Martin Dempsey, presidente de la Junta de jefes del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos
Al financiamiento por parte de Estados Unidos y las potencias europeas a las fuerzas irregulares que operan en Siria, ahora se suma una posibilidad que flota en el aire desde que comenzó el conflicto interno en la nación árabe, hace más de dos años: una abierta invasión militar.
El portavoz de esta idea fue el general estadounidense, Martin Dempsey, que preside la Junta de jefes de Estado Mayor de la potencia del norte. Dempsey afirmó esta semana en el Senado que la Casa Blanca analiza varias posibilidades con respecto a Siria, entre la que se encuentra un ataque militar.
Las palabras del alto mando castrense fueron pronunciadas en una audiencia senatorial que evalúa si aprueba su nuevo mandato por dos años. Dempsey señaló que “puso en manos” del presidente Barack Obama varias opciones para el uso de la fuerza contra Siria y que esas variables son consideradas por las agencias federales del país.
El militar no dio más detalles al respecto, pese a que los miembros del Senado lo presionaron para que explicara mejor la posible estrategia armada. Al ser consultado por el senador republicano Lindsey Graham sobre la situación actual del conflicto sirio, Dempsey reconoció que las Fuerzas Armadas sirias mantienen la iniciativa en el enfrentamiento a las bandas armadas, financiadas desde el exterior y que buscan derrocar al presidente Bashar Al Assad.
Hasta el momento, la Casa Blanca ha negado una intervención militar en Siria, aunque reconoció el envío de ayuda financiera y comunicacional a los grupos mercenarios, entre los que se encuentra el Frente Al Nusra, brazo de Al Qaeda en la nación árabe. Igualmente, la administración Obama impulsa la salida de la presidencia de Al Assad, mientras que senadores como el demócrata Carl Levin y el republicano John McCain presionan para que Washington intervengan militarmente.
Por su parte, el diario The Daily Telegraph citó declaraciones de Salim Idris, general del opositor Ejército Libre Sirio (ELS), quien criticó al primer ministro británico, David Cameron, por abandonar sus planes de armar a los grupos irregulares. Idris argumentó que si Gran Bretaña no entrega armamento al ELS, se abre “el camino para que Al Qaeda domine en las filas de las fuerzas opositoras”.
Las declaraciones de Idris se contraponen a denuncias, tanto del gobierno sirio como de investigaciones periodísticas, que afirman que dentro del ELS varios comandantes pertenecen a Al Qaeda. Pese a la negativa de enviar armas a los mercenarios, esta semana el canciller William Hague, declaró en el Parlamento que el gobierno suministrará a los irregulares equipos para protegerse contra las armas químicas y biológicas “con carácter de especial urgencia”. Hasta ahora, ningún gobierno ni la ONU han presentado pruebas concretas de que la administración siria posea armamento de destrucción masiva.
Una muestra de la postura británica se conoció en junio de 2012, cuando el propio Hague declaró públicamente que su gobierno envió 2,23 millones de dólares a la oposición siria, con el objetivo de “aumentar la presión y el aislamiento” contra Al Assad.
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