www.facebook.com/interescuelas2017/
 
  
*INFORMACIÓN GENERAL*
 
*1. MESAS APROBADAS *
 
Para corroborar Mesas aprobadas y su número correspondiente ver anexo a la
presente circular. También podrán chequear en el sitio web de las jornadas,
mediante el siguiente enlace:
https://interescuelasmardelplata.com/mesas-aprobadas/
 
 
 
*2. PRESENTACIÓN DE RESÚMENES *
 
  
*PRESENTACIÓN DE RESÚMENES HASTA EL DÍA *
 
*27 DE NOVIEMBRE DEL 2016 A LAS 23 HORAS.*
 
 
 
 
 
*2.1 Criterios de presentación*
 
Los resúmenes tendrán un mínimo de 350 y un máximo de 400 palabras, y
deberán contener Título de la ponencia, nombre de autores y el resumen
propiamente dicho. El tipo de letra requerida será Times New Roman, tamaño
12, interlineado de 1, 5.
 
Deberán ser enviados exclusivamente a la organización general de las XVI
Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia al siguiente correo:
*jornadas@inter17.com*
 
No se aceptarán resúmenes que no hayan sido recibidos por los organizadores
en tiempo y forma.
 
 
 
*2.2 Procedimiento de envíos de resúmenes:*
 
Solo se reciben resúmenes en formato PDF adjuntos al correo.
 
En el asunto (subject) del correo y en el nombre del archivo PDF debe
indicarse *número de mesa *y* apellido del primer/a autor/a*.
 
En el cuerpo del texto del correo debe consignarse número, nombre de mesa y
otros datos sobre el resumen.
 
 
 
Ejemplo de *ASUNTO en el correo*: Mesa 18. Amenábar
 
Ejemplo de *NOMBRE DE ARCHIVO*: 18, Amenábar.pdf
 
 
 
Es necesario colocar el número de la mesa para evitar confusiones en los
intercambios de correos con la organización. La organización acusará recibo
del resumen en 48 horas hábiles. Cada semana actualizará el listado de
todos los resúmenes recibidos, ordenados por mesa, en la página web de las
Jornadas.
  
 

*Al finalizar el período de recepción de resúmenes, la organización enviará
a los coordinadores los resúmenes de sus respectivas mesas.*
 
 
 
 
*3. PRESENTACIÓN DE PONENCIAS*
 
Hasta el 24 de abril de 2017.
  
 
*3.1. Comunicación a los interesados de la aceptación o rechazo de las
propuestas de ponencia por parte de los coordinadores.*
 
Hasta el 10 de Junio de 2017.
 
  
*3.2. Criterios de presentación*
 
Las ponencias podrán tener un máximo de 40000 caracteres, en letra Times
New Roman, tamaño 12, interlineado de 1,5. Las citas a pie de página, con
la misma letra y en tamaño 10 numeradas consecutivamente de 1 en adelante. .
 
Oportunamente se fijarán los requisitos para cita de bibliografía.
 
Dada la magnitud de estas Jornadas se admitirá una ponencia por persona en
forma individual o en co-autoría.


MESA 15
Estudios del Mashriq y el Magrib desde la contemporaneidad. Problemas de la
descolonización, transformaciones y resistencias
 
Emanuel Pfoh (CONICET, UNLP)
 
Martin A. Martinelli (UNLu, UBA)
 
Gabriel F. López (UBA, ISPJVG)

viernes, 30 de septiembre de 2016

A 100 años del Acuerdo Sykes-Picot

Ciclo de Conferencias
Organizadores: Depto. Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella, Club Sirio Libanés de Buenos Aires y Diario Sirio Libanés

Parte 1
"A 100 años del Acuerdo Sykes-Picot. Inserción internacional de Medio Oriente".

Expositores: Khatchik DerGhougassian (UdeSA), Jorge Battaglino (UTDT), Gabriel Sivinian (UBA)

Moderador: Juan Gabriel Tokatlian (UTDT)

Organizadores: Depto. Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella, Club Sirio Libanés de Buenos Aires y Diario Sirio Libanés

Fecha: 18 de mayo de 2016





"A 100 años del Acuerdo Sykes-Picot. Intervención y crisis humanitaria en Siria".

Expositores: Hamzeh Dawalibi (Emb Siria), Paulo Botta (ISEN) y Leiza Brumat (UADE)

Moderador: Jodor Jalit (UTDT)

Organizadores: Depto. Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella, Club Sirio Libanés de Buenos Aires y Diario Sirio Libanés.

Fecha: 15 de junio de 2016




"A 100 años del Acuerdo Sykes-Picot. Conflicto Israelí-Palestino".

Expositores: Husni Abdel Wahed (Emb Palestina), Saad Chedid (UBA) y Marcelo Cantelmi (Clarín)

Moderador: Rut Diamint (UTDT)

Organizadores: Depto. Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella, Club Sirio Libanés de Buenos Aires y Diario Sirio Libanés.

Fecha: 10 de agosto de 2016



A 100 años del Acuerdo Sykes-Picot. La Cultura Árabe en Argentina".

Expositores: Tamara Lalli (Asoc. Cultural Siria), Julieta Ayache (Asoc. de Beneficencia Drusa), Edgardo Bechara El Khoury (Creciente Cine Fértil) y Yaoudat Brahim (Diario Sirio Libanés - Club Sirio Libanés de Bs. As.)

Moderador: Jodor Jalit (UTDT)

Organizadores: Club Sirio Libanés de Buenos Aires y Diario Sirio Libanés.

Fecha: 14 de septiembre de 2016



Las fronteras más raras del mundo

Curiosidades
Cimas de montañas, islas remotas, pasos infranqueables, enclaves y exclaves. Estas son las fronteras más curiosas del planeta. El premio es, sin dudas, para Baarle, entre Bélgica y Holanda. Mirá por qué.


En Baarle, el límite entre Bélgica y Holanda pasa por la puerta de una casa.
¿Cuál es la frontera más alta del mundo? ¿Y la más vigilada? ¿Y aquella en la que de un lado de la línea de imaginaria es un día y del otro el día siguiente? Estas son las líneas fronterizas más raras del mundo.
Monte Everest: se sabe que es la cima más alta del mundo. Pero lo que muchos no saben es que justo por su punto más elevado pasa la frontera entre China y Nepal. Por lo tanto, el Everest es también la frontera más alta del mundo.
El Everest, punto fronterizo más alto del mundo, entre China y Nepal.
El Everest, punto fronterizo más alto del mundo, entre China y Nepal.
Dos Coreas: la que divide a Corea del Norte de Corea del Sur es la frontera más vigilada del mundo, celosamente controlada las 24 hs por el ejército norcoreano al Norte y por Estados Unidos en el sur. No se permite el paso a nadie, y la línea divisoria entre países está en medio de la llamada “zona desmilitarizada”, que tiene 238 km de largo por 4 de ancho.
La más vigilada, entre Corea del Norte y Corea del Sur.
La más vigilada, entre Corea del Norte y Corea del Sur.
Islas Diomedes: entre estas dos pequeñas islas en medio del estrecho de Bering, separadas por 3,7 km, pasa la frontera entre Rusia y Estados Unidos, pero también la línea internacional de cambio de fecha. Eso significa que mientras en una de ellas son, por ejemplo las 8 am del sábado, en la otra son las 5 am del domingo, casi un día más. Eso sí, como en Corea, desde los tiempos de la Guerra Fría tampoco se permite cruzar de un lado al otro.
Mirá también: Las islas que permiten viajar en el tiempo
De un lado Estados Unidos, del otro Rusia. En el medio, la línea de cambio de fecha.
De un lado Estados Unidos, del otro Rusia. En el medio, la línea de cambio de fecha.
Canadá-Estados Unidos: es la frontera más larga del mundo, con 8.893 kilómetros sumando sus sectores; 6.416 km al sur de Canadá y 2.477 entre Canadá y Alaska (que pertenece a Estados Unidos). La segunda es la de Rusia-Kazajistán, con 6.846 km, y la tercera, Argentina-Chile: 5.150 km.
Canadá y Estados Unidos sumando Alaska, comparten la frontera más larga del mundo.
Canadá y Estados Unidos sumando Alaska, comparten la frontera más larga del mundo.
Enclaves y exclaves
Aclaremos: un enclave es un “territorio o grupo humano que se encuentra inserto dentro de otro con características diferentes, especialmente de tipo político, administrativo, religioso, étnico o geográfico”. Y un exclave es “el ámbito sometido a la soberanía de un Estado en el que se permite, en virtud de un convenio internacional, la aplicación de la legislación de otro país”. O sea, un territorio de un país vecino pero rodeado por tierras de otro país.
Mirá también: Lugares insólitos y deshabitados
Dos ejemplos clásicos de enclaves son los de San Marino y el Vaticano, ambos completamente rodeados por territorio italiano, y también el de Lesotho, una república independiente que está totalmente rodeada por territorio sudafricano.
Baarle: sin dudas la frontera más rara del mundo está en este pueblo, dividido entre Holanda y Bélgica. Las líneas fronterizas en Baarle van y vienen como bola sin manija; pasan por calles, casas, restaurantes y tiendas. Incluso hay casas que tienen una parte en un país y otra en otro y, según el país en el que esté la puerta de entrada, paga distintos impuestos: en Holanda o en Bélgica. La numeración de cada casa incluye el color del país correspondiente, pero hay una una casa que está justo en medio: la frontera pasa por la puerta de entrada, y tiene dos números, con las banderas de ambos países, e incluso ¡dos timbres!, uno para Bélgica y otro para Holanda. Ver para creer.
En Baarle se puede tomar un café en Holanda sentado en Bélgica.
En Baarle se puede tomar un café en Holanda sentado en Bélgica.
Así las cosas, Bélgica tiene 24 exclaves en Holanda, y hay 8 enclaves de Holanda en los enclaves de Bélgica, a los que se llama metaenclaves.
Baarle, entre Holanda y Bélgica.
Baarle, entre Holanda y Bélgica.
Egipto-Sudán: aquí existe un territorio, el triángulo de Bir Tawil, que no es reclamado por ningún país desde 1902, cuando el Reino Unido trazó una frontera distinta a la que había en 1899. Entonces se formaron dos triángulos; el de Hala'ib y el de Bir Tawil; ambos países reclaman el primero pero ninguno el segundo. Un territorio sin país.
Sin dueño. Nadie reclama el triángulo de Bir Tawil.
Sin dueño. Nadie reclama el triángulo de Bir Tawil.
India-Bangladesh: en India hay 71 enclaves de Bangladesh que, a su vez, tienen tres metaencalves indios en su interior. Y en Bangladesh hay 102 enclaves indios que tienen 21 metaenclaves de Bangladesh. Y también el único meta-metaenclave del mundo, un territorio indio rodeado por Bangladesh, que a su vez está rodeado por India, y todo ello rodeado por Bangladesh.
Mirá también: El lugar más solitario del planeta
Extremo: territorio indio rodeado de Bangladesh, rodeado de India, rodeado de Bangladesh.
Extremo: territorio indio rodeado de Bangladesh, rodeado de India, rodeado de Bangladesh.
Bélgica-Alemania: hay cinco enclaves alemanes en Bélgica, separados por pocos metros del territorio alemán, debido a una línea de tren que está en Alemania pero pertenece a Bélgica. Hay numerosos puentes de los que se encarga Bélgica, pero cuando una ruta pasa por debajo de uno de ellos, es territorio de Bélgica pero del que se encarga Alemania. El más pequeños de esos enclaves es el de una granja alemana totalmente rodeada de territorio belga.
www.clarin.com

lunes, 26 de septiembre de 2016

Presentación de "Neoliberalismo, neodesarrollismo, socialismo", de Claudio Katz

Miércoles 28/9, 15hs, en Sociales-UBA (Santiago del Estero 1029)




Este miércoles presentamos nuestro último título en el marco de las III Jornadas de Estudios de América Latina y el Caribe, en la Facultad de Ciencias Sociales | UBA.

Los esperamos!

Batalla de Ideas 

domingo, 25 de septiembre de 2016

Europa y su memoria

 
DIALOGO CON LA HISTORIADORA Y ESPECIALISTA EN MEMORIA REGINE ROBIN

Repartida en su trabajo académico entre Québec y París, un reciente seminario en Buenos Aires permitió conocer más de cerca sus ideas sobre rememoración y elaboración, negación y transmisión.


Por Eduardo Jozami
Se ha llamado sociedades memoria a aquellas donde la aldea y el grupo familiar aseguraban la transmisión espontánea de los recuerdos por generaciones. Nada más lejano de la realidad vertiginosa del mundo contemporáneo. Sin embargo, Régine Robin merecería ser calificada como un personaje-memoria. Nacida en Polonia, con la guerra, en el seno de una familia judía, estudiosa y testigo de los grandes acontecimientos del siglo. En su vasta obra –de la que conocemos La Memoria Saturada editada en Buenos Aires– mezcla la historia con la ficción, la crítica del arte con el ensayo literario y la reflexión sobre el Holocausto, que ocupa un lugar central. Robin, que hoy alterna su trabajo académico entre París y Québec, estuvo una semana en Buenos Aires invitada por el Centro de Estudio sobre Memoria e Historia del Tiempo Presente de la UNTREF, dictando un seminario que trató algunos de los temas abordados en este diálogo.
–Recién en las últimas décadas la memoria se vuelve tema central del discurso político y objeto de una nueva disciplina académica, pero usted tiene una obra anterior como historiadora. Entre muchos otros textos que vienen después, destacamos dos fuertemente referidos a la tradición de izquierda. El realismo socialista, una estética imposible (1987) refleja un consenso crítico muy instalado en la intelectualidad europea, pero el anterior El Caballo blanco de Lenin o la otra historia (1977) ya muestra un fuerte sesgo autobiográfico que lo vincula con sus trabajos posteriores sobre la memoria. ¿Cómo se planteó usted ese recorrido?
–Yo quería hacer una biografía de mi padre, militante comunista polaco que había querido incorporarse a las tropas soviéticas que combatían en las cercanías de Varsovia a comienzos de los años 20. Según la memoria familiar, mi padre fue rechazado cuando quiso sumarse al Ejército Rojo: uno de los responsables le dijo: eres polaco y debes quedarte aquí, tienes que ser bolchevique en Polonia. La leyenda fue creciendo y no sólo volvía cada vez más importante al dirigente soviético que tuvo ese diálogo con mi padre sino que éste aparecía viendo a Lenin que se desplazaba majestuoso en un caballo blanco. Considerando esta memoria familiar no es rara mi obsesión por escribir esa biografía. Podía haber hecho un trabajo de investigación histórica pero eso no me interesó especialmente. En aquellos tiempos –mediados de los 70– estaba de moda la historia oral y cómo había sobrevivientes de la aldea paterna pensé que era bueno entrevistarlos. Finalmente salió un relato que tiene mucho de testimonio pero también materiales de archivo, fotos y textos de ficción. Desde entonces, seguirían otras ficciones y también un estudio sobre Kafka y otros textos de lingüística o filosofía, pero gradualmente fue afirmándose mi interés por la Memoria. Me atrajo también que este tema facilitara o requiriera el recurso a una multiplicidad de saberes.
–Esa hibridez, esa vocación transdiciplinaria, recorre su obra, pero hay también una marca muy fuerte de la historia personal de alguien que ha vivido todos los grandes conflictos del siglo XX.
–Es cierto. Nací con la guerra y desde entonces he sido tomada de punta a rabo por los dramas y esperanzas del siglo. Si a los 20 años alguien me hubiera dicho que la URSS iba a desaparecer lo hubiera tomado por loco. Tuve las mismas ilusiones que ustedes aquí en Argentina aunque no estuve presa, mi desilusión fue tal vez menos dramática.
–¿Cuándo aparece su acercamiento a los temas del genocidio nazi? Se ha sostenido que en las primeras décadas posteriores a la Shoah no existió una marcado interés por este acontecimiento, que no era considerado en su especificidad sino sólo como uno de los grandes crímenes nazis.
–Por mi edad yo no hubiera podido escribir sobre el tema de la Shoah en esos primeros tiempos. Por otro lado, en cuanto pude trabajar como historiadora, era tal el interés por una rápida asimilación que elegí un tema bien francés: la revolución de 1789. Pero en mi familia se hablaba mucho del Holocausto, tal vez demasiado, considerando lo que podía comprender una niña pequeña. Siempre estuve muy cerca de ese acontecimiento y en mis primeras obras, sobre todo en las ficciones, ha estado muy presente. Mi último libro sobre Alemania –que se publica en París el mes próximo– combina el ensayo con la ficción. Allí dejo de ser polaca para imaginarme como una judía alemana del Este, alguien que, como portadora de esas identidades, vive muy intensamente todos los conflictos y discriminaciones.
–Usted hizo en el seminario una afirmación fuerte: “la Shoah sirve de paradigma actualmente para todas las memorias”. Nunca existió tanta vigilancia contra los negacionistas, pero nunca fue la memoria tan museificada, sacralizada, judicializada, conmemorada, banalizada e intrumentalizada. ¿Cómo desarrollar formas de hacer memoria fuera de la rutina y el ritual?
–La conmemoración actúa sobre los sentimientos, las emociones, sin evocar las causas. En algún museo, como el del Holocausto de Washington, se advierte un intento de evocar las causas, pero es muy somero. Hay gente que las plantea, los historiadores como Ian Kershaw, cuyo último y voluminoso libro acabo de ver en las librerías de Buenos Aires. Existen muchos trabajos importantes, pero la conmemoración se limita a las emociones y los ritos solemnes. Eso es lo que quise advertir.
–Existe un discurso muy expandido sobre la memoria del Holocausto que cada vez más se despega de cualquier intento de explicación histórica, sociológica, política o cualquier otra reflexión. Es cierto que ningún determinismo estructural puede agotar la explicación de un acontecimiento como la Shoah, pero no se entiende por qué rechazar el aporte de estudios y abordajes que puedan ayudar a comprender lo que ocurrió.
–Es cierto, un sector de la comunidad judía y de intelectuales, sólo un sector pero con amplia influencia, sostienen una cierta sacralización de la Shoah. Era la posición de Eli Wiesel, recientemente fallecido, quien consideraba al Holocausto como algo único, que no puede compararse con otras masacres y se coloca así prácticamente fuera de la historia.
–Algunos han dicho que se trata de un acontecimiento inefable, del que no se puede hablar. Claude Lanzmann sostuvo, después de presentar Shoah, su muy importante película, que la pretensión de comprender resultaba obscena…
–Sí, llegó a decir que si hubiera encontrado materiales de archivo sobre los campos, lejos de utilizarlos en su película, los hubiera destruido. Esto muestra una especie de memoria inmemorial, que se ha extendido. Debemos decir, también, que cuando más se habla de memoria, menos se habla de ideología. Esta se ha transformado en una palabra obscena, mientras se celebra el fin de las ideologías después de la caída del muro, como si el neoliberalismo no fuera hoy una gran ideología. Pero, sobre todo, se vive el fin del horizonte, del porvenir. Desde esta perspectiva, el refugio en el pasado, la exaltación de la memoria tiene que ver con este rechazo de la ideología y de los valores que pueden fundar un porvenir.
–Qué distinto al caso argentino, porque aquí el reciente auge de la memoria tiene que ver con un momento de radicalización político, la afirmación de un proyecto de futuro por el que el pasado se siente convocado, en los términos de Walter Benjamin. En Europa, este cambio en el modo de entender la relación con el pasado, tuvo un momento culminante, creo, en ocasión del Bicentenario de la Revolución Francesa, en 1989. Cuando Francois Furet proclama el fin de ese gran acontecimiento, se manifiesta la crisis de la izquierda francesa que había visto siempre a la Revolución como un proceso inacabado del que socialistas y comunistas se consideraban herederos y continuadores.
–Furet es un gran símbolo y muestra muy bien la hegemonía de un pensamiento conservador y la derrota del pensamiento revolucionario y de las ideas socialistas en Francia. Pero atención porque hoy estamos gobernados por socialistas, pero yo me refiero al sentido fuerte del término. Hay otro momento simbólico también en relación al Bicentenario: cuando Francois Miterrand organiza los grandes espectáculos de celebración, el evento Revolución aparece casi vaciado. Estaba presente pero no era lo que prevalecía. Lo que sí se manifestaba con fuerza era un multiculturalismo que tal vez refleje bien a la Francia de hoy, pero poco tenía que ver con la Revolución. Esta estaba ausente, porque la derecha la seguía rechazando, mientras la izquierda trocaba su legado en multiculturalismo.
–No parece que la izquierda haya recuperado su influencia. Usted habló de la crisis del discurso nacional francés, que tenía como centro la Revolución de 1789 y la tradición de izquierda tenía mucho que ver con eso.
–Es así, la izquierda no se ha recuperado. De lo contrario no enfrentaríamos la aterradora perspectiva de una próxima elección entre la derecha y la ultraderecha. Sin embargo, hay puntos de esperanza, una efervescencia intelectual más que interesante que no se refleja en los medios ni es aquello de lo que más se habla.
–Días pasados, nos señalaba que esto se manifestaba especialmente en el teatro.
–Sí, un joven director, Joël Pommerat, presenta un espectáculo sobre la Revolución que es una interpelación a los franceses de hoy: ¿qué nos diría Robespierre, que nos diría Saint Just frente a esta realidad? Tuvo un notable éxito, como si hubiera en el tejido social una espera para estos planteamientos. No la he visto todavía, tenía entradas pero la función se suspendió por el último gran atentado en el Bataclan de París. Todos los días se impide un atentado, pero algún día tal vez no puedan impedirlo. No quiero hablar mucho de este tema. La situación política es deprimente pero hay puntos de resistencia. Durante meses, existió un movimiento llamado “Noche de pie”. Mucha gente, sobre todo jóvenes, se reunía en la Plaza de la República para discutir, como en una asamblea general. También había muchos pequeños grupos. Me acerqué a uno en el que un profesor de historia hablaba a sus alumnos sobre 1848 y les explicaba que además de la revolución democrática de febrero, en junio de ese año se produjo una insurrección obrera contra el capitalismo, que fue salvajemente reprimida. Un chico de no más de 17 años, expresó entonces con cara de asombro: “si ya en 1848 se intentó terminar con el capitalismo y no pudieron, entonces hay que apurarse”.
–La vitalidad de la vida cultural no bastaría para fundar un gran optimismo, porque usted misma ha recordado que en el Berlín de 1933, en vísperas del ascenso de Hitler, la vida cultural alemana no era menos floreciente.
–Es cierto y lo recuerdo con frecuencia cuando alguien se entusiasma en exceso. Pero aquello de 1933 no se explica sin el terror que sucedió. No creo que nuestra situación sea comparable a la del fascismo alemán. No es eso lo que hoy nos amenaza sino algo así como la disolución del pensamiento político. Como si la política hubiera devenido en la mera gestión, sólo se habla de competitividad. Parece que aquí es lo mismo, he visto en los diarios que se habla de flexibilización laboral, como entre nosotros.
–En relación con la Shoah se planteó en su momento una gran discusión acerca de la legitimidad de los abordajes artístico-literarios de estos acontecimientos. Aunque en buena medida es una discusión superada, porque las artes siguieron haciendo su camino. Cuando discutíamos sobre la posmemoria, la rememoración que hacen quienes no conocieron o no fueron contemporáneos de los hechos, usted señalaba que en ese caso la literatura, las artes visuales, la arquitectura eran formas privilegiadas para esa evocación.
–Es una discusión que no tiene sentido respecto de la historia, sólo se plantea en relación con las artes. Es mejor no hablar de representación, sino de evocación del acontecimiento. En principio había un acuerdo general en rechazar la mera reconstitución de lo ocurrido y, en el límite de la representación, buscar formas de evocación. Estas pueden ser muchísimas. En Berlín se ven muchos cuadrados de metal con el nombre de las víctimas trasladados a los campos y la fecha de la deportación. Tienen un nombre particular que podríamos traducir como “piedras para tropezar”, se supone que el transeúnte no puede seguir caminando, que tropieza con ellas.
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