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tío Marx nunca se le ocurrió que la historia se repetiría como una
doble tragedia después de haber sido una farsa para comenzar.
Examinemos el caso del que se trata. Ante todo, echemos una mirada al
artículo de opinión del Wall Street Journal de
septiembre de 2002, en los histéricos preparativos de la invasión
de Irak.
Lo
dice todo: “un dictador que expande rápidamente su arsenal de
armas biológicas y químicas” y “que trata febrilmente de
adquirir armas nucleares”; el paralelo entre Sadam e Hitler; el
retrato de Israel (una potencia nuclear de facto) como víctima
indefensa del “terror” palestino; la afirmación de que Sadam
podría producir combustible nuclear “en centrífugas del tamaño
de máquinas de lavar que pueden ocultarse por todo el país, e Iraq
es un país muy grande”; la agitación a favor de un ataque
preventivo unilateral; y la conclusión inevitable de que “nada
dará resultado salvo el desmantelamiento de su régimen”.
Avancemos
rápidamente más de 10 años a esta semana en Israel. La escena:
conferencia de prensa del primer ministro israelí Bibi Netanyahu y
del visitante, el presidente de EE.UU. Barack Obama. Cualquiera que
lo viera en vivo en al-Jazeera, de Medio Oriente al Este de Asia,
tiene que haber pensado que estaba viendo un Regreso al futuro
geopolítico y, francamente, Michael J. Fox por lo menos tenía
encanto.
Esta
vez no hay encanto que valga; fue más bien un escalofriante Regreso
de los muertos vivientes de cuello y corbata. Bibi y Obama se
esforzaron por subrayar que el lazo entre EE.UU. e Israel es
“eterno”. En realidad Bibi prefirió destacar que las armas
nucleares (inexistentes) de Irán plantean una amenaza existencial
para Israel. Repitió, una y otra vez, que Obama es inflexible:
Israel tiene derecho a hacer lo que quiera para defenderse, su
seguridad no es responsabilidad de nadie más, ni siquiera de
Washington.
Obama,
por su parte, subrayó otra vez que la política oficial de
Washington hacia Irán no es de contención, sino impedir que Irán
adquiera un arma nuclear. Subrayó que la “ventana de oportunidad”
se está achicando; y, por supuesto, que todas las opciones están
sobre la mesa.
La
idea de que el presidente de EE.UU. (POTUS) ignore intencionalmente
el veredicto sobre Irán de su propia sopa de letras de agencias de
inteligencia podrá tomar por sorpresa a un mundo racional. Pero no
se trata de realidad; se parece más bien a un reality de mala
calidad.
Sueña,
sueña, sueño húmedo de colono
Los
que gobiernan Israel –a pesar de la avalancha de desmentidos de los
medios corporativos infestados de neoconservadores de EE.UU.–
fueron absolutamente esenciales en toda la operación de
enardecimiento para la Guerra de Irak; Ariel Sharon alardeó entonces
de que la coordinación estratégica entre Israel y EE.UU. había
alcanzado “dimensiones sin precedentes”.
Bibi
fue solo era uno de tantos entonces –como
detalla Jim Lobe aquí –
citando palabras sabias de Bibi suministradas a un Congreso de EE.UU.
mal informado hasta la inconsciencia en 2002.
Cada
“funcionario israelí” de entonces elucubraba sin aliento que
Sadam estaba solo a meses de conseguir un arma nuclear. La mayor
parte de la “inteligencia” sobre las armas de destrucción masiva
presentada al Congreso y fielmente pregonada por los medios
corporativos fue filtrada, si no enteramente amañada, por los
servicios de inteligencia israelíes, debidamente detallado, entre
otros, por Shlomo Brom en su estudio An Intelligence Failure,
publicado por el Centro Jaffee de Estudios Estratégicos de la
Universidad de Tel Aviv en noviembre de 2003.
Por
supuesto no importó que los inspectores de la ONU no encontrasen
pruebas de un programa de armamento nuclear. Por supuesto no importó
que el yerno de Sadam, Hussein Kamel, quien había desertado a
Jordania en 1995, dijeran con precisión a los inspectores de la ONU
que no había habido ningún arma de destrucción masiva desde 1991.
Ahora
es una doble tragedia, y de nuevo una doble farsa. Hasta los nepalíes
que construyen brillantes torres en Dubai saben que la histeria de
“Bombardead Irán” es la táctica de Tel Aviv para distraer del
tema de la implacable confiscación de tierras/limpieza étnica a
cámara lenta en Palestina y consecuentemente la imposibilidad total,
de facto, de una solución de dos Estados.
Aquí, Jonathan
Cook detalla concisamente
la configuración política francamente temible de Israel después de
las últimas elecciones. La web israelí Ynet ha informado de que los
colonos israelíes no dejan de aclamar al nuevo gabinete. Traducción:
el último clavo en el ataúd del ya muerto y enterrado “proceso de
paz”.
De
modo que ahora tenemos una moderna parábola geopolítica que
intrigaría a Esopo. Bibli insulta en público a POTUS. Apoya
desvergonzadamente a Mitt Romney (¿quién se acuerda?) en las
elecciones presidenciales de EE.UU. Ataca el “proceso de paz” con
una andanada de “hechos en el terreno” creados con misiles
Hellfire (con considerable “daño colateral” palestino). Insiste
en su único mensaje: Bombardead, bombardead, bombardead, Irán. Y
entonces POTUS, en teoría el poderoso Doble 0 Bama con una licencia
(lista) para matar pero que realmente se comporta como un turista
accidental, aterriza en Israel con su lista para matar entre las
piernas, para refocilarse en la gloria de Bibi.
No
es sorprendente que el rabioso tropel neoconservador/israelí ante
todo/bombardead Irán esté encandato. Hace diez años su mantra fue
“Los hombres de verdad van a Teherán”. La pregunta ahora es si
POTUS tendrá los cojones necesarios para hacerlos ceder.
CNN
y la propaganda israelí en la ONU, ver video:
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