La primavera árabe y los conflictos en Cercano Oriente suponen nuevos e importantes desafíos para la politica exterior alemana, en especial en lo que a derechos humanos respecta.
¿Hacia adónde van las revoluciones en los países árabes? Ese es uno de las interrogantes de la política exterior alemana, después de que los acontecimientos tomaran un rumbo distinto al esperado. Alemania respaldó desde un inicio los reclamos de democracia que desataron las revueltas. “La política exterior alemana dejó en claro su respaldo al respeto de los Derechos Humanos en tiempos de grandes transformaciones sociales, y pidió a los gobiernos emergentes que ofrecieran nuevas perspectivas y derechos fundamentales a todos los grupos sociales y religiosos”, afirma el portavoz del ministerio alemán del Exterior, Andreas Peschke.
Alemania había cooperado con los viejos regímenes en Túnez y Egipto, tanto en política de seguridad, como en el ámbito migratorio y comercial. “Eso no significa que Alemania haya mantenido más tiempo en el poder a los regímenes en ambos países”, afirma, por su parte, Hajo Lanz, director del área de estudios sobre Medio y Cercano Oriente/ África del Norte en la Fundación Friedrich Ebert, cercana al Partido Socialdemócrata alemán (SPD). Sin embargo, el experto reconoce que, en el marco de la política europea hacia esa región, se sobrevaloraron la seguridad y el desafío migratorio dejando a un lado cuestiones prioritarias para la población, como son los Derechos Humanos, la transparencia, la participación en procesos políticos y la libertad de prensa. “Eso sí es recriminable”, afirma Lanz.
Objetivos políticos
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu y la canciller alemana, Angela Merkel.
En eso coincide el presidente de la Comisión para el Exterior del Parlamento alemán, el cristianodemócrata Ruprecht Polenz. “El gobierno alemán tiene cinco objetivos políticos en la región: cooperación económica, política migratoria y de refugiados, combate al terrorismo internacional, y la seguridad de Israel en el marco de una solución de dos Estados, bajo el cual el Estado judío pueda vivir en paz con sus vecinos. El político añade que, en general, Alemania respalda los procesos de modernización, democratización, estado de derecho y derechos humanos, aunque en esto último se ha quedado corto”, afirma.
Según Polenz, Alemania debe hacer más para promover los derechos humanos y el Estado de derecho, sobre todo en Egipto, lo que beneficiaría de manera decisiva a sectores que se han visto afectados, como, por ejemplo, el turismo. “Podrá recuperarse en cuanto se reestablezca la seguridad en el país”, afirma.
Para Andreas Peschke, independientemente del desenlace del referéndum en Egipto, lo que es decisivo para el futuro político del país es que todos los grupos sociales y religiosos se sientan representados en la nueva Constitución.
Muy diferente es la política exterior alemana hacia Siria, en donde la violencia no cesa. Hajo Lanz considera que, dada la compleja red de alianzas internacionales en la región, Alemania haría bien en mantener reserva. El experto considera atinado respaldar a la recién fundada alianza de opositores, aunque no necesariamente con armas. “Hay que considerar hasta qué punto eso conduciría a una mayor escalación en una ofensiva militar de por sí cercana al genocidio por parte de las fuerzas del régimen", advierte.
Siria y el conflicto israelí-palestino
Guido Westerwelle habla con homólogo de Emiratos Árabes Unidos en Marrakesh durante cumbre de "Amigos del pueblo sirio".
El gobierno alemán reconoció a la Coalición Nacional Siria como la legítima representación del pueblo sirio, de la que espera cuestiones concretas como la conformación de una plataforma en la que tengan cabida cristianos, curdos, y alavitas. “Esperamos que que la coalición utilice su influencia para impedir ataques a civiles y violaciones a los Derechos Humanos”, afirma Peschke.
En el conflicto israelí-palestino Alemania también enfrenta un desafío. La decisión de no votar contra la petición de los palestinos de ser aceptados ante la ONU como un Estado observador fue una señal inconfundible a Israel, que esperaba que Alemania votara en contra. "Alemania actuó así porque los palestinos retomaron amplias propuestas del Cuarteto para Oriente Medio en su texto de resolución", afirma Polenz. "Sobre todo, reconocieron la existencia de Israel bajo las fronteras de 1967, lo que convirtió a la petición palestina en una oportunidad de solución del conflicto, y eso tuvo el reconocimiento de Alemania".
Autora: Kersten Knipp/ Eva Usi
Edición: Cristina Papaleo
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