Medida tomada por las nuevas autoridades del país
Un palestino sale de uno de los túneles que conecta la Franja de Gaza con Egipto. | Efe
Francisco Carrión | El Cairo
- Los palestinos empiezan a sufrir escasez de combustible y de materiales
- A su vez, aumentan los precios en los bienes de primera necesidad
La Península del Sinaí es el eterno talón de Aquiles de las fuerzas de seguridad egipcias. Los ataques a policías y soldados se han recrudecido desde el derrocamiento del islamista Mohamed Mursi. Y una de las principales víctimas de la ofensiva militar es la vecina Franja de Gaza. Los uniformados han destruido cerca del 80% de los túneles de contrabando y los palestinos han comenzado a sufrir escasez de combustible y materiales de construcción y un aumento de los precios en los bienes de primera necesidad.
El cierre de los túneles horadados en la frontera se inició el pasado agosto tras la muerte de 16 guardafronteras egipcios. Y el golpe de Estado del pasado 3 de julio ha acelerado los trabajos. Según el coordinador especial de la ONU para el proceso de paz de Oriente Próximo, Robert Serry, la situación es cada vez más precaria. "Como resultado de las acciones contra las actividades ilegales, el 80% de los túneles ha dejado de funcionar", indicó el diplomático holandés, preocupado por el agravamiento de las ya duras condiciones económicas y humanitarias de Gaza.
La Franja es una porción de tierra de 40 kilómetros de largo y 9,5 kilómetros de ancho que habitan 1,7 millones de palestinos. La toma del control de Gaza por el movimiento islamista Hamas en junio de 2007 desencadenó el bloqueo israelí. Hoy -a pesar de que Tel Aviv ha suavizado la importación- la entrada y salida de bienes y personas siguen encontrando limitaciones. Y la situación económica es de extrema fragilidad: la tasa de paro, por ejemplo, se sitúa en el 32%. Serry reconoce que aunque el paso israelí usado para el transporte de bienes ha permanecido abierto, la inquietud principal es el acceso a Gaza de productos básicos como los materiales de construcción.
La ruta del pollo frito
De hecho, una de las consecuencias de la escalada militar en el Sinaí y el cierre del paso fronterizo de Rafah es el aumento de los precios de los productos básicos. Los túneles habían servido hasta ahora para introducir cemento, coches por piezas, armas, cigarrillos o -en uno de los últimos usos para reactivar el contrabando- el pollo frito del gigante estadounidense Kentucky Fried Chicken desde una franquicia de la ciudad egipcia de El Arish.
A principios de semana, el ministro de Economía de Gaza, Ala al Rafati, calculó que desde el pasado mes la demolición de los túneles ha costado a la Franja alrededor de 230 millones de dólares (175 millones de euros), aproximadamente una décima parte de su Producto Interior Bruto (PIB). Hamas, crítico con la ausencia de gestos del ex presidente y sus hermanos islamistas egipcios durante su año de mandato, compara la situación con el bloqueo israelí de 2007. Ahora, en cambio, los artífices del aislamiento son las nuevas autoridades egipcias. "La mayoría de los túneles han sido destruidos y los pocos que siguen abiertos están paralizados", apuntó hace unos días el portavoz de Hamas, Sami Abu Zuhri.
Las Fuerzas Armadas han redoblado sus esfuerzos en el Sinaí para acabar con lo que consideran los zarpazos del "terrorismo y la violencia". Desde la caída de Mursi, los ataques de 'yihadistas' contra comisarías de policía y puestos de control se han convertido en una pesadilla diaria. De hecho, el comandante en jefe del ejércitoAbdelfatah al Sisi pidió ayer que los egipcios tomen las calles mañana viernes para dar "una autorización" a ejército y policía con el objetivo de enfrentarse a la amenaza terrorista.
La petición -que los Hermanos Musulmanes tildaron de "llamada explícita a la guerra civil"- parte, según explicó un alto funcionario egipcio al diario estatal 'Al Ahram', del convencimiento de que la Hermandad está instigado el terrorismo en Sinaí. En una entrevista reciente con ELMUNDO.es, el destacado miembro de la cofradía Mohamed el Beltagui negó tal acusación: "No tenemos nada que ver con lo que sucede en el Sinaí, pero forma parte de la ira del pueblo contra el golpe. Ya dije que si la asonada fracasa, la furia cesará".
Dos años y medio después de las revueltas que precipitaron el ocaso de Mubarak, la inestabilidad se ha agravado en el Sinaí. Por sus áridos confines campan a sus anchas extremistas obsesionados con el emirato islámico; contrabandistas de armas, drogas o personas; saboteadores de gasoductos y beduinos hartos de décadas de ostracismo y reivindicaciones autonomistas incumplidas.
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