Fuerzas de seguridad dispararon contra manifestantes que protestaban contra el derrocamiento del presidente Mohamed Mursi. (EFE)
Agencias
La cifra de víctimas mortales tras el violento desalojo de las acampadas de El Cairo y la posterior represión de las manifestaciones de los partidarios de Mohamed Mursi asciende ya a 638, según ha confirmado el Ministerio de Salud del país. Los heridos son 3.994. Sin embargo, los Hermanos Musulmanes hablan de más 2.000 muertos.
La violencia comenzó el miércoles al amanecer, cuando la policía y las fuerzas del orden egipcias entraron en los dos campamentos instalados -tras el derrocamiento de Mursi- en plazas de la capital. Lo hicieron a la fuerza y sin contemplaciones. De los 638 muertos, 288 fallecieron en estos campamentos. El resto en las distintas protestas violentas que se han sucedido a lo largo del país.
Se trata de los disturbios más graves en Egipto desde el inicio de la Primavera Árabe, que dejaron más de 570 muertos, y no se descartan nuevos enfrentamiento violentos después de que grupos islamistas hayan convocado para este viernes un nuevo "viernes de la ira" contra el gobierno de transición.
Pese a la gran cantidad de víctimas, la violencia continuó en la jornada de hoy: en el norte de la península de Sinaí, presuntos extremistas mataron a cinco soldados egipcios en Al Arish. En esa ciudad murió además un policía, cuando extremistas abrieron fuego contra el club de oficiales de la policía. En el barrio cairota de Gizacientos de islamistas asaltaron oficinas de la administración provincial. Según las fuerzas de seguridad, se desató un incendio.
El Ministerio del Interior ha instruido a la policía para que dispare, a partir de ahora, con munición pesada contra saqueadores y sabotedores. En un comunicado dice que la decisión se tomó tras los "ataques terroristas de la organización de los Hermanos Musulmanes contra diferentes instalaciones del gobierno y de la policía en varias provincias". De esta manera se busca evitar que los edificios públicos sean incendiados y se roben armas de las comisarías.
Pese a las masivas críticas internacionales al violento proceder de las fuerzas de seguridad, el gobierno defiende su actuación. En varias regiones del país rige el estado de emergencia.
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