Por Robert Fisk *
En una época, utilizábamos recortes, montones de recortes de periódicos sobre lo que estábamos escribiendo: Israel, el Líbano, Irán, Gaza. De vez en cuando, incluso leíamos libros. Tal vez se deba a Internet, pero en la mayoría de nuestros informes parece que la historia empezó ayer o la semana pasada. Para los snobs, se llama la pérdida de la memoria institucional. Nosotros, los periodistas, parecemos sufrir de ella más que la mayoría. Nuestros lectores, sospecho, no lo hacen. Así que aquí vamos. “Israel hizo caso omiso de las crecientes llamadas internacionales a un alto el fuego y dijo que no va a parar su ataque devastador en Gaza hasta que se consiga ‘paz y tranquilidad’ en las ciudades del sur de Israel en la línea de fuego de cohetes palestinos. Delegados árabes se reunieron con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en Nueva York, instando a los miembros a adoptar una resolución que llame a un cese inmediato de los ataques israelíes y de un alto el fuego permanente.” Esto es de un informe de la Asociación de Prensa.
Ahora, éste es un editorial del Canadian National Post de derecha: “Noso-tros (sic) tenemos una gran simpatía por la gente común de Gaza. Los ataques de Israel esta semana contra la infraestructura del terrorismo, en la pequeña zona y densamente poblada, son sin duda muy duros para ellos, ya que los funcionarios y agentes de Hamas los utilizan como escudos humanos. Pero recuerden: todo lo que se requería para prevenir estos ataques era que los palestinos detuvieran su violencia contra los israelíes”.
Y aquí está The Guardian: “Ayer, mientras tres de sus hijos yacían muertos en el piso del hospital, Samouni estaba en una cama del piso de arriba en el hospital Shifa, recuperándose de las heridas en las piernas y los hombros, reconfortando a su hijo, Mohamed, de cinco años, quien había sufrido una fractura en el brazo”. “Es una masacre”, dijo Samouni. “Sólo queremos vivir en paz.”
Y, sólo por si acaso, esto es de Reuters: “Israel amplió ayer su feroz ofensiva aérea en la Franja de Gaza gobernada por Hamas durante las últimas décadas y se prepara para un posible ataque por tierra, después de un bombardeo de tres días que mató a 300 palestinos. Los aviones (israelíes) también atacaron las casas de dos altos comandantes del brazo armado de Hamas. Ellos no estaban allí, pero varios miembros de la familia estaban entre los siete muertos”. Y por último pero no menos importante, esto es del escritor Robert Fulford del Canadian Post: “Israel ya demostró ser la nación más moderada en la historia. Estableció un record histórico de moderación”.
Ahora, por supuesto, usted está familiarizado con todo lo que acaba de leer. Desde la semana pasada, Israel ha estado bombardeando a Gaza para evitar que los cohetes de Hamas lleguen a Israel. Los palestinos sufren de manera desproporcionada, pero es todo culpa de Hamas. Pero hay un problema.
El informe de la Asociación de Prensa se publicó ¡el 6 de enero de 2009, hace cinco años y medio! El editorial del Post fue impreso el 2 de enero del mismo año. El informe de The Guardian fue del 6 de enero de 2009, el de Reuters el 30 de diciembre del año anterior. Las 2008 tonterías de Fulford fueron publicadas el 5 de enero de 2009.
Curiosamente, sin embargo, nadie recuerda que la matanza de hoy es una repetición obscena –por ambos lados– de lo que sucedió antes, y de hecho antes todavía. El historiador israelí izquierdista Illan Pappe informó sobre cómo el 28 de diciembre de 2006 la organización israelí de derechos humanos
B’Tselem dijo que 660 palestinos habían muerto ese año, la mayoría en Gaza, incluidos 141 niños, y que desde el año 2000 las fuerzas israelíes habían matado a casi 4000 palestinos con 20.000 heridos. Pero apenas hubo una sola mención de todo esto en un solo informe sobre la última masacre en la guerra de Gaza.
¿Por qué? ¿Por qué nosotros, como lectores –por no hablar de nosotros los periodistas– nos permitimos participar en lo que yo sólo puedo llamar una memoria colectiva borrada? ¿Por qué no nos importa? O ¿por qué tememos que las explicaciones del recurrente derramamiento de sangre en Israel podrían llevar a los lectores a buscar razones más profundas y que los “amigos” de Israel en el extranjero nos podrían acusar a nosotros, pobres inofensivas periodistas, de sugerir que Israel –por no hablar de los corruptos de Hamas– se dedica a una cada vez más despiadada guerra, infinitamente más perversa y obscena que lo que sugiere nuestro soso reportaje de estilo agencia?
Pero para terminar, aquí hay un informe de Reuters sobre Mosul que sonará muy familiar para los lectores de las últimas semanas: “Los insurgentes incendiaron estaciones de policía, robaron las armas y descaradamente vagaron por las calles de Mosul, mientras la tercera ciudad más grande de Irak parecía caer fuera de control”. Un pequeño problema, por supuesto. Este despacho de Reuters fue presentado en 2004 –¡hace 10 años!
Me temo que la memoria borrada se trata del contexto. Se trata de la forma en que los ejércitos y los gobiernos nos quieren hacer creer u olvidar lo que están haciendo, se trata de la cobertura histórica, y es sobre –y cito a la maravillosa periodista israelí Amira Haas– “el monitoreo de los centros de poder”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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