jueves, 4 de julio de 2013

Egipto: quo vadis?

Mursi ha sido desalojado del poder por los militares, que han retornado al primer plano de la escena política con su golpe de mano
Egipto: quo vadis?
Tahrir celebra el derrocamiento de Mursi./ Afp
04.07.13 

La función terminó. El presidente Mursi ha sido desalojado del poder por los militares, que han retornado al primer plano de la escena política con su golpe de mano. Los Hermanos Musulmanes, que habían acumulado buena parte del poder ejecutivo y legislativo en la fase post-Mubarak, han sido desalojados convirtiéndose en un apestado del que todos reniegan debido a su controvertida gestión de gobierno. La situación sobre el terreno, sin embargo, es mucho más compleja de lo que pudiera parecer.
Las Fuerzas Armadas son, sin ninguna género de dudas, los principales beneficiarios de la nueva situación: han conseguido recuperar el protagonismo político y, además, han dado a su golpe de estado una fachada democrática al contar con el respaldo de buena parte de las fuerzas políticas seculares y de las personalidades religiosas. También la calle egipcia le ha otorgado su apoyo a pesar de que en el pasado los militares no se distinguieron precisamente por sus credenciales democráticas, sino más bien todo lo contrario. Naser, Sadat y Mubarak, los tres presidentes que se sucedieron desde 1954, fueron todos ellos militares autocráticos que persiguieron las libertades públicas y fomentaron un sistema de partido único. Tras la revolución del 25 de enero de 2011, el mariscal Tantawi maniobró para que los militares conservaran todas sus prerrogativas (carácter secreto de sus cuentas, control de una tercera parte de la economía y mantenimiento de tribunales militares para civiles). Tampoco demostraron excesivo celo a la hora de investigar las violaciones de los derechos humanos o en llevar a juicio a los responsables de las más de mil víctimas caídas en los dos últimos años y medio.
A pesar de que Abdel Fattah Sisi, ministro de Defensa y nuevo hombre fuerte de Egipto, se ha cifrado como una de sus prioridades la reconciliación nacional, parece difícil que ésta vaya a impulsarse si los Hermanos Musulmanes son ilegalizados y sus dirigentes son encarcelados. No debe olvidarse que dicha formación cuenta con un amplio respaldo popular, tal y como demostraron en las elecciones legislativas y presidenciales en las cuales se consagraron como la principal fuerza política del país. Por lo tanto, el sentido común aconsejaría que la transición no repita los errores del pasado y no excluya a ninguna fuerza política, lo que evitaría una mayor polarización social y un eventual derramamiento de sangre. La delicada situación económica en la que se encuentra el país así lo aconseja.

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