miércoles, 20 de agosto de 2014

"Para comprender Palestina hay que conocer las raíces históricas del conflicto"

Entrevista a Martín A. Martinelli, docente-investigador, por Fabricio Lombardo para Revista Último Round

Revista Último Round
Rebelión


-¿Dónde y cuándo surgen los “palestinos”?
-La idea del nacionalismo árabe nace en la época otomana como reacción al dominio de este imperio. Las raíces del movimiento fueron laicas e insistían en sus lazos históricos y culturales, de aquí se derivan los países actuales de Egipto, Siria, Irak, Jordania y los palestinos entre otros. La diferencia con el caso de los palestinos es que el sionismo europeo creó un Estado israelí-judío en el mismo territorio en que ellos pretendían administrar su Estado. 
-¿Cómo se conforma esta identidad?
-Las identidades transnacionales del panarabismo y del panislamismo influyen sobre la conformación de la identidad palestina. De esta manera, la identidad palestina se encuentra dentro del mundo árabe e islámico: es de base étnico-cultural árabe y social-religiosa islámica. Los palestinos son árabes y, en su gran mayoría, musulmanes. La religión en este caso debe ser entendida como parte del patrimonio cultural. Los palestinos buscan consolidar un Estado que los represente.
-¿Qué influencia tuvieron las potencias coloniales de principio de siglo XX?
-Luego de la primera guerra mundial las potencias coloniales incumplieron su promesa de ayudar a la independencia de estos pueblos del dominio otomano. En esa época los palestinos se manifiestan como identidad particular, se proclaman más que nada desde el fin de la primera guerra mundial, aunque esto se venía desarrollando de diferentes maneras entre la población ya que compartían la misma tierra y cultura desde hacía tiempo. Comenzaron teniendo un sentido primero de identificación con su ciudad, luego con su región y por último con Palestina como un todo, similar a otros tantos casos de identidad nacional. Los palestinos lucharon contra el legado otomano, la autoridad mandataria británica y la colonización sionista. Y pasaron por diferentes dificultades para poder conseguir su Estado; su caso tiene similitudes, por ejemplo, con el de los kurdos y los armenios, de los cuales hasta el momento, solo los armenios lograron tener un Estado independiente.
-¿Cuándo comienza el conflicto con los judíos asentados en Palestina?
-Este conflicto moderno tiene su inicio a partir de finales del siglo XIX (1881) con motivo de las migraciones de judíos europeos (aliya en hebreo) de diferentes nacionalidades hacia la región de Palestina, que en esos momentos estaba bajo el Imperio Otomano con una división administrativa en “provincias”, ya que previamente los palestinos tanto judíos, como musulmanes y cristianos, convivieron pacíficamente durante siglos en este territorio. Los franceses e ingleses se dividieron la región de Medio Oriente en 1916. En la Declaración Balfour de 1917, se utilizó como testimonio de la afinidad por las aspiraciones judías sionistas que eran perseguidos por la judeofobia (el mal llamado antisemitismo) que se practicaba en Europa, y buscaron la protección de las potencias para poder crear un Estado judío en Palestina o en otras tierras como por ejemplo Argentina, según planificaban desde el momento en el que se escribe la base de estas ideas en el libro de Theodor Herzl de 1896, El Estado judío. En 1920 se crea el Mandato Británico de Palestina, en donde hoy se encuentran Israel y los territorios palestinos ocupados de Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este.
-Decís que este es un “conflicto moderno”, pero las justificaciones de Israel para asentarse allí son milenarias.
-Empiezo haciendo una aclaración al respecto: la Biblia no es un libro histórico, en el sentido en el que lo analizamos los historiadores. Esto no quita que sea considerado sagrado por muchas personas en el mundo. En este caso Israel con el propósito de legitimar su asentamiento en la zona recurrió a la tradición bíblica (la Torah en este caso, libro sagrado para los judíos), considerando lo escrito allí como una especie de título de propiedad de esas tierras. Denominaron a Cisjordania como Judea y Samaria, junto con la intención de ir aumentando los asentamientos israelíes en esos territorios. En otras palabras, se emplea una justificación bíblica para la obtención de determinadas tierras en el siglo XX. Lo que dice la Biblia - Torah se utiliza para tratar de establecer el mito de que los judíos tienen un vínculo ininterrumpido con esas tierras y por ello les corresponde la misma en desmedro de los palestinos. 
-Por otra parte, mitos extendidos en otros lugares y momentos históricos…
-En efecto, la creación de los mitos que justifican tanto el sionismo, como el apartheid en Sudáfrica o la conquista de América. Estos mitos coloniales pueden resumirse en: “la tierra estaba en estado virgen”; “el pueblo a ser conquistado es de una condición inferior”; “la colonización es una misión civilizadora”, y otros. En el caso particular del sionismo se da la apelación al mandato bíblico, al derecho histórico, al persistente anhelo de la diáspora, a la Shoah (catástrofe en hebreo), a la decisión de las Naciones Unidas (181 de 1947), a la realidad de la conquista militar, a la ininterrumpida residencia judía en la tierra. El Estado de Israel se funda sobre los mitos de “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”, “la voluntaria emigración de los árabes” y las ideas de “hacer florecer el desierto” y dar solución parcial al problema judío en Europa, entre otras.
-¿Qué son las “Intifadas” y cuándo comienzan?
-Entre 1936 y 1939 se produjo una revuelta espontánea que podría considerarse la primera Intifada compuesta básicamente por campesinos y marginados de los centros urbanos, conocida como la Gran Revuelta. Esto marcó la primera reacción masiva a la llegada de judíos europeos. Las revueltas conocidas como Intifada (“levantarse”) podría decirse que comienzan con este hecho. Intifada literalmente significa “el despertar a sobresaltos”, podría decirse que es un producto histórico de todos los esfuerzos previos de resistir a la supresión de la identidad nacional palestina, mediante la expropiación gradual y un control de los territorios ocupados. 
-¿Cuál es el contexto de la formación de Israel, a fines de 1947?
-El sionismo, que es un movimiento político surgido entre europeos judíos, tuvo desde sus comienzos el objetivo de crear un Estado, con un nacionalismo étnico junto a una forma de colonialismo europeo de ultramar. El sionismo buscó que la identidad judía, que es religiosa y en parte cultural, se fundiera en una identidad nacional judía moderna, aunque no tuvieran un único país de origen, ni una misma lengua, ni cultura, ni costumbres en común, por provenir de lugares disímiles. Hasta mediados del siglo XX los ingleses respaldaron la iniciativa del sionismo, y luego de la segunda guerra mundial ese respaldo lo realiza Estados Unidos hasta hoy. En 1947 la ONU, motivada por la responsabilidad y la culpa europea del horror contra los judíos, recomendó un plan de partición que adjudicaba el 54% de la Palestina del mandato británico a la comunidad judía, que ocupaba una pequeña porción del territorio en esos momentos, y el resto a los árabes palestinos. Jerusalén quedaría según esa recomendación como ciudad internacional.
-La reacción a este hecho no se hizo esperar.
-No. En 1948 se produce la guerra entre los ejércitos árabes y el naciente Estado de Israel. Allí son expulsados unos 780.000 habitantes de Palestina, creando el problema de los refugiados más largo de la historia actual, a partir de los ataques y amenazas del ejército próximamente israelí, un hecho que luego se quiso justificar diciendo que en realidad los ejércitos árabes le habían mandado mensajes radiales a los palestinos árabes para que evacuaran la zona, lo cual nunca fue comprobado. La guerra de 1948 en Palestina es conocida por los israelíes como “la guerra de la Independencia”, al mismo tiempo que para los palestinos es al-Nakba “la catástrofe”. En los primeros meses de 1948 las fuerzas armadas judías expulsaron a miles de personas y asesinaron a cientos. En lo que es considerado un intento de limpieza étnica. El mito sionista del éxodo voluntario contrasta con los planes de “transferencia” que tenían los sionistas de trasladar a los palestinos nativos a otros países árabes de la región.
-¿Qué importancia tuvo la guerra de 1967?
-La guerra de 1967 marcó una nueva etapa en el conflicto israelí-árabe e israelí-palestino, por ser la tercera derrota de los países árabes frente al Estado de Israel. Israel ocupó los territorios habitados por los palestinos de Cisjordania (administrada por Jordania) y la Franja de Gaza (administrada por Egipto), junto a la península del Sinaí de Egipto y las alturas del Golán perteneciente a Siria. La cuestión palestina adquirió una nueva dimensión y los Estados Árabes no pudieron recuperar los territorios perdidos, en consecuencia la reacción palestina fue que abandonaron las directivas árabes, todo ello con el agravante de esta situación que gran cantidad de los palestinos pasaron a vivir bajo la ocupación militar israelí. El fracaso militar árabe de 1967 provoca una progresiva palestinización del conflicto y desde 1967 existe una ocupación militar por parte del ejército israelí y la política de asentamientos de israelíes, tanto en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este. 
-¿Qué querés decir con “palestinización” del conflicto y cómo se relaciona ello con la guerra de 1973 y el estatus que logró en esos años la OLP?
-Palestinización en el sentido de que ellos mismos defienden su causa, siendo representados por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), sin la intermediación como hasta ese momento principalmente de la Liga Árabe, y ansían que finalice la ocupación militar de sus territorios. La OLP es reconocida, el papel desempeñado por ella en la recuperación y articulación de la identidad palestina fue sustancial tanto en las comunidades que permanecieron en la Palestina histórica, como en los campos de refugiados y la diáspora. En 1974, en la Cumbre Árabe de Rafat se reconoce a la OLP como “único y legítimo representante del pueblo palestino”. En cuanto a la guerra de octubre de 1973, Siria y Egipto intentan recuperar los territorios ocupados por Israel en 1967, los altos del Golán y la península del Sinaí. Esta última fue recuperada por Egipto, luego de realizar algunas concesiones en el tratado de paz que firmara con Israel recién en 1979.
-¿Qué fue la “Primera Intifada” y qué consecuencias tuvo?
-La “Primera Intifada” se produjo en 1987 y enfrentó a las poblaciones palestinas contra el ejército ocupante israelí. Dicha sublevación fue fruto de la desesperación, la explotación económica, la sensación de no tener salida para la larga ocupación, la expropiación de tierras y los asentamientos judíos. Tiene analogías con la producida en 1936, ya que recae en principio sobre la Palestina rural. Las razones que causaron la primera intifada deben buscarse en los veinte años de ocupación israelí y su política de socavar la existencia nacional y material de los palestinos en su propia tierra. Dejó fragmentadas geográficamente y demográficamente Cisjordania y Gaza mediante una intensa ocupación militar acompañada de nuevos asentamientos. La Intifada comenzó sin que la OLP ni los Hermanos Musulmanes tomaran la decisión política de comenzar con la revuelta.
-¿Cuál es la relación del proceso de Oslo con “Segunda Intifada”?
-En el proceso de Oslo de 1993, lo que la OLP buscaba era negociar sobre el problema de los refugiados, el asunto de Jerusalén y la cuestión de un Estado palestino de pleno derecho. Su objetivo era solucionar lo acaecido en 1948 y no únicamente poner fin a la ocupación israelí de 1967. En la cuestión palestina hallamos algunos sentimientos de fracaso de la población como el fracaso de la paz y a continuación la creación de la Autoridad Nacional Palestina en 1994. La “Segunda Intifada” se produce en el año 2000 y se emplean de parte palestina los ataques suicidas para enfrentar una fuerza militar superior israelí. Se continúa con la ocupación militar y el crecimiento de los asentamientos en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. La esperanza de un Estado democrático laico en toda Palestina pasó a ser la de un Estado palestino en Gaza y Cisjordania. De todos modos en este caso las leyes israelíes son las que imperan, en una zona limítrofe y en litigio dado que no tienen un estatus totalmente definido. Son parte de un territorio ocupado militarmente.
-En este sentido está la construcción del muro que construyó Israel en Cisjordania.
-Sí, Israel ha comenzado a construir en 2002 un muro de ocho metros de alto por dos de ancho, “El muro del apartheid o de separación”, en límite inexacto con Cisjordania, que será de setecientos kilómetros de largo a su finalización. Utilizó como pretexto la seguridad. Pese a ello, en el año 2004, la Corte Internacional de Justicia declaró que el muro violaba el derecho internacional humanitario y de derechos humanos, que se debía desmantelar además de repararse los daños causados por la construcción del mismo. Los palestinos han quedado dispersados en un territorio inconexo. Se aplica un modelo similar al de los bantustanes para dispersar e incomunicar a los palestinos mediante numerosos checkpoints, que son los controles exhaustivos que realiza el ejército israelí en los territorios palestinos.
-¿Israel se opone a la creación de un Estado palestino?
-Sí, en los hechos Israel se opone a la creación de un Estado palestino pero también se niega a conceder derechos plenos y ciudadanía a los palestinos de Gaza y Cisjordania. Los palestinos siguen viviendo sometidos al colonialismo de poblamiento israelí, la ocupación o en otros tantos casos el exilio. La situación en la actualidad nos muestra que existen más de nueve millones de personas árabes musulmanes y cristianos que se identifican a sí mismos y son identificados por otros como palestinos y que están en la búsqueda de conformar un Estado propio, aun con las diferencias políticas internas entre Hamás y Al-Fatah que son las organizaciones más representativas de la Franja de Gaza y Cisjordania. Esto se produce en medio de las dificultades que provoca el constante control militar israelí sobre todo en Cisjordania. Para los palestinos es complicado circular por los territorios que habitan y reclaman, porque deben pasar por los diferentes puestos de control militares israelíes.
-¿Cuál es la situación de Jerusalén hoy día?
-Este conflicto es una “guerra” o más bien una disputa asimétrica entre dos contendientes en condiciones diametralmente opuestas, por lo tanto se necesita un importante cambio de paradigma para llegar a una solución real, lo cual no es imposible pero sí complicado. Pongamos por caso, la indefinición que existe sobre el territorio de Cisjordania. No obstante vale aclarar que, la presunción de que es un conflicto de compleja magnitud, suele ser utilizada como excusa para no buscar las soluciones adecuadas al problema, como podría ser una retirada israelí de los territorios ocupados, lo cual a su vez es intrincado ya que la infraestructura que Israel construye a diario allí lo dificulta enormemente. Un acuerdo equitativo sobre la forma de compartir Jerusalén y los lugares considerados sagrados constituiría una pieza central en el acuerdo entre estos dos pueblos, y la clave para una paz justa y duradera en todo Medio Oriente. De todas maneras es difícil augurar si esto o la creación de un Estado palestino independiente en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este darían solución definitiva al conflicto.
-¿Qué es lo que se pide de un lado y de otro en la actualidad del conflicto?
-Desde el sector palestino se reclama el derecho al retorno de los refugiados, el detenimiento de las políticas de asentamientos israelíes en Cisjordania y el estatus de Jerusalén. Desde el sector israelí, se promete que mientras se realizan las conversaciones por la paz se detendrá la construcción de asentamientos, aunque inmediatamente se continúa buscando como objetivo la consecución de “hechos sobre el terreno”, que significa que lo que está hecho no puede volver atrás. Los palestinos consideran que el territorio de Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza tiene que formar parte del Estado palestino. No obstante ellos consideran “Palestina” a todo el territorio que formaba parte del Mandato Británico de Palestina (1922-1948), pero dadas las condiciones impuestas por las guerras de 1948 y de 1967, anhelaron luego obtener al menos un Estado independiente en Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este, con las dificultades que esto acarrea.
-Desde Israel se dice que Hamás es una organización terrorista. ¿Qué tipo de organización es Hamás?
-Hamás (acrónimo que significa Movimiento de Resistencia Islámica) es una organización que cuenta con una serie de organizaciones dependientes que desarrollan sus actividades en muy diversos ámbitos. Estos abarcan desde la educación cultural y religiosa a los jóvenes a través de sus madrasas, la asistencia social a los palestinos más necesitados, la representación en las instituciones democráticas palestinas. Las últimas elecciones palestinas, bajo supervisión internacional, resultaron en victoria de Hamás, tanto en Cisjordania como en la Franja de Gaza. Siempre hay que tener en cuenta la polivalencia de los términos y quién es el que emite los términos. El gran público en general abreva de la información masiva que simplifica todo: “los musulmanes y los árabes son terroristas, no les importa morir con tal de matar a otro”. Por otra parte, hay que aclarar que no todos los árabes, que es una lengua y una cultura, son musulmanes, que es una religión, ni todos los musulmanes son árabes.
-¿Cuál es el rol de la prensa en el modo en que informa sobre el conflicto?
-Creo que en la prensa ha habido un pequeño cambio, aunque no rotundo en su crítica por la política del ataque israelí sobre todo a partir de difundir la muerte de niños palestinos. Lamentablemente, en Argentina existen falsas acusaciones de judeofobia, erróneamente llamada “antisemitismo”, como la que sufrió Pedro Brieger por explicar la ocupación militar israelí. Además, en las redes sociales ha habido una mayor pronunciación en contra de la forma en que está empleando la violencia el ejército israelí contra la población civil, y esto ha provocado una mayor difusión que en otros momentos de lo que está sucediendo.
-¿Cuáles otros objetivos persigue Israel con estos últimos ataques?
-La política de Israel es aislar todavía más la Franja de Gaza, dejar a Hamás en el poder aunque más debilitado, oponerse a toda posibilidad de unión palestina y desviar la atención de la ofensiva colonialista acelerada en Cisjordania. Mientras que Hamas desea reforzar su posición en tanto que movimiento de resistencia tras los golpes que ha sufrido como movimiento político. Desde Hamas se está ofreciendo una resistencia quizás inesperada para Israel, por ejemplo, el diario israelí Haaretz advirtió sobre la lentitud de la misión y la “matanza al por mayor” de civiles palestinos. La comunidad internacional lamentablemente no interfiere para frenar lo que está ocurriendo, dados los intereses de las diferentes potencias. Al menos hasta ahora han mirado hacia otro lado. Por otra parte, existe sí un movimiento internacional de boicot, desinversión y sanciones a Israel similar al que se utilizó en su momento para detener el apartheid en Sudáfrica que el tiempo dirá si logra ser efectivo. A su vez, Rusia y China que han logrado imponerse ante el inminente ataque de Estados Unidos a Siria en este caso no han intervenido. Las Naciones Unidas han condenado el accionar de Israel en numerosas ocasiones pero Estados Unidos, “el mediador deshonesto”, ha intervenido para salvaguardar sus intereses y los de Israel.
-Por último, hay quienes piensan que el Estado de Israel debe desaparecer como tal porque se creó a partir de una invasión ilegítima y violenta, mientras que otros opinan que Israel tiene el derecho a conformar su Estado allí donde se asentó hace más de medio siglo. ¿Cuál es tu opinión?
-Noam Chomsky dice al respecto de tu pregunta: “Los Estados son lo que son. Ninguno tiene una legitimidad heredada”. Como están las condiciones actualmente, si se pudiese y fuese viable podría formarse un estado binacional o dos estados contiguos, Israel y Palestina, aunque ambas opciones son complicadas teniendo en cuenta cómo está todo a día de hoy. Lo que no hay que dejar de lado es que la mayor parte de las poblaciones optan por vivir allí y no desean la guerra o el enfrentamiento, sino que es algo que se decide mayormente en las altas esferas. El caso de Israel es paradigmático, porque además existe una población al menos tan numerosa como la colonizadora y dominante que pide por un derecho sobre el mismo territorio que considera que le han usurpado. Aclaro que yo estoy en contra de toda esta violencia, es muy importante que se detenga el sufrimiento que soportan tanto los palestinos como los israelíes comunes, que son los más afectados por este conflicto.

Martín A. Martinelli docente-investigador autor del blog mediorienteactual.blogspot.com.ar 
rebelion.org
http://issuu.com/revistaultimoround/docs/ur_06_final/26
www.revistaULTIMOROUND.com.ar

martes, 19 de agosto de 2014

Horror y esperanza en Palestina

19/08/2014 :: MEDIO ORIENTE

x Claudio Katz - La Haine

Israel volvió a perpetrar su repetido crimen en el gueto de Gaza, pero esta vez mediante una guerra contra los niños

 Las imágenes de los pequeños asesinados, las madres enloquecidas de dolor y los jóvenes ultimados mientras recogían a sus familiares, impactaron al mundo. Los videos mostraron la aterradora destrucción de hogares, escuelas, hospitales y mezquitas.
El número de cadáveres supera la mascare precedente del 2009. Ya se computan 1913 palestinos muertos y más de 10.000 heridos, frente a 64 soldados y tres civiles israelíes caídos. Para aumentar el terror de las víctimas los bombardeos fueron anunciados con pocos minutos de antelación.Los habitantes de Gaza quedaron privados de luz, comida y remedios.

La barbarie volvió a desatarse sobre una población condenada a incursiones de exterminio. Israel perfecciona el modelo de Hiroshima, sustituyendo la batalla contra otro ejército por indiscriminadas matanzas desde el aire.

Claudio Katz, Economista, Investigador, Profesor. Miembro del EDI (Economistas de Izquierda). Su página web es: www.lahaine.org/katz
www.lahaine.org

sábado, 16 de agosto de 2014

Comprender Palestina e Israel en Revista Ultimo Round

Entrevista que me hizo Fabricio Lombardo intitulada "Comprender Palestina" 
http://issuu.com/revistaultimoround/docs/ur_06_final/26

Este ULTIMOROUND
Cesar Vallejo, “Me desvinculo del mar” por Raquel Rabinovich. IlustraciónGustavo De Tanti
La sensibilidad de Vallejo por Pablo Nardi. Ilustración Maxi Falcone
10 mitos sobre el conflicto palestino-israelí por Jeremy R. Hammond
Comprender Palestina: entrevista a Martin A. Martinelli por Colectivo ULTIMOROUND. Fotos Maru Lastra Cordero
El aborto en Argentina por Rocío Aime y Valentin Vivas. Fotos Dina Cantoni
"Cucullú, una historia escrita con el tizne de las gomas quemadas" porFabricio Lombardo. Ilustraciónes Paula Lupo
No nací feminista” entrevista a Mariana Carbajal por Mara Yañez. FotosOrlando Gonzalez
"Violeta Parra, viajes de una mujer que no para de renacer" por Germán Batalla. Ilustración Diego Parpaglione
Crónicas bolivarias: Comuneras de Santa Rita por Marco Augusto Teruggi
¿Por dónde la vez, izquierda?: Entrevista a Itai Hagman por Martin Acosta. Fotos Sebastian Trípoli y entrevista a Leandro Amoretti porFederico Aime. Fotos Gerardo Pérez Elío
El Horror.
Editorial ULTIMOROUND número seis

"Tienes que tener hombres que tengan moral… y al mismo tiempo que sean capaces de utilizar sus instintos para matar sin sentimentalismos… sin pasión… sin juzgar… sin juzgar. Porque es el juzgar lo que nos derrota.” Apocalipsis Now
Pensábamos tocarlo más adelante, porque el tema es complejo. Pensábamos destinarle una edición casi completa para poder focalizarnos en el aspecto mitológico e histórico y avanzar por el siglo XX deteniéndonos en los puntos que considerábamos esenciales: el Holocausto, el rol de las potencias, el problema de los desplazados y, obvio, la cuestión religiosa.
Pero las bombas y la muerte lo trastocaron todo. 
Las imágenes que nos está dejando esta nueva “guerra” son de una tristeza indecible, una tristeza que nos hace deambular por las horas ahogados de horror, de impotencia facebookera plagada de hombres sin piernas, de madres llorando, de pibitos que –si tienen la suerte de vivir– no entienden nada. El horror, solo eso. Como lo susurrara Marlon Brando en Apocalipsis Now. Como en Auschwitz.
Nosotros tampoco entendemos. O sí; pero no alcanza. Alcanza para gritar, para denunciar, para manifestarse. Pero no alcanza para quitarse el dolor de la cara, para tomarse un mate tranquilo y pensar que no está pasando nada, porque el aire de Gaza durante estos días lo nubló todo. Espesó el aire y lo volvió irrespirable, nos puso un espejo delante y el reflejo que mostró fue el de un mundo que no merece absolutamente nada.
Ya se sabe: lo que ocurre hoy en Gaza pasará a ser un nuevo hito en esta guerra sin fin, porque cada cierto tiempo Israel invade, somete, asesina y/o desplaza so pretexto de su seguridad contra “los terroristas”, como si estos últimos surgieran de un repollo o como si asesinar despiadadamente desde un ejército regular fuese menos terrible que mediante otros métodos. Israel se asienta con violencia, Palestina resiste con violencia. El resultado: muchos muertos, sobre todo civiles, y muchos pibitos.
Lo extraño es que justamente esta edición estaba pensada para que se tratara de lo contrario, de las luchas que justamente contradicen la idea de que la Humanidad no merece absolutamente nada: la lucha por los derechos de las mujeres y la igualdad de género; la que desde la literatura planteó uno de los más grandes de nuestra América, Cesar Vallejo; y la que ahora un nuevo sector de la política argentina –la llamada Izquierda Popular– emprende con los anhelos de siempre pero con otras formas. La planteada era una edición alentadora, digamos.
Pero en el medio de eso, otra vez Israel y Franja de Gaza. Allí también se lucha, claro que se lucha. Pero una cosa es empujar y otra muy diferente es resistir. En nosotros el resultado lógico fue una especie de contradicción que seguramente podrá percibirse hojeando este número. No es una contradicción ideológica ni política, sino más bien filosófica, existencial; es la contradicción de saber que como humanidad somos capaces de las luchas más hermosas y las miserias más terribles. 
Gaza: muchos muertos, muchos pibitos que podrían ser los nuestros. 
Que son los nuestros. Pibitos que, como escribía Rodolfo Walsh, nacen con el yugo de la ocupación y el sometimiento israelí sobre sus espaldas. De grandes, si tienen la suerte de vivir, seguro que no se van a quedar de brazos cruzados. Y es lógico: algunas certezas fundamentales se aprenden desde muy pequeño. Los niños palestinos saben lo que está ocurriendo: el horror está ocurriendo. En eso, curiosamente, se parecen –y mucho– a los niños judíos de la Alemania Nazi. Exterminados, también ellos, por un ejército regular.

Ver número completo en www.revistaULTIMOROUND.com.ar


miércoles, 13 de agosto de 2014

Lecciones del conflicto en Gaza - Avi Shlaim

Israel afirma que su ofensiva en Gaza es una guerra contra el terrorismo; de hecho, es un acto de terrorismo de Estado. 
Última actualización: 09 de agosto 2014
 Avi Shlaim es profesor emérito de Relaciones Internacionales en la Universidad de Oxford y autor de Israel y Palestina: Valorizaciones, Revisiones, refutaciones (Verso). 

Hamas se suscribe a una ideología anti-israelí violento y que tiene un ala militar, pero también es un partido político con un apoyo popular masivo, escribe Shlaim [EPA] 

El ciclo de violencia que ha envuelto a la Franja de Gaza desde la retirada unilateral de Israel en 2005 es repetitivo y predecible, y profundamente deprimente. En los últimos seis años, Israel ha puesto en marcha tres grandes ofensivas militares en este pequeño, aislado, desesperadamente pobre y densamente poblada enclave palestino. 
Invariablemente, Israel se presenta como la víctima, alegando que el ejercicio de su derecho a la legítima defensa, al tiempo que niega el derecho equivalente a los palestinos. Sin embargo, todas estas guerras fueron instigados por Israel, todos fueron dirigidos contra la población civil, y todos los crímenes de guerra que participan. Ellos son un producto directo del colonialismo israelí, de la ocupación militar más prolongada y brutal de los tiempos modernos. 
La brutalidad israelí contra la población civil a escala nuevas alturas en la actual guerra que Israel llama de manera fraudulenta "Operación protectora Edge." En esta guerra, el ejército israelí, que en su lengua orwelliana propagandistas israelíes les gusta llamar "el ejército más moral del mundo", ha estado lloviendo muerte y destrucción en la población cautiva de la Franja de Gaza con poco esfuerzo por distinguir entre civiles y militares objetivos. 
Además de continuar la lucha contra el Hamas, el ejército israelí ha bombardeado viviendas particulares, mezquitas, hospitales, clínicas de salud, ambulancias, la Universidad Islámica de Gaza, y las escuelas y refugios de la ONU. También dirige y destruyó la planta sólo el poder, así como los sistemas de agua y alcantarillado, conducción de Gaza al borde de una catástrofe humanitaria. Se estima que $ 5 mil millones de dólares en daños han sido causados. Más de 475.000 personas han sido desplazadas. La cifra de muertos israelíes se sitúa en el 67 a 64 soldados y 3 civiles. El ejército israelí ha matado a unas 1.900 personas, la mayoría civiles, de los cuales 450 son niños, e hirió a 9.500. 
La defensa propia contra quién? 
Como de costumbre, Israel pretende que su pelea es con Hamas, no con el pueblo de Gaza. La razón aparente de la guerra es proteger a los civiles israelíes con cohetes y morteros contra los ataques de los militantes de Hamas. En efecto Israel afirma que ésta es una guerra contra el terrorismo. En verdad se trata de un acto de terrorismo de Estado. El terrorismo es el uso de la fuerza contra los civiles con fines políticos. 
El fin político en este caso es mantener la ocupación ilegal de Israel de los territorios palestinos; para evitar que la unidad entre Gaza y Cisjordania; y negar al pueblo palestino su derecho natural a la independencia y la estadidad en sus tierras, en el 22 por ciento que les queda de la Palestina histórica. 
 
La narrativa israelí sobre la guerra, en pocas palabras, es que Hamas es una organización terrorista, es un error de negociar con terroristas, y la única manera de lidiar con ellos es por la fuerza militar. La realidad es más compleja. 
En primer lugar, el discurso oficial omite el hecho crucial de que, aunque Israel se retiró unilateralmente de Gaza en 2005, según el derecho internacional sigue siendo una potencia ocupante, ya que controla los cruces terrestres hacia Gaza, su espacio aéreo y las aguas territoriales. Por otra parte, después de retirarse de Gaza Israel continuó ampliando sus colonias ilegales en Cisjordania y estas colonias constituyen el principal obstáculo para la paz. 
En segundo lugar, Hamas no es una organización terrorista, aunque no recurrir a los ataques terroristas contra civiles israelíes en su contrario legítima resistencia a la ocupación israelí. Tampoco es un movimiento yihadista como afirman sus críticos. Lejos de ser un movimiento mesiánico, es una organización local con un local en lugar de una agenda global. 
A los ojos de los árabes y los musulmanes ordinarios en todo el mundo, es un grupo patriótico que lucha con valentía encomiable ante las circunstancias. Sin lugar a dudas, Hamas se suscribe a una ideología anti-israelí violento y que tiene un ala militar, pero también es un partido político con un apoyo popular masivo y esto lo convierte en un actor político legítimo. 
Hamas ganó una elección justa y libre en 2006 y formó un gobierno que se ofreció a negociar un alto el fuego a largo plazo con Israel. Israel se negó a reconocer al gobierno palestino democráticamente elegido y las negociaciones rechazadas. Al año siguiente, Hamas y Fatah formaron un gobierno de unidad nacional y la renovación de la oferta de negociar. 
Los papeles de Palestina , un alijo de 1.600 documentos diplomáticos filtrados a Al Jazeera, revelan que Israel conspiró con Fatah, Egipto y los EE.UU. para derrocar a este gobierno, obligando a Hamas a abandonar Cisjordania y la toma del poder en Gaza. El próximo paso de Israel fue imponer un bloqueo a Gaza en violación de muchas de las disposiciones humanitarias de la Cuarta Convención de Ginebra. Este asedio salvaje de los 1,8 millones de habitantes, en su mayoría refugiados de las guerras árabe-israelíes anteriores, aún es impuesta por Israel con la ayuda del régimen militar que recientemente suprimió la democracia en Egipto. 
Por último, está la negativa de Israel a hablar con Hamas sobre la base de que es una organización terrorista. El registro histórico muestra que a pesar de su terrible Carta, Hamas está dirigida por líderes políticos pragmáticos que se han establecido para una solución de dos estados a lo largo de las líneas de 1967, y que han hecho todo lo posible para poner fin al conflicto por la vía diplomática. 
Un paso importante en esta dirección fue el acuerdo de reconciliación entre Hamas y Fatah y la formación, el 2 de junio, de un gobierno de unidad nacional. Este gobierno de Ramala se compone de los líderes de Fatah, figuras políticas independientes y tecnócratas; que no incluye un solo ministro, afiliado a Hamas. Y cumple plenamente los tres criterios principales del Cuarteto para calificar como socio negociador: reconocer a Israel; respeto pasado acuerdos; y renunciar a la violencia. Sin embargo, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu denunció este gobierno esencialmente moderada como un voto para el terror, no para la paz. 
Una narración ficticia 
Los términos en que Netanyahu y ​​sus colegas de derecha enmarcan el conflicto con Hamas es una mezcla de medias verdades, mentiras completas, engaño deliberado, y la doble moral alucinantes. Su narrativa no ofrece ninguna manera decente de el enigma. Es el problema, no la solución. Esto hace que sea imposible hacer frente a las verdaderas raíces del conflicto palestino-israelí. Este es un conflicto político para que, como el registro histórico demuestra de manera concluyente, no hay una solución militar. 

 

De ello se desprende que si Israel se adhiere a su política actual, el resultado sería más de lo mismo: más violencia, más sangre, más terror, más destrucción sin sentido, más sufrimiento humano, más guerras, y más crímenes de guerra. En resumen, la narrativa israelí gira en torno a la demonización de Hamas y la demonización conduce directamente al estancamiento diplomático. 
La comunidad internacional tiene tanto una moral y una obligación legal de proteger a los civiles palestinos que viven bajo la ocupación militar de Israel y para hacer a Israel para dar cuenta de sus violaciónes persistentes de las leyes de la guerra y del derecho internacional humanitario. 
La política occidental de negarse a colaborar con Hamas, de apoyar la interpretación perversa de Israel del derecho a la legítima defensa, y de dotarlo de armas que se utilizan varias veces para bombardear un pueblo indefenso es moralmente indefendible y, por tanto, en última instancia, insostenible. 
Secretario general de la ONU Ban Ki-moon, calificó el ataque israelí en Rafah, en el que murieron un gran número de civiles refugiados en escuelas de la ONU, "una vergüenza moral y un acto criminal". Esta descripción resume adecuadamente toda la política de Israel en el conflicto con Gaza. 
Por sus propias acciones Israel ha socavado cualquier reclamación que podría haber tenido que dictar los términos en los que el mundo debería ver su confrontación con Hamas. Una nueva narrativa se necesita con urgencia, una basada en los hechos reales de este trágico conflicto, el derecho internacional y la decencia humana. 
Avi Shlaim es profesor emérito de Relaciones Internacionales en la Universidad de Oxford y autor de The Iron Wall: Israel y el mundo árabe e Israel y Palestina: revaluaciones, revisiones, refutaciones. Él va a donar el costo de este artículo para Ayuda Médica para los palestinos . 
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Al Jazeera. 
Fuente: Al Jazeera
http://plataformadistritocero.blogspot.com.ar/

lunes, 11 de agosto de 2014

“EL HUMANISMO ES LA ÚLTIMA TRINCHERA DE RESISTENCIA QUE TENEMOS”

LUNES, 11 AGOSTO 2014 18:32     |    
Mariam Cortas Said. Escritora, vicepresidente de la Fundación Barenboim-Said.
Se ahonda la brecha entre los que creen que es posible la coexistencia intercultural y los que ven inevitable el choque de regímenes belicosos, señala esta intelectual pacifista.
Fabián Bosoer
Habla del conflicto israelí-palestino, pero se refiere a la encrucijada de la cultura occidental enfrentada a sus propios fantasmas y demonios. Todo tambalea en Oriente Medio, nos dice, y no estamos preparados para imaginar hacia dónde va el mundo árabe, con tantos focos de conflicto y convulsiones en curso. Se agranda la brecha entre quienes creen que es posible la coexistencia entre pueblos y quienes consideran inevitable el choque superpuesto de nuevas y viejas beligerancias, señala esta intelectual árabe-americana y activista cultural por la paz: “No son sólo las fronteras físicas las que están en cuestión: también las mentales”, nuestro modo de pensarlas, sostiene. Es Mariam Cortas Said, viuda del escritor e intelectual Edward Said y vicepresidente de la Fundación Barenboim-Said, proyecto de su esposo con el gran pianista, creadores de la Orquesta West- Eastern Divan. Ella nació y creció en Beirut, Líbano, vive hace varias décadas en Nueva York y estuvo esta semana en Buenos Aires, donde recibió un doctorado honoris causa y participó de actividades en la Maestría en Diversidad Cultural de la Universidad de Tres de Febrero (UNTREF).
Es ineludible preguntarle en primer lugar por lo sucedido en Gaza y sus consecuencias ...
Lo que está pasando en todo Medio Oriente en este momento es más que terrible: es horroroso. Es una repetición de lo que ha estado pasando durante los últimos siete u ocho años, pero agravado aún más por el bombardeo masivo al que están expuestas las poblaciones civiles. Cohetes de un lado, bombardeos masivos del otro; al final, no importa quién empezó ni cuál sea la justificación: nadie puede pretender la razón sosteniendo que es inevitable la matanza de mujeres, niños y ancianos de manera indiscriminada.
Se habla de “defensa propia” frente a “autodeterminación”: todo pueblo tiene derecho a defenderse cuando ve amenazadas sus vidas, todo pueblo tiene derecho a liberarse de la dominación para construir su destino. ¿Es inevitable la guerra?
Todos tienen derecho a la defensa propia. Todos tienen derecho a la autodeterminación. Todos tienen el derecho a resistir. Y todos son seres humanos; y al final, lo humano es el aspecto más importante en todo esto: las vidas que se pierden en las hogueras de una civilización. Este bombardeo extensivo y sostenido sobre Gaza fue en 2006, 2008 y 2009, en 2012, y esto de ahora. Parece estar acelerando la escalada del conflicto, pero hacia dónde no lo sabemos.
¿Cuál es la clave para entender este conflicto? ¿Es geopolítico, cultural, religioso, nacionalista?
No creo que sea un conflicto cultural o religioso, aunque tenga esos elementos también, que se utilizan para marcar las diferencias aparentemente irreconciliables. Los israelíes no se propusieron crear un nuevo Estado colonial, pero es lo que terminó ocurriendo. Cuando Israel declaró su independencia, y más adelante peleó la guerra de 1948 y ganó una parte muy importante de tierra, un gran pedazo de lo que era conocido como Palestina, y luego de las distintas guerras con los países árabes, terminó convertido en un Estado expansionista. Es una parte del problema que no puede desconocerse si se quiere encontrar una solución. Los palestinos no pudieron tener su propio Estado en su territorio. Es tan simple y complicado como eso. Hamas es otra expresión más de ese proceso que no podemos justificar pero de lo que tampoco el Estado de Israel, y sobre todo estos gobernantes actuales, pueden desentenderse, porque indirectamente los han alentado. En realidad el conflicto no es tan antiguo ni de los tiempos bíblicos, en absoluto. Es un conflicto moderno que comenzó en el siglo XIX.
Un conflicto del siglo veinte en una región que parece volver al siglo XIX o más atrás aún, a los tiempos de los imperios, las cruzadas y guerras religiosas ...
Eso es cierto, es lamentablemente cierto. Hubo una gran esperanza con la llamada Primavera Arabe pero resultó en gran medida frustrante. En Egipto han vuelto al poder los militares. Las guerras religiosas son atizadas por los grandes intereses económicos y poderes que están involucrados en toda la región. Están despedazando países, como sucede en Irak a partir de la invasión de EE.UU., en Líbano y en Siria hoy. Las grandes fuerzas y potencias que conquistaron Oriente Medio y los movimientos nacionales que las enfrentaron están todos actuando como fuerzas centrífugas. Lo que es más peligroso ahora es el extremismo islámico que no sólo quiere volver al pasado, al siglo XII o XIII, sino que están en contra de cualquier forma de diversidad, de coexistencia de ninguna clase. Eso es contrario a la propia historia, porque esa región (específicamente Líbano, Siria, Irak, Jordania y Palestina) ha sido un área donde la diversidad y las religiones pudieron coexistir pacíficamente. Tenían vínculos de coexistencia entre ellos. Esto es lo que es aterrador en este punto. Que tanta fuerza destructora cargada de fanatismos religiosos esté pasando al frente. Esto es lo que está preocupando en la mayoría de los países árabes. La región está en caos.
Pero la resolución del conflicto palestino-israelí parecía estar al alcance de las manos con los distintos acuerdos de paz de los últimos veinte años. ¿Qué es lo los hizo fracasar?
La cuestión de Palestina nunca se ha resuelto, y eso agrega combustible al fuego porque lo que está en juego es lo que un pueblo considera que se trata de una ocupación colonial que debe cesar. Dividieron a los palestinos en dos entidades, Cisjordania y Gaza, luego dividieron la Cisjordania en zonas. La mayor parte de las áreas pobladas en Cisjordania, que tenían grandes poblaciones, se las dieron a la Autoridad Palestina y dijeron “ustedes háganse cargo de su gente”. Pero luego procedieron a crear más asentamientos, a tomar más del agua de Cisjordania, a construir drones que circundan las aldeas y a crear lo que es más o menos un Estado apartheid. Gaza ha sido bloqueada durante al menos ocho años y medio. Dejaron Gaza y desmantelaron los asentamientos allí, pero lo que hicieron fue que los encarcelaron. Les dicen que es su tierra, que pueden quedarse, pero no pueden salir ni usar sus cielos ni pescar sin permiso. Y con el bloqueo comenzaron a restringirlos para recibir cualquier cosa. Todo en el nombre de la autodefensa. Deberían haber comenzado por evitar convertir ese territorio en lo que lo han convertido haciendo de sus vidas un infierno y sin poder salir de allí.
1P
Raíces del odio. “Es aterrador que tanta fuerza destructora cargada de fanatismos religiosos esté pasando al frente” dice Cortas Said / MARIA EUGENIA CERUTTI

¿Cómo se detiene esta escalada y se puede encauzar este torrente de fuerzas encontradas en un curso de resolución pacífica? ¿Todo remite a cumplir con el mandato de la ONU del ‘47 y a la creación de un Estado palestino?
Lo cierto es que no hay tal cosa como un Estado palestino junto a un Estado israelí, y dudo que como están las cosas eso sea algo realista y posible. La solución de dos Estados lleva largo tiempo muerta. Sólo habrá un Estado en el que vivirán judíos y palestinos en la misma tierra. No veo otra forma. Porque, verá, hay tantos asentamientos en Cisjordania que no pueden ser desmantelados. Entonces, ¿qué van a darles a los palestinos? ¿Cinco por ciento de Palestina?¿Cinco por ciento, un poco aquí, un poco allá, otro poco acá? Eso no puede ser un estado viable. Y está claro que los israelíes que viven allí no se irán de allí. Lo que tienen que hacer ahora es lo que no quieren hacer: decir “los palestinos son parte del Estado, de la tierra que queremos”. Los actuales líderes israelíes quieren mantener al ejército en el valle del Jordán, seguir controlando Jerusalén. Quieren hacerlo así y tienen la fuerza para imponerlo, pues bien, las poblaciones están allí y se van a quedar y van a resistir, tienes que tratar con ellas. Tendrán entonces que hacerlos ciudadanos con plenos derechos. Y van a tener otro problema, la paridad demográfica entre las dos poblaciones. Sea como sea, la decisión depende de los israelíes ahora, en la guerra o en la paz que pueda lograrse.
¿Cuál sería entonces un nuevo punto de partida para un acuerdo que no sea sólo una tregua más hasta la próxima escalada?
Desafortunadamente con todo lo ocurrido en los últimos años y ahora con esto, las diferencias entre los palestinos y los israelíes se han ampliado. La situación ha empeorado. Habrá que conducirlo de vuelta a un momento anterior, desactivar las formas inmediatas de la agresión. No hay posibilidades de que dos pueblos puedan coexistir en esta tierra con el odio que vemos hoy. Si lo ponemos en los términos de dos pueblos luchando por un mismo territorio, ninguno podrá ganar, ambos serán perdedores. Porque cada uno va a luchar hasta el final. Y cuando luchen hasta el final, se habrán aniquilado el uno al otro. Militarmente, no hay solución, Absolutamente ninguna solución.
¿Entonces?
El humanismo es la última resistencia, y la única resistencia, que todavía tenemos. Debemos luchar por ese humanismo, en el que nos reconocemos e intentamos tratarnos como seres iguales desde el reconocimiento de nuestras diferencias. Buscar escucharnos, entendernos y ver cómo, a uno y otro lado, podemos avanzar.
Edward Said, su compañero de vida, escribió sobre el “Orientalismo” como el modo en que Occidente distorsionó sus miradas sobre Oriente. ¿Ve algo de eso en la mirada actual sobre los árabes y el islam?
Así es. El orientalismo adopta ahora una forma diferente, que es la islamofobia. Pero también ha prendido en el mundo árabe, cuando se pretende implantar la idea de una “islamización” homogénea que termina aplastando la verdadera autodeterminación y borrando la diversidad cultural y religiosa en esos pueblos.
Copyright Clarín, 2014.
http://catedraedwardsaid.com.ar/

martes, 5 de agosto de 2014

“Sólo habrá un Estado”

MARIAM CORTAS, VIUDA DEL ESCRITOR EDWARD SAID
Por Patricio Porta
Israel quiere darle una lección a Hamas, pero sólo está castigando a la población palestina. Mariam Cortas de Said (foto) es categórica a la hora de hablar sobre los bombardeos israelíes en la Franja de Gaza. La reconocida activista y viuda del escritor palestino-estadounidense Edward Said criticó con dureza la indiferencia de Estados Unidos y algunos países árabes frente a la operación Borde Protector llevada adelante por Israel. “El mundo no puede permitir que esto siga ocurriendo. Estoy muy enojada con Estados Unidos por apoyar esta situación, que sólo afecta a civiles y a niños, principalmente. Esto es contrario a cualquier ley, a cualquier país civilizado”, dijo a Página/12. En su cuarta visita a la Argentina será distinguida con el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de Tres de Febrero, junto al director de orquesta Daniel Barenboim y a su marido –en un reconocimiento posmortem–. Ambos fueron los creadores de la Orquesta East-Western Divan.
El proyecto que busca acercar a israelíes y palestinos nació gracias a la iniciativa de estos dos amigos en Weimar en 1999, cuando la ciudad alemana ostentaba el título de Capital Europea de la Cultura. Por falta de presupuesto, la orquesta se mudó por un tiempo a Estados Unidos hasta establecerse definitivamente en Sevilla en 2002. “Luego se creó la Fundación Barenboim-Said, que recibió el dinero necesario para continuar con el taller y hacer las giras. Eso nos permitió expresar el mensaje por todo el mundo. Es un proyecto muy exitoso, pero alcanzar nuestro objetivo es difícil. No es nada fácil con lo que pasa constantemente en Medio Oriente”, admitió Cortas de Said.
Libanesa de nacimiento, Cortas de Said conoce muy bien la dinámica de la región y no es optimista ante una posible tregua entre Hamas e Israel. “Es una masacre terrible. El problema es que hay una desproporción enorme entre el ejército israelí, que tiene un equipamiento moderno, y una organización que trata de resistir una ocupación y un bloqueo. Quieren terminar con Hamas, pero no lo van a lograr. Cuando estás en una prisión a cielo abierto sometido a un bloqueo por nueve años no vas a rendirte, porque no tenés nada que perder. Vas a continuar la lucha. Ahora Hamas lanza estos estúpidos cohetes. No creo en las soluciones militares”, sostuvo, y agregó que el modo de terminar con el conflicto es mediante una resistencia pacífica.
En tanto, consideró que la estrategia de “dos Estados para dos pueblos” es inviable y reconoció que, dados los hechos, es más realista pensar en un modelo similar al de la Sudáfrica del posapartheid. “No creo que vaya a existir un Estado palestino. Los hechos lo demuestran. La política de asentamientos en Cisjordania no va a ser revertida. Al final, sólo habrá un único Estado. Eso es lo que parece ahora. La tierra es limitada y está divida en pequeños enclaves. No hay continuidad para un Estado palestino”, afirmó con amargura.
Cortas de Said también destacó la complicidad de Estados Unidos, Arabia Saudita y Egipto con la política belicista de Israel. “Nuestros mayores problemas vienen de países como Arabia Saudita. Tienen dinero e influencia y lo único que les importa es sobrevivir. Ellos juegan con la religión y crean situaciones problemáticas. Los sauditas y los aliados de Estados Unidos van a hacer lo que ellos pacten. Sólo hablan y envían alimentos a la población de Gaza, lo cual es insultante. Egipto, por su parte, está fuera de juego. Con todos los problemas que tiene, no quieren lidiar con lo que pasa en Gaza. Y al hacer eso, están empeorando la situación”, aseguró en relación con el cierre del paso fronterizo de Rafah.
Al mismo tiempo, cuestionó la eficacia de Naciones Unidas para intervenir en el conflicto. “La ONU es una organización muy limitada. Ahora que la han atacado tanto y que la población está alzando su voz, la voz de Naciones Unidas se escucha un poco más fuerte. Pero Estados Unidos no deja que la ONU funcione correctamente. Si algo no le gusta, lo veta. Entonces, la ONU es poco efectiva”, sentenció Cortas de Said. “Por un rato el mundo condenará a Israel y en poco tiempo la gente se olvidará. Luego crearán nueva propaganda. Cuando uno lee los diarios en Estados Unidos nos damos cuenta que la gente está a favor de este ataque”, agregó.
Con su marido compartió el compromiso con la causa palestina. Después de casados, se instalaron en Nueva York, donde comenzaron a trabajar con distintas organizaciones árabes. En 2002, un año antes de su muerte, Edward Said apoyó la creación de una nueva fuerza política capaz de quebrar la hegemonía de Hamas y Al Fatah. “Al Mubadara –Iniciativa Nacional Palestina– fue un partido fundando por Mustafa Bargouthi, quien está aún en Palestina y es miembro del Parlamento. El comenzó con este movimiento. Mi marido y el doctor Abdul-Shafi lo apoyaron en esto. Es un partido progresista y secular que no está afiliado con ninguno de los movimientos existentes. No tiene nada que ver con un movimiento de liberación nacional, es simplemente un partido político que demanda justicia y el fin de la ocupación. Un partido para ayudar a Palestina”, explicó.
Vicepresidenta de la Fundación Barenboim-Said y miembro fundadora del Comité Americano-Arabe contra la Discriminación (ADC), Cortas de Said reivindica la obra de su marido, especialmente su libro Orientalismo, en el que trabaja la mirada sobre Oriente desde del mundo occidental. “El orientalismo ha adoptado una forma diferente. Ahora existe la islamofobia. Se describe a los musulmanes de modo denigrante. Se crea una cierta imagen de Oriente y los orientales comienzan a creérsela y a incorporarla. El enfrentamiento actual entre sunnitas y chiítas es una forma de orientalismo. La religión es siempre una carga en todas partes del mundo. Si se quiere construir una nación no se puede privilegiar a un grupo por sobre el resto. Las naciones –concluyó– no deberían basarse en la religión.”
www.pagina12.com.ar

lunes, 4 de agosto de 2014

Khatchik Derghougassian. "El conflicto en Medio Oriente ya no es bilateral; traspasa las fronteras y las cuestiona"

Experto en temas internacionales, señala la ideología expansionista del islamismo y la "derechización" israelí como ejes de una disputa cuya solución territorial es clave, pero lejana
Por   | Para LA NACION Foto La Nacion/ Silvana Colombo

Las imágenes de la Franja de Gaza se multiplican, obscenas, cada día, todos los días, desde hace tres semanas, y convierten a ese pequeño territorio en un campo bélico, un verdadero infierno y una zona de desastre humanitario: el 50% de la población tiene menos de 15 años y el 75% de las víctimas son civiles, mujeres, niños y discapacitados que mueren en los bombardeos a escuelas, hospitales y mercados.
"Los bombardeos no discriminan. En Gaza, la mayoría de la población es civil y, por lo tanto, la mayoría de las víctimas son civiles. Hay que pensar lo que es Gaza: tampoco tienen refugios, no tienen dónde irse. Esto genera trauma, resentimiento, y es un caldo de cultivo para reclutar y seguir el conflicto", afirma Khatchik Derghougassian, profesor en la Universidad de San Andrés, especialista en temas de seguridad internacional y Medio Oriente, para quien "el mayor peligro en esa zona hoy es el islamismo y sus ideologías expansionistas", que postulan una "interpretación dogmática del islam".
Derghougassian -doctor en Estudios Internacionales por la Universidad de Miami- explica por qué la comunidad internacional no puede intervenir en el conflicto de Gaza, sino los propios actores interesados, y afirma que para que haya un proceso de paz debe haber un gobierno de unidad palestino, la aceptación de ese gobierno por parte de Israel y el reconocimiento del Estado palestino por parte de los actores más inmediatos: Israel, EE.UU. y los países europeos. Sin embargo, la solución parece lejana, no sólo por lo que llama la "derechización de la política israelí: "El fracaso del proceso de paz y las crisis internas de los países de Medio Oriente generaron un conflicto que traspasa las fronteras y las cuestiona. Ése es el problema", dice.
-¿Se puede pensar que el origen de la guerra en la Franja de Gaza fue el secuestro de los tres adolescentes israelíes?
-No, cada vez hay más evidencias de que el secuestro de los tres adolescentes fue nada más que la oportunidad, el argumento o la excusa. Desde el primer momento, la Autoridad Palestina colaboró para encontrar quiénes lo hicieron, pero el discurso del primer ministro Netanyahu fue muy tajante. Dijo: "Hamas es el responsable". De hecho, hasta la policía israelí dijo que fue otro grupo extremista, y no Hamas. Y, en general, si uno piensa en los conflictos de Medio Oriente, y especialmente si involucra un proceso militar, las causas iniciales después desaparecen. Tomando distancia, es como la Primera Guerra Mundial con el asesinato del archiduque Francisco Fernando. En este caso también: Gaza es una fijación para Netanyahu y, por otra parte, Hamas también está dispuesto a reaccionar en cualquier oportunidad. Entonces, hay una especie de acuerdo tácito de que si se presenta la oportunidad, va a haber lo que en la jerga internacional se llama "el juego de gallina", o sea, una prueba en la que se ve quién cede primero o quién aguanta más. No creo que éste haya sido el argumento inicial. La escala de la violencia llega a tal punto que las causas desaparecen, como si no existiesen.
-¿Cuáles son los objetivos primordiales de Israel? ¿Ocupar ese territorio, demostrar poder, eliminar a Hamas?
-Según la declaración de Netanyahu es la desmilitarización de Gaza, y en definitiva, la eliminación de Hamas. El problema es que es un objetivo maximalista que nunca se va a poder cumplir. Descarto la ocupación de Gaza, porque el costo va a ser muy alto. Hamas no va a rendir las armas ni va a abandonar Gaza. Por lo tanto, creo que lo más sincero de las declaraciones de Netanyahu es llamar a prepararse para una larga guerra, una continuidad de lo que vemos desde hace 10 años. En los últimos años es el cuarto o quinto intento de invasión en Gaza. En cualquier momento viene una tregua o un cese del fuego, pero mientras no se resuelva el tema fundamental, que es el tema de los dos Estados, no es raro que esto se repita a otra escala, en otras circunstancias. Aparentemente, la estrategia es contener este conflicto en Gaza, pero nunca se sabe cuándo esto puede desbordar.
-La comunidad internacional condena el conflicto, lo rechaza y se escandaliza. Pero ¿qué herramientas tiene para poder interceder y frenarlo?
-El concepto de comunidad internacional es muy abstracto y no se sabe bien a qué refiere. Muchas veces, puede emitir un juicio moral y ético de lo que está pasando, pero no ayuda a entender y a vislumbrar una solución. Los organismos internacionales no intervienen: los que intervienen son los actores y Estados interesados en intervenir. En este caso, la capacidad de intervención es mucho menor que en otros conflictos y depende de los actores involucrados: Israel, Hamas y la Autoridad Palestina. Más allá de estos actores, evidentemente EE.UU. es fundamental para cualquier solución inmediata o a largo plazo. Y hay tres países en la región con la capacidad y el interés para intervenir. Uno es Egipto, un actor fundamental, porque no se puede imaginar una solución sin que Egipto facilite a Gaza esa conexión con el mundo exterior. El otro es Qatar, porque tiene un activismo diplomático. Y Turquía, aunque aspira a hacerlo, su intento tiene que ver más con intención de captar ciertos votos en su propio país. Si no intervienen estos actores, lo que hagan o digan los organismos internacionales no va a tener relevancia. Lo que me parece que éticamente se debe pensar, no sólo en el caso de Gaza, es cómo llegar a estas zonas de desastre humanitario y a las poblaciones más vulnerables en los conflictos.
-¿Y quiénes tienen liderazgo moral para hacer algo así?
-Me atrevo a mirar a Sudamérica. Me atrevo a mirar a Brasil, la Argentina y Chile. Sudamérica podría jugar un rol desde esta perspectiva, no involucrándose en los conflictos, pero sí atendiendo al problema de desastre humanitario en las zonas de conflicto.
-¿Cuán equivocada es esta mirada de "buenos y malos", de "culpas y responsabilidades" que se escucha en algunos análisis?
-No me gusta hablar en estos términos, porque le quita credibilidad al análisis. No existen culpas, pero sí uno puede tomar postura a favor de ciertos principios. Y uno de ellos, en el caso del conflicto Israel-Palestina, es el de los dos Estados y el derecho de existencia, en fronteras seguras, de Israel. Éste es un principio sobre el cual se tiene que edificar el futuro proceso de paz en Medio Oriente. Hoy, el mayor peligro en Medio Oriente es el islamismo -no el islam- y sus ideologías o visiones expansionistas, que rechazan la presencia del otro y que por la fuerza de las armas y por cierta capacidad de reclutamiento se imponen y sirven a los intereses de quienes quieren culpar al islam. Es un sector que rechaza absolutamente toda presencia que no sea su interpretación dogmática del islam que tienen. Y repito que esto difiere de otros contextos islámicos, donde, por el contrario, la protección de los pueblos del libro -cristianos y judíos-, y cierta apertura cultural es lo que caracteriza al islam. Esta interpretación cerrada del islam, entre otras cosas, les niega a los judíos la existencia de Israel.
-Y niega el Holocausto.
-Lógicamente. Y tienen el discurso para avanzar con estos temas. Con Ahmadinejad también había cuestionamiento del Holocausto y ese discurso anti-Israel. Hoy, hay que decirlo, la población más vulnerable, menos protegida, más ignorada en el mundo son los cristianos en Medio Oriente y lo que están padeciendo en Siria, en Irak. En Mosul, por ejemplo, los cristianos tienen tres opciones: pagar un impuesto elevado, convertirse al islam o enfrentar la muerte. Es más, estos sectores islamistas no tienen ningún respeto por el valor cultural del patrimonio de la humanidad: destruyeron estatuas de Buda en Afganistán, lugares sagrados en Mosul y no tienen ningún problema en dinamitar mezquitas chiitas.
-¿Qué futuro imagina para Medio Oriente?
-Sinceramente es muy difícil ver el futuro en este contexto. En los 90 uno podía.
-¿Por qué es más impredecible ahora que en los 90?
-Porque el fracaso del proceso de paz, por un lado, y las crisis internas de los países de Medio Oriente generaron un conflicto que ya no es bilateral o interno. Hoy estamos hablando de un conflicto que traspasa las fronteras y las cuestiona. Éste es el problema. Tampoco estamos hablando de todos los países. Egipto, Marruecos y Argelia tienen problemas internos. Túnez los tiene, pero no llegan al grado de fragmentación en que se encuentran países como Siria, Irak, el Líbano. Está claro que acá hay sectores muy vulnerables que vienen perdiendo en los últimos casi 20 años, que son los cristianos de Medio Oriente. El desastre de los cristianos es un desastre humanitario, pero por otra parte también le está quitando a la región un pasado que es propio del cristianismo. Al fin y al cabo, el cristianismo nació allá. Está desapareciendo uno de los rasgos de la civilización de Medio Oriente, y ésa es la barbarie. Sobre eso hay que hablar también.
-¿Y por qué ese tema está invisibilizado?
-No quiero ser muy pesimista, pero en Ruanda hubo un genocidio y nadie se movió. Otra pregunta es qué se hace. Aquellos que en la administración de Bush organizaron la intervención militar y la ocupación de Irak sobre la base de dos mentiras tuvieron la capacidad de convencer a la opinión pública y al electorado que estaba bajo el impacto del 11 de Septiembre. No encontraron ni las armas de destrucción masiva ni había vinculación con el terrorismo. En esta invasión, el primer edificio que las fuerzas estadounidenses ocuparon y protegieron fue el Ministerio del Petróleo en Bagdad, en un momento que se quemaba la biblioteca. Es ingenuo pensar que aquellos que planificaron esta incursión iban a considerar a Bagdad como patrimonio cultural de la humanidad. Si uno puede hacer un paralelo y piensa en la revolución en la plaza Tahrir, en El Cairo, los que se movilizaron para pedir el fin del régimen, para la democracia, formaron una cadena humana en el Museo de El Cairo, para que no sucediera lo que pasó en Bagdad y en otras partes.
-Volviendo al conflicto de Gaza, ¿cree que una solución territorial es la salida?
-La solución territorial de ninguna forma es la salida mágica, pero abre un proceso muy distinto del horizonte conflictivo que ahora se ve. Si hay un punto de donde hay que empezar, en este caso, es la solución de dos Estados y la creación del Estado palestino. Ahora, la creación del Estado palestino no va a tener un impacto inmediato en el conflicto de Medio Oriente, porque son cosas distintas. Al contrario, probablemente la creación de este Estado va a ser explotada por algunos sectores islamistas para fomentar mayor odio o mayor rechazo. Pero es inevitable avanzar en este sentido si hay voluntad de no ver el futuro en términos de treguas que duran seis meses, un año o dos años... hasta la preparación de la próxima guerra.
-¿Y si en el futuro no hubiera voluntad, de ninguna de las partes, de poner fin al conflicto?
-Creo que, del lado palestino, la falta de un consenso nacional en torno de una estrategia desde que Gaza y Cisjordania se separaron no facilita las cosas. Cualquier iniciativa tiene que tener un consenso general de cómo seguir en adelante. La iniciativa de Mahmoud Abbas de ir a las Naciones Unidas y tratar otra vía que no sean estas negociaciones bajo el auspicio de EE.UU. podría ser un camino, pero necesita un apoyo interno. La fragmentación que se vio en 2006 es la gran debilidad de los palestinos. Cuando Hamas ganó las elecciones fue rechazado por todo el mundo. Eso llevó a Hamas a empezar su propia pelea y querer dominar. Del lado de Israel, en los últimos diez años, lo que se ve es la desaparición de ese centro en el que la idea de tierra por paz predominaba. Hoy no se habla de eso, y la razón es probablemente una derechización de la política israelí. Desde 2001, la centroizquierda no llega al poder. Netanyahu es el dueño de la política israelí hoy. Voces de los sectores más de centroizquierda o hasta de centroderecha más racionales, pensando en una paz eventual, han desaparecido de la política israelí.
-Si mañana hubiera un cese del fuego, empezaran una tregua y las negociaciones, ¿cómo imagina esa escena del día después?
-En primer lugar, creo que para que haya un proceso de paz debe haber un gobierno de unidad palestino, la aceptación de ese gobierno de unidad por parte de Israel y el reconocimiento y la declaración del Estado palestino por parte de los actores más inmediatos: Israel, EE.UU., los países europeos. Y dejar los otros problemas a un proceso de negociación entre dos Estados reconocidos.
-No será fácil la convivencia.
-No, pero tampoco hay que ser determinista. Este conflicto también esconde procesos de convivencia, de diálogo, proyectos comunes entre israelíes y árabes, entre judíos y musulmanes, entre judíos, cristianos y musulmanes, que se dan en la sociedad civil, entre médicos, ingenieros, en la música. Todo esto se da, pero el conflicto lo tapa. Si de alguna forma empieza la declinación de la conflictividad probablemente estos sectores que rechazan la violencia empiecen a encontrar las formas de hacer valer una convivencia entre todos.

UN FUTURO POSIBLE. ¿CÓMO DESCRIBE LA INFLUENCIA DEL ISLAMISMO EN LA ESCALADA DEL CONFLICTO EN MEDIO ORIENTE?

La narrativa de las agrupaciones islamistas se basa sobre el dolor y la victimización de los musulmanes por parte de los colonizadores, las Cruzadas e Israel. Cuando digo "narrativas" no quiero decir ficción. Todo esto existe. Existe una historiografía árabe que mira las Cruzadas en forma muy distinta de la historiografía cristiana. Para los árabes, aquellos que vinieron lo hicieron para matar y para robar una civilización brillante en su momento. Todo esto está explotado. Evidentemente, cuando miran el mapa y saben que esto fue consecuencia del acuerdo entre Gran Bretaña y Francia en 1916, dicen que eso sucedió para separar a la comunidad musulmana. Estas narrativas dan credibilidad y justifican su accionar. Otra narrativa es la de la creación de Israel, que se presenta como la continuación del colonialismo británico. Todos estos elementos históricos se transforman en narrativas y tienen una función de movilización, reclutamiento y de llevar adelante el conflicto. Aunque las causas estructurales son otras, estos discursos son agravantes y es fácil jugar con las emociones en contextos conflictivos.

MANO A MANO VIVIR, ESTUDIAR Y PENSAR LA GUERRA

Su acento y la cadencia en su forma de hablar revelan, inmediatamente, orígenes extranjeros. De familia armenia, Derghougassian nació en el Líbano y vino a la Argentina en 1987, a los 24 años, cuando le ofrecieron ser editor de un diario vinculado a la comunidad armenia. No hablaba una palabra de castellano ni conocía Argentina, pero siempre le había fascinado América del Sur, la arqueología y el mundo incaico y, también, la figura del Che Guevara. Cuando llegó, en plena transición democrática, quedó cautivado por la figura de Alfonsín, su reconocimiento público del genocidio de los armenios y la movilización en defensa de la democracia, "que no es algo tan familiar en el Medio Oriente", cuenta alguien que sabe lo que es vivir en un país en guerra. Hoy, visto a la distancia, cree que el año 91 fue un punto de inflexión, cuando tuvo la oportunidad de hacer la maestría de Relaciones Internacionales en Flacso y, por lo tanto, la posibilidad de ingreso en el mundo académico en el que hoy es una figura de referencia. Desde entonces, Derghougassian, que no ha disociado la política de la guerra en la historia de su vida, se ha especializado en temas vinculados a los conflictos bélicos y seguridad internacional.