lunes, 14 de julio de 2014

“Decidí dejar de ser judío” Gilad Atzmon

Identidad. El músico y pensador Gilad Atzmon analiza y cuestiona el judaísmo y no cree en su existencia por fuera de las prácticas religiosas y el cuidado de las tradiciones. También critica a la izquierda israelí.
Gilad Atzmon.
El judaísmo es una religión del exilio y la identidad judía es producto del adoctrinamiento del exilio”, escribe Gilad Atzmon en los tramos finales de su libro La identidad errante , publicado por Editorial Canaán, que vino a presentar a Buenos Aires. El planteo del texto es poner en cuestión la idea de la existencia de una identidad judía por fuera de las prácticas religiosas y el cuidado de las tradiciones. Algo que ha generado muchas polémicas y le han valido a su autor toda serie de acusaciones no siempre fundadas.
En las valijas se trajo también su último compacto Songs of the metropolis , grabado en Londres, donde reside y a la que define como “una encantadora ciudad disfuncional”. Cuando se le pregunta por la relación del jazz con los ensayos y novelas que escribe, es como si buceara dentro suyo en busca de una respuesta que tarda un rato en llegar. “Mi forma de vivir es reinventarme y eso me gusta mucho. Soy un músico, me reinvento, mi identidad, mi historia. No puedo tocar otra cosa que jazz. Es práctico porque no tengo que leer música y no me gusta hacerlo. El jazz conecta mi oído con mi libido sin intervención del ojo, que es el gran obstáculo para pensar estética y éticamente. Porque el ojo lleva a un modo pseudopositivista, seudocientífico, creemos en lo que vemos, en lugar en prestar atención a nuestro interior. Cuando cierro los ojos veo muchas más cosas, me conecto más con mi alma. El jazz es el modo más amplio de expresar la humanidad. Siempre ocurre algo nuevo, y eso es lo que espero que suceda cuando me meto con la historia, la ética, la ideología: ver qué sucede. Cuando doy una charla, ellos me sienten y yo los siento.” Es el único momento en que su discurso pierde algo de su velocidad, pues ya cuando se le trae a colación un planteo de Joseph Roth de que quería seguir siendo judío por eso no iba a Israel, la respuesta es casi inmediata: “El judaísmo es una noción dinámica, sé que hay muchos aspectos en el asunto. Hay muchas posiciones Es muy común que los judíos traten de presentar al judaísmo como una forma de humanismo. No compro esa posición. Los judíos pueden ser humanistas, pero no a causa de su judaísmo sino a pesar de él. Pero si pensamos en grandes humanistas judíos como Hanna Arendt o en Einstein, fueron educados como alemanes, la influencia de sus antecesores judíos fue insignificante”.
“La identidad judía, o mejor dicho la judeidad, se presenta como diferentes formas de ideología que celebran el hecho de que los judíos formen parte del pueblo elegido. Eso genera una idea de supremacía, de excepcionalidad. La identidad judía significa varias cosas. Anoche no podía dormir y me puse a pensar en el peronismo. Es lógico encontrar el propio lugar en el país, en la cultura de uno, en la tierra, la lengua, el folclore que nos rodea. Es algo hermoso. Pero aparece un planteo formulado desde la izquierda: ‘la política de la identidad’. Trabaja con la identificación. Si usted es homosexual, lo que sucede es que le gusta relacionarse con gente del mismo sexo. Pero ser gay es otra cosa: una identidad política. Ser homosexual es una preferencia sexual, ser gay es otra cosa. Lo mismo pasa con el judaísmo y el sionismo. Una mujer es una mujer hasta que se dice que es feminista. La gente que se identifica con una idea pierde autenticidad. Y repite algo preestablecido. Es estúpido. Así se produce una especie de matriz depredadora de control y alienación. Al asociar a alguien con una identidad se lo puede controlar, tanto en lo que dice como en lo que hace. La mayor banalidad, pero instalada desde la izquierda”.
–Algo que tiene que ver con la corrección política… 
–En esto la corrección política es una tiranía, una forma de estalinismo, con la diferencia que con el estalinismo la gente sabía que era lo que no quería mientras que bajo la corrección política ya no se sabe qué se quiere.

–Es posible. ¿Cómo se ha propuesto usted, dejar de ser judío?
–Por supuesto, no pienso en términos de ser o no ser judío. Primero, porque no practico la religión judía. Tampoco cristiano, aunque me siento inspirado por Cristo, pero no me gusta la Iglesia. Amo a lo que tengo alrededor. Amar el vecindario es la mejor manera de dejar pensar el humanismo, el universalismo. Definitivamente no quiero participar del juego político del judaísmo.

–¿El antisemitismo no es como la contracara de la identidad judía?
–El antisemitismo reafirma el origen bíblico del pueblo judío. Una fantasía de origen medieval ¿Soy semita? Para nada, quien me mire me calificará de caucásico. No estoy en contra de la gente judía. No estoy en contra de la religión judía, ni de los que siguen las tradiciones. Me opongo a la idea de una identidad judía de la que no podemos salirnos, de la creencia en una supremacía que viene dada de sí. Y del exclusivismo. ¿Cuál es la diferencia entre un estado totalmente ario y un estado totalmente judío? De hecho, habiendo nacido en Palestina y siendo mi familia de origen judío, decidí dejar de serlo.

–¿Es posible una convivencia entre Israel y un estado palestino?
–Eso sería lo más deseable. Pero no es posible en tanto se mantenga la ideología etnocentrista. Los israelíes han judaizado el estado. Y en el nombre del judaísmo han colonizado y reprimido. Entonces no pueden vivir con nadie, ya no con los palestinos, sino tampoco con ellos mismos. Porque la supremacía interior no sirve para nada, es algo vacío.

–Se suele decir, con alguna sorpresa, que Israel, paradójicamente con su origen, se ha ido transformando en un estado fascista…
–Desde Israel se ha universalizado la ocupación del territorio. Cualquier judío puede instalarse en Israel, no le pasa lo mismo a un palestino. Puede pensarse que los judíos que fueron víctimas del nazismo no son en realidad los que se mudaron a Israel. Al principio no se hablaba del Holocausto, recién en 1957 se lo incorporó a la narrativa de la identidad judía. El sionismo es una ideología previa al nazismo. Y lo sobrevivió. En psicología se habla de los abusadores que se vuelven abusadores. Lo que proporciona una especie de coartada. Infligen sufrimiento porque son una banda de psicópatas. Y se quiere que se los acepte como tal. En lugar de sufrir junto a los demás, no muestran empatía en un contexto político hacia los demás. Sólo se mueven a favor de los judíos. En este proceso, la izquierda judía es el peor peligro. El poder judío es la capacidad de impedir que hablemos del poder judío, silenciarnos. De eso se ocupa la izquierda judía.

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